Más de 100 millones de personas en el mundo han sido desplazadas. Las bibliotecas les prestan ayuda.
Actualmente, más de 100 millones de personas han sido desplazadas de sus hogares alrededor del mundo, según datos proporcionados por el Comité de Rescate Internacional. Esto debido a conflictos bélicos como los que transcurren en Siria, Ucrania, Venezuela, Somalia y otros países. La mayoría de estas personas salen de su lugar de origen con solo lo que pueden cargar, y llegan a una locación de asilo sin información de qué hacer, cómo sobrevivir o validar su condición como refugiados. Aquí es donde las bibliotecas pueden ser un recurso invaluable para estas personas.
En artículos anteriores hemos hablado de cómo las bibliotecas no son solo almacenes de libros, sino cúmulos de conocimiento habilitadas para compartir información, y crear comunidades. En el caso específico de los refugiados, hay mucho que las bibliotecas pueden hacer para ayudar en su búsqueda de asilo. Cuentan con libre acceso a computadoras con WiFi, para informarse sobre los trámites a realizar y mantener comunicación con los organismos de los que dependen esos procesos. Materiales de lectura con información para la búsqueda de asilo en diversos idiomas, personal capacitado para apoyar en la revisión y aprovechamiento de estos recursos y actividades gratuitas para infantes y familias.
Además de esto, muchas bibliotecas también tienen enlaces con servicios educativos, de bienestar y salud. Muy frecuentemente quienes trabajan en estos recintos son locales con conocimiento de información valiosa sobre dónde conseguir ayuda de organizaciones de derechos humanos, donde albergarse, conseguir víveres, etcétera.
Las bibliotecas rodantes en tiempos de refugiados
Además de los recursos para la regularización de la situación política de refugiados, las bibliotecas también puede ofrecer una semblanza de normalidad en tiempos difíciles; especialmente para las infancias. Asistir a uno de estos recintos con regularidad puede ser difícil para personas que están desplazadas en un país extraño, las bibliotecas rodantes brindan un servicio invaluable para las comunidades de refugiados. La biblioteca Echo en Atenas, Grecia, es un ejemplo de los puntos positivos a los que puede llevar el esfuerzo de bibliotecarios que no se limitan a una sola ubicación. Circulan principalmente cerca de campos de refugiados y manejan títulos en árabe, inglés, farsi, francés, griego y más idiomas. Uno de los desafíos más importantes que ha enfrentado el proyecto es el de adaptarse a dar servicio a personas que no tienen domicilio.
“Cambiamos nuestro sistema de préstamos y ya no preguntamos por direcciones, preguntamos donde están acampando”, explicó Kiega Dignan, voluntaria de Echo para The Guardian en 2018. Los organizadores de Echo y otros proyectos similares comparten una filosofía de la democratización del conocimiento y de la lectura como recurso y refugio. Tienen clara la idea de que las bibliotecas, si bien tienen como objetivo primario promover y habilitar la lectura también es su propósito la creación de espacios seguros, de aprendizaje y comunidad. Necesidades básicas para las personas desplazadas.
¿Conoces algún programa o funciones de apoyo a los refugiados en tu biblioteca local? Como bibliotecario, ¿te parece importante la labor de las bibliotecas para el apoyo de refugiados? ¿Te gustaría que tu biblioteca se involucrara más? Cuéntanos en los comentarios.
A pesar de un decremento en la inversión pública las bibliotecas siguen creciendo en popularidad como espacios de normalidad frente a la pandemia.
A dos años del inicio de la pandemia, las bibliotecas han experimentado cambios en sus servicios y propósitos. En artículos anteriores hemos hablado acerca de su capacidad para reinventarse, así como su potencial de ser lugares de aprendizaje y facilitadoras para la creación de comunidades estudiantiles. Ante el inminente cierre de muchas y la limitación de actividades para otras, los bibliotecarios han tenido que mantenerse creativos para adaptarse a una normalidad que sigue sin permitir la presencialidad pre-pandemia.
La renta de libros y los eventos en línea, el préstamo de libros sin contacto, las actividades al aire libre con los protocolos y medidas de prevención se han vuelto la base de la supervivencia de las bibliotecas, sino de las comunidades que apoyan. Para quienes realizan el trabajo dentro de estos edificios es claro que la labor ya no solamente se trata de conservar y prestar colecciones de libros, ni siquiera de compartir conocimiento, sino de ofrecer una semblanza de normalidad social y cognitiva que no esté ligada al consumo. Las bibliotecas son uno de los pocos espacios públicos a los que se puede acceder sin la expectativa de de un gasto, por eso es tan importante asegurar su continuidad en un panorama pospandemia. ¿Cómo se está logrado esto?
