Los ataques a escuelas en Afganistán se multiplicaron por tres en 2018 en comparación con el año anterior, según la agencia de Naciones Unidas para la infancia.
Los ataques pasaron de 68 en 2017 a 192 en 2018, indicó UNICEF en una nota de prensa. Fue el primer aumento en las agresiones a escuelas en el país desde 2015.
Uno de los motivos del repunte fue el empleo de las escuelas como centros de registro de votantes y centros electorales en los comicios parlamentarios del año pasado, señaló la agencia.
Además, más de 1.000 escuelas cerraron el año pasado debido al conflicto en Afganistán y al deterioro de la seguridad. Medio millón de niños vieron negado su derecho a la educación, denunció la organización.
“La educación está bajo ataque en Afganistán”, dijo Henrietta Fore, directora ejecutiva de UNICEF. “Los ataques sin sentido contra escuelas; secuestros, lesiones y asesinatos de profesores, y amenazas contra la educación están destruyendo los sueños y esperanzas de toda una generación de niños”.
Se estima que 3,7 millones de niños entre 7 y 17 años _casi la mitad de los menores en edad escolar_ no están escolarizados en Afganistán.
Tanto el Talibán como el grupo extremista Estado Islámico han atacado escuelas y centros educativos en toda Afganistán en el pasado. Cuando gobernaban el país, los talibanes _conocidos por su represión a las mujeres_ negaron a las niñas su derecho a la educación.
Las elecciones parlamentarias del pasado octubre se vieron marcadas por la violencia y el caos, con 56 civiles muertos, al igual que 11 miembros de las fuerzas de seguridad. Más de 339 personas resultaron heridas en casi 200 ataques el día de las elecciones en todo el país, incluidos muchos en centros de votación. Los comicios se celebraron en un contexto de ataques casi diarios de los talibanes, que controlan en torno a la mitad del país y han rechazado varias ofertas de negociar con el gobierno en Kabul, a pesar de que mantienen conversaciones con Estados Unidos.
Y dos meses antes de las elecciones, un agresor de EI se inmoló matando a 35 alumnos de secundaria en un barrio chií de Kabul cuando se sentaban para sus exámenes de acceso a la universidad.
UNICEF pidió el fin de los ataques contra escuelas e instó a todos los bandos implicados en el conflicto en Afganistán que protejan la educación.
Fuente de la Información: https://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/article230890109.html
La agresión saudí a Yemen ‘pone en juego’ la educación de 4,5 millones de niños, según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, en inglés).
De acuerdo con los datos proporcionados por la agencia de la ONU en un comunicado el miércoles, la violencia ha obligado a cerrar una de cada diez escuelas del país.
Hasta julio de 2017, 1600 escuelas habían sido parcial o totalmente destruidas y 170 eran utilizadas para fines militares o como refugio para familias desplazadas. Como consecuencia, se estima que unos dos millones de niños están sin escolarizar.
Unicef denunció que los combates han provocado que el inicio del curso escolar se haya tenido que posponer varias veces y que exista un “serio déficit” de libros de texto y otro material escolar.
Por otro lado, debido a los ataques saudíes y sus aliados las instituciones públicas apenas tienen financiación, y la mayor parte de los profesores llevan meses, incluso años, sin cobrar su salario. Esta crisis salarial ha forzado a muchos docentes a “adoptar medidas extremas para sobrevivir”, según alertó desde Unicef.
Los niños de Yemen han sufrido de muchas maneras que ningún ser humano debería soportar. La educación es la única manera de asegurar un futuro mejor y ayudar a Yemen a volver al camino de la paz”, denunció Geert Cappelaere, director regional de Unicef para Oriente Medio y Norte de África.
El 26 de marzo de 2015, Arabia Saudí y sus aliados regionales lanzaron una ofensiva militar contra Yemen con el visto bueno de EE.UU. y sin el permiso de las Naciones Unidas. Pretendían eliminar de la ecuación política al movimiento popular yemení Ansarolá y respaldar al fugitivo expresidente yemení Abdu Rabu Mansur Hadi.
La agresión saudí ha dejado al menos 5159 civiles muertos hasta el momento, según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACDH).
Fuente de la noticia: http://www.hispantv.com/noticias/yemen/356963/ataques-coalicion-arabia-saudi-educacion-ninos
Fuente de la imagen:http://cdn.hispantv.com/hispanmedia/files/images/thumbnail/20171019/12280024_xl.j
A un año de los atentados de París, las autoridades han implementado un programa para que los más pequeños sepan cómo reaccionar en caso de nuevos ataques. Hay disparidad de opiniones.
