Las tasas de deforestación en América Latina y el Caribe son más bajas en las áreas indígenas y tribales donde los gobiernos han reconocido formalmente los derechos colectivos territoriales, de acuerdo con una revisión de más 300 estudios realizada en conjunto por la FAO y el FILAC.
Los pueblos indígenas y tribales, “y los bosques en sus territorios, cumplen un papel vital en la acción climática global y regional, y en la lucha contra la pobreza, el hambre y la desnutrición”, señaló Julio Berdegué, representante regional de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura).
Sus territorios “contienen alrededor de un tercio de todo el carbono almacenado en los bosques de América Latina y el Caribe y 14 por ciento del almacenado en los bosques tropicales de todo el mundo”, agregó Berdegué.
La conclusión central del informe, con análisis de más de 300 estudios científicos realizados en los últimos 20 años, es que los pueblos indígenas y tribales han sido mejores guardianes de sus bosques en comparación con los responsables de los demás bosques de la región.
Los mejores resultados se observaron en los territorios de los pueblos indígenas que cuentan con títulos legales colectivos reconocidos: entre 2000 y 2012 las tasas de deforestación en varios de estos territorios en la Amazonia fueron solo entre la mitad y un tercio de las de otros bosques con características ecológicas similares.
Según los análisis de FAO-FILAC, la tasa de deforestación en los bosques indígenas donde se ha asegurado la propiedad de la tierra es 2,8 veces menor que fuera de esas áreas en Bolivia, 2,5 veces menor en Brasil y dos veces menor en Colombia.
Los territorios colectivos titulados evitaron cada año, en esos tres países, entre 42,8 y 59,7 millones de toneladas métricas de emisiones de dióxido de carbono (CO2), gas de efecto invernadero que causa calentamiento global.
Esas emisiones ahorradas equivalen a sacar de circulación entre nueve y 12,6 millones de vehículos durante un año.
De las 404 millones de hectáreas ocupadas por los pueblos indígenas, los gobiernos han reconocido formalmente sus derechos de propiedad colectiva o usufructo sobre cerca de 269 millones de hectáreas.
En la cuenca amazónica “45 por ciento de los bosques intactos se encuentran en territorios indígenas, y la evidencia de su papel vital en la protección forestal es clara como el agua”, según Myrna Cunningham, presidenta de FILAC.
“Mientras que el área de bosque intacto disminuyó solo 4,9 por ciento entre 2000 y 2016 en las áreas indígenas de la región, en las no indígenas se redujo en 11,2 por ciento”, dijo Cunningham.
Agregó que “eso hace evidente por qué su voz y su visión deben tenerse en cuenta en todas las iniciativas y marcos globales relacionados con el cambio climático, la biodiversidad y la silvicultura, entre muchos otros temas”.
Los pueblos indígenas y tribales participan en la gobernanza comunal de entre 320 y 380 millones de hectáreas de bosques en la región, que almacenan alrededor de 34 000 millones de toneladas métricas de carbono, más que todos los bosques de Indonesia o de la República Democrática del Congo.
Mientras que los territorios indígenas de la cuenca del Amazonas perdieron menos de 0,3 por ciento del carbono en sus bosques entre 2003 y 2016, las áreas protegidas no indígenas perdieron 0,6 y otras zonas que no eran territorios indígenas ni áreas protegidas perdieron 3,6 por ciento.
Como resultado, a pesar de que los territorios indígenas cubren 28 por ciento de la cuenca del Amazonas, solo generaron 2,6 por ciento de las emisiones brutas de carbono de la región.
Sin embargo, la investigación sugiere que su función protectora está cada vez más en riesgo, en un momento en que la Amazonia se acerca a un punto de inflexión, que podría tener impactos preocupantes en las precipitaciones y en la temperatura y, eventualmente, en la producción de alimentos y el clima global.
El informe pide a los gobiernos, a los financiadores climáticos, al sector privado y a la sociedad civil que inviertan en iniciativas que fortalezcan el papel de los pueblos indígenas y tribales en la gobernanza forestal, refuercen sus derechos territoriales comunales y los compensen por los servicios ambientales que brindan.
Uno de cada cinco niños en el mundo vive sin acceso suficiente a agua, según denunció este miércoles Unicef, que alertó de que el problema no va a hacer más que empeorar por el cambio climático.