Los aprendizajes obtenidos desde el inicio de la pandemia le han dado a los bibliotecarios las herramientas para abrir el espectro a más actividades didácticas y sociales. Las mejores bibliotecas hoy en día cuentan con laboratorios computacionales, cuartos de conferencias, estudios para grabar podcast y editar videos, cafeterías, experiencias educacionales para niños, y hasta cocinas para aprender sobre culturas diversas a través del proceso de hacer platillos típicos.
Aún con el cierre o disminución de de las actividades públicas que ha provocado la variante Omicron, la biblioteca mantiene servicios como los préstamos sin contacto. Una persona puede pedir un libro en línea y recoger la copia física en un casillero, dentro de un área segura con poco aforo dentro de las instalaciones.
“Este año ha sido una montaña rusa. Hubo innovación constante y tratamos de encontrar maneras de servir a la gente lo mejor que pudiéramos”, comentó Megan Allen, Directora de Bibliotecas en Quincy, Massachusetts para The Boston Globe. Gracias a la inventiva de los profesionales del rubro las bibliotecas no sólo han permanecido activas, se han vuelto más populares. A pesar de este progreso, el capital invertido para mantener estos desarrollos así como un sueldo digno para los bibliotecarios no ha sido proporcional a los esfuerzos realizados.
En Estados Unidos, el gobierno no ha podido respaldar por completo las bibliotecas públicas en 27 años, el 86 % de los fondos provienen de las arcas locales. En la última década, el presupuesto total de Inglaterra para mantener sus bibliotecas bajó un 25 %, mientras que en Canadá los recortes del estado han sido tan severos que en algunas instancias han alcanzado el 50 % del presupuesto.
La oferta y la demanda para los servicios que ofrecen las bibliotecas existe, el problema que podría poner en riesgo su continuidad no es la digitalización, ni una disminución de las copias físicas de libros, ni siquiera la pandemia; es la falta de disponibilidad de fondos públicos para asegurar que continúe como un recurso gratuito. Este momento, en el que las bibliotecas son un bastión del acceso al conocimiento y de las actividades que cuidan la salud social y mental del público, es tiempo idóneo para evaluar las aportaciones de estas instancias y hacer lo posible por conservarlas en la forma que las conocemos.
¿Has visitado tu biblioteca local este año? ¿Qué programas maneja? ¿Te has beneficiado de alguno? ¿Cuál es tu postura con respecto a las bibliotecas, su rol dentro de la pandemia y a futuro? Cuéntanos en los comentarios.
En un entorno educativo crecientemente digital, los bibliotecarios necesitan reevaluar el criterio de habilidades necesarias para seguir ejerciendo.
En 2016, Meredith Schwartz, editora en jefe del Library Journal, escribió un artículo sobre las habilidades que necesitarían los bibliotecarios para adaptarse a las necesidades del siglo XXI, entre ellas, colaboración, comunicación, buen trato con la gente, creatividad, innovación, pensamiento crítico, análisis de datos, flexibilidad, liderazgo, dominio de la mercadotecnia, administración de proyectos y manejo de tecnología.
Esto fue mucho antes de que el surgimiento del COVID-19 instalara al mundo entero en una situación de aislamiento y medidas preventivas, además de plantear las preguntas, ¿esta lista de habilidades aún es relevante? ¿Cuántas de estas han aplicado las y los bibliotecarios? ¿Han tenido un impacto positivo en la comunidad educativa?
La biblioteca y la comunidad
Las bibliotecas estuvieron entre los espacios más impactados por el aislamiento mandatorio. Hoy en día, no sirven únicamente al propósito de rentar libros, se han vuelto espacios de desarrollo integral y aprendizaje alternativo.
Ahora, en tiempos de pandemia, las bibliotecas han tenido que dejar en segundo plano la función de ser meros repositorios de libros en favor de ofrecer espacios públicos que sirvan como refugio y cubran las necesidades básicas para los miembros de su comunidad.
“Las bibliotecas son de los pocos lugares en los que cualquiera puede entrar sin la expectativa de consumir y pagar por algo”.
Comenta Darcy Brixey, una bibliotecaria en Seattle, Estados Unidos, con 20 años de experiencia. Brixey enfatiza el valor que puede tener para las personas desprotegidas, como estudiantes sin hogar y familias de bajos recursos, el poder acceder a un espacio donde puedan hacer cosas tan básicas como refugiarse del frío o la lluvia, ir al baño, conseguir utensilios de cocina o herramientas para mantenimiento.
Para poder habilitar estos beneficios, un bibliotecario necesita cultivar habilidades que se relacionen con el trabajo social, las relaciones humanas, la gestión de proyectos y la comunicación. Por lo que podríamos decir que estas habilidades planteadas hace cuatro años como necesarias no son sólo vigentes, sino cruciales para la continuidad de las bibliotecas y quienes las dirigen, así como para las personas que hacen uso de sus servicios.
