29 octubre 2017/Fuente:losandes /Autor:GUÍA EDUCATIVA DE CUYO
Durante 2017 se dio inicio a las actividades de la denominada ETec, una innovadora escuela secundaria que propone dar un salto hacia la educación del futuro, con el sello de la excelencia educativa, calidad pedagógica y tecnología de punta.
En este exitoso primer año transcurrido, la ETec ha logrado consolidar un gran crecimiento personal y social entre sus estudiantes, caracterizado por el respeto a la diversidad y la participación activa de la familia en las actividades educativas.
Proyecto pedagógico
La institución plantea la formación integral de sus estudiantes, con un fuerte componente en el área de las Ciencias y la Tecnología, con dos títulos: Técnico en Electrónica o Técnico en Informática Profesional y Personal.
Bajo la premisa de una formación integral en valores como la responsabilidad, la conciencia ética y la solidaridad, la ETec estimula la promoción de conductas de sostenibilidad de los recursos naturales y el deporte, poniendo a disposición de sus jóvenes un polideportivo y un gimnasio. Además ofrece una formación especial para presentarse a rendir exámenes de inglés internacionales.
La educación y la tecnologíaa
En los últimos años hemos presenciado una revolución tecnológica que ha modificado nuestra vida cotidiana y por consiguiente, la forma en que enseñamos y aprendemos. A su vez, la necesidad de aptitudes tecnológicas, se extienden a todo tipo de profesiones. Según la revista Forbes “se estima que el 65% de los niños que entren a la primaria este año, terminarán trabajando en puestos que aún no existen”. Todo indica que educar mirando al futuro es -hoy como ayer- el gran desafío.
Por este motivo, la ETec impulsa un novedoso proceso de enseñanza-aprendizaje, a través de sistemas educativos adaptados a los nuevos desafíos laborales y sociales, en el que el aprendizaje se da a través de la tecnología. Esto se ve reflejado con la incorporación de aulas digitales, notebooks individuales, talleres de electrónica, ciencias básicas, ciencias naturales e informática.
Numerosos estudios han revelado que la estimulación y motivación aumenta al integrar tecnologías durante el aprendizaje.
La ETec está ubicada en calle Perito Moreno 2397, Benegas, Godoy Cruz. Y para más información pueden ingresar en http://etec.um.edu.ar
Fuente de la noticia: https://losandes.com.ar/article/view?slug=etec-la-escuela-secundaria-con-vistas-al-futuro-y-la-tecnologia
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Si uno se para en mitad de la calle Mártires de la Ventilla, donde se encuentra desde hace medio siglo el Centro de Formación Padre Piquer, y mira hacia el norte, puede ver asomando entre los edificios las cuatro torres; si lo hace hacia el sur, contemplará a poca distancia las torres Kio. Entre estos dos símbolos madrileños del poder y el dinero se encuentra La Ventilla, uno de los barrios más deprimidos de la capital, donde uno puede encontrarse aún a algún que otro borracho dormido a la sombra de un quiosco de prensa.
Es ahí donde el Padre Piquer ha obrado su particular milagro, el de llevar la innovación educativa a los sectores más desfavorecidos de la sociedad. Como explica su director, Ángel Serrano, durante su presentación como Escuela Changemaker de la Red Ashoka –el centro pertenece a la Fundación Montemadrid–, “a pesar de estar al pie de las grandes estructuras económicas, la pobreza sigue estando cerca, y aquí hay algunos por debajo del umbral”. En las aulas del Pirquer hay 1.100 estudiantes de 37 nacionalidades distintas y siete religiones diferentes, una diversidad “propia de los colegios públicos”, aunque este sea concertado.
Era una cuestión de renovarse o morir, y por ello pusieron en marcha en el curso 2003/2004 su primer aula colaborativa
La gran diferencia del Piquer es haber sido capaz de ofrecer, desde hace 15 años, metodologías de vanguardia y educación innovadora al mismo tiempo que conseguía que los brutales niveles de fracaso escolar se redujesen al mínimo. Lo suele contar Serrano: era una cuestión de renovarse o morir, y por ello pusieron en marcha en el curso 2003/2004 su primer aula colaborativa. Hoy, el 85% de los niños (comienzan en 1º de ESO) promociona y se titula. Un porcentaje semejante al 77% de alumnos que, según el director, están becados para cubrir necesidades básicas (comedor o transporte, por ejemplo).
