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La escuela cerrada, costos pedagógicos desiguales

La experiencia indica que todas las catástrofes, tanto las naturales, como las sociales ( el Covid-19 combina ambos factores) perjudica más a los desposeídos. Eso sucede con los terremotos, las inundaciones, las sequías o las crisis económicas y financieras. Los que más pierden son los que menos tienen. Esto pasa en el caso de la suspensión generalizada del servicio educativo en casi todo el mundo.

Esta experiencia inédita hace evidente realidades que en tiempos normales no se ven a primera vista:
  • En la escuela las nuevas generaciones aprenden cosas que la familia no puede enseñar, porque no tiene los recursos necesarios para hacerlo, en primer lugar la competencia pedagógico/profesional y en segundo lugar el tiempo y otros recursos didácticos. Ojalá que la emergencia nos recuerde que hay cosas importantes que solo se pueden aprender en esas instituciones especializadas que llamamos escuelas, colegios o universidades.
  • La emergencia también permite tomar conciencia que la escuela no solo enseña, sino que también cuida de los niños y adolescentes, función que en una etapa anterior del desarrollo de nuestras sociedades correspondía a la familia y en especial a las madres. Cuando la escuela suspende su funcionamiento, la mayoría los niños quedan «abandonados a su suerte», ya que la mayoría de las madres se han incorporado al mercado de trabajo. Este fenómeno es particularmente relevante en las familias de los sectores populares. Esta constatación debería servir para valorizar el papel multifuncional de la escuela en los procesos de reproducción social.

El reconocimiento social del valor de la escuela debería favorecer un plan de inversión en su estructura física con el fin de garantizar un piso común de calidad e higiene del edificio escolar, objetivo pendiente en el sistema educativo nacional. Al mismo tiempo habrá que aprovechar la ocasión para mejorar los mecanismos de comunicación entre los ministerios, las instituciones escolares y las familias para potenciar el diálogo y la interacción entre estas instancias. Lo que se tuvo que hacer por necesidad deberá potenciarse y mejorarse en tiempos normales.

La situación excepcional que vive el mundo obligó a las instituciones y agentes escolares a desarrollar una oferta de educación a distancia, la mayoría de las veces en forma apresurada y con recursos insuficientes e inadecuados. El Estado argentino, en sus diversas instancias, desde los ministerios de educación a las propias instituciones desplegó una serie de iniciativas tendientes a ofrecer oportunidades de aprendizaje a través del uso de las nuevas tecnologías de enseñanza con el fin de garantizar una cierta continuidad en el trabajo escolar.

La necesidad de actuar en forma rápida obligó a utilizar diversos recursos disponibles (plataformas, medios masivos de comunicación, interacción directa de los docentes con sus alumnos usando distintos dispositivos, etc.). En muchos casos las circunstancias obligaron a improvisar, ya que no había tiempo para programar, desarrollar y luego implementar programas específicos. Más allá de estos esfuerzos dignos de apreciación, las condiciones objetivas conspiran contra los intereses de aprendizaje de los sectores sociales más desfavorecidos.

Es probable que para estos sectores lo más oportuno sea ofrecer materiales (audiovisuales, impresos, etc.) de interés para adultos, niños y adolescentes con el fin de fomentar la lectura recreativa, desarrollar el gusto por la misma, así como la realización de juegos. En relación con esto, sería bueno divulgar las 10 cosas que el pedagogo italiano Francesco Tonucci sugiere hacer a los padres con sus hijos. Cosas simples (como cocinar juntos, explicar cómo funciona el sistema eléctrico de la casa, construir muñecas o pelotas de trapo, reconstruir la historia familiar revisando un álbum de fotografías, leer juntos un periódico o un cuento, etc.) que «educan» más allá del curriculum escolar cuyo cumplimiento tanto desvela a muchos pedagogos formalistas. La emergencia obliga a utilizar la imaginación para darle una dimensión educativa a múltiples objetos, procesos y experiencias que se pueden vivir en el interior del hogar o en el barrio (allí donde en verdad no existe una vivienda digna de ese nombre).

