Page 1 of 113
1 2 3 113

La inteligencia artificial en la docencia: Tecnología con sentido humano

Por: Luz Palomino/CII-OVE

La incorporación de la inteligencia artificial (IA) en los entornos educativos ha transformado la manera en que se enseña y se aprende. En América Latina, donde la educación enfrenta desafíos estructurales y sociales, la IA representa una oportunidad para ampliar el acceso al conocimiento y personalizar la enseñanza. Sin embargo, también plantea preguntas éticas y pedagógicas: ¿cómo integrar la tecnología sin perder el pensamiento crítico, la reflexión y la dimensión humana de la educación?

La IA como herramienta pedagógica, no como sustituto

La IA puede facilitar el trabajo docente, pero nunca debería reemplazarlo. El educador sigue siendo quien interpreta, orienta y genera el diálogo. Como señala Freire (1970), “enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades para su producción o construcción”. En ese sentido, el uso de la IA debe orientarse a crear espacios de aprendizaje donde l@s estudiantes analicen, cuestionen y produzcan conocimiento propio.

Por ejemplo, en una clase de historia, l@S participantes pueden utilizar una herramienta de IA para elaborar una línea de tiempo sobre la independencia latinoamericana y, posteriormente, debatir sobre los sesgos o vacíos presentes en la información obtenida. Esta práctica no solo fomenta la alfabetización digital, sino también la conciencia crítica ante las fuentes tecnológicas.

Reflexión ética y alfabetización digital crítica

El uso de la IA en el aula exige una formación ética tanto en docentes como en estudiantes. Comprender el funcionamiento de los algoritmos, la protección de datos y la autoría de los textos son competencias necesarias en el siglo XXI. En una clase de lengua, por ejemplo, l@s estudiantes podrían comparar un texto generado por una IA con otro escrito por ellos mismos, analizando diferencias en estilo, creatividad y profundidad. De esta manera, se promueve la reflexión sobre lo humano en el acto de escribir.

Inclusión y personalización del aprendizaje

Uno de los aportes más valiosos de la IA es su capacidad para ofrecer apoyo individualizado. En contextos latinoamericanos, donde existen desigualdades significativas, estas herramientas pueden ayudar a nivelar oportunidades. Plataformas como Khanmigo de Khan Academy permiten acompañar a los estudiantes según su ritmo y necesidades, siempre bajo la guía del docente, quien interpreta las emociones, motiva y contextualiza el aprendizaje.

El valor insustituible de la dimensión humana

Aunque la IA puede generar actividades, ejercicios o materiales didácticos, no puede reemplazar el encuentro humano ni la empatía que se produce en el aula. El vínculo afectivo entre docente y estudiante sigue siendo el eje de toda práctica educativa. Un profesor puede utilizar la IA para crear dilemas éticos o casos sociales y, luego, abrir un debate donde los alumnos argumenten, escuchen y reflexionen colectivamente. Así, la tecnología actúa como disparador del pensamiento crítico, no como su reemplazo.

Imagen creada con IA

Hacia una pedagogía crítica con tecnología

El desafío para los docentes del siglo XXI consiste en integrar la IA dentro de un marco de pedagogía crítica y humanista. Esto implica utilizar la tecnología como medio para potenciar el juicio, la creatividad y la capacidad de análisis. Dussel (2023) recuerda que “las tecnologías no reemplazan el juicio pedagógico ni el encuentro educativo”; solo lo amplían si se usan con sentido ético y reflexión.

Educar con IA, por tanto, no significa delegar el aprendizaje en una máquina, sino enseñar a los estudiantes a pensar, cuestionar y decidir en un entorno cada vez más automatizado. La tarea del docente consiste en mantener viva la dimensión humana del aprendizaje: el diálogo, la empatía, la cooperación y el pensamiento crítico.

La inteligencia artificial puede ser una aliada de la docencia si se emplea con criterio pedagógico. Lejos de deshumanizar la educación, puede liberar tiempo para que los docentes se centren en el acompañamiento emocional y en la formación ética de sus alumnos. La clave está en que la tecnología no sustituya la reflexión, sino que la potencie. En palabras de Freire (1970), el objetivo de educar sigue siendo el mismo: formar seres humanos capaces de transformar su realidad a través del pensamiento y la acción.

Algunas inteligencias artificiales gratuitas que se pueden usar en el aula

En la actualidad, existen diversas herramientas de inteligencia artificial que los docentes pueden integrar en el aula de forma gratuita y segura, siempre bajo criterios pedagógicos y éticos. Estas plataformas permiten diseñar materiales, fomentar la creatividad y personalizar la enseñanza, sin sustituir el rol del educador. A continuación, se mencionan algunas de las más útiles:

  1. Khan Academy (Khanmigo) – Tutor virtual gratuito que utiliza IA para acompañar a estudiantes en diversas asignaturas, especialmente matemáticas, ciencias y comprensión lectora. Promueve el aprendizaje autónomo y el pensamiento crítico.
  2.  Google Gemini (antes Bard) – Herramienta de conversación y generación de ideas que puede emplearse para crear actividades, textos o proyectos. Útil para que los alumnos investiguen y contrasten información de manera crítica.
  3.  ChatGPT (versión gratuita) – Recurso versátil para formular preguntas, generar ejemplos o simular diálogos educativos. El docente puede usarlo como base para ejercicios de análisis, redacción o debate.
  4.  Teachable Machine (Google) – Plataforma que permite a los estudiantes crear modelos de IA simples (como reconocimiento de imágenes o sonidos) de forma visual y sin necesidad de programar. Ideal para introducir el pensamiento computacional.
  5.  Canva for Education – Aunque no es exclusivamente de IA, incluye funciones de generación automática de textos e imágenes. Permite crear presentaciones, carteles y recursos didácticos colaborativos.
  6.  QuillBot y Grammarly – Herramientas gratuitas que ayudan a mejorar la escritura en inglés y español, promoviendo la revisión crítica y la corrección autónoma del lenguaje.
  7.  Diffit y MagicSchool AI – Plataformas dirigidas a docentes que generan fichas, preguntas y materiales personalizados según el nivel del estudiante, útiles para adaptar la enseñanza a distintas capacidades.

