Educación en Tiempos de pandemia, virtualidad y modelos híbridos

Diferentes voces de  la pedagogía crítica y organizaciones gremiales de  América Latina se reunieron para analizar el tema: “Educación en Tiempos de pandemia, virtualidad y modelos híbridos”.

El pasado 31 de  julio, se celebró un encuentro virtual con el grupo de contacto internacional. Un espacio plural  entre organizaciones gremiales y sindicales de América Latina y el Caribe, pero también de educadores populares y de pedagogos críticos. El tema central del encuentro fue: “Educación en Tiempos de pandemia, virtualidad y modelos híbridos”. En el que participaron: Rafael Esquivia, presidente del sindicato de profesores de educación universitaria de la gran Caracas, Venezuela; Eliana Laport, secretaria de políticas educativas de la Federación de Profesores de Educación Secundaria de Uruguay; Pável Escobar, militante de la CNTE en Chiapas; Alfredo Cáceres, secretario de formación sindical y política de SUTEBA EL TIGRE de Argentina y la pedagoga crítica mexicana  Teresa Garduño.

Así mismo, intervinieron por parte del Centro de Investigación Internacional Otras Voces en Educación, En la moderación: Luis Bonilla Molina, Luz Palomino, Luis Miguel Alvarado Dorry y en la relatoría: Fernando David García Culebro.

Los encuentros con el grupo de contacto Internacional, actualmente representan un espacio que hoy cuenta con más de 62 organizaciones gremiales y sindicales e importantes voces de la pedagogía crítica y de las educaciones populares para buscar aumentar o elevar los diálogos entre las organizaciones y de quienes proponen resistencia al neoliberalismo educativo en una coyuntura tan especial como la que ha surgido en el marco de la pandemia  ocasionada por la Covid-19.

Precisamente en ese sentido, en la actualidad,  se viene hablando de distintos modelos de educación. Educación digital, educación virtual, modelo mixto o híbrido, pero como en casi todos los foros del grupo de contacto internacional realizados los días viernes, se ha denunciado que eso ha dado origen a un fenómeno de privatización que no se conocía hasta ahora.

Los estados han descargado sobre las familias, los y las estudiantes, los y las maestras la responsabilidad de garantizar las condiciones materiales mínimas para cumplir con el derecho a la educación y como consecuencia de ello, hoy son los padres, madres,  docentes, alumnos y alumnas,  quienes tienen que pagar la conexión a internet, comprar equipos o repotenciar sus computadores para poder dar continuidad a este proceso que está dejando cifras brutales de desigualdad y de falta de cobertura.

En ese sentido, este potente panel denunció las diferentes realidades que vive no solo el magisterio de países como: Venezuela, Uruguay, Argentina y México, sino también las adversidades que niños, niñas, padres y madres están viviendo en medio de la pandemia del coronavirus. Cada ponente, denunció, propuso y dio alternativas ante la difícil situación que actualmente la humanidad enfrenta.

Puedes descargar la relatoría de todo el  evento en el siguiente enlace:

Relatoría con el grupo de contacto (PDF)

Video:

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Paro estudiantil: las universidades públicas, cortas de recursos

Por: Semana Educación

El problema de fondo radica en que la forma de distribuir los recursos para universidades e instituciones técnicas y tecnológicas nunca cambió. ¿Hay forma de superar esta crisis?

Es cierto que el sector educativo cada vez tiene más peso en el presupuesto. Con el paso de los años ha aumentado el monto de recursos que se destina a esta cartera, de modo que entre 2010 y 2018 la inversión general para la educación pasó de 20,8 billones a 37,5 billones y por primera vez se destinaron más recursos para la educación que para la defensa.

Sin embargo, el sector sigue en déficit. Frente a la realidad, los recursos siguen siendo insuficientes y eso se traduce en dificultades financieras para las instituciones educativas públicas, que las han llevado a pedir auxilio y a manifestar su descontento.

