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La IA descubre procesos biológicos que escapan al conocimiento humano

La Inteligencia Artificial puede descifrar el lenguaje de las proteínas que en ocasiones provoca enfermedades como el cáncer y procesos neurodegenerativos como el Alzheimer o el Parkinson: son procesos biológicos que escapan al conocimiento humano.

Científicos del St John’s College de la Universidad de Cambridge han descubierto que un grupo de potentes algoritmos pueden predecir el lenguaje biológico del cáncer y de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, según informan en un artículo publicado en PNAS.

Introdujeron en un modelo informático enormes cantidades de datos acumulados durante décadas de investigación, y comprobaron que la Inteligencia Artificial podía hacer descubrimientos más avanzados que los conseguidos por los seres humanos.

Observaron que poderosos algoritmos similares a los utilizados por Netflix, Amazon y Facebook pueden, no solo descifrar el lenguaje biológico que desencadena enfermedades cruciales para la vida humana, sino también indicar cómo corregir los errores gramaticales dentro de las células que causan enfermedades.

Comprobaron que la IA podía aprender por sí misma lo que la ciencia ha asimilado después de décadas de investigación, confirmando así que será capaz también de descubrir lo que todavía no sabemos del lenguaje de las proteínas que provoca enfermedades mortales en los seres humanos.

Tema relacionado: La Inteligencia Artificial y la nanotecnología revolucionan el universo biomolecular

Agregados y condensados de proteínas

Las proteínas regulan buena parte del funcionamiento de nuestro cuerpo humano y representan casi el 20 por ciento del peso de una persona. Aunque son constituyentes químicos fundamentales e imprescindibles de nuestro organismo, los científicos todavía no conocen la función de muchas de ellas.

Alzheimer, Parkinson y Huntington son tres de las enfermedades neurodegenerativas más comunes, pero los científicos creen que hay varios cientos de enfermedades más de este tipo vinculadas a procesos proteicos.

En la enfermedad de Alzheimer, que afecta a 50 millones de personas en todo el mundo, las proteínas se descolocan, forman grupos y destruyen las células nerviosas sanas. Un cerebro sano elimina eficazmente estas masas de proteínas potencialmente peligrosas, conocidas como agregados.

Si embargo, algunas proteínas descolocadas, ocasionalmente forman gotitas líquidas de proteínas, llamadas condensados biomoleculares, ​​que no tienen membrana y se fusionan libremente entre sí.

A diferencia de los agregados de proteínas, que son irreversibles, los condensados biomoleculares ​​de proteínas pueden deformarse y desencadenar enfermedades como el cáncer.

Imagen de microscopía de fluorescencia de los condensados de proteínas que se forman dentro de las células vivas. Crédito: Laboratorio Weitz, Universidad de Harvard.

La IA al rescate

Para estudiar a fondo el lenguaje de las proteínas, los investigadores programaron un sistema de IA basado en redes neuronales, formadas por grupos interconectados de nodos informáticos similares a la vasta red de neuronas presentes en un cerebro biológico.

La autora principal de esta investigación, Kadi Liis Saar, explica al respecto en un comunicado, “le pedimos específicamente que aprendiera el lenguaje de los condensados biomoleculares que cambian de forma (gotitas de proteínas que se encuentran en las células), que los científicos necesitan entender para descifrar el lenguaje de la función biológica y el mal funcionamiento que causa el cáncer y las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer».

Y añade: “alimentamos al algoritmo con todos los datos almacenados en las proteínas conocidas para que pudiera aprender y predecir el lenguaje de las proteínas de la misma manera que estos modelos informáticos aprenden sobre el lenguaje humano y cómo WhatsApp sabe cómo sugerir palabras para que las usemos.»

“Entonces pudimos preguntarle sobre la gramática específica que hace que solo algunas proteínas formen condensados ​​dentro de las células. Es un problema muy desafiante y desbloquearlo nos ayudará a aprender las reglas del lenguaje de la enfermedad», concluye.

Potencia tecnológica

A tenor de este desarrollo, los investigadores piensan que un mayor uso del aprendizaje automático podría revolucionar la investigación futura sobre el cáncer y las enfermedades neurodegenerativas.

Añaden que este eventual desarrollo puede conseguir descubrimientos más allá de lo que los científicos ya saben sobre las enfermedades y, potencialmente, incluso más allá de lo que el cerebro humano puede entender sin la ayuda del aprendizaje automático.

