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Banco Mundial: Millones de personas caerían en pobreza si las ciudades no se preparan para desastres

Octubre de 2016/Fuente: El Universo

El cambio climático podría hundir a decenas de millones de personas en la pobreza en los próximos 15 años si no se toman medidas para enfrentarlo, lo que amenaza con echar por tierra décadas de esfuerzos en desarrollo, dijo el miércoles el Banco Mundial.

Las ciudades de rápido crecimiento, especialmente en el mundo en vías de desarrollo, están mal preparadas para afrontar los crecientes desastres relacionados con el clima, de acuerdo aun reporte del Banco Mundial (BM).

Más de 1.000 millones de personas en el mundo -o una de cada siete- viven con menos de 1,25 dólares al día. Pero podrían sumarse otros 77 millones para 2030, a menos que las ciudades tengan mejores planes para los desastres relativos al clima, dijo el BM.

Los gobiernos deben aumentar la inversión para proteger a las ciudades más pobres de los efectos del cambio climático, señaló el informe.

“Investigar hoy en medidas de adaptación es fundamental para asegurar un futuro seguro y próspero para ciudades de todo el mundo y para las personas que viven en ellas“, sostuvo en rueda de prensa Ede Ijjasz-Vásquez, funcionario de alto rango del BM. “Nos estamos acercando a un punto crucial.”

Los expertos dicen que asegurar la nueva infraestructura urbana contra los crecientes riesgos climáticos costará aproximadamente 1 millón de millones de dólares al año a nivel mundial, según el BM.

La entidad señala que si no se toman esas medidas, los costos para hacer esas inversiones en las ciudades pasará a 314.000 millones de dólares al año en 2030 frente a los 250.000 millones anuales en la actualidad.

Fuente: http://www.eluniverso.com/noticias/2016/10/12/nota/5850790/banco-mundial-millones-personas-caerian-pobreza-si-ciudades-no-se

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Filosofía y tretas

por Alejandro Floría Cortés

«Ser es tener, dice el sistema. Y la trampa consiste en que quien más tiene, más quiere, y en resumidas cuentas las personas terminan perteneciendo a las cosas y trabajando a sus órdenes. El modelo de vida de la sociedad de consumo, que hoy día se impone como modelo único en escala universal, convierte al tiempo en un recurso económico, cada vez más escaso y más caro: el tiempo se vende, se alquila, se invierte. Pero, ¿quién es el dueño del tiempo?»
Fragmento de Eduardo Galeano, “Ser como ellos y otros artículos”, Siglo Veintiuno Editores, México, 1992.

No quiero estar: quiero ser. ¿Es mucho pedir?. Parece que sí, que tiene algo de pretencioso, incluso. Quiero ser por mí y para mí. No para la comparación, ni el reconocimiento, ni el predominio. No quiero ser respecto de los demás, ni contra los demás, sino con los demás. ¿Es esto productivo, rentable, apropiado, aceptable?. No puedo ser lo que tengo, ni lo que hago, pues si dejo de tener y dejo de hacer, ¿dejo entonces de ser?. ¿Dejan de ser los desempleados, los desahuciados, los desheredados…?. ¿En qué momento hemos integrado una estructura de pensamiento tan abominable y antinatural? La separación es el combustible del productivismo, la atomización de la comunidad multiplica oferentes y demandantes. Se puede vender cualquier cosa. La competencia es una guerra. ¿Hay, acaso, competencia sana, compasiva, ecológica, amigable, de bajo impacto?. No la confundamos con esa competencia deportiva pero no darwinista que nos deslumbra debidamente mediatizada en ciertas esferas de «poder» y «éxito», un mero espectáculo para adoctrinar, para huir hacia adelante, acompañando al capitalismo más desquiciado. Utilice sus libros de Empresa Activa para encender la chimenea, una vez haya escrito y publicado una réplica para cada uno.

