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La universidad: se reinventa o desaparece

Julián De Zubiría Samper

Los modelos pedagógicos, los sistemas de evaluación: Las bases de la educación superior están llamadas a replantearse, ante necesidades como que el conocimiento impacte en la realidad y esta se entienda desde diversos campos de pensamiento.

Estudié en la mejor universidad del país y pese a obtener la calificación más alta en los tres “Cálculos” que tomé, debo confesar que en dichas asignaturas no entendí ni un solo concepto. Con seguridad, tampoco desarrollé procesos deductivos. Ninguno de los docentes intentó explicar qué le pasaría al mundo sin derivadas o integrales o para qué se utilizaban. Aun hoy, no podría expresar más que una idea deshilvanada sobre lo que es conceptualmente una derivada o una integral. No sé qué función cumplen en las realidades materiales o simbólicas que habitamos. Lo único que tuve que hacer fue estudiar muy intensamente días antes de los exámenes, para no perder el aprendizaje mecánico que alcanzaba.

Obviamente, no tendría que ser así: las matemáticas son una de las construcciones más bellas, artísticas, creativas y profundas del ser humano; pero desafortunadamente en las universidades se convirtieron en un proceso altamente formal, rutinario y mecánico, que produce un tedio impresionante en una mente creativa. Los algoritmos sustituyeron al pensamiento matemático y topológico en el cual han debido convertirse.

Cada vez que pregunté para qué servía lo aprendido, obtuve la misma respuesta: “Usted cree que Cálculo uno no es necesario, pero espere a que llegue a Cálculo dos. Allí comprenderá su importancia”. Mi pregunta era otra: esos aprendizajes mecánicos ¿Para qué servirían en la vida? A pesar de haberme dedicado a la educación, sigo sin respuesta, así los profesores se hayan esforzado en hacerme creer que son muy importantes para desarrollar el pensamiento. En realidad, mentían: Nada que no se comprende puede desarrollar el pensamiento. Nada.

He viajado a casi todos los países de América Latina y trabajado con docentes de decenas de universidades. El problema que detectaba décadas atrás, hoy sigue prácticamente sin ninguna solución. Y no es solo el problema de la enseñanza de las matemáticas atiborradas de algoritmos mecánicos y repetitivos. Casi sin darse cuenta, las universidades terminaron por convertirse en el nivel más tradicional del sistema educativo. En parte, porque el mundo cambió a gran velocidad en las últimas décadas, mientras que las universidades siguen siendo esencialmente las mismas desde hace más de 200 años. En parte, porque en ellas es casi inexistente la reflexión pedagógica. No menos importante, porque presuponen que el problema es de la educación básica y no de ellas, sin comprender que, si en el bachillerato los estudiantes no aprehenden a argumentar, conceptualizar, escribir y leer de manera crítica –como de hecho, así sucede-, necesariamente los primeros semestres tendrían que dedicarse a desarrollar estas competencias transversales. De manera totalmente inexplicable, no realizan consistentemente este trabajo, condición previa al aprehendizaje de las competencias propias de cualquier ciencia.

La universidad actual fue creada desde un presupuesto que actualmente no es aceptado: que había que fragmentar el conocimiento para poder estudiarlo. Al hacerlo, casi inevitablemente, los conocimientos se descontextualizaron y los conceptos, por lo general, terminaron careciendo de historia, época, raíces e integralidad.

Difícilmente encontramos una institución más fragmentada en medio de un mundo tan interconectado. Organizada desde disciplinas artificialmente creadas, nunca aparecieron los momentos de reintegración y reestructuración, que el pensamiento reclama.

Debido a ello, las universidades marcharon crecientemente hacia la especialización y llegaron cada vez a conocimientos más y más particulares. El pensamiento usa conceptos y procesos, lo mismo que estrategias metacognitivas, pero poca información. Lo que hizo la universidad, por tanto, es contrario al pensamiento reflexivo y global. Hoy en día sería imposible responder la gran mayoría de preguntas complejas exclusivamente desde una sola disciplina y sin tener en cuenta la conjunción de múltiples causas, contextos, interpretaciones, procesos y paradigmas. La hiperespecialización, como afirma Edgar Morin, impide ver lo global, ya que lo fragmenta en parcelas; tampoco permite comprender lo esencial, porque lo disuelve. En consecuencia, debido a la estructura fragmentada y disciplinaria, la universidad se concentró en el saber y terminó dejando de lado, el trabajo riguroso y sistemático en el pensar. Eso es fácil de verificar al ver las grandes dificultades que suelen tener los estudiantes para adelantar una tesis de grado, sin que previamente se hubiera trabajado en consolidar sus competencias para delimitar problemas hipotéticos, inferir e investigar.