“A finales del siglo pasado tuvimos que responder a una pregunta: ¿a quién le doy clase hoy?”, rememora Serrano. La respuesta no era fácil, porque no solo la desmotivación era alta, sino que los niveles de absentismo eran muy elevados, incluso cuando ya laepidemia de drogadicción que había asolado La Ventilla durante los años 80 parecía haber quedado atrás. “La solución llega en 2003, cuando ponemos en marcha un proyecto que muestra que independientemente de la situación de los niños, se puede trabajar de otra manera”. No se trataba del currículo, se dieron cuenta, sino de los métodos.
El proyecto estrella del centro son las aulas cooperativas, donde 60 estudiantes son asesorados por un grupo de entre tres y cinco profesores para llevar a cabo proyectos en común. Pero el centro también ofrece programas de formación profesional y aulas de enlace donde los estudiantes que provienen de otros países pueden aprender el idioma antes de pasar a la formación convencional, una fórmula que la Comunidad de Madrid ha eliminado en todos los colegios públicos de Madrid. “Tirar un muro es fácil”, matiza el director. “Pero tienes que asegurarte de que queda bien, tienes que pintarlo… Ya me entendéis”.
¿Cómo te financias cuando eres una excepción?
Hay una diferencia sustancial entre el Padre Piquer y la mayor parte de centros innovadores de nuestro país: estos suelen ser privados, con matrículas nada asequibles para los sectores más desfavorecidos para la sociedad. El Piquer, en cambio, es un colegio concertado que no es financiado por los padres. De ahí que, como explica Serrano, su principal labor durante el 80% del tiempo sea “buscar recursos para mis alumnos y alumnas”: “Hay que salir del colegio, eso se lo digo siempre a los directores de otros públicos y concertados”. Por eso, hoy se enorgullece de que, por ejemplo, haya 240 ‘tablets’ disponibles para los estudiantes.
El concierto llega hasta donde llega, y tenemos que buscar instituciones que quieran invertir en que este proyecto sea posible
No es algo muy habitual en el panorama de los colegios españoles, que suelen ceñirse a los recursos de los que disponen. Como explica Serrano, que lleva en el centro desde 1982, “el concierto llega hasta donde llega, y tenemos que buscar nuevas instituciones que quieran invertir en que este proyecto sea posible”. El Centro de Formación, dirigido por los jesuitas (como recuerda a veces su director, ellos ya aplicaban lo que ahora se ha empezado a hacer en Cataluña), abrió sus puertas en su actual ubicación a mediados de los 60, y aparece en todos los listados de los colegios más innovadores de España. La implicación de los padres no siempre es fácil, recuerda, y con muchas familias “basta con pedirles su confianza, bastante tienen muchos de ellos con sobrevivir”.
En su horizonte, explica el director mientras fuera de la Biblioteca se realizan los preparativos para la fiesta de graduación de Segundo de Bachillerato, se encuentra la ampliación de su programa metodológico, que por ahora solo llega hasta 3º de ESO, hasta la Formación Profesional de Grado Superior, pasando por todos los cursos de Secundaria hasta Bachillerato. Meta, año 2021. “No es un proyecto de etapa”, explica, “y para eso se necesitan recursos”. Por ejemplo, para reducir las horas lectivas de sus profesores, que en este momento se encuentran en 25, con el objetivo de que puedan preparar mejor las clases.
¿Cómo funciona un aula cooperativa?
Entrar en una de estas aulas de cooperación es penetrar en un lugar donde bulle la inquietud. Por una parte, la propia de la edad, a la que hay que añadir un plus de nerviosismo, ya que las decenas de alumnos que están sentados en mesas redondas tendrán que exponer ante la clase una presentación sobre los distintos climas del mundo, que llevan debidamente preparadas en sus tablets. “¡Yo soy hacker!”, le grita uno de ellos a Miguel Luengo, otro ‘fellow’ de Ashoka, cuando descubre que es el creador del juego Malariaspot, con el que se ayuda a diagnosticar la enfermedad a través de un videojuego.