El tiempo que vivimos nos debe inducir a reflexionar porqué las nuevas generaciones se sienten más atraídas por los ambientes virtuales que por los reales. ¿Por qué nos cuesta tanto que nos atiendan en la casa y en las aulas y dejen de lado su celular? La actual obligación de recurrir a la realidad virtual debería convertirse en una oportunidad para aprovechar sus potencialidades en el plano de la realidad, tan propicia para la creación, la modelación, la transformación, capacidad que muchas veces no tiene la realidad escolar preacondicionada, regulada, programada para recorrer un camino con etapas preestablecidas de desarrollo de determinadas competencias evaluables. En este sentido la emergencia puede ser una oportunidad para repensar la realidad escolar con sus tiempos y espacios fragmentados entre aulas, grados, materias, horarios preestablecidos, etc. etc. Estos son momentos en que ciertas transformaciones que en tiempos normales tardan mucho tiempo en concretarse, se pueden precipitar por la fuerza de la necesidad. Pasada la emergencia, habrá que analizar qué pudimos aprender de la improvisación, qué cosas debemos perfeccionar, qué cosas retener, qué cosas rescatar y cómo articular la realidad espacio-temporal de la escuela con las posibilidades que ofrece la realidad virtual.

Más allá de lo que se hace y pueda hacer en estas circunstancias y la creatividad desplegada por padres de familia, maestros y niños, es preciso ser realistas. Una vez más, los más perjudicados son los sectores desposeídos, ya que en su caso se conjugan dos pobrezas, la pobreza de la oferta de educación a distancia y la pobreza de los necesarios recursos familiares, de diverso tipo como el espacio habitacional precario, el hacinamiento, los ambientes insalubres e inseguros, la pobreza o ausencia de equipamientos tecnológicos, la conectividad a internet, el nivel clima educativo del hogar, la presencia de los adultos y su disponibilidad de tiempo para acompañar las actividades escolares de los niños y adolescentes, etc.

El sistema escolar también tiene sus amplias zonas de pobreza. Según un informe reciente del Banco Mundial que usa datos del programa PISA (2018), poco más de la mitad de los sistemas educativos encuestados dijeron que la mayoría de los estudiantes de 15 años están en una escuela sin una plataforma efectiva de apoyo de aprendizaje en línea. Este es el caso en todos los países participantes de América Latina y el Caribe. Por otra parte también existen limitaciones por parte de los docentes, ya que en la Argentina en opinión de los directores sólo el 55% de los docentes tienen «recursos profesionales efectivos para aprender cómo usar dispositivos digitales».

El mismo informe del Banco Mundial reconoce que existe una fuerte asociación entre los recursos tecnológicos y humanos del sistema escolar y el nivel socioeconómico de los alumnos. Esto implica que quienes más perderán en materia de aprendizaje serán los que ocupan las posiciones más desfavorecidas en las distribuciones de recursos sociales estratégicos tales como la propiedad, el ingreso, el poder y el conocimiento. Desde ya habrá reflexionar sobre el tiempo de post-emergencia y redefinir las políticas educativas tendientes a fortalecer la escuela pública para dejarla en mejores condiciones para contrarrestar la fuerza de las inercias que tienden a reproducir las desigualdades sociales de todo tipo que presenta la sociedad argentina actual.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/la-escuela-cerrada-costos-pedagogicos-desiguales-nid2358685

 

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España: El Foro de la Educación reclama 300 docentes más e Internet universal y gratuito para el próximo curso

Redacción: Ceuta al día

Los representantes de todos los estamentos de la comunidad educativa y de los agentes sociales e institucionales calculan que el próximo curso habría que ampliar un 25% el número de maestros y profesores en la ciudad y asegurar medidas eficaces para combatir la brecha digital.

Con la perspectiva que apunta el Ministerio, que obliga a reducir las ratios (a hasta 20 estudiantes por clase hasta los 10 años, con distancia entre mesas de 1,5 metros desde ahí) y a generar grupos en otros espacios y horarios, el órgano consultivo opina que el Ministerio de Educación debería incrementar un 25% el cupo docente de la ciudad autónoma, es decir, dotar a las plantillas de los centros de unos 300 maestros y profesores más.

La prudente petición que ya ha planteado la Dirección Provincial a los Servicios Centrales del MEFP se eleva a la mitad de esa cifra.

El Foro también reclama que la Administración garantice “conectividad universal y gratuita para suprimir la brecha digital educativa”. Los sondeos realizados por los propios centros han revelado que al menos 7.800 estudiantes, casi un 40% del total, carecen de los dispositivos que necesitarían para poder aprovechar los procesos de enseñanza y aprendizaje a distancia que se han articulado en precario desde la declaración del estado de alarma, problema que se agrava si se tiene en cuenta la falta de conectividad a la red.