Estas herramientas, utilizadas con criterio pedagógico, pueden favorecer la motivación, el debate y la construcción de conocimientos significativos, especialmente cuando se combinan con metodologías activas como el aprendizaje basado en proyectos o el aula invertida. No obstante, su eficacia depende del acompañamiento reflexivo del docente, quien debe orientar el uso de la IA hacia el desarrollo del pensamiento crítico, la ética digital y la autonomía intelectual.

Referencias

Dussel, I. (2023). Educación, tecnología y desigualdad. Universidad Nacional de San Martín.
Freire, P. (1970). Pedagogía del oprimido. Siglo XXI Editores.
García, M., & Sanz, L. (2022). Educación y pensamiento crítico en tiempos de IA. Revista Iberoamericana de Educación.
Nussbaum, M. (2010). Sin fines de lucro: Por qué la democracia necesita de las humanidades. Katz Editores.
UNESCO. (2023). Recomendación sobre la ética de la inteligencia artificial. París: UNESCO.

Comparte este contenido:

Francisco Villar: «Las pantallas no sirven para educar, porque están pensadas para reducir el esfuerzo»

Las medidas para limitar el uso de pantallas ponen de actualidad el libro ‘Sin pantallas’, del psicólogo clínico Francisco Villar. Lo entrevistamos para que aclare ideas fundamentales, como que la educación exige esfuerzo. Las pantallas, que son herramientas para facilitar el trabajo, son nocivas en la etapa de formación donde no se trata de producir, sino de aprender.

Sin pantallas se publicó en 2024, con ilustraciones de Sara Caballería que adaptan para los chicos y chicas a partir de 9 años las ideas que Francisco Villar, doctor en Psicología por la Universidad Autónoma de Barcelona y experto en prevención de conducta suicida y en terapia familiar, expuso en Cómo las pantallas devoran a nuestros hijos. Es una de las voces críticas de referencia sobre el efecto de los móviles en los menores de edad. En esta entrevista abordamos el reto que suponen para los profesores.

 

Parece haber llegado la hora de la alarma y el miedo frente a las pantallas. ¿Cómo afrontar la cuestión con ecuanimidad?

–Es fundamental que los niños y adolescentes enfrenten la vida con cierta tranquilidad y calma, sabiendo que los adultos estamos ahí para acompañarlos. No se trata de asustarlos, sino de ayudarlos a entender por qué los padres tomamos ciertas decisiones. Ese era uno de mis objetivos: comunicarles de forma clara el porqué de los límites y orientaciones que damos en casa.

¿Cómo llegó a especializarse en este tema?

–Mi carrera profesional comenzó cuando me pidieron que me ocupara de manera monográfica de la conducta suicida en la infancia. Trabajo en el Hospital Sant Joan de Déu, un centro de referencia en Cataluña. En 1998, se intentó establecer una unidad especializada en la atención de adolescentes con intentos de suicidio, dentro del proceso de especialización de la salud mental. Se crearon unidades para trastornos de la conducta alimentaria, trastornos psicóticos, del aprendizaje, del espectro autista, toxicomanías y abuso sexual. Sin embargo, la unidad específica para la conducta suicida no lograba encontrar profesionales dispuestos a asumirla.

En 2013, me pidieron que me hiciera cargo de esta unidad a nivel hospitalario. Mi trabajo consiste en atender a los chicos ingresados por intentos de suicidio y abordar su problemática con la familia. Inicialmente, mi primera reacción fue negarme, como haría cualquiera al enfrentarse a un desafío de esta magnitud. Pero luego, con la conciencia del sufrimiento humano y mi formación en psicología clínica y terapia familiar, acepté el encargo. Desde entonces, llevo 12 años dedicándome exclusivamente a la atención de familias con un menor de edad que ha intentado o pensado en quitarse la vida. Durante este tiempo, he sido testigo de la transformación del mundo digital y su impacto en la salud mental de los jóvenes.

¿Cómo ha evolucionado este fenómeno?
–Cuando empecé, en el año 2000, atendíamos a unos 250 chicos en urgencias por intentos de suicidio. En los últimos tres años, esa cifra se ha multiplicado por cuatro, llegando a más de 1.000 casos anuales. Es una situación tremenda. A esto se suma otro problema: en Cataluña, y probablemente en toda España, están cerrando aulas en los colegios porque hay menos niños, pero al mismo tiempo los dispositivos de salud mental están más desbordados que nunca. ¿Cómo es posible que haya menos niños y sin embargo más problemas de salud mental en la infancia y adolescencia?

En mi práctica diaria, me encuentro con casos que hace unos años eran impensables:

-Niñas de 13 años que han sido acosadas sexualmente en redes por adultos que se hacen pasar por adolescentes.

-Jóvenes que, para mantener el contacto con su país de origen, pasan las noches enteras chateando por Instagram, lo que les genera problemas de sueño, afecta su estado de ánimo y su rendimiento académico.

-Casos de ciberacoso que van más allá del acoso escolar tradicional.

Cada vez me preocupaba más el «vaciado» de habilidades en los adolescentes. Veía chicos que, al enfrentarse a una situación difícil, no sabían qué hacer y simplemente pedían que alguien les resolviera el problema.

Además, el acceso a la pornografía desde edades muy tempranas ha generado una distorsión preocupante en la sexualidad de los jóvenes. Se han documentado casos en los que adolescentes no encuentran satisfacción en una relación real porque su umbral de excitación ha sido elevado artificialmente por el consumo de pornografía extrema.

«Me preocupa el vaciado de habilidades en los adolescentes, que no saben qué hacer y piden que otro les resuelva el problema «

Los adolescentes comprenden los riesgos de las pantallas, pero sienten que no tienen alternativas. ¿Los adultos hemos dejado de ofrecerlas?

–Exactamente. Nos han enredado en un modelo en el que los padres somos solo «suministradores de recursos». Si todo lo que hacemos es proporcionarles entretenimiento, ellos no desarrollan la capacidad de buscar sus propias soluciones. Cuando mi hija me dice «papá, me aburro», en lugar de darle una pantalla, le digo: «búscate la vida». Ese es un acto de confianza en su capacidad para generar sus propias propuestas.

Los niños y adolescentes necesitan espacios para desarrollar su creatividad y autonomía. Cuando en los colegios se prohibieron los móviles en el recreo, al principio los chicos se quedaron sin saber qué hacer. Pero en poco tiempo empezaron a pedir tableros de ajedrez, juegos y organizar nuevas actividades. El problema es que hemos incapacitado a nuestros hijos para que se hagan propuestas. Pero si eliminamos el distractor y permitimos que vuelvan a conectar con su capacidad de juego y exploración, empiezan a surgir nuevas opciones.