“El aprendizaje automático puede estar libre de las limitaciones de lo que los investigadores creen que son los objetivos de la exploración científica: eso significaría que se encontrarán nuevas conexiones que ni siquiera hemos concebido todavía. Es realmente muy emocionante», concluye Saar.

La red de IA desarrollada en este estudio se ha puesto a disposición de los investigadores de todo el mundo para permitir que más científicos trabajen en los avances que puede aportar.

Referencia

Learning the molecular grammar of protein condensates from sequence determinants and embeddings. Kadi L. Saar et al. PNAS April 13, 2021 118 (15) e2019053118. DOI:https://doi.org/10.1073/pnas.2019053118

Fuente: https://tendencias21.levante-emv.com/la-ia-descubre-procesos-biologicos-que-escapan-al-conocimiento-humano.html

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Mundo: ¿Cuál es el futuro de los chips cerebrales?

Mundo/02-08-2020/Autor: Daniel Casillas/Fuente: www.publimetro.co

Varias empresas están trabajando actualmente en implantes especiales que podrían ser utilizados para la investigación, el entretenimiento y para ayudar a las personas con discapacidad. Metro investigó qué esperar de la nueva tecnología.

Los implantes de chips para cuerpos humanos comenzaron a ganar popularidad en los últimos años. Y ahora se está considerando la posibilidad de insertarlos en el cerebro de las personas.

Mark Zuckerberg, cofundador de Facebook, también ha entrado en la carrera para desarrollar chips cerebrales que serán capaces de traducir los pensamientos en comandos para computadoras y otros dispositivos.

«Las interfases cerebro-chip (BCHI) son entidades híbridas en las que los chips y las células nerviosas establecen una estrecha interacción física que permite la transferencia de información en una o ambas direcciones», explicó en una investigación Stefano Vassanelli, jefe del laboratorio de Neurochips de la Universidad de Padua, Italia.

Una investigación llevada a cabo por científicos del Instituto Francis Crick (Reino Unido), la Universidad de Stanford (EE.UU.) y la UCL (Reino Unido) ha descubierto recientemente un nuevo método para registrar la actividad cerebral a través de un pequeño chip, que también es capaz de inyectar señales eléctricas en áreas precisas del cerebro.

«Esta será una herramienta extremadamente útil para toda la investigación en neurociencia donde los investigadores necesitan registrar desde un gran número de neuronas en los mamíferos. También permite estimular células que serán cruciales para interrogar cómo funcionan los circuitos neuronales», dijo a Metro Andreas Schaefer, líder del grupo en el laboratorio de neurofisiología del comportamiento del Instituto Francis Crick y profesor de neurociencia en la UCL.

Aunque esta tecnología podría tener un enorme potencial, existe la preocupación de que pueda ser demasiado invasiva e incluso peligrosa, ya que requiere cirugía. Los expertos reconocen que el procedimiento podría ser arriesgado, pero creen que los beneficios superan eso.

«Implantar los electrodos, por supuesto, viene con una cirugía riesgosa. Sin embargo, la tecnología quirúrgica para métodos similares está avanzada, y otros implantes se han utilizado en muchos pacientes anteriormente, por ejemplo, en la epilepsia. En muchos casos (parálisis, ceguera, sordera) los beneficios potenciales superan los riesgos», dijo Mihaly Kollo, investigador postdoctoral del laboratorio de neurofisiología del comportamiento de Crick y asociado principal de investigación en la UCL.

Aunque esta tecnología se encuentra todavía en sus primeras etapas y todavía tiene que superar algunos retos en torno a los riesgos asociados con la cirugía, se espera que en un futuro muy próximo sea asequible y se utilice para conectar el cerebro humano con las computadoras.

Kollo concluyó: «Con el tiempo, a medida que las técnicas quirúrgicas y de electrodos se perfeccionen, lo que ocurrirá en las próximas décadas, es probable que se extienda la posibilidad de ver los cerebros de las personas íntimamente conectados a las computadoras. Mientras tanto, podemos ayudar a muchas, muchas personas con discapacidades graves».

Fuente e Imagen: https://www.publimetro.co/co/noticias/2020/07/30/futuro-los-chips-cerebrales.html

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El cerebro humano es irreemplazable

Nuestro cerebro está adaptándose permanentemente al contexto, generando nuevas conexiones. Es así que se modifica con cada nuevo aprendizaje. Esta plasticidad, la capacidad de adaptarse ante cada experiencia, ocurre hasta el último día de nuestra vida.

