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La historia de Jacob Barnett, el niño autista y genio de la física

Hoy os vamos a contar el caso de un niño autista que demuestra cada día que los chicos como él pueden conseguir cualquier cosa que se propongan con la educación adecuada.

Os hemos hablado numerosas veces de este trastorno que lleva a quiénes lo padecen a experimentar problemas a la hora de interaccionar con su entorno y a obsesionarse con temas determinados, entre otros síntomas.

Esto resulta en que a menudo se diga que no pueden estudiar ni llevar una vida normal como otros niños de su edad, por lo que sus padres pueden acabar descuidando su educación; pensando que, al fin y al cabo, será un esfuerzo innecesario que sólo servirá para incomodar más al niño. Sin embargo, todas estas creencias son demolidas por la historia de Jacob Barnett, un joven de diecisiete años cuya vida resulta apasionantes y esperanzadora para los padres de otros niños como él.

El curioso caso de Jacob Barnett

Jacob tenía apenas dos años cuando sus padres percibieron algunos comportamientos raros que que les condujeron a llevarlo a un especialista.

Una vez allí, éste les dijo que el pequeño tenía autismo grave y que probablemente nunca sería capaz de llevar a cabo tareas simples como leer o atarse los cordones de los zapatos.

En un principio sus dificultades para hablar y avanzar en el colegio parecían confirmar esta predicción, pero todo cambió cuando su madre, Kristine Barnett, decidió tomar las riendas de su educación dejando que se centrara en aquellas tareas que le hacían feliz, como la astronomía, el dibujo, los puzzles o el cálculo matemático.

Poco a poco, no sólo volvió a hablar, sino que el inglés le pareció poca cosa y aprendió tres idiomas más. Los conocimientos que iba adquiriendo en casa también le parecían insuficientes, por lo que comenzó a acudir como oyente a la Universidad, dónde escuchaba atónito las explicaciones sobre física y astronomía de los profesores.

Mientras tanto, sólo necesitó dos semanas para aprender todo lo que se enseña en la escuela secundaria, por lo que finalmente fue aceptado en la Universidad de Purdue, en Indiana, con apenas diez años. 

Así fue como se confirmaron las teorías de Kristine, que en 2013 publicó un libro en el que afirmaba que todos los niños tienen un don especial y que para que lo desarrollen sólo es necesario rodearlos de cosas que les gusten.

¿Dónde se encuentra Jacob Barnett en la actualidad?

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A Jacob no le costó mucho esfuerzo estudiar la carrera de astrofísica, por lo que pronto pudo empezar a cobrar un sueldo por su trabajo como investigador y profesor de apoyo de algunos de sus compañeros.

En la actualidad tiene diecisiete años y se encuentra realizando un doctorado en física teórica en el Instituto Perimeter, conocido por haber albergado a grandes personajes del mundo de la física, comoStephen Hawking.

Desde que comenzara su carrera investigadora el joven ha centrado sus trabajos en la teoría de la relatividad de Einstein y en la resolución de problemas cuya resolución, según los expertos, bien podría valerle un Premio Nobel.

Y no sería de extrañar que lo consiguiera si tenemos en cuenta, por un lado, la pasión con la que se entrega al estudio y, por otro, su cociente intelectual de 170, mayor incluso que el del propio Einstein.

Sin duda nos queda mucho por escuchar de este chico, que aún hoy en día tiene algunos problemas para atarse los cordones de los zapatos. ¿Pero quién necesita cordones existiendo el velcro?

Fuente: http://www.omicrono.com/2016/06/jacob-barnett-nino-autista/

Imagen: http://www.omicrono.com/wp-content/uploads/2016/06/jacob-barnett.jpg

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EE.UU: Dos gemelos, uno con síndrome de Down, se gradúan y ahora están en la universidad

EE.UU/23 de junio de 2016/Fuente universia

Una historia de esfuerzo, valentía y coraje que sorprende al mundo entero.

La historia de Essig y Zach conmueve al mundo entero, y revela que para los sueños no hay barreras. Después de años de esfuerzo, estos gemelos de Washington lograron graduarse y ahora ingresarán a la universidad, para probar una vez más que con sacrificio y trabajo duro todo puede lograrse.

Essig tiene tan solo 19 años. Desde que le diagnosticaron Síndrome de Down su familia supo que sería una luchadora, y lo ha demostrado ampliamente. Depués de graduarse de secundaria junto a su hermano gemelo Zach, Essig decidió celebrar su tan esperada graduación asistiendo al baile de una organización internacional sin fines de lucro dedicada a conectar adolescentes con discapacidades de desarrollo intelectual de todo el mundo, donde su historia cobró popularidad.

Asistiendo a los mismos cursos que su hermano y todos sus compañeros, Essig se graduó siguiendo el mismo plan de estudios que el resto de su clase, logrando excelentes resultados académicos. Además de conmover al mundo entero, su historia remueve una constante duda que se plantea en los sistemas académicos del mundo: ¿Es necesario crear programas especiales para estudiantes con discapacidades de desarrollo intelectual? ¿No es esta una forma de discriminación? Luego de años de sacrificio, Essig es la respuesta que muchos activistas y defensores de los pacientes con Síndrome de Down estaban esperando: No, no es necesario un trato diferencial.

Para su siguiente reto, Essig escogió la Universidad George Mason de Washington como su casa de estudios, considerando que en este centro se aceptan estudiantes de educación superior que posean algún tipo de discapacidad intelectual. Pero ¿Es esto justo? ¿Por qué una estudiante aplicada y con un excelente promedio como Essig debe limitarse a elegir entre centros educativos que consideran su condición? ¿No deberían poder escoger cualquier universidad? Evidentemente, aún queda mucho camino por recorrer en esta materia.

  • Un esfuerzo colectivo

Los padres de Essig y Zach sienten orgullo por sus hijos, que lograron terminar una de las etapas más importantes de su vida de manera exitosa. Sin embargo, recuerdan con angustia el momento en que los doctores de su hija le indicaron que esta no podría aprender a hablar ni a escribir. Claramente, Essig superó las expectativas de todos los doctores, e incluso de sus propios padres.

Utilizar su condición como una excusa para aplicar la ley del mínimo esfuerzo nunca estuvo en los planes de Essig, ni de sus padres. Ahora, esta adolescente sueña con convertirse en Abogado y poder defender a las personas con Síndrome de Down en los distintos ámbitos que estas requieran.

Comprender que las discapacidades intelectuales no son una limitante es tarea de todos. Pero el sistema educativo realmente debe dar un enorme paso hacia la inclusión, aceptando que aprender de forma más lenta también es aprender, y que discapacidad no es sinónimo de imposibilidad.

Fuente:http://noticias.universia.es/ciencia-tecnologia/noticia/2016/06/23/1141089/dos-gemelos-sindrome-down-graduan-ahora-universidad.html

Imagen: http://noticias.universia.es/net/images/educacion/g/gr/gra/graduados-1440162454616.jpg

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