“No se trabaja por asignaturas, sino por ámbitos”: estos van desde el científico-matemático hasta SCL (sociales, lengua e inglés)
Los proyectos que se pueden encontrar en las aulas del Padre Piquer mezclan un poco de adquisición de conocimiento, un poco de puesta en práctica de habilidades y algo de pericia manual. Como recuerda Gregorio Casado, coordinador de innovación del centro, “no se trabaja por asignaturas, sino por ámbitos” (como el SCL, sociales, lengua e inglés; el CT, ciencias, matemáticasy tecnología; y el artístico). Se trata de una herramienta que tiene el objetivo de conseguir que el conocimiento sea menos fragmentado y tenga una aplicación más directa. El proceso no ha sido fácil, pero 14 años después, el resultado satisface a todos sus responsables. “Hemos tenido que flexibilizar la organización para que pudieran tener cabida otras propuestas”, añade Casado.
En el aula de enlace, los aproximadamente veinte estudiantes se presentan uno a uno. Su origen es muy diverso: desde Rumanía, el país más cercano al nuestro de los presentes, hasta China o una familia de tres hermanos de Bangladesh. Tienen nueve meses para aclimatarse al nuevo entorno antes de pasar a las clases con el resto de compañeros, pero pueden considerarse afortunados, ya que la mayor parte de niños en su situación no dispondrían de dicha posibilidad si estudiasen en un público, debido a la eliminación de estos programas. Su manejo del español es sorprendente: todos son capaces de presentarse con cierta fluidez, señalando su edad y el tiempo que llevan España. Ninguno supera los dos años.
En una de las aulas del laboratorio del Piquer, un joven da los últimos toques a un ‘fidget spinner’ que han producido en una impresora 3D (los ordenadores de los compañeros escupen los diseños originales por sus pantallas). En el aula contigua, un robot diseñado a partir de una placa Arduino se desplaza sobre un mapa en relieve de España en la edad romana. Son los alumnos de Electrónica que, si todo marcha como se encuentra en la cabeza de los responsables del Padre Piquer, también participarán pronto de su metodología colaborativa. O quizá sería mejor hablar de otro órgano: “Aquí lo importante es el corazón”.
América del Sur/Venezuela/26 Marzo 2017/Fuente: elperiodiquito/Autor:Rhoxana Carrasco
Estudiantes de la Unidad Educativa Nacional Carlos García Barrera del municipio Libertador y de la Unidad Educativa Estadal José Vicente Tovar de Francisco Linares Alcántara (FLA), realizaron un recorrido por las instalaciones del Museo Aeronáutico de Maracay, acompañado por el secretario de Educación en Aragua, Leonardo Alvarado. Esta actividad se realizó con el propósito de que los pequeños practiquen el conocimiento adquirido en las aulas de clases.
Alvarado informó que en la actividad participaron alrededor de 60 estudiantes de dos escuelas que tuvieron la oportunidad de participar en el programa de aulas abiertas que impulsa la secretaría de Educación. “Los alumnos ya saben hacer los proyectos dentro de las diferentes instituciones educativas, pero ahora queremos ir más allá y salir de los salones para trabajar la teoría y la práctica, porque desde ese aspecto se consolida el conocimiento”, agregó.
Aseguró que esta nueva modalidad la realizarán una vez por semana con los estudiantes de las diversas escuelas de la entidad, el cual cuenta con el apoyo de los padres, representantes y el personal directivo. Sostuvo que estas visitas se harán a otros lugares históricos de Aragua.
Fuente de la noticia: http://elperiodiquito.com/secretaria-de-educacion-impulsa-programa-de-aulas-abiertas/
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Logran despertar el interés de los alumnos con ideas innovadoras que le dan sentido a su paso por las aulas.
Desafían el enfoque tradicional de enseñanza y, con eso, sorprenden a sus alumnos.
Son maestros que deciden no encarar sus clases en «piloto automático» y muestran que existen otras formas de aprender, más entretenidas y originales. Así combaten el aburrimiento y la apatía y dan respuesta a las necesidades y demandas de los jóvenes de hoy.
Para lograrlo, impulsan proyectos donde la innovación es protagonista y el conocimiento se pone en acción. Chicos que aprenden haciendo, a la vez que desarrollan la creatividad, el pensamiento crítico, el trabajo en equipo, la empatía, el liderazgo y la resolución de problemas.
