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La UNESCO lanza en América Latina y el Caribe su campaña E2030 Educación para Transformar Vidas

Fuente OREALC Unesco / 7 de mayo de 2016

  • En el marco de la aprobación de la nueva Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la UNESCO lanza a nivel regional la campañaE2030 Educación para transformar vidas, una serie de materiales que difunden las metas y estrategias para el logro del objetivo 4 de este marco mundial: “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, promoviendo el aprendizaje durante toda la vida.”
  • Con esta iniciativa la UNESCO pone a disposición infografías y un video informativo de libre uso que ayudan a una mejor comprensión y difusión de los compromisos suscritos por los países para construir una educación de calidad para todos y todas de aquí al 2030.

    ¿Qué es la Educación 2030?

    Recientemente la Asamblea General de la ONU, compuesta por más de 190 países adoptó una Agenda Mundial para el Desarrollo Sostenible, cuyos 17 objetivos buscan poner fin a la pobreza, luchar contra la desigualdad y la injusticia, y hacer frente al cambio climático.

    Dentro de estos 17 objetivos, el N°4 está dedicadoa la educación, al cual el mundo se referirá de ahora en adelante como Educación 2030 o E2030. Este objetivo se compone de 10 metas que deben ser cumplidas, que cuentan con estrategias que pretenden contribuir a hacerlas efectivas y que fueron aprobadas por los Estados Miembros y Miembros Asociados de la UNESCO en su última Conferencia General.

    La UNESCO cree que la educación es la clave para cambiar el mundo, la mejor inversión que puede hacer un país y que la educación de calidad es un derecho que debe ser garantizado para todos y todas. Los gobiernos, la sociedad civil, el sector privado y los movimientos sociales, junto a los organismos internacionales deben unirse para garantizar una educación inclusiva, equitativa, de calidad y con aprendizaje a lo largo de toda la vida.

    Con este material y trabajo constante, las oficinas de la UNESCO en América Latina y el Caribe se comprometen a contribuir al cumplimiento de dichos compromisos prestando asistencia técnica especializada y colaborando con conocimiento e información a los gobiernos y la sociedad civil.

    • Acceda a los materiales de difusión
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Sigue el paro magisterial en Veracruz, México. Exigen pago inmediato de adeudos

Fuente: insurgencia Magisterial

Las Oficinas de Educación Primaria Estatal en la ciudad de Xalapa, amanecieron tomadas nuevamente por maestros que exigen el pago inmediato de adeudos.

Las oficinas de la Zona escolar 034 ubicada en Las Vigas de Ramírez también amanece tomada y se suman escuelas de Las Vigas, Tatatila y las Minas. Más adelante informaremos de otras escuelas y oficinas tomadas por los maestros el día de hoy.

Por otro lado en un intento por desactivar estas protestas y en una estrategia ya conocida, circula una Convocatoria para tomar las Oficinas de la Secretaría de Educación a las 10 de la mañana del día de hoy, supuestamente respaldada por el Equipo político de la Sección 32 del SNTE. Algunas escuelas secundarias de la capital, según se reporta por algunos medios, han suspendido actividades el día de hoy.

La SEV y su aliado el Equipo político recurren a esta estrategia, cuando no les queda otra que cumplir, pero no quieren reconocer que es por la presión de la base magisterial y le otorgan este “triunfo” a sus aliados para, según ellos fortalecerlos como defensores de los derechos de sus agremiados. ¿Alguien les cree?

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Paraguay: La voz estudiantil sonó fuerte

Fuente: Pagina 12 / 6 de Mayo de 2016

“No queremos un cambio de cara, queremos un cambio en el sistema educativo”, dijeron los estudiantes.  Foto EFE

La toma de un colegio despertó protestas similares en un centenar más; también hubo sentadas y marchas para solicitar mejoras en la calidad de la enseñanza, en infraestructura y aumento en el presupuesto para el próximo año.

