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Campaña Latinoamericana por el derecho a la Educación (CLADE): Adolescentes y jóvenes fuera de la escuela

Fuente: IIPE Buenos Aires / 6 de Junio de 2016

El presente documento tiene como objetivo mostrar los hallazgos respecto a los factores de exclusión educativa en la secundaria y presentar 28 recomendaciones a las autoridades públicas para la formulación e implementación de políticas públicas que eliminen los obstáculos de acceso a este nivel de enseñanza y promuevan la reinserción de las y los adolescentes y jóvenes en el sistema educativo. Se plantea que los Estados adopten marcos legales y políticos que aseguren la realización de todas las dimensiones del derecho humano a la educación – su disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad y adaptabilidad –, así como el establecimiento de una secundaria incluyente, relevante y garante de derechos a todos y todas adolescentes y jóvenes de la región.

Subtítulo: Las demandas para una enseñanza secundaria garante de derechos en América Latina y el Caribe
Año de publicación: 2016
Ciudad/País: São Paulo
Autores/personas: Vezzali, Fabiana
Idioma principal: esp
Formato del documento: E
Tipo de documento: Documento
El libro mlo puede descargar aqui: Adolescentes y jóvenes fuera de la escuela
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OREALC UNESCO: Libro Aportes para la Enseñanza de la Escritura

Fuente OREALC UNESCO / 6 de Junio de 2016

Este libro forma parte de una colección más amplia, denominada Aportes para la Enseñanza que consta de cuatro ejemplares, uno por cada área evaluada en el Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE): lectura, escritura, matemática y ciencias naturales. La pesquisa fue llevada a cabo por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE), organismo compuesto por 15 países de la región y coordinado por la Oficina Regional de Educación de la UNESCO para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago).

Estos cuatro volúmenes tienen el mismo propósito fundamental: utilizar los resultados del estudio TERCE para acercar los resultados de la evaluación de logros de aprendizaje a los docentes y entregarles herramientas para su trabajo en el aula.

Aportes para la enseñanza de la Escritura se organiza en cinco secciones. La primera presenta el enfoque de la enseñanza de la escritura en la región, a partir de la revisión del análisis curricular que sirve como marco de evaluación de las pruebas, especificando los pro-pósitos, objetivos, características y orientación de la enseñanza de esta disciplina. La segunda sección describe la prueba TERCE, relevando los aprendizajes que evalúa a partir de las dimensiones e indicadores que componen las rúbricas con que se corrigieron los textos producidos por los estudiantes. La tercera parte analiza los resultados de los estudiantes en los indicadores evaluados en las pruebas de tercer y sexto grados. En la cuarta sección se muestran ejemplos de respuestas que representan distintos niveles de logro y, en la quinta, se entregan sugerencias o propuestas de prácticas pedagógicas para promover que los estudiantes alcancen los niveles más avanzados.

Descargue el libro aqui

Enseñanza de la lectura

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Argentina: Diversidad sexual: cuando lo que se calla excluye

Fuente: CTERA / 6 de junio de 2016

La población trans es la que más padece la discriminación en el aula. Opinan tres referentes del tema.

por Marcela Isaías

Agresiones verbales, físicas y hostigamiento son las expresiones más comunes de la discriminación que sufren estudiantes lesbianas, gays, bisexuales y transgénero (LGBT). La peor parte la padece el colectivo trans. Se trata de otra manifestación de la violencia de género que es poco o nada debatida en las aulas, y donde la consecuencia más inmediata es la exclusión escolar. En la provincia existe un protocolo de orientación para estas situaciones pero no siempre es conocido; en tanto que anticipan que se proyecta un programa específico para acompañar la trayectoria escolar de esta población. Tres especialistas en el tema comparten sus opiniones: Emiliano Samar (Educación y Diversidad Sexual de Ctera), Esteban Paulón (Diversidad Sexual de la Provincia) y Michelle Mendoza (Frente Diversidad del Movimiento Evita).

La problemática es de tanta preocupación que a mediados de mayo reunió por primera vez a los ministros de Educación de distintos países en un congreso organizado por la Unesco. El encuentro, realizado en París, tuvo como único tema «hacer un llamamiento a la acción y la discusión de nuevas recomendaciones que den respuesta a la violencia por motivos de orientación sexual e identidad de género», que derivan en exclusión escolar y más tarde en exclusión social.

 

Sensibilizar para educar?

Emiliano Samar es el responsable del equipo de Educación y Diversidad Sexual de Ctera. Una de las acciones iniciales de este equipo fue sumarse a principios de este año a la Primera Encuesta Nacional sobre Ambiente Escolar dirigida a jóvenes de la comunidad LGBT, impulsada por la organización 100% Diversidad y Derechos. Un relevamiento enfocado en la escuela secundaria (todavía no se conocen el resultado final).

«La mayoría de los encuestados de todo el país señaló que los y las docentes son testigos de situaciones de discriminación y sin embargo no pueden operar con eso. Ahí es donde pensamos que la acción de los sindicatos es fundamental porque hay un territorio donde muchas veces los gobiernos provinciales, los ministerios no están pudiendo arbitrar estrategias específicas a nivel de diversidad sexual. Es donde el docente se siente solo y sin recursos», analiza Samar.

Desde la Ctera se dan distintas estrategias de trabajo, como encuentros sobre diversidad sexual y educación, además de modelos de familias: «Por ejemplo, qué pasa con las familias compuestas con una mamá lesbiana y un papá gay o bien con dos mamás o dos papás». Además de la realización de talleres, en los que la primera tarea es «la sensibilización sobre la problemática para luego generar acciones concretas pedagógicas».

Samar dice que en la agenda de trabajo de la Ctera, «el colectivo trans es un tema prioritario, porque esa construcción que se va haciendo en relación del género que se percibe encuentra una tensión con las instituciones». Una de las preguntas más frecuentes que hablan de esta tensión en las escuelas secundarias es «a qué baño va este o esta estudiante». Es en esas situaciones donde se hace más clara «la necesidad de acompañamiento no sólo para comprender la letra de la ley sino también sensibilizar en esa transformación cultural que hace falta para poder achicar la distancia que hay entre la norma y la cultura escolar».