En Bariloche, Mariano Campi propone a sus alumnos que recorran los barrios humildes cercanos a la escuela para mejorar la construcción de aquellas viviendas precarias habitadas por familias que, en el invierno, deben enfrentar temperaturas bajo cero. En José C. Paz, provincia de Buenos Aires, Alberto López Camelo invita a los estudiantes a producir documentales vinculados a la realidad más próxima a los jóvenes, por ejemplo: la discriminación, la violencia de género, el abandono escolar.
Y Ariel Cordisco, en el barrio porteño de Barracas, creó un taller de subtitulado donde les enseña a sus alumnos a traducir y a subtitular material audiovisual del inglés o francés al castellano, combinando la práctica del idioma con el uso de las nuevas tecnologías.
El éxito de estas propuestas consiste en lograr que los alumnos trabajen para alcanzar un objetivo concreto donde plasmar los saberes. Además las iniciativas se relacionan con intereses de los jóvenes como el uso de las nuevas tecnologías y son habitualmente actividades solidarias.
«Hoy los docentes notamos la falta de atención que existe en los estudiantes, hay muchos elementos disruptivos. Por eso, este tipo de proyectos, que rompe los esquemas del formato áulico tradicional y es menos encorsetado, hace que los chicos se motiven. Es la expectativa ante lo inesperado. Cuando los jóvenes perciben que uno tiene algo para darles y busca formas innovadoras de enseñar, ellos lo agradecen y enseguida se predisponen a aprender», dice Cordisco, de la Escuela de Comercio Joaquín V. González.
Por su parte, López Camelo de la escuela de José C. Paz, opina que es fundamental que los docentes se esfuercen por «pensar otras formas de atraer a los chicos al conocimiento». En su caso, «dejar de lado el método del profesor dando clases, para generar la búsqueda del conocimiento por parte de los mismos chicos, con herramientas afines a ellos».
Soluciones a medida
Tanto Cordisco como López Camelo y Campi forman parte de las tres escuelas ganadoras de la 10° edición del Premio Comunidad a la Educación que este año contó con la participación de 255 instituciones educativas de distintas partes del país. El premio, que es organizado por Fundación LA NACION junto con el Banco Galicia y la Fundación Osde, tiene como objetivo reconocer a equipos docentes que desarrollan proyectos creativos para mejorar la calidad educativa.
En este sentido, el foco del concurso, que cuenta con el apoyo de Latam Argentina, Cimientos, Educar 2050, Telefé y la Universidad de San Andrés, consiste en apoyar las iniciativas de escuelas en situación de vulnerabilidad socioeconómica, que buscan mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje y a su vez impactan de forma positiva en la comunidad local.
Inés Aguerrondo, miembro del jurado encargado de elegir a los ganadores y licenciada en Sociología con estudios de posgrado en planificación educativa y en política social, sostiene: «Hoy ya no se trata de «aplicar métodos», sino de que cada maestro pueda encontrar su propia solución. Esto quiere decir que, al igual que cualquier profesional, a lo largo de su formación, el docente aprende encuadres básicos y teorías, pero cuando se encuentra con un caso concreto que tiene que resolver [el médico con el enfermo, el abogado con el caso que está litigando], cada uno echa mano a sus conocimientos adquiridos en su formación y toma decisiones propias ajustadas a ese problema. O sea, innova, hace algo que otros no han hecho».
Asimismo, la especialista destaca la importancia de que los alumnos pongan en práctica los conocimientos, un ingrediente clave de los proyectos ganadores de este premio, ya que esto marca la diferencia entre el «aprendizaje débil» (el que ocurre normalmente) y el «aprendizaje profundo» (el que se da cuando uno hace). «Los chicos asienten con la cabeza y hasta repiten como loros, pero no aprenden. El conocimiento sólo se instala si se usa para algo», concluye Aguerrondo.
Además de los tres proyectos ganadores, también se otorgaron menciones especiales a: «El cooperativismo como herramienta educativa» del IPEA Nº 239 Héctor M. C. Reynal en Córdoba; «Fabricación de cartelería en sistema braille para personas con discapacidad visual» del Centro de Educación Técnica N° 18 en Río Negro; «Hermanados por el chaguar» del Instituto Agrotécnico San José Obrero, en Darregueira (Buenos Aires), y «Misión basura cero» de la Escuela Liceo Nº 10 en capital federal.