El consejero de Educación de la Ciudad, Carlos Rontomé, mantiene que los problemas para atender esa reivindicación pueden ser de naturaleza legal más que económica, pero se ha comprometido a explorar con el resto del Ejecutivo fórmulas para eliminar o reducir la brecha digital, ya sea con sistemas de conexión inalámbricos, proporcionando tarjetas al alumnado necesitado…

Los miembros del órgano, que aglutina a todos los estamentos de la comunidad educativa, a los agentes sociales y a las Administraciones, reivindican que se haga la prueba del coronavirus antes del inicio del curso “a todo el personal docente y de Administración y Servicios que trabaja en los centros” y que a esas plantillas se sume personal sanitario, concretamente la figura de la enfermera escolar.

Además, el órgano considera que hará falta mantener parte del Plan de Empleo dedicado a programas en favor de la conciliación de las familias garantizando proyectos como las aulas matutinas y vespertinas para encajar los horarios de los progenitores con los de las clases.

Fuente: http://www.ceutaldia.com/articulo/educacion/foro-educacion-reclama-300-docentes-mas-internet-universal-gratuito-proximo-curso/20200611091302220369.html

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Según la ONU, hay 265 millones de niños no van a escuela

Redacción: Ámbito

Más allá de que los conocimientos básicos mejoraron, la ONU insistió en la Jornada Internacional de la Educación que es preciso hacer más para alcanzar el objetivo de la instrucción universal.

 

Como todos los años, la ONU (Organización de las Naciones Unidas) partició de la Jornada Internacional de la Educación. Allí difundió sus datos y confirmó que al menos 265 millones de niños en el mundo nunca entraron en la escuela, y que la mitad de ellos vive en Africa subsahariana.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterre, por su parte dijo: «Es preciso hacer mucho más para llegar al objetivo de garantizar a todos una instrucción equitativa, inclusiva y de calidad, y oportunidades de aprendizaje permanente».Según recordó la Organización de las Naciones Unidas, el derecho a la educación está escrito en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y por eso, uno de los objetivos de desarrollo sostenible de la agenda 2030 es garantizar la instrucción para todos.

«Aprender significa, en efecto, tener la oportunidad de salir de la pobreza y emprender un futuro mejor», aseguró Guterre. Pero son precisamente la pobreza, la discriminación, los conflictos armados, las emergencias y los efectos del cambio climático los factores que hacen difícil el acceso a la escuela, así como las migraciones y los desplazamientos forzados.

En la última década «hubo notables progresos en la mejora del acceso a la educación» en todos los niveles y «en el aumento de las tasas de inscripción en las escuelas, en particular para las niñas».

Los conocimientos básicos mejoraron, pero la ONU sostiene que es preciso hacer más para alcanzar el objetivo de la instrucción universal.

 

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La escuela, el gran mercado del siglo XXI

Por: José Antonio Alonso/Beatriz Quirós

En 1998 un artículo de Gérard de Sélys, periodista belga, aparece en Le Monde Diplomatique en su versión francesa. Se trata de “L’École, grand marché du XXIè siècle” un análisis de las pretensiones del empresariado europeo a través de su lobby, la ERT (European Round Table), de hacer de la educación y la formación un sector estratégico vital para las empresas y por tanto de convertir la enseñanza en un gran mercado. Quizá sea una de las primeras veces que se ponen de relieve las verdaderas intenciones de las elites políticas y económicas europeas: poner a la escuela al servicio de los mercados y de los intereses de esas elites y acabar con la concepción de una educación emancipadora y al servicio de la humanidad.

Este artículo, y la publicación ese mismo año -en colaboración con el profesor Nico Hirtt- del libro Tableau Noir, résister à la privatisation de l’enseignement (EPO. Bruxelles 1998) fueron determinantes para el conocimiento y posterior difusión de las ideas sobre la resistencia a la mercantilización y a la privatización de la educación.

En España sus ideas fueron retomadas en los análisis sobre la situación de la educación y los peligros que la acechaban por parte de algunos sindicalistas de la Confederación de STEs, SUATEA en Asturies, que decidimos traducir y difundir varios artículos de estos activistas belgas y que hoy son citados en numerosas ocasiones por quienes se dedican a estudiar y a luchar contra las políticas educativas neoliberales. Sus ideas fueron determinantes para articular la resistencia frente a la ofensiva emprendida por distintos gobiernos en el Estado español contra la enseñanza pública.

Desde estas líneas queremos hacer un pequeño homenaje a Gérard de Sélys, periodista de la Radiotelevisión Belga, activista y autor de numerosos libros, artículos, miembro del PTB, luchador incansable, que ha muerto el 3 de enero a la edad de 75 años con la publicación de la traducción de uno de los capítulos más premonitorios – recordemos que fue escrito en 1998- de Tableau Noir: résister à la privatisation de l’enseignement. Chapître 6: Stratégie.

