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El cambio climático agrava la crisis del hambre y la educación de los más pequeños

Advertencia De Ongs

Especialistas coincidieron en que los efectos de la crisis ambiental generó un aumento de la deforestación en las comunidades y daños en las estructuras escolares como consecuencia de la minería y la disputa por tierras y agua

A un día del inicio de la 28° Conferencia de las Partes (COP28), varias ONG alertaron este miércoles sobre los riesgos del cambio climático, entre ellos el agravamiento de la crisis del hambre y de la educación de los más pequeños, sobre todo de las niñas.

El 86% de los habitantes de comunidades de nueve países de ingresos bajos y medios ya están experimentando una amplia variedad de peligros climáticos y más del 60% cree que el cambio climático está empeorando específicamente los conflictos en sus comunidades, según un informe de la ONG World Vision.

«2023 va camino de ser el año más cálido jamás registrado y el cambio climático está empeorando visiblemente los conflictos violentos y el hambre, obligando a personas cada vez más vulnerables a desplazarse a nuevas zonas en busca de pastos, alimentos y seguridad», alertó la directora de respuesta global al hambre de World Vision, Mary Njeri.

La ONG precisa que los efectos del cambio climático colocan a las personas, y en especial a los agricultores y pastores, en situaciones «increíblemente vulnerables» que agravan las tensiones sociales en sus comunidades mientras intentan encontrar nuevas formas de llegar a fin de mes.

Los miembros de las comunidades entrevistadas coincidieron casi unánimemente en que el cambio climático estaba provocando desplazamientos hacia o desde sus comunidades y más de un tercio (35%)afirmaron haber sufrido algún tipo de conflicto en los últimos 12 meses.

Muchos de esos conflictos se debían a disputas por la tierra o el agua (27% y 20% respectivamente), dijo la ONG, informó la agencia de noticias Europa Press.

Foto AFP

Foto: AFP

Asimismo, casi un tercio de las personas entrevistadas afirmaron que los efectos del cambio climático habían provocado un aumento de la deforestación en sus comunidades, ya que la disminución del rendimiento de los cultivos impulsó a la gente a buscar más tierras para cultivar alimentos, o a recurrir a la minería para mantener a sus familias.

«Necesitamos urgentemente que los países más ricos cumplan las promesas de financiación que hicieron para ayudar a las comunidades a adaptarse al cambio climático, de forma que no se degrade aún más el medio ambiente ni se agraven los conflictos», dijo World Vision.

«Todos los países tienen la responsabilidad de garantizar que cumplen con su parte para limitar las emisiones y mantener las temperaturas por debajo de 1,5 °C con respecto a la era preindustrial. Ya hemos superado los 1,1 °C, pero le debemos a nuestros hijos la protección del planeta. Si no lo hacemos, el mundo no solo será más cálido, sino también más sangriento y hambriento», advirtió Njeri.

Por otro lado, un informe de la ONG Plan International muestra cómo los fenómenos meteorológicos extremos dificultan cada vez más el acceso de las niñas a una educación de calidad en América del Sur, América Central, el Caribe, África Occidental y el Sudeste Asiático.

Los daños en las infraestructuras escolares y las rutas intransitables para llegar a los colegios debido a los efectos de la crisis climática no solo ponen en peligro el acceso inmediato de las niñas a la educación, sino que también tienen consecuencias de largo alcance y a largo plazo, como el aumento de otras formas de violencia y violaciones de sus derechos, como el matrimonio infantil, la violencia sexual y por razón de género, y los embarazos precoces.

Foto AFP

Foto: AFP

«Los países en los que las niñas no completan la educación secundaria son un 200% más vulnerables a las pérdidas consecuencia de los desastres climáticos», alerta la directora general de Plan International España, Concha López, en su informe Cambio climático y educación de las niñas elaborado a través de las experiencias de 78 niñas en ocho países: Benín, Togo, Brasil, República Dominicana, El Salvador, Camboya, Filipinas y Vietnam.

Por ello, Plan International hace un llamamiento urgente a gobiernos, donantes y sociedad civil para que apoyen la educación de las niñas en respuesta a la crisis climática, ya que, según estimaciones, el cambio climático provocará que al menos 12,5 millones de niñas abandonen la escuela cada año.

Los informes llegan justo antes del inicio de la COP28, que se realizará entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre en Dubai y reunirá a representantes de unos 200 países, empresarios y ambientalistas para debatir estrategias para limitar el aumento de la temperatura global.

https://www.telam.com.ar/notas/202311/648032-cambio-climatico-hambre-educacion.html
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Entrevista a Hannah Ritchie, experta en cambio climático: «Es un error pensar que combatir el cambio climático será demasiado caro»

Por: María Ramírez

La subdirectora y jefa de investigación de Our World in Data, especialista en medioambiente, publicará ‘Not the End of the World’, un libro sobre el progreso en la lucha contra el cambio climático y qué pueden hacer gobiernos, empresas e individuos para afrontar siete problemas concretos

Hannah Ritchie cuenta que cuando estudiaba Geociencia Medioambiental en la Universidad de Edimburgo en 2010 sentía “el peso muerto” de “infinitos problemas irresolubles”. Se graduó convencida de que cada vez había más desastres naturales y vivía el periodo más trágico de la humanidad. Ahora ha escrito un libro sobre el cambio climático que se puede definir incluso optimista y muestra cómo lo que creía estaba basado en datos erróneos o ha cambiado radicalmente en la última década.

La experta en medioambiente que ahora es subdirectora y directora de investigación de Our World in Data –la plataforma de la Universidad de Oxford que se hizo célebre en todo el mundo como fuente de información en pandemia– cambió en parte gracias a su estudio de los datos con perspectiva. Así descubrió que respiraba el aire menos contaminado en siglos, que producía menos emisiones que sus padres o sus abuelos y que en realidad la suya puede ser la primera generación que consiga un mundo “sostenible” para el presente y el futuro. Y que incluso esto es así en los países más pobres y desiguales.

“El mundo es horrible. El mundo es mucho mejor. El mundo puede ser mucho mejor”: Ritchie repite este lema de Max Roser, el fundador de Our World in Data con tres afirmaciones que “no son contradictorias” y retratan lo que refleja su trabajo sobre el progreso en casi todos los ámbitos de la vida en el planeta, y la misión de los datos como herramienta para medir y seguir mejorando.

En Not the End of the World (No es el fin del mundo) traza un panorama de los progresos y explica cómo abordar siete problemas concretos derivados del cambio climático. El libro se publica en enero en inglés en Reino Unido y Estados Unidos; en España lo editará Anagrama. Esta es nuestra conversación editada por claridad y extensión.

Es sorprendente leer un libro optimista sobre el cambio climático. ¿Cómo cambió su perspectiva?