En un estudio, la agencia de las Naciones Unidas para la infancia destaca que más de 1.420 millones de personas, incluidos 450 millones de niños, residen en zonas de alta vulnerabilidad en materia de agua.
Se trata de áreas donde la falta de agua se combina con servicios de suministro pobres y donde las comunidades dependen a menudo de agua que se acumula en superficies o que proviene de fuentes poco fiables o donde se necesita mucho tiempo para recolectarla.
Según Unicef, hay niños que viven en esa situación en más de 80 países, con la región de África Oriental y Meridional con las proporciones más altas.
Allí, más de la mitad de los menores -un 58 %- se enfrentan a dificultades para acceder a agua suficiente todos los días. También hay proporciones importantes de niños en esa situación en África Occidental y Central (31 %), Asia Meridional (25 %) y Oriente Medio (23 %).
Según Unicef, las circunstancias son especialmente complicadas en 37 países que incluyen Afganistán, Etiopía, Haití, Kenia, Nigeria, Pakistán, Sudán o Yemen.
“La crisis mundial de agua no está en camino, está aquí y el cambio climático solo va a hacerla peor”, señaló en un comunicado la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore, que subrayó que los niños “son las mayores víctimas”.
“Cuando los pozos se secan, los niños son los que no van a la escuela para buscar agua. Cuando las sequías menguan los suministros de comida, los niños sufren de malnutrición y retrasos en el crecimiento. Cuando llegan las inundaciones, los niños enferman con enfermedades que se transmiten por el agua. Y cuando los recursos hídricos disminuyen, los niños no pueden lavarse las manos para prevenir enfermedades”, enumeró.
El informe destaca que la demanda de agua sigue aumentando de forma dramática mientras los recursos se reducen, por lo que se calcula que para 2040 casi uno de cada cuatro niños del mundo vivirán en áreas con graves problemas de escasez.
Unicef anunció además la puesta en marcha de una iniciativa que busca combatir esta situación, movilizando recursos para dar soluciones a las regiones más afectadas.
Llevamos demasiado tiempo arrasando los ecosistemas del planeta, pero decisiones fundamentales que se tomarán este año podrían ser el punto de inflexión que nos ayude a restaurar nuestra relación con la naturaleza.
Hemos estado retrasando el tema, pero el covid-19 quizá haya sido el toque de atención definitivo. “2021 debe de ser el año en el que la humanidad se reconcilie con la naturaleza”, dijo el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en una intervención ante la Cumbre One Planet de líderes mundiales en Paris el mes pasado. “Hasta ahora hemos estado destruyendo nuestro planeta. Hemos estado abusando de él como si tuviéramos uno de repuesto”.
Todo eso ha sucedido en un abrir y cerrar de ojos, en términos geológicos. “Si comparamos la historia de la Tierra con un calendario anual, hemos usado un tercio de sus recursos naturales en los últimos 0,2 segundos” dijo Guterres en París.
Después de una década perdida, y de un retraso de un año en las negociaciones debido a la pandemia, está previsto firmar un nuevo acuerdo internacional para conservar la biodiversidad del mundo a finales de este año, con muchas otras iniciativas también iniciándose. Las señales son que el covid-19, una pandemia causada por nuestra actitud desdeñosa hacia la naturaleza, podría finalmente haber centrado nuestras mentes. La pregunta es, ¿Qué necesitamos hacer, y podemos hacer lo suficiente a tiempo?
Nuestra relación con la naturaleza comenzó a agriarse más o menos a principios de la revolución industrial, pero realmente no se torció hasta que la Gran Aceleración empezó a coger impulso después de la segunda guerra mundial. En este periodo, el auge dela población y del comercio y unos niveles más altos de prosperidad provocaron un crecimiento exponencial de casi todas las medidas del impacto de la humanidad en el planeta: extracción de recursos, producción agrícola, desarrollo de infraestructuras, contaminación y pérdida de hábitats y biodiversidad.
Este expolio fue una apuesta que hace mucho dejo de ser rentable. La tierra degradada ya afecta de manera negativa el bienestar de 3.200 millones de personas y cuesta más del 10 por ciento del PIB anual en pérdidas de cosechas, deterioro de la salud y otros efectos negativos. Estos solo van a aumentar. En un documento reciente en la revista Frontiers in Conservation Science, un grupo de científicos internacionales avisan de que el planeta se está enfrentando a un “futuro horrible de extinciones masivas, de un empeoramiento de la salud, de agitaciones asociadas a perturbaciones climáticas… este siglo”.