El encierro de diez alumnos de secundaria en un colegio de Asunción fue el detonante de la renuncia de la ministra de Educación, Marta Lafuente. Un hito en la lucha que los estudiantes festejaron eufóricos luego de una pulseada que fue seguida con atención por todo el país. La salida de la ministra, a quien los alumnos acusan de corrupción y de incumplir sus compromisos, se produjo después de que el martes el grupo de menores de edad ocupara un aula del colegio República Argentina, para negarse a salir hasta tanto Lafuente no abandonara su cargo. La toma despertó protestas similares en un centenar de colegios; también hubo sentadas y marchas para solicitar mejoras en la calidad educativa, en infraestructura y aumento en el presupuesto para el próximo año.

A pesar de la dimisión, alumnos de varios colegios asunceños anunciaron, tras una conferencia de prensa organizada por la Federación Nacional de Estudiantes Secundarios (Fenaes) y la Unión Nacional de Centros de Estudiantes del Paraguay (Unepy), que las movilizaciones no se detendrán. “No estamos conformes con un cambio de cara, queremos un cambio en el sistema educativo”, exigieron. “¡Sí, se pudo! ¡Sí, se pudo!”, coreó un centenar de estudiantes reunidos en apoyo de sus compañeros en la vereda del colegio República Argentina. Muchos iban vestidos con uniformes escolares y con una cinta atada a la cabeza, en la que se leía “Lafuente renuncia”.

Atrincherada en el aula, Brisa Leguizamón, una chica de 17 años, calificó a la renuncia de la ministra como un hecho “histórico y emocionante”. Detrás suyo se amontonaron sillas y pupitres que ayudaron a bloquear las puertas del aula el martes, cuando las clases se suspendieron por una jornada de capacitación y los alumnos decidieron tomar el colegio. Desde entonces, recibieron el apoyo de estudiantes de otros centros educativos, de universitarios y del resto de la sociedad paraguaya, que acercó víveres, agua y mantas, e incluso pasó la noche frente al colegio para impedir que la policía desalojara a los jóvenes. A lo largo de tres días de encierro, la fachada del colegio se cubrió de carteles pintados por los estudiantes, que exhibieron el malestar que azuzó las protestas.

“Nuestra educación se está cayendo a pedazos”, podía leerse en una de las pancartas, que aludía a uno de los principales reclamos de las protestas estudiantiles: una inversión que contribuya a mejorar la infraestructura educativa, ya que muchas escuelas tienen graves desperfectos edilicios.

Reivindicación que se transformó en alarma con derrumbes en varios centros educativos, el último, en el colegio Nuestra Señora de la Asunción, ubicado en la capital, clausurado esta semana por los bomberos después de que su techo colapsara. “Yo nunca estuve metido en política, pero cuando se vino abajo el techo de mi colegio, supe que ya no se podía más, que teníamos que hacer algo urgente”, señaló Darío González, alumno de ese colegio y miembro del grupo de diez estudiantes que participó del encierro.

Sobre la renuncia de la ministra a su cargo, González consideró, del mismo modo que lo hicieron sus compañeros movilizados, que la salida de Lafuente traslada a los paraguayos el mensaje de que “con la unión pueden lograrse los cambios”. Lejos de que la dimisión de la funcionaria calmen los ánimos del movimiento estudiantil guaraní, el alumno asunceño aseguró que las movilizaciones no van a detenerse hasta que el nuevo titular de Educación –de quien todavía no trascendió su nombre– se siente con los jóvenes y se comprometa a cumplir con sus reclamos.

Una de las demandas más apremiante para el movimiento estudiantil pasa por regenerar la cartera educativa, porque “hay mucha gente que trabajaba con la ministra que tampoco hizo las cosas bien, y tiene que salir”, manifestó Brisa Leguizamón. Y exigió la participación con voz y voto de los alumnos en la toma de decisiones en el Ministerio, para controlar que el uso de los recursos públicos destinados a educación sea transparente. Leguizamón pidió también que se mejore el almuerzo escolar, porque en muchos colegios del interior del país no está llegando, o lo que dan es muy poco, y que se refuerce la distribución de libros y material escolar. Lafuente fue cuestionada tras conocerse un caso de sobrefacturación de agua mineral y de otros productos en una licitación en el ministerio, aunque fueron las protestas estudiantiles las que propiciaron su renuncia. Paraguay es uno de los países de la región que menos invierte en educación: destina el 3,5 por ciento de su Producto Interior Bruto, lejos del 7 por ciento que recomienda la Unesco y que demandan las organizaciones estudiantiles.