¿Qué clase de monstruo es este que, al tiempo que lo alimentamos, nos reduce a nuestra mínima expresión? El Bien-Estar no es lo mismo que el Bien-Ser. Estamos aquí pero no Somos aquí. ¿En qué momento confundimos algo tan simple como eso?. Creemos que la mayoría de las cicatrices son invisibles en este Antropoceno ansiolítico mientras devoramos la Tierra. Tampoco distinguimos lo amoral de lo inmoral y nos sentimos rematadamente solos. Empezamos convirtiendo nuestro sistema educativo en una cadena de producción coercitiva de educandos sin capacidad crítica, perfectamente diseñados para que vivan para trabajar y para consumir. ¿Quién nos representa para diseñar un sistema que no nos permite cambiar nada?. Se fabrican consumidores continuamente insatisfechos y trabajadores grises con cansancio crónico que reproducen el reciclaje de la basura. ¿Identifica ese cansancio amargo que le aleja de todo?. Dice Boaventura de Sousa Santos que vivimos en un tiempo de preguntas fuertes y respuestas débiles. ¿Son débiles nuestras respuestas en sí mismas o lo es nuestra capacidad de construirlas?. Ese cansancio crónico, que describe Byung-Chul Han con tanta precisión, tiene todo que ver, pues hace falta toda nuestra energía para contruir respuestas, para formular y legitimar alternativas. El discurso en sentido inverso también genera (contra)poder de forma contrahegemónica, por rocoso que se nos antoje.

¿Acostumbra a leer lo que no le gusta, a tratar de entender argumentos que cree no compartir, a tratar de observar desde otro punto de vista?. ¿Ha detectado las batallas entre las pequeñas lógicas? Quizás sabe lo que se siente al estar leyendo, escribiendo y hablando para uno mismo (de hecho, este texto no es para usted, si le parece excesivamente obvio). No compartiré trinchera con quien tal cosa no le resulte eminentemente frustante. Tenemos clarísimo lo que no queremos. Pero no tenemos claro lo que queremos. Atisbar esa posibilidad quizás le está crispando en este mismo instante. No tiene ni idea de cómo cambiar según que cosas, ni tan siquiera se le pasa por la cabeza por dónde demonios debería empezar. Somos perezosos y, además, esto nos obliga a entrar en un incómodo detalle lleno de contradicciones (el esfuerzo, el merecido descanso, el futuro, la seguridad,…), y lo delegamos, casi todo, en otros, nos hemos acostumbrado a hacerlo, hasta que no hay manera de dejar de hacerlo. El análisis de la negatividad aporta una gran cantidad de información, es tan conveniente como imprescindible empezar por ahí: proclame una enorme negación, hable de ella, razónela, siéntala, no la eluda,… empiece por ahí, sí, pero, ya le digo, no basta con prestarle atención a su mierda, ni con procesarla, ni con organizar grandes diatribas transversales que se centran en los «¿qué?» y obvian los «¿cómo?» ante una alarmante, o premeditada, falta de imaginación. Olvídese ya de la política convencional, más nueva o más vieja, de la que habla todo el mundo.

En el desarrollo de las epistemologías del Sur, Boaventura de Sousa sostiene que la diversidad del mundo es infinita, que esta gran diversidad del mundo, que puede ser y debe ser activada, así como transformada teóricamente y prácticamente de muchas maneras plurales, no puede ser monopolizada por una teoría general. No existe una teoría general que pueda cubrir adecuadamente todas estas diversidades infinitas del mundo. Por eso hay que buscar formas plurales de conocimiento. Y hay que crear las circunstancias adecuadas para experimentar y desarrollar dichas formas de conocimiento mediante la auto-organización y la auto-gestión. Y el absoluto respeto a esa diversidad. Cualquier formación política que no defienda ni posibilite, entre otras, las medidas que pudieran favorecer este planteamiento están lejos de pretender cambiar algo. Aún más, será preciso asumir que, precisamente, trabajan para que dicho cambio no sea posible. La economía es un subconjunto de la cultura y lo político de lo social, con espacios de intersección variable, y todo, a su vez, lo es de lo común, de las comunidades y de las libres asociaciones entre ellas. Por una vez me preguntaré con extrañeza y cierta añoranza: ¿en qué momento dejaron de explicar los diagramas de Venn en las etapas tempranas de la educación primaria?. ¿Es que, desde entonces, estamos inevitablemente destinados a la forma más fría de la red y la forma más inconsistente de la liquidez?