Rectores, docentes y estudiantes saldrán a marchar este 10 de octubre en todo el país. Su argumento es que el déficit presupuestario de las universidades públicas es de 3,2 billones de pesos (solo para poder cumplir con el pago de docentes y gastos administrativos) y de 15 billones si se quiere mantener la calidad e infraestructura.

Pese a que sí hay un claro problema de desfinanciación, la falta de inversión se explica por varias razones que van más allá de la cantidad de recursos que se destinan en el presupuesto. Semana Educación lo explica.

Cobertura

A pesar de que la cobertura para el caso de las universidades públicas aumentó 284 por ciento entre 1993 y 2016, pues pasaron de tener 159.218 estudiantes a 611.800, los aportes que le da la nación a las entidades territoriales se continúan calculando sin tener en cuenta este crecimiento. ¿Por qué? La Ley 30 de 1992, que regula las transferencias de la nación a las universidades, ajustó los recursos con base en el Índice de Precio al Consumidor (IPC). Eso quiere decir que no hay un crecimiento del recurso, sino una corrección del dinero año tras año.

Vea en video las 10 razones por las cuales salen a marchar las universidades públicas

A eso se le suma que el presupuesto nacional asignado a educación superior pasó de destinar a las universidades públicas 55,7 por ciento en 2002 a 37 por ciento en 2016. Por lo tanto, Fernando Noreña, coordinador de la Comisión de Vicerrectores Administrativos y Financieros del SUE, asegura que “la fórmula establecida en la Ley 30 de 1992 ha conllevado a que las transferencias de la nación hayan disminuido significativamente en la financiación de los presupuestos de las universidades públicas, teniendo que financiar el resto con recursos propios, lo que representa un riesgo de operación para estas”.

Los ajustes

Del total del presupuesto que la nación gira a las universidades, el rubro que más ha incrementado son los servicios personales, debido al aumento de cobertura, al sistema salarial y prestacional docente (Decreto 1279 de 2002); además, por el cumplimiento de sentencias en materia prestacional para docentes ocasionales, catedráticos y administrativos. Esto ha llevado a que las universidades, para atender los gastos de funcionamiento, “tengamos que reducir costos disminuyendo la participación de los docentes de planta, pasando en un promedio general de 75 por ciento de profesores de planta en 1993 a solo 34 por ciento a la fecha. Los docentes ocasionales son el 27 por ciento y los de cátedra, el 3 por ciento”, explica Noreña.

A esto se le añade un factor que hace más presión a las universidades, según Javier Botero, especialista de Educación Superior para Latinoamérica del Banco Mundial: “El salario va incrementando si los profesores de planta se forman en doctorado, maestría o si realizan alguna especialización, ya que estas premian con incrementos salariales la formación docente”.

A la fecha, 52 por ciento de los maestros de planta tiene maestría, 37 por ciento tiene doctorado, 8 por ciento especialización y 3 por ciento solo cuenta con formación universitaria. Pero, además, las universidades también están obligadas a otorgar puntos salariales si sus profesores de planta producen artículos científicos. “El Decreto 1279 de 2002 fue una medida que obviamente ha incrementado la producción científica, pero a costa del presupuesto de las universidades porque es un rubro que los aportes de la nación no reconoce”, expresa Botero.

¿Y la calidad?

Ahora, todo este esquema de financiamiento que no da abasto tiene un elemento adicional que no se ha tenido en cuenta. En este momento, el sistema universitario, en palabras de Noreña, no tiene presupuesto para mejorar las brechas de calidad de sus instituciones. Eso quiere decir que están atados de manos en cuanto a proyectos de infraestructura física, tecnología, bases de datos, etcétera, pues son temas que requieren inversiones adicionales periódicas que no están planteadas en ninguna parte.