Twitear

Samar propone que el desafío es construir una contracultura que propicie el diálogo. También convertir a los problemas en preguntas para empezar a derribar estereotipos que se reproducen desde las aulas. Una tarea que bien comienza en el nivel inicial. Cita al educador Gabriel Brener cuando referencia a las canciones que se escuchan en el jardín de infantes, «por ejemplo, la de «El pato y su pata», que presupone que la pata es del pato»; o bien preguntarse sobre los libros y láminas que se eligen llevar al aula: «¿Por qué siempre tienen que tener un príncipe y una princesa?». Esas preguntas también abren el debate sobre las representaciones acerca de lo masculino y femenino.

 

El desafío de la convivencia

El subsecretario de Diversidad Sexual de Santa Fe, Esteban Paulón, reconoce que el colectivo trans es el más vulnerable, no sólo respecto de la población LGBT sino también de otras comunidades sociales. Y que la cuestión más compleja a atender «es la de la convivencia hacia el interior de la escuela, cómo se trabaja con este nuevo niño o niña».

Recuerda que ese reto se dimensiona cuando esos chicos o chicas empiezan a expresar abiertamente su identidad de género, «que implica desde cambios físicos hasta referenciarse con otro nombre, haya hecho o no el nuevo DNI». Y más cuando estos cambios no son acompañados por las familias, un abandono bastante frecuente, que profundiza las situaciones exclusión y se convierte en una de las causas que explican que la expectativa de vida de esta población sea de 42 años. «Son pocas —afirma— las familias que contienen; la generación de 17, 18 años ha sido mayormente expulsada, no les ha quedado otra que la calle».

Paulón menciona el caso reciente de un chico de 15 años que fue rechazado de una escuela de una localidad del sur provincial por su condición trans. «Es una quijotada querer permanecer en un ambiente que es totalmente hostil para alguien que está asumiendo tantos cambios», dice para contar que el chico, que en este caso cuenta con el apoyo familiar, volvió a su anterior escuela donde es contenido por sus compañeros, docentes y directivos. El director que no lo aceptó argumentaba desconocer el protocolo que la provincia aprobó en 2013 y acompaña a los estudiantes trans, tanto para que se respete, por ejemplo, el nombre que responde a su identidad autopercibida de género como su vestimenta.

De todas maneras, admite que «más allá que la decisión política sea acompañar el cumplimento de la ley y sostener el proceso de educación de las niñas y los niños fundamentalmente trans», en el día a día aparecen situaciones de vulneración de derechos donde la subsecretaría a su cargo debe intervenir. «A veces la información no llega o algunos directivos o docentes anteponen determinadas creencias, impresiones personales por sobre lo que es una política institucional», plantea como uno de los desafíos cotidianos.

Explica que leyes como la de matrimonio igualitario (Nº 26.618, sancionada en 2010) han contribuido a una mayor visibilización de la población LBGT. Sin embargo, el colectivo trans es mayormente discriminado. En este panorama, la consulta obligada es cómo garantizarles la educación obligatoria. «Dentro de la subsecretaría creamos un programa especial de inclusión laboral, social y educativa para el colectivo trans, que se firmará el 21 de junio en Santa Fe cuando se presente el Consejo Provincial de Diversidad Sexual que prevé distintos mecanismos de acompañamiento y apoyo». Este programa trae la novedad de impulsar un plan de becas de incentivo: «Queremos que la población trans termine la escuela, que no tengan la dificultad del transporte, que cuente con tutorías que acompañen. Necesitamos de ese esfuerzo porque es una población de mucha exclusión».

 

Cambio cultural

Michelle Mendoza es la responsable del Frente Diversidad del Movimiento Evita. Reconoce que «hay un avance en la inclusión de las compañeras sobre todo en las Eempas (escuelas medias para adultos)»; pero por ahora eso responde más que nada a la apertura y buena disposición de los directivos, que de una política generalizada. Cita el ejemplo de una Eempa del macrocentro rosarino a la que asiste una buena cantidad de alumnas trans. «Es la misma escuela a la que fui hace ocho años, donde éramos cuatro amigas trans que logramos nos cambien la identidad en los papeles, que era en lo que nos dolía más: cómo nos nombraban y que no se nos respete la identidad», suma.

Considera que si bien el número de estudiantes trans terminando el secundario no es significativo, sí lo es en proyección histórica: «Que haya diez estudiando en la Eempa, en terciarios o universidades no es significativo, sí lo es que estamos en un proceso de cambio, que como pasa con el cupo laboral, permitirá que vean al estudio como una posibilidad, porque lo que se le había quitado a la población trans era la posibilidad de soñar. De a poco se nos está devolviendo la posibilidad de proyectarnos».

La referente tiene una mirada crítica sobre cómo se implementa el programa de Educación Sexual Integral (ESI) en la provincia (ley 26.150). «A comparación de otras provincias, Santa Fe está un paso adelante. Pero es un paso nada más, porque la ESI no se aplica realmente». Considera que la formación de nuevos profesionales para trabajar en la materia es insuficiente para la cantidad de escuelas santafesinas.

«Sí, hay un cambio social que repercute en las escuelas. La sociedad está un paso más adelante que la decisión política», opina y grafica con el ejemplo de la Eempa rosarina que admite a la población trans más que nada pero más por voluntad de su directora que por una decisión política generalizada y «por eso no se da en todas las escuelas». Al mismo tiempo que admite que el protocolo impulsado por la provincia se cumple.

