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La educación no puede esperar: ¿Cuáles son las condiciones e inversiones necesarias para un mejor futuro en América Latina y el Caribe?

CLADE

En el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la CLADE en alianza con otras organizaciones y países presenta a las autoridades los elementos habilitantes para la garantía del derecho humano la educación

“El derecho humano a la educación, como todos los derechos, es fundamentalmente, una cuestión de Estado. Son los Estados los llamados a garantizarlo. De ahí la centralidad de contar con sistemas públicos de educación robustos, accesibles, adaptables y aceptables. Sistemas habilitados para responder a las necesidades educativas y de aprendizaje de todos y todas, a lo largo de toda la vida”, dijo Nelsy Lizarazo, coordinadora general de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE), en su presentación durante el evento “La educación no puede esperar: Condiciones habilitantes e inversión para un mejor futuro en América Latina y el Caribe”.

Convocado por el Gobierno de República Dominicana, con el apoyo de la CLADE, UNICEF, UNESCO, CEPAL, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Ministerio de Educación de Chile, el Banco Mundial (BM), el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y la Fundación Varkey, el evento fue realizado este martes, 24 de septiembre, con el objetivo convocar a las altas autoridades de la región para consolidar y movilizar una posición común para la garantía de las condiciones habilitantes y estrategias de financiamiento que permitan una transformación sostenible de la educación pública, el logro de las metas educativas de la Agenda 2030, y con ello el avance hacia la garantía del derecho humano a la educación para todas y todos.

Cinco ejes para garantizar un financiamiento público sostenible para la educación

Según la coordinadora de la CLADE, para que el derecho humano a la educación sea garantizado a todas y todos en América Latina y el Caribe, es fundamental que haya un compromiso desde los Estados para un financiamiento público sostenible. Para ello, ella presentó cinco ejes fundamentales:

1. Adopción de reformas tributarias progresivas que prioricen la tributación directa a las grandes riquezas corporativas e individuales y disminuyan – y eliminen – la elusión y la evasión fiscal. “Este tipo de políticas podría generar de dos a cinco veces más fondos para la educación en la región y asegurar montos significativamente más altos por estudiante”.
2. Construcción de presupuestos transparentes y sensibles al género y a los grupos históricamente excluidos, así como mecanismos rigurosos de gestión y monitoreo basados en el cálculo de los insumos necesarios para alcanzar una educación de calidad. “Brasil cuenta desde hace dos décadas con la metodología Costo Alumno Calidad, probada, validada y legislada. Podemos aprender de esa experiencia y adaptarla a cada contexto nacional en la región”.
3. Fortalecimiento de la Plataforma Regional de Cooperación Fiscal, para acordar políticas regionales que favorezcan la reducción de la competencia fiscal entre los países y la eliminación de los flujos fiscales ilícitos. “[Para ello, es importante] apoyar y promover la Convención de Naciones Unidas sobre la Cooperación Tributaria Internacional, como mecanismo hacia una nueva arquitectura financiera global”.
4. Prevención de mecanismos innovadores de financiamiento de la educación que debiliten los sistemas públicos y lleven el endeudamiento de los Estados a niveles insostenibles.
5. Regulación de la participación del sector privado con fines de lucro en los sistemas educativos. “Tenemos suficiente evidencia para afirmar que el acelerado proceso de privatización genera mayor segregación y desigualdades”.

Nelsy Lizarazo durante su presentación: “Todo eso es posible. Necesitamos solo aprender del pasado, tener claridad sobre el futuro que queremos y acelerar el paso en el presente, implementando políticas robustas comprometidas con la realización de nuestros derechos”

Al finalizar su presentación, Nelsy Lizarazo reafirmó la importancia de una educación emancipadora y transformadora para cambiar las personas y el mundo. “Todo eso es posible. Necesitamos solo aprender del pasado, tener claridad sobre el futuro que queremos y acelerar el paso en el presente, implementando políticas robustas comprometidas con la realización de nuestros derechos. Ante los desafíos, ¡no retroceder! ¡Otro futuro es posible!”

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Importancia de la educación para combatir la desigualdad

Por teleSUR – Isbelia Farías

La desigualdad podría definirse como la condición en que las personas no acceden por igual a diferentes recursos y servicios, y se asocia con el género, las clases sociales, la religión, la etnia, entre otras.

