Reseñas/Autor: Alberto Piernas/elpais.com
El arte urbano ayuda a prevenir la covid-19 en diversas comunidades empobrecidas de todo el mundo, allí donde interpretar un dibujo es más sencillo para las personas analfabetas
A menudo considerado como acto vandálico en las grandes ciudades, el arte urbano se ha convertido durante la actual pandemia en un aliado inesperado a la hora de transmitir las diferentes medidas de prevención. En países como Perú, Senegal o la India, no toda las comunidades y barrios cuentan con acceso a la información sobre las imprescindibles normas de higiene y distanciamiento social, y corren el riesgo de quedar totalmente expuestas al virus. En este caldo de cultivo han nacido alternativas para llegar a todos, como el arte urbano: la creación de murales se ha revelado como una herramienta muy eficaz para fomentar la sensibilización entre las poblaciones más vulnerables del planeta. Estos son algunos ejemplos en tres continentes
Asia: el artista indio que alerta a sus vecinos
Con más de 1.300 millones de habitantes, la India es uno de los países más complicados a la hora de gestionar un estado de alarma nacional. Según datos de la Unesco, el 37% de la población analfabeta del mundo pertenece a este país, mientras que un 50% de la población india no cuenta con acceso a Internet y hasta 1.652 lenguas y dialectos diferentes se distribuyen por toda su geografía. Se trata de un escenario donde numerosos factores dificultan la transmisión de un mensaje, especialmente durante una pandemia en la que tomar distancia, lavarse las manos o concienciar acerca de la importancia de quedarse en casa son normas esenciales para controlar la situación desde cada uno de sus frentes.
En el distrito de Anantapur, en el Estado indio de Andhra Pradesh, vive Somashekar, un joven de 25 años que cada día se dedica a pintar murales en las paredes de su área. En sus diseños se aprecian mujeres con indumentaria hindú luciendo una mascarilla, multitudes tachadas con cruces o mensajes en telugu, lengua oriunda de las zonas rurales de este Estado del sur del país. Su misión es advertir a la población acerca de la llegada de la covid-19 y de las diferentes medidas a tomar para prevenir el contagio.
“El coronavirus me hizo reflexionar sobre los efectos que podría tener en mi entorno, en mi pueblo, donde son muchas las personas que viven en situación de pobreza”, cuenta Somashekar. “Mucha gente sobrevive con lo que gana cada día y en este contexto es muy difícil que la gente se quede en casa. Con estos murales puedo contribuir a la concienciación de todos los vecinos para que se protejan a sí mismos y a los demás por encima de todas las cosas”.
Hijo de jornaleros sin tierras y el séptimo de nueve hermanos, Somashekar fue apadrinado a la edad de siete años por la Fundación Vicente Ferrer, una de las organizaciones internacionales más influyentes de la India y epicentro del que brotan diferentes iniciativas artísticas.
“Los murales de arte urbano son instrumentos de expresión que normalmente asociamos a las ciudades porque allí tienen una connotación negativa. Sin embargo, su relevancia en las zonas rurales es absoluta”, relata Raquel Artiles, técnica de comunicación de la organización. “Desarrollamos los proyectos en aldeas muy empobrecidas donde una parte importante de la población es analfabeta. Ahí es donde la expresión artística es sumamente útil porque informa, sensibiliza y sirve para comunicar y educar acerca de diferentes problemas como la violencia machista, el matrimonio infantil, los abortos selectivos o, en este caso, la pandemia”.
Gracias a estos murales, se puede informar a los vecinos acerca de las medidas que tienen que tomar para evitar contagiar y ser contagiada, al mismo tiempo que se potencia el estilo y liderazgo de unos jóvenes que entablan un diálogo único con su entorno. “La enseñanza artística es muy importante en la India y sus beneficios van mucho más allá de lo que se pueda pensar a priori”, añade Raquel. “El arte es un idioma universal y tiene la capacidad de llegar a todo el mundo, sepan o no leer, hablen o no el mismo idioma”.
