“No sé el nombre del padre de mi hija”

Por: Tahira Vargas García

La niña tiene 11 años y tiene una hija de 1 año. El proceso de embarazo y parto fue casi una tragedia para la madre por las condiciones físicas características de su temprana edad, sufrió continuas recaídas en todo el proceso de embarazo. “Pensé que la iba a perder, que mi niña se moría”

“No sé quién es el padre de mi hija. Pregúntale a mi mama”. La madre responde: “el padre de mi hija es José, vive por aquí. El violó a mi niña un día que entró a la casa cuando ella estaba sola con su hermana. Fui al cuartel a poner la denuncia y me dijeron que lo iban agarrar nunca lo llevaron preso. El anda por ahí, mi hija le tiene mucho miedo”.

Este relato se extrae de una entrevista realizada hace unos meses en un estudio en un barrio marginado de Santo Domingo. La niña tiene 11 años y tiene una hija de 1 año. El proceso de embarazo y parto fue casi una tragedia para la madre por las condiciones físicas características de su temprana edad, sufrió continuas recaídas en todo el proceso de embarazo. “Pensé que la iba a perder, que mi niña se moría”.

Continuamente en estudios que realizamos en barrios marginados y comunidades rurales del país encontramos múltiples casos como estos. Niñas de 8-12 años que han sido victimas de abuso sexual por vecinos, padres, padrastros, hermanos y tíos. El abuso sexual se produce en el silencio y el embarazo lo visibiliza.

La aprobación reciente por la Junta Central Electoral de la entrega de cédulas a menores de 12 años que tienen hijos e hijas ha escandalizado nuestra sociedad. Parece un absurdo total el que niñas menores de 12 años tengan una cedula por ser madres.

El escándalo debería ser mayor al ver que la JCE ha tenido que tomar esta medida para que no se siga reproduciendo la indocumentación de miles de niños y niñas que nacen de una madre-niña. Con ello se contribuye a la ruptura con los círculos de indocumentación y vulnerabilidad que afecta a hijos e hijas e niñas-madres.  A su vez demuestra la recurrencia y gravedad del fenómeno que no se queda en unos pocos casos aislados, sino que por el contrario tiene impacto en el ámbito nacional. Demostrándose con ello que las violaciones sexuales hacia niñas menores de 12 años son bastante frecuentes, así como su consecuente embarazo.

El otro lado de la moneda son las posibles consecuencias en el respeto a los derechos de la niñez en esta población. Se corre el riesgo de la confusión sobre su condición de niñas y que se les trate como adultas aún con edades de 9-17 años y con ello se agudice su exclusión en las familias y centros educativos, así como la legitimación de las violaciones de derechos hacia las mismas.

¿Qué refleja una medida como esta? Además de la gravedad del problema de las violaciones sexuales hacia las niñas, su embarazo en la expone a riesgo de muerte tenemos que se muestra con ello el fracaso del Estado Dominicano en intervenir en sus raíces que afecta a las niñas pobres de este país con elementos como los siguientes:

*Ausencia de políticas sociales dirigidas a cambiar las prácticas cotidianas de la población masculina contra las niñas sostenidas en una masculinidad machista y violenta que se exhibe con permiso para agredir sexualmente a la infancia y la niñez sin límites.

*Falta de una educación sexual dirigida a empoderar a niñas y adolescentes sobre su cuerpo desde el conocimiento de sus derechos con herramientas de protección desde el sistema educativo y desde una educación no formal

*Deficiencias en la educación de las familias sobre los derechos de la niñez y adolescencia y la ruptura con la normalización del acoso y abuso sexual.

*Negación del derecho que tienen las niñas de interrumpir un embarazo fruto de una violación sexual que las expone al riesgo de muerte y afecta su desarrollo integral. Se les obliga a continuar con el embarazo fruto de una violación que las expone a riesgo en su salud y desarrollo y en la continuación del circulo de violencia que viven.

Actualmente en el Congreso se debate el Código Penal, del cual se excluyó la despenalización del aborto por las tres causales. La medida tomada por la JCE demuestra las graves consecuencias de la penalización total del aborto en una sociedad donde las violaciones y embarazos de niñas está normalizada y es parte de la cotidianidad. Nuestra infancia y niñez vive así desprotección y sometimiento a la vulnerabilidad de forma continua.

Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOY 

Fuente: https://acento.com.do/opinion/no-se-el-nombre-del-padre-de-mi-hija-8876034.html

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Confinamiento y roles de género

Por: Leonardo Díaz

En mi artículo, “Estado de excepción y actitud crítica”,  afirmé que uno de los problemas del confinamiento, en el marco de la pandemia del COVID- 19, es el hecho de que, además de la naturaleza informal de la vida económica de millones de personas en República Dominicana, la calle constituye un medio de reafirmación de la masculinidad.

