Según Enrique Escandon, director de Alameda International School, para un alumno sin dificultades académicas, «hacer deberes en vacaciones es como un castigo porque pensará que si ha hecho lo que tiene que hacer durante el curso, ¿por qué tengo que seguir haciendo tareas?»
Enrique Escandón, experto en Educación y director de Alameda International School, asegura que el año escolar que acaba de finalizar ha sido muy intenso y complejo debido fundamentalmente al peso de la mochila emocional de los alumnos después de los meses de confinamiento.
¿Han logrado concluir el curso reforzados por su flexibilidad y capacidad de hacer frente a la adversidad o, por el contrario, han tenido mayor desconexión de sus obligaciones educativas?
En general nos tenemos que quitar el sombrero con los alumnos. Sin duda, han salido reforzados. Emocionalmente hemos tenido altibajos porque nos hemos enfrentado a algo desconocido y hemos tenido que improvisar, y en educación a veces se nos da regular esta cuestión porque trabajamos bajo la planificación. Hay que recordar que el pasado septiembre nos cambiaron las reglas del juego para impartir las clases y en espacios diferentes, con profesores nuevos para cubrir los diferentes grupos… Hemos aprendido sobre la marcha y esa parte emocional nos ha costado más asumirla. Pero los alumnos han demostrado que tienen una valentía y fuerza enorme porque se han adaptado fenomenal a estos cambios y peticiones. No podemos decir que educativamente haya sido el mejor de los años, pero lo que hemos conseguido como sociedad, sí.
Han llegado las notas finales, ¿quién sufre más cuando hay un suspenso: los alumnos o los padres?
¡Cuantas veces he escuchado de un padre: «Es que me han suspendido!». Pero, no, quien suspende es el hijo. Extrapolamos como padres lo que les sucede a nuestros pequeños por ese vínculo emocional que nos puede. Tenemos que conseguir que sean ellos los que estudien, aprueben, suspendan. Y, por otro lado, debemos tener claro que el suspenso es simplemente un momento puntual que hay que aprovechar para decirles que hay que esforzarse más y analizar cómo hacerlo. No hay que magnificar un suspenso porque es una oportunidad de mejorar y aprender más. Hay alumnos que necesitan a veces ese parón para darse cuenta de que tienen que ponerle remedio. Pero el estudiante, no los padres, que suelen tener gran sensación de angustia, generan mayor tensión en casa y, al final, consiguen empeorar la situación.
¿Qué les dirías a esos padres que piensan que son ellos quienes han suspendido?
Sobre todo que relativicen, salvo que su hijo sea un alumno de Bachillerato o EVAU. Hay que valorar qué hemos hecho para que tengan esa calificación y qué se puede hacer para mejorar. A veces es cuestión de tiempos en el estudio; otras, de atención, de que los hijos son adolescentes con muchos cambios hormonales, corporarles y su concentración se dispersa muchísimo o su capacidad de dormir. Hay que entenderles y saber cómo motivarles.
Por cultura, en España nos focalizamos mucho en el error, en lo que hacen mal, mientras que en otras se potencian los aciertos, de manera que se fortalece la autoestima, la confianza. Por ello, relativicemos esa parcela en la que no van a brillar en su vida.
Desafortunadamente no hay un manual que nos diga cómo educar a un hijo. Debemos analizar su grupo de amigos, su personalidad, cómo es su centro educativo… Hay muchos aspectos. A los padres, un suspenso en verano nos sienta mal porque implica que hay que estudiar en vacaciones, lo que es complejo, pero hay que establecer prioridades.
¿Qué posibilidades tienen los padres de que su hijo adquiera durante el verano mayor interés por ciertas asignaturas y por el colegio cuando no es un buen estudiante?
Invitándoles a realizar todas esas actividades que les gustan y que no pueden hacer durante el año, como puede ser robótica. Hay que potenciar esa parte que les motiva para que el verano sea interesante para ellos y en el colegio desarrollen ciertas inquietudes y dirijan mejor su futuro.
¿Por qué hay tanto dilema cada año en si deben o no hacer deberes en verano?
Porque hay quienes pensamos que cuando vamos de vacaciones no nos gusta llevarnos trabajo para poder disfrutar de la familia, hacer cosas que no se puede durante el año… Tenemos 10 meses para trabajar mucho en clase y, en el mejor de los casos, los alumnos disponen de dos meses para descansar, de los cuales solo uno es para estar con sus padres. Ese mes debe ser para la familia, para estar juntos de viaje, ir al pueblo, tener tiempo de disfrute… porque ese tiempo de aprendizaje también es muy importante. Sin embargo, si estamos muy pendientes de esa mala nota, de ese repaso de matemáticas, se crea un ambiente en casa que no nos va a ayudar nada positivo.
Otro tema es qué hacemos con el otro mes. Si los resultados han sido buenos, los estudiantes pueden hacer mil actividades, desde campamentos a talleres donde se lo van a pasar bien. Lo que no podemos es tener a un niño o adolescente en casa y pretender que esté motivado con deberes. Es muy difícil. ¿Qué sentido educativo tiene acabar el curso, hacer el libro de deberes y entregarlo en septiembre, si tras hacerlo hay un mes en el que van a desconectar totalmente? Cuando llegue septiembre no se van a acordar de nada. Es una forma de cumplir con el expediente que pide el colegio, pero pedagógicamente, ¿ha mejorado tu hijo?, ¿ha afianzado conceptos en un mes de julio al que ha llegado cansado? Hay que medir muy bien esta herramienta pedagógica que está muy bien, pero quizá debería emplearse para realizarse en los últimos 15 días antes de empezar el colegio para que el alumno esté más cerca del inicio de curso. Quizá nos deberíamos centrar más en cómo cambiar las clases durante el curso que en cómo lograr que sigan conectados en el verano.
En un alumno sin dificultades hacer deberes en vacaciones lo veo más como un castigo porque pensará que «si he hecho lo que tengo que hacer durante el curso, ¿porqué tengo que seguir con tareas en el verano? Si se estandariza esta herramienta pierde su sentido.
Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-dialogos-familia-estar-pendientes-suspenso-repasos-crea-ambiente-casa-no-aporta-nada-positivo-202106290104_noticia.html