“El mundo se enfrenta a tres crisis importantes en la actualidad: la pérdida de biodiversidad, el cambio climático y la pandemia”, dice el biólogo Cristián Samper en la Wildlife Conservation Society de Nueva York. “Todas están interrelacionadas, con muchas de las mismas causas y soluciones”.
“La ciencia es tan contundente”, dice Johan Rockström en el Potsdam Institute for Climate Impact Research de Alemania. En 2009, él y sus colegas desarrollaron el concepto de “límites planetarios”, que tenía como objetivo delimitar el espacio seguro de operación para la humanidad, y cuantificar como estamos sobrepasándolo. En una actualización por su10º aniversario en 2019, sugirieron que ya hemos sobrepasado cuatro de los nueve límites, incluyendo significativamente nuestro impacto en la biodiversidad. “Por primera vez, tenemos que considerar el riesgo real de desestabilización de todo el planeta”, dice Rockström.
“Si no actuamos ahora, las generaciones futuras preguntarán ¿Por qué no actuasteis para salvar la Tierra considerando todas las pruebas científicas con las que contabais?” dice Bob Watson, antiguo presidente del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático y de la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), un organismo establecido por la ONU que evalúa las últimas investigaciones sobre la biodiversidad.
No es que nos hayan faltado las buenas intenciones en el pasado. En 2010, la Convención sobre Diversidad Biológica, uno de los tres organismos de la ONU que surgió de la Cumbre de la Tierra de Rio en 1992, junto con la Convención Marco sobre el Cambio Climático y la Convención para Combatir la Desertificación, se reunió en Aichi, Japón. Acordó 20 objetivos de biodiversidad para2020, desde la eliminación gradual de ayudas para actividades que dañan la biodiversidad a asegurar la diversidad genética de plantas y animales salvajes y domésticos. Llegó el 2020 y el resultado final fue biodiversidad cero, destrucción medioambiental 20.
Por ejemplo el objetivo fundamental sobre la cantidad de tierra entregada a la naturaleza. Ordenaba la protección del 17 por ciento de la tierra y del agua dulce y del 10 por ciento de los océanos para finales de 2020. Se progresó algo, dice Samper, pero ninguno de los objetivos se alcanzó, siendo las cifras actuales aproximadamente 15 por ciento y un poco más del 7,5 por ciento. Aquellas áreas que están protegidas a menudo están mal gestionadas, son demasiado pequeñas y no cubren la riqueza total de los ecosistemas de la Tierra: se cree que solo el 42 por ciento de los 867 tipos distintos de ecosistemas clasificados hasta ahora están bien protegidos.
“La ciencia nos dice que debemos aumentar las áreas protegidas para cubrir al menos el 50 por ciento de la tierra y del mar para 2030”, dijo Samper en la cumbre de Paris. Un grupo nuevo, el High Ambition Coalition for Nature and People, que comprende más de 50 países, copresidido por Francia, Costa Rica y Gran Bretaña, pretenden ahora asegurar un acuerdo internacional para este compromiso “30 para el 30”.
Más allá de la conservación
Al mismo tiempo, el 5 de junio, Día Mundial del Medioambiente, la ONU lanzará su Década sobre la Restauración de Ecosistemas. “El principal objetivo es prevenir, detener y revertir la degradación de los ecosistemas en todo el mundo”, diceTim Christophersen del Programa Medioambiental de la ONU (UNEP), que coordinará la iniciativa. “Nada más y nada menos. Una tarea un poco abrumadora”.
Abrumadora en particular porque en cierto sentido ya es demasiado tarde. “Desde luego, es más barato conservar ecosistemas o asegurarse de que no se degradan”, dice Christophersen. “Pero estamos en un punto en el que la conservación ya no es suficiente. También necesitamos hacer grandes inversiones en restauración”.
La restauración de ecosistemas será crucial para tener éxito o fracasar durante las próximas décadas. Tiene muchas formas, dependiendo del ecosistema y del grado de degradación que sufre. En un extremo del espectro está la resilvestración pasiva, que significa simplemente apartarnos y dejar que la naturaleza haga sus cosas. “La capacidad de la naturaleza para sanarse a sí misma es asombrosa”, dice el ecólogo Paul Leadley de la Universidad de Paris-Saclay en Francia, que fue uno de los coautores del informe de evaluación global IPBES sobre biodiversidad y ecosistemas de 2019.