Cuando hablamos de educación nos referimos a cuestiones ligadas a la identidad, los propósitos, al desarrollo de la curiosidad, de una mente abierta sin prejuicios, a la movilización de nuestros recursos cognitivos, sociales y emocionales para tomar acción. Y esto es nuestra más eficaz arma ante la mayor amenaza de nuestro tiempo: la ignorancia, las mentes cerradas, los sesgos, prejuicios, el odio, la falta de empatía y el miedo.

Es por todo eso que cuando pensamos la educación en las instituciones escolares, debemos trabajar en potenciar aquellas habilidades que nos hacen humanos, aquello que la tecnología no puede –y difícilmente pueda algún día- imitar o reemplazar: las emociones, las habilidades sociales, la creatividad, la intuición, la empatía.

Las máquinas pueden ser “más inteligentes” que nosotros en muchos aspectos, pero nunca lo van a ser en habilidades como la compasión, en imaginar qué piensa el otro y en entender que ese otro piensa diferente a nosotros, en sentir la alegría o el dolor ajeno.

Tampoco tendrán la flexibilidad cognitiva que nos permite adaptarnos a entornos cambiantes. Las computadoras podrán reemplazarnos en tareas mecánicas o en determinados cálculos matemáticos, pero nada podrá sustituir el valor del vínculo y la interacción entre quienes aprenden y quienes enseñan porque existe un componente social y emocional muy fuerte ligado a cómo procesamos la información, a cómo memorizamos, a cómo aprendemos. La inteligencia colectiva, potenciar nuestras habilidades al trabajar en equipo, es otra fortaleza que nos diferencia de las computadoras.

Por eso, cuando hablamos de educación, es importante precisar el foco: en lugar de evaluar lo que los y las estudiantes pueden simplemente reproducir, debemos trabajar sobre lo que pueden extrapolar de lo que aprenden, aplicando el conocimiento a distintos escenarios y situaciones.

Es responsabilidad de quienes enseñamos, “amigarnos” con la tecnología, no demonizarla. El futuro será complementar la inteligencia artificial con las habilidades cognitivas, sociales, emocionales y los valores de los seres humanos.

Las tecnologías nos plantean y seguirán planteando ciertos debates éticos que es necesario dar. Respecto de esto, los humanos también seremos irremplazables.

La ética de una sociedad no surge de fórmulas algorítmicas, requiere información, conocimiento y pensamiento crítico aplicado a los contextos específicos. Estas habilidades son también las mejores herramientas para luchar contra uno de los grandes perjuicios de nuestro tiempo: las noticias falsas y la posverdad.

Asimismo, el contexto es un factor fundamental en nuestro desarrollo. En consecuencia, necesitamos generar un ambiente creativo para lograr ser sociedades basadas en el conocimiento en las que nuestras capacidades sean potenciadas.

Para que todo esto ocurra, es esencial sentar las bases para poder aprender (tanto dentro como fuera de la escuela). Pensar la educación como la mayor herramienta para la lucha contra las desigualdades implica pensar mucho más allá del sistema educativo.

Que debemos pensar y transformar nuestro sistema educativo es indiscutible. A pesar del esfuerzo cotidiano de docentes y trabajadores de la educación, la escuela actual no prepara a los estudiantes para un mundo dominado por las ideas, la creatividad y la innovación. Pero además, en América Latina, aun si reformáramos el sistema educativo y lográramos el mejor del mundo, si no aseguramos las condiciones para que los chicos y las chicas efectivamente aprendan, seguiremos en problemas. Para que se pueda enseñar y aprender es necesario lograr un mínimo indispensable de bienestar y equidad social.

Los resultados de las últimas pruebas PISA en nuestro país dan cuenta no solo de un nivel de rendimiento alarmantemente bajo, sino también de grandes desigualdades en el acceso a la educación de calidad.

Sabemos que el verdadero desarrollo se logra a través de la inversión en innovación educativa y la búsqueda de aprendizajes significativos e integrales para todos. No puede ser a la inversa. Es urgente devolverle a la educación su valor social transformador. Si queremos de verdad una Nación que se desarrolle de manera sostenida e igualitaria es fundamental garantizar educación de calidad para todos los niños y niñas y adolescentes.