Bienestar digital
Las ofertas de contenido digital en las bibliotecas no son algo nuevo, pero las circunstancias actuales han motivado a los bibliotecarios a ofrecer programas más robustos de contenido y actividades en línea. Servicios como renta de libros y audiolibros en línea, acceso a revistas y periódicos, recomendaciones personalizadas para aprendizaje de habilidades, lectura en voz alta en línea para niños, círculos de conversación para adultos mayores y círculos para práctica de conversación en diferentes lenguajes entre otras actividades; los bibliotecarios han cruzado la línea del espacio físico al virtual para mantener un espacio de interacción y aprendizaje constante.
Para lo anterior, tuvieron que hacer uso de habilidades como pensamiento crítico, análisis de datos, flexibilidad, liderazgo y manejo de tecnología, que fueron instrumentales para crear una infraestructura digital que permitiera la permanencia de servicios bibliotecarios durante el aislamiento. De la misma forma, para dar a conocer todos estos servicios y mantener una conexión con la comunidad, los bibliotecarios también han tenido que trabajar de cerca con metodologías de promoción y comunicación avanzada, propias de la mercadotecnia.
En el último año, las bibliotecas han tenido que reinventarse para brindar apoyo a estudiantes, maestros y la comunidad a la que sirven. ¿Crees que las escuelas y universidades necesitarían considerar cambios estructurales de este tipo para encontrar un balance entre la continuidad de la educación y la seguridad de estudiantes y personal educativo? Déjanos saber en los comentarios.
Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/bibliotecarias-pandemia
19 de noviembre de 2016 / Fuente: http://www.eldiario.es/
Por: Marta Sofía Ruiz
¿Quién fue el inventor del teléfono? ¿En qué año llegó el hombre a la Luna? Aunque solemos buscar en internet para despejar este tipo de inquietudes, en España, y gracias a las bibliotecas, tenemos una alternativa. Más preciso y humano, ‘Pregunte, las bibliotecas responden’ es un servicio que atienden los profesionales de estos centros para resolver interrogantes de los ciudadanos.
Tenemos a Google por un ser (artificial) casi omnisciente. Raro es no encontrar la respuesta a una pregunta, por rebuscada que parezca, entre sus interminables páginas de resultados. Sin embargo, el motor de búsqueda por excelencia no está solo en su cruzada por solucionar cualquiera de nuestras inquietudes. Para los que no se fíen de la información que leen en internet o no consigan encontrar algún dato, en España hay una alternativa que muy pocos conocen. A través de ‘Pregunte: las bibliotecas responden’, los bibliotecarios de más de 40 centros están listos para ofrecer una contestación a todas las cuestiones que nos surjan.
Creado en 1999, este servicio lleva más de tres lustros despejando los interrogantes de la gente a razón de unos 5.000 al año. Fue el primer servicio de este tipo que vio la luz en España y, además, uno de los pioneros en el mundo que se puso a disposición del usuario a través de la Red. Fruto de una de las iniciativas del programa de cooperación bibliotecaria entre el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y las comunidades autónomas, su objetivo desde el primer momento fue impulsar el papel activo de estos centros en la sociedad de la información.
Aunque el servicio se ha modernizado, su finalidad sigue siendo la misma: dar respuesta a todo tipo de preguntas, consultas y solicitudes de información sobre cualquier materia que formulen los ciudadanos, siempre con recursos y fuentes de calidad. Y cuando dicen que cualquier materia es aceptada van totalmente en serio: desde qué astro de la constelación de Cefeo desempeñó el papel de estrella polar hace 210 siglos hasta una forma de limpiar el polvo en sitios de díficil acceso (pequeñas cajas de cartón, concretamente) o cuestiones más metafísicas como «¿por qué se mueven tan lentas las nubes?».
La estrella, según la respuesta del servicio, era Alfa Cephei. La velocidad del movimiento de las nubes está determinada por la velocidad del viento en el nivel al que se encuentran. Para el usuario que buscaba consejo sobre sus quehaceres del hogar, los bibliotecarios elaboraron una detallada lista con diversas formas de quitar la mugre a diferentes cajas.
Los ciudadanos pueden plantear sus dudas a través de correo electrónico o mediante chat. Si eligen la primera opción, pueden realizar su consulta en cualquiera de las lenguas oficiales del Estado y recibirán la respuesta en un máximo de dos días laborables. Con la segunda, disponible desde mayo de 2015, profesionales de 22 bibliotecas responden inmediatamente a las preguntas en castellano, de lunes a viernes. Además, desde el pasado 4 de octubre, el diseño de la web está adaptado a los dispositivos móviles.