El fenómeno anterior se agrava, si se tiene en cuenta que casi no existen reuniones de profesores y que cada uno trabaja de manera esencialmente individual; lo que conduce a debilitar los equipos de área y el trabajo inter y transdiciplinario; como también los diseños curriculares por competencias generales, integrales y propias de las disciplinas. El panorama se complica en nuestro medio porque hemos constituido un “sistema” educativo profundamente desarticulado; lo que contrasta con un mundo en el que todo está interrelacionado e intercomunicado.

En un mundo tan flexible e incierto, asombra ver la rigidez y predictibilidad que gobierna el mundo educativo. Bauman se refiere a la “modernidad líquida”, para destacar su característica esencial: su constante cambio. A nivel educativo sucede lo contrario. Mientras semanas antes es imposible saber quién será el próximo presidente del país, en educación los docentes permanecen en las mismas áreas y asignaturas desde su vinculación, casi que hasta la pensión. Se adueñan de las cátedras, como si les pertenecieran. En un mundo en el que predomina por completo la incertidumbre económica, política, científica y social, mantenemos un sistema universitario que pareciera vacunado contra la innovación, la creatividad y el cambio.

La pregunta clave es si en la universidad actual se desarrolla el pensamiento científico o si se enseñan teorías científicas. No parece haber duda: En la gran mayoría de universidades actuales, se enseña ciencia, pero no se enseña a pensar científicamente. Se enseñan las leyes, pero no a pensar jurídicamente. Lo paradójico es que las leyes habrán cambiado cuando se gradúen los jóvenes.

Más grave aún es el problema de la ausencia de formación integral. El trabajo ético y valorativo ha sido prácticamente abandonado. No se incluyen en el currículo los complejos dilemas éticos; no hace parte de las prioridades el consolidar el criterio moral, el conocimiento de sí mismo, la comprensión de los otros, la empatía, la transformación de las maneras de convivir o el desarrollo de la inteligencia intra e interpersonal. El tiempo dedicado a ello es ínfimo. Casi no hay docentes que lo asuman y, sobre todo, no está incluido en los criterios de admisión, evaluación y promoción de semestre, ni de los estudiantes ni de los docentes. Por ello, en el mejor de los casos responde al trabajo marginal de algunos pocos docentes. Lo paradójico es que los empresarios no se quejan de las debilidades en “Cálculo” de los egresados universitarios, sino de su dificultad para trabajar en equipo, comunicarse asertivamente, tener iniciativa, emprendimiento o liderazgo.

Este es el contexto que obliga a las universidades a repensar su naturaleza y su función pedagógica y social. Requerimos que ellas analicen a profundidad el modelo pedagógico, hoy centrado en la palabra del docente y en la vieja y tradicional idea de que a la universidad se debería ir a aprender informaciones y algunos conocimientos, pero no a hacerle preguntas a la vida y a transformar las maneras de pensar y valorar. Estudiar –como decía Freire-, “no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas». Pero ello, muy poco se aborda en el actual sistema educativo.

Pensar está relacionado con adquirir conceptos inclusores de manera jerárquica, relacional y organizada; tiene que ver con usar dichos conceptos en múltiples contextos. Por ello, al pensar se procesa y se opera de manera flexible con ellos. Pero también es la manera como planeamos, evaluamos o verificamos nuestros conceptos y procesos; o lo que unas décadas atrás se conoció como metacognición o capacidad para pensar sobre lo pensado. Aun así, muy pocos docentes universitarios definen los procesos de pensamiento que los estudiantes deben poner en juego en el proceso de aprehendizaje; son menos todavía los que cultivan de manera deliberada y sistemática la metacognición, la originalidad y la creatividad. A propósito, ¿Cuántas veces durante su tránsito por la universidad le pidieron ideas originales o que no resolviera una ecuación, pero que indicara diferentes maneras para hacerlo?

Las evaluaciones son uno de los ámbitos menos desarrollados en la universidad. De un lado, porque los docentes llegan a “echar su rollo” sin si quiera realizar diagnósticos que precisen los conceptos y procesos que poseen los estudiantes con quienes va a trabajar; y, de otro, porque no se evalúa a nivel formativo, sino que se califica, tal como expliqué en detalle en una columna anterior. El alumno no pregunta por los aspectos a mejorar, sino si aprobó la asignatura. En lo único que insistiría es que, si en los exámenes universitarios los docentes no dejan sacar apuntes, libros, calculadoras e internet, es porque no son pruebas para pensar.

Los estudios llevados a cabo por Kein Bain en Estados Unidos sobre los mejores docentes universitarios, muestran que, son ellos los que nos impactan de manera más estructural e integral. Los mejores maestros nos enseñan a pensar y favorecen nuestra inteligencia intra e interpersonal. Aun así, muy pocos lo logran.

Paradójicamente, con la gran mayoría de docentes, los estudiantes suelen seguir pensando igual a como pensaban antes de asistir a la universidad.

