Francia/10 noviembre 2016/Fuente: el Confidencial
A un año de los atentados de París, las autoridades han implementado un programa para que los más pequeños sepan cómo reaccionar en caso de nuevos ataques. Hay disparidad de opiniones.
«Hoy vamos a jugar al escondite”. La maestra a un grupo de la “petite section”, los alumnos de tres años del colegio infantil Leon Schwartzenberg de París, explica a la clase que “cuando yo os haga este gesto -se lleva el índice a los labios-, shhh, hay que estar en silencio y tenemos que escondernos para que el director no nos encuentre”. Sorprendentemente, el bullicio habitual de un aula donde los alumnos acaban de dejar los pañales se apaga, y los 25 enanos entran en el juego y siguen a la maestra hasta uno de los dormitorios del colegio, donde permanecen cuatro minutos en silencio tumbados en el suelo y con las luces apagadas. En la escuela no se oye una mosca. El juego termina cuando el director toca a la puerta. ¡Bravo!, todo el mundo ha ganado el reto, y de premio una ‘chuche’.
Los pequeños no saben que el juego es, en realidad, un ejercicio de “alerta intrusión”, una de las nuevas medidas de seguridad que han puesto en marcha los centro docentes franceses ante un eventual atentado terrorista, y que se han desarrollado en las últimas semanas. “A estos niños tan pequeños no les podemos contar que estamos practicando por si entra un ‘malo’ en el centro para no crearles ansiedad o miedo, así que todo se hace de forma lúdica, como un juego del escondite”, señala a El Confidencial Daniel Gueret, director de este centro público del distrito 10 de la capital francesa, que acoge a niños de 3 a 5 años. Desde la “rentrée”, la vuelta al cole tras las vacaciones de verano, el gobierno francés ha desplegado un mayor dispositivo de seguridad en torno a los 64.000 colegios e institutos debido a la amenaza terrorista, pero también ha enviado una serie de consignas para que los alumnos y profesores puedan aprender a reaccionar ante un ataque.
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Los colegios judíos ya gozaban de fuertes medidas de seguridad en Francia, especialmente después del ataque perpetrado en 2012 por Mohamed Merah, el terrorista que mató en Toulouse a siete personas, entre ellos tres niños y un maestro en la puerta de una escuela hebrea. Pero la inquietud por la seguridad del conjunto de centros escolares no se ha hecho patente hasta que a finales de noviembre del año pasado, apenas dos semanas después de los terribles atentados que dejaron en París más de 130 muertos, el Estado Islámico pusiera en la diana a la escuela francesa. En el séptimo número de “Dar el Islam”, el órgano de propaganda francófono del Dáesh, los yihadistas cargaban contra el laicismo de la enseñanza en Francia, la prohibición del velo a las niñas, la no segregación por sexos o incluso la teoría darwinista de la evolución. Las autoridades han decidido tomar cartas en el asunto.
Tres simulacros deberán llevarse a cabo a lo largo del año en todos los establecimientos escolares, al menos uno de ellos específico sobre la entrada en el centro de un intruso peligroso. En los grados superiores, donde sí se explica en qué consisten estos ejercicios para esconderse o escapar en caso de amenaza, los alumnos de 14 y 15 años recibirán una formación en primeros auxilios, así como todos los delegados de clase a partir del “collège”, la enseñanza secundaria. Se busca “prepararse para afrontar una situación de crisis con sangre fría”, explica el manual preparado por el ministerio de Educación. 500 profesores y personal educativo serán asimismo formados cada año en el Centro Nacional de Entrenamiento de la Gendarmería para aprender gestión de crisis.
Reacciones encontradas
Las nuevas medidas han despertado reacciones dispares entre los padres, desde los que consideran este tipo de preparación algo indispensable en el contexto actual de amenaza terrorista, hasta los que creen que los ejercicios tienen poca utilidad y crean ansiedad en los niños. Desde los ministerios de Educación e Interior se quiere implicar también a los progenitores en la seguridad de las escuelas, pidiéndoles que comuniquen si ven algún objeto o alguna persona sospechosa rondando por los alrededores del colegio o que, por ejemplo, no formen aglomeraciones a las puertas de los centros. Varias guías para padres se han puesto también a su disposición en la página web del ministerio de Educación.
“Ha habido padres preocupados por la seguridad, aunque la situación en el colegio, como se puede observar, es de total normalidad”, explica Gueret, quien cuestiona él mismo la eficacia de estas medidas. “Hemos revisado el colegio de arriba abajo, quién tiene acceso a las llaves… y, por ejemplo, las ventanas de la planta baja no están aseguradas y cualquiera puede saltar la valla del colegio por mucho que nosotros tengamos la puerta siempre cerrada y se vigile a conciencia quién entra en el centro”, confiesa el director. La seguridad absoluta no existe y el ministerio tampoco busca convertir los colegios en fortalezas, pero sí crear una “cultura común de la seguridad”, señalan desde el gobierno.
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Aislar a los niños de los atentados terroristas que han sacudido a Francia en los últimos dos años es una quimera. Los colegios han hecho una labor importante intentando explicar en clase un horror que para la mayoría de la sociedad es imposible de asumir, o cómo acostumbrarse a vivir con la amenaza. Aunque en los ejercicios de simulación no se hable de armas o de terroristas, son pocos los niños que no han escuchado esas palabras a sus padres, o en la televisión, normalmente en discursos alarmistas. En los manuales editados por el ministerio de Educación, reconocen que debido a la actualidad “es posible que haya que hablar de los atentados con los alumnos”, también con los más pequeños. “Los niños perciben la inquietud de los adultos”, señala el documento dirigido a los maestros, “y la manera de expresarse es tan importante como las palabras que se utilizan. Intentar sentirse, en la medida de lo posible, confiado, tranquilo, seguro de uno mismo, sereno. A partir de los 5-6 años, los debates argumentados pueden permitir un intercambio con los niños sobre la muerte, el miedo, la violencia, la maldad…”.
Los expertos creen que, si se llevan a cabo con delicadeza y respetando la edad de los pequeños, los ejercicios como el que se ha llevado a cabo en las últimas semanas en la mayoría de las escuelas francesas pueden dar seguridad a los alumnos porque, como explica el psiquiatra infantil Stéphane Clerget en las páginas de “Le Figaro”, “no se sentirán desvalidos ante un peligro». Según Clerget, «los niños sólo sentirán aprensión si ven que sus padres tienen miedo”.
Fuente: http://www.elconfidencial.com/mundo/2016-11-08/atentados-paris-ejercicios-antiterroristas-escuelas-francia-ninos-esconderse_1286248/