 

Enlace original: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-298616-2016-05-06.html

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Michoacan México: la CNTE sigue impulsando el diálogo nacional por la educación pública

Fuente CNTE México / 6 de Mayo de 2016

Hoy, en varias regiones de Michoacán los padres de familia, maestros y alumnos, se preparan para fomentar un verdadero proyecto educativo, uno que defienda la educación para el buen vivir y los derechos humanos.
También se discute rechazar la privatización que se impulsa en Escuelas al CIEN.
Este es el diálogo que hacemos en la CNTE, aquí no ocupamos a los policías de Aurelio Nuño para imponer nada, nosotros contruimos poder con el pueblo, no contra él.
La huelga ya nadie la para, el 15 de Mayo haremos historia.

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Mujeres y novela gráfica: más allá de la Mujer Maravilla

Por: NATHYELI ACUÑA

Los libros son la entrada a otras dimensiones creadas desde la imaginación de sus autores, pero con las emociones y situaciones de la vida real. Desde el romance y la aventura, hasta el drama y la comedia, no hay situación, buena o mala, que no encuentre compañía y aliento en un libro. Los géneros literarios abundan y uno de mis favoritos es el de la novela gráfica y los cómics, un fenómeno que data del siglo XIX pero que no empezó a ser tomado en serio sino hasta hace unos 40 años.

La conjugación de dos artes, el literario y el gráfico, está en la génesis de un mundo habitado por personajes mundialmente conocidos como Batman o el Hombre Araña. Un mundo en el que los temas de género y diversidad étnica han estado más o menos ausentes, o en el que las mujeres son muy a menudo hipersexualiazadas víctimas a las que rescatar. Basta con hacer un pequeño experimento: en una búsqueda en Google de “personajes de Marvel”, de las diez primeras apariciones nueve son  hombres, todos ellos blancos.

Afortunadamente esto está cambiado y, poco a poco, encontramos más y más mujeres y diversidad étnica en la tapa de las revistas cómicas. Por eso, quiero compartir siete de mis historias favoritas, obras literarias creadas por hombres y mujeres diversos, fuertes, que han querido compartir una pincelada de sus vidas.

Persépolis, por Marjane Satrapi

Persepolis y Persepolis 2 son la obra autobiográfica de Marji, una chica que creció en Irán durante y después de la revolución del régimen fundamentalista islámico. Estos dos tomos muestran los cambios sufridos por la sociedad iraní con la llegada del régimen y, particularmente, cómo afectó a las libertades de las mujeres.

 

Fun Home. Una familia tragicómica, por Alison Bechdel

Una de las obras más famosas de este género, estas memorias muestras los retos de una joven lesbiana al descubrir que su padre, conservador, oculta su propia homosexualidad. Las vivencias de Alison son muy propias de quienes esconden, por miedo o conservadurismo, su verdadera identidad sexual, llevándolos a lastimar a sus seres queridos.

Crónicas birmanas, por Guy Delisle

Guy Delisle es un dibujante franco-canadiense que ha viajado por todo el mundo con su arte, particularmente para apoyar estudios de animación en países como China o Corea del Norte. En esta ocasión, y mientras su compañera trabaja para el programa de Médicos Sin Fronteras en Myanmar (Birmania), Guy se queda en casa para trabajar y cuidar de su hijo. Las historias giran en torno a su papel como cuidador y su asombro frente a su nuevo entorno.

La adultez es un mito, por Sarah Andersen

Con menos de 25 años, Sarah Andersen ha revolucionado internet con sus historias semiautobiográficas, a través de divertidos paneles que muestran lo que nos toca a vivir a muchas mujeres en nuestra juventud. En sus recopilaciones toca diversos temas, desde los más cómicos hasta los más duros, como el encasillamiento en estereotipos y roles de género.

