Por: CORDIS
Nueva Zelanda es la zona más reconocible del continente de Zelandia, sumergido en el suroeste del Pacífico, pero en su masa no sumergida también se halla un grupo de islas recónditas. Este continente nunca se había considerado parte del continente australiano (aunque Australia, Nueva Zelanda y las islas del suroeste del Pacífico se suelen agrupar bajo el término de Oceanía o Australasia) y los autores del artículo argumentan que deberían clasificarse como parte de un continente adicional completamente nuevo.
De hecho será el más pequeño de todos si la comunidad científica acuerda que Zelandia sea un nuevo continente (el