Una zona deforestada cerca de Porto Velho en la Amazonía brasileña. REUTERS
Los proyectos de resilvestración a pequeña escala como el de Oostvaardersplassen en los Países Bajos, en el que un área de pólder recuperado ha sido devuelta a la naturaleza, ha mostrado la manera, pero la ambición debe crecer, y está creciendo. En Europa, el mayor proyecto tiene como objetivo reservar unos 35.000 kilómetros cuadrados en Laponia en el norte de Suecia y Noruega para resilvestrar. En América del Norte, la Wildlands Network tiene como objetivo unir áreas protegidas con “caminos silvestres” en los que los animales puedan moverse libremente abarcando Canadá, EE.UU. y México.
“Cada dólar gastado en la restauración de ecosistemas acumula entre 3 y 75 dólaresde ganancias”
En el otro extremo del espectro de la restauración está la ingeniería activa de paisajes enteros con plantaciones masivas de árboles, retirada de especies invasoras e infraestructura dañina, como las presas, y la reintroducción de especies. Esto puede hacerse. Corea del Sur adoptó una política de reforestación activa en los años 50 después de la guerra de Corea. El volumen total de madera en los bosques del país aumentó de aproximadamente 64 millones de metros cúbicos en 1967 a 925 millones de metros cúbicos en 2015, y los bosques cubren ahora aproximadamente dos tercios del país. El Green Belt Movement fundado en Kenia por la premio Nobel Wangari Maathai ha plantado decenas de millones de árboles por todo África y ha inspirado muchos proyectos similares.
Pero aunque es muy posible hacerla, la restauración activa conlleva riesgos si no se hace de una manera científica, dice Bernardo Strassburg del International Institute for Sustainability de Rio de Janeiro, Brasil. “Cualquier gran restauración necesita ser ecológicamente sensata”, dice, “no se trata solo de plantar árboles por todos los lados, particularmente en sitios en los que no pertenecen los árboles, como praderas o humedales. Sería perjudicial para la biodiversidad”. Se necesitan soluciones diferentes en diferentes lugares.
Christophersen cree que la teoría y la práctica de la restauración ecológica están a la altura de las circunstancias. “Tenemos décadas de experiencia en restauración. Sabemos lo suficiente. No sabemos todo, y aprenderemos más a medida que avancemos. Pero sabemos lo suficiente para empezar. Es una de esas situaciones en las que no puedes permitir que lo perfecto sea el enemigo de lo bueno”.
La meta principal de la iniciativa UNEP es restaurar 3,5 millones de kilómetros cuadrados de terreno en los próximos diez años, un poco más del tamaño de India, o un poco más del 2% de la superficie terrestre del mundo. Esto es “increíblemente ambicioso”, dice Strassburg. “Si lo conseguimos, sería la remodelación más rápida en la superficie [de la Tierra] causada por nosotros”. No será barato. Según la UNEP, el coste inicial es aproximadamente de un billón de dólares, no es calderilla en una recesión post pandémica, aunque es una inversión con una tasa elevada de rentabilidad.
Tierra agrícola invade el bosque que rodea la iglesia Debre Mihret Arbiatu Ensesa en Etiopia. Kieran Dodds/Panos Pictures
Por lo menos en teoría, está garantizada. Annelies Sewell del Netherlands Environmental Assessment Agency en La Haya y sus colegas sumaron compromisos para proyectos de restauración existentes en 115 países, incluyendo planes para aumentar las áreas protegidas, restaurar y mejorar bosques, tierras de cultivo y praderas, y más. Encontraron que esto suma unos 10 millones de kilómetros cuadrados, más o menos el tamaño de china o justo por debajo del 7 por ciento de la superficie terrestre. “Hay más de lo que esperábamos”, dice Sewel. “Pero esto no quiere decir que haya suficiente”.
La hora de la verdad
La conservación y la restauración pueden ayudar a resolver múltiples retos medioambientales, pero “esto solo no los resolverá”, dice Sewel. Por esto un segundo pilar de 2021: la negociación de una nueva serie de objetivos de biodiversidad, que reemplacen los objetivos de Aichi, y que se ajusten a la Década de Restauración de Ecosistemas. Todo esto significa que la década de los 2020 será un momento crucial. “Esta es una década decisiva para el futuro de la humanidad en la Tierra”, dice Rockström.