En momentos difíciles como el que estamos atravesando las innovaciones educativas no son opcionales ni son un lujo: son claves para avanzar en justicia social, romper los círculos viciosos de crisis y encaminarnos hacia el desarrollo verdadero y sustentable. Debemos recuperar ese sueño colectivo, ese valor de la educación con el que muchos de nosotros crecimos.

Las máquinas tampoco podrán soñar ese futuro mejor para nosotros y nuestros hijos. Nuestra creatividad y nuestras herramientas cognitivas son los recursos más valiosos para pensar soluciones a largo plazo a los recurrentes problemas y construir finalmente la Argentina que queremos ser.

Fuente del artículo: https://www.clarin.com/opinion/cerebro-humano-irreemplazable_0_xX5k6VHJ.html

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El cerebro puede reconfigurarse para evolucionar

Por: Semana Educación.

Julia Harper, doctora en psicología y experta en neuroplasticidad, participará de la sexta edición de la Cumbre Líderes por la Educación, el 18 y 19 de septiembre en Bogotá. Semana Educación habló con ella sobre esta disciplina y sus aportes a la educación, en especial en ambientes traumáticos.

Semana Educación: ¿Qué es la neuroplasticidad y cómo funciona?

Julia Harper: La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro para cambiar, para reconfigurarse. Funciona al permitirnos crear nuevas conexiones en nuestros cerebros. Gracias a la neuroplasticidad podemos aprender cosas nuevas; romper viejos hábitos no deseados y crear nuevos más positivos; cambiar el comportamiento y mejorar el funcionamiento del cerebro.

S.E.: ¿Cuáles son los límites del cerebro humano?

J.H.: Si la estructura del cerebro está intacta y no hay daño evidente, se puede modificar el cerebro para adquirir y aprender nuevas habilidades y comportamientos.

S.E.: En una sociedad como la colombiana, que ha sufrido durante muchos años altos niveles de violencia, ¿cuál es el aporte de la neuroplasticidad?

J.H.: La neuroplasticidad está disponible tanto para la regeneración anatómica de las neuronas como para la reestructuración de la mente con la psicología. Con respecto al trauma que podría provenir de años de exposición a la violencia, podemos usar el concepto de neuroplasticidad para reconectar la mente y crear nuevas rutas cerebrales que permitan el desarrollo de nuevos estados mentales y emocionales.

S.E.: ¿Cómo pueden los maestros usar la neuroplasticidad para ayudar a sus estudiantes a obtener su máximo potencial?

J.H.: La neuroplasticidad está en el corazón de todo aprendizaje. Para adquirir nuevos conocimientos sobre cualquier tema, el cerebro tiene que crear nuevas rutas neuronales y hacer nuevas conexiones. Es importante que los maestros comprendan el poder de la neuroplasticidad para que puedan usarla y que el aprendizaje sea más eficiente para los estudiantes.

S.E.: ¿Hay actividades diarias que se puedan realizar para que todas las partes del cerebro funcionen bien?

J.H.: El 80 por ciento de las funciones cerebrales ocurren subcorticalmente, en las estructuras debajo de la corteza. Estas áreas del cerebro se estimulan mediante actividad y movimiento, especialmente movimientos antigravedad. Los estiramientos, yoga, caminar, correr, ejercicios de fuerza y la natación son solo algunos ejemplos.

Fomentar el movimiento durante todo el día es especialmente favorable para la función cerebral, ya que estimulamos las estructuras subcorticales. Esto además apoya el otro 20 por ciento de las estructuras corticales al enviarles más poder para un mayor enfoque y claridad. Cuando estamos inactivos y el aprendizaje es principalmente visual y auditivo, solo estimulamos un área muy limitada del cerebro.

Le puede interesar: “La educación es un derecho que habilita otros derechos para los migrantes”

S.E.: ¿Qué papel juega la familia y el entorno durante el proceso de neuroplasticidad?

J.H.: Si bien el cerebro puede reconectarse y es moldeable a lo largo de la vida, es fundamental que el entorno participe y facilite el uso de las nuevas conexiones cerebrales para que sea funcional. Por ejemplo, al usar la neuroplasticidad para dejar el alcohol, la persona necesita un entorno que respalde esa nueva habilidad. Por lo tanto, parte de estabilizar la nueva vía cerebral es evitar entornos en los que se fomente el consumo de alcohol, como los bares.