¿Hay evidencia de que reducir el tiempo de pantallas mejora la salud mental de los niños?

–Sí, hay estudios muy interesantes. En uno de ellos, se seleccionaron 1.000 familias y se les hizo un experimento:

-A 500 familias se les pidió que retiraran las pantallas de la convivencia del hogar durante dos semanas.

Los resultados mostraron que, solo con eliminar el distractor, los niños mejoraron en:

-Ansiedad y depresión.

-Conductas prosociales.

-Juego activo (+45 minutos al día).

Esto confirma algo fundamental: los niños sanos no necesitan que los estimulemos artificialmente, solo hay que evitar fastidiarlos con estímulos innecesarios.

«Los niños sanos no necesitan ser motivados con estímulos artificiales»

¿Cómo afectan el «umbral del placer» y los estímulos digitales a la motivación de los adolescentes?

–Pensemos en una persona adicta a una droga. Al principio, una pequeña cantidad le genera placer, pero con el tiempo necesita dosis más altas porque su umbral de placer ha aumentado. Con las pantallas ocurre algo similar: los adolescentes reciben estimulación pasiva y constante de los circuitos de recompensa de su cerebro. Cuando intentan realizar una actividad que requiere esfuerzo, como leer un libro o estudiar, les parece aburrido en comparación con la dopamina inmediata que les proporcionan TikTok o los videojuegos. Si un adolescente expuesto a la pornografía desde los 12 años llega a una relación real, puede encontrarse con problemas de excitación porque los estímulos normales ya no son suficientes.

Lo mismo ocurre con la educación: si un niño está acostumbrado a recibir placer inmediato de una pantalla, el aprendizaje le resulta poco atractivo. Por eso, tenemos que ayudar a los chicos a recuperar el placer del esfuerzo, del descubrimiento y de la interacción real. Los padres y educadores debemos confiar en que los niños tienen la capacidad de desarrollar sus propias soluciones. No se trata de prohibir por prohibir, sino de generar alternativas.

Si eliminamos el distractor digital, los niños y adolescentes volverán a generar propuestas. Volveremos a ver a los padres y niños conquistando los parques. No necesitamos llenarles la vida de estímulos; solo tenemos que dejar espacio para que encuentren los suyos.

«Si un niño recibe placer de una pantalla, pierde el interés por aprender, descubrir e interactuar en la realidad»

¿Es posible que los profesores hayamos dejado de creer en la capacidad de trabajo de los alumnos, cuando les ponemos objetivos inmediatos, de aquí a mañana como mucho, o incluso solo para el final de la clase?

–Es como si estuviéramos ante una alienación general de la educación. En lugar de corregir el problema, intentamos paliarlo con soluciones superficiales. Me recuerda a lo que pasa con los optometristas: ponen gafas porque los niños no ven bien, pero nadie se pregunta por qué los niños ven peor ahora que antes. Del mismo modo, en educación tomamos decisiones que terminan afectando negativamente a los alumnos en habilidades que antes podían desarrollar con normalidad.

Muchos profesores me dicen: «Ya no puedo poner el mismo examen que hace cinco años». Lo he escuchado miles de veces. ¿Qué hacen entonces? Lo ponen más fácil. Muy bien, bravo, pero si todos hacemos lo mismo, estamos estafando a nuestros alumnos. Pasan horas en el colegio, están ahí para aprender, y el aprendizaje es fundamental, incluso como prevención del suicidio.

¿Por qué? Porque la capacidad de comprensión lectora y el coeficiente verbal aumentan con la escolarización, y estos son factores clave para la prevención del suicidio. La vida es una narrativa, y si no la entiendes, si no puedes darle sentido, es más fácil caer en la desesperación. Si impedimos que los niños adquieran habilidades lingüísticas y cognitivas, les privamos de herramientas para experimentar otras vidas, para empatizar, para interpretar el mundo. Decimos que «una imagen vale más que mil palabras», pero solo cuando tienes mil palabras que le den significado a esa imagen.

El lenguaje genera imágenes, pero el esfuerzo cerebral es necesario para construirlas. Hacer que los niños se esfuercen mentalmente es como hacer que practiquen deporte: es sano para ellos. Las conexiones cerebrales no surgen de la nada; se crean con propuestas desafiantes, con esfuerzo repetitivo que se transforma en aprendizaje. La etapa de crecimiento es la más propicia para generar estas conexiones, pero si no se acompaña de entrenamiento, ¿cómo se van a desarrollar?

«Las conexiones cerebrales no se forman si no hay esfuerzo. Si se lo negamos a nuestros alumnos, les estamos estafando «

Si la clave es exigir más a los alumnos, implica más exigencia para el profesor. Pero ¿qué sindicato pedirá que se exija más trabajo a los profesores?

–Para mí, el reto no es solo exigir más a los alumnos, sino preguntarme: ¿soy yo quien ha caído en la dinámica de reducir cada vez más el esfuerzo? Los profesores necesitan más apoyo, y eso es indiscutible. El problema es que se han pedido más docentes y nos han mandado pantallas que solo complican más la enseñanza. Sabemos que estas herramientas no ayudan realmente al aprendizaje. Ahora todo se automatiza: LinkedIn te hace presentaciones, resúmenes de artículos, te escribe emails y ensayos con citas incluidas. Si todo lo hace la tecnología, ¿qué papel nos queda en la educación? Porque en educación no queremos que los niños produzcan, queremos que desarrollen conexiones cerebrales. Y a veces, menos trabajo producido significa más trabajo mental, pero para eso hay que generarles un esfuerzo real.

La educación no debería centrarse en la productividad externa, sino en lo que queda dentro del alumno. Lo que mis hijos hacen en el colegio, sus fichas y trabajos, pueden perderse en la próxima mudanza, pero lo importante es lo que se llevan en su interior. Y sin embargo, a veces los veo volver a casa sin ganas de aprender, y me pregunto: ¿qué han hecho hoy en el colegio? Porque si yo tengo que enseñarles raíces cuadradas en casa, volvemos a abrir una brecha: el niño con un padre que le explica y el niño cuyo padre trabaja todo el día y no puede ayudarle.