Bariloche: mejoran las casas de sus vecinos
«El invierno es muy crudo en esta zona del alto de Bariloche donde las construcciones de las casas son precarias y de muy mala calidad», revela Mariano Campi, profesor de la escuela rionegrina Nehuén Peumán, mientras se pone un casco amarillo y reparte palas, carretillas y guantes a sus alumnos vestidos con mamelucos azules. «Para las familias que viven en este barrio cercano a la escuela, los meses de frío son durísimos. Muchas veces, con tal de sentir calor, la gente termina quemando plástico, basura y hasta muebles», dice para explicar cómo nació el proyecto de esta institución educativa donde los egresados se reciben con el título de maestro mayor de obra.
Campi propuso a sus estudiantes de 4°, 5° y 6° año involucrarse en una movida que los cautivó: mejorar las casas de sus vecinos, comenzando por el hogar de Romina, una madre soltera en situación de vulnerabilidad social. Para lograrlo, los jóvenes trabajaron en la vivienda varias semanas poniendo en práctica los conocimientos aprendidos en el aula y utilizaron técnicas constructivas naturales en sintonía con el cuidado del medio ambiente. Revocaron las paredes, taparon las filtraciones de aire, construyeron una estufa ecológica de alto rendimiento denominada «rocket» y se esforzaron por optimizar la eficiencia térmica del lugar.
Romina describe lo que significó para ella esta experiencia: «Los chicos me ayudaron a tapar los chifletes y ahora mi casa está más calentita. Fue lindo porque trabajamos en equipo, yo era una más del grupo. Aprenden ellos y aprendemos nosotros. Antes yo no sabía cómo revocar una pared y pensaba que era difícil, pero ellos me enseñaron cómo hacerlo».
El hecho de ayudar a otras personas fuera del ámbito escolar incentiva a los chicos porque significa «salir a la cancha», dice Campi, y agrega que pronto comenzarán a trabajar en cuatro nuevas viviendas. «Para todos es muy emocionante porque -tanto alumnos como docentes- vemos cómo una familia que antes la estaba pasando realmente mal, ahora puede mejorar su calidad de vida.»
Entre los alumnos participantes se encuentra Elizabeth Carrasco, que confiesa: «Yo viví en una casa de madera precaria y sé lo que es pasar frío. Entonces me pongo en el lugar de estas familias y me siento bien, porque en su momento me hubiera gustado que alguien me enseñara cómo mejorar térmicamente mi casa o construir una estufa «rocket». A veces no tenés la plata para comprar materiales, entonces está bueno conocer estas técnicas que aprovechan los elementos de la naturaleza».
Además, su compañera Florencia Ojeda agrega: «No es lo mismo estudiar la teoría que ver en la práctica cómo manipular los materiales de construcción. Salir del aula es siempre más divertido y este proyecto nos va a quedar como un gran recuerdo cuando terminemos el colegio».
José C. Paz: aprenden detrás de cámara
Alberto López Camelo elige ser docente en el conurbano bonaerense, más precisamente en José C. Paz, donde el desempleo, la falta de recursos y la inseguridad son moneda corriente entre las familias de sus alumnos. A pesar de las problemáticas con que se topa a diario, este hombre de 57 años disfruta trabajar en la Escuela de Educación Secundaria N° 1 porque todos los días vuelve a su casa sintiendo que les dejó «algo positivo» a los jóvenes.
«Busco que los chicos se interesen por lo que a mí me apasiona: la historia», dice con una sonrisa y deja al descubierto la razón que dio origen al proyecto «Documentar el barrio», a través del cual los chicos producen documentales audiovisuales sobre temáticas propias de su interés, relacionadas con su entorno. Se trata de una forma diferente de acercarlos a las ciencias sociales.
Luz, cámara, acción
«Como los chicos se sienten muy atraídos por los medios audiovisuales, los utilizamos como formato de investigación. Cuando vos les decís que hagan un trabajo práctico, ¿qué es lo que hacen generalmente? Copian de Internet. En este caso, los mismos alumnos tienen que investigar, consultar a especialistas en la temática, hacer las entrevistas, armar el guión, filmar, aprender a editar y organizar las tareas en equipo para producir los cortometrajes», expresa López Camelo.
Los 30 jóvenes que anualmente forman parte del taller de cine lo hacen de forma voluntaria, en horario extra escolar, incluso sábados y domingos. «Primero vemos la teoría y después les doy total libertad para que ellos mismos armen sus producciones. Resuelven por sí solos los problemas que van surgiendo y fortalecen su poder de decisión», continúa este docente que, varias veces, ha puesto dinero de su bolsillo junto a otros profesores para comprar los equipos de filmación y edición.