“¿Quieres cultura, libertad, igualdad, justicia? Pues ve y conquístalas, no quieras que otros vengan a dártelas. La fuerza que tú no tengas, siéndolo todo, no la tendrán unos cuantos, pequeña parte de ti mismo. Ese milagro de la política no se ha realizado nunca, no se realizará jamás. Tu emancipación será tu obra misma, o no te emanciparás en todos los siglos de los siglos”.
Ricardo Mella Cea (Solidaridad Obrera nº 4, Gijón, 25 XII 1909)

Alejandro Floría Cortés
afloria@hotmail.com

Articulo enviado por su autor a la redacción de OVE

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Volver a pensar la pobreza: Definición y mediciones

América del Norte/ EEUU/ Udaya Wagle/ Artículo/file:///C:/Users/Administrador

Introducción El problema de la pobreza tiene un gran interés para los profesionales del desarrollo y para los estudiantes de las ciencias sociales. No es de extrañar que se hayan utilizado diversos enfoques para estudiar y comprender la pobreza en diferentes sociedades y a lo largo del tiempo.

Algunos especialistas de las ciencias sociales y, especialmente los economistas, se refieren casi exclusivamente a los ingresos, al consumo y, hasta cierto punto, al bienestar humano, como elementos para entender y medir la condición de pobreza y bienestar de las personas. En este sentido, el concepto de bienestar económico nace de la realidad de si una persona tiene suficientes ingresos para adquirir un nivel básico de consumo o de bienestar humano.

1 Otros especialistas de las ciencias sociales han visto la pobreza como una función de la falta de capacidades individuales, como la educación o la salud, para alcanzar un nivel básico de bienestar humano. Y otros estudiosos, especialmente los sociólogos y antropólogos, se han concentrado en los factores sociales, comportamentales y políticos del bienestar humano.

En este sentido, si bien se percibe como causa de la pobreza el comportamiento anormal o el aislamiento, existen argumentos divergentes para definir quién -los propios individuos o las instituciones -convierten a los pobres en personas anormales o aisladas del resto de la sociedad. Si bien los estudios sobre la pobreza han adoptado estos tres amplios enfoques de medición, a saber el bienestar económico, las capacidades y la exclusión social, ahora se requiere un esfuerzo para integrarlos.

La complejidad del tema de definir qué es realmente la pobreza señala que este enfoque reductivista de la definición de la pobreza, que pone excesivamente de relieve un solo aspecto, no puede llevarnos demasiado lejos cuando a la hora de entender cuáles son los factores centrales de los problemas de la pobreza. La incapacidad de diversos estudios para abordar los temas de la pobreza significativamente con explicaciones inequívocas, señala con claridad que es posible realizar estudios más integradores y que, además, es necesario hacerlo.

Sólo un enfoque 19 integrador puede contribuir significativamente a la comprensión de los problemas sociales, puesto que éstos son, esencialmente, los productos de las sociedades y, por tanto, tienen dimensiones sociales multifacéticas. La pobreza fue uno de los principales problemas en el siglo XX y seguirá siéndolo en el siglo XXI. Muy pocas personas negarían que no se debería tolerar la miseria humana en medio de la abundancia, y sobre todo cuando se puede remediar mediante la acción colectiva.

En las páginas que siguen, analizaremos tres grandes dimensiones de la definición y medición de la pobreza, y postularemos que los estudios sobre la pobreza en el futuro tendrán que adoptar enfoques más integradores y no reductivistas. El bienestar económico El indicador más ampliamente utilizado en la definición y medición de la pobreza es el bienestar económico. En este sentido, las investigaciones sobre la pobreza, encabezadas por los economistas, han intentado definir la pobreza de diversas maneras cuantificables.

Hay tres tipos de medidas de bienestar económico utilizadas en la literatura: ingresos, consumo y bienestar. Además, se utilizan estas tres medidas utilizando conceptos absolutos, relativos y subjetivos. En el nivel más fundamental de bienestar económico se encuentra la pobreza absoluta, es decir la falta de medios básicos para sobrevivir. En este caso, la condición de no pobre de las personas está relacionada con la capacidad de evitar la privación absoluta.