Estrategia

Por el número de empleos que requiere y las importantes sumas de dinero que moviliza, el sector de la enseñanza es comparable al del automóvil. Esto da idea de su dimensión.

La producción automovilística de los veintinueve países miembros de la OCDE genera un volumen de negocio anual de alrededor de un billón 286.000 millones de US$ (7 billones 500 000 francos franceses, 45 billones de francos belgas) y emplea a cerca de cinco millones de trabajadores.

Los mismos países miembros de la OCDE dedican anualmente un billón de US$ (5 billones 800.000 millones de francos franceses, 35 billones de francos belgas) a la financiación de su enseñanza que da empleo a cerca de diez millones de docentes.

Si se suprime la mitad de los cuatro millones de profesores con los que cuentan los quince países de la Unión europea cuyos salarios constituyen más del ochenta por ciento de los gastos de enseñanza, ¡billones de francos franceses o belgas estarían disponibles para ser utilizados en la guerra competitiva!

Y, además, si pueden, los padres están dispuestos a gastar mucho para evitar que sus hijos estén en paro. Si tenemos en cuenta que hay ochenta millones de alumnos en todos los niveles -incluyendo la Universidad- en la Unión Europea, cuyos padres serían capaces de cualquier sacrificio para evitarles el paro, podemos hacernos una idea sobre la fortuna que está en juego.

Y eso sin contar con el producto de la venta de las escuelas abandonadas y de los terrenos que ocupan. Y sin contar que los patronos (los ricos) venderán en lo sucesivo, y muy caro, cursos que hasta ahora eran prácticamente gratuitos. Y en los que podrán enseñar lo que quieran. Enseñarán lo que necesitan que aprendamos para aumentar aun más sus beneficios, sus fortunas. Nos llenarán la cabeza con su ideología, sus ideas y sus mentiras. Y dejarán de lado lo que no les interesa.

Suprimirán partes enteras de la historia. Porque la historia puede explicar cómo los ricos han explotado siempre a los pobres y que éstos siempre han terminado rebelándose, algunas veces con éxito. Guardarán de la historia solamente los grandes momentos de la construcción de su “democracia” burguesa y de la adquisición de las “libertades”, su libertad de emprender y su libertad de explotar a los otros. Presentarán dos mil años de historia como un largo proceso que conduce “naturalmente” a la libre empresa, estado último, a su parecer, de la evolución de las sociedades humanas. Suprimirán las ciencias sociales, porque las ciencias sociales pueden describir demasiado bien la miseria de los explotados y la indecente opulencia de los ricos. Estas ciencias sociales no tienen, además, ningún interés para la rentabilidad de la mano de obra. Suprimirán la filosofía, porque podría demostrar que su propia filosofía no se fundamenta más que sobre embustes de charlatanes.

Nos atiborrarán, en cambio, en sus cursos-mercancía con las ideas y principios que les favorecen: la competitividad, la flexibilidad, la excelencia, la productividad, la ganancia, la economía de mercado y la supremacía de la empresa privada.

Aunque es totalmente falso, repetirán, en sus cursos, que la competitividad rige toda vida en la tierra. Que es una verdad natural, tan cierta como que los lobos han comido siempre a las ovejas, que los leones han cazado siempre a los antílopes, que las arañas han atrapado moscas en sus telas.

Dirán que es genético. Que no hay nada que hacer. Que hay que pelear para sobrevivir, ser mejor que el otro y aplastarle si es necesario. Afirmarán que los vencidos, los pobres, los marginados han escogido su suerte, fueron perezosos, o está inscrito en sus genes. Explicarán que los vencedores, los ricos, en su caso lo son porque han merecido su suerte, han devorado a los otros de forma natural y que eso está también inscrito en sus genes.

Explicarán que hay que ser “flexible” y “adaptarse”. Flexible quiere decir: trabajar cuando tienen necesidad de mover sus máquinas, noche y día si es necesario, e irse al paro cuando quieran parar sus máquinas. Adaptarse quiere decir: aceptar sus exigencias, trabajar para ellos dónde y cuándo quieran y con los salarios que impongan.

Insistirán machaconamente en la “excelencia”. Habrá que ser excelente o no ser. Habrá que tener, como ellos dicen, “cero defectos”, “cero retrasos”, “cero averías”. Y los que no se avengan a esta obligación de excelencia, serán ceros a la izquierda en la sociedad. Serán expulsados de sus empleos y reemplazados por “excelentes” quienes… aguantarán lo que puedan, durante el tiempo que puedan. El cansancio será un “defecto”, así como estar embarazada, tener preocupaciones, pensar en su enamorado, estar atascado en un embotellamiento, asistir a una reunión sindical, soñar, estar enfermo o leer un periódico.

