«Manual del golpe de Estado»: Cómo EE.UU. usa el FMI y el Banco Mundial como «armas no convencionales»

Redacción: La Actualidad

Un documento filtrado por WikiLeaks pone en duda la independencia de las principales instituciones financieras internacionales, y también «proporciona una visión» de la crisis política en Venezuela.

El Ejército de EE.UU. utiliza las principales instituciones financieras mundiales —el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), entre otras— como «armas» no convencionales para promover sus intereses en el exterior, según revela un manual militar secreto de 2008.

El manual de campo, titulado ‘Guerra no convencional de las Fuerzas de Operaciones Especiales del Ejército’, fue escrito en septiembre de 2008 y filtrado por WikiLeaks en diciembre de ese mismo año. Ahora esta organización ha vuelto a llamar la atención sobre el documento —que describe como «el manual del golpe de Estado de EE.UU.»—, ya que «proporciona una visión» de la crisis política en Venezuela, así como de los años que lleva la campaña de presión económica de Washington contra el país suramericano.

WikiLeaks

@wikileaks

What’s happening with Venezuela? @WikiLeaks‘ publication of US coup manual FM3-05.130, Unconventional Warfare [UW], provides insight

DOS=Department of State
IC=Intelligence Community
UWOA=UW operations area
ARSOF=US Army Special Operations Forceshttps://file.wikileaks.org/file/us-fm3-05-130.pdf 

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La sección del documento subrayada por WikiLeaks, que se titula ‘Instrumento financiero del poder nacional y guerra no convencional de EE.UU.’, sugiere que las instituciones globales pueden servir como medios de guerra económica «en tiempos de conflicto, incluyendo la guerra general a gran escala», así como para influir en «las políticas y la cooperación de los Gobiernos estatales». Asimismo, señala que la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Tesoro de EE.UU. —que supervisa las sanciones de EE.UU. a otras naciones, como Venezuela—, «tiene un largo historial de realización de valiosa guerra económica».

El manual precisa que el Ejército de EE.UU. «entiende que la manipulación adecuadamente integrada del poder económico puede y debe ser un componente de la guerra no convencional«. Además, subraya que el Consejo de Seguridad Nacional —que actualmente está encabezado por John Bolton— «tiene la responsabilidad principal de la integración de los instrumentos económicos y militares del poder nacional en el extranjero».

Ilusión de ‘independencia’

El manual «declara abiertamente» lo que muchos analistas han sugerido durante décadas: que las instituciones financieras «independientes», como el Banco Mundial y el FMI, «son esencialmente extensiones del poder del Gobierno de EE.UU.» e impulsan sus objetivos geopolíticos en el exterior, sostiene Whitney Webb, periodista y analista del portal MintPress News.

Un ejemplo de ello, según la experta, es el Banco Mundial, que tiene sede en Washington y cuyo presidente siempre ha sido un ciudadano estadounidense, elegido directamente por el presidente de ese país. Washington también es el mayor accionista del banco y, por lo tanto, el único miembro con derecho a veto, mientras que el secretario estadounidense del Tesoro, Steve Mnuchin, es gobernador del Banco Mundial.

Por su parte, el FMI también está en gran parte «dominado» por la influencia y el financiamiento de Washington, que es su mayor accionista y también paga la cuota más grande para el mantenimiento de la institución, recuerda Webb. Y advierte que estas organizaciones pueden usar sus préstamos y subvenciones para «atrapar» a las naciones endeudadas.

Venezuela y otros «blancos» en América Latina

En este sentido, la analista destaca que, dada la estrecha relación entre el Gobierno de EE.UU. y estas instituciones, «no debería sorprender» que el opositor venezolano Juan Guaidó, quien se autoproclamó presidente interino y ha sido respaldado por Washington, quiera solicitar fondos del FMI «y, por lo tanto, una deuda controlada por el FMI» para financiar «su gobierno paralelo».

Según Webb, esto es «muy significativo», ya que muestra que los principales objetivos de Guaidó, además de privatizar las reservas masivas de petróleo de Venezuela, pasan por «volver a atar al país a la máquina de deuda controlada por EE.UU.«.

Otro blanco de estas «armas financieras» fue Ecuador, cuyo actual presidente, Lenín Moreno, «ha tratado de devolverle al país la gracia de Washington» y ha llevado a cabo una «auditoría» del asilo del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, para ganar un rescate de 10.000 millones de dólares del FMI, opina la experta. También incluye en esta lista a Argentina, que el año pasado obtuvo el mayor préstamo de rescate en la historia del FMI, impulsado en gran medida por EE.UU.

En definitiva, aunque el manual filtrado fue lanzado hace más de una década, sirve como «un recordatorio importante de que la llamada ‘independencia'» de estas instituciones financieras es «una ilusión» y que están entre las muchas armas financieras «que el Gobierno de EE.UU. utiliza regularmente para doblar a los países a su voluntad e incluso derrocar a los Gobiernos desfavorecidos», concluye Webb.

Fuente: https://actualidad.rt.com/actualidad/305034-manual-eeuu-fmi-banco-mundial-armas

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S.O.S. por la comunicación para la emancipación

Por: Fernando Buen Abad Domínguez

Los Medios de Comunicación deben ser garantes de la Paz y de los Derechos Humanos.

Nada debería ser más importante en la agenda de la comunicación emancipadora, que el conjunto de las luchas sociales que se despliega por el mundo a estas horas. Eso incluye la lucha por los significados y la lucha por enraizar las praxis más avanzadas como nuevas fuentes culturales y transformadoras. En un mundo donde reina la industria de la guerra, las industrias el espectáculo y el crimen organizado… la Paz y los Derechos Humanos no pueden ser paraísos de anfibologías, ambigüedades ni dobles raseros. “Por el engaño nos han dominado más que por la fuerza” decía Bolívar.