La desigualdad social se concibe como una situación en la que los ciudadanos de un estado o diferentes países no tienen acceso a las mismas oportunidades.

La igualdad y la desigualdad son nociones que van de la mano y se refiere a la forma en la que distribuyen los bienes entre la población.

Son varios los factores que influyen en la desigualdad, incluyendo el patrimonio que se hereda o que se tiene acumulado, la educación, el contexto social y la salud. Las desigualdades se pueden medir y observar cuando hay individuos ricos y pobres en una misma nación.

Las nociones de igualdad y desigualdad se refieren a la manera en que se distribuye un bien entre una población.

La desigualdad se ha convertido en un tema de estudio para muchas áreas, tales como la sociología y la filosofía, ya que esta problemática está presente en muchas sociedades. A esta, se le considera como un problema social y no natural, aunque algunos autores enfatizan que se trata también de un hecho cultural e histórico.

En resumen, la desigualdad, podría definirse como una condición en la que las personas no tienen acceso por igual a diferentes recursos y servicios. De igual manera, la desigualdad social se puede asociar con el género, las clases sociales, la religión, la etnia, entre otras.

Por ello se dice que la desigualdad social toma una forma de opresión, pues, el sujeto queda oprimido de forma política, religiosa, económica y cultural.

De acuerdo con los debates sobre la pobreza, se pueden diferenciar varias perspectivas, tal como lo expone Federico Stezano, en su estudio para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

  1. Concebida la pobreza como una necesidad, relacionada con bienes y servicios.
  2. Pobreza como un estándar de vida, de quienes vive con más privaciones, que otras personas.
  3. La pobreza como una carencia en los recursos que se reciben en un hogar.
  4. Pobreza como violación y falta del ejercicio de los derechos económicos, culturales y sociales.

La desigualdad y la educación como medio para combatir la desigualdad

La desigualdad y la educación están vinculadas a nivel mundial. Sobre todo, en relación con la permanencia de los niños en los centros escolares. Además, esto también se ve afectado por el hecho de vivir en zonas urbanas o rurales.

Se dice que el fenómeno no es de forma natural, porque se deriva de una falta de políticas que incluyan la equidad en la educación como una forma de alcanzar la convivencia en ciudades más justas.

A nivel mundial, hay 258 millones de niños, niñas y adolescentes que se encuentran sin escolarizar. En los países en desarrollo, el número es mayor.

Sin embargo, la solución radica en la misma educación, pues sin ella. no es posible alcanzar el progreso ni el desarrollo de las naciones.

No se trata solo de proporcionar a todos los niños los mismos recursos, ya que algunos especialistas consideran que el problema es mucho más complejo y que los gobiernos deben avanzar para alcanzar la igualdad.

El proceso de alfabetización, por ejemplo, fomenta la confianza, el respeto hacia otras culturas y es una herramienta fundamental para el logro de los derechos económicos, sociales y civiles.

Sin una buena educación, las personas carecen de conocimientos o de los problemas a los que se enfrentan las comunidades y cómo solucionarlos, por lo que quedan vulnerables a la manipulación por parte de otros, al odio y a la violencia.

De igual manera es necesaria una buena educación para que todos conozcan sus derechos humanos y sepan cómo pueden hacerlos valer.

La carencia de educación también lleva hacia la pobreza, el desempleo, los problemas de salud y los actos delictivos.

El mundo también avanza a pasos vertiginosos y quienes carecen de educación no conocen sobre los avances tecnológicos, especialmente en países que no están desarrollados.

Quienes tienen menos conocimientos, también tienen menos conciencia sobre las emisiones nocivas y las crisis ambientales a las cuales se enfrentan los seres humanos y cómo disminuir los niveles de contaminación para vivir en un entorno más saludable.