Dirán que únicamente la “productividad” cuenta. Por ejemplo, si quieren producir el doble de mercancías, tienen la opción o bien de contratar al doble de trabajadores, o bien obligar a los que trabajan a producir dos veces más. Hoy en día la segunda solución es la que casi siempre escogen e imponen. Hoy quieren duplicar, triplicar la “productividad”. Mañana, si habéis aprendido bien en sus cursos que el aumento de producción salvará su empresa, y vuestro empleo al mismo tiempo, aceptaréis trabajar cuatro, cinco, seis veces más o más rápidamente.

Pagaréis muy caro sus cursos dedicados al “beneficio”. El beneficio es la ganancia que sacan de vuestro trabajo. Explicarán que el beneficio sirve para desarrollar la empresa, ampliarla, modernizarla y contratar a otros trabajadores, para vencer a la competencia. Explicarán que “el beneficio” os beneficia a vosotros. Ocultarán con cuidado que las ganancias que sacan de vuestro trabajo no tienen más que un destino: desarrollar cada vez más sus propios beneficios en detrimento de las necesidades sociales de la humanidad.

Habrá también cursos -de pago, claro está- sobre la supremacía de la empresa privada. En ellos defenderán que son “valientes y audaces capitanes de la industria” que han asumido el considerable riesgo de invertir su fortuna personal en pro del desarrollo del mundo moderno y del bienestar general. En primer lugar, no dirán de dónde sale su fortuna personal.

¿Del estado? ¿De un lejano antepasado aristócrata? ¿Del saqueo de las colonias? ¿De la venta de material bélico? ¿De la explotación descarada de la mano de obra en el siglo XIX? Después callarán que las principales invenciones que han permitido el desarrollo humano fueron descubiertas y mejoradas por grupos humanos anónimos. Como han sido y seguirán siendo anónimos los obreros, los técnicos y la mayor parte de los investigadores que mejoran sus máquinas, que inventan otras nuevas, perfeccionan nuevos productos. En fin, ocultarán cuidadosamente que, cuando su empresa está en peligro, lloriquean ante papá Estado y se hacen salvar, en nombre del mantenimiento del empleo, recibiendo fabulosas subvenciones en forma de ayudas o de contratos públicos.

Naturalmente, venderán cursos de economía. De “economía de mercado”. Cursos en los cuales eminentes premios Nobel demostrarán que todo debe venderse y comprarse y que las “leyes de oferta y demanda” no solo son naturales, sino también divinas. Que únicamente estas leyes pueden asegurar un desarrollo armónico de la humanidad. Y que el paro, las crisis económicas, la pobreza y las guerras son “fenómenos” o “calamidades naturales” frente a las cuales no se puede hacer nada, como los maremotos, los huracanes o los terremotos… Se guardarán mucho de explicar que sus crisis económicas son justamente provocadas por esta economía en donde todo debe venderse y comprarse. Se guardarán mucho de reconocer que estas crisis no tienen nada de natural. Nunca la humanidad tuvo la oportunidad de producir tantos bienes como hoy. Pero hay crisis porque estos bienes no se venden. No se venden porque un número creciente de mujeres y de hombres no tienen suficiente dinero para comprar lo indispensable.

Se guardarán bien de explicar, igualmente, que su enseñanza privada y de pago agravará la fractura de la sociedad y la selección social. Entre quienes tendrán un buen trabajo remunerado, quienes tendrán empleos precarios y salarios bajos y quienes no tendrán trabajo. Que será una enseñanza más selectiva y más jerarquizada. Destinada a preparar a los jóvenes a un “mercado de trabajo” más selectivo y más jerarquizado. A la era de los “treinta años gloriosos” (1945-1975), cuando los patronos reclamaban una elevación general de los niveles de formación, y tras un periodo de transición de una década, sucede hoy una era de estiramiento de las capacidades; por lo tanto, de los niveles de cualificación requeridos: se necesitan ingenieros y técnicos cada vez más “capacitados”, pero también una masa creciente de “pequeños empleos” que solo requieren una formación básica. Quieren vender la enseñanza “puntera” y dejar al Estado el cuidado de alfabetizar apenas, en escuelas barracones, a las futuras cuadrillas de barrenderos, vigilantes de aparcamientos y limpiadores de oficinas.