Chino americano, por Gene Luen Yang

Gene Yang cuenta la historia de Jin Wang, un hijo de inmigrantes chinos que lucha por adaptarse a su colegio nuevo y la cultura estadounidense. Esta novela gráfica arranca con ese conflicto y cómo lleva a Jin a sentirse incómodo con su ascendencia étnica mientras lucha contra el racismo y los estereotipos. La segunda parte muestra a un Jin transformado, que comprende y acepta su identidad china.

¿Podemos hablar de algo más agradable?, por Roz Chast

Estas novela gráfica muestra una realidad que viven muchísimas mujeres: el cuidado de terceros y, sobre todo, de los adultos mayores. Con un poco de humor y picardía, Roz cuenta la historia de sus padres y aspectos como la demencia senil, el Alzheimer o una infraestructura urbana deficiente para las personas de la tercera edad.

 

Mafalda, por Quino

Mafalda es tal vez el personaje más famoso de las tiras cómicas latinoamericanas. En el mundo de Mafalda, Quino nos muestra la perspicacia y curiosidad de una niña que se preocupa por la humanidad y la paz mundial pero que, además, es rebelde frente al mundo heredado. Mafalda es sin duda una feminista desde siempre.

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El libre acceso al Conocimiento, más allá del capital

Santiago José Roca P.

  1. El tema del acceso al conocimiento se vincula con la preocupación por los términos en los cuales el resultado del trabajo intelectual, considerado como un bien intangible, puede ser aprehendido, utilizado, modificado y compartido una vez que el autor declara la voluntad de liberarlo de las normas de propiedad capitalista. En ocasiones, puede que el problema se vea reducido al tema de las normas jurídicas y los usos comerciales de los bienes de producción intelectual, como por ejemplo en el caso de la oposición entre las licencias copyleft y copyright. Las licencias copyleft, precisamente, suponen una respuesta a las formas de licenciamiento del conocimiento basadas en la concepción de la propiedad privada capitalista, y permiten que las personas que no son titulares de los derechos morales y patrimoniales (de acuerdo con las pautas del copyright) puedan tener acceso al conocimiento en el marco de determinadas condiciones.

En los tiempos actuales, cuando presenciamos la ampliación de los regímenes jurídicos que favorecen la apropiación privada del conocimiento, las licencias copyleft, como la General Public License (GPL) y Creative Commons (CC) prestan un servicio inestimable a la necesidad de mantener la posibilidad de compartir el conocimiento, toda vez que proporcionan herramientas que facilitan la ampliación de los derechos intelectuales a terceras personas, de forma tal que los “derechos morales” permanecen inalterados en cuanto a la autoría original pero se establecen un conjunto de concesiones para el manejo de los contenidos. Estas facilidades han permitido la expansión de una comunidad de usuarios de las licencias copyleft nada despreciable, soportada fundamentalmente por la creación de software libre y por la generación de contenidos documentales y audiovisuales que, dependiendo de los términos escogidos, permiten que cualquier persona pueda acceder a ellos sin mayores restricciones jurídicas ni económicas.

Ahora bien, resulta necesario entender que las licencias copyleft se encuentran basadas en los términos clásicos de la propiedad intelectual. En el contexto del copyright, se supone que el conocimiento generado es “propiedad” del “autor” original de acuerdo con los convenios internacionales sobre propiedad intelectual, y lo que se define son los términos de exclusividad para la explotación material de dicho conocimiento. La legislación que emerge de estas normas, que define los términos de exclusividad para la explotación mercantil del conocimiento, se encuentra dirigida a garantizar el derecho de explotación al titular y, por lo tanto, apoya la creación de escasez artificial que contribuye con la definición de precios en el mercado. Las licencias copyleft tienen el mismo punto de partida inicial, aunque su aporte está en que rompen con los límites de las licencias basadas en la propiedad intelectual convencional. De este modo, se permite la explotación comercial de un conocimiento siempre y cuando, por ejemplo, las obras derivadas se compartan con la misma licencia, y así sucesivamente.