La gente se sorprende cuando digo que estoy escribiendo un libro sobre el medio ambiente y soy optimista. Piensan que va a ser muy sombrío. No es un optimismo ciego de que estos problemas simplemente se solucionarán solos y podremos olvidarlos. Es un optimismo que viene de que tenemos las herramientas que necesitamos para abordar el cambio climático. Y, de hecho, se están produciendo cambios. Pero no me sentía así hace una década. Era muy pesimista. Y creo que hasta cierto punto algo de eso estaba justificado. En el cambio climático hoy estamos en una posición muy diferente respecto a la de hace una década, cuando las soluciones para abordarlo eran demasiado caras. Por ejemplo, la energía solar o la eólica y las baterías para vehículos eléctricos eran demasiado caras. No parecía que hubiera un camino creíble. En la última década eso ha cambiado radicalmente. Y creo que la gente todavía está tratando de darse cuenta de lo rápido que han cambiado las cosas.

¿Influyó su trabajo en Our World in Data?

En Our World in Data mi trabajo es dar un paso atrás y mirar los datos sobre la variedad de problemas ambientales que tenemos y tratar de entender de dónde venimos, dónde estamos hoy y cómo han cambiado las cosas. Hay historias de éxito muy claras, y no sólo en la cuestión climática, que no conocía porque no aparecen en las noticias o eran problemas antes de que naciera, como el agujero de la capa de ozono. Parecía un problema que el mundo no era capaz de solucionar, pero hubo un esfuerzo global masivo y se encontraron soluciones. Hay una variedad de historias positivas que no son evidentes cuando sólo miras sin parar los titulares de las noticias.

En el cambio climático hoy estamos en una posición muy diferente respecto a la de hace una década, cuando las soluciones para abordarlo eran demasiado caras. Eso ha cambiado radicalmente

Usted escribe sobre la mejoría de los indicadores en la última década, pero a la vez hay más protestas y estamos más preocupados ahora. ¿Ve desconexión? 

Hasta cierto punto todo va de la mano. En los últimos 10 años, el clima se ha convertido en un problema mucho más público. La gente ahora lo ve como un problema. Ahora es bastante raro encontrar personas que nieguen completamente el cambio climático. Hay una variedad de opiniones sobre cómo de grave podría ser o cuánto deberíamos hacer al respecto. Pero la negación absoluta del cambio climático es bastante baja entre el público. De hecho, el activismo ha desempeñado un papel importante a la hora de atraer la atención e impulsar parte del progreso que hemos visto.

Puede haber desconexión por la diferencia entre lo que llamaríamos indicadores adelantados e indicadores rezagados. La gente es pesimista porque sólo ve que las emisiones de CO2 aumentan y las temperaturas aumentan, aunque ahora lo hagan a un ritmo menor y las emisiones per cápita estén bajando. Hay cambios realmente profundos que están remodelando el sistema energético. Y lleva un poco de tiempo hasta que esos cambios se conviertan en bajadas de emisiones de CO2 y temperaturas. Pero llegarán. Estamos en el punto donde veremos esta inflexión. Según algunas personas no hemos logrado ningún progreso, cuando en realidad hemos estado sentando las bases para que haya un cambio grande.

¿Cuál es ahora el mayor error sobre el cambio climático y cómo combatirlo?

Uno de los principales errores hoy es pensar que será demasiado caro. Todavía existe una gran barrera para mucha gente a la hora de comprometerse y establecer las políticas correctas: existe un mensaje constante de que es muy costoso hacerlo, que tendrá un coste enorme para la economía. Por eso la gente no está dispuesta a hacer ese sacrificio, cuando en realidad ese sacrificio no existe. Existió hace una década, pero hoy no.

Soy optimista porque tenemos las herramientas que necesitamos para abordar el cambio climático. Y, de hecho, se están produciendo cambios

Si retrocedemos una década, la energía solar y la eólica eran básicamente las tecnologías energéticas más caras que teníamos. Entonces era correcto decir que sería más costoso. Pero eso ya no sucede hoy. Por lo tanto, el argumento de que se trata de un sacrificio masivo para la economía simplemente no está justificado. Hasta ahora el coste ha sido una barrera muy grande para que los políticos tomaran medidas. Y creo que esa barrera se está erosionando.

Pero algunas políticas climáticas sí pueden tener impactos negativos para personas con menos recursos, que no tienen acceso al transporte público o no se pueden permitir un vehículo eléctrico.

Sí, hay una variedad de impactos de costes para distintas poblaciones y debemos ser muy claros al respecto. Debemos asegurarnos de que estas políticas climáticas no afectan a los hogares de bajos ingresos, y hay diversas formas de hacerlo. Pero, en general, la transición energética debería conducir a menores costes de energía y generar beneficios para quienes tienen ingresos más bajos.

En lo que respecta a los vehículos eléctricos, estoy de acuerdo: el precio está bajando muy rápido, pero hasta ahora siguen siendo demasiado caros para los hogares de bajos ingresos. Necesitamos que lleguen al mercado modelos de menor rango que puedan servir a hogares de ingresos bajos. Creo que lo lograremos.

¿Y en los países más pobres?

El Reino Unido sólo aporta alrededor del 1% de las emisiones mundiales y mucha gente argumenta que lo que hacemos simplemente no importa. Pero el Reino Unido es un país rico. Se ve a sí mismo como un líder en innovación, y el papel que deben desempeñar los países ricos no es sólo reducir sus emisiones internas, sino también hacer que estas tecnologías sean muy baratas. Ese es su papel para que los países de ingresos medios y bajos no afronten la disyuntiva de sacar a la gente de la pobreza o abordar el cambio climático. Esa dinámica no debería existir y, a menudo, es responsabilidad de los países ricos cambiarla.

¿Le preocupa el retraso en los plazos para la reducción de emisiones anunciado por el Gobierno británico?

Es bastante preocupante. No estoy segura del impacto que tiene en las emisiones reales, pero el gran riesgo es que se produzca un efecto en cadena por el que, en un momento en el que debemos aumentar nuestras ambiciones, algunos países retrocedan y den a otros licencia para hacer lo mismo. El Reino Unido está intentando revertir algunas políticas porque cree que el público quiere eso y no creo que sea así. La estrategia de intentar atraer al público debilitando nuestros objetivos climáticos en realidad va a ser contraproducente para el Gobierno.

En el libro asegura que se ha entendido mal el objetivo del aumento de la temperatura por debajo de 1,5 centígrados. ¿Por qué? 