Excelente que los estudiantes y docentes salgan a la calle a reclamar presupuesto para la educación superior y la ciencia. Sin duda, la educación es un derecho y sin recursos, es muy complejo enseñar e investigar. Sin embargo, ojalá a futuro también salgan para exigir que se replanteen los modelos pedagógicos, los sistemas de evaluación y los currículos universitarios actuales, porque ello, impide el aprehendizaje. Las universidades deben pasar de pensar en la enseñanza a hacerlo sobre el aprehendizaje, que es el verdadero derecho. Si no lo hacen, muy seguramente serán sustituidas por las empresas o por modelos autodidactas. Ojalá no sea muy tarde para ello. La pregunta central que quiero dejar es la siguiente: ¿Cambian los jóvenes que asisten a la universidad sus estructuras profundas para pensar y valorar? Si no lo estamos logrando, seguramente nos hemos equivocado al elegir los modelos pedagógicos, los currículos y las evaluaciones que utilizamos.

Fuente del articulo: http://www.semana.com/nacion/articulo/julian-de-zubiria-la-universidad-se-reinventa-o-desaparece/548839

Fuente de la imagen: https://static.iris.net.co/semana/upload/images/2013/9/9/357063_154739

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¿Motor de cambio o cambio de motor?

Pluma Invitada

Javier García Zapata

El ascenso del ex gobernador Otto Granados a la Secretaría de Educación Pública; la incorporación del ex secretario Aurelio Nuño como coordinador de la campaña priista del no priista José Antonio Meade; la revelación del nombre del prospecto para la SEP por la planilla del candidato a candidato AMLO; la presentación del proyecto del propio López Obrador; la “liberación” de Elba Esther Gordillo, quien ya duerme en Polanco;  la “nueva alianza” del ídem con el PRI; la difusión de un estudio del IEE sobre la situación escolar en el que, para variar, “los alumnos salen reprobados”… Todos estos son hechos que, como es fácil deducir, tienen al sector de la educación como denominador común.

Así, entonces, el tema educativo cobra un renovado protagonismo en la vida del país, en el contexto de los hechos por venir, que estamos viviendo ya, y en los cuales la Reforma y el Nuevo Modelo se mantienen como fuente de conflicto, antes que ser motivo de encuentro, de discusión y diálogo, entre los diferentes actores.

Maestros y trabajadores escolares han comenzado a buscar un papel protagónico, y levantan la mano y la voz, aunque apenas unos cuantos y no de la mejor manera.

En foros, sitios web y páginas de Facebook lo que podemos encontrar son comentarios atropellados, más animados por un afán de revancha que con ánimo de propuesta, y ya ni siquiera de protesta; más como chacoteo que como auténtica toma de posición debidamente fundamentada.

No haremos referencia a las evidentes fallas de ortografía, sintaxis, respeto y sentido común que campean en las redes, pues más conveniente es ir al fondo, porque sin duda es peor quedarse callado que mal escribir –que ya es grave, tratándose de un profesional de la educación–, y  el silencio y el derrotismo están muy presentes.

Jordi Martí, profesor español, afirma que “el peor agente de cambio es el docente”. Y si bien se refiere en específico al cambio educativo, tal afirmación puede ampliarse a todos los ámbitos de la vida en general, habida cuenta de la importancia y el impacto que la educación tiene.

Es evidente una actitud de conformismo, incomprensible entre quienes se supone debieran ser motores de cambio, y que, sin embargo, se resignan a la situación que viven, e incluso renuncian a sus derechos, paralizados por el terror que les causa arriesgar algunas prestaciones, salarios y privilegios, aunque sean pocos, incompletos, regateados y en creciente mengua.

Quejas sí, y muchas, pero incluso insuficientes y deficientes; erráticas, aisladas. En voz baja. En lo oscuro. En corto. Entre cuates. Con tibieza. Con temor. Sin compromiso, ni aun consigo mismos, son incontables los maestros que permanecen adormilados, apáticos, indolentes; viviendo en función del pago quincenal, esclavizados al presente, anclados en la medianía. De los cientos de miles de maestros, son los mismos los que siempre dan la cara, y muchas veces con más estridencia que argumentos.

Lo más deplorable es que esas conductas con frecuencia las refleja su trabajo en el aula, y por lo pronto cabe la duda: ¿Puede un maestro indolente incentivar a sus alumnos; despertar en ellos el espíritu crítico, estimular la capacidad de análisis, alentar la creatividad, promover la actitud propositiva, fomentar la solidaridad?

Si consideramos que la acción docente es fundamental para que el país cambie en ruta de mejora hacia un más brillante futuro, la realidad nos muestra qué tan optimistas podemos estar, y cuántas esperanzas podemos tener.

Según Dennis Stevenson, “el resultado del trabajo de un agente de cambio es la capacidad en las personas para hacer más o encontrar una nueva y mejor perspectiva en la vida”. Es decir, ese trabajo está orientado a que la gente mejore.