Pero entonces, ¿en qué consiste la relación del copyleft con el copyright? Veamos dos ejemplos. El Movimiento del Software Libre (MSL) promueve el desarrollo de software sobre la base de tres principios: antimonopolio, solidaridad y libertad. Pero el MSL no necesariamente es anti-capitalista, sino más bien anarco-capitalista. La licencia GPL está orientada a defender la libertad de acceder y hacer uso de un conocimiento, pero se basa en el copyright. Según Richard Stallman, el copyleft, “utiliza la ley de copyright, pero dándole la vuelta para servir a un propósito opuesto al habitual: en lugar de privatizar el software, ayuda a preservarlo como software libre” (2004, 24). Por otra parte, la organización Creative Commons también afirma que las licencias que propone permiten “cambiar los términos de copyright de ‘todos los derechos reservados’ a ‘algunos derechos reservados’” y que “no son una alternativa al copyright, sino que trabajan en conjunto con el copyright y te capacitan para modificar los términos de copyright para ajustarse mejor a tus necesidades” (http://creativecommons.org/about).

Pero ahí donde reside el aporte del copyleft se encuentra quizá su mayor limitación. La propiedad intelectual emerge en el contexto de la necesidad de proteger los bienes intelectuales en cuanto que “propiedad privada”. Por ejemplo, dividir los derechos de utilización de un conocimiento con la denominación dual de “derechos morales” y “patrimoniales” establece una diferenciación que, incluso en términos capitalistas, resulta perniciosa para los autores y para la creación en sí. Lo limitado de tal clasificación queda en evidencia cuando nos encontramos con la variedad de permisos a terceros que se establecen en licencias como Creative Commons.

La diferencia fundamental se encuentra en que la lógica del copyright se centra en la exclusividad de los derechos de explotación mercantil, con sentido monopólico, mientras que las licencias copyleft aspiran a la creación de redes de colaboración que permitan la creación de bancos de intangibles. En otras palabras, quienes utilizan una licencia copyleft declaran tácitamente que reconocen que han tomado conocimientos de un fondo común y los entregan nuevamente para que el saber siga circulando por los canales de creación y de generación de valor social. Así, si para el copyright lo importante es la “competencia”, para el copyleft lo significativo es la “reciprocidad”. De este modo, la protección de las obras de conocimiento supone la conformación de lógicas sociales diametralmente opuestas, las cuales rivalizan en el día a día de la cultura y la producción.

No obstante, a pesar de que las licencias copyleft desagregan y visibilizan los términos de la propiedad privada sobre los bienes intangibles, una vez que las nociones iniciales se dan por sentadas (fundamentalmente, una vez que se acepta la hegemonía de la propiedad privada sobre el conocimiento), la reflexión sobre los modelos de sociedad que subyacen a cada modo de licenciamiento queda opacada por la implementación de la licencia, de forma tal que la eficacia política de las licencias copyleft puede encontrarse reducida a un modo de adaptación a la distribución de bienes en el mercado capitalista. Que no se suponga que estamos restándole importancia a las licencias copyleft, puesto que cualquier forma de resistencia al dominio del derecho corporativo sobre los bienes intangibles representa un aporte valioso al rompimiento de los modos de apropiación privada del saber. Lo que nos preocupa es que generalmente puede utilizarse una licencia copyleft o copyright sin afectar necesariamente la matriz de producción, distribución y consumo de bienes culturales y materiales; que es donde se originan los problemas que los activistas de las licencias copyleft se proponen enfrentar.

  1. La utilización de licencias copyleft debe tener más que sentido antimonopólico, debe tener sentido anticapitalista, porque en la política del capital se encuentran las causas de los monopolios que critican los activistas del conocimiento libre. De lo contrario, el copyleft no es más que una herramienta de los productores minoritarios para tener una porción de acceso al mercado. Si no se vincula el copyleft con la crítica a las condiciones profundas del mercado – en el sentido que han abierto las propuestas de las economías colaborativas – puede que no vaya a ser más que un accesorio en el repertorio de opciones para la apropiación privada de los bienes comunes.