Está previsto debatir exhaustivamente estos objetivos en una reunión decisiva de la Convention for Biological Diversity (CBD),retrasada por la pandemia, que ahora se celebrará a finales de este año en Kunming, China. Según Elizabeth Mrema, secretaria ejecutiva de CBD, hay lecciones que aprender de Aichi, y hay ahora una coalición internacional de intereses que está comprometida a hacer que funcionen los nuevos objetivos (ver “Entrevista con Elizabeth Mrema: tenemos que ser optimistas con la biodiversidad”). El coste inicial será de más de 700 mil millones de dólares, dice Mrema, pero al igual que con la restauración de sistemas, viene acompañada de enormes beneficios. “Cada dólar que se gaste acumulará entre 3 y 75 dólares de beneficios económicos en bienes y servicios del ecosistema”, dice.
A pesar del fracaso general de Aichi, otra lección de la pasada década es que, cuando los gobiernos y otros grupos se comprometen a proteger la biodiversidad, puede darse el cambio (ver “Diez historias de éxito de conversación en las que las especies han vuelto del borde del abismo”). “No quiero endulzar esto porque no fue un gran resultado”, David Cooper, secretario ejecutivo adjunto de CBD, dijo en el World Biodiversity Forum en enero de 2021. “Pero donde se han tomado medidas serias, por ejemplo para reducir el ritmo de deforestación, mejorar el estado de caladeros, prevenir extinciones cuando sabemos la causa, se ha conseguido un progreso significativo”.
En última instancia, el éxito o el fracaso dependerá del progreso en otra área fundamental: el cambio climático. Este año es la hora de la verdad para esto también, y otra gran cumbre retrasada de la ONU para forjar una manera de proceder se celebrará, si lo permite la pandemia, este mes de noviembre en Glasgow, Gran Bretaña- El éxito o el fracaso de Glasgow y Kunming estarán interconectados. “Sin abordar el cambio climático, no es posible doblegar la curva de la pérdida de biodiversidad: todas las apuestas quedarían sin efecto”, dice Cooper.
Ciudades de rápido crecimiento como Baoji, China, fragmentan la naturaleza Xinhua/Shutterstock
Pero esto funciona en ambos sentidos: conservar la biodiversidad y restaurar ecosistemas tendrá efectos colaterales positivos para el clima. “La restauración es una de las herramientas más rentables para mitigar el cambio climático”, dice Strassburg: el cambio en el uso de la tierra y un aumento de cobertura vegetal podría proporcionar hasta un tercio de la reducción de gases de efecto invernadero que necesitamos.
Básicamente, dice Mrema, la próxima década necesita tratar sobre la sinergia, con iniciativas para la biodiversidad, medidas para combatir el cambio climático y otros programas internacionales como los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU convergiendo en el objetivo final; la harmonía con la naturaleza para 2050.
Todavía hay obstáculos enormes. “Sabemos que los cambios que necesitamos para avanzar hacia la sostenibilidad son enormes, que no van a ser fáciles”, dice Cooper. Pero al menos se está diciendo lo que queremos escuchar. En Paris, celebridades que incluyen a los líderes de Alemania, Canadá y Gran Bretaña, al vicepresidente chino Han Zheng y a los presidentes del Banco Mundial y del Banco Central Europeo se alinearon para jurar fidelidad a la causa de la conservación de la naturaleza. Emmanuel Macron, presidente de Francia y convocante de la cumbre dijo: “La agenda está ahora madurada y estamos listos para actuar”.
Lo que es más importante es que todavía hay tiempo, justo, para gestionar el cambio desde la Gran Aceleración a la Gran Restauración, una era en la que la humanidad aprenda de nuevo a vivir de manera sostenible y en harmonía con la naturaleza. “Las cosas están ahora difíciles y de verdad se necesita actuar ya, pero no estamos en una situación catastrófica, todavía”, dice Leadley. “Si avanzamos hacia un consumo y una producción sostenible, establecemos suficientes áreas protegidas y gestionamos el cambio climático, no hay ninguna razón por la que la biodiversidad no pueda tener un perspectiva positiva. No estamos más allá del punto de no retorno”.
CÓMO RESTAURAR UN ECOSISTEMA
Cómo están degradados los ecosistemas por la actividad humana varía, y las maneras de restaurarlos también es diferente.
BOSQUES
Degradadores: el desmonte para infraestructuras, agricultura y pastoreo; la tala para leña; la contaminación, plagas y animales invasores e incendios Restauradores: plantación de árboles nativos; la conservación de plantas y animales; resilvestración.