En un artículo, plantea cuatro características que definen a un agente de cambio:

– Vive hacia el futuro no al presente; no está satisfecho con lo que ve a su alrededor. Sin esta visión de futuro, de lo que podría o debería ser, se está perdido;

– En su quehacer es impulsado por la pasión, misma que inspira en los demás;

– Tiene una gran capacidad de automotivación;

– Debe entender a la gente e influir en ella. El cambio es sobre las personas; todo se trata de las personas.

Parafraseando al clásico, aquí les pregunto a los maestros que se hayan incomodado con la reflexión planteada en estas líneas: ¿Qué estás haciendo tú? ¿Con cuál definición te identificas? ¿Cuál saco te pones? ¿Qué imagen te devuelve el espejo cuando te asomas a él? ¿Estás satisfecho con el actual estado de cosas? ¿Eres agente de cambio conforme a la naturaleza de tu profesión, o, contrario a ella, eres lastre para tus alumnos y para el país?

Quizá “tenemos que movernos en un esquema en el que las preguntas no sean válidas”, diría el otro.

Stevenson, D.  (2007) What is a “Change Agent? Disponible en: https://it.toolbox.com/blogs/dennisstevenson/what-is-a-change-agent-041508

Martí, J. (2013) El docente, un mal agente de cambio. http://www.xarxatic.com/el-docente-un-mal-agente-de-cambio/?subscribe=success#blog_subscription-10

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/motor-de-cambio-o-cambio-de-motor/

Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2017/12/teacher-2454399_960_720-768

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México: Las instituciones de educación superior agentes de cambio para la Agenda 2030

03 Diciembre 2017/Fuente: eleconomista/Autor: Nelly Toche

La educación superior está llamada a ser el punto de encuentro en el que diversos actores establezcan alianzas, es deber de los universitarios orientar sus esfuerzos, capacidades académicas y voluntades hacia los compromisos globales de la educación superior entre los que destaca el cumplimiento de la Agenda 2030, así lo manifestó la doctora Sandra Delfina Ladrón de Guevara rectora de la Universidad Veracruzana al moderar el panel Estrategias de las Instituciones de Educación Superior para el logro de la Agenda 2030 durante la Conferencia Internacional ANUIES 2017.

Dijo que las instituciones de educación superior tienen que encaminar sus actividades, desde las académicas hasta las de gestión institucional, para atender los múltiples desafíos, necesidades y demandas en el contexto de las aceleradas y profundas transformaciones.

“Los recintos de educación superior son los ideales para generar conocimiento sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS`s)”, por ello, representantes de distintas instituciones presentaron algunos ejemplos de lo que ya se está haciendo.

Manuel Quintero Quintero, director general del Tecnológico Nacional de México, dijo que una de las características de esta institución es que pareciera que desde su fundación se tomaron en cuenta los ODS´s, dado que su trabajo rodea los temas de tecnología de las comunicaciones, económicas, materia laboral y proyectos focalizados a la sustentabilidad.

“Somos la principal institución formadora de ingenieros con factor de movilidad, estamos presentes en 700 comunidades, muchas de ellas con alta marginación, lo que genera vinculación con sectores productivos, nuevas formas de producir y energías renovables. 21 tecnológicos por ejemplo, tienen vocación agropecuaria, 5 pesquera y uno forestal, además se atiende de manera directa al tema petrolero y combate a la pobreza”.

David Garza Salazar, rector del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, aseguró que ante cambios vertiginosos ellos desde la educación privada han participado en el tema de cursos masivos en línea y gratuitos, recibiendo propuestas para imaginar la educación del futuro y concretar proyectos. Habló de un observatorio de innovación educativa, donde se publica qué está sucediendo alrededor del mundo en temas de innovación educativa.

Como Tec de Monterrey, Garza aseguro que están participando en una estrategia para abordar los ODS`s con innovación educativa (vivencial, que más del 40% de la formación sea en red, con desarrollo de competencias), investigación (con modelos abiertos, fondos diversos y con mayor impacto) e internacionalización y vinculación (que otros investigadores vengan, alianzas estratégicas).

Por su parte, José Muestre de León, director general del Centro de Investigaciones y de Estudios Avanzados del IPN, dijo que al ser una paraestatal del gobierno federal y tener la dualidad de centro de investigación y centro de educación superior, la contribución que se hace desde aquí es notable.

Dio ejemplos como el doctor Luis Herrera Estrella, quien fue parte del primer equipo que pudo generar un organismo genéticamente modificado.

Otro programa relacionado con la seguridad alimentaria donde a través de la técnica de CRISPR-Cas se esta modificando la cosecha actual con los mismos genes benéficos del pasado, cruciales para un ambiente de cambio climático; esto es parte incluso de una iniciativa de la UNESCO. Sobre salud y bienestar, se trabaja en un Centro de Investigación Sobre el Envejecimiento, donde participan diversos actores.