A la hora del debate, su experiencia le demuestra que suele ser más fácil acceder a los padres y estudiantes que a los directivos y funcionarios: «Cuando pedimos reuniones con el Ministerio de Educación siempre es la misma persona muy piola quien nos atiende pero que no incide en nada». En su visión «el cambio social o cultural está un paso adelantado de las definiciones políticas. Un caso concreto son las leyes de matrimonio igualitario y de identidad de género, que se pusieron en la agenda social, más allá de la agenda política, y nos empezó a devolver derechos».

 

NOTA ORIGINAL: http://www.lacapital.com.ar/diversidad-sexual-cuando-lo-que-se-calla-excluye-n798252

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España: Nota del Foro de Sevilla como respuesta al Señor Marina

Fuente:  por otra política educativa  / Fotografia: ©2014 Lita Cabellut. ©Photography by Eddy Wenting and Studio Tromp (works) / 6 de junio de 2016

Estimado y respetado Señor Marina:

En primer lugar, queremos manifestar nuestro agradecimiento por la invitación que nos hace a través de una colaboradora suya para participar en una sesión de trabajo sobre el “pacto educativo”.

El Foro de Sevilla comparte buena parte de las preocupaciones manifestadas por el Sr. Marina sobre los temas que es necesario abordar y poder disponer de una base sólida para concluir “otra nueva reforma”, ésta vez sellada por un pacto, cuyas bases las establecería el documento elaborado por el señor Marina, que con la elaboración de una propuesta que aspira a ser definitiva, haría innecesarias las reformas que con tanta frecuencia se han venido sucediendo en España durante el último medio siglo.

Seguramente que el señor Marina no desconoce que, si bien las reformas de las que se nos dice han fracasado, también han logrado ciertas metas. La amplia bibliografía de que se dispone nos revela que las grandes leyes han sido pensadas e implantadas de arriba hacia abajo, sin un diagnóstico acerca de cuál es la realidad, sin ensayarlas previamente antes de elegir un modelo estable, sin contar con la adhesión del profesorado, sin prepararlos sin detenerse en desvelar por qué las cosas son como son, sin medios suficientes….

En sus propuestas parece faltar un análisis histórico sobre el pasado reciente, no se tiene en cuenta la experiencia acumulada… Nos parece que su propuesta es más clarificadora cuando argumenta desde los lenguajes de la derecha tecnocrática y no se citan las fuentes relativas a los temas y a las experiencias imprescindibles para encuadrar las propuestas. En cambio, la OCDE aparece como el origen de una ortodoxia educativa en la que debemos depositar nuestra fe y la esperanza de mejora del sistema educativo. Lo dice la OCDE… Su propuesta no es la única ni es neutral, señor Marina. Presentándola como lo hace es conceder ventaja a su opción personal, pues quien sienta la tesis se marca el cuadro de propuestas a la antítesis crítica y podrá protagonizar mejor la síntesis.

El proyecto necesita toda la legitimidad de la que sea posible dotarlo porque pasará por muchas dificultades y tendrá que lidiar intereses e ideologías contrapuestos. En su caso se debilita. El que una universidad privada, sin especial significación (que nosotros sepamos), sea la que le encarga a usted realizar el proyecto, como podría hacerlo con la contaminación ambiental –suponemos que bien sea a título personal, por contrato o por el vínculo que sea– puede suscitar reticencias y temores fundados, cuando sabemos que en nuestro país un tercio del sistema de la enseñanza no universitario es privado; una anormalidad respecto de Europa y de la OCDE. El procedimiento elegido representa una especie de externalización hacia el ámbito de lo privado de la función de diseñar el sistema educativo.

Se tiene que provocar la participación y el debate. Podremos apartar lo que no sea compartido, para tratar de acercar significados y valores en ese terreno. Si no se logra compartir los mismos significados no puede existir consenso (sentido compartido) en las políticas educativas ni esperar que se evite el frenesí de las reformas. Los problemas que han de abordarse tienen una dimensión de Estado y del mismo nivel deberían ser los objetivos y el procedimiento a seguir para llegar a una propuesta. Ésta necesita más del par de meses, que es lo que el señor Marina dice necesitar. No basta con manifestar que se consulta a determinadas personas, como ahora podría pasar si se consulta al Foro.

Nos gusta más hablar de consenso que de pactos. En parte porque el término pacto nos llega viciado desde que lo intentó el Ministro Gabilondo con el PP. Además nos trae la significación de renuncia a posiciones previas propias a cambio de que el contrario renuncie a otras suyas. ¿A qué estará dispuesta a acceder la derecha tras las elecciones repetidas? ¿A que puede hacerlo la izquierda sin perder sus señas de identidad?

En fin, le exponemos algunas objeciones de fondo y de forma que nos llevan a declinar su amable invitación, suponemos que habrá tenido oportunidad de conocer nuestras opiniones y propuestas, algo que está meridianamente claro en nuestros documentos.

 

Enlace original: https://porotrapoliticaeducativa.org/2016/05/04/respuesta-foro-de-sevilla-al-senor-marina/

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Entrevista a Rita Segato: La pedagogía de la crueldad

Fuente Pagina 12 Argentina/ 6 de junio de 2016

La antropóloga argentina Rita Segato es una de las voces más lúcidas e inquietas a la hora de pensar y ubicar políticamente la violencia contra las mujeres que ahora mismo conmueve y moviliza a la sociedad, cruzando por fin la barrera de aislamiento en el que suelen tratarse estos temas. Para Segato, no se puede pensar esta violencia por fuera de las estructuras económicas capitalistas “de rapiña”, que necesitan de la falta de empatía entre las personas –de una pedagogía de la crueldad– para sostener su poder. El cuerpo de las mujeres es el soporte privilegiado para escribir y emitir este mensaje violento y aleccionador que cuenta con la intensificación de la violencia mediática contra ellas como “brazo ideológico de la estrategia de la crueldad”. En esta entrevista la antropóloga desafía su propio pensamiento, a la vez que lamenta estar lejos de su país de origen y no poder participar de ese hecho histórico que significa una manifestación masiva como la que se augura el próximo 3 de junio en casi todo el país para decirles “basta” a los femicidios que día a día pueblan las noticias.