En conclusión, la igualdad educativa es fundamental para abordar los desafíos, tanto a nivel nacional como internacional, el cambio climático y la desigualdad económica. Si los niños obtienen una buena educación, tendrán mejores trabajos, salarios más altos y una mejor calidad de vida, convirtiéndose en miembros productivos de la sociedad.

https://www.telesurtv.net/telesuragenda/importancia-educacion-combatir-desigualdad-20230821-0032.html

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El empleo decente va a seguir a la espera en América Latina

Con tres máquinas adquiridas con sumo esfuerzo, Cinthya Wipin se inició en la confección de prendas de vestir en el 2019, actividad que se truncó con el inicio de la pandemia. Ella forma parte de los trabajadores informales en Perú, que son 8 de cada 10, sin beneficios ni derechos laborales.

Las perspectivas a corto plazo de mejora del empleo no son optimistas en América Latina y el Caribe, región con 662 millones de habitantes donde el mercado laboral fue uno de los más golpeados durante la pandemia por la covid-19.

Durante el confinamiento se perdieron masivamente los puestos de trabajo, más de 30 millones de personas se quedaron sin sus fuentes de sustento, siendo las más afectadas las mujeres, cuya participación laboral en la región retrocedió 18 años.

Un informe conjunto de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), advirtió en diciembre de 2022 que pese a los avances en la reducción del desempleo en el primer semestre de dicho año, esta tendencia sería difícil de sostener.

Gerhard Reinecke, especialista principal en políticas de empleo de la oficina de la OIT en Santiago de Chile

“El contexto económico global se ha complicado bastante en los últimos meses y tiene un impacto en la dinámica mundial”, dijo a IPS mediante entrevista virtual Gerhard Reinecke, especialista principal en políticas de empleo de la oficina de la OIT en Santiago de Chile.

“Tenemos el menor crecimiento de China por la política de combate a la covid, estábamos acostumbrados a que crezca 7, 8, 9 % y ahora está en 3%; la guerra de Rusia contra Ucrania; y el contexto inflacionario que impacta sobre las perspectivas económicas del mundo y de la región latinoamericana”, agregó Reinecke, coautor del informe de OIT y Cepal, Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe, dinámica de productividad laboral.

Cepal proyectó que la desaceleración económica se acentuará en la región en 2023. Estima un crecimiento de 1,3%, porcentaje que limita el optimismo frente a la recuperación del empleo de calidad, tras los indicadores auspiciosos logrados en el primer semestre de 2022.

En ese período disminuyó la tasa de desocupación en los 16 países analizados en el estudio conjunto de OIT y Cepal, ubicándose en 7 %, porcentaje menor al de pre pandemia. Y se incrementó el trabajo asalariado con una mayor demanda en el sector industrial.

Los países que formaron parte del estudio fueron Argentina, Barbados, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Jamaica, México, Nicaragua, Paraguay, Perú, República Dominicana, Trinidad y Tabago y Uruguay.

Ocho de ellos mostraron un crecimiento de más de 4 % del empleo total con respecto al 2021: Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, México, Paraguay y Perú.

El difícil contexto global así como la menor inversión y crecimiento económico de los países, y el alza de la inflación, recortan las expectativas de sostener la recuperación del mercado laboral en la región y de superar el histórico problema de la informalidad, que hace perder derechos a la población trabajadora.

“Al corto plazo esas nubes siguen estando ahí, no se han despejado las perspectivas para un crecimiento tan dinámico como el que se requiere para dar un impulso fuerte a la creación de trabajo decente”, afirmó Reinecke, cientista político y economista de profesión, con más de 20 años de residencia en Chile.

Es difícil tener empleo con derechos

Cinthya Wipin, migrante en Lima de 36 años, proveniente de la ciudad nororiental peruana de Chachapoyas, es parte de los ocho de cada 10 trabajadores que se encuentran en la informalidad y sin gozar de sus derechos laborales en el país andino de 33 millones de habitantes.

Madre de un adolescente de 16 años y de mellizos de seis, decidió estudiar confecciones en 2018 para tener una mejor calidad de vida y garantizar la educación de sus hijos. Terminado su periodo de capacitación, con los ahorros de su labor de entonces como trabajadora del hogar y los de su esposo obrero de construcción civil, más un préstamo familiar, logró comprarse las máquinas necesarias para empezar su negocio.

“Una amiga me vendió su máquina Singer, es antigua pero buenota, es para coser. A una prima le compré su máquina recubridora, que es para hacer los acabados, y en plazos conseguí la remalladora, que es nueva. Y así fue como me inicié”, contó a IPS en su hogar ubicado en un barrio del distrito de San Juan de Miraflores, al sur de Lima.