Sí, la idea errónea que existe explica por qué la gente es tan pesimista: la gente interpreta este umbral de un calentamiento de 1,5 grados como si fuera la línea de meta. Como si una vez que lo superamos, se acabó. Eso no es lo que significa el objetivo de 1,5 grados. Es un objetivo para mostrar que queremos mantenernos por debajo de esa temperatura. Pero incluso si lo superamos, no es el fin del mundo, no es como si nos cayéramos por un precipicio. Necesitamos luchar por cada punto. Pero es muy probable que superemos los 1,5 grados. Y el riesgo es que la gente se desanime y deje de tomar medidas porque piense que no tiene sentido porque hemos superado nuestro objetivo, cuando eso sólo significa que tenemos que dar más pasos y asegurarnos de que no es 1,6 ni 1,7 ni 1,8.

Pero ¿son útiles los umbrales, incluso los escenarios apocalípticos, para que los gobiernos actúen?

Sí, probablemente haya un componente psicológico en el uso de un objetivo ideal. No puedes ponerlo tan bajo que parezca imposible. Si lo estableces en un grado, sería inútil porque obviamente eso no era posible. Si lo estableces en tres grados, eso le daría a la gente licencia para emitir tanto como sea posible. Por lo tanto, es necesario encontrar el objetivo más apropiado. Y también se basa en la ciencia sobre dónde podrían intensificarse los efectos. El umbral de 1,5 grados ha sido útil. Si hay un objetivo de 1,5 grados y las políticas están van hacia 2,5 grados, está muy claro que eso es inaceptable. Así que el objetivo ha presionado a los gobiernos para que hicieran más de lo que habrían hecho.

La gente interpreta un calentamiento de 1,5 grados como si fuera la línea de meta. Como si una vez que lo superamos, se acabó. Pero incluso si lo superamos, no es el fin del mundo… Necesitamos luchar por cada punto para que no sea el 1,6 ni el 1,7

¿Cuál es el dato que le da más esperanzas sobre la mejoría en la lucha contra el cambio climático?

Hay una variedad de diferentes fuentes de emisiones que debemos abordar. Donde soy más optimista es en el sector eléctrico por la energía solar y eólica, que van a ser dominantes. Porque incluso si se excluye el cambio climático, desde el punto de vista económico tienen sentido y lo tendrán aún más porque esperamos que los costes caigan. Simplemente tendrá sentido que los países utilicen estas tecnologías en lugar de combustibles fósiles. La otra tendencia masiva de los últimos años ha sido la de los vehículos eléctricos.

Muchos países, por ejemplo el Reino Unido, han logrado avances muy importantes en materia de electricidad porque hemos eliminado el carbón. En cambio, casi ningún país ha logrado avances significativos en materia de transporte. Usamos petróleo desde siempre. Lo que está cambiando es que los vehículos eléctricos están creciendo rápido. Y no es sólo en los países más ricos del mundo. En China, por ejemplo, más de uno de cada tres coches vendidos nuevos son eléctricos.

Me sorprendió descubrir que en el Reino Unido una persona de media produce menos emisiones de las que producían a su edad sus padres o sus abuelos y equivalente a lo que producía una persona en 1850.

Y con niveles de vida completamente diferentes. Esto nos lleva a desmentir la ideas errónea de que debemos sacrificar el crecimiento económico para abordar el cambio climático. No necesitamos reducir nuestros estándares en los niveles de vida, como decían a menudo las personas más escépticas sobre el ecologismo. Eso no es cierto. Nuestras emisiones son tan bajas como lo eran hace más de un siglo y obviamente tenemos niveles de vida mucho más altos.

¿Qué dato le hace ser más pesimista porque no ha mejorado?

Soy muy pesimista acerca de la pérdida de biodiversidad. Al abordar otros problemas, podemos abordar la pérdida de biodiversidad, por ejemplo si detenemos la deforestación. El área sobre la que soy más pesimista es la disminución de las poblaciones de insectos. Lo que podemos hacer es limitación de daños. No veo cómo podemos detener eso. Tenemos que intentar frenarlo tanto como sea posible, pero probablemente ese sea el problema más difícil de resolver.

No necesitamos reducir nuestros estándares en los niveles de vida, como decían a menudo las personas más escépticas sobre el ecologismo. Nuestras emisiones son tan bajas como lo eran hace más de un siglo y obviamente tenemos niveles de vida mucho más altos

¿Qué es lo que tiene más impacto dentro de lo que puede hacer una persona en su vida diaria? Según su libro, ¿comer menos carne de vaca y volar menos?

Hay decisiones individuales que tomamos y hay formas en que estas decisiones pueden cambiar el mundo que nos rodea. A menudo nos sentimos abrumados por la cantidad de decisiones. Así que hay que centrarse en cuáles son las cosas más importantes que puedo hacer.

Lo más importante, si puedes, es comer menos carne. El otro gran problema es el transporte por carretera: si puedes, camina o toma el transporte público. Y, si tienes que utilizar un coche, es mucho mejor un vehículo eléctrico que uno de gasolina. En casa, si puedes, instala una bomba de calor o pon paneles solares en el techo. Y sí, volar es algo con mucho impacto.

En los países más ricos del mundo, una gran parte de nuestro papel es reducir el coste de las tecnologías bajas en carbono, y la forma en que lo hacemos es comprándolas

Pero luego hay formas en las que puedes contribuir a un nivel superior. Una de ellas son tus elecciones políticas. Y también hay formas de votar con tu cartera. En los países más ricos del mundo, una gran parte de nuestro papel es reducir el coste de las tecnologías bajas en carbono, y la forma en que lo hacemos es comprándolas. Cuando compras un vehículo eléctrico, estás haciendo bajar el precio de los vehículos eléctricos para el resto del mundo igual que cuando compras productos sustitutos de la carne.

Lo último que creo que podemos hacer es simplemente hablar con otras personas. Para algunas personas, una barrera para pasar a un automóvil eléctrico, probar sustitutos de la carne o instalar una bomba de calor es que a menudo parece que nadie lo ha hecho. La mayoría de las personas tienen experiencias positivas con esto y cuanto más hablemos de ello, más lo normalizaremos, más personas estarán dispuestas a hacer ese cambio.

En cambio, el hábito más común del reciclaje tiene poco impacto, según escribe.

Yo reciclo y animo a otras personas a hacerlo. El riesgo es que la gente tenga eso en la parte superior de su lista de cosas más importantes. Y si sólo pueden tomar algunas decisiones para ayudar a mejorar el medioambiente, eso no estaría en lo más alto de la lista.

¿Qué opina de las protestas de Extinction Rebellion y Just Stop Oil, como la de hace unos días contra ‘La Venus del espejo’ de Velázquez en la National Gallery?