Sin embargo, definir qué se incluye entre los medios básicos de supervivencia implica usar criterios arbitrarios puesto que el tema de la supervivencia se relaciona inmediatamente con la capacidad de evitar la privación total. Existen opiniones encontradas sobre qué incluyen los componentes esenciales de la supervivencia. Por ejemplo, puede que la persona necesite medios económicos, sociales, psicológicos y políticos para sobrevivir, y muchos de estos medios no son cuantificables, menos aún en términos pecuniarios.

Sin embargo, la pobreza ha sido definida en términos de algunos criterios de supervivencia, normalmente el monto de los ingresos necesarios para adquirir un mínimo de ingesta calórica de alimentos, una cesta mínima de bienes de consumo o un nivel de bienestar individual o de cobertura necesaria para vivir una existencia básica (Hagenaars 1991; MacPherson y Silburn 1998).

En este sentido, mientras que los ingresos, el consumo y el bienestar son conceptos que parecen diferentes, se encuentran interrelacionados y se orientan hacia los bienes y servicios (IILS 1996). Por ejemplo, no se puede establecer un ingreso mínimo necesario para no ser considerado pobre sin tomar en cuenta las necesidades de consumo y bienestar. No se trata de que el consumo y el bienestar representen los mismos factores cuantificables en términos económicos o de ingresos, sino, al contrario, que el concepto de bienestar va más allá de lo que un individuo necesita consumir para ser considerado no pobre.

A pesar de esto, definir el nivel de bienestar o cobertura que los individuos necesitan para mantener un nivel elemental de vida es complicado, puesto que no existen fronteras que definan qué bienes de no consumo, como las actividades recreativas, el tiempo de ocio, la participación social y el estado de capital humano, debemos tomar en cuenta (Hagenaars 1991). Siguiendo el enfoque de los ingresos absolutos, por ejemplo, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional y, ocasionalmente, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), definen la línea de la pobreza basándose en un ingreso de 1 20 dólar al día (Banco Mundial 1999, 2001).

De la misma manera, siguiendo el enfoque del consumo absoluto, Rowntree (1901) elaboró una línea de la pobreza para el Reino Unido a comienzos del siglo XX2 . La línea oficial de la pobreza en Estados Unidos, especialmente en su forma original, destaca como otro criterio absolutamente orientado por el consumo basado en la subsistencia.

3 La Organización Mundial del Trabajo (OIT), que incorpora un enfoque de consumo absoluto orientado por las necesidades básicas, define la línea de la pobreza en términos de las necesidades mínimas de alimentos, vivienda, vestido y otros servicios esenciales como transporte, condiciones sanitarias, salud y educación (1976). Al distinguir, en la pobreza absoluta, entre extrema pobreza (que representa la falta de ingresos necesarios para satisfacer las necesidades alimentarias) y pobreza general (que representa la falta de ingresos necesarios para satisfacer las necesidades alimentarias y no alimentarias) el PNUD (2000a) sostiene que sólo la primera representa la pobreza absoluta.4 Estas líneas de la pobreza absoluta basadas en los ingresos o el consumo se han convertido en la norma en casi todos los países en desarrollo. Sin embargo, en cuanto a la aplicación del concepto de pobreza absoluta de bienestar, si bien se han adoptado medidas más amplias en la elaboración de líneas de la pobreza, aún quedan por elaborarse plenamente las definiciones de la pobreza en función del bienestar.

Niños gitanos de origen rumano en Nanterre, suburbio parisino. ¿Cómo medir el bienestar y la exclusión de los niños? Cómo integrarlos en la medición general de la pobreza? Nam-Hung Sung / RAPHO Convencidos de que el ingreso, el consumo y las necesidades de bienestar de unas personas dependen de los demás en la sociedad, y que la medición del bienestar de las personas depende del bienestar del resto, los economistas también han definido las líneas de la pobreza utilizando mediciones relativas.