S.E.: ¿Por qué la educación es la oportunidad que hace todo posible?

J.H.: A menudo digo que no podemos cambiar lo que no podemos ver. En otras palabras, debemos poder «ver» o tomar conciencia de lo que no conocemos para poder acceder al cambio. La educación ofrece la oportunidad de aprender a vernos a nosotros mismos y a los demás; nos permite aprender sobre el mundo y cómo encajamos en él.

Sin educación no hay posibilidad de cambio, estaríamos atrapados en viejos patrones y viejas formas de hacer las cosas. Eso es lo opuesto a la neuroplasticidad, que dice que el cambio es posible. Eso es lo contrario de la evolución. La educación es nuestra oportunidad de cambiarnos a nosotros mismos y cambiar nuestro mundo.

*Julia Harper, junto a más de 60 expertos nacional e internacionales, participarán de la Cumbre Líderes por la Educación, que se realizará en el Centro de Convenciones Ágora el 18 y 19 de septiembre. Conozca más del evento y adquiera sus boletas en www.cumbrelideresporlaeducacion.com

Fuente de la entrevista: https://www.semana.com/educacion/articulo/el-cerebro-puede-reconfigurarse/630422
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Entrevista a Julia Harper, doctora en psicología y experta en neuroplasticidad: «El cerebro puede reconfigurarse para evolucionar»

Entrevista/12 Septiembre 2019/Autor y fuente: Semana Educación

Julia Harper, doctora en psicología y experta en neuroplasticidad, participará de la sexta edición de la Cumbre Líderes por la Educación, el 18 y 19 de septiembre en Bogotá. Semana Educación habló con ella sobre esta disciplina y sus aportes a la educación, en especial en ambientes traumáticos.

Semana Educación: ¿Qué es la neuroplasticidad y cómo funciona?

Julia Harper: La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro para cambiar, para reconfigurarse. Funciona al permitirnos crear nuevas conexiones en nuestros cerebros. Gracias a la neuroplasticidad podemos aprender cosas nuevas; romper viejos hábitos no deseados y crear nuevos más positivos; cambiar el comportamiento y mejorar el funcionamiento del cerebro.

S.E.: ¿Cuáles son los límites del cerebro humano?

J.H.: Si la estructura del cerebro está intacta y no hay daño evidente, se puede modificar el cerebro para adquirir y aprender nuevas habilidades y comportamientos.

S.E.: En una sociedad como la colombiana, que ha sufrido durante muchos años altos niveles de violencia, ¿cuál es el aporte de la neuroplasticidad?

J.H.: La neuroplasticidad está disponible tanto para la regeneración anatómica de las neuronas como para la reestructuración de la mente con la psicología. Con respecto al trauma que podría provenir de años de exposición a la violencia, podemos usar el concepto de neuroplasticidad para reconectar la mente y crear nuevas rutas cerebrales que permitan el desarrollo de nuevos estados mentales y emocionales.

S.E.: ¿Cómo pueden los maestros usar la neuroplasticidad para ayudar a sus estudiantes a obtener su máximo potencial?

J.H.: La neuroplasticidad está en el corazón de todo aprendizaje. Para adquirir nuevos conocimientos sobre cualquier tema, el cerebro tiene que crear nuevas rutas neuronales y hacer nuevas conexiones. Es importante que los maestros comprendan el poder de la neuroplasticidad para que puedan usarla y que el aprendizaje sea más eficiente para los estudiantes.

 

S.E.: ¿Hay actividades diarias que se puedan realizar para que todas las partes del cerebro funcionen bien?

J.H.: El 80 por ciento de las funciones cerebrales ocurren subcorticalmente, en las estructuras debajo de la corteza. Estas áreas del cerebro se estimulan mediante actividad y movimiento, especialmente movimientos antigravedad. Los estiramientos, yoga, caminar, correr, ejercicios de fuerza y la natación son solo algunos ejemplos.

Fomentar el movimiento durante todo el día es especialmente favorable para la función cerebral, ya que estimulamos las estructuras subcorticales. Esto además apoya el otro 20 por ciento de las estructuras corticales al enviarles más poder para un mayor enfoque y claridad. Cuando estamos inactivos y el aprendizaje es principalmente visual y auditivo, solo estimulamos un área muy limitada del cerebro.