La sociedad dominicana, como las sociedades latinoamericanas en general, son comunidades donde impera la inequidad de género asignando unos roles sociales muy rígidos, en función de si una persona es hombre o mujer. La asignación de roles de género implica una distribución rígida de los espacios. Si la mujer debe realizar las actividades domésticas, entonces la casa es su espacio, el lugar donde ella rige en términos operacionales. Si el rol del hombre es proveer, especialmente en estratos sociales donde no existe la nueva tendencia del teletrabajo, su espacio es la calle, allí impone su señorío.

En función de esta demarcación estricta se evalúan las competencias “naturales” de las personas. La mujer será una auténtica fémina en la medida que cumpla con eficacia los oficios domésticos. El hombre, en la medida en que sea capaz de sustentar a la familia. El vínculo entre rol y espacio hace que la masculinidad y la feminidad se realicen y reafirmen, en la calle, para los hombres; en la casa, para las mujeres.

Si esto es así, el confinamiento de los hombres en los barrios dominicanos constituye una “afrenta a su masculinidad”. En la casa se quedan las mujeres y los niños.

Tahira Vargas ha señalado, en su último artículo, “Masculinidad y cuarentena”,  que el confinamiento dentro de una sociedad con nuestras características produce un conflicto entre el imaginario donde han sido formados los hombres y la normativa que ahora se les exige.

En los hogares de clase media moderna donde se han transformado los roles de género tradicionales y las parejas han sido educadas con sensibilidad hacia el problema de la equidad de género, la desdibujación de esos roles desdibuja la demarcación estricta de los espacios. La calle y la casa son dominios de co-gobierno si los roles son compartidos. Esto no ocurre en los barrios marginales.

Lo señalado no solo aplica para fines de la administración del trabajo, sino también, del ocio. Los roles de género de una sociedad donde impera la inequidad asigna de modo estricto los espacios del entretenimiento, precisamente allí donde se realizan las actividades de trabajo. La mujer se divierte en la casa, o en casa de una amiga. Solo sale a divertirse en la calle si está acompañada, sea de amigas, familiares o una pareja, y durante un tiempo condicionado por el padre o el esposo.

Por su parte, el hombre se entretiene en la calle, sin tiempo asignado. Allí socializa con los amigos, flirtea, “habla de asuntos de hombres y hace cosas de hombres”. Por tanto, en la calle se reafirma como tal.

Todo esto debe ser entendido en términos no intelectuales. No se trata de que el hombre, de modo racional, se dice a si mismo que saldrá a la calle para reafirmarse, ni que las mujeres interpretan de modo racional que la casa es su espacio.

Hablo de unos modelos, imaginarios, patrones culturales que, como tales, son asimilados desde muy temprana edad e incorporados, de modo inconsciente, como hábitos de pensamiento y conducta. Por ello, cuando se establece una norma de confinamiento, el individuo, aunque no salga a trabajar, educado para no quedarse en casa, se rebela, no de modo intelectual, sino visceral, impulsivamente, aunque intelectualmente sepa que existen unas acciones de represalia si decide violentar la normativa.

Así, los discursos ideológicos que han perpetuado la inequidad de género en tiempos de normalidad, atentan contra las políticas del Estado en tiempos de excepción. La inequidad de género no es solo una situación que perjudica a las mujeres, aunque en efecto, sean las más afectadas. Es una situación que lacera todo el entramado social y dificulta la resolución de las nuevas situaciones sociales problemáticas, porque estas requieren, para su solución, de nuevas formas de pensar, así como presuponen espacios de diálogo y cooperación.

Fuente: https://acento.com.do/2020/opinion/8803327-confinamiento-y-roles-de-genero/

Imagen: https://pixabay.com/photos/chance-equality-equal-opportunities-3335805/

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Otros 50 millones de niños vivirán en los barrios marginales de África Subsahariana para 2030

Redacción: Europa Press/09-01-2019

UNESCO advierte de las necesidades educativas que tendrán estos menores y apela a elaborar planes para garantizar este derecho

La urbanización continuada del África Subsahariana, unida al fuerte crecimiento de población que está experimentando el continente, hará que para 2030 haya 50 millones de niños más viviendo en los barrios marginales de sus ciudades, unos niños que necesitarán tener cubiertas sus necesidades, sobre todo en lo relativo a la educación.