La educación no debería centrarse en la productividad externa, sino en lo que queda dentro del alumno. Lo que mis hijos hacen en el colegio, sus fichas y trabajos, pueden perderse en la próxima mudanza, pero lo importante es lo que se llevan en su interior. Y sin embargo, a veces los veo volver a casa sin ganas de aprender, y me pregunto: ¿qué han hecho hoy en el colegio? Porque si yo tengo que enseñarles raíces cuadradas en casa, volvemos a abrir una brecha: el niño con un padre que le explica y el niño cuyo padre trabaja todo el día y no puede ayudarle.

El esfuerzo intelectual es lo que no podemos perder en la educación. No podemos renunciar a la manipulación activa del conocimiento, al trabajo con las manos, especialmente en los primeros años. Hasta los 8 o 9 años, el aprendizaje debe involucrar todos los sentidos. El lenguaje no solo se codifica en el área de Broca y Wernicke del cerebro; se almacena en toda la estructura neuronal. Es como cuando antes marcábamos un número de teléfono de memoria: el movimiento del dedo ayudaba a recordarlo. La escritura manual es clave en este proceso.

Por eso, las herramientas de aprendizaje deben ser cada vez más pobres en asistencia. Primero les damos renglones para escribir recto, luego les hacemos escribir en un papel en blanco. Ese esfuerzo psicomotriz indica la calidad de sus conexiones cerebrales. Si un niño logra escribir bien sin líneas de guía, significa que ha desarrollado una gran riqueza neuronal. Pero si solo escribe en ordenador, la estructura se la da la máquina, y la memoria de trabajo queda inutilizada.

En adultos, podemos delegar parte de la memoria en la tecnología porque ya tenemos una estructura cognitiva consolidada. Pero en niños que aún están aprendiendo, es fundamental que desarrollen su capacidad de organización mental de ideas. Escribir es un proceso complejo: hay que pensar la idea, decidir si cabe en la frase, estructurarla, coordinarla con la motricidad de la mano… Esfuerzo puro. Y claro, terminan cansados, pero así es como se aprende. Igual que después de un entrenamiento físico uno se siente agotado, pero más fuerte.

Los beneficios del deporte no dependen de que te guste o no. Los niños que disfrutan el deporte se benefician de él. Los que no lo disfrutan, también. Y los que son torpes en él, igualmente. Porque el deporte tiene efectos en el neurodesarrollo, en la coordinación motora, en la salud cardiovascular y pulmonar. Lo mismo ocurre con el aprendizaje: no deberíamos pensar «¿para qué va a aprender raíces cuadradas si va a ser pintor?». No sabemos lo que será ese niño, pero lo que sí sabemos es que cuanto más entrene su mente, mayor será su reserva cognitiva.

La reserva cognitiva es clave en neurociencia. Protege contra el Alzheimer, la demencia senil y la pérdida cognitiva tras episodios psicóticos. Se construye en la adolescencia y nos protege en la vida adulta. Y, más allá de la prevención de enfermedades, está el placer de conocer. El conocimiento en sí mismo es un sentido vital, un camino hacia la bondad, la profundidad y el enriquecimiento personal.

Si robamos a los niños esas oportunidades de aprendizaje, si reducimos el nivel de exigencia, les estamos quitando algo fundamental. Lo peor es que ni siquiera sabemos con claridad qué se espera de cada nivel educativo. He leído los currículos actuales y no los entiendo. Y no es problema de mi comprensión lectora; simplemente no están bien redactados. Antes era claro qué debía aprender un niño en cada curso. Ahora, los documentos están llenos de conceptos ambiguos y difusos.

Si queremos educar con el ejemplo, los maestros deben amar el conocimiento. Pero a veces me pregunto si algunos, por vagancia o resentimiento, han optado por una enseñanza mediocre. «A mí me exigieron mucho y sufrí en la escuela, así que ahora hay que cambiar el sistema». De acuerdo, pero gracias a esa exigencia, hoy tienes las herramientas para criticarlo.

Todo esto debería estar siendo debatido en el Ministerio de Educación con más contacto con la práctica real. Pero en lugar de eso, vemos niños de primaria pasando horas frente a una pantalla cuando los pediatras recomiendan un máximo de una hora diaria sumando la escuela y la casa. El problema es claro: las pantallas son mejores herramientas de producción, pero peores herramientas de aprendizaje. Y cuanto más se enfoca la educación en producir resultados rápidos, más se atenta contra el proceso real de aprender.

«Cuanto más se enfoca la educación en producir resultados rápidos, más se atenta contra el proceso real de aprender «

 

Francisco Villar: «Las pantallas no sirven para educar, porque están pensadas para reducir el esfuerzo»

 

Comparte este contenido:

El estado de la profesión docente en España: un análisis con datos sobre la situación del profesorado y las políticas que pueden contribuir a fortalecerlo

Autor: Lucas Gortazar

El profesorado es el factor escolar más determinante de la calidad de los sistemas educativos. En España, la profesión vive un momento decisivo para la educación en las próximas décadas. Datos recientes muestran que está surgiendo un mayor cansancio, sentimiento de aislamiento y desafección en una parte del profesorado. En este informe se explora el estado de la profesión docente en España durante los últimos 25 años. Con datos actualizados de encuestas nacionales e internacionales, se analiza cómo están empeorando las condiciones sociales del alumnado, la evolución de las condiciones laborales de la profesión docente y las dificultades que el sistema tiene para atraer talento docente, apoyarlo y fomentar su desarrollo profesional.

 

La mayor complejidad del alumnado es un fenómeno real y son varias las razones que la explican.

 

→ La pobreza infantil ha subido 5 puntos porcentuales desde 2018 mientras la pobreza de la población total disminuye y la economía crece.

 

→ La proporción de alumnado de origen migrante ha crecido considerablemente, con un 32% en 4º de primaria en 2023.

 

→ La crisis de bienestar y salud mental también es notable, con un aumento de un 11% a un 20% de jóvenes de 15 años que sienten ansiedad una vez por semana entre 2018 y 2022.

 

→ El clima de aprendizaje en las aulas también ha empeorado en las aulas, tanto en Primaria como en Secundaria.

 

Las condiciones laborales del profesorado son buenas en general, aunque han empeorado en algunos frentes.

 

→ Los salarios cayeron en la Gran Recesión, aunque se han recuperado a la par que otras profesiones.

 

→ Siendo el número de horas lectivas del profesorado similar al de la media de la OCDE, el calendario más comprimido en meses tensiona su día a día.