El maestro Izcóatl Bravo Padilla, anfitrión del evento y rector general de la Universidad de Guadalajara compartió con los colegas una reflexión final.

“Los ODS`s tienen tantas implicaciones que pareciera que se tiene que transformar el sistema económico, social y modificar el sistema de relaciones internacionales de cooperación entre países si de verdad queremos solucionar el tema de fondo. Si nosotros nos dejamos apabullar por ver demasiado ambiciosos los temas, eso va a inhibir nuestra acción sintiéndonos inútiles o pequeños, el primer paso es creérnosla, que verdaderamente estemos convencidos que hay acciones que podemos hacer e inciden directamente en la agenda”.

Además pidió trabajar hacia afuera y hacia adentro de las instituciones, “involucrándonos será la única manera de generar verdadera incidencia en la Agenda 2030”.

Fuente de la noticia: https://www.eleconomista.com.mx/politica/Las-instituciones-de-educacion-superior-agentes-de-cambio-para-la-Agenda-2030-20171202-0008.html

Fuente de la imagen: https://www.eleconomista.com.mx/__export/1512233322495/sites/eleconomista/img/2017/12/02/im

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Ida Holz : “Hay que cambiar todo en la educación: desde las estructuras hasta las formas de conducción”

03 Diciembre 2017/Fuente y Autor: 180

La ingeniera uruguaya Ida Holz analizó la resistencia al cambio en Uruguay y los aportes del Plan Ceibal, aunque aclaró que “falta mucho para cambiar la forma de enseñar”.

Ida Holz tiene 82 años y es conocida como la madre de internet pero a lo largo de su carrera, su intención de traer nuevas herramientas al país también la hizo aprender sobre la resistencia a los cambios en Uruguay.

“Las tecnologías son necesarias porque es el mundo que tenemos. No es una elección. Este es un país de muy poca población que no puede elegir separarse del mundo. Uruguay es un pueblo muy conservador y cada cambio cuesta una enormidad. Pero hay que hacerlo, porque el mundo tiene un ritmo de cambio impresionante. Tal vez el mundo de antes era más lindo, socialmente más entendible, pero estamos en uno distinto y la aceleración es tremenda, por eso hay que tratar de ponerse a tiro” dijo a Holz a No toquen nada.

La ingeniera es realizó en 1988 la primera conexión estable de correo electrónico de Uruguay con el resto del mundo y a fines de 1993 logró conectar al país con internet. En la actualidad integra el Consejo Directivo Honorario de la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y del Conocimiento (AGESIC), colabora con el Plan Ibirapitá, Montevideo Inteligente y es parte del Consejo Directivo de la Cooperación Latino Americana de Redes Avanzadas (RedCLARA).

Es una de las impulsoras del Plan Ceibal y destacó su importancia: “El Plan Ceibal es un proyecto extraordinario, que se empieza a ver en los jóvenes, que muchos están en la universidad. Un docente me contó que siente que hay una nueva generación, que entiende de otra manera. Hay mayor comprensión e iniciativa de los estudiantes que formaron parte del plan”.

Sin embargo, advirtió que faltan muchos cambios por hacer. Holz indicó que “hay que cambiar desde las estructuras de decisión, que son enormes, hasta la forma de conducción. Hay que orientar más y mejor a los docentes hacia un mundo que existe y va a seguir existiendo”.

Una red continental que excluye a Uruguay

Holz dijo que hace varios años intenta que en Uruguay haya una red exclusiva para la investigación. Explicó que el uso de internet se realiza con una red grande pero sin buenas velocidades. “La velocidad de las casas no son adecuadas para investigar, las redes académicas avanzadas tienen una parte de la fibra que es exclusiva para la investigación y la academia, que no compite con el mundo comercial”, detalló.

Con una red de este tipo se busca promover el contacto fluido para el sector de investigación. Sin embargo, Holz sostiene que Antel no permite que esto ocurra: “Antel es el único proveedor para el sector público, entonces ese monopolio genera decisiones inapelables. Siempre vieron la red académica como una competencia, no sé por qué. Desde que llegó internet nos vieron como una competencia y se creó un ambiente ríspido, que tuvo diferentes momentos, pero hoy hay capacidad para darle independencia a las redes académicas”.

Holz advirtió que Uruguay está por quedar fuera de un proyecto de fibra óptica que pasará por las redes académicas de las costas de América Latina, tanto del Océano Atlántico como del Pacífico, mientras que se busca incorporar a Centroamérica y México. La razón  es que “no tenemos la exclusividad para entrar a Uruguay con las velocidades que se requieren, porque hay que hacer una inversión inicial que bajará todos los costos de la red, pero al día de hoy estamos quedando excluidos”.

Fuente de la noticia:http://www.180.com.uy/articulo/71915_hay-que-cambiar-todo-en-la-educacion-desde-las-estructuras-hasta-las-formas-de-conduccion-de-docentes-y-alumnos

Fuente de la imagen:http://cdn.dl.uy//media/640×370/125/125176.jp

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Pensando en la innovación educativa… ¿Por qué da miedo cambiar?