Los grupos activistas han desempeñado un papel muy importante al llamar la atención sobre la crisis climática. Es importante que el ambientalismo pueda hablar con diferentes grupos. Si vamos a abordar estos problemas, necesitamos que casi todos estén en el mismo barco. No podemos hacer esto con el 5% de la población que esté muy comprometida. Yo hablo a un grupo ligeramente diferente y trato de ganármelo. No necesariamente voy a hablar con la gente que está en las calles porque ya está movilizada. Las protestas me trajeron a esto al principio. Necesitamos a personas que hablen con una variedad de grupos diferentes con una variedad de incentivos diferentes.

¿Pero las protestas pueden ser contraproducentes, como las de que van contra obras de arte?

Siempre me gusta analizar datos y no he visto buenos datos e investigaciones sobre lo que es efectivo y lo que no. Entiendo por qué la gente argumenta que es contraproducente. Puedes ver las reacciones de personas que podrían estar dispuestas a participar y que se desaniman por estas acciones, pero no creo que esté claro si eso realmente afecta lo que hacen después. En realidad, la investigación no es concluyente, no sabemos bien qué es eficaz y qué no.

Escribe que a veces estos grupos utilizan datos incorrectos. ¿Eso hace un flaco favor a la causa?

Algunas afirmaciones que estos grupos han hecho son objetivamente incorrectas. Uno de los líderes de Extinction Rebellion dijo que 6.000 ó 7.000 millones de personas iban a morir a causa del cambio climático. Y no hay ninguna investigación científica que respalde eso. Roger Hallam, uno de los fundadores, ahora dice que morirán 2.000 millones de personas. Y tampoco existe base científica para esa afirmación. Existe el riesgo de que eso sea perjudicial.

Algunas afirmaciones de grupos ambientalistas que protestan son incorrectas y eso puede ser perjudicial. El riesgo de afirmaciones exageradas que no se basan en la ciencia es que casi les hacen el juego a quienes niegan el cambio climático

El riesgo con este tipo de afirmaciones exageradas que no se basan en la ciencia es que casi les hacen el juego a quienes niegan el cambio climático porque luego pueden darse la vuelta y decir “usted dijo que el mundo se acababa con un aumento de 1,5 grados, hemos llegado y todavía estamos aquí”. Y eso a menudo hace que a los científicos les resulte más difícil hacer su trabajo, porque gran parte de esa reacción se dirige a ellos.

¿Tienen responsabilidad también los científicos? Un dato que cita como erróneo es el de que quedan 60 cosechas en el planeta y sale de una representante de la FAO, la agencia de la ONU.

Siempre me ha parecido problemático que en la ciencia nunca recibimos mucha formación sobre comunicación científica y cómo explicar resultados a una audiencia general. Por eso hay una brecha entre lo que aparece en un artículo académico y lo aparece en los medios. Y parte de esto también se debe a que los científicos a menudo no saben cómo comunicar la incertidumbre.

Un científico podría hacer una declaración o ejecutar un modelo que se refiere al peor de los casos. A menudo los medios lo consideran el escenario más plausible. En el libro, doy el ejemplo de la afirmación en un documental de Netflix de que el mar estará vacío de peces para 2048, y eso fue la mala extrapolación de una frase de un informe que llegó a los titulares. Es una mezcla de medios que a menudo quieren un titular llamativo y científicos que no recibimos una buena formación sobre cómo comunicar los resultados a una audiencia general.

¿Qué aprendió trabajando con los datos de la pandemia que se pueda aplicar al cambio climático?

Una cosa que también me impulsa un poco más hacia el optimismo es que es muy difícil para nosotros imaginar un mundo que sea muy diferente de cómo es hoy, pero a menudo, bajo presión, la gente está dispuesta a hacer cambios realmente radicales. Antes de la pandemia, nunca hubiera imaginado que todos nos íbamos a quedar en casa –pese a algunas protestas, la mayoría de la gente lo hizo y lo hizo durante un período de tiempo realmente largo–, nunca hubiera imaginado que ese cambio masivo pudiera ocurrir. Y lo mismo se aplica al mirar el futuro del clima o la energía o cualquiera de estos problemas. Es muy difícil para nosotros imaginar un mundo que sea muy diferente de cómo es hoy. Pero creo que estos cambios pueden ocurrir muy rápidamente. En cierto sentido, me da optimismo que esto pueda avanzar mucho más rápido de lo que podríamos esperar.

Fuente: https://www.eldiario.es/sociedad/pensar-hannah-richie-experta-cambio-climatico-error-combatirlo-sera-caro_128_10662163.html

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El cambio climático convierte los ríos africanos en epicentros de conflictos

 

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El cambio climático convierte los ríos africanos en epicentros de conflictos

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Por Maina Waruru | 28/10/2023 | Ecología social

 

Fuentes: IPS [Imagen: Restos de ganado muerto en los pastizales de Kitengela Masái, en Kenia, durante la gran sequía de 2009. Un nuevo informe muestra que los principales ríos de África se han convertido en fuentes de conflicto debido a su desecación originada por el cambio climático y la degradación ambiental. Imagen: Ilri]

NAIROBI – Casi todas las grandes cuencas fluviales de África se han convertido en epicentros de conflictos en los últimos 20 años, y el rendimiento agrícola en el continente podría caer hasta 50 por ciento en el futuro próximo debido al agotamiento de las fuentes de agua «tradicionales».

 

Ello sucede en parte por los efectos del cambio climático y la degradación del medioambiente, según el Informe sobre el Estado del Ambiente en África 2023, publicado en Nairobi, sede entre otros organismos internacionales del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

 

Al mismo tiempo, la degradación medioambiental y la pérdida de biodiversidad afectan sobre todo al continente, con una pérdida de cuatro millones de hectáreas de cubierta forestal cada año, el doble de la tasa media mundial.

 

Esto, en parte, ha contribuido a que más de 50 millones de personas hayan emigrado de las zonas degradadas del África subsahariana al norte de África y Europa hasta 2020, según el informe elaborado por el indio Centro para la Ciencia y el Medio Ambiente (CSE), lanzado en esta capital keniana el 13 de octubre.

 

En él se constata que todas las cuencas hídricas críticas de África experimentaban al inicio de esta década dificultades y turbulencias a causa, entre otras razones, al uso insostenible de los recursos, además del clima, convirtiéndose en focos de competencia por el agua.

 

Las cuencas incluyen el lago Chad, compartido por Chad, Nigeria, Camerún y Níger; el río Nilo, compartido por Egipto, Uganda, Sudán y Etiopía; el lago Victoria, compartido por Kenia, Uganda y Tanzania; y el río Níger, utilizado por comunidades de Níger, Mali y Nigeria.

 

También figuran en la lista la cuenca del río Congo, un recurso conjunto utilizado por Camerún, la República Centroafricana, la República Democrática del Congo, Guinea Ecuatorial y Gabón, y la cuenca del lago Malauí, compartida por Tanzania y Malauí. También figura en la lista la cuenca del lago Turkana, en Kenia y Etiopía.