«Hoy vamos a jugar al escondite”. La maestra a un grupo de la “petite section”, los alumnos de tres años del colegio infantil Leon Schwartzenberg de París, explica a la clase que “cuando yo os haga este gesto -se lleva el índice a los labios-, shhh, hay que estar en silencio y tenemos que escondernos para que el director no nos encuentre”. Sorprendentemente, el bullicio habitual de un aula donde los alumnos acaban de dejar los pañales se apaga, y los 25 enanos entran en el juego y siguen a la maestra hasta uno de los dormitorios del colegio, donde permanecen cuatro minutos en silencio tumbados en el suelo y con las luces apagadas. En la escuela no se oye una mosca. El juego termina cuando el director toca a la puerta. ¡Bravo!, todo el mundo ha ganado el reto, y de premio una ‘chuche’.
Los pequeños no saben que el juego es, en realidad, un ejercicio de “alerta intrusión”, una de las nuevas medidas de seguridad que han puesto en marcha los centro docentes franceses ante un eventual atentado terrorista, y que se han desarrollado en las últimas semanas. “A estos niños tan pequeños no les podemos contar que estamos practicando por si entra un ‘malo’ en el centro para no crearles ansiedad o miedo, así que todo se hace de forma lúdica, como un juego del escondite”, señala a El Confidencial Daniel Gueret, director de este centro público del distrito 10 de la capital francesa, que acoge a niños de 3 a 5 años. Desde la “rentrée”, la vuelta al cole tras las vacaciones de verano, el gobierno francés ha desplegado un mayor dispositivo de seguridad en torno a los 64.000 colegios e institutos debido a la amenaza terrorista, pero también ha enviado una serie de consignas para que los alumnos y profesores puedan aprender a reaccionar ante un ataque.
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Los colegios judíos ya gozaban de fuertes medidas de seguridad en Francia, especialmente después del ataque perpetrado en 2012 por Mohamed Merah, el terrorista que mató en Toulouse a siete personas, entre ellos tres niños y un maestro en la puerta de una escuela hebrea. Pero la inquietud por la seguridad del conjunto de centros escolares no se ha hecho patente hasta que a finales de noviembre del año pasado, apenas dos semanas después de los terribles atentados que dejaron en París más de 130 muertos, el Estado Islámico pusiera en la diana a la escuela francesa. En el séptimo número de “Dar el Islam”, el órgano de propaganda francófono del Dáesh, los yihadistas cargaban contra el laicismo de la enseñanza en Francia, la prohibición del velo a las niñas, la no segregación por sexos o incluso la teoría darwinista de la evolución. Las autoridades han decidido tomar cartas en el asunto.
Tres simulacros deberán llevarse a cabo a lo largo del año en todos los establecimientos escolares, al menos uno de ellos específico sobre la entrada en el centro de un intruso peligroso. En los grados superiores, donde sí se explica en qué consisten estos ejercicios para esconderse o escapar en caso de amenaza, los alumnos de 14 y 15 años recibirán una formación en primeros auxilios, así como todos los delegados de clase a partir del “collège”, la enseñanza secundaria. Se busca “prepararse para afrontar una situación de crisis con sangre fría”, explica el manual preparado por el ministerio de Educación. 500 profesores y personal educativo serán asimismo formados cada año en el Centro Nacional de Entrenamiento de la Gendarmería para aprender gestión de crisis.
Reacciones encontradas
Las nuevas medidas han despertado reacciones dispares entre los padres, desde los que consideran este tipo de preparación algo indispensable en el contexto actual de amenaza terrorista, hasta los que creen que los ejercicios tienen poca utilidad y crean ansiedad en los niños. Desde los ministerios de Educación e Interior se quiere implicar también a los progenitores en la seguridad de las escuelas, pidiéndoles que comuniquen si ven algún objeto o alguna persona sospechosa rondando por los alrededores del colegio o que, por ejemplo, no formen aglomeraciones a las puertas de los centros. Varias guías para padres se han puesto también a su disposición en la página web del ministerio de Educación.
“Ha habido padres preocupados por la seguridad, aunque la situación en el colegio, como se puede observar, es de total normalidad”, explica Gueret, quien cuestiona él mismo la eficacia de estas medidas. “Hemos revisado el colegio de arriba abajo, quién tiene acceso a las llaves… y, por ejemplo, las ventanas de la planta baja no están aseguradas y cualquiera puede saltar la valla del colegio por mucho que nosotros tengamos la puerta siempre cerrada y se vigile a conciencia quién entra en el centro”, confiesa el director. La seguridad absoluta no existe y el ministerio tampoco busca convertir los colegios en fortalezas, pero sí crear una “cultura común de la seguridad”, señalan desde el gobierno.
