Por: Semana/17-10-2018
Bogotá presenta la tasa más baja de deserción escolar en los últimos 20 años. Pasó de 3,6% en 2015 a 1,6% en 2017.
Un niño pobre seguirá siendo pobre si abandona la escuela. Dramática realidad que, según Unicef, no se detiene en el mundo. Más de 123 millones de pequeños dejan las aulas cada año, lo que equivale a 11,5% de los menores en edad escolar, justamente en los países en donde las condiciones de vida de las familias son más precarias.
Colombia, un país en el que 28% de sus habitantes son pobres (Dane, 2017), no se salva de este panorama. Aunque la tasa ha descendido paulatinamente en los últimos años, más de 320 mil estudiantes desertaron el último año.
¿Las razones? Embarazos tempranos, trabajo infantil, trata de personas y sí, por la pobreza, causa y consecuencia de este fenómeno social. ¿Qué hacer? Unicef y expertos llegan a la misma conclusión: hay que invertir más y hacer más.
En Bogotá, capital y ente territorial con la matrícula más alta de todo el país (780 mil estudiantes en el sistema oficial, equivalente a cerca del 10% de la matrícula nacional), la deserción escolar no solo se detuvo, sino que alcanzó su tasa más baja en los últimos 20 años, pasando de 3,6% en 2015 a 1,6% en 2017.
Es una cifra histórica que el alcalde Enrique Peñalosa atribuye, justamente, a que en Bogotá se está haciendo más e invirtiendo más. Por esto, destinó el presupuesto más alto de la historia para la educación, que a la fecha supera los 10,5 billones de pesos, para consolidar una apuesta integral por la calidad que reduzca brechas y ofrezca verdaderas oportunidades de ser felices a niñas y niños.
El reto es convertir a Bogotá en una ciudad educadora; una que potencia los talentos, capacidades e intereses de los niños y jóvenes en todas las dimensiones (intelectual, corporal, afectiva, personal-social, creativa, entre otras) y que contribuye a alcanzar la felicidad de todos en su condición de individuos, miembros de una familia y de la sociedad. Gracias a esta apuesta, en los últimos años Bogotá no solo redujo su tasa de deserción escolar, sino también la de analfabetismo, pasando de 1,82% a 1,47%. Superó además todas las metas establecidas por el Ministerio de Educación para el Índice Sintético de Calidad Educativa y, actualmente, se sitúa entre las tres primeras ciudades del país con mejores resultados en todas las áreas evaluadas en las pruebas Saber 11 y ha aumentado el porcentaje de colegios distritales con resultados sobresalientes (B, A y A+), pasando de 74,6% en 2015 a 84,5% en 2017.
Una de las estrategias específicas para detener el abandono escolar fue el diseño y puesta en marcha de la Ruta de Acceso y Permanencia, que tiene como reto garantizar a la población en edad escolar las mismas oportunidades de acceder al colegio y culminar sus estudios.
Esta iniciativa, que la Secretaría de Educación de Bogotá califica como pionera en el país, permitió identificar 36 causas diferentes por las cuales niñas y niños dejan el colegio en Bogotá e iniciar el acompañamiento a las 100 instituciones con mayores índices de deserción, logrando que más de 26 lo redujeran a menos del 1% en 2017.
La ruta también incluye la búsqueda activa casa por casa, puerta a puerta, de niñas, niños, jóvenes y adultos desescolarizados, durante todo el año y en todas las localidades de la ciudad, consiguiendo que, a la fecha, más de 10 mil personas hayan regresado a la escuela. Para atender integralmente las necesidades específicas de estas poblaciones, Bogotá cuenta con estrategias educativas flexibles en el marco de la política de educación inclusiva de la ciudad con la que se benefician a más de 20 mil personas actualmente, entre ellas, jóvenes, adultos, mujeres y hombres en ejercicio de la prostitución, mujeres víctimas de diferentes violencias, trabajadores informales y habitantes y exhabitantes de calle.
Además, ofrece atención diferencial a más de 66 mil víctimas del conflicto, cinco mil miembros de grupos étnicos, 16 mil con discapacidad, más de mil con capacidades excepcionales y 12.400 estudiantes de zonas rurales.
Como lo explica el alcalde, la capital está fortaleciendo las competencias básicas y socioemocionales de los alumnos, la cualificación de los docentes y la ampliación de la jornada y, además, está ofreciendo a niños y jóvenes oportunidades de aprender, vivir y sentir en la ciudad, más infraestructura educativa, el mejor Programa de Alimentación Escolar del país y entornos escolares seguros y protectores.
En este sentido, en Bogotá se amplió la cobertura de estudiantes del Distrito con jornada única, pasando del 4% en 2015 al 14% en la actualidad; se diseñó e implementó un plan de fortalecimiento de competencias en lectoescritura, que beneficia a alumnos de 141 instituciones y, gracias a la ‘Revolución de los colegios’, las niñas y niños de Bogotá cuentan con 12 colegios nuevos, dos en lote nuevo y diez en lote existente.
“Sabemos que la deserción escolar incide en la continuidad del ciclo de la pobreza, genera tasas más bajas de empleabilidad y menores disposiciones y capacidades para la participación ciudadana. Es urgente detener esta problemática, por nuestros niños y jóvenes, en un trabajo decidido que nos involucre a todos”, concluye el alcalde.
Este artículo hace parte de la edición 37 de la revista Semana Educación y es un contenido patrocinado por la Secretaría de Educación Distrital.
*Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/educacion-la-clave-para-cerrar-brechas-sociales/585364