AGUA DULCE
Degradadores: extracción de agua para riego, industria y hogares; extracción de arena y grava; presas, canalización y drenaje para la agricultura; la contaminación por sustancias químicas, plásticos y aguas residuales Restauradores: Control de la extracción de agua, de la pesca y de la minería; retirada de presas o rediseño, restauración de flujos de agua en humedales;
OCÉANOS Y COSTAS
Degradadores: Sobrepesca y desmonte de costas para la acuacultura; plástico y contaminación por nutrientes; vertido de aguas residuales Restauradores: pesca sostenible, tratamiento de aguas residuales, control de contaminación, gestión y restauración de arrecifes de coral, manglares y praderas marinas;
PRADERAS Y SABANAS
Degradadores: La conversión de tierras de cultivo y pastos; sobrepastoreo y erosión de suelo; extracción de recursos insostenible; especies invasoras Restauradores: desmonte active de vegetación leñosa; resembrado de hierbas nativas y replantación de arbustos y árboles; reintroducción y protección de fauna nativa;
MONTAÑAS
Degradadores: desmonte de bosques para la agricultura, presas y carreteras; erosión de suelo; desastres naturales como avalanchas, deslizamientos e inundaciones Restauradores: plantación de árboles, mejor planificación de infraestructuras, uso de técnicas agrícolas de bajo impacto como la agroforestería;
TURBERAS
Degradadores: Extracción de turba; drenaje para agricultura, infraestructuras, minería y exploración de combustibles fósiles, fuego, sobrepastoreo, contaminación Restauradores:Rehumedecimiento, conservación;
TIERRA AGRICOLA
Degradadores: Sobrepastoreo y erosión del suelo; eliminación de ribazos y árboles; contaminación por fertilizantes y plaguicidas Restauradores: Rotación de cultivos con más diversidad de cultivos, incluyendo árboles y ganado de pasto en tierra de cultivo después de la cosecha; uso de fertilizantes y control de plagas naturales;
CIUDADES
Degradadores: crecimiento urbano descontrolado; residuos y emisiones de la industria, tráfico, hogares Restauradores: leyes de planificación más estrictas; limpieza de cauces de agua y antiguas zonas industriales; plantación de árboles y creación de espacios verdes y humedales urbanos.
¿Qué hacen los ecosistemas por nosotros?
Lejos de ser un lujo que las economías con pocos recursos pueden apenas permitirse, gastar dinero en la restauración y la conservación de ecosistemas es una inversión sensata. De media, cada dólar gastado en la restauración de ecosistemas ofrece una ganancia de casi 10 dólares en bienes y servicios de ecosistemas.
Algunos de estos beneficios monetarios son directos, por ejemplo madera sostenible, cosechas agrícolas mejoradas e ingresos del ecoturismo. Pero la mayor parte de ellos son regalos por los que de otra manera la sociedad tendría que pagar, como aire y agua limpios, polinización, control de pagas, reciclado de nutrientes, secuestro de carbono, menos enfermedades transmitidas por animales y una mayor resiliencia ante fenómenos atmosféricos extremos y desastres naturales.
Imagínatelo como la construcción de carreteras y puentes, no generan beneficios por ellos mismos, pero preparan el camino para un aumento de actividad económica. “Tiene un sentido económico sólido con beneficios que superan los costes”, dijo el científico medioambiental y diplomático Bob Watson.
Mundo/19-03-2021/Autor(a) y Fuente: www.prensa-latina.cu
La Asamblea General de la ONU acogerá hoy un evento de alto nivel sobre el agua y el acceso a ese líquido vital, lo cual está comprendido entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Según advirtió el titular del mayor organismo de Naciones Unidas, Volkan Bozkir, actualmente el mundo no está encaminado a cumplir las metas del ODS número 6, referido a garantizar agua limpia y saneamiento para todos.
Ese es uno de los motivos para realizar el evento de alto nivel de este jueves, aseguró el presidente de la Asamblea General por medio de su cuenta oficial en Twitter.
De cara a esta cita, 156 países miembros de Naciones Unidas firmaron conjuntamente una declaración pionera sobre el agua, anunció la misión permanente de Finlandia.
Ese texto destaca que el agua es una cuestión de vida, pues resulta fuente de existencia para todos.