Por Veronica Gago

Rita Segato, antropóloga argentina y residente hace décadas en Brasil, tiene una forma de hablar que se arremolina de ideas. Enhebra, vuelve una y otra vez. Pregunta si lo que dice “hace sentido”. No deja que la interrumpan si está en el envión de una idea. Luego escucha a fondo y hace de la pregunta un insumo de su razonamiento. Entrevistarla es un placer de la conversación. Con un zigzag propio, con enmiendas, porque lo que dice asume un riesgo: el del ritmo del pensamiento.

Esta vez se trata de hablar del tema que nos tiene a todas tomadas. La proliferación de los crímenes contra mujeres que no dejan de sucederse, replicarse, mediatizarse en nuestro país. Segato fue pionera en ponerle a esta realidad una hipótesis política. En el libro Las Estructuras Elementales de la Violencia (Prometeo 2003 y 2013) ya hablaba de la “violencia expresiva” en los crímenes de género. Formulación que la condujo a interpretar los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez en La escritura en el cuerpo de las mujeres (Tinta Limón) como violencia que ve en el cuerpo femenino un tapiz sobre el cual escribir un mensaje. En la edición mexicana del ensayo que le da continuidad, Las Nuevas Formas de la Guerra y el Cuerpo de las Mujeres (Pez en el Arbol), escribimos en el prólogo junto a Raquel Gutiérrez Aguilar: “Hay una novedad, incluso en su repetición. La guerra toma nuevas formas, asume ropajes desconocidos. Y no es casual la metáfora textil: su principal bastidor en estos tiempos es el cuerpo femenino. Texto y territorio de una violencia que se escribe privilegiadamente ahí. Una guerra de nuevo tipo. La dificultad de comprensión, creemos, debe analizarse como un elemento estratégico de la novedad: como una verdadera dimensión contrainsurgente”. En Argentina, la realidad del femicidio exige volver sobre la idea-fuerza de Segato: ¿qué mensaje se transmite en estos crímenes que, ahora, parecen no tener límite doméstico, sino que acontecen en medio de un bar, un jardín de infantes o la calle misma? Se trata de una “pedagogía de la crueldad”, esgrime la entrevistada, indisociable de una intensificación de la “violencia mediática” contra las mujeres.

¿Cómo entender esta multiplicación de crímenes contra mujeres, cada vez más públicos?

–Creo que un primer telón de fondo que hay que aclarar es la fase actual de la explotación, que involucra un tipo de retorno al trabajo servil, semiesclavo e incluso esclavo, producido por la caída de la centralidad del salario. Esta modalidad de sujeción de personas como mercancía demanda una insensibilidad particular. Hay una idea que estoy trabajando, donde elaboro algo que empezó como una broma y ahora es serio: estaríamos hoy en tiempos de conquistualidad del poder, más que de colonialidad del poder, como propuso Aníbal Quijano en su célebre formulación. Me refiero a una nueva fase de conquista de los territorios, de rapiña de todo, sin límites legales. Una característica esencial de la conquista fue la suspensión del derecho, de los códigos de justicia de la época, por la cual la corona pasó a tener una existencia en gran medida ficcional como poder central. Hoy estamos en un momento semejante debido a la ferocidad de las apropiaciones territoriales, al desalojo de los pueblos de sus espacios de vida, realizados con una truculencia extrema. Muchas veces esa crueldad se exhibe aun más en el cuerpo de las mujeres. Es lo que pasa, por ejemplo, en los desplazamientos de poblaciones en el Pacífico colombiano.

Es tu idea de la violencia expresiva…

–El paradigma de explotación actual supone una variedad enorme de formas de desprotección de la vida humana, y esta modalidad de explotación depende de la disminución de la empatía entre personas que es el principio de la crueldad. De ahí hay sólo un paso a decir que el capital hoy depende de una pedagogía de la crueldad, de acostumbrarnos al espectáculo de la crueldad.

Efectivamente, tengo la propuesta de entender siempre la violencia como expresiva. En este caso, la violencia nos está hablando de presiones que se originan en el espacio público, en el mundo del trabajo, en la presión productivista, en la exigencia competitiva, en esa intemperie y desprotección de la vida hoy, en ese riesgo de la sobrevivencia que nos afecta a absolutamente todos los que vivimos de nuestro trabajo, y acaba interfiriendo y lesionando el espacio de la intimidad porque atraviesa y alcanza las relaciones afectivas, y finalmente hay una captura del espacio de la intimidad y de los sentimientos por el modo de explotación al que estamos sujetos. La violencia íntima en el espacio público, como está curiosamente ocurriendo hoy en la Argentina, no es otra cosa que un enunciado del carácter también público del problema íntimo, y del modo en que el estado de intemperie e indefensión frente a la agresión generalizada a la vida y a los territorios deviene y se expresa en agresión a las mujeres frente al ojo público. Es la exhibición incontestable de la unidad y naturaleza indisociable del problema, de la correlación y articulación innegable entre lo que pasa en la atmósfera de violencia y desamparo en el mundo de la reproducción material de la existencia, y lo que pasa en el mundo de los sentimientos entre las personas. Es al mismo tiempo una ejecución ejemplar –pues las ejecuciones en el ojo público tienen esa dimensión de ejemplaridad, de advertencia– y una queja, un reclamo gritado a los cuatro vientos.

¿Qué papel juega la subjetividad masculina?