No queremos la Paz de los sepulcros ni los Derechos Humanos bajo las bayonetas. No queremos parafernalias filantrópicas ni hipocresía de propagandas “pacifistas”. No queremos recitales de plañideras. No queremos una Paz hueca, amorfa ni acomodaticia. Paz no significa inacción. No queremos treguas camaleónicas disfrazadas de Paz ni queremos Derechos Humanos individualistas, de pose, de moda o a espaldas de la realidad que margina, excluye, persigue, explota y humilla a la clase trabajadora en todo el mundo. No queremos Paz ni Derechos Humanos secuestrados por la palabrería de burócratas o de sus cómplices serviles al neoliberalismo.

En un mundo en el que el capitalismo financia sin control “películas de guerra”, series televisivas empapadas con sangre y crueldad, noticieros ideologizados por la lógica del miedo y el terrorismo de mercado.. en un mundo plagado con pantallas donde desfilan -sin control- asesinatos y humillaciones contra los seres humanos… la Paz no tiene lugar verdadero si no se lo gana como producto de las luchas sociales que emergen de los pueblos y van hacia los pueblos. No queremos “medios de comunicación” tributarios del estereotipo ideológico que tienen como proyecto de masas imponernos, sin salidas, la idea de una realidad ensangrentada por siempre. No se olvida Hiroshima o Nagasaki, no se olvida Vietnam, no se olvida el “Plan Cóndor”, no se olvida el Apartheid, no se olvidan “Las Torres Gemelas”, no se olvidan las crisis humanitarias producto de hambrunas, plagas y genocidios. No se olvida, no debe olvidarse.

Tiene razón Ana Jaramillo en insistir siempre sobre la necesidad de trabajar en el significado, en el contenido de los conceptos de Paz y Derechos Humanos. Tiene razón porque en su nombre se han cometido las peores canalladas y porque en nombre de la Humanidad y de la Paz, proliferan horrores antihumanos y apocalípticos. Han ensayado silogismos de todo tipo los “tratadistas” sobre la Paz y los Derechos Humanos pero los resultados, lo concreto, la praxis… están muy lejos de haber resuelto el problema. Visto lo visto, el primer paso hacia la Paz debería ser desarmar todo lo que ataca a los pueblos con todo tipo de armas, es decir, las armas convencionales, las no convencionales… y las armas de guerra ideológica: universidades mercantilizadas, monopolios mass media, iglesias alienantes y antivalores oligarcas.

Debería madurar, globalmente, una corriente Ética para la comunicación emancipadora, capaz de convertir en agenda prioritaria lucha de los pueblos por la Paz y por los Derechos Humanos. Definir y construir la Paz sin entelequias y sin cursilerías. No toda lucha anti-guerra es sinónimo de Paz. Si la Paz implica desarmar a los pueblos (sin tocar los arsenales de la oligarquía) o negarles su derecho a “la crítica de las armas”; estamos condenándonos a repetir errores terribles. Lo que necesitamos es una lucha verdadera contra la industria de la guerra. La Paz por la Paz misma es un callejón sin salidas en el que los pueblos avanzan hacia un encierro ideológico con consecuencias objetivas monstruosas.

Deberíamos consolidar una movilización comunicacional -teórico-práctica- contra el negocio de la guerra (sea del tipo que sea) entender su naturaleza, sus características, sus ofensivas objetivas y subjetivas. Las guerras son el comercio por otros medios. Deberíamos consolidar una corriente crítica y científica para frenar el agobio, con todo género de violencias, que se despliegan en contra de los seres humanos. Es fundamental la acción comunicacional desplegada con un programa ético de nuevo género por esa Paz que sólo tiene sentido si aporta tiempo, espacio y condiciones concretas para protegernos de los juegos de palabras y los espejismos. Nada debe distraernos una agenda ética hacia la Paz verdadera sin el gran circo del sentimentalismo pacifista que la burguesía despliega en sus escenarios mediáticos. Deberíamos luchar contra lo que silencia a los pueblos y anestesia su capacidad crítica.

Nos urge una corriente comunicacional ética y científica para conquistar la Paz que la humanidad anhela y ese anhelo de Paz debe ser realizado por los pueblos y no por sus enemigos. Corriente ética para integrarnos a toda iniciativa de Paz, ir a todo movimiento de masas a favor de la Paz para defender y apoyar el camino con acciones revolucionarias. Porque el problema no es la Paz, el problema sigue siendo la industria de la guerra desplegada para seguir adueñándose de los recursos naturales, la mano de obra y la conciencia de los pueblos. El colmo es que el burocratismo, aliado con la burguesía, trata de engañar a los pueblos trabajadores haciendo pasar como “programa de social pacifismo” sus “acuerdos” de negocios. La defensa de la paz en abstracto es siempre una manera de engañar a la clase trabajadora.

No se trata sólo de ideas. Un programa por la Paz debe ser dictado por el curso de la historia y de la lucha de clases; debe reflejar y expresar las necesidades históricas de la Humanidad. Debe proporcionar respuestas vivas y concretas. La Paz no es oponerse, únicamente, a la guerra, no se limita a luchar contra los ataques burgueses y todas las locuras depredadoras de sus ofensivas mercantiles. Reconocer la disputa por el significado concreto de la Paz y de los Derechos Humanos nos obliga a impulsar a una Revolución Semántica también en esos campos. Hasta no triunfar no estaremos en Paz.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=216379

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