29 de marzo de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com

Por: Miquel Ángel Prats

¿Por qué da miedo cambiar? Porque eso supone pasar de una situación cómoda y predecible a otra desconocida. La mayoría de las personas sueñan con emprender cosas nuevas, pero no pasan a la acción, se quedan en el plano intelectual. ¿Cómo podemos realizar estos proyectos si seguimos apegados a lo familiar y convivimos con esta vieja personalidad? Para experimentar algo nuevo tenemos que arriesgar, dejar el territorio de lo predecible y entrar en el terreno de la incertidumbre.”  Joe Dispenza.

Uno no puede esperar que pase algo diferente en su vida, si suele tener los mismos pensamientos, hace las mismas cosas y abraza las mismas emociones cada día. Aplicar esto en el ámbito educativo supone repensar y poner en juicio muchas de nuestras prácticas docentes en el aula. Este es el primer escalón hacia la innovación.

En la sociedad de los comienzos del siglo XXI, caracterizada como sociedad del conocimiento, la institución escolar no puede permanecer ajena a los ritmos del cambio actual, por lo que la innovación constituye una de sus principales y prioritarias tareas. Desde diferentes ángulos, se incrementan las necesidades y demandas que requieren la incorporación de innovaciones en su organización y funcionamiento educativo, a fin de responder a las aspiraciones de los ciudadanos. De los recientes cambios sociales, culturales y técnicos se derivan múltiples consecuencias. En este sentido, cabe destacar las mutaciones en la vida familiar, así como los riesgos de un desarrollo económico y técnico incontrolado, además de las aspiraciones a un estado del bienestar creciente, que vierten sobre la institución escolar responsabilidades y problemas nuevos.

Pensar de forma sistémica per innovar con éxito

Estudios recientes y expertos agentes del sector educativo terminan confirmando que las necesidades de cambio en las instituciones escolares y las innovaciones en los procedimientos de enseñanza en el aula provienen del propio entorno y del interior mismo de las escuelas. A partir de ahí, en las instituciones se ha de pensar y actuar de forma diferente, a como lo habíamos hecho hasta ahora, si queremos obtener resultados diferentes. Tratar pues la innovación desde perspectivas singulares o desde el aislamiento no tiene sentido, ni tampoco tiene sentido, por motivos obvios, iniciar procesos de innovación que no terminan produciendo ningún cambio relevante en el centro o la institución.

Todo ello lleva a la necesaria estrategia de pensar de forma sistémica, es decir, pensar y operar hacia un propósito común, en una causa común, produciendo así la unión que resulta más que la suma de sus partes. Significa esto, en nuestro contexto más inmediato, que debemos ser capaces de detectar posibles frentes abiertos (problemas o conflictos) que habría de resolver y repensar conjuntamente; detectar ya posiciones muy avanzadas en algunas cuestiones educativas para ser capaces de transferirlas a otros centros, así como detectar, más allá de nuestra realidad, otras prácticas innovadoras y de óptimos resultados que perfectamente se podrían adoptar. De todos modos, no olvidemos que innovar y crear requiere, por encima de todo, tiempo. Si no, vean este ejemplo.

En resumen, los signos de los tiempos nos exigen en el mundo educativo pensar en un modelo de innovación abierto, flexible, creativo, real y participativo:

  • Un proyecto de innovación que sea transversal en las escuelas;
  • Un proyecto que interpele a nivel personal y que fomente el trabajo en equipo y la complicidad con el otro;
  • Un proyecto que genere sinergias con otros departamentos, áreas, claustros y centros;
  • Un proyecto de naturaleza comunitaria y participativa donde todo el mundo tiene voz y voto para poder cambiar y modificar la realidad educativa;
  • Un proyecto que, en el fondo, permite hacer realidad el hecho de encontrarnos en red y que de alguna forma sea capaz de hacer salir de la “zona de confort” a todos los agentes implicados.

¿Te atreves a soñar?

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/pensando-en-la-innovacion-educativa-por-que-da-miedo-cambiar/

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Rafael Porlán: “Los alumnos viven en el siglo XXI y la escuela en el XIX”

30 de noviembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Rafael Porlán

¿Cómo cree que debe ser el material pedagógico con el que el profesor enseña en clase?
No como los libros de texto actuales, que tienen una concesión única de la tarea, y no tienen en cuenta la diversidad de niños y contextos que se pueden dar en un aula. Los materiales pedagógicos deben estar diseñados por los propios maestros, adaptándolos a las necesidades de sus alumnos.