Finalmente, venderán hasta lecciones de democracia. Pero de su “democracia” únicamente. Aquélla en la que los ricos hacen las leyes ocultándose tras los políticos que ellos han hecho elegir. Aquélla en donde los ricos reinan sin compartir edificando hermosos “palacios de la nación” y secretos ministerios en los cuales trabajan hombres y mujeres que les muestran su devoción. O su sujeción. Aquélla que, cuando los pueblos se sublevan, disparan las armas, sin piedad, en nombre del “orden”, el orden de los ricos. Aquélla que fomenta golpes de Estado, instala dictaduras, financia, cuando pueden serles útiles, fascistas, nazis y sus hermanos integristas. Aquélla que provoca guerras para “defender la democracia”. Esa democracia. El poder absoluto de los ricos.

Esto es pues lo que hoy. preparan activamente. Apropiarse del dinero que los Estados, los padres y los estudiantes destinan a la enseñanza. Y vender su propaganda y sus mentiras al mismo tiempo que las únicas materias que les son útiles: los idiomas y algunas asignaturas técnicas industriales e intelectuales.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=264753&titular=la-escuela-el-gran-mercado-del-siglo-xxi-

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ONU: Los Estados destinan más dinero a la educación de los niños ricos que a la de los pobres

Redacción: Noticias ONU

La gran disparidad de la inversión pública en educación entre clases sociales implica aulas más pobladas, maestros poco formados y falta de materiales educativos. Las diez naciones con mayores desigualdades son africanas. Más de la mitad de los niños que viven en países de ingresos bajos y medios no pueden leer o comprender una historia sencilla al final de la escuela primaria.

El 44% de las niñas y el 34% de los niños y adolescentes entre 10 y 19 años de las familias más pobres nunca han asistido a la escuela o la han abandonado antes de completar la educación primaria, indica un informe publicado este lunes por UNICEF.

El estudio se publicó el lunes coincidiendo con una reunión de ministros de educación que asisten al encuentro anual del Foro Económico Mundial que se celebra en la ciudad suiza de Davos.

El documento destaca las grandes desigualdades en la distribución del dinero público en educación y concluye que “una financiación limitada y desigualmente distribuida” comporta “aulas con numerosos alumnos, maestros poco formados, falta de materiales de educación y deficiencias en las infraestructuras escolares”.

Este conjunto de contrariedades provoca además consecuencias negativas en la asistencia a clase, la matrícula y el aprendizaje.

Según el informe, los obstáculos que encuentran los menores más pobres para acceder a una educación de calidad son la propia pobreza, la discriminación por razones de género, la discapacidad, el origen étnico o el idioma de instrucción, la distancia física de las escuelas y la infraestructura deficiente.

Los países africanos, los grandes perdedores

El estudio de 42 países destacó las grandes disparidades de la inversión pública en educación destinado a los menores de las familias más ricas en relación con el de las más pobres.

“En promedio, la cantidad de recursos de educación pública destinados a los niños más pobres se acerca al 16%, mientras que la media que se asigna a los niños más ricos es del 26%. En los países de bajos ingresos, la diferencia es muy marcada: el 10% se destina a los más pobres, mientras que el 38% se destina a los más ricos”, concluye UNICEF.

Los diez países que presentan las mayores desigualdades de la inversión pública en educación son africanos, seguidos por Costa Rica, Filipinas y El Salvador. El mayor contraste se produce en Guinea y la República Centroafricana donde los fondos destinados a los niños más ricos son nueve y seis veces superiores a sus contrapartes pobres.

Por el contrario, los únicos países que distribuyen sus fondos públicos de educación de manera equitativa entre los menores ricos y pobres son Barbados, Dinamarca, Irlanda, Noruega, Suecia y Chile.

“La exclusión en cada paso de la educación perpetúa la pobreza”, destaca el informe que muestra cómo la falta de recursos para los niños más pobres agrava la crisis de aprendizaje, ya que las escuelas no consiguen ofrecer una educación de calidad a sus alumnos.

Según el Banco Mundial, más de la mitad de los niños que viven en países de ingresos bajos y medios no pueden leer o comprender una historia sencilla al final de la escuela primaria.

“Un enfoque equitativo debe tener como objetivo llegar a todos los niños y niñas para que nadie se quede atrás, y reducir la brecha existente en la distribución de los recursos. Llegar a los niños más pobres implicará necesariamente costos más elevados porque sus necesidades de aprendizaje son mayores que las de los niños más ricos y requieren un apoyo sustancial de los sistemas de educación… por consiguiente, desde una perspectiva de equidad, es preciso dedicar por lo menos un 20% de la inversión pública en educación a la prestación de servicios a los niños más pobres y vulnerables”.