Efectivamente, para cerrar esas brechas de calidad, el SUE realizó un estudio en el que se asegura que para que las universidades actualicen y fortalezcan sus estándares de calidad, se necesitan alrededor de 15 billones de pesos. “Le planteamos al gobierno la importancia de tener estrategias de inversión que nos ayuden a mitigar la problemática. De esas conversaciones nació en 2015 el impuesto sobre la renta para la equidad, CREE”, explica Noreña.

A partir de este impuesto ya existente y planteado en la Reforma Tributaria como Impuesto a la Renta y Complementarios, se dispuso alrededor de 325.000 millones de pesos anuales para realizar inversiones que empezaron a generar un impacto muy positivo en las IES desde 2015. Sin embargo, estos recursos comenzaron a destinarse prioritariamente a programas de créditos y becas. Según Noreña, “en la presente vigencia, solo se asignaron a las universidades públicas 100.000 millones de pesos de 650.000 millones recaudados, es decir 12,7 por ciento; el resto se invirtió en becas y créditos”. Para el presupuesto de 2019, a la fecha no existe partida en el anteproyecto de presupuesto que hace trámite en el Congreso de la República.

Eso mismo ocurrió con los recursos del 40 por ciento de medio punto del IVA establecidos en el artículo 184 de la Ley 1819 de 2016 para el financiamiento de la educación superior pública, por el cual las IES públicas esperaban recibir cerca de 460.000 millones, tal como lo estableció la ley. Sin embargo, de allí se obtuvieron 195.000 millones de pesos que han permitido financiar parte de las necesidades descritas, pero los 270.000 millones restantes fueron nuevamente destinados a costear programas de becas-crédito.

¿Cómo siguen aguantando?

A pesar de que el gobierno saliente facilitó esta adición presupuestal para suavizar la falta de recursos, la comunidad académica asegura que aún son insuficientes, pues su evolución es inminente. Necesitan presupuesto para el impulso a la investigación, la formación de sus docentes, los programas de movilidad e internacionalización y la ampliación de la oferta educativa, en especial de doctorados.

Pero si las universidades están en bancarrota, ¿cómo siguen funcionando? Según Botero, es muy probable que las instituciones de educación superior estén haciendo las cosas mejor. Es decir, que ahora sean más eficientes y más profesionales con la manera de administrar y gestionar el recurso. “O que, por otra parte, ese déficit no sea del todo real, porque entonces no habrían aguantado más de 20 años”.

Sin embargo, algunos rectores consultados dicen que se han mantenido gracias a otras fuentes de financiación. Por ejemplo, las estampillas prouniversitarias que son impulsadas por los departamentos y aprobadas por el Congreso para invertir en infraestructura. En el caso de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, por medio de esta estampilla recibió 1 por ciento de los contratos del Distrito hasta 2018, eso significó 200.000 millones de pesos más. “Ahora, con la nueva estampilla, contamos con el 1,1 por ciento, pero esta vez se incluyó a la Nacional”, explicó Ricardo García, rector de la Distrital. Los otros recursos provienen de servicios de consultorías y de otras estrategias que no representan una fuente permanente.

No todos los departamentos tienen los mismos recursos que Bogotá. Por lo tanto, algunos de los expertos consultados aseguran que es necesario revisar el esquema de financiación de la educación superior. No obstante se requiere un cambio de raíz, es decir, reformar los artículos 86 y 87 de la Ley 30 de 1992 con el fin de hacer una ampliación de la base presupuestal: el IPC más un porcentaje adicional. Pero, aunque esta es una discusión necesaria, es escandalosa, ya que al tocar esta ley se abre la puerta a otros cambios más difíciles de abordar como la calidad y la autonomía universitaria. Esto quedó demostrado con la propuesta de reforma fallida del expresidente Juan Manuel Santos en 2011.