 

→ La tasa de temporalidad es alta y regresiva: en 2018, el 34% de los docentes del 25% de centros que aglutinan alumnado más vulnerable llevaban menos de tres años trabajando en el mismo centro, cifra que se reduce al 15% en los centros con menor alumnado vulnerable.

 

La inacción de políticas docentes está teniendo consecuencias negativas sobre la atractividad de la profesión.

 

→ España es el país de la OCDE donde los docentes de Secundaria afirman estar menos preparados para enseñar en contextos de distintos niveles de aprendizaje.

 

→ En Infantil y Primaria, la competencia matemática y lectora del profesorado es menor que la de Secundaria, mientras la nota de corte en Magisterio apenas ha subido, siendo cierto que la remuneración es más baja en Infantil y Primaria.

 

→ En todos los niveles, prevalece una cultura del aislamiento donde los docentes no pueden aprender los unos de los otros: la observación docente por parte de profesorado de mayor experiencia es del 34.1% frente a un 81.4% de media de la OCDE.

 

Hacer frente a esta crisis de la profesión y ofrecerle apoyo y herramientas para los retos que debe afrontar obliga a abordar las tres razones que nos han traído hasta aquí. En 2023, un 24% el profesorado afirmaba mantener la ilusión pese a los problemas, muy lejos del 60% que lo hacía en 2007. Y, en paralelo, se ha disparado la proporción de docentes que afirma vivir su profesión con cierta distancia, del 2% al 38% en este periodo. Esta situación requiere abordar simultáneamente los tres retos analizados en este informe: la situación del alumnado, las condiciones laborales del profesorado y, sobre todo, la puesta en marcha de una carrera profesional verdaderamente atractiva. Para ello se proponen cuatro medidas.

 

1. Desarrollar un programa anual de apoyo socioemocional y refuerzo individualizado en matemáticas y lectura para el alumnado de bajo desempeño y más vulnerable por valor de 1.200 millones de euros anuales.

 

2. Garantizar una mayor estabilidad de los claustros en los centros educativos para mejorar su funcionamiento y el aprendizaje del alumnado y mejorar las condiciones laborales de entrada de los maestros de Infantil y Primaria.

 

3. Elevar el prestigio y el atractivo del grado de Magisterio, mejorar la formación pedagógica inicial del profesorado de Secundaria e instaurar un MIR para el profesorado que incremente la exigencia desde la entrada en la profesión a cambio de condiciones más atractivas.

 

4. Poner en marcha un sistema voluntario de evaluación e incentivos que promueva el crecimiento profesional del profesorado.

 

 

Lucas Gortazar

Director de Research y senior fellow de Educación en EsadeEcPol

 

https://www.esade.edu/ecpol/es/publicaciones/el-estado-de-la-profesion-docente-en-espana-un-analisis-con-datos-sobre-la-situacion-del-profesorado-y-las-politicas-que-pueden-contribuir-a-fortalecerlo/

Comparte este contenido:

El nuevo plan educativo de China que “tolera el fracaso como una forma de aprendizaje”

Por: Mariana Kozodij

Como parte de su plan de “robustecimiento” del sistema educativo, el gobierno de China presentó su plan de largo plazo para 2025-2035 con ánimos de potenciar el rol de ese país en el mundo.

Con ejes puestos en “el firme liderazgo ideológico y político, la competitividad en talentos, el apuntalamiento científico y tecnológico, el bienestar de la población, la sinergia social y la influencia internacional” esperan poder “modernizar” su sistema educativo.

Estudiantes rinden el examen para

Estudiantes rinden el examen para obtener el Diploma de Educación Secundaria (DSE) en Hong Kong, China. (EFE/EPA/Anthony Kwan / POOL)

Paso a paso

Este plan prevé que para el año 2027 se haya establecido una primera etapa del nuevo sistema de “educación de alta calidad” enfocado en el desarrollo de talentos particulares.

Para el 2023 se espera que el nuevo sistema esté completamente en marcha y activo para ser considerado entre los mejores del mundo. Es la primera vez que se comunica un plan nacional de educación que busque posicionar al país en el mundo desde una “mirada modernizadora”.

Una estudiante llega al centro

Una estudiante llega al centro educativo en Pekín donde realizará el examen de ingreso a la universidad, el ‘gaokao’. EFE/EPA/WU HAO

Educación universitaria

En lo que respecta a la Academia, desde China destacan que acelerarán el desarrollo de universidades de investigación avanzada y alentarán alianzas con universidades extranjeras al ofrecer programas de becas y posgrados tecnológicos en China.

El viceministro de educación, WuYan reveló en conferencia de prensa -a fines de 2024- que el país agregó 1.573 programas de pregrado para fomentar las estrategias nacionales de modernización económica y social en un “ajuste sin precedentes” del ámbito educativo.

Entre las nuevas carreras se puso el foco en el desarrollo de equipo marino inteligente, como en materiales tecnológicos e ingenierías interdisciplinarias.

Edificio de la Universidad de

Edificio de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong en Hong Kong, China. EFE/EPA/ALEX HOFFORD/Archivo

Nuevos enfoques

En el documento presentado, el Gobierno subraya que se esforzará por crear ambientes educativos que fomenten la exploración y toleren el fracaso como una forma de aprendizaje.

Para este cambio se espera un “esfuerzo” por parte de la población y educadores para arrojar una nueva mirada a las disciplinas que hoy tienen mayor elección por parte de los estudiantes, como así también para aquellas que “se encuentran en riesgo”.

Abrirse al mundo

China busca transformar su mercado educativo al transformarse en una elección tentadora para profesionales que busquen potenciar sus estudios, incluso en programas especiales de verano cuando otras universidades estén cerradas.

El viceministro destacó que esperan invitar a 50 mil adolescentes estadounidenses para estudiar en China en programas de intercambio y a unos 10 mil adolescentes franceses en los próximos tres años.

El foco en el desarrollo de la educación STEM es clave para el gigante asitático que sin renegar de sus tradiciones buscar crear nuevos ciudadanos profesionales que puedan insertarse en el mundo.

https://www.infobae.com/educacion/2025/01/27/el-nuevo-plan-educativo-de-china-que-tolera-el-fracaso-como-una-forma-de-aprendizaje/

Comparte este contenido:

Los Premios Nobel de este año demuestran por qué la IA va a cambiar la ciencia por completo

La inteligencia artificial ha sido una herramienta clave para lograr varios de los descubrimientos científicos galardonados con el Premio Nobel de este año. ¿Es este el primer paso hacia el primer nobel no humano?