LOS BIBLIOTECARIOS DETŔAS DE LAS RESPUESTAS
Desde el año 2005, la Biblioteca Regional Joaquín Leguina de Madrid es una de las que se encargan de despejar las incógnitas del respetable. “Respondemos a las preguntas cuando es nuestro turno y, en nuestro caso particular, también solemos recibir consultas redirigidas sobre Madrid”, explica a HojaDeRouter.Com Maribel Fariñas de Alba, coordinadora del grupo de cinco bibliotecarias que, entre otras muchas tareas, se encargan de atender este particular servicio. Cuestiones sobre autores de la comunidad, otros asuntos de la región y dudas referentes a los propios servicios bibliotecarios componen el grueso de las peticiones que reciben.
Maribel explica que, algunas veces, el lenguaje que emplean los usuarios recuerda al modo en que introducirían una búsqueda en Google. No en vano, la mayoría de los que recurren al servicio ya han tratado previamente de encontrar la información en internet. “La sensación es que buscan por su cuenta y luego se dirigen a profesionales que les puedan decir que lo que han encontrado está bien”, concreta.
También hay consultas tan específicas que los bibliotecarios no pueden ampliar la información localizada por el usuario, que ya ha agotado todos los recursos disponibles. Frente a estas, justo en el extremo contrario, están las inquietudes que parecen increíblemente fáciles de resolver buscando en Google.
“Lo que más comentamos entre nosotras es que muchas veces consideramos que una consulta es tan sencilla que parece más fácil encontrar la respuesta en internet que descubrir el acceso a este servicio”, concreta Maribel.
“Al fin y al cabo, para emplearlo tienes que ser un usuario bastante avanzado», apunta la bibliotecaria. «La plataforma es básica, para que no genere dificultades en un usuario poco ducho, pero no está difundido masivamente, no está en primera plana. Por eso a veces pensamos.. ¿Hay truco?”
Entre las solicitudes hay también algunas que parecen referirse a deberes y trabajos del colegio, formuladas quizá por alumnos que buscan un atajo para que se les ofrezca una recopilación de material fiable. A pesar de ello, señala Maribel, «siempre intentamos responder a todas las cuestiones. Incluso a los usuarios menos correctos, porque tratamos de fidelizar y de que tengan una buena referencia del servicio de bibliotecas”.
Como Fariñas de Alba y sus compañeras, los bibliotecarios de otros 48 centros en todas las comunidades autónomas, adscritos al servicio de forma voluntaria, dedican una parte de su tiempo a aprovechar los recursos de los que disponen para que los usuarios puedan dirigirse a ellos en busca de respuestas.
¿Te ha quedado alguna duda? ‘Pregunte: las bibliotecas responden’ y los profesionales al otro lado de la pantalla intentarán despejarla de la forma más humana, fiable y precisa. Al fin y al cabo, son como Googles de carne y hueso.
Estados Unidos / 02 de noviembre de 2016 / Por: Ellie Bothwell / Fuente: https://www.timeshighereducation.com
Greta Van Susteren says universities should stop ‘billing’ students for ‘hugely expensive’ new buildings
University librarians have defended the relevance of their institutions after a former Fox News presenter called libraries “vanity projects” and said that reading materials are “on our smartphones”.
In response to an article tweeted by Yahoo asking what can stop college getting more expensive, US television news presenter Greta Van Susteren criticised universities for opening “hugely expensive new buildings” and passing the costs on to students instead of renovating existing ones.
She tweeted: “Colleges should stop building vanity projects like huge libraries and billing students – full libraries are on our smartphones!”
When told on Twitter that accrediting boards require libraries, Ms Van Susteren said: “Can’t they modify the existing ones? We have to start cutting college costs but not college quality – technology can help”.
She later added that universities should “avoid raising costs” for students who are “drowning in debt”.
Her comments were quickly criticised by university librarians. One user said that she has “no understanding of the role of libraries in academia” while Bethany Nowviskie, director of the Digital Library Federation at the Council on Library and Information Resources, rejected her claim that “full libraries” can be accessed on phones.
Matthew Noe, library fellow at the University of Massachusetts Medical School, said that her mentality is “painful and endemic of exactly why we do need libraries”.
Julie Todaro, president of the American Library Association, told Inside Higher Ed that, unlike the internet, libraries and librarians are able to distinguish information from knowledge and provide assistance to users, while Elliott Shore, executive director of the Association of Research Libraries, said that libraries act as a “third place” (beyond the home and the workplace) where people socialise.
“A college is a community, and people work together, they learn together, they learn from one another, and the library is a piece of that puzzle,” he said.
OtrasVocesenEducacion.org existe gracias al esfuerzo voluntario e independiente de un pequeño grupo de docentes que decidimos soñar con un espacio abierto de intercambio y debate.
¡Ayúdanos a mantener abiertas las puertas de esta aula!