A la luz de un nuevo gobierno, Botero asegura que este esquema que hoy asfixia las universidades públicas y a las instituciones técnicas y tecnológicas se puede reformar sin tocar la Ley 30. Por el momento hay una propuesta, que será presentada en los próximos meses por el Banco Mundial ante el MEN, tiene como objetivo hacer más eficientes los recursos e incrementarlos. Aunque Botero prefirió no dar más información por el momento, es claro que el sistema no da espera. Las manifestaciones ya se han empezado a sentir.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/la-explicacion-del-paro-estudiantil-del-10-de-octubre/586227

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Australia: la escasez de recursos afecta a los/las estudiantes desfavorecidos/as

Por: Internacional de la Educación 

Según datos internacionales recientemente publicados, las escuelas australianas hacen frente a una gran carencia de recursos, lo que demuestra la importancia de la financiación basada en las necesidades para garantizar que todas las escuelas cuentan con los recursos que necesitan.

El déficit de recursos en las escuelas australianas afecta particularmente a los/las estudiantes desfavorecidos/as. Esta es una de las conclusiones de las versiones ampliadas de los informes del Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos y el Estudio Internacional de Tendencias en Matemáticas y Ciencias (TIMSS, por sus siglas en inglés) de la Asociación Internacional de Evaluación del Rendimiento Escolar. Las versiones completas de los informes del PISA y el TIMSS comparan el rendimiento de los sistemas escolares de diferentes países desarrollados.

“Los nuevos datos confirman que la disparidad de resultados entre los estudiantes de entornos favorecidos y desfavorecidos en Australia equivale a unos tres años de escolaridad”, destaca Correna Haythorpe, Presidenta Federal del Australian Education Union (AEU). “También muestran las disparidades impresionantes de recursos que contribuyen a ello”, señala. “¿Cómo se puede esperar que estos/as estudiantes tengan un buen rendimiento cuando se encuentran en escuelas que carecen de los recursos básicos para su educación?”

Desventaja específica

Los datos ilustran cómo el déficit educativo está asociado a la escasez de recursos en escuelas a las que asisten los/las estudiantes desfavorecidos/as. De hecho, Haythorpe dice que el personal directivo de las escuelas había dicho que:

·         el 55 por ciento de los/las estudiantes asistía a escuelas en las que la enseñanza de matemáticas se veía afectada por la falta de recursos

·         el 69 por ciento asistía a escuelas donde la enseñanza de ciencias estaba afectada

·         el 34 por ciento de los/las estudiantes de entornos desfavorecidos que participaron en la Encuesta sobre la Experiencia de los/las Estudiantes o SES (la única encuesta exhaustiva de estudiantes actuales en centros de enseñanza superior en Australia) se encontraban en escuelas en las que la infraestructura inadecuada obstaculizaba la capacidad de enseñanza del centro, en comparación con el 12 por ciento de los/las estudiantes de entornos favorecidos

Según los datos, los/las estudiantes australianos/as en el cuartil más bajo de la SES tienen seis veces más posibilidades de asistir a escuelas que no disponen de suficientes docentes o personal de apoyo cualificados. “Es una muestra impactante de la escasez de recursos en nuestras escuelas y cómo esta escasez se suma a las barreras a las que se enfrentan los/las estudiantes desfavorecidos/as”, dice Haythorpe.

Gonski

Asimismo, hace hincapié en que el plan del Primer Ministro de Australia, Malcolm Turnbull, “de eliminar la financiación Gonski basada en las necesidades después de 2017 significa que muchas escuelas nunca alcanzarán el nivel de recursos que necesitan para sus estudiantes”. Insta a Turnbull a abandonar su plan de eliminar la financiación Gonski después de 2017 y a dar a las escuelas la financiación completa de seis años de fondos específicos para que todas las escuelas puedan llegar al nivel mínimo de recursos para escuelas que el Informe Gonski recomienda.

Haythorpe destaca que los informes anteriores del PISA muestran que los sistemas escolares con una distribución más equitativa de la financiación tienen un mejor rendimiento general.

*Fuente: https://www.ei-ie.org/spa/detail/14804/australia-la-escasez-de-recursos-afecta-a-loslas-estudiantes-desfavorecidosas

 

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