Los Premios Nobel en física y química de 2024 nos han permitido asomarnos al futuro de la ciencia. La inteligencia artificial (IA) ha sido fundamental para los descubrimientos galardonados con ambos premios. Lo que lleva a preguntarse qué pensaría Alfred Nobel, el fundador de los premios, de todo esto.

Veremos con toda seguridad muchas más medallas Nobel entregadas a investigadores que utilizaron herramientas de inteligencia artificial. Mientras esto sucede, podemos encontrar que los métodos científicos galardonados por el comité del Nobel se apartan de categorías sencillas como «física», «química» y “fisiología o medicina”. También podemos ver que los antecedentes científicos de los galardonados mantienen una conexión más vaga con estas categorías. El premio de física de este año recayó en el estadounidense John Hopfield, de la Universidad de Princeton y el británico Geoffrey Hinton, de la Universidad de Toronto. Si bien Hopfield es físico, Hinton estudió psicología experimental antes de gravitar hacia la IA.

El premio de química lo compartieron el bioquímico David Baker, de la Universidad de Washington, y los informáticos Demis Hassabis y John Jumper, ambos de Google DeepMind en el Reino Unido.

Existe una estrecha conexión entre los avances basados ​​en la IA premiados en las categorías de física y química. Hinton ayudó a desarrollar un método utilizado por DeepMind para hacer predecir la forma de las proteínas. Los galardonados en física, en particular Hinton, sentaron las bases del poderoso campo conocido como aprendizaje automático. Este es un subconjunto de la IA que se ocupa de algoritmos, conjuntos de reglas para realizar tareas computacionales específicas. El trabajo de Hopfield no se utiliza particularmente en la actualidad, pero el algoritmo de retropropagación (coinventado por Hinton) ha tenido un tremendo impacto sobre muchas ciencias y tecnologías diferentes. Se trata de redes neuronales, un modelo de informática que imita la estructura y función del cerebro humano para procesar datos. La retropropagación permite a los científicos entrenar enormes redes neuronales. Si bien el comité del Nobel hizo todo lo posible para conectar este influyente algoritmo con la física, es justo decir que el vínculo no es directo.

 

El anuncio de los ganadores del Premio Nobel de Física 2024, John J. Hopfield y Geoffrey E. Hinton. (EFE – Christine Olsson)

Entrenar un sistema de aprendizaje automático implica exponerlo a grandes cantidades de datos, a menudo de Internet. El avance de Hinton finalmente permitió el entrenamiento de sistemas como GPT (la tecnología detrás de ChatGPT) y los algoritmos de IA AlfaGo y AlfaFold, desarrollado por Google DeepMind. Por tanto, el impacto de la retropropagación ha sido enorme.

AlphaFold 2 de DeepMind resolvió un problema de hace 50 años: predecir las estructuras complejas de las proteínas a partir de sus componentes moleculares, los aminoácidos. Cada dos años, desde 1994, los científicos organizan un concurso para encontrar la mejor manera de predecir las estructuras y formas de las proteínas a partir de las secuencias de sus aminoácidos. El concurso se llama Evaluación crítica de predicción de estructuras (CASP). En los últimos concursos, los ganadores de CASP han utilizado alguna versión de AlphaFold de DeepMind. Por lo tanto, se puede trazar una línea directa entre la retropropagación de Hinton y el avance AlphaFold 2 de Google DeepMind. David Baker utilizó un programa informático llamado Rosetta para lograr la difícil hazaña de construir nuevos tipos de proteínas. Tanto el enfoque de Baker como el de DeepMind tienen un enorme potencial para aplicaciones futuras. Atribuir crédito siempre ha sido un aspecto controvertido de los Premios Nobel. Solo un máximo de tres investigadores pueden compartir un Nobel. Pero los grandes avances científicos son colaborativos. Los artículos científicos pueden tener 10, 20, 30 autores o más. Más de un equipo podría contribuir a los descubrimientos galardonados por el comité del Nobel.

Este año es posible que tengamos más debates sobre la atribución de la investigación sobre el algoritmo de retropropagación, que ha sido reivindicada por varios investigadores, así como sobre la atribución general de un descubrimiento a un campo como la física. Ahora tenemos una nueva dimensión del problema de la atribución. Cada vez es menos claro si siempre seremos capaces de distinguir entre las contribuciones de los científicos humanos y las de sus colaboradores artificiales: las herramientas de inteligencia artificial que ya están ayudando a ampliar los límites de nuestro conocimiento.

En el futuro, ¿podremos ver a las máquinas ocupar el lugar de los científicos y a los humanos desempeñar un papel de apoyo? Si es así, tal vez la herramienta de inteligencia artificial obtenga el principal Premio Nobel y los humanos necesiten su propia categoría.

https://www.elconfidencial.com/tecnologia/novaceno/2024-10-11/inteligencia-artificial-premio-nobel-ciencia-futuro-investigacion_3981159/

 

Comparte este contenido:

Cuál es el país que más lee en América Latina, según el Cerlalc

Dos países limítrofes de América Latina son los más lectores de la región.

 

En Argentina, el 70% de la gente que lee lo hace por placer según un estudio.

 

A pesar de todos los pronósticos apocalípticos, leer un libro sigue siendo uno de los pasatiempos preferidos de muchas personas.

 

Es verdad que las ventas han caído, sobre todo las del libro impreso, pero también es cierto que estas todavía representan casi la mitad del mercado.

 

Los latinoamericanos permanecen como un público interesado en los libros, en especial en algunos países de la región.

 

Aquí algunos datos sobre los índices de lectura de libros en los países de América Latina.

Cuál es el país que más lee en América Latina

En 2021, la plataforma dedicada a la venta de libros Buscalibre informó que en Argentina y en Chile cada persona leía cinco libros al año, lo que colocaba a esos países en el primer lugar de América Latina. Los seguían México y Colombia con tres libros al año.

Los datos de esa plataforma coinciden solo en parte con los difundidos por el sitio Lectupedia en 2022, según los cuales Chile encabezaba el ranking con 5,3 libros por habitante, seguido por Perú (3,3), Brasil (2,5), Colombia (1,9), México (1,7) y Argentina (1,6).