 

Los conflictos en la cuenca del lago Chad comenzaron en 1980, después que la masa de agua ha disminuido un 90m% desde los años 60 debido a la sobreexplotación y a los efectos del cambio climático.

 

«Durante años, el lago ha sustentado el agua potable, el riego, la pesca, la ganadería y la actividad económica de más de 30 millones de personas; es vital para las comunidades indígenas, pastoriles y agrícolas de uno de los países más pobres del mundo”, señala el informe.

 

De hecho, añade, “el cambio climático ha alimentado crisis medioambientales y humanitarias masivas en la región».

 

Señala que los actores internacionales y los gobiernos regionales han ignorado durante mucho tiempo la interacción entre el cambio climático, la violencia comunitaria y el desplazamiento forzado de civiles.

 

«Los conflictos entre pastores y agricultores se han hecho habituales a medida que se pierden los medios de subsistencia, y las familias que dependen del lago emigran a otras zonas en busca de agua», señala el nuevo reporte del CSE.

 

«En la cuenca del Congo, las disputas comenzaron en 1960. La cuenca es testigo de crisis polifacéticas, como desplazamientos forzosos, conflictos violentos, inestabilidad política e impactos del cambio climático», determina.

 

Por otro lado, en la cuenca del Níger los conflictos se remontan a 1980, se remarca, y se culpa al cambio climático de los desacuerdos por «los daños a las tierras de cultivo y el acceso restringido al agua, mientras que en el Nilo, los desacuerdos comenzaron en torno a 2011 a raíz de la construcción de la presa del Gran Renacimiento por parte de Etiopía, que Egipto teme que afecte al caudal de agua».

 

Los conflictos por los recursos del lago Turkana son bastante recientes, y se remontan a 2016, cuando se observó que, con 90 % de su agua procedente del río Omo, en Etiopía, el aumento de las temperaturas y la reducción de las precipitaciones han contribuido al «retroceso» del lago hacia Kenia.

 

Para sobrevivir, las tribus de pastores etíopes empezaron a seguir el agua, lo que provocó conflictos intertribales con sus pares keniatas. La construcción de la presa etíope Gilgel Gibe III en el río solo empeoró las cosas.

 

El informe señala que, en 2020, se proyectaba que entre 75 y 250 millones de personas del continente estaban «expuestas a un mayor estrés hídrico» debido al cambio climático.

 

El documento advierte que, en algunos países, el rendimiento de la agricultura de secano podría disminuir hasta un 50 % debido a la desecación de las fuentes tradicionales de agua, como lagos, ríos y pozos.

 

«La forma en que África gestione sus recursos hídricos definirá la seguridad del agua en el mundo. Los acuíferos africanos contienen 0,66 millones de kilómetros cúbicos de agua. Esto es más de 100 veces los recursos anuales renovables de agua dulce almacenados en presas y ríos», remarca el estudio.

 

Como ejemplo está el ejemplo de Etiopía. Este país, conocido como la torre de agua del continente, se enfrenta al enorme reto de la desaparición de lagos y ríos.

 

África, el segundo continente más grande y poblado del mundo, alberga una cuarta parte de la fauna y la flora del planeta, pero la extinción de especies y la tasa general de pérdida de biodiversidad en el continente son mayores que en el resto del mundo.

 

Como resultado, del total de muertes por condiciones meteorológicas extremas, clima o estrés hídrico en el mundo en los últimos 50 años, 35 % de ellas se produjeron en África.

 

Como era de esperar, además, África concentrará 40 % de las migraciones mundiales debidas al cambio climático.

 

«Aunque el Sur global soportará la carga máxima de la migración interna, las razones podrían variar de una región a otra, dependiendo de cuestiones relacionadas con el cambio climático como la escasez de agua o la subida del nivel del mar”, explica el informe.

 

Sin embargo, alerta que “la escasez de agua será el principal motor de la migración total”

 

Citando el ejemplo de los chimpancés, el Estado del Ambiente en África 2023 informa de que solo hay entre 1,05 y 2,05 millones de ejemplares de esta especie en el continente, limitados a Gabón, República Democrática del Congo y Camerún, mientras sus poblaciones que han desaparecido en Gambia, Burkina Faso, Benín y Togo.

 

En el lado positivo, afirma que los países africanos cuentan con algunos modelos de conservación pioneros que, entre otras cosas, sitúan a las comunidades en el centro de los esfuerzos de conservación.

 

Añade que si África protege su biodiversidad, el mundo entero también saldrá ganando.

 

Las zonas protegidas del continente, si se utilizan de forma sostenible, pueden erradicar la pobreza y traer la paz, afirma.

 

Sudáfrica será la más afectada por los fenómenos meteorológicos extremos, que harán inhóspitas algunas zonas, donde ya hay personas que se ven obligadas a emigrar dentro de sus propios países o regiones en busca de condiciones de vida más hospitalarias y mejores, afirmó Sunita Narain, directora general del CSE, con su base principal en India.

 

Narain explicó los motivos del informe: «Hoy podemos leer y obtener la historia inmediata, pero a menudo no tenemos la visión de conjunto. El informe nos ayudará a tener esa visión de conjunto. Nos permitirá comprender los distintos aspectos del medio ambiente al ofrecer una visión global que aclare los vínculos entre el medio ambiente y el desarrollo. Medioambiente y desarrollo son dos caras de la misma moneda».

 

Añadió que el informe, elaborado con aportaciones de científicos y periodistas afincados en África, también ayudaba a la gente a apreciar el vínculo entre desarrollo y ambiente.

 

Según Mamo Boru Mamo, director de la Autoridad Nacional de Gestión Medioambiental de Kenia, las cuestiones planteadas en el informe son importantes y pertinentes para el medio ambiente en África.

 

Entre otras cosas, el Estado 2023 captó la difícil situación de las comunidades agropecuaria de África oriental, cuya migración de las zonas áridas y semiáridas del continente a los centros urbanos y fuera del continente ha aumentado en los últimos años, gracias en parte a la acelerada degradación del medio ambiente.

 

«El continente tiene la responsabilidad colectiva de gestionar el medio ambiente de forma sostenible, al tiempo que orienta la posición que debe adoptar África en la próxima COP28 de la ONU en Dubái», afirmó, en referencia a la 28 Conferencia de las Partes sobre cambio climático que acogerá ese emirato desde el 30 de noviembre.

 

Citando el «Estado provisional del clima mundial 2022» de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el funcionario keniata subrayó que en África oriental las precipitaciones han estado por debajo de la media durante cuatro estaciones húmedas consecutivas, la secuencia más prolongada en 40 años.

 

La región registró cinco estaciones lluviosas deficitarias consecutivas hasta finales de 2022, siendo la estación lluviosa de marzo a mayo de 2022 la más seca en más de 70 años para Etiopía, Kenia y Somalia, en parte debido a la destrucción del ambiente y al cambio climático.