No imaginó entonces que luego de tres meses se declararía la pandemia y el confinamiento que encerró a las familias en sus casas entre marzo y julio del 2020. “Yo no lo podía creer, había invertido todos mis ahorros, estaba endeudada y con las máquinas paradas… fue un momento desesperante”, recuerda.

A mediados del año decidió anunciar su servicio de confecciones a través del Facebook y le llegaron pedidos. Continúa así en la actualidad y ha logrado sanear sus deudas, pero necesitaría producir 300 poleras al mes para poder lograr ingresos que cubran sus costos de producción y obtener una rentabilidad suficiente para sostenerse y crecer.

“Tendría que generar unos 15000 soles al mes –unos 3900 dólares- para poder contratar a una persona y alquilar un local. Mi sueño es tener un taller, dar trabajo a otras mujeres y surgir haciendo lo que nos apasiona, porque a mí me encanta coser”, remarca.

Frente a sus máquinas, siente que se realiza.

“Mi esposo me dice para qué te esfuerzas tanto, por qué mejor no compras ropa al por mayor y lo vendes. No, le digo, yo misma quiero comprar la tela, trazarla, cortarla, remallar y hacer los acabados”, explica, refiriéndose al proceso de confección de las prendas.

Ella trabaja más de 12 horas al día realizando labores productivas y de cuidado: tres veces por semana es empleada de hogar; todos los días se hace cargo de la alimentación de su familia, en particular de los mellizos; y cada noche destina tiempo para atender los pedidos que le llegan de camisetas, buzos o poleras.

No es mucho, pero le permite mantenerse en actividad en su rubro y no verse absorbida por lo doméstico.

Con su extenuante jornada laboral logra el sustento diario y ahorrar un poco, pues cuenta con los ingresos que aporta su esposo. Pero no sabe lo que son vacaciones, seguridad social, compensación por tiempo de servicios o fondo de pensiones.

“Quién tiene trabajo estable en estos tiempos, unos poquitos serán. Yo siento que dependo solo de mí, de mi esfuerzo, no hay apoyo de las autoridades. Me animo pensando que de aquí a cinco años, cuando mis niños estén grandecitos y tenga más tiempo y un pequeño capital, podré hacer realidad mi sueño de ser una confeccionista que trabaja con otras mujeres”, dice con una sonrisa.

Desafíos para crear empleo formal

Reinecke indicó que la OIT plantea a los Estados estrategias integradas para las políticas orientadas a superar la informalidad, partiendo por las causas que la originan como es el tejido productivo.

“Hay muchas unidades productivas que son estructuralmente débiles y les cuesta asumir los costos de la formalidad; y falta también el conocimiento de cómo hacerlo”, dijo.

Se refirió también a la “informalidad oportunista” que ocurre cuando una empresa de 50 u 80 trabajadores decide tener 10 o 20 sin contrato, sin cobertura, sin cotización a la seguridad social.

“Según cual sea el segmento de informalidad, las medidas de política también son distintas”, precisó.

Añadió que es necesario ajustar los factores para el fomento productivo, que redunden en más recursos para poder asumir los costos de la formalidad. Y, a la vez, garantizar que la formalidad sea más atractiva, con beneficios evidentes, menores costos posibles y con información disponible para proceder.

“Entonces, los desafíos para seguir creciendo y seguir creando empleos formales, trabajos decentes, siguen ahí”, subrayó.

Fuente: https://ipsnoticias.net/2023/01/el-empleo-decente-va-a-seguir-a-la-espera-en-america-latina/

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América Latina registra más de 56 millones de personas con hambre

En América Latina y el Caribe el número de personas con hambre superó los 56 millones en 2021, debido al incremento del precio de los productos básicos y el aumento de la pobreza extrema, comunicaron este martes la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal),la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (WFP) en un informe conjunto.

“El número de personas en la región que padecen hambre aumentó en 13,2 millones, hasta llegar a 56,5 millones”, detalló el informe elaborado “en respuesta a la crisis alimentaria mundial”, y presentado por las tres instituciones de la ONU en Santiago, capital de Chile.