En total llevan más de 25 producciones realizadas que reflejan un trabajo profesional, serio y comprometido por parte de los alumnos, incluso uno de los documentales fue traducido al danés para tratar el tema de la discriminación en una escuela de ese país que solicitó el material.
«La mayoría de los chicos que pasa por el taller termina estudiando una carrera universitaria o terciaria», asegura López Camelo. Tal es el caso de Daniela Machuca, que sueña con ser bioquímica y relata: «Yo soy muy tímida y antes no hablaba absolutamente nada. Eso era una gran dificultad porque el año que viene voy a entrar a la universidad. Este proyecto me ayudó mucho a expresarme, me abrió la cabeza y me hizo conocer otras realidades, despejarme y salir de los problemas que hay a mi alrededor».
En esto coincide su profesor: «Para muchos chicos esta escuela es un océano de tranquilidad. Hay quienes, aunque haya un diluvio universal y las calles estén llenas de barro, van a venir igual porque acá se sienten cómodos».
Barracas: subtitulan para reforzar el inglés
Inglés, la materia que Ariel Cordisco enseña en la Escuela de Comercio Joaquín V. González, en el barrio de Barracas, ocupaba en 2015 el tercer lugar en el ranking de las asignaturas con mayor porcentaje de desaprobación. De una población de 1261 estudiantes, 367 la tenían desaprobada, lo que equivale a un 30% de los alumnos. «Nos dimos cuenta de que estos índices eran muy altos y ponían en riesgo el egreso de 5° año de los chicos. Por eso pensé en un proyecto que fuera integrador y estuviera vinculado a otras materias como lengua y francés», apunta Cordisco.
Así dio surgimiento a un taller donde propone a los estudiantes subtitular materiales audiovisuales que están en inglés o francés al español rioplatense. Estos videos, que muchas veces son traídos por los alumnos y otras seleccionados por el profesor, son de un gran valor artístico, como por ejemplo, poemas, canciones o películas. Los chicos se encargan de traducir los textos y luego realizar el subtitulado utilizando un software de edición especial para esta tarea.
Responder a sus intereses
«Los docentes sentimos la necesidad de usar estrategias novedosas para llegar a los jóvenes de hoy. A través de este proyecto los chicos se enganchan usando las herramientas que brindan las nuevas tecnologías y las netbooks. Esto resultó en un mejor rendimiento tanto del inglés como del francés y generó una mayor atención a las reglas gramaticales y ortográficas del español», se alegra Cordisco, quien se sorprendió frente a la buena recepción que la iniciativa tuvo entre los alumnos.
Uno de ellos es Alan Fuenteromero, de 2° año. «Lo más interesante de este proyecto es que nos da otra capacidad para hablar el idioma y nos ayuda a sumar palabras nuevas a nuestro vocabulario», dice este estudiante para quien Cordisco es mucho más que un docente, también significa un apoyo para los jóvenes y adultos de esta escuela que provienen de los barrios de Barracas, La Boca, San Telmo, Constitución y, principalmente, de la villa 21-24 y Zabaleta.
La percepción de este adolescente concuerda con la visión de su docente. Porque los maestros ganadores del Premio Comunidad a la Educación tienen un denominador común: ven a sus alumnos no sólo como meros estudiantes, sino como personas. Saben que la relación que generan con ellos prepara un terreno fértil para el aprendizaje y que nada podrían lograr si descuidaran este vínculo.
«Si no estás atento a lo emocional, perdés. Sin lo afectivo no hay posibilidad de que los contenidos académicos sean significativos, más aún teniendo en cuenta la realidad de nuestros chicos. Estos conocimientos resultan y se hacen carne a través del vínculo emocional que generás con ellos», asevera Cordisco.
Evento Premiación
Las escuelas ganadoras de la 10° edición del Premio Comunidad a la Educación serán galardonadas en el VIII Foro de Calidad Educativa «Aprendizaje e innovación», que es organizado por la ONG Educar 2050. El encuentro tendrá lugar el martes 8 de noviembre, de 14 a 19.30, en el Auditorio Buenos Aires Design (Av. Pueyrredón 2501, CABA).
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