 

En general, el informe confirma que la crisis climática en África es lo que califica como «un problema existencial», al que se enfrentan millones de personas que llevan años soportando una naturaleza airada.

 

Más de 100 periodistas, investigadores y expertos de toda África han contribuido a la elaboración de esta publicación anual.

Fuente: https://ipsnoticias.net/2023/10/el-cambio-climatico-convierte-los-rios-africanos-en-epicentros-de-conflictos/

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Los niños del 98% de los países africanos están entre los más expuestos a los efectos del cambio climático

Además de un acceso limitado a los servicios esenciales, fisiológicamente los niños tienen más dificultades para hacer frente a los cambios y la contaminación, recuerda la agencia de la ONU para la infancia en víspera de la cumbre africana del clima.

El Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) advirtió este viernes en un informe que los niños del continente se encuentran entre los más expuestos a los efectos del cambio climático, pero continúan desatendidos por los principales flujos de financiación necesarios para ayudarles a adaptarse, sobrevivir y hacer frente a la crisis climática.

Según el documento, los niños de 48 de los 49 países africanos evaluados están clasificados como en riesgo alto de sufrir los efectos del calentamiento global.

Hora de actuar: Los niños africanos en el punto de mira del cambio climático evalúa los países en función de la exposición de los niños a las perturbaciones del clima y medioambientales, como ciclones y olas de calor, así como su vulnerabilidad a esos cambios en función de su acceso a los servicios esenciales.

Físicamente son menos capaces de resistir y sobrevivir a las perturbaciones, y fisiológicamente son más vulnerables a sustancias tóxicas como el plomo y otras formas de contaminación. Según los autores, los que viven en la República Centroafricana, Chad, Nigeria, Guinea, Somalia y Guinea-Bissau son los que corren mayor riesgo.

En respuesta a este riesgo, el informe examinó la forma en que los fondos multilaterales para el clima destinan sus recursos. Sólo el 2,4% de esta financiación mundial clave para el clima puede clasificarse como destinada a apoyar actividades que tengan en cuenta a los niños, con un valor medio de apenas 71 millones de dólares al año. Si se amplía el grupo destinatario para incluir a los jóvenes, la cifra aumenta a sólo el 6,6% del gasto total de los fondos, advirtió el organismo.

La era de la migración climática
Por su parte, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) pidió este viernes medidas concretas para hacer frente al cambio climático y a los retos de la movilidad humana.

«Hemos entrado oficialmente en la era de la migración climática», dijo la directora general electa de la agencia. «Urgen soluciones para abordar el nexo entre el cambio climático y la movilidad humana a escala continental», añadió Amy Pope.

Según el Banco Mundial, sin una acción climática eficiente y sostenida, hasta 105 millones de personas podrían convertirse en migrantes internos para 2023 solo en África.


© UNOCHA/Yasmina Guerda

Unas mujeres cruzan una masa de agua en Rann, estado de Borno, Nigeria.
La oportunidad de alzar la voz
En este contexto, este viernes ha comenzado la Asamblea Juvenil Africana sobre el Clima 2023, que se extenderá hasta el 3 de septiembre, justo antes de la Cumbre Africana sobre el Clima que tendrá lugar en Nairobi, Kenia.

Con motivo de la Asamblea, el Secretario General de la ONU recordó que «los países africanos no han contribuido casi nada a las emisiones globales. Sin embargo, están sufriendo un calor abrasador, inundaciones feroces y sequías mortales”.

Dirigiéndose en particular a los jóvenes, António Guterres aseguró que la humanidad tiene el poder de cambiar el rumbo y que la pasión y la determinación de los jóvenes de todo el mundo son responsables de gran parte de la acción climática que ha tenido lugar.

“Les pido que suban el volumen para pedir el cambio; movilicen a sus amigos, colegas y redes; y aprovechen esta Asamblea para establecer contactos y hacer oír su voz”.

Hacer frente a la crisis en el continente
Tras la Asamblea, los líderes africanos se reunirán para debatir formas de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y cómo adaptarse a las crecientes consecuencias de la crisis climática.

El acto, que se realizó el 4 de septiembre, contó con la presencia de políticos, empresarios y defensores del medio ambiente de todo el continente. Se celebra en un momento en que las temperaturas están aumentando más rápidamente que en muchas otras partes del mundo, lo que provoca fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes y sequías prolongadas, con la consiguiente escasez de alimentos y pérdida de vidas humanas.

África en su conjunto es responsable de menos del 3% del total de las emisiones mundiales, y se espera que los líderes redoblen sus llamamientos a la ayuda financiera para ayudar al continente a adaptarse a la crisis climática.

“En la Cumbre Africana sobre el Clima de Nairobi instaré a todos los líderes a actuar”, declaró António Guterres. “Los países desarrollados también deben proporcionar justicia climática: Tomar medidas para garantizar que los países en desarrollo reciban una financiación asequible; aportar los 100.000 millones de dólares anuales prometidos para la acción climática y duplicar la financiación para la adaptación”, añadió.

Fuente:

 

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Estudio: El 40 % de jóvenes en el mundo ve empleo y educación esenciales para su bienestar

Un 40 por ciento de los jóvenes de todo el mundo identifica la educación, las competencias profesionales y el empleo como principales vías para garantizar su estabilidad futura en un contexto marcado por la pandemia, los conflictos y el cambio climático, según un sondeo global publicado hoy.
Los resultados preliminares de la encuesta, realizada entre más de 823.000 jóvenes por la Alianza Mundial para la Salud y el Bienestar de las Mujeres, los Niños y los Adolescentes y con respaldo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se publican en vísperas del Día Internacional de la Juventud, este 12 de agosto.
El sondeo quiere llegar hasta el millón de encuestados, y desde hoy un tablero interactivo actualizará a tiempo real sus resultados.
Preguntados sobre qué es lo que desean para mejorar su bienestar, los encuestados también mencionaron «seguridad y entorno de apoyo» (21,2 %) y «buena salud y nutrición óptima» (16,3 %).
Los datos se recopilaron en muchos países de forma digital, a través de dispositivos como móviles inteligentes, aunque en países donde no están tan generalizados, caso de algunos africanos o la India, se optó por sondeos en persona.
«Con la publicación de los resultados lo que queremos es maximizar la importancia del Día Internacional de la Juventud y mostrar lo que los jóvenes quieren», concluyó la directora ejecutiva de la Alianza Mundial para la Salud y el Bienestar de las Mujeres, los Niños y los Adolescentes, Helga Fogstad.
Los organizadores del proyecto esperan recopilar al menos 1 millón de respuestas para octubre con el objetivo de presentar los resultados finales y servir de base a una agenda de acción que se presentará en el Foro Mundial de Adolescentes los días 11 y 12 de octubre.
En la presentación del informe, el miembro del Consejo Juvenil de la OMS, David Imbago Jácome, subrayó que el actual contexto postpandémico supone nuevos retos para los jóvenes.
«En 2022, en los países de ingresos bajos y medios, las pérdidas en el aprendizaje a causa del cierre de escuelas por el COVID-19 dejaron hasta un 70 % de niños de 10 años incapaces de leer o comprender un texto sencillo, frente al 53 % anterior a la pandemia», advirtió.
Fuente: https://planoinformativo.com/940212/el-40-de-jovenes-en-el-mundo-ve-empleo-y-educacion-esenciales-para-su-bienestar
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Lo nuevo normal climático es amenazador