En esta línea, el tema de si uno es pobre o no, como señala Galbraith (1958), depende no sólo de los ingresos de que dispone sino también de los ingresos de los demás en la sociedad. 5 Dado que las 21 condiciones de vida tienden a cambiar constantemente en las sociedades, las líneas de la pobreza, definidas ya sea por el porcentaje de los ingresos medios o medianos o por el estrato inferior de ingresos o de distribución del consumo, tendrán que cambiar correspondientemente (Fuchs 1965). En este caso, la principal preocupación es la distribución de los ingresos o, más específicamente, con que ingresos cuentan los más desfavorecidos en comparación con el resto de la sociedad.

Para tener una imagen agregada de la pobreza, se define un determinado número de personas pobres a partir del número de personas con ingresos por debajo de cierto nivel de pobreza relativo. Sin embargo, también se aplican otros métodos más complicados, especialmente en las comparaciones entre países.6 Desde la perspectiva del control de los recursos, como ha sostenido sistemáticamente Townsend (1970, 1999), los pobres son aquellos que carecen de recursos adecuados para adquirir cierto tipo de dieta alimentaria, para participar en ciertas actividades y para disfrutar de cierto nivel de vida y seguridad.

En este caso, el análisis se centra en la distribución de los recursos, que diferencia e incluso excluye a los pobres del resto de la sociedad. La pobreza relativa es otra medida del bienestar económico expresada en términos de ingresos, consumo o bienestar. Si utilizamos el enfoque de ingresos relativos, se considera que una persona es pobre cuando carece de cierto nivel de ingresos derivado de los ingresos medios o medianos en una determinada sociedad. Como señaló Fuchs (1965) hace tiempo, por ejemplo, en Estados Unidos, las personas con menos del 50% del ingreso medio serían considerados pobres. Esta línea de la pobreza se utiliza actualmente de manera generalizada en la investigación internacional sobre la pobreza (PNUD 2000).

De la misma manera, el enfoque del consumo relativo de la línea de la pobreza tiende a delimitar a aquellos con un nivel superior o inferio r al promedio, u otros niveles aceptables de consumo en la sociedad. La línea oficial de la pobreza utilizada en Estados Unidos, al menos cuando se introdujo, y el término de «pobreza general» del PNUD (2000a) sirven como dos ejemplos «imperfectos» de las líneas de la pobreza del consumo relativo.7 En relación con el enfoque del bienestar relativo de la pobreza, si bien no abundan los ejemplos disponibles actualmente, debido, desde luego, a problemas de medición, observamos que las sociedades tienden cada vez más a asociar la pobreza con los niveles relativos del bienestar individual.

Las líneas absoluta y relativa de la pobreza mencionadas más arriba se elaboran estudiando objetivamente los ingresos, el consumo y el bienestar. Por el contrario, el tercer enfoque subjetivo (o de “autoevaluación», como lo llama Streeten) tiende a estudiar las mismas materias a través de un cristal subjetivo. Realiza esto aplicando diferentes conceptos sobre la pobreza, monetarios y no monetarios, tal como lo ven las propias personas. 8 Los investigadores han intentado elaborar criterios subjetivos sobre la pobreza a través de encuestas de opinión y estudios pidiendo a los encuestados que señalen los niveles de ingreso, consumo o bienestar que estiman necesarios para no ser pobres.

También han intentado derivar criterios sobre la pobreza relacionados con hogares de diferentes característica formulando preguntas relacionadas con la suficiencia de los ingresos. Además, se han aplicado criterios subjetivos de pobreza orientados por los ingresos y el bienestar, donde a los encuestados se les pide valorar ciertos niveles de ingresos como «insuficientes», «buenos», o «muy buenos» desde la perspectiva del bienestar.

Si bien es evidentemente atractivo el hecho de que los criterios subjetivos de la pobreza reflejan diferencias culturales y otras en las necesidades, también han sido objeto de ataques considerables, debido a sucaracterística de no comparabilidad a lo largo del tiempo y entre diferentes sociedades y debido a la falta de plena fiabilidad de los datos de estudio.9 Si bien los economistas entienden que hay muchos otros factores que influyen en los ingresos, el consumo y el bienestar de las personas, tienden a creer que todos los temas relacionados con la pobreza se pueden captar en términos de bienestar económico o, más concretamente, de ingresos.