En paralelo, en 2021 la inseguridad alimentaria afectó al 40,6% de la población de la América Latina y el Caribe. Un total de 267,7 millones de personas se vieron afectadas; 62,5 millones más que en 2019.

Según el informe, “el aumento de la inflación de alimentos y de la pobreza extrema es uno de los factores que incrementan la inseguridad alimentaria y el hambre”.

La inflación de los alimentos “aumenta el riesgo de hambre” y el alza del precio internacional de los productos básicos, cuyo aumento promedio alcanzó un 11,7% en septiembre pasado, se traspasa a los consumidores, agregó el texto, informó la agencia de noticias AFP.

La Cepal y el WFP estiman que la incidencia de la pobreza extrema en la región aumentaría 0,2% en 2022 y podría alcanzar a las 81,8 millones de personas.

El informe también sostiene que las diversas crisis internacionales de los últimos 15 años, comprometieron el acceso de la región a los alimentos y a insumos claves como los fertilizantes para la agricultura regional.

“El hambre aumentó en la región en un 30% entre 2019 y 2021. La alta dependencia de laimportación de fertilizantes y la variación de los precios de los alimentos tiene un impacto negativo e inevitable en los medios de vida, principalmente de la población rural, y en el acceso a una dieta saludable”, dijo Mario Lubetkin, representante regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Lubetkin recomendó fortalecer los sistemas de protección social en las zonas rurales, particularmente orientados a agricultores familiares, y eliminar las restricciones al comercio internacional de alimentos y fertilizantes ya que serán medidas clave en el proceso de respuesta a la actual crisis.

Télam

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ONU advierte sobre rezago educativo en Latinoamérica para 2030

El informe de la UNESCO, la UNICEF y la CEPAL afirma que “la región está lejos de alcanzar” las metas para el 2030.

Organismos de Naciones Unidas advirtieron que si América Latina y el Caribe continúa con el ritmo actual no alcanzará las metas de educación planteadas en la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible.

El informe titulado «La encrucijada de la educación en América Latina y el Caribe. Informe regional de monitoreo ODS4-Educación 2030» aseguró que “la región está lejos de alcanzar las metas establecidas para 2030”.

El documento señala que esta previsión se basa teniendo en cuenta los resultados de las evaluaciones regionales que alertan sobre el estancamiento de los aprendizajes, “incluso sin considerar el impacto de la pandemia”.

De acuerdo con el estudio, el estancamiento se acrecentó con la crisis de la Covid-19, “que solo en 2020 implicó una contracción económica del 7,7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB)”.

En este sentido, se añade que “entre 2015 y 2019, el gasto educativo como porcentaje del gasto público total cayó del 16,1 por ciento al 15,4 por ciento en la región y, en relación al PIB, cayó del 4,5 por ciento al 4,3 por ciento”.

A pesar de que entre 2015 y 2020, la matrícula de la educación preprimaria se incrementó en 2,1 millones de niños y niñas, “desde el inicio de la pandemia, hemos observado como la primera infancia no ha sido priorizada”, apuntó la directora regional adjunta de UNICEF, Rada Noeva.

Por su parte, el director de la División de Desarrollo Social de la CEPAL, Alberto Arenas de Mesa, precisó que en 2019, 10,4 millones de niños, niñas y jóvenes estaban excluidos del acceso a la educación primaria y secundaria en la región, lo cual se vio agudizado con los efectos de la pandemia.

El texto elaborado por las oficinas regionales de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) alerta, además, sobre la disminución de la inversión pública en educación por 15 países latinoamericanos.

https://www.telesurtv.net/news/onu-america-latina-caribe-educacion-20220909-0018.html

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La CEPAL y el pensamiento económico crítico

Por: Juan J. Paz-y-Miño Cepeda

La CEPAL tuvo, desde su creación, una posición crítica frente a las realidades latinoamericanas.

El último número de El Trimestre Económico (Vol. 89, No. 353, enero-marzo, 2022 – https://bit.ly/3JSga9K), la afamada revista que publica el Fondo de Cultura Económica de México desde 1936, dedica sus artículos al pensamiento de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). Es una referencia de enorme importancia para la región y vale resaltar algunos aspectos de carácter histórico.