–Evidentemente la masculinidad está más disponible para la crueldad porque el entrenamiento para volverse masculino obliga a desarrollar una afinidad significativa, a lo largo de la historia de la especie, entre masculinidad y guerra, entre masculinidad y crueldad, y entre masculinidad y capitalismo en esta fase rapiñadora y anómica. En este sentido, es muy importante no guetificar la cuestión de género. Esto quiere decir no considerarlo fuera de su contexto histórico, no verlo sólo como una relación entre hombres y mujeres, sino como el modo en que esas relaciones se producen en el contexto de sus circunstancias históricas. No guetificar la violencia de género también quiere decir que su carácter enigmático se esfuma y la violencia deja de ser un misterio cuando ella se ilumina desde la actualidad del mundo en que vivimos. Claro que la vemos de forma fragmentada, como casos dispersos de letalidad de las mujeres –aunque cada vez más frecuentes–, pero son epifenómenos que parten de circunstancias plenamente históricas de las relaciones sociales y con la naturaleza. En este sentido, diría que hay una extraña afinidad, o mejor dicho: una concurrencia, en el presente, entre: 1. La explotación económica característica de nuestra época con su uso abusivo del cosmos natural del que retiramos la posibilidad misma de la vida; 2. El accionar de una élite que predica y practica un proyecto económico que tiende a la concentración extrema y que tiene como horizonte el mercado global, viendo como antagonistas a los mercados locales, y 3. El moralismo de los valores de esta élite, a diferencia de los capitalistas del pasado, modernizadores y desarrollistas, que predicaban la modernización del estilo de vida y la gestión de los cuerpos.

¿Qué tipo de concurrencia?

–Que esta élite es intensamente moralista a la vez que estamos en una circunstancia de abuso y rapiña al nicho natural de toda vida, es decir, la tierra. Entonces, son tres dimensiones a la vez: las elites que conducen laeconomía, la fase del capital rapiñadora con relación a todo aquello de lo que puede extraerse riqueza bajo la ideología de la acumulación por desposesión o despojo y un moralismo feroz con relación a la sexualidad, al aborto, a los intereses de las mujeres en general.

¿Qué significa ese moralismo?

–Hay una relación a pensar entre la presión por el despojo y el moralismo en la gestión de los cuerpos. En otras épocas, las élites modernizadoras no eran moralistas, sino que más bien eran liberalizadoras respecto a las conductas. Hoy no. Junto a la no preservación del suelo nutricio de la vida, de la tierra, hay una insensibilidad para esa agresión del nicho. A esto se suma una progresiva crueldad hacia el cuerpo de las mujeres, y a los cuerpos feminizados en general. Es una totalidad que, si no la entendemos bien, no podemos atacar las bases de lo que nos hace sufrir como mujeres. Pero vinculado a esto hay que entender las presiones que sufren en el momento presente todos los sujetos que viven de su trabajo. No sólo manual, sino también intelectual. Todxs estamos sujetos a una tremenda presión, una especie de intemperie y riesgo permanente que revela que nuestras circunstancias son las de un sálvese quien pueda, ya que en cualquier momento podemos ser impugnados, desechados, vueltos prescindibles, defenestrados de nuestra posición, perseguidos, despojados. Es una indefensión generalizada. Lo social deviene un marco de peligro. Ahí funciona el discurso de las vidas precarias que no son sólo de los que consideramos vulnerables (migrantes, pobres, etc.), sino de todos y cada unx, debido a que la lógica de la productividad se vuelve más y más asfixiante en todos los campos de la vida. Pensemos en las 85 personas que concentran la mitad de la riqueza mundial: no se trata ya sólo del pecado de la desigualdad por acumulación y concentración, sino que tienen poder de vida y de muerte sobre la humanidad porque su capital compra muerte, cambia leyes, suspende derechos. La situación, en este sentido, es apocalíptica. Lo que les sucede a las mujeres no puede desvincularse de este momento apocalíptico del proyecto histórico del capital.

¿Tiene una especificidad en América latina?

–Esta intemperie de la vida con derechos suspendidos se relaciona con algo que digo que encuentro en una situación de violencia como la que acontece en Bolivia, donde sucedió un franco proceso democratizador en términos étnicos y de género. En Bolivia, a la vez que muchas de las mujeres del Parlamento son de pollera, que no abdicaron de su indigenidad, vemos que es un país de enorme letalidad para las mujeres. A pesar de que hay pocos homicidios (medidos por cien mil habitantes, como se hace en las estadísticas de los organismos internacionales), hay un gran enigma porque mientras la relación entre la totalidad de homicidios y los cometidos contra de mujeres en el mundo, en media, es de un 17 por ciento, en Bolivia esa relación supera el 50 por ciento. Algunas feministas dicen que el género masculino reacciona al avance de las mujeres en el campo del trabajo y la autoridad política. Pero en el caso de Bolivia esta tesis no se sustenta porque las mujeres siempre tuvieron una posición dominante en el mercado y respecto al dinero, y tuvieron autoridad política desde su parcialidad, el espacio doméstico, que en las sociedades comunitarias, a diferencia de las sociedades modernas, es pleno de politicidad. Por eso, el problema es el espacio que ocupan hoy en el campo del Estado y del avance del Estado sobre la comunidad, destruyendo los vínculos comunitarios y colectivistas, aun, muchas veces, en nombre de los buenos propósitos del discurso modernizador. Ahí se generan tensiones en la medida en que el frente estatal no es solamente estatal, sino estatal-empresarial y mediático, es decir, indisociable de los intereses empresariales-corporativos. Este pacto estatal-empresarial va rasgando el tejido comunitario. En esta situación de avance del frente estatal, siempre colonial, empresarial y mediático, el hombre de esa comunidad, el hombre indígena, se transforma en el colonizador dentro de casa, y el hombre de la masa urbana se convierte en el patrón dentro de casa. En otras palabras, el hombre del hogar indígena-campesino se convierte en el representante de la presión colonizadora y despojadora puertas adentro, y el hombre de las masas trabajadoras y de los empleos precarios se convierte en el agente de la presión productivista, competitiva y operadora del descarte puertas adentro.

¿Qué relación le ves con sociedades que no tienen esa trama comunitaria?