S.E.: ¿Qué papel juega la familia y el entorno durante el proceso de neuroplasticidad?

J.H.: Si bien el cerebro puede reconectarse y es moldeable a lo largo de la vida, es fundamental que el entorno participe y facilite el uso de las nuevas conexiones cerebrales para que sea funcional. Por ejemplo, al usar la neuroplasticidad para dejar el alcohol, la persona necesita un entorno que respalde esa nueva habilidad. Por lo tanto, parte de estabilizar la nueva vía cerebral es evitar entornos en los que se fomente el consumo de alcohol, como los bares.

S.E.: ¿Por qué la educación es la oportunidad que hace todo posible?

J.H.: A menudo digo que no podemos cambiar lo que no podemos ver. En otras palabras, debemos poder «ver» o tomar conciencia de lo que no conocemos para poder acceder al cambio. La educación ofrece la oportunidad de aprender a vernos a nosotros mismos y a los demás; nos permite aprender sobre el mundo y cómo encajamos en él.

Sin educación no hay posibilidad de cambio, estaríamos atrapados en viejos patrones y viejas formas de hacer las cosas. Eso es lo opuesto a la neuroplasticidad, que dice que el cambio es posible. Eso es lo contrario de la evolución. La educación es nuestra oportunidad de cambiarnos a nosotros mismos y cambiar nuestro mundo.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/el-cerebro-puede-reconfigurarse/630422

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Conversaciones infantiles que evitan catástrofes

Por: Florencia López Boo

Las habilidades lingüísticas que se cimentan en la primera infancia están influidas por la cantidad de charlas entre padres e hijos

Hay palabras que son capaces de generar catástrofes. Pero, para Betty Hart y Todd Risley la catástrofe temprana venía dada por la ausencia de ellas, de 30 millones de palabras, para ser exactos. Estos investigadores norteamericanos encontraron que a los tres años, un niño de un entorno socioeconómico bajo ha oído 30 millones menos que un niño de un entorno alto. Y esa diferencia en la exposición al lenguaje en una etapa tan fundamental como son los primeros años de vida está detrás de muchos problemas posteriores: diferencias en los resultados de las pruebas de vocabulario, en el desarrollo del lenguaje y en la comprensión lectora.

Durante más de 20 años, esta teoría, no exenta de controversia, ha traído de cabeza a muchos expertos que veían como, a pesar de los esfuerzos, la brecha seguía sin cerrarse. Posteriores réplicas han puesto de manifiesto que dos décadas después los resultados no respaldan las tesis iniciales, que sostenían que un 85% de las palabras que los niños aprenden provienen del vocabulario de sus padres y de lo que escuchan en casa. El excluir otros entornos verbales procedentes de sus múltiples cuidadores o las conversaciones indirectas con los niños subestiman de forma desproporcionada las palabras a las que los pequeños de bajos ingresos están expuestos.

A pesar de las numerosas investigaciones que relacionan la exposición del lenguaje de los niños con sus habilidades lingüísticas, se sabe poco de los mecanismos neurológicos que subyacen. Un estudio esclarecedor del prestigioso Massachusetts Institute of Technology (MIT), si bien coincide en que un nivel socioeconómico más alto se corresponde con una mayor experiencia lingüística y con más habilidades verbales, ha encontrado que no es el número total de palabras a las que están expuestos los niños lo que explica esos resultados, sino el número de conversaciones entre niños y adultos.

Tras grabar y evaluar las conversaciones que los niños tenían con sus padres y utilizar una Imagen por resonancia magnética funcional (IRMf) en la que los pequeños de entre cuatro y seis años escuchaban historias, los investigadores encontraron que aquellos que habían sostenido más charlas con adultos presentaban un área de broca (la parte del cerebro involucrada en la producción y procesamiento del lenguaje) mucho más activa. Y ello se daba con independencia de los niveles de ingresos de los padres, del coeficiente intelectual del niño o del número de palabras que conociera.

Este estudio proporciona la primera evidencia de que las conversaciones entre padres e hijos están asociadas con el desarrollo del cerebro de los niños más allá de los ingresos de su hogar. Es decir, que los progenitores (y las conversaciones que mantienen con su prole) tienen el potencial de influir en el crecimiento biológico del cerebro de los menores. Pero conversar con los hijos no significa hablar a los hijos. Implica una relación de ida y vuelta en la que se producen intercambios entre las partes participantes que son críticas para el desarrollo del lenguaje.