Henrietta Fore destacó que estas grandes diferencias no solo perjudican la educación de los adolescentes con menores recursos de todos los países sino también a ellos mismos.

«Mientras el gasto público en educación esté desproporcionadamente orientado hacia los niños y niñas de los hogares más ricos, los más pobres tendrán pocas esperanzas de escapar de la pobreza, de aprender las aptitudes necesarias para competir y tener éxito en el mundo de hoy, y de contribuir a las economías de sus países».

ONU//Rick Bajornas
Acto en la sede de la ONU sobre financiación para la educación de la Agenda 2030 sobre desarrollo sostenible.

Recomendaciones para Gobiernos y otras partes interesadas para lograr una educación más equitativa:

  • Los Gobiernos nacionales deben tomar la iniciativa. La promoción de políticas pro-equidad puede resultar difícil, especialmente ante la limitación de los recursos, pero la apropiación nacional es fundamental para el proceso.
  • Centrar la financiación pública en los niveles inferiores de educación, donde hay una mayor representación de niños de las familias más pobres. A continuación, aumentar paulatinamente las asignaciones a los niveles superiores cuando la cobertura se aproxime a la universalidad en los niveles inferiores, centrándose siempre en los niños más pobres y vulnerables.
  • Los Gobiernos deben asignar por lo menos el 10% de su presupuesto total de educación a la enseñanza preescolar.
  • Prestar atención a la igualdad en el sector de la educación a nivel mundial. Si no se atienden las necesidades de aprendizaje de los niños más pobres, será imposible hacer realidad la promesa del Objetivo de Desarrollo Sostenible número 4 relacionado con una educación de calidad inclusiva y equitativa universal.

Fuente: https://news.un.org/es/story/2020/01/1468211

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Educación rural: la tarea pendiente

Por: Semana Educación

Superar las brechas sociales entre los sectores urbanos y rurales requiere una apuesta decidida por la educación rural integral. La Cumbre Líderes por la Educación 2019, entre el 18 y 19 de septiembre, abordará este como uno de los temas centrales.

Los entornos rurales y urbanos se diferencian de una manera significativa en garantizar los aprendizajes que requieren los niños en las poblaciones. Mientras que en las áreas urbanas la escolarización alcanza, en promedio, 9,6 años, en el campo ese indicador apenas llega a los 6 años. Y en términos de educación superior, solo el 20 por ciento de los pobladores rurales acceden a la universidad, comparado con el 50 o 60 por ciento en las ciudades.

De hecho, el último censo agropecuario que realizó el Dane en 2014 encontró que 20 por ciento de la población entre los 5 y 16 años no asistió a ninguna institución como jardín de preescolar, escuela, colegio o universidad. Esta situación, como es de esperarse, profundiza las brechas sociales y de desigualdad. No en vano, la ruralidad en Colombia tiene el doble de población pobre que los entornos urbanos.

Por eso, tras la firma del acuerdo de paz se contempló adelantar una reforma para la educación rural integral que complementara la garantía de los demás derechos. Con esto, la idea era cerrar la brecha social y, así, evitar nuevos conflictos.

Al respecto, Marcela Bautista, socióloga e investigadora de la Universidad Nacional, experta en educación rural, asegura que es necesario tener presente que no hay una fórmula única, pues la ruralidad es continua y muy diversa. Por eso, un elemento central de la política debe ser la perspectiva territorial. “Los territorios, con el acompañamiento de los maestros, los estudiantes, los padres de familia y las secretarías de Educación, tienen que desarrollar sus políticas educativas”, asegura Bautista.

Países como Canadá poseen gran experiencia en construir desde el territorio. Como explica el embajador en Colombia, Marcel Lebleu, en este país “cada provincia tiene sus reglas, y eso no ha significado grandes diferencias en los niveles de aprendizaje; pero sí ha permitido adaptar el currículo a la realidad local, social, histórica y económica de cada lugar, incluidos los pueblos indígenas”, asegura el diplomático.

Colombia tiene pendiente esa tarea. Actualmente, el Ministerio de Educación revisa los avances del Gobierno anterior en la reforma para la educación rural integral y espera en los próximos meses lanzar la política pública. Al menos, como reconoce Óscar Sánchez, director de Educapaz, el tema está en el centro de la discusión. Ahora solo falta que tomen las decisiones adecuadas y destinen los recursos necesarios. “Debe haber más financiación tanto del Gobierno central como de los Gobiernos territoriales”, concluye Sánchez.

Para analizar este y otros temas relevantes del sector educativo, la Cumbre Líderes por la Educación 2019 reúne a expertos nacionales e internacionales, así como tomadores de decisión del sector público, privado y la sociedad civil.