Igualmente, llama la atención sobre la importancia crítica de ese líquido en medio de la pandemia de Covid-19, pues el acceso a un saneamiento adecuado y la higiene se encuentran entre las primeras líneas de defensa en ausencia de una vacuna, en particular en muchos países en desarrollo.
Pero los niveles actuales de financiamiento continúan siendo sustancialmente inadecuados para alcanzar el objetivo de la comunidad internacional de disponibilidad universal y gestión sostenible del agua y el saneamiento, recalca la declaración.
Unos dos mil 500 millones de personas (36 por ciento de la población global) viven en regiones con escasez de agua.
Para 2050, más de la mitad de la población mundial estará en riesgo debido al estrés hídrico, mientras la desertificación por sí sola amenazará los medios de vida de casi mil millones de personas en unos 100 países, expone el documento.
Asimismo, añade, la intensa escasez de agua podría desplazar hasta 700 millones de personas para 2030.
‘El crecimiento de la población y la creciente demanda de alimentos y energía, así como el cambio climático, agravarán los problemas de escasez.’
También el cambio climático afecta la disponibilidad y la demanda de agua, así como a la frecuencia e intensidad de las inundaciones y las sequías, señala el texto.
Del mismo modo, enfatiza en cómo la paz y el desarrollo sostenible en torno a los recursos hídricos compartidos contribuyen a la estabilidad regional.
Por ello, este evento de alto nivel de la Asamblea General de la ONU aboga por fortalecer el diálogo político y la diplomacia del agua, incluso en el marco de la prevención de conflictos y la creación de oportunidades para la cooperación.
Mundo/05-03-2021/Autor(a) y Fuente: www.prensa-latina.cu
La Covid-19 no estableció pausas para el cambio climático y la gestión para combatirlo debe ser una tarea diaria, afirmó hoy aquí el presidente de la próxima Cumbre del Clima COP26, Alok Sharma.
Durante un encuentro virtual organizado por la embajada de Reino Unido en la capital española para abordar detalles sobre el evento internacional, Sharma enfatizó que hacer frente al calentamiento global es algo en lo cual ‘todos tenemos un papel para desempeñar’.
También puntualizó los principales pilares en los que se sustentará la COP26, prevista entre el 1 y 12 de noviembre en la ciudad de Glasgow, Escocia.
Entre los objetivos de esta cita internacional está llegar a más acuerdos para reducir las emisiones de gases a la atmósfera, reforzar la adaptación al cambio climático, así como lograr financiación para los países más vulnerables y afianzar el libro de las normas del Acuerdo de París sobre cambio climático.
En la reunión acompañaron a Sharma, Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico de España, país que acogió la COP25, y el ministro de Medio Ambiente de Italia, Roberto Cingolani.
Ribera, destacó la importancia de robustecer la resiliencia social, natural y económica del planeta con vistas a la cumbre de Glasgow.
Aseguró que 2021 es un año crucial en el cual deben ‘hacerse aportaciones precisas’ para alcanzar el Acuerdo de París.
‘Resulta dramático ver ya los efectos del cambio climático en amplias zonas del mundo … El planeta afronta una agenda climática cargada de contenidos apasionantes, muy transversal, compatibles con la preservación de la biodiversidad, el desarrollo y la prosperidad’, expresó.
Sharma felicitó el trabajo realizado por España en los últimos meses en cuestiones de transición ecológica y dijo que el éxito de la futura conferencia climática de la Organización de Naciones Unidas (ONU) está centrado en sentar las bases de un crecimiento verde y limpio para todos.
Recientemente, el secretario general de la ONU, António Guterres, pidió a la comunidad internacional mostrar más ambición de cara a la Conferencia sobre el Cambio Climático.
‘Debemos detener cuanto antes el asalto al planeta y hacer todo lo que sea necesario para garantizar el futuro de nuestros hijos y nietos’, ratificó.
América del Sur/Venezuela/26-02-2021/Autor(a) y Fuente: ultimasnoticias.com.ve
El sector Ecologista presenta las diferentes propuestas de Fomento y Gestión del Ecosocialismo en el Congreso Bicentenario de los Pueblos, con el objetivo de impulsar los principios de los Derechos de la Madre Tierra, refiere VTV en su página web.
Así lo destacó el ministro del Poder Popular para el Ecosocialismo, Oswaldo Barbera, quien estuvo acompañado de los diputados de la Comisión Permanentes de Ambiente, Recursos Naturales y Cambio Climático de la Asamblea Nacional (AN) y los movimientos sociales ecologistas.