El cerebro humano es particularmente flexible en los primeros años de vida. Sin embargo, a medida que el niño crece y se desarrollan y refinan sus conexiones neurológicas, parte de esa flexibilidad se pierde, lo que hace más difícil (y costoso) compensar deficiencias iniciales. Los retrasos en la primera infancia aumentan con la edad y se traducen en brechas en el coeficiente intelectual y en el aprovechamiento escolar a los seis y ocho años. Charlar con los hijos a diario desde el momento de su nacimiento, conversar con ellos y no hablarles, contribuye a la profundización de las conexiones neurológicas que redundan en un aumento de las habilidades lingüísticas. Profundizar en esas relaciones es fundamental para el diseño de intervenciones y estrategias de políticas públicas en la primera infancia para que no lleguemos tarde y consigamos erradicar la catástrofe temprana.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/07/29/planeta_futuro/1564414400_673004.html

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La Estimulación temprana en la infancia: Una tarea relevante y necesaria para el desarrollo integral

Por Eduardo Sandoval Obando

El cerebro humano es un órgano tremendamente complejo y eficiente, capaz de interpretar patrones dinámicos de comportamiento, procesar información y simultáneamente, coordinar múltiples funciones, tareas y actividades. Esta enorme capacidad para operar y funcionar de manera auto-organizada, le permite al ser humano responder cotidianamente a los múltiples desafíos que le demanda su entorno.

Prueba de ello, es que desde el punto de vista socio-cognitivo, existen numerosos estudios (Sandoval-Obando, 2014a; 2014b; Moreno y López de Maturana, 2015; Calvo, 2016) en los que es posible observar que la propensión a aprender fluye de manera multidireccional y polifacética en los niños y niñas, siendo capaces de elaborar hipótesis complejas acerca del mundo, y al mismo tiempo, dejándose llevar por la curiosidad y la exploración, la observación y la despreocupación del error, la creatividad (Sandoval-Obando, 2018) y el juego. Es decir, estarían dotados de un enorme repertorio cognitivo y una alta apertura hacia el aprendizaje.

Sin embargo, y paradójicamente estas potencialidades cognitivas experimentarían un progresivo anquilosamiento (Sandoval-Obando, 2012), como resultado de una lógica escolar centrada en los resultados y que tiende a reproducir invariablemente prácticas pedagógicas monótonas y rígidas, muchas veces ancladas en planes y programas absolutamente desconectados de los saberes y experiencias previas acumuladas en los ambientes de origen del alumnado. Así, la práctica educativa formal, da paso a una acción generalmente institucionalizada desde el nivel central, con base en un currículum rígidamente establecido e interiorizado por el docente, en la cual, según Rogers (2004), “el aprendiz cede su autonomía, se inscribe en un programa y acepta la disciplina impuesta externamente de éste”. Esta realidad se agrava cuando nuestros niños ostentan una de las peores cifras del mundo en términos de salud mental, experimentando altos índices de obesidad, Ansiedad, depresión, hiperactividad y conductas agresivas.

A propósito de lo anterior, conviene preguntarnos y reflexionar en torno a las siguientes interrogantes ¿Cuál es la importancia de la estimulación temprana en los niñ@s? ¿Cómo impacta el buen trato en la primera infancia, desde el punto de vista cognitivo? ¿De qué manera podemos construir ambientes de aprendizaje activos y atractivos para nuestros niños y niñas en América Latina y el Caribe? Al respecto, es posible señalar que la estimulación temprana (ET) se entiende como aquel conjunto de acciones sistemáticas, intencionales y deliberadas que favorecen el desarrollo armónico del ser humano durante sus primeros años de vida (Tamayo, 2000), estimulándolo cognitiva y emocionalmente para despertar al máximo sus potencialidades y capacidades sensoriales, motrices, relacionales, etc. Esta intervención beneficia significativamente a los niños y niñas, ampliando sus estructuras cognitivas y favoreciendo su adaptación a un entorno altamente dinámico y exigente. Más aún, la experiencia clínica educativa acumulada, nos ha permitido observar en contextos de protección y Justicia Juvenil Chilenos, que los niños estimulados desde su nacimiento despliegan un mayor desarrollo orgánico y funcional en su sistema nervioso, además de un equilibrio adecuado en su crecimiento físico, cognitivo y emocional, a diferencia de aquellos menores situados en ambientes deprivados socio-culturalmente (caracterizados por la pobreza, inestabilidad familiar, maltrato; estilos de apego ambivalente o desorganizado; estrés psicosocial, deserción escolar, etc.) quienes, ante una persona desconocida no hablan, tienen miedos y estallan en llanto, incidiendo significativamente en sus potencialidades educativas futuras. Además, muestran una disminución del peso y talla, una propensión marcada a las enfermedades, dificultades en la atención y la concentración, pobreza intelectual (Raczynski, 2010).