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Aislar a los niños de los atentados terroristas que han sacudido a Francia en los últimos dos años es una quimera. Los colegios han hecho una labor importante intentando explicar en clase un horror que para la mayoría de la sociedad es imposible de asumir, o cómo acostumbrarse a vivir con la amenaza. Aunque en los ejercicios de simulación no se hable de armas o de terroristas, son pocos los niños que no han escuchado esas palabras a sus padres, o en la televisión, normalmente en discursos alarmistas. En los manuales editados por el ministerio de Educación, reconocen que debido a la actualidad “es posible que haya que hablar de los atentados con los alumnos”, también con los más pequeños. “Los niños perciben la inquietud de los adultos”, señala el documento dirigido a los maestros, “y la manera de expresarse es tan importante como las palabras que se utilizan. Intentar sentirse, en la medida de lo posible, confiado, tranquilo, seguro de uno mismo, sereno. A partir de los 5-6 años, los debates argumentados pueden permitir un intercambio con los niños sobre la muerte, el miedo, la violencia, la maldad…”.
Los expertos creen que, si se llevan a cabo con delicadeza y respetando la edad de los pequeños, los ejercicios como el que se ha llevado a cabo en las últimas semanas en la mayoría de las escuelas francesas pueden dar seguridad a los alumnos porque, como explica el psiquiatra infantil Stéphane Clerget en las páginas de “Le Figaro”, “no se sentirán desvalidos ante un peligro». Según Clerget, «los niños sólo sentirán aprensión si ven que sus padres tienen miedo”.
Asia/25 de octubre de 2016/Fuente: UNICEF República Árabe Siria
Judy tiene nueve años y está ilusionada por regresar a la escuela, aunque ir a clase no siempre es fácil. Siga leyendo para conocer las dificultades a las que se enfrentan ella y otros niños del este de Alepo cuando, simplemente, tratan de recibir una educación. ALEPO, – A finales de septiembre comenzó el nuevo año escolar en varias zonas de la República Árabe Siria.
Para Judy, una niña de nueve años que vive en la ciudad vieja del este de Alepo, regresar a la escuela es un motivo de ilusión. Su asignatura favorita es inglés. “Mi hermana mayor me ayuda a estudiar. Me encanta esta asignatura”, confiesa. Sin embargo, ir a la escuela de forma regular suele representar un desafío para Judy y sus compañeros de clase.
“VoJudy regresa de su primer día de escuela pasando por los escombros de unas casas cercanas. “Voy a la escuela cada día, excepto cuando oigo los aviones”, sostiene.y a la escuela cada día, excepto las veces que oigo los aviones”.
La violencia y las bombas han dañado la escuela de Judy varias veces en los últimos años. Las casas cercanas a la escuela han sufrido grandes destrozos, pero cada mañana Judy camina con sus amigos por los escombros para ir a la escuela.
Para niños como Judy, procedentes del este de Alepo y de otras zonas del país, la primera semana de escuela no es igual que para otros niños del mundo. Desde que comenzó la crisis siria en 2011, las escuelas han sido atacadas en más de 4.000 ocasiones. Hoy en día, una de cada cuatro escuelas del país no presta sus servicios. Hay casi dos millones de niños que no van a la escuela y 1,35 millones que están en peligro de abandonarla, dado que la escalada del conflicto, los desplazamientos y las dificultades económicas los obligan a dejar los entornos que los protegen, como la escuela y los patios de recreo.
Otra dificultad que hay en Alepo es la electricidad: millones de personas se encontraron sin electricidad después de que la infraestructura eléctrica de la ciudad fuese dañada. En el este de Alepo, donde vive Judy, hay una disponibilidad prácticamente nula de electricidad, especialmente después de la escasez de combustible. “Ojalá pudiésemos recuperar algo de electricidad para poder ver los dibujos animados en la televisión”, decía Judy.
Sin embargo, lo que más deseaba Judy era que se volviera a abrir la carretera: “Espero que la carretera se abra pronto para poder ir a ver a mi hermano, que vive en otra ciudad y acaba de casarse. Ni siquiera he conocido a su esposa”, explicó.
Pero la carretera no se abrió. Al contrario, unos bombardeos intensos sacudieron la ciudad y, de nuevo, la escolarización de Judy ha quedado interrumpida.
La violencia y el conflicto siguen siendo una dura carga para los niños del este de Alepo y de otras zonas de la República Árabe Siria. UNICEF ha realizado un llamamiento a todas las partes del conflicto para que acaten sus responsabilidades al amparo de la legislación humanitaria internacional y protejan a los niños y a sus escuelas.
>Aquí puede saber más acerca de las necesidades humanitarias de los niños de la República Árabe Siria.
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