Un problema interesante se nos presenta con los términos de uso del conocimiento con fines comerciales. De acuerdo con Creative Commons, una licencia que no permita la utilización comercial – absolutamente sin restricciones – de una forma de conocimientos, no es una “licencia libre”. Pero desde este punto de vista, quienes utilicen estas licencias deben permitir que sus creaciones sean utilizadas por cualquiera y con cualquier fin (con las condiciones que establezca el titular del copyright). No obstante, como demuestra la historia de las últimas décadas, la desregulación política y la libertad entendida en términos mercantiles, son terrenos propicios para la expansión de las políticas neoliberales. Ciertamente, con las licencias CC se cierran algunas condiciones para la apropiación privada del conocimiento y se abre la posibilidad de compartir en términos de reciprocidad. Pero como mencionamos anteriormente, no hay obstáculos para que el conocimiento licenciado con una licencia de uso comercial no sea utilizado a la vez por una red de consumidores solidarios o por una empresa que explote a los trabajadores.

Una alternativa la proporcionan quienes formulan propuestas de licencias copyfarleft. Resulta interesante revisarlas, no porque pensemos que han resuelto el problema, sino porque permiten mantener abierta la discusión en torno a los fundamentos de las licencias copyright y copyleft. La propuesta de las licencias copyfarleft permite el uso comercial del conocimiento en los casos en que se trate de una organización que reparte los excedentes de la producción equitativamente entre sus trabajadores. Un ejemplo de este enfoque es la Licencia de Producción de Pares (Peer Production License), la cual se basa en la licencia “Atribución-NoComercial-CompartirIgual” de Creative Commons, pero agrega condiciones para aprobar el uso comercial. En particular, permite la utilización de la obra con fines comerciales solamente si se trata de una empresa o de un colectivo que es propiedad de los trabajadores; y si toda la ganancia y los beneficios generados por dicha empresa o colectivo se distribuyen entre los trabajadores (1).

Desde este enfoque, es claro que no se piensa en el conocimiento – y el licenciamiento – como algo abstracto, sino como expresión del conjunto de relaciones sociales y culturales en los cuales toma forma la influencia del capital, así como los modos alternativos de construir los procesos sociales. Parte de la fundamentación del copyfarleft podemos encontrarla en un ensayo de Dmytri Kleyner (2010), uno de sus proponentes, del cual transcribimos algunos fragmentos:

– “Para que el copyleft tenga algún potencial revolucionario debe ser Copyfarleft. Debe insistir en que los trabajadores sean dueños de los medios de producción”.
– “Una licencia copyfarleft debe hacer posible que los productores compartan libremente y que conserven el valor del producto de su trabajo. En otras palabras, los trabajadores deben poder hacer dinero al aplicar su propio trabajo a la propiedad mutual, pero debe ser imposible que los dueños de propiedad privada hagan dinero al utilizar trabajo asalariado”.
– “Una licencia copyfarleft debe permitir el uso comercial basado en commons y debe impedir la posibilidad de extraer ganancia explotando trabajo asalariado”.
– “Sólo una licencia que impida de modo efectivo que la propiedad alienada y el trabajo asalariado sean utilizados en la reproducción de lo que en otro caso sería un commons informacional libre, puede modificar la distribución de la riqueza”.

El escenario de que los bienes intelectuales sean utilizados para favorecer relaciones de reciprocidad cultural y material, en contraste con la posibilidad de que sean determinados como bienes mercantiles, marca una diferencia importante desde el punto de vista del sentido político originario de las licencias que buscan responder al derecho del monopolio capitalista. No se trata solamente de crear formas de abrir el mercado para que nuevos productores puedan introducir bienes y así hacer frente al predominio de las grandes empresas. Aunque la intención de democratizar (desmonopolizar) el acceso al mercado parezca loable, resulta limitada de cara al carácter hegemónico de las alternativas en disputa. Y aún más, es probable que las propuestas de copyleft puedan ser asimiladas por la dinámica capitalista de forma tal que los modos de distribución de bienes culturales no se altere fundamentalmente. Esto puede suceder si no caemos en cuenta en que el problema no es sólo de acceso, sino de las condiciones sociales que rodean la generación de conocimientos. Se trata menos del régimen de propiedad intelectual (que es expresión de un modo de sociedad) que de la hegemonía del capital sobre los modos de producción y de consumo en las sociedades contemporáneas. De ahí que una forma de protección del conocimiento que no sea al mismo tiempo un modo de reforzar relaciones de reciprocidad y cooperación en torno a los bienes comunes, tiene un alcance muy limitado.