 

Un trabajo con mucho más campo es el elaborado por el Cerlalc (Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe), un organismo intergubernamental auspiciado por la UNESCO, que confirma la preponderancia de Argentina y Chile a la hora de definir en cuál país de América Latina se leen más libros.

Una infografía del Cerlalc, publicada por el sitio Uvejota, detalla que España sigue al frente de los países de habla hispana que más leen con un 61 % (10,3 libros leídos por año), seguido por Argentina, primer país de Latinoamérica con un 55 % (5,4 libros por año) y luego Chile con 51% (4,5 libros leídos por año) .

 

El top seis de libros leídos de Latinoamérica lo completan Brasil con 46%, Colombia con 45%, Perú con 35% y México con 20% respectivamente. Una curiosidad de este estudio es que en la mayoría de los países, como Brasil, México o Chile, la razón de leer lo marca en un 50 % la búsqueda de conocimiento o razones académicas. Pero en el caso de Argentina, la principal razón de lectura de los libros que presenta la gente es «por puro placer», con un 70 %, razón también dominante en España, donde el 85% de los lectores dicen que solo lo hacen por placer.

 

Qué dicen las estadísticas en Argentina

Las estadísticas del Ministerio de Cultura de Argentina, en tanto, dicen que los argentinos compraron, en 2022, un promedio de 4,6 libros. Casi la mitad compró entre uno y dos; un tercio entre tres y cinco, y 20% seis o más libros.

 

Casi la mitad de los argentinos (48%) leyó libros impresos, mientras que un 20% lo hizo en formato digital, según el informe oficial. Entre los lectores digitales, el teléfono móvil es el dispositivo preferido para realizar sus lecturas, en lugar de la computadora.

 

Agrega que “los adolescentes y los jóvenes (13-29 años) son los grupos más lectores”. Y aclara que “estos rangos etarios coinciden con los de la educación formal y los géneros más leídos se corresponden con áreas de interés educativo, pero también con cómics o novelas gráficas y poesía”.

 

El Ministerio dice que “las personas leen principalmente por entretenimiento. Pero en adolescentes y jóvenes es muy importante el motivo ligado a la formación”. En 2022, un 77% dijo que el ocio era el principal motivo de sus lecturas.

 

Otro dato interesante es la cantidad de libros que los argentinos tienen en sus hogares. El 62% posee hasta 25 libros; un 23% entre 61 y 100, y solo un 11% dice tener una biblioteca con un centenar de ejemplares.

 

Entre los géneros, la narrativa ocupa el primer lugar, seguida por la historia, los textos y manuales escolares, los textos científicos, las biografías, el cómic, la autoayuda, la religión y la poesía.

 

En cuanto a los autores, una cuarta parte de los lectores dijo que seguía a los nacionales, mientras que el resto optaba por escritores de otros países.

 

El informe también destaca los motivos por los cuales los argentinos no leen libros. La falta de interés predomina en todas las franjas etarias desde los 18 años. La falta de tiempo es el principal motivo entre quienes tienen entre 30 y 64 años y el aburrimiento predomina entre los adolescentes.

 

https://www.clarin.com/informacion-general/pais-lee-america-latina-cerlalc_0_FsllJOdWff.html

Comparte este contenido:

Opinión | Aprender a través del amor (o de su ausencia)

Por: Andrés García Barrios

 

Decía Paulo Freire que “Nadie se salva solo, nadie salva a nadie: todos nos salvamos en comunidad”. Y para lograr su proeza, propone el gran pedagogo brasileño, esa comunidad tiene que ir primero a la escuela.

En artículos anteriores hablé del autodidactismo radical de personas que vienen al mundo en situaciones de dificultad extrema y que desde que nacen tienen que aprender a sobrevivir. Los retos que enfrentan ─decía yo─ son como los del ratoncito de la fábula, que cayó en una cubeta de leche y desesperado por salir, pataleó, sin saber que la leche se haría crema espesa y él podría impulsarse sobre ésta para salvarse. Igual que él, son muchos los que, en mayor o menor medida, enfrentan la vida como un reto de supervivencia, del cual son también muchos los que salen triunfantes (donde “salir triunfantes” no significa ni mucho menos crear condiciones cómodas sino simplemente, como digo, sobrevivir). Los que lo logran, empiezan una vida de duras lecciones, que otros más privilegiados enfrentarán mucho después, incluso ya de adultos.

Todos sabemos que entre los privilegios que se puede tener al nacer, el mayor de todos es llegar a un contexto de amor. Ser amado es el recurso básico, es decir, el que le permitirá a la persona aprovechar plenamente todos los que lleguen después, incluyendo el alimento (los trastornos alimenticios se generan en contextos en que la comida ─leche materna o cualquier otra─ llega al niño en medio de turbulencias afectivas).

Desde mi punto de vista ─y neurocientíficos como Antonio Damasio estarán de acuerdo conmigo─, es ese sentimiento vital el que, desde el momento de venir al mundo, nos indica nuestra situación en éste (situación favorable o desfavorable) y nos impulsa a hacer frente y  a abrirnos paso entre intercambios humanos, retos y peligros: la frase de Paulo Freire “aprendemos siempre” debe tomarse en sentido literal y aludir a un siempre que empieza con el nacimiento.

Cabe mencionar que una cosmología y una antropología un poco más radicales nos permiten fantasear que este sentimiento no sólo está en el origen de lo humano sino en el de todo lo existente. Según tal visión, una especie de esencia a la que podemos llamar amor, estaría también en el origen del universo. El rechazo inmediato que estas palabras pueden suscitar en algunos de mis lectores debe tomar en cuenta que no son arbitrariedades anticientíficas, sino que forman parte de reflexiones antiguas que no todos los científicos y filósofos actuales consideran superadas. Ciertamente la corriente fisicalista (que despacha en un dos por tres todo lo que suene a “alma”) se reirá de estas fantasías y se molestará de que las exprese aquí con tanta simpleza. Sin embargo, creo que este tipo de cosas deben decirse así, sin ambages ni complicaciones, en el entendido de que las argumentaciones que se puedan hacer en ambos sentidos serán una verdadera pérdida de tiempo y que la fe espiritual y la fe fisicalista se resuelven en no más de un par de palabras (“Dios existe” ─frase angular en la filosofía de Karl Jaspers, por cierto─ o “Dios no existe”). Extenderse más de eso carece por completo de sentido, a menos que uno encuentre gran satisfacción en discutir inútilmente hasta dejar pasmado al otro. Creo que lo más que se puede hacer es argumentar por qué nuestra fe (teísta o fisicalista, insisto) es legítima, en el sentido de que no hay ningún razonamiento que pueda desdecirla. Pero comprobar que uno tiene razón y que el otro está equivocado, es una cuestión estéril, como todo lo interminable (lamento que mis palabras no rindan homenaje al recientemente fallecido Daniel C. Dennet, uno de los Cuatro jinetes del apocalipsis ateo ─como ellos mismos se llaman─, incansable pensador que dedicó buena parte de su vida a razonar acerca de por qué para explicar este mundo no hace falta otra cosa que la física de lo inanimado).