Por: LEONARDO BOFF

No es que estemos yendo al encuentro del calentamiento global y del cambio climático. Es que estamos ya dentro. Rompimos la soportabilidad de la Tierra (planetary boundaries) que podrá llevar el sistema-vida al colapso. Hemos pasado el punto crítico y estamos en un camino sin retorno. El planeta Tierra está siendo superexplotado por la voracidad industrialista, que beneficia a una pequeña parte de la humanidad, ha excluido de la mesa de la comensalidad a las grandes mayorías y nos ha llevado a esta situación amenazadora.

Grandes climatólogos y otros científicos, recogidos en el severo libro de Elizabeth Kolbert, Bajo un cielo blanco: la naturaleza del futuro (Crítica 2021) y La sexta extinción: una historia nada natural (Crítica 2016), se han vuelto clima-escépticos y resignados: aún con la ciencia y la tecnología estamos llegando con retraso. No hay cómo evitar la escalada del nuevo régimen climático. Solo podemos disminuir los efectos dañinos, hacer prevención y adaptarnos a él. Las consecuencias generales para la humanidad, de modo especial para los desvalidos, serán infernales.

Lo que se había concertado en 2015 en la COP de París de esforzarnos para para impedir que el calentamiento subiese 1,5 ºC hasta 2030 se ha frustrado. La gran mayoría, dominada por los lobbies de las grandes empresas de extracción de petróleo y de energía, no ha hecho los deberes. En la COP de Egipto en 2023 los tres países que más contaminan, Estados Unidos, India y China, ni siquiera se presentaron.

Ante la crisis energética mundial, han vuelto las tecnologías altamente contaminantes del pasado, como el carbón.

El informe del IPCC de febrero de 2022 advirtió: como se ha hecho muy poco, el calentamiento global subirá 1,5-2 grados ºC hacia 2027. Otros científicos tomando en cuenta la presencia del metano, que es 28 veces más dañino que el CO2, por el deshielo de los cascos polares y del permafrost, sugieren que este aumento de la temperatura nos llegará ya en 2025. De ser verdad, tenemos poco tiempo para prepararnos y para inventar estrategias de adaptación. ¿Cuál es el costo en términos de vidas humanas y de inversiones financieras?

Los eventos extremos que han sucedido recientemente son señal de este cambio de régimen climático. En esta semana de carnaval de 2023, solo en 24 horas han llovido 686 mm en Bertioga y 627 mm en São Sebastião, ciudades marítimas en el norte del estado de São Paulo con consecuencias altamente desastrosas.

Simultáneamente un tifón furioso barrió Indonesia, matando a más de 800 personas. Las calles de agua de Veneza están secas.Recordemos los grandes incendios de 2022 que hubo en California, en toda Europa, inclusive en Siberia, Australia y la Amazonia. Se habla de la nueva era del piroceno (del fuego), como efecto del calentamiento global que ha calentado el suelo y las piedras. Las ramitas y hojas secas se prenden fuego y desencadenan grandes incendios. Si esto se confirma, podremos conocer un armagedón ecológico.

Por eso, nuestro futuro no es halagueño. El climatólogo Carlos Nobre ya advirtió en la COP 26 en Glasgow: “En esta década se decidirá el futuro de la humanidad”. Recordemos a los incrédulos del tiempo de Noé que anunciaba el diluvio y ellos continuaban con sus fiestas y bodas, hasta ser tragados por las aguas. Hoy hay un desconocimiento general de la amenazas que pesan sobre nuestro futuro. La mayoría de los jefes de estado no toman en serio tales cambios. Los CEOs de las grandes corporaciones no quieren ni saber de ello. Y si saben, se dan cuenta de que deberían cambiar sus formas de producción, pero temen perder sus negocios y ser tragados por otros más grandes si lo hicieran. Prefieren caminar despreocupadamente hacia la eventual fosa común en vez de cambiar de sistema. El “Titanic” se puede estar hundiendo, pero no les impide hacer sus negocios rentables. Y van a perecer como los otros al son de la música clásica.

No faltan científicos y sabios que nos advierten, mostrando la conexión entre los desastres en São Paulo y las inundaciones del año pasado en Minas Gerais, Bahía y Pernambuco y el cambio de régimen climático. Quien lo hizo claramente por la televisión es uno de nuestros mejores científicos, Antonio Nobre.

Decimos con razón que la Tierra es nuestra madre, pues nos da todo lo que necesitamos. Pero como todas las madres puede darnos serias lecciones para que aprendamos a tratarla como madre, cosa que no hemos hecho durante siglos. El coronavirus ha sido una de esas señales, hasta ahora mal comprendida, por lo que nuestro mejor científico, Miguel Nicolelis, nos alerta siempre: el virus está ahí y puede conocer variantes peligrosas. Tenemos que estar vigilantes. Pero seguimos como si nada hubiese sucedido, como se nota en el carnaval actual, dando por supuesto de que ya hemos vuelto a la antigua normalidad. Esta es nuestra mayor ilusión, pues el nuevo régimen climático será inexorable. Vendrá con nuevos virus, bacterias y enfermedades. Cobrará muchas vidas y nos forzará a cambiar nuestros modos de vida y de consumo.

Los nuevos gobernantes de las naciones (los nuestros inclusive) deben considerar en sus proyectos este hecho nuevo: la Tierra ya no es la misma. No podemos hacer las mismas cosas que antes. En caso contrario, conoceremos desastre tras desastre y frustraciones en lo que emprendamos.

La Tierra-madre se nos presenta como algo enigmático. En los últimos 570 millones de años ocurrieron 15 grandes extinciones masivas. Dos de ellas eliminaron el 50% de las especies de la Tierra y reorganizaron totalmente los ecosistemas. Muchos científicos (cf. Peter Ward, La evolución del ser humano ha llegado a su fin: extinciones masivas y preservación de la biodiversidad, 1977) aseguran que eso ocurrió por un lento e inexorable cambio climático (p.XVII). ¿No estaremos actualmente en una situación semejante, esta vez por el descuido de poderosos grupos humanos? En su hambre de enriquecimiento han agotado los bienes y servicios naturales, volviéndose así el Satán de la Tierra.