Sobre esto queremos hacer una última acotación. No se trata de criticar a mansalva las licencias de uso comercial del conocimiento. De ahí que traigamos a colación las licencias copyfarleft. Aunque nos opongamos a que las grandes empresas pretendan utilizar el procomún para la generación de capital, no podemos oponernos a que, por ejemplo, las cooperativas culturales puedan soportar sus actividades con la obtención de ingresos provenientes de la divulgación del conocimiento. No es un problema de escala, sino de las diferencias de propósito y funcionamiento entre las organizaciones capitalistas y las organizaciones de la “economía social”. Y eso es particularmente importante cuando la alternativa a la fórmula de conformidad que impulsa el neoliberalismo (monoproducción, monoconsumo y monocultura) es la creación de redes de productores libres y asociados o, para colocarlo de otra manera, la producción y el consumo distribuido y colaborativo. Por lo tanto, la alternativa a la lógica del copyright no hay que buscarla en las alteraciones o modificaciones al derecho corporativo, sino sobre todo en el conjunto de relaciones que se suponen dominantes en el seno de las economías sociales, por lo que otra forma de protección del conocimiento debe surgir a partir del modelado de las relaciones deseadas en el marco de una economía social y sustentable.

  1. En resumen, existen temas que la utilización de variantes de la fórmula del copyright proscriben de la discusión y, por lo tanto, excluyen de la apropiación política de las licencias de copyleft. Entre los temas que pensamos que se escapan por el uso de licencias como CC y GPL tenemos dos: la “propiedad” y la “comunidad”; conceptos que forman a su vez la raíz para la formulación de formas de generación de saberes más allá del capital. Es posible que existan muchos temas, pero nuestro interés es indagar de qué manera la generalización del sentido anticapitalista del conocimiento libre puede contribuir con la creación de formas comunales de fomentar la apropiación del conocimiento como bien común.

– Propiedad: El asunto del licenciamiento es fundamentalmente un problema de propiedad, y en particular, de la hegemonía de la propiedad privada sobre el conocimiento. No ayuda mucho reconocerlo si no aprovechamos la oportunidad para introducir otras formas de apropiación social del saber. El copyright y, por extensión, el copyleft, se encuentran fundamentados en la creencia de que la propiedad privada es la forma de propiedad por excelencia, y por ello no se llega a reflexionar sobre la posibilidad de otras formas de propiedad. Las licencias copyfarleft muestran mayor consciencia de este tema porque traen al frente formas organizacionales que contrastan con la figura de la empresa privada como agente central de la producción y distribución de bienes. Pero en el mundo actual, las cooperativas siguen moviéndose en un entorno de mercado, por lo que habría que ahondar en la organización de formas distribuidas e interdependientes de producción. Además, sería interesante desarrollar conceptos como “propiedad comunal” o “propiedad social” en relación con la concepción del conocimiento como bien común.

Una licencia copyleft que conserve un sentido anticapitalista debe trascender el lugar común de la propiedad privada para favorecer otras formas de gestión colectiva de lo “público”, lo “privado” y lo “común”. Pero no como si el cambio consistiera simplemente en la modificación de una fórmula jurídica, sino como forma de socavar el sistema de relaciones que sostiene al capitalismo. La formación de redes colaborativas de producción y consumo, la cooperación y la reciprocidad como valores, la importancia del valor de uso frente al valor de cambio, la sustentabilidad ambiental, la importancia de la satisfacción de las necesidades sociales, la construcción de economías de escala humana, son temas que deben entrar en la discusión sobre la protección del saber como bien social.