Hasta bien entrado el siglo XX, el ensayo de carácter politológico y positivista dominó en los estudios latinoamericanos, pero la ciencia social, como tal, prácticamente se desarrolló con el avance de este siglo y normalmente desde mediados del mismo, como puede seguirse en Teoría, acción social y desarrollo en América Latina (1976), de Solari, Franco y Jutkowitz. La economía fue la más pobre entre esas ciencias. Sin embargo, la creación de la CEPAL, en 1948, tuvo impacto decisivo para ese desarrollo y su primer Estudio Económico de América Latina (1948-1949) resultó pionero en la materia.

Abordó el progreso técnico en la región, apenas visible en buena parte de los países; también trató el comercio externo, e inauguró la visión sobre los desniveles en los términos del intercambio, una concepción que fue eje de los análisis cepalinos en años posteriores. Sin embargo, el Estudio se limitó a cuatro países: Argentina, Brasil, Chile y México. Buena parte de los países latinoamericanos carecían de información nacional con la que se podía contar para un análisis pormenorizado de todos. La mayoría tenía economías primario-exportadoras, predominaban las haciendas y las relaciones económicas precapitalistas. Los técnicos de la CEPAL que llegaron a Ecuador recibieron informaciones del Banco Central (BCE), pero además de una serie de personas que podían dar cuenta de las realidades nacionales, de modo que con todo ello prepararon el informe El Desarrollo Económico del Ecuador (1953), estudio igualmente pionero en el país. La lectura de ese detallado documento no solo proporciona el retrato de aquellos momentos, sino que reflexiona sobre el atraso y sus condiciones sociales, incluso desde perspectivas históricas. Naturalmente, resaltan los asuntos relativos a la economía agraria y sus productos, ya que Ecuador era uno de los más atrasados países latinoamericanos, todavía bajo dominio oligárquico-terrateniente.

Por cierto, desde la fundación del BCE (1927) se pudo contar con buenas estadísticas técnicamente elaboradas. Los miembros de la Misión Kemmerer (norteamericana), con quienes se fundó la institución, dejaron informes en los que queda en claro que el país carecía, hasta entonces, de estadísticas y estudios confiables. Un artículo del historiador Michael T. Hamerly (“Los informes ministeriales y registros oficiales del siglo XIX como fuentes cuantitativas”, 1977) demostró que los informes de los Ministros de Hacienda y otros, tuvieron siempre datos inseguros, desconfiables o variables. El “Boletín” del BCE de los primeros años contiene los primeros estudios realmente económicos, aunque en décadas posteriores se transformó en un documento casi exclusivamente monetario y con algunos datos macroeconómicos.

Con el impulso de la CEPAL se fundó en Ecuador la Junta Nacional de Planificación y Coordinación Económica (1954), que empezó a jugar un papel fundamental desde la década de 1960, pues se le encargó la elaboración de los planes de desarrollo. Sus estudios siguieron la rigurosidad y las ideas de la CEPAL. En 1979 se transformó en CONADE (Consejo Nacional de Desarrollo). En 1998 le reemplazó la Oficina de Planificación y en 2004 la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (SENPLADES). Sus archivos y biblioteca, tan importantes como patrimonio para la historia económica del país, estaban literalmente “abandonados” (en el edificio del Consejo Provincial de Pichincha) cuando pasaron, al menos por un tiempo, a la biblioteca de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, en Quito; pero luego salieron de allí. ¿Dónde se encuentra este repositorio del patrimonio nacional? Ese periplo tiene que ver con el giro económico del Ecuador, que desde León Febres Cordero (1984-1988) inició el abierto rumbo empresarial-neoliberal y dejó a un lado la importancia de la planificación, recuperada en la década progresista 2007-2017 y abandonada nuevamente desde 2017, cuando se reinicia el ciclo empresarial-neoliberal. Bajo los gobiernos neoliberales incluso las estadísticas se “transforman”: interesan solo ciertos datos macroeconómicos, pero las informaciones más “sensibles” (como las tributarias relativas a las elites) se ocultan y no son públicas, como sucede en Ecuador actual.