Por ello, sólo en la medida en que la institución escolar pueda repensar y tensionar las prácticas socio-pedagógicas que la sustentan así como la creciente estandarización del aprendizaje, podrá valorar y reconocer los múltiples talentos y experiencias que cotidianamente construye el alumnado en tiempos y espacios diversos, superando con creces los límites definidos por la formalidad de la escuela.

Estas reflexiones nos invitan a la configuración de pautas y dinámicas relacionales desafiantes, activas y lúdicas de las figuras de apoyo (padres, madres, educadores, etc.) que posee un educando en sus contextos de origen, para aprovechar los periodos críticos del ciclo vital. Al mismo tiempo, recalca la importancia de construir y proponer investigaciones multidisciplinarias en el campo de las Ciencias Sociales y Humanas, en donde se proponga una reforma epistemológica de la escuela así como el diseño de Políticas Públicas que protejan y resguarden transversalmente los derechos de la infancia en América Latina y el Caribe. Tal vez de esta forma, se fomentará el buen trato y la disciplina positiva, los estilos de vida saludable y las oportunidades que brinda la estimulación temprana, potenciando en definitiva, la propensión a aprender de nuestros niñ@s; transformando la institución escolar en un espacio y tiempo en el que todos y todas tenga cabida; fomentando la estimulación de la libertad, la confianza, la creatividad, la curiosidad y el aprendizaje practico.

 

Referencias

Calvo, C. (2016). Del Mapa Escolar al Territorio Educativo. Disoñando la Escuela desde la Educación (4° Edición). La Serena: Nueva Mirada.

González, C. (2007). The Early Stimulation Programs from the Teacher’s Perspective. Liberabit, 13(13), 19-27.

Moreno, A. y López de Maturana, S. (2015). Ambientes Educativos Escolares: Una Investigación sobre la Propensión a Aprender en Jardines Infantiles Chilenos. Estudios Pedagógicos, 41(especial), 169-180.

Raczynski, D. (2010). Política de Infancia Temprana en Chile: Condicionantes del Desarrollo de los Niños. En Foco, 77, 1-24. Recuperado de http://expansiva.cl/media/en_foco/documentos/19062006104331.pdf

Rogers, A. (2004). Looking Again at Non-formal and Informal Education. Towards a New Paradigm. Recuperado de http://www.infed.org/biblio/non_formal_paradigm.htm

Sandoval, E. (2018, Agosto 12). La Creatividad ¿Un Factor Ausente en el Sistema Escolar Chileno? El Mostrador. Recuperado de http://m.elmostrador.cl/noticias/opinion/2018/08/12/la-creatividad-un-factor-ausente-en-el-sistema-escolar-chileno/  DOI: 10.13140/RG.2.2.35847.29602

Sandoval-Obando, E. (2014a). Posibilidades Educativas del Adolescente Infractor de la Ley: Desafíos y Proyecciones a partir de su Propensión a Aprender. Psicología Educativa, 20(1), 39 – 46.

Sandoval-Obando, E. (2014b). Propensión a Aprender de los Adolescentes Infractores de Ley: Reflexiones desde el Enfoque Biográfico. Polis, 13 (37), 251-273.

Sandoval-Obando, E. (2012). Construcción Socio-histórica de la Propensión a Aprender de los Adolescentes Infractores de Ley. Tesis de Magíster en Educación, Mención Políticas y Gestión Educativa. Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Austral de Chile. Recuperado de http://cybertesis.uach.cl/tesis/uach/2012/egs218c/doc/egs218c.pdf

Tamayo, R. (2000). Estimulación Temprana en el niño pequeño. Recuperado de http://www.neurorehabilitacion.com/estimulacion_temprana.htm#

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