– Comunidad: Las licencias copyleft parecen dejar de lado el lugar del sujeto político como agente para la generación y circulación de saberes. Aquí se cuela cierta concepción del conocimiento como algo abstracto, ajeno a los sujetos que participan en su elaboración, además de que se mantiene su consideración como bien mercantil. Pero cómo se comparte un conocimiento tiene menos que ver con el régimen jurídico que con las dinámicas sociales que intervienen en ese proceso, y esto supone la existencia de sujetos históricos que participan de forma concreta en dichas dinámicas.

Entre los activistas del conocimiento libre parece existir cierta aversión al concepto de “público” como espacio de confluencia de la voluntad social, en parte como consecuencia de un sentimiento anti-burocrático y anti-corporativo engendrado en la reacción al capitalismo, pero también, paradójicamente, como expresión de la supuesta decadencia de referentes conceptuales como el Estado nacional. La defensa de los activistas del conocimiento libre sobre los bienes intangibles tiene una versión “blanda”, que concibe los commons como un espacio que carece de cualquier clase de regulación, y una versión “dura”, en la cual los commons son tales porque, además de ser compartidos e imposibles de ser susceptibles de apropiación privada o pública, se encuentran protegidos por determinadas regulaciones. Quienes ejercen estas regulaciones pueden ser o bien instituciones civiles creadas para ello, o bien comunidades organizadas en el sentido de los movimientos sociales. Las amenazas de burocratismo y el corporativismo no desaparecen del todo en el primer caso, tomando en cuenta fenómenos como el lobby. Por lo tanto nos parece más interesante explorar la segunda opción, si bien no de forma que excluya a la primera.

En este caso, la comunidad que ejerce la protección sobre un bien común – como el conocimiento – no debe ser una comunidad política en abstracto, sino un colectivo con identidad política. No desde el punto de vista de una identidad homogénea sino plural; ni tampoco como una identidad excluyente que impida a otras culturas el acceso a los bienes comunes. Se trata quizá de una comunidad en sentido cívico, construida como parte del reconocimiento de las diferencias y la voluntad de convivencia, e incluso puede tratarse de una comunidad diversa que comparta un ideal republicano. Para nosotros, la clave está en reforzar el surgimiento de colectivos que puedan forjar una identidad comunal, formada en movimientos de bases, con contenido anti-burocrático y radicalmente democrático. Es en este sentido, el propio de la democracia directa o participativa, en que el conocimiento puede considerarse como un “bien público”.

En resumen, las propuestas de licencia para garantizar el acceso al conocimiento deben tener sentido anti-capitalista, deben partir de una crítica a la propiedad privada en favor de la propiedad social, y deben estar encaminadas al respeto de las identidades políticas concretas. La construcción del conocimiento es un proceso marcado por la funcionalización de los roles grupales en la sociedad moderna, y tal proceso está mediado por las formas de distribución de bienes tangibles e intangibles en cada sociedad. La razón de ser de las licencias copyleft y copyfarleft está en facilitar el camino a modos profundamente democráticos y justos de realizar tal distribución. Los términos en los que finalmente se definan las licencias responderán por tanto al momento de desarrollo de la conciencia social sobre las contradicciones que genera la hegemonía del capital.

Pie de página

(1) Textualmente la licencia dice lo siguiente: “c. You may exercise the rights granted in Section 3 for commercial purposes only if: i. You are a workerowned business or workerowned collective; and ii. all financial gain, surplus, profits and benefits produced by the business or collective are distributed among the workerowners” (http://p2pfoundation.net/Peer_Production_License).

Referencias

Stallman, R. (2004). Software libre para una sociedad libre. España: Traficantes de Sueños.

Creative Commons. “About Creative Commons”. Disponible en: http://creativecommons.org/about

P2P Foundation. “Peer Production License”. Disponible en: http://p2pfoundation.net/Peer_Production_License

Kleyner, D. (2010). “CopyFarLeft y CopyJustRight”. Disponible en: http://blog.redpanal.org/2010/04/22/licencias-libres-y-copyfarleft/

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