¿Qué recursos útiles hay para esto?
En internet hay muchas páginas web con material que está experimentado sobre distintos temas, actividades diversas, etc. Hay que combinar el fruto de tu propia experimentación como docente con material elaborado por otros compañeros que diseñan en sus clases y publican en la web. En este sentido, los profesores deben ser como cocineros: cada uno diseña su propio plato, pero pueden coger recetas de otras personas. Lo que no vale es una receta única y universal que sirva para todo el mundo. La investigación científica nos empuja cada vez con más fuerza a huir de las clases magistrales y trabajar según nuestro contexto.

¿Qué prácticas perpetúan el sistema de clase magistral?
Todas aquellas que funcionan como una ortopedia que te pones: tú te apoyas en ella pensando que te facilitará la labor, pero en el fondo lo que hace es eliminar tu profesionalidad. La metodología y el contenido que se transmite, por ejemplo con los libros o con diapositivas, pretende ser el mismo para todos los alumnos cuando está claro que no todos los niños lo absorben. En algunas circunstancias se dan situaciones aberrantes en el estudio.

¿Por ejemplo?
Un día repasando la lección con mi hija, se empeñó en repetirme las palabras en negrita del libro de texto. Palabras que fuera del contexto no tenían sentido alguno, pero ella estaba convencida que lo que debía aprender eran las negritas, aunque no tuviera ninguna lógica. Es una situación absurda.

En las nuevas metodologías en las que el alumno es el centro del aprendizaje, ¿qué papel cree que cumple el material pedagógico?
Es un recurso fundamental, porque todo no se puede improvisar en el aula en el momento. No tenemos conocimiento tan exhaustivo para ser capaces de diseñar en cualquier momento la actividad adecuada para cada circunstancia. Son un apoyo imprescindible, pero siempre y cuando no le quite el papel protagonista al alumno ni al profesor. Debe ser una excusa que ayude a reflexionar, a investigar, a afrontar los problemas que se plantea. Todo depende del material pedagógico de fondo.

¿En qué sentido?
Un enfoque es que el modelo pedagógico esté basado en la mera transmisión de información. Si el modelo lo que pretende es que sea activo, que cree sus propias respuestas, que entre en contradicción y que a través de las informaciones vaya construyendo por sí mismo sus propias ideas, todo material que lo fomente es bienvenido. Lo que define el material pedagógico es el modelo. Esto pasa igual con las TIC, o cualquier recurso basado en las tecnologías, que por sí mismas no cambian la realidad. Si responden a un modelo de repetición mecánicamente de la información, no estamos cambiando nada.

¿Cómo pueden preparar los profesores su clases teniendo todo esto en cuenta?
Yo doy clase preparando a futuros docentes, y lo que hago con ellos en primer lugar es aprender a diagnosticar a sus estudiantes. Cada uno debe saber en qué contexto está, qué tema va a enseñar y qué necesidades tiene su grupo. Siempre les digo que antes de preparar las clases deben saber qué saben o qué no saben sus alumnos acerca de ello, qué les interesa o motiva respecto al tema.
El conocimiento de los alumnos debe ser el punto de partida. No puedes enseñar sin saber las necesidades previas que tiene el que aprende, ya que un alumno puede tener determinadas concepciones o ideas que dificulten el entendimiento de lo que tú le estás enseñando.

¿Nos puede poner un ejemplo concreto de esto?
En determinados momentos los niños creen que la Tierra es plana, porque su evidencia empírica es esa: lo que ven es plano. No ven la curva de la Tierra. Para que ellos aprendan que la Tierra no es plana, no les vale con que tú se lo digas. Lo que necesitan es que les pongas en crisis esas creencias para que sean capaces de tener otra perspectiva que le dé sentido a esa realidad.

Un enfoque muy interesante.
El diseño de los materiales tiene que empezar por diagnosticar cómo están mis alumnos y a partir de ahí diseñar actividades o recursos que me puedan ayudar a que los alumnos se choquen contra sus propias ideas. La humanidad, de hecho, ha aprendido así, a base de irse dando choques contra la realidad.

¿Cree que los docentes están preparados para hacer esto?
No, la mayoría no. La formación inicial por desgracia reproduce la misma enseñanza tradicional en la que todos hemos sido educados. En mi propia facultad, mis propios compañeros explican que hay que hacer las cosas de otra manera, pero lo explican y lo enseñan “a la antigua”. El mensaje que lanzan es contradictorio. La mayoría de docentes no salen preparados para hacer frente a los retos de la nueva educación. En países que pueden ser referentes para nosotros en este ámbito, los profesores tiene muchísima más autonomía para preparar las clases, diseñar sus materiales, etc.

¿El hecho de tener más autonomía y no ceñirse a un currículum muy estricto les facilita las cosas?
Claro. El hecho de tener un currículum educativo tan pormenorizado en el fondo revela una desconfianza profunda en el docente. Si preparáramos a los profesores como es debido y confiáramos en ellos, no haría falta que el currículum fuera tan específico. Si el Estado hiciese una buena selección de personal, los preparase y confíase en ellos, pasaría igual que con los médicos. Socialmente hay mucha confianza en los médicos, pero no en los profesores.