Este enfoque del bienestar económico en la definición de la pobreza señala claramente que se puede abordar eficazmente el problema de la pobreza aumentando los ingresos o la capacidad de consumo de los pobres. Sin embargo, hay constantes discusiones acerca de cómo se puede conseguir esto: ya sea acelerando el crecimiento económico y aumentando las oportunidades de empleo (Banco Mundial 2001) o mejorando el modelo de distribución de los ingresos que conduzca a una mayor igualdad (Townsend 1999).

Mientras que las preocupaciones sobre el enfoque del bienestar económico giran básicamente en torno a los problemas de los ingresos y el consumo, los estudios en el mundo menos desarrollado han señalado que el crecimiento económico, con o sin aumento del empleo, no conduce necesariamente a mejoras en el bienestar de los pobres (Friedman 1996; Gaiha y Kulharni 1998). En esta línea, éstos y otros estudios como los del PNUD (2000) han señalado que la idea de bienestar humano va más allá del bienestar económico.

El razonamiento consiste en que la idea de bienestar humano se relaciona con los problemas de calidad de vida, que nacen de una diversidad de factores como el consumo, las capacidades y la participación social.

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“Para salir de la pobreza se necesita educación”

 Entrevista a Yaron Brook

SemanaEducación/28 de abril de 2016

Semana Educación habló con YaronBrook, director ejecutivo del Ayn Rand Institute, acerca de la mentalidad colombiana y su relación con la pobreza.

Semana Educación: Cuéntenos, usted en sus estudios habla sobre algo llamado Objetivismo, ¿Qué es?
YaronBrook: El Objetivismo es una filosofía del sistema que he desarrollado en mis estudios y lo he aplicado en mi vida, consiste en aplicar las decisiones correctas en todos los campos de la vida. Resulta entonces que el Objetivismo es un sistema moral, político y filosófico que determina y condiciona la cotidianidad.

S.E.: ¿Cuál es su postura frente al Capitalismo, cree que es un sistema moral?
Y.B.: Pienso que es el único sistema económico moral. En mi opinión, lo moral tiene que ver con la búsqueda individual de la felicidad y el suceso personal. Y eso es lo que permite el Capitalismo, este sistema te permite crecer y convertirte en quién quieres ser. Así que a cualquiera que le importe su felicidad y la persiga será libre. Sostengo que esta corriente es moral porque es el único sistema político y económico que le da la oportunidad a las personas de perseguir una buena forma de vivir.

S.E.: Pero el Capitalismo ha atravesado algunas crisis, como la del 2008, ¿Cómo explicar eso?
Y.B.: Lo del 2008 no fue una crisis del Capitalismo, fue una problemática de la economía mixta que caracteriza el sistema de Estados Unidos. La crisis se vio fue en los bancos y en la bolsa, la crisis se vio en los sectores que estaban intervenidos por el estado. Todo fue una falla por culpa de las regulaciones del Estado. Si un verdadero sistema capitalista se hubiera llevado a cabo, esa crisis financiera jamás hubiera ocurrido. La próxima crisis que llegue será más catastrófica y si el Estado continúa imponiendo trabas a los negocios con excesivas regulaciones, obviamente no van a prosperar. ¿Y a quién culpa la gente de esto?: al Capitalismo.

S.E.: ¿Cuál es su opinión frente al sistema económico de Colombia?
Y.B.: Mi percepción es que se trata de una economía mixta que contiene “de todo un poco”. Revisando la historia del país, puedo decir que en los últimos 50 años se ha liberado un poco más en materia económica. Eso ha demostrado que la nación muestre un gran potencial para surgir entre sus vecinos de la región. El país ha tenido altibajos con la sucesión de diferentes presidentes que han implementado diferentes políticas, pero hay un sinnúmero de materias primas para aprovechar, hay un gran potencial en la gente emprendedora y eso hace que los mercados se abran. Colombia podría ser una nación bienestante si sus mercados se abrieran aún más. En la región hay dos ejemplos muy importantes: el primero es el de un país que era muy rico y adoptó malas dinámicas y por eso ahora es pobre, se llama Venezuela; en cambio, existe otro que era muy pobre y ahora es uno con una economía notable, se llama Chile. Los demás países deberían adoptar las políticas de este último país y no las del primero, como han hecho algunas naciones que hoy tampoco es que estén muy bien.