En el conversatorio ‘Educación rural integral: una mirada al desarrollo económico y educativo de las regiones’ participarán Marcela Bautista, docente e investigadora de educación rural; el hermano Alberto Prada, rector de la Universidad de La Salle; Constanza Alarcón, viceministra de Educación Preescolar, Básica y Media; Ángela María Penagos, directora de Rimisp Colombia, y Paula Acosta, gerente de la Unidad de Innovación Social de SEMANA.

La cumbre tendrá lugar este año el 18 y 19 de septiembre en Ágora Centro de Convenciones, en Bogotá. Este evento se ha convertido en el espacio más importante del sector educativo para reflexionar sobre lo que se está haciendo y lo que debe hacerse a fin de lograr que la educación sea la oportunidad que hace todo posible.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/educacion-rural-la-tarea-pendiente/625441

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Sistema educativo colombiano excluye a indígenas, campesinos y afros

Redacción: El ciudadano/Luis Ángel Yáñez/31-01-2019

Los investigadores hacen énfasis en las condiciones de tres grupos poblacionales específicos: campesinos, indígenas y afrodescendientes, y personas en situación de discapacidad. Según el informe publicado por el portal América Economía, los colombianos deben ser capaces de transformar esta sociedad todavía excluyente y desigual, a través de la educación.Esta estrategia es la única que permitirá que “todos los niños de Colombia empiecen la carrera de la vida en la misma línea de partida”, dijo Camilo Celia, uno de los autores dela investigación presentada ante la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Celia advierte que la desigualdad en materia de educación es “una correa de transmisión intergeneracional de la desigualdad de capacidades y oportunidades y, al mismo tiempo, un mecanismo clave que perpetúa la baja productividad de los países”.

Las cifras reflejan que en 2016 el promedio de años de educación en una zona rural era de 5,5 años por estudiante; mientras en una zona urbana era de 9,6. “Un niño de la ciudad está recibiendo más de un 50 % de educación adicional que uno del campo”, señala el informe.

Además, el 13,8 % de los niños campesinos entre 12 y 15 años están fuera del sistema de educación secundaria, y el 11,5 % de las personas del campo mayores de 15 años no sabe leer ni escribir. En las zonas urbanas este porcentaje es solo de 3,2 %.

La situación educativa de los indígenas y afrodescendientes es aún más crítica. Según el estudio, el 86 % de esta población en Colombia no tiene acceso a educación pertinente a su cultura, su contexto y su cosmovisión, y el 30 % de la población indígena no tiene ningún tipo de educación formal.

Según estas cifras, el 32 % del total de los indígenas en este país suramericano, no sabe leer ni escribir. Los jóvenes de las comunidades afrodescendientes sufren también las desigualdades del sistema educativo. El “27 % de los afrocolombianos entre 15 y 16 años está por fuera de la educación media”.

Sin embargo, las cifras más sorprendentes de la investigación son tal vez las de las personas con discapacidad. El “41 % de los jóvenes entre los 5 y los 19 años con algún tipo de discapacidad no están escolarizados”.

Como si fuera poco, los investigadores encontraron que solo el 12 % de los adolescentes en situación de discapacidad asiste a la escuela y que nada más el 5,4 % de estas personas alcanzó el nivel de educación superior. Es decir, aproximadamente 130.000 de los 2.600.000 personas con discapacidad que viven en Colombia han terminado la universidad.

Nuestro sistema educativo es inequitativo y reproduce la inequidad. No se trata solamente de crear un mismo marco legal que unifique los derechos para toda la población, sino de dar un trato diferenciado y preferente a los más vulnerables”, se lee en el informe.

Una de las conclusiones principales de los investigadores es que estas poblaciones, tradicionalmente excluidas de los debates de la política pública, deben ser incluidas inmediatamente si se quiere romper el ciclo de la inequidad en el país.

“Se trata de construir una política pública que nos muestre el camino para comenzar a cerrar brechas entre la educación pública y privada y dentro de la pública, entre la urbana y la rural, que comprenda que los bajos resultados de aprendizaje exigen una mirada crítica”.

La invitación, al final, es a construir un país en el que ser indígena o afro, tener una condición de discapacidad o estar en condición de pobreza no sea un factor que limite las opciones de vida. “Necesitamos un sistema educativo que se adapte a los requerimientos de las poblaciones y de los territorios y no que busque que estos se adapten a él”, concluye el estudio.

Fuente: https://www.elciudadano.cl/pueblos/sistema-educativo-colombiano-excluye-a-indigenas-campesinos-y-afros/01/22/

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