Generalmente eran inmensos asteroides los que producían tales desastres. «Este asteroide -comenta Ward- se llama homo sapiens. Todas las especies evolucionan hasta morir. La extinción es el fin de la evolución» (P.XIX). ¿No será que ha llegado nuestro turno?

Nos comportamos de forma tan depredadora con nuestra Madre Tierra que es posible que ella no nos quiera más aquí. Así las otras especies no se verían amenazadas y seguirían su curso evolutivo. No es imposible que, después de miles de años, surja un ser más evolucionado que pueda soportar el espíritu y construir un modo de vida más amigable con todos los seres y con la Tierra.

De continuar como está, nuestra situación puede llevarnos al encuentro de lo peor. La Tierra seguirá girando alrededor del sol, con todo su esplendor, pero sin nosotros.

*Leonardo Boff ha escrito con Jürgen Moltmann, ¿Hay esperanza para la creación amenazada?, Vozes 2014.

Traducción de MªJosé Gavito Mestá siendilano

Fuente de la información: https://leonardoboff.org

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Educación en medio del conflicto, una crisis sin atención

Por: Adriana Berna

La enseñanza es la base del futuro, pero esta se ve en peligro cuando las emergencias humanitarias toman prioridad, ¿cómo asegurar un ambiente educativo estable en medio de la crisis?

“Cuando un país se ve afectado por un conflicto o un desastre, sus niños y sus jóvenes son víctimas por partida doble. A corto plazo, sus escuelas sufren daños, son destruidas, ocupadas por fuerzas militares o incluso atacadas deliberadamente. Debido a ello, se suman a los millones de jóvenes que no asisten a la escuela y que, a medida que pasan los años, rara vez regresan. A largo plazo, ellos y los países donde viven, seguirán enfrentándose a ciclos perpetuos de pobreza”, señaló Henrietta Fore, mientras se desempeñaba como directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés).

Situaciones de emergencia como la guerra, los desastres naturales causados por el cambio climático y el desplazamiento que también pueden resultar en trabajo infantil, la trata de blancas y matrimonios forzados son las causantes de que millones de niños alrededor del mundo pierdan su derecho a entrar al sistema escolar y sus oportunidades a futuro. De acuerdo con el estudio de Unicef ‘A Future Stolen: Young and out-of-school’, la educación puede hacer o deshacer el futuro de los niños y jóvenes, por lo que es necesario invertir de manera urgente en la seguridad de la enseñanza.

De acuerdo con este mismo reporte, 8,9% de niños en edades de escuela primaria no está yendo a clases, así como el 15,9% de niños con edades de escuela pre-media y el 36,3% de niños en edades de escuela media o bachillerato.

Según las últimas declaraciones del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, en la Conferencia de Alto Nivel sobre Financiación de la Fundación Education Cannot Wait (ECW) de este año, 78 millones de niños alrededor del mundo de edad preescolar hasta secundaria no han ido nunca a la escuela, mientras que 222 millones de infantes presentan carencia de una educación adecuada, ya que no llegan a los estándares mínimos de competencias en lectura o aritmética.

Educación en medio del conflicto, una crisis sin atención
Actualmente, 78 millones de niños no han entrado al sistema educativo alguna vez en su vida.Pixabay

Una responsabilidad con el futuro

La guerra entre Rusia y Ucrania, el conflicto armado más reciente, ha sido el causante del deceso de la escolaridad en lugares como Kiev y otras zonas de Ucrania que han quedado reducidas a escombros.

Desde 2019, Rusia ha bombardeado centros educativos y al sol de hoy los ataques de la potencia europea, así como los cortes de electricidad en medio de las jornadas escolares son ocurrencias comunes tanto para profesores como para alumnos, reporta el periódico estadounidense The New York Times.

La situación entre ambas naciones ha afectado académicamente a los niños que están injustamente involucrados gracias al cierre obligatorio al que tuvieron que recurrir escuelas a lo largo de Kiev en enero de este mismo año. Algunos profesores han tratado de dar clases en línea para no atrasar a sus estudiantes, mientras que otras escuelas se han reincorporado, pero con una matrícula inferior a la usual. Mientras tanto, niños de zonas afectadas por los bombardeos también han sido trasladados a la capital de Ucrania para poder seguir asistiendo a clases.

Educación en medio del conflicto, una crisis sin atención
Las guerras, los desastres debido al cambio climático y el desplazamiento son algunas de las causas que llevan a los niños a salir de la escuela.Pixabay

Aunque no mucho ha cambiado en el currículum de las escuelas, ahora los niños de Ucrania reciben cursos de primeros auxilios entre clases para saber cómo ayudar en caso de un ataque aéreo por parte de los rusos.

En circunstancias como la de Ucrania, niñas se enfrentan a barreras como la violencia de género, la presión de ser las responsables por el cuidado del hogar, la falta de servicios básicos como el agua y saneamiento, y el matrimonio infantil, truncando sus futuros.

Por otro lado, a los niños se les presiona a ser proveedores desde muy jóvenes y se les sobreponen otros estereotipos de género que resultan en el ausentismo escolar. En tiempos de guerra, muchos jóvenes también terminan siendo soldados infantiles, lo que les impide reintegrarse al sistema educativo.

Según los datos proporcionados por la Unicef, menos del 4% de los llamamientos humanitarios que se realizan se dedica a la educación.

Esta realidad no permite que se invierta adecuadamente en una educación de calidad y capaz de brindar seguridad a los niños en países de crisis. De acuerdo con ‘A Future Stolen: Young and out-of-school’, la escuela es una forma de brindarles estabilidad a los infantes, también puede ser una estrategia de afrontamiento para el trauma que les deja la situación que viven actualmente y brindarles las herramientas a futuro para reconstruir sus países una vez el desastre haya terminado.

Iniciativas como Education Cannot Wait (ECW) son cruciales para devolver el derecho de la educación a los niños.

Hasta el momento, ECW ha impactado la vida de 6,8 millones de niños, con un 48% de estos siendo niñas. De estos, un 13% son niños de familias desplazadas, 30% son refugiados y más del 50% son niños afectados por otros tipos de crisis humanitarias de al menos 40 países, de acuerdo con la información del último reporte de la fundación.

Durante la pandemia, ECW también fue capaz de ayudar a 31,2 millones de infantes para retornar a sus estudios, de los cuales más de la mitad fueron niñas, y además de esto donó $45,4 millones a 32 países como respuesta a la covid-19 y las emergencias educativas del aislamiento social.

https://www.laestrella.com.pa/nacional/230221/educacion-medio-conflicto-crisis-atencion

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