Así se desprende del informe Seguimiento de la Educación en el Mundo 2019 (GEM) publicado esta semana por la Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en el que se advierte de que para esa fecha habrá 80 millones de niños más viviendo en los llamados ‘slums’, 50 de los cuales en el África Subsahariana.

La tasa de urbanización del África Subsahariana ha pasado del 15 por ciento en 1960 al 38 por ciento actual. Entre 1995 y 2015, el número de residentes urbanos en el continente prácticamente se duplicó y se espera que ocurra casi lo mismo nuevamente para 2035. Para 2050 se estima que el 56 por ciento de la población sea urbanita.

Muchos de quienes se instalarán en los ‘slums’ no serán desplazados internos llegados desde otras partes del país por distintos motivos, como los conflictos, el cambio climático o la falta de oportunidades, sino también refugiados llegados de países vecinos.

Estos niños necesitarán recibir una educación, un derecho universal reconocido internacionalmente. Se prevé que serán necesarias 1,8 millones de clases más en esta parte del globo para 2030. Otros 50 millones de niños vivirán en los barrios marginales de África Subsahariana para 2030. En concreto, según la UNESCO, Nigeria, el país más poblado de África, necesitará 400.000 clases; República Democrática del Congo, el país con la mayor cifra de desplazados del continente, 290.000; Etiopía, el segundo país más poblado, 120.000, y Tanzania, 116.000.

«A medida que el número de personas que viven en y alrededor de las ciudades sigue creciendo en los países pobres, necesitamos una gestión sistemática de las necesidades educativas en esos barrios marginales», defiende el director del informe, Manos Antoninis.

«Sin esta información, los gobiernos pueden hacer la vista gorda con facilidad», advierte, insistiendo en que «si queremos no dejar a nadie atrás, este debería ser el punto de partida, no una ocurrencia tardía».

EDUCACIÓN DE BAJA CALIDAD EN LOS ‘SLUMS’

La poca información de que se dispone demuestra que la educación en estos barrios marginales es mucho peor que en otras zonas urbanas. Otros 50 millones de niños vivirán en los barrios marginales de África Subsahariana para 2030. Los estudios realizados en dos ‘slums’ de Nairobi demostraron que el porcentaje de mujeres con al menos algún grado de educación pasó del 32 por ciento en 2000 al 51 por ciento en 2012, muy lejos del 68 por ciento de media en la ciudad.

Según denuncia la UNESCO, los migrantes en estos barrios chabolistas son incapaces de beneficiarse de los esfuerzos de los gobiernos por ampliar los programas sociales, incluida la educación, a las zonas urbanas, ya que a menudo necesitan demostrar su residencia. En Kenia, el programa de protección social urbano exigió identificación nacional, lo que excluyó al 5 por ciento de los residentes en estas barriadas preseleccionados, que eran refugiados.

Por otra parte, la falta de escuelas gubernamentales en estas zonas ha llevado a que el espacio lo cubra  las ONG y actores privados.

En cuatro zonas de bajos recursos de Kampala, la capital de Uganda, el 84 por ciento de los niños matriculados desde la guardería hasta secundaria acudían a centros privados. Más del 40 por ciento de los migrantes y otros residentes en dos barrios informales en Nairobi acudieron a escuelas privadas entre 2003 y 2010. Más del 40 por ciento de los migrantes y otros residentes en dos barrios informales en Nairobi acudieron a escuelas privadas entre 2003 y 2010.

Otros 50 millones de niños vivirán en los barrios marginales de África Subsahariana para 2030

HAY QUE PLANIFICAR LA EDUCACIÓN

Aunque las estimaciones nacionales apuntan a que menos de la mitad de la población de África vive en zonas urbanas, UNESCO destaca que nuevas estimaciones basadas en una metodología mejorada, que incluye el escaneo vía satélite, sugieren que realmente más del 80 por ciento lo hacen, por lo que la necesidad de planificar y proveer educación se hace más acuciante.

La falta de datos hace que los gobiernos subestimen la demanda educativa. Por ejemplo, el censo de Kibera, el ‘slum’ más grande de Nairobi, ofrecía datos un 18 por debajo de los recabados en un ejercicio de mapeo casa por casa.

Por otra parte, el informe de la UNESCO llama la atención sobre la falta de profesionales de planificación urbanística en África capaces de empujar hacia una urbanización sostenible que proteja a los más pobres e incluya la educación como parte del paquete de regeneración.  Por ejemplo, en Kenia solo hay uno de estos expertos por cada 200.000 habitantes mientras que en Uganda la cifra es de uno por cada 400.000.

Fuente: https://www.europapress.es/internacional/noticia-otros-50-millones-ninos-viviran-barrios-marginales-africa-subsahariana-2030-20181124091241.html

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