Quizás menos estéril será afirmar que lo que todos buscamos día a día es aprender a orientar fructíferamente nuestro sentimiento vital, es decir a encaminarlo hacia un florecimiento personal, social y ecosistémico.

Hay personas que tienen la fortuna de nacer en nichos donde su amor encuentra tierra más o menos fértil, es decir, un contexto amoroso que los recibe con el pecho abierto, y en el que van adquiriendo de forma casi natural habilidades de comunicación, solidaridad y autopreservación, y otras que parecen mágicas como la intuición, el humor y la creatividad poética. Y digo que se adquieren de forma “casi natural” porque, aunque solemos creer que la experiencia amorosa se comparte por mera contigüidad (como si con tener en brazos al bebé se le “recibiera” plenamente), ese encuentro en realidad se lleva a cabo a través de señales de comunicación que indican al otro los caminos más confiables para el intercambio (son señales que transitan en ambos sentidos pero que en la madre pueden estar mejor estructuradas y funcionar ya como verdaderos ejemplos).

Es así como llegamos a un concepto de educación en el que madres/padres e hijas/hijos (y luego, por extensión, estudiantes y docentes) nos mostramos unos a otros, a través de ejemplos, los caminos que pueden llevarnos al florecimiento; es decir, nos enseñamos mutuamente las formas más eficientes de percibir y entender las circunstancias, aprovechar las oportunidades y enfrentar retos y peligros. Se trata, como digo, de una enseñanza mutua (¿quién negará que los hijos también enseñan a los padres, y los alumnos a los maestros?), en la que los que llevamos más tiempo en el planeta tenemos, sólo por veteranos, más ventajas que los que van llegando.

Ahora bien, esta bella perspectiva del intercambio amoroso no nos debe hacer olvidar a aquellos que, como el ratón de la fábula, nacen en condiciones de emergencia. No hay nada peor (todos lo sabemos) que un amor que está ahí para darse a manos llenas ─como el que trae consigo el bebé─, y que no es recibido. No se me ocurre otra metáfora que la del pataleo del ratón para ejemplificar de qué manera el bebé solitario salvaguarda su amor vital y lo irradia alrededor para ver si alguien le corresponde. Si el entorno es propicio, ese pataleo puede crearle una plataforma que lo salve para la vida. De ocurrir, su primera lección habrá sido ya, de entrada, no claudicar ni siquiera en las condiciones más difíciles. Sin embargo, no resulta trivial la gran desventaja que esta lección también trae consigo: por lo general, a un ser humano así, cuando crezca, será difícil convencerlo de la necesidad a veces vital de la derrota: pidámosle que se abra a la posibilidad del fracaso e intentará deshacerse de nosotros, incluso de forma agresiva y hasta con violencia.

Ciertamente, este radical autodidactismo, que nos hace fuertes pero desconfiados, no está inexorablemente destinado a perpetuarse y en algún momento puede abrirse a formas de enseñanza/aprendizaje que incluyan el amor a otros y de otros. Para que eso ocurra es necesario que grandes carencias y grandes privilegios se compensen unos a otros. Basta ver la magistral película Pena de muerte, con Sean Penn y Susan Sarandon, y dirigida por Tim Robbins, para descubrir cómo un sentimiento vital que se ha resguardado en las más oscuras sombras aprende a resurgir cuando alguien le tiende afuera los brazos para orientarlo y recibirlo. Ciertamente, quien se coloca en posición de orientador/receptor de alguien en carencia extrema, debe ser fuerte; pero si logra mostrarle una ruta confiable, tendrá por recompensa un encuentro vital que no se puede llamar sino renacimiento.

Nosotros ─como docentes y padres─ no tenemos que buscar encuentros tan radicales (de hecho, una buena opción sustituta es ver la película y conmovernos hasta el tuétano: se llama Dead man walking, en inglés). Sin embargo, sí podemos acudir a quienes tenemos cerca (hijos, alumnos), que por lo general sólo precisan de nuestra confianza para dar eso que tanto se reservan.

Me gustaría acabar este texto proponiendo una idea para otra película, ésta de fantasía. Trata sobre un ser que está perdido entre las más oscuras sombras y de una heroína que ─empoderándose de sus privilegios─ desciende hasta él para mostrarle el camino de vuelta. Al regreso, aquel ser soterrado y oscuro va mostrando su escondida belleza hasta emerger como un sol en la superficie. No se me escapa que el tema de esta película ya está muy visto; de hecho, creo que es el tema de todas las películas, aún más, de todo drama humano (a veces con las variantes de que el sol no logra salir y que la heroína ─o heroíno, o heroíne─ oscurecen junto con él). No creo que añadiría nada que el héroe y la heroína aparecieran no como personas individuales sino como una comunidad entera: el asunto también ha sido representado y está en el fondo de las historias, tal como empezamos a aceptar en esta era posmoderna: “Nadie se salva solo, nadie salva a nadie: todos nos salvamos en comunidad”, como decía también Paulo Freire.  ¿Añadiría algo que para lograr su proeza esa comunidad tuviera que ir primero a la escuela (como propone el gran pedagogo brasileño)? No creo: ¡ya lo han intuido tantas otras puestas en escena que empiezan con el pueblo preparándose para la hazaña!

Para mi guion, pues, tendré que conformarme con el tan traído y llevado arquetipo en que los seres humanos, necesitados de dar su amor a otros, pierden un día la esperanza y tienen que aprender juntos a recuperarla.

¡¿No les parece extraño que, después de tantos años de esfuerzo en soledad, ni los autodidactas nos salvemos de tan trillada verdad?!

Fuente de la información e imagen:  https://observatorio.tec.mx

Comparte este contenido:
Page 1 of 113
1 2 3 113