S.E.: ¿Por qué la cultura es importante para revolucionar el libre mercado?
Y.B.: Toda cultura está determinada por las ideas. Lo triste de Latinoamérica es que ha tenido no muy buenos intelectuales que han propiciado la pobreza con su pensamiento, pues han sido influenciados por los filósofos incorrectos. Es por eso que en la región se han presentado varias irregularidades que no han permitido un buen funcionamiento del sistema económico, como la corrupción y disfunción de los entes estatales. Los verdaderos valores que se deberían seguir son los que plantearon los filósofos anglosajones como John Locke. Ellos hablaban de la razón, la libertad individual, y el individualismo. Si no se enseña esa filosofía, será muy difícil cambiar la cultura latinoamericana, para luego cambiar las políticas del mercado.

S.E.: ¿Usted cree que con educación se puede combatir la pobreza? ¿Cómo?
Y.B.: Es cierto, para salir de la pobreza se necesita educación. Y es que el concepto de “bienestar” es un producto del conocimiento, de la razón: somos un producto de nuestro pensamiento y por eso la educación es crucial. La gente necesita saber cómo continuar con los avances tecnológicos, cómo pensar, cómo ser creativa… el problema es que la mayoría de las personas piensan que es el gobierno el que debe proveer educación. Y esa educación no es de muy buena calidad. Además, la educación no solo se trata de aprender, también se trata de innovar y adaptar conceptos nuevos y moldear mentes distintas. La educación necesita del sector privado para propiciar la competencia y mejorar la enseñanza.

S.E.: ¿Cómo ve la mentalidad de los colombianos? ¿Cree que la gente tiene en su mente arraigada la idea de ser siempre pobre?
Y.B.: Desde mi experiencia con la gente de aquí he podido ver que su perspectiva no es estar siempre en la pobreza. Yo lo que veo en este país y en muchas partes del mundo, es que la mayoría de las personas viven confundidas. Muchos viven convencidos con la idea de que el Capitalismo ha creado pobreza. Pero lo cierto es que antes de la creación de esta doctrina todos vivían en la absoluta pobreza, el estado natural del hombre es la pobreza, y de repente con la aparición del Capitalismo una porción de la población logró un bienestar. Por ejemplo, hace ya 70 años Corea del Sur era más pobre que Colombia y al adoptar otras doctrinas, como la apertura de mercados, se convirtió en uno de los países más ricos del mundo. Colombia también puede seguir ese camino y puede empezar haciéndolo reduciendo las regulaciones y cambiando algunas responsabilidades del Estado.

S.E.: ¿Cómo convertir a los colombianos en personas emprendedoras?
Y.B.: La manera para crear más emprendedores en el país es cambiar la mentalidad de la población. Para esto es necesario celebrar la labor de los emprendedores. Es así como llego a la conclusión que la cultura también debe cambiar para apreciar a estas figuras. Por otro lado, políticamente, hay que ayudar a la gente; en Colombia empezar un negocio toma 30 días aproximadamente, en Nueva Zelanda solo son necesarias 4 horas. Colombia tiene que eliminar muchas trabas para que la gente se anime a hacer más negocios.

S.E.: Estamos en una especie de moda en donde todos hablan de emprendimiento. Pero entre tanta variedad, ¿Cómo ser diferente?

Y.B.: No sé cómo ser diferente, pero eso es lo que hacen los verdaderos emprendedores: ser diferentes. Un ejemplo es Steve Jobs, nadie nunca se imaginó que crearía algo como el iPhone o el iPod, a pesar de que fracasó empresarialmente más de dos veces. Si la gente es libre, podrá sentirse cómoda para crear, innovar y producir. El temerle a perder es normal, pero es lo más seguro que puede pasar, un 80% de los negocios no llegan a un buen término y se caen. Lo mejor que se puede hacer es levantarse y volver a empezar.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/educacion-para-combatir-la-pobreza/471383

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