–Lo que quiero decir es que el hombre campesino-indígena a lo largo de la historia colonial de nuestro continente, así como el de las masas urbanas de trabajadores bajo la regla del capital, se ven emasculados como efecto de su subordinación a la regla del blanco, el primero, y del patrón, el segundo, y en general, como sabemos, al patrón blanco o blanqueado de nuestras costas. Y es al retornar a su nicho familiar que se redime de esta emasculación, restaurándose en la plataforma de masculinidad mediante la violencia. Ese es su mandato masculino. En el mundo de las grandes urbes, sometido a la explotación anómica del trabajo propia de estas nueva fase del capital, el hombre se transforma en el patrón del hogar, pues llega a su casa contaminado por la regla del patrón, ya que, como sabemos, el hombre es más vulnerable a la regla del poder, porque se percibe escindido entre dos lealtades: su lealtad a su familia, a su comunidad, a su gente, a sus afectos, por un lado, y su lealtad al otro hombre, el que lo domina y oprime, al que va a emular, por efecto de su mandato de masculinidad, que nos acompaña a lo largo del tiempo de la especie, y que debemos insurgir, entre todos, hombres y mujeres, con sus diversidades sexuales, porque a todos nos hace sufrir…. yo diría que en la misma medida, a pesar de diferentes formas. En el caso de la fase actual, apocalíptica, del capital, esta situación desata una violencia nueva: la frontera porosa del espacio familiar hace que el hombre lleve hasta allí la crueldad que impera en los espacios circundantes. Inclusive, cuando la atmósfera es francamente bélica, como es en los escenarios en expansión de las nuevas formas de la guerra en América latina, con la proliferación del control mafioso de la economía, lapolítica y amplios sectores de la sociedad, lo que atraviesa e interviene el ámbito de los vínculos de género es la regla violenta de la atmósfera propia del crimen organizado y las pandillas, maras, corporaciones armadas de la guerra informal, sicariatos. Es por todo esto que de forma alguna podemos abordar el problema de la violencia de género y la letalidad en aumento de las mujeres hoy como si fuera un tema separado de la intemperie de la vida con todas sus presiones. Presiones y niveles de anomia característicos de los cambios de época, pues de hecho estamos asistiendo a un tránsito entre épocas que hace que el momento actual presente características de liminaridad y suspensión de las normativas que dan previsibilidad y amparo a las gentes, dentro de una gramática compartida. Es probable que los tiempos de la conquista, como dije anteriormente, por la suspensión de prácticamente toda norma excepto la del saqueo, y la revolución industrial, por la novedad que impuso a las relaciones de trabajo, hayan expuesto a los pueblos a circunstancias semejantes.

¿Esto lo vinculás a que varios de los homicidas después se autolesionen?

–El dolor es un dolor social. No creo que las mujeres deban aislarse en su sufrimiento. Yo, como ya lo he dicho alguna vez, justamente en una entrevista que me hiciste hace ya algún tiempo, soy feminista de segunda generación. No soy una nueva conversa. El nuevo converso es siempre más dogmático, más intransigente, incapaz de ver los tonos de gris, las ambigüedades propias de la vida como ella es. Creo que el problema es de hombres y de mujeres, ambos padecen, pero resuelven de formas diferentes su padecimiento. Infelizmente, como expliqué, los hombres son más vulnerables por el mandato de emulación de la posición de poder que los somete pero cuyo patrón de conducta se convierte en su modelo de comportamiento. El hombre, entonces, es violento porque es frágil, porque es constitutivamente inseguro en su masculinidad, y porque, en nuestras costas, es decir, en el paisaje marcado por la colonialidad que habitamos y que nos constituye, es permanentemente emasculado por su condición subordinada y capturado por el modelo de masculinidad de su opresor. Es por esto que digo que el sirve de bisagra, entre los mundos del dominador y de los dominados. Su situación es de una indigencia existencial absoluta. Si a esto le sumamos el tema de la mirada rapiñadora sobre el planeta y sus criaturas (y no olvidemos la raíz común de las palabras rapiña y rape, violación en inglés), tendremos el cuadro completo de la transformación de la vida en cosa, la transformación de las personas en mercancía, en primer lugar el pasaje de las mujeres a esa condición de objeto, a su disponibilidad y desechabilidad, ya que la mímesis de los hombres con la posición de poder de sus pares y opresores encuentra en ellas las víctimas a mano para dar paso a la cadena de mandos y expropiaciones.

¿Cómo ves al feminismo frente a esta realidad?

–Creo que las mujeres nunca tuvimos más leyes, políticas públicas, discurso cívico e instituciones de apoyo que ahora. Sólo que esos derechos no pueden ser usufructuados porque el lecho en el que ellos están suscriptos presiona en sentido contrario. Entonces, o atacamos ese proyecto histórico del capital o no vamos a solucionar el problema de las mujeres. El feminismo hegemónico ha apostado todas sus fichas a la conquista de derechos. Esto muestra una fuerte influencia europea, donde la relación entre Estado y sociedad es bien distinta por razones históricas. En América latina, nuestros estados republicanos fueron creados por las élites criollas y por tanto son herederos de la modalidad de administración colonial de la cual descienden. Los llamamos estados de la misma forma que llamamos a los estados europeos, pero en Europa y en América latina esta entidad no es la misma, como consecuencia de la historia que la constituyó. Los estados europeos y los de nuestras costas ni están conformados de la misma forma ni pueden representar a la sociedad de la misma manera. La hegemonía del feminismo europeo nos convenció de hacer una apuesta casi exclusiva a las luchas en el campo estatal. Pero en América latina la lucha no pueden ser ésa, porque ya tuvimos muchas victorias en ese campo y, aún así, el Estado en nuestras sociedades tiene su foco en la protección de los bienes y no ha dado muestras de ser capaz de proteger a las personas.

¿Cuál es la estrategia?