A través del Fomento y Gestión del Ecosocialismo se consideran las variables del desarrollo sostenible y las necesidades de mitigar y adaptarnos al cambio climático como parte de los retos, además, la protección de la biodiversidad, las fuentes hidrográficas de las montañas y elevar en la militancia una teoría de consumo más acorde con la naturaleza, como ejemplo, la utilización de los reciclajes.
“Desde el ministerio somos un instrumento para estructurar el discurso y las propuestas para nuestro pueblo. “No somos rectores y tampoco somos una institución dominante, no estamos aquí para estructurar el discurso de nuestro pueblo y debatir propuestas junto a los jóvenes y adultos que aman a la naturaleza y a la vida”.
Fuente e Imagen: https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/mas-vida/ecologistas-entregan-propuestas-en-defensa-de-la-madre-tierra/
América del Sur/Perú/12-02-2021/Autor(a) y Fuente: www.andina.pe
Iniciativa busca prevenir y mitigar desastres naturales futuros en beneficio de la población más vulnerable.
Con la finalidad de identificar la incidencia de los eventos extremos en el planeamiento urbano y mejorar las herramientas de gestión, la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC), con el apoyo de Fondecyt, unidad ejecutora de Concytec, desarrolla una investigación que consiste en el estudio de la correlación entre el Fenómeno El Niño (FEN) y los patrones de crecimiento urbano que predominan en las ciudades del norte del Perú en torno a los cauces de los ríos.
En base a las variaciones en el clima local relacionados con el FEN y mediante la recopilación de datos históricos de fuentes locales e internacionales, esta iniciativa busca crear un perfil climatológico que permita identificar posibles riesgos con el medio ambiente y desarrollar modelos de predicción de inundaciones y cambios en los patrones climáticos. Asimismo, incluye un análisis sobre la vulnerabilidad en relación a su entorno geográfico y las condiciones socioeconómicas.
Además, las fuertes lluvias y las crecidas de los ríos causadas por el FEN pueden tener efectos devastadores en áreas urbanas y rurales, así como un elevado costo de recuperación. Las ciudades costeras, especialmente las áreas urbanizadas que han crecido de manera informal, son indudablemente vulnerables a este tipo de eventos, los cuales afectan gravemente el espacio urbano e impactan en los sistemas económicos y sociales de la ciudad.
Por tal motivo, esta iniciativa viene estudiando e investigando las formas en las que El Niño afecta las ciudades de la costa norte del Perú, en sus áreas más relevantes. Asimismo, propone nuevas estrategias que mitiguen los impactos futuros de tormentas e inundaciones ribereñas en las áreas costeras.
“Nuestro proyecto de investigación multidisciplinaria analizará los efectos de este fenómeno climático en comunidades de la zona metropolitana de la cuenca del río Piura. Nuestra entidad liderará el trabajo de identificación de los procesos climáticos, geomorfológicos y pluviales localizados que aumentan el riesgo de eventos extremos en las comunidades ribereñas de la ciudad de Piura”, indicó Jorge Darwin Abad Cueva, investigador principal del proyecto.
También manifestó que se analizarán los diferentes elementos de vulnerabilidad urbana y las características sociodemográficas de las poblaciones más vulnerables, como parte del mapeo de procesos y patrones de crecimiento urbano.
“Actualmente, estamos elaborando un set de recomendaciones para los planes de gestión urbana de las comunidades, de manera que mejoren su respuesta frente al fenómeno de El Niño. Ello dará una mejor lectura de la magnitud de la vulnerabilidad de las comunidades y de la adaptabilidad, recuperación y resiliencia ante desastres. Obtener esta lectura cualitativa del entorno es clave para informar y fortalecer los planes de manejo de cuencas de agua y gestión de riesgos en relación a las políticas de ordenamiento territorial y expansión urbana en zonas vulnerables costeras del Perú”, enfatizó.
Para la ejecución de esta iniciativa, la UTEC recibió financiamiento por parte del Concytec, en convenio con el Banco Mundial, a través de su unidad ejecutora Fondecyt. Mayor información en el siguiente enlace.
(FIN) NDP/LZD
Fuente e Imagen: https://www.andina.pe/agencia/noticia-crean-perfil-socioambiental-para-estudiar-correlacion-entre-nino-y-desarrollo-urbano-833072.aspx
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