La CEPAL tuvo, desde su creación, una posición crítica frente a las realidades latinoamericanas. Era imposible que no sea de otra manera, ante mentes brillantes como las de sus fundadores. En las décadas finales del siglo XX su presencia teórica en la región retrocedió, pues dominó la ideología neoliberal. Sin embargo, la CEPAL, hoy bajo la Secretaría Ejecutiva de Alicia Bárcena, ha retomado su posición crítica y, sobre todo, tiene un peso significativo en las propuestas para edificar economías sociales en América Latina, pues sus estudios han demostrado las nefastas consecuencias que ha provocado el neoliberalismo en la región. Los artículos del Trimestre Económico destacan esta etapa cepalina, en la que se movilizan ricas concepciones sobre la igualdad, la equidad de género, los derechos, el medio ambiente, la protección social, la redistribución de la riqueza, la cultura de privilegios. Y se incluye al final el estudio “La periferia latinoamericana en el sistema global del capitalismo” de Raúl Prebisch (1901-1986) -quien fuera Secretario Ejecutivo de la entidad-, un texto que mantiene increíble actualidad.

Fuente: https://rebelion.org/la-cepal-y-el-pensamiento-economico-critico/

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Cepal: el 60% de mujeres trabajan en sectores de alto riesgo en América Latina y el Caribe

Nodal

La crisis sanitaria del Covid-19 ha perjudicado significativamente a todos los habitantes de América Latina y el Caribe, aunque especialmente al desarrollo de las mujeres y, por ende, a la igualdad de género.

En esta línea, durante de la Conferencia Regional sobre la Mujer, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) remarcó que en la región seis de cada diez mujeres labora en sectores que son de alto riesgo en el contexto de la pandemia.

El proceso de recuperación económica tampoco es prometedor en cuanto a la reposición de la mujer en el mercado laboral. Y es que, según señaló Raúl García Buchaca, secretario ejecutivo adjunto de la Comisión Económica, su participación a la justas llegaría a los niveles registrados en 2008.

“Se estima que solo los hombres volverán a los niveles previos a la crisis, mientras las mujeres apenas alcanzarían la participación laboral del 2008 (49,1%). Estaríamos aún en los niveles de hace 13 años”, puntualizó.

Parte de la explicación, prosiguió, se encuentra en que las estadísticas revelan también que son precisamente las mujeres quienes representan el mayor porcentaje en tasas de desempleo, informalidad, pobreza, trabajo doméstico y de cuidados en la región.

Mejores políticas

Considerando el complejo panorama, la CEPAL instó a todos los países de este lado del continente a poder trabajar en la promoción de políticas fiscales expansivas y un nuevo pacto fiscal que beneficie a las mujeres en el marco del Covid-19.

Asimismo, enfatizó en la necesidad de impulsar una economía del cuidado. Es decir, unir esfuerzos para la generación de empleos decentes en trabajos remunerados o no que se realizan en los hogares.

“La sociedad del cuidado debe ser el horizonte para una recuperación transformadora, sostenible y con igualdad de género”, dijo García.

Asimismo, María-Noel Vaez, directora regional de ONU Mujeres, solicitó además que “se pongan en marcha políticas públicas que faciliten el cumplimiento de los derechos humanos de las mujeres”.

Documento de trabajo

En la conferencia, CEPAL presentó el documento de trabajo “Hacia la sociedad del cuidado: los aportes de la Agenda Regional de Género en el marco del desarrollo sostenible”, con la finalidad de incentivar el establecimiento de justicia económica, climática y de género, así como una sociedad de cuidado.

Al respecto, se hace un llamado a priorizar la sostenibilidad de la vida y planeta; garantizar los derechos de los cuidadores y cuidados; contrarrestar la precarización de empleos en el sector de cuidados; y visibilizar el impacto positivo de la economía del cuidado en el bienestar y una recuperación sostenible e igualitaria.

“Desde ONU Mujeres, y desde la CEPAL, hemos estado insistiendo en políticas públicas que puedan responder a la crisis de los cuidados, labor que antes de la pandemia ya recaía de manera desproporcionada en las mujeres y cuya brecha se amplió”, resaltó Vaeza.

Cepal: el 60% de mujeres trabajan en sectores de alto riesgo en América Latina y el Caribe

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