–Las mujeres debemos sacar los pies del campo estatal. Esto no quiere decir abandonarlo, como a veces se han interpretado mis palabras. No se pueden abandonar las luchas en el campo estatal, por leyes, políticas e instituciones propias. Pero lo que quiero decir es que debemos llevar adelante otras luchas, sólo nuestras y en un campo otro, marginal con respecto a la égida del Estado, con estrategias autogestionadas de autoprotección. Necesitamos vínculos más fuertes entre mujeres, vínculos que blinden los espacios de nuestras vidas, independientemente de las leyes y las instituciones, y que rompan el modelo de la familia nuclear.

Hubo una viralización de videos de chicas que denunciaban algún tipo de violencia… ¿Cómo ves esos fenómenos?

–Creo que nosotras debemos construir nuestros propios blindajes. Volvernos agentes de nuestra propia protección por la ineficacia del Estado. Claro, los videos son un camino rizomático. Pero las estrategias no pueden tener un aspecto, un formato, una estética vanguardista. Veo negativamente toda forma de vanguardismo porque éstos se apartan de la sociedad como ella es y se constituyen en tutelas de quienes creen estar en la cresta de la onda, en general grupos o logias de illuminati, que están al tanto de lo hay que saber y hacer, pero por eso mismo acaban haciendo daño a lo que dicen defender. Es necesario que las estrategias de autodefensa proliferen pero no como prácticas vanguardistas, sino como prácticas de las rutinas, de las calles, de las casas, en la vida cotidiana de la gente tal como es. Las campañas de Twitter y Facebook son interesantes porque son formas de dispersión a través de las redes. Pero mucho más interesante es la palabra que circula boca a boca y en la calle. Uno de los problemas del feminismo es que se salió de la calle. El precio que tuvimos que pagar por institucionalizarnos, transformar lo que hacemos en carreras y en profesiones es precisamente que abandonamos el día a día y el cuerpo a cuerpo, en la calle y en los vínculos entre mujeres, que en el feminismo de los años setenta era muy fuerte y eficaz.

¿Cómo interviene la reproducción mediática en la lógica de estos hechos?

–En este contexto tenemos unos medios que colaboran con exhibir públicamente la agresión a las mujeres y al mismo tiempo afirman, declaran, y se suman al clamor de “ni una más” o “ni una menos”. ¿Cómo se entiende que los medios que rapiñan el cuerpo de las mujeres, dando lección de burla, de crueldad y de ataque a la dignidad de las mujeres, luego dicen sumarse a estas campañas? ¿Qué pretende Tinelli cuando dice esas consignas si él vive como proxeneta de los culos y las tetas de las mujeres que captura con la lente de su cámara y exhibe en su escaparate para el escarnio público? Creo que hay que desentrañar la operación: lo que hace es intentar desacoplarse. Tinelli sabe que la pedagogía de su programa televisivo enseña el ejercicio de la crueldad en los hogares y en la calle. Lo sabe, y por saberlo busca desacoplarse, escamotear, desmarcarse de su vínculo estrecho con ese sujeto que golpea y mata a una mujer. Hay una identidad común entre ese sujeto femicida y la cámara de Tinelli al explotar los cuerpos expuestos en su programa. Afinidad esta que Tinelli, cuando adhiere a la fórmula del “ni una menos”, pretende disimular. Frente a esto, pienso que la expansión de los derechos humanos siempre ha sido la expansión de la lista de nombres del sufrimiento humano, avanzar en el campo de los derechos siempre ha sido avanzar en el intento de nombrar las formas de sufrimiento y sus causales. A partir de la segunda mitad del siglo veinte hemos visto la proliferación de nombres para las modalidades de violencia contra las mujeres: violencia física, sexual, psicológica, moral, financiera y patrimonial. Todavía está por nombrarse la violencia alimentaria, ya que las mujeres comen menos y, cuando hay menos alimento en un hogar, las mujeres son las primeras que lo sienten, especialmente en el campo. También hemos nombrado el femicidio, que incluye los crímenes de la intimidad, como también los cometidos por los efectivos a mando de las mafias que operan en las nuevas formas de la guerra, y, en los países asiáticos, el desecho de las niñas. Incluyo allí, en esa categoría, también la trata y la explotación sexual porque hay mujeres en esa situación que viven en condiciones concentracionarias, o sea, en condiciones constitutivas del crimen de genocidio. Pero nos falta dar vida a un concepto fundamental en esta historia…

Te escucho…

–La fantástica herramienta del concepto de violencia mediática contra las mujeres, que ya forma parte de la ley 26.485, y que propongo aquí como categoría jurídica en el campo de los derechos humanos a la que debemos dotar de un elenco de contenidos precisos y activar con acciones concretas en la Justicia. Para que la victimización de las mujeres deje de ser un espectáculo de fin de tarde o de domingos después de misa. Para que los medios tengan que explicarnos por qué no es posible retirar a la mujer de ese lugar de víctima sacrificial, expuesta a la rapiña en su casa, en la calle, en la televisión de cada hogar, donde cada una de estas ejecuciones ejemplarizantes es reproducida hasta el hartazgo en sus detalles mórbidos por una agenda periodística que se ha vuelto ya indefendible e insostenible. Judicializar de verdad esta agenda violenta y reproductora del daño como solaz no sólo obtendrá, en algunos casos, sentencias por parte de los jueces, sino también, con su eficacia retórica, hará que la gente comience a sentir y pensar en los medios como violentos. Tenemos que trabajar para transformar la sensibilidad de las audiencias frente a la crueldad como diversión y ante los medios como objetables. Pasaríamos así a entender e interpelar a los medios con nociones afines a la de “autoría intelectual” y a la de “instigación al delito”, develando que, con relación a las mujeres y a los sujetos feminizados, funcionan como “brazo ideológico de la estrategia de la crueldad”.