Latinoamérica: la reinvención de espacios públicos gracias al grafiti
América Latina es, actualmente, una de las áreas más afectadas del mundo a causa de la covid-19. En concreto, Perú ya cuenta con más de 164.000 infectados y un plan de prevención lastrado por diferentes obstáculos. Pero sus artistas han encontrado en el arte del aerosol la mejor forma de concienciar a la población, especialmente a través de lugares estratégicos.
En uno de los mercados de Magdalena del Mar, uno de los distritos de la ciudad de Lima, un antiguo mural que comenzaba a quebrarse se convirtió en motivo de restauración para el artista Daniel Cortez, conocido bajo el nombre artístico de Decertor. Para cuando la cuarentena fue impuesta en el país, Cortez pensó que en lugar de empezar de cero podría recomponer el ya existente introduciendo una mascarilla en el diseño.
“Salvar un mural a través de una mascarilla pone en cuestión la importancia de las expresiones urbanas como herramienta de sensibilización”, cuenta Daniel. “Ahora, todos los vecinos que se dirigen a este mercado cada semana se cruzan con la imagen, apreciando cómo los murales afectan a nuestra forma de percibirnos y relacionarnos en el espacio público; cómo nos impulsa como sociedad”, relata en su cuenta de Instagram.
El trabajo de Daniel es uno de los muchos que estos días se despliegan a lo largo de toda América Latina, entre ellos las obras del mexicano Salvador EVOC Muñoz, quien pintó un mural en Puebla bajo el lema “Unidos somos México” en agradecimiento a los vecinos que repartieron alimentos durante la cuarentena impuesta en este país; o los murales del famoso artista Eduardo Kobra en São Paulo, epicentro del arte urbano en un país como Brasil, donde la cultura nunca fue una de las prioridades del actual presidente, Jair Bolsonaro.
África: el arte de expandir un mensaje
Infravalorar la importancia del arte urbano es también la tónica en ciertos lugares de África, un continente donde el arte siempre ha tenido un papel crucial para la población cuando el Gobierno no estaba ahí: desde los pueblos Ndebele de Sudáfrica que utilizaban su singular estilo pictórico para comunicarse unos a otros en tiempos del Apartheid, hasta la obra contemporánea de artistas como Salimata Diop. Una tradición que encuentra en la situación actual el mejor lienzo para ir un paso más allá y acogerse al arte como mejor forma de alertar.
A iniciativas como la plataforma de datos de Ushahidi, en Kenia, o el auge de las startups en el panorama de la covid-19 en África, se suma la labor de diferentes grupos artísticos. Uno de ellos, Undu Graff, es un colectivo de artistas urbanos nacido en 2018 y que estos días colma de murales las paredes de Yeumbeul, Keur Mbaye Fall, Diamaguène y Malika, cuatro de los barrios más pobres de Dakar (Senegal) a los que el Gobierno nunca llegó.
“El arte urbano cumple el papel que el Gobierno no alcanza en estas zonas”, cuenta Ati Diallo, fundador de Undu Graff. “Muchas de las personas de estos barrios no saben leer y no tienen acceso a radio o televisión”, subraya.
Niños utilizando mascarillas bajo rótulos de «covid-19”, doctores locales y manos frotándose con gel antiséptico. Un microcosmos de símbolos e ilustraciones se expande entre las paredes erosionadas de aquellos suburbios donde, aunque el Gobierno no facilite el espacio para estos trabajos, el reconocimiento del arte urbano es cada vez más evidente. “Recientemente, el ministro de Sanidad vino a visitarnos y se tomó unas fotografías con los murales”, continúa Ati, quien estos días se encuentra inmerso en el mayor objetivo de esta iniciativa: alertar a otros pueblos africanos de la necesidad de tomar medidas.
“Durante estos días estamos conectados con otras organizaciones de arte urbano en Guinea, Benin o Togo para fomentar iniciativas de concienciación”, relata. “Hay mensajes que deberían ser transmitidos a todos los lugares del mundo. Incluso a los más inaccesibles”, concluye.