¿Qué papel debe tener el centro educativo para que el profesor pueda aplicar los cambios que estamos comentando?
El centro educativo es la microsociedad donde se desenvuelve el trabajo profesional. Hay una minoría de profesores que hacen cosas muy novedosas en centros muy difíciles, ¡esto es casi de héroes! Luchar día a día en contextos hostiles no puede ser la tónica del sistema. Los centros deberían ser lugares de innovación y experimentación. Lo que es una paradoja es que una de las instituciones más conservadores y menos abiertas al cambio sea el propio sistema educativo.

¿La escuela está muy alejada del ritmo y el contexto actual?
La escuela está en otro contexto histórico, prácticamente. La escuela debe ser ambiciosa para estar a la última y debe proteger y alentar a sus docentes para que investiguen y avancen. ¡Que sea la punta de lanza de la sociedad! En nuestro país desgraciadamente es una de las instituciones más retrogradas y lentas para cambiar. El abismo que hay entre cómo viven los alumnos de secundaria (su vida social, su vida personal fuera de la escuela) y lo que ocurre en el centro es descomunal. Ellos viven en el siglo XXI y la escuela en el siglo XIX. Es normal que haya muchos alumnos que no sientan apego a la escuela.

¿Cómo cree que debería ser este proceso de cambio?
Yo tengo mi propia teoría al respecto. Un sistema como el escolar no puede cambiar de forma rápida y acelerada, los cambios de cultura y de comportamiento no se pueden forzar si queremos que sean auténticos. No se puede obligar a los profesores a hacer algo que no han asumido, el profesorado se revela cuando no entiende el cambio. Hay que tener una estrategia a largo plazo, de 10 o 15 años. En Finlandia tardaron 20 años en hacer el cambio. Debe haber un consenso político, pero sobretodo social. El cambio debe de ser de calidad, de fondo, auténtico.

Fuente entrevista: http://blog.tiching.com/rafael-porlan/

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Nuevos roles en la educación…Todo un reto!!

07 de septiembre de 2016 / Por: Jenyree Alvarez / Fuente: http://revistaeducacionvirtual.com/

La educación transformadora e innovadora tiene como misión el ser humano. Así como, la construcción del conocimiento como forma para reconocer nuestra realidad sociocultural y así  resolver problemas desde el quehacer educativo.

Esta misión permite relacionar el ser– competencias antropológicas- con el saber- competencias académicas- y con el saber hacer- competencias ocupacionales, y desarrollar la capacidad de sentir –competencias afectivas, pensar- competencias cognitivas-, y actuar- competencias éticas y morales – de quien aprende.

De allí que, para crear espacios transformativos deben generarse nuevas alternativas educativas y pedagógicas, que replanteen el cambio de roles en los agentes educativos:

?El educando-líder emprendedor como sujeto y agente activo de su propio desarrollo, constructor de su propio proyecto de vida y de sus propios aprendizajes; autónomo, significativo y colaborador; artífice de la construcción de su propia cultura y de su propio futuro y devenir.

El educador-mediador como promotor del bienestar y el desarrollo humano; como facilitador de los aprendizajes y del desarrollo bio-psico-social, afectivo y cognitivo de los educandos; como orientador en la construcción de los conocimientos disciplinares, los contenidos del aprendizaje y el desarrollo del pensamiento científico desde uno estándares de calidad; como formador de líderes transformadores y de mentes emprendedoras, eficientes, eficaces, efectivas y con excelente desempeño en los campos del saber y en la práctica cotidiana; como ingenioso, creador, innovador e inventor, con pensamiento divergente, de estrategias pedagógicas, didácticas, curriculares y evaluativas coherentes y pertinentes.

?Los nuevos saberes relacionados con los nuevos aprendizajes antropológicos, afectivos, éticos, morales, axiológicos, espirituales y ciudadanos –aprender a ser, sentir, pensar, actuar, vivir y convivir– y, los nuevos aprendizajes académicos, científicos, laborales, ocupacionales, cognitivos, investigativos, tecnológicos, de liderazgo y emprendimiento –aprender a saber, saber hacer, pensar, aprender, liderar y emprender.

?Las condiciones del entorno expresadas en los contextos histórico, familiar, social, económico, político, cultural, ambiental, ético, científico y tecnológico en los que se da la acción educativa y las concepciones y prácticas pedagógicas que permiten poner a operar los nuevos roles.

Este cambio de roles exige actualizar los fundamentos educativos filosóficos, psicológicos, epistemológicos, sociológicos y pedagógicos tradicionales y, con ello, responder a las tareas del desarrollo humano, la educación por procesos, la construcción del conocimiento, la transformación sociocultural y la innovación educativa y pedagógica.

Fuente artículo: http://revistaeducacionvirtual.com/archives/2007

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