 

Enlace original: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-9737-2015-05-30.html

 

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Edición Colombia: sale No. 114 de la Revista Educación y Cultura: ‘La evaluación como práctica reflexiva’

Fuente FECODE / 6 de Junio de 2016

La Revista Educación y Cultura publicó su edición número 114 con ‘La evaluación como práctica reflexiva’, como tema principal. De esta manera, el magisterio entra en la discusión actual sobre la evaluación, pero desde la perspectiva de un instrumento para la formación de los educadores.

La discusión es realmente relevante porque los académicos plantean posturas que se alejan de los condicionamientos inherentes al modelo que quiere imponer el Ministerio de Educación Nacional, siguiendo al pie de la letra las directrices de la OCDE, el cual funciona ahora como una oficina de control en materia educativa a favor de la economía y por encima de la enseñanza.

Recomendados los artículos sobre la temática principal: ‘Formación Docente: la autoevaluación como capacidad’, del docente Jhon Alexander Vargas Rojas; ‘La evaluación y la ética del cuidado en la formación docente’, del docente Edward Amorocho Herrera; ‘La importancia de la formación docente en evaluación educativa’, de la docente Luz Stella García Carrillo; y ‘Pensar la educación desde la experiencia’, de los profesores Fernando Bárcenas Orbe, Jorge Larrosa Bondía y Joan-Carles Mélich Sangrá.

Así mismo, vale la pena darle un vistazo a ‘El Círculo Pedagógico Historia y Política: una experiencia investigativa en el CEID – ADE 2015’ y ‘Los entramados de la violencia política en las memorias de maestros y maestras. Apuestas biográficas para su reconfiguración’; los cuales comprenden interesantes reflexiones a partir de experiencias pedagógicas de profesores en su práctica educativa.

Para dar un ‘abrebocas’ del debate planteado, cabe destacar el siguiente fragmento de la Carta del Director: “La democracia no puede ser pensada como la expresión de un sistema político que se cierra a los contradictores. Ella se refrenda día a día, en un debate abierto”.

Apartes de los textos y la información de suscripción pueden consultarlos en el portal de la revista:http://fecode.edu.co/revistavirtual/

 

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Profesores del siglo XX, Educando alumnos del siglo XXI

Chile/01 junio 2016/ Autor: Marcela Momberg /Fuente:MarcelaMomberg

Desde hace tres años inicie una serie de conferencias y talleres para docentes aula, con varias finalidades, la primera genera comunidad de apoyo, colaboración y reconocimiento mutuo, la segunda ayudarlos a entender el cambio radical que los niños y jóvenes han vivido en la era digital, generar estrategias de aprendizaje digital que les permita conectar la enseñanza tradicional con el mundo emergente en los alumnos 2.0. Disminuyendo su ansiedad y acercando a su realidad, el mundo de la tecnología, las redes y la web.

La recepción ha sido genial, partiendo de la base que compartir implica entregar no sólo los desafíos, sino que también aciertos y errores de una meta personal que nació hace más de 7 años.

¿Cómo generar estrategias pedagógicas, para que los alumnos de una misma sala lograron aprender del manera entretenida, motivados y conectando lo que les apasiona con la malla curricular impuesta por el Mineduc? ¿Cómo crear metas individuales y grupales, sin dejar rezagados ni condenados al fracaso? Personalmente encontré la respuesta en el mundo digital. Primero aplicando recursos digitales educativos ya creados para actualmente innovar con los propios.

Después de haber conversado con más de mil docentes, puedo compartir algunas ideas.

Primero, la formación inicial universitaria no incluyó en ningún momento estrategias para educar a este alumno crítico, informado, hiperconectado, que se aburre mortalmente en la sala de clases. Los prepararon para un escenario que ya no existe, los educaron de la misma manera que lo hicieron con sus padres y abuelos.

Segundo, el perfeccionamiento posterior o es autodidacta o está en manos de ingenieros en informática o doctos en tecnología, lo que dificulta el aprendizaje significativo, pues suele hacerse desde un espacio que poca relación tienen con el día a día de los docentes.

Tercero, una vez capacitados no hay seguimiento ni acompañamiento, pocos colegios tienen un profesional, educador con experticia digital, que apoye, coordine y permita la sinergia positiva entre un profesor innovador y la realidad escolar.

Cuarto, falta tiempo, pues los docentes cada día ven aumentada la carga burocrática en desmedro de la preparación de clases, creación de recursos y colaboración entre pares.

Quinto, están ávidos por aprender y la mayoría de manera aislada pero no coordinada, generan instancias de innovación digital en el aula, que al no ser compartida pierde la riqueza que posee una estrategia pedagógica, visada, creada y criticada por la comunidad docente.

Y el desafío es mayúsculo. Los niños y jóvenes han sufrido un cambio radical, piensan, crean comparten, se informan, investigan de una manera radicalmente diferentes. Exigen participar y cuestionan todo lo establecido. La creatividad los desborda y el trabajo gregario los aúna. Pueden hacer varias cosas a la par y suelen tener baja atención, por largo tiempo.

Exigen un nuevo trato en la sala de clases, que ya desdibujo sus límites, no acatan normas o simplemente las burlan, Comparten todos en especial trabajos, informes, evaluaciones.

Se aburren mortalmente y no encuentran significado en lo que se les enseña, son prácticos, lo que no sirve se desecha y están en continua búsqueda de nuevos desafíos.

Son los mejores aliados de un profesor, que ya debiese transformarse en un facilitador del aprendizaje, donde son los alumnos protagonistas, actores principales junto a sus padres.

Sólo puedo agradecer a los docentes aula, por la vocación, esfuerzo, trabajo diario, por el tiempo compartido. Y seguir creando una comunidad digital docente que se valora, valida y aporta, a un sueño compartido. Una Educación para la vida, donde cada niño pueda desarrollar sus talentos y habilidades personales.

A no olvidarse ni perder la fuerza, somos maestros que debemos educar para el siglo XXI. Que nuestros alumnos puedan responder a las demandas de un mundo fascinante y cambiante.

Fuente:

Profesores del siglo XX, Educando alumnos del siglo XXI

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