América del Sur/Argentina/3 de noviembre de 2016/Fuente: CTERA
Es notorio observar en estos días, y especialmente a partir del fuerte debate suscitado por la aplicación del operativo “APRENDER 2016”, cómo los medios hegemónicos de comunicación intentan instalar un relato performativo del sentido común, diciendo, entre otras cosas, que la «privatización» que denunciamos desde los sindicatos “ya sucedió en la gestión anterior”.
Sin embargo, cuando desde la CTERA cuestionamos el proceso privatizador de la educación, lo hacemos desde una perspectiva que analiza el fenómeno en toda su complejidad. Es decir, no nos referimos ni limitamos exclusivamente al “comportamiento de la matrícula” estatal y privada. Comportamiento que, en las últimas décadas, ha estado fuertemente condicionado por los procesos de expansión económica en Argentina, coincidentemente con otros momentos de expansión económica, como lo fue durante la década del ’60, agregando, para estos últimos años de posneoliberalismo, la recuperación del poder adquisitivo de un vasto sector de la sociedad.
El crecimiento de la matrícula privada no es exclusivo de las últimas décadas, es una tendencia que incluso a partir de 2008 se ameseta y mantiene estable.
Nuestro cuestionamiento básico se focaliza sobre la “mercantilización” de la educación, la “comercialización” del conocimiento y, particularmente, en las políticas de desprestigio de la educación pública, desde las cuales se tiende a la desresponsabilización del Estado como garante del derecho social a la educación, a través del ajuste en materia de: infraestructura educativa, recursos didáctico-pedagógicos, salario docente, condiciones de trabajo, programas socio-educativos, definiciones político-pedagógicas, formación permanente de sus trabajadores, entre otros.
Desde la CTERA históricamente hemos cuestionado el proceso privatizador que viene avanzando en dos dimensiones centrales “(..) la privatización “de” la educación –exógena-que se materializa a través de la apertura a la participación del sector privado; y la privatización “en” la educación, que corresponde a una tendencia endógena: importación de ideas, métodos y prácticas del sector privado a fin de hacer que el sector público sea cada vez más como una empresa y crecientemente comercial (Ball y Youdell, 2007). Por ende, las tendencias privatizadoras pueden vincularse tanto con el traslado de la prestación y/o el financiamiento educativo al sector privado como con la introducción de la lógica del mercado y sus valores en las escuelas públicas.”1 (IIPMV-CTERA, 2016)
Desde la dimensión exógena, el comportamiento del peso de la matrícula privada en nuestro sistema educativo es un tema que algunos medios hegemónicos identifican como “éxodo” o “fuga” colocando como argumento central que las familias eligen la educación privada por una mejor calidad educativa, o porque en las escuelas públicas hay muchos paros, aunque no puedan fundamentar este discurso con “datos duros” puesto que hay otros elementos que pesan a la hora de la elección de las familias. Y no menor resulta la cuestión de pensar que este comportamiento también responde a la lógica federal, en la que los gobiernos de cada jurisdicción implementan sus políticas en mayor o menor grado de articulación con el Estado nacional.
Desde la dimensión endógena, la presencia de empresas privadas, ONG’s y fundaciones en el ámbito de la educación pública se materializa en acciones que son responsabilidad constitucional del Estado: formación de docentes en ejercicio, infraestructura, equipamiento, evaluación del sistema educativo, etc., que se expande como práctica en la Argentina a partir de la reforma educativa de los años ‘90. Desde allí se busca promover los valores del mercado en el interior del sistema educativo y ampliar los negocios de las empresas privadas en el campo de la educación. La educación es vista por las empresas, y también por gobiernos como el actual, como un ámbito de negocios con un gran potencial de rentabilidad.
Entre otros ejemplos para graficar la situación podemos mencionar que, en 2013, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ingresó a la Alianza por la Educación, promovida por la empresa de Bill Gates, a través de un convenio firmado por el área de Modernización de CABA; o la actual incorporación del programa de formación y liderazgo de la Fundación “Enseña por Argentina” y su desarrollo desde junio de este año -en convenio con el Ministerio de Educación y Deportes de la Nación a través del INET- en actividades de cooperación institucional y asistencia técnica en la educación técnico-profesional.
No se trata de un fenómeno nuevo, pero a partir de la asunción del gobierno macrista se comienzan a multiplicar y se concibe a las empresas y sus fundaciones como un actor clave dentro del sistema educativo. Se las incorpora como los “expertos” para la formación de los docentes y el desarrollo de contenidos, se las incluye en la provisión o mejora de infraestructura escolar, de insumos o equipamiento, de dispositivos para las evaluaciones estandarizadas, entre otras.
Bajo el lema de “modernizar el Estado” se vienen desarrollando múltiples acciones de gobierno tendientes al achicamiento del Estado y la delegación de sus funciones a la actividad privada. Y desde esta lógica, donde se coloca a “lo público” como sinónimo de deficiente o “poco eficiente”, se continúan dando discursos de desprestigio hacia la educación pública, sus trabajadores y sus estudiantes. Es el caso del Ministro Bullrich quien además de decir que “el sistema educativo no sirve”, piensa que la solución pasa por “hacer el sacrificio del cerdo que, con su esfuerzo, nos da el tocino para nuestro desayuno”. (Discurso en el Coloquio empresarial IDEA)
A Bullrich y a los medios hegemónicos le decimos que somos Trabajadores de la Educación, intelectuales críticos, constructores de conocimiento, y que, desde esa condición, seguiremos denunciando cada uno de los ataques a la educación pública, los avances privatizadores -en cualquiera de sus dimensiones-, el ajuste estructural y la transferencia de recursos a los sectores privilegiados de la sociedad, así como la supresión de las instancias democráticas para la construcción de las políticas públicas.
1 IIPMV-CTERA (2016) “Tendencias privatizadoras “en” y “de” la Educación en la Argentina”. Instituto de Investigaciones Pedagógicas “Marina Vilte”. Secretaría de Educación. Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina – CTERA
Fuente: http://www.ctera.org.ar/index.php/educacion/item/2454-la-defensa-de-la-educacion-publica-de-ctera-frente-al-embate-privatizador
Imagen: www.ctera.org.ar/media/k2/items/cache/5ae698f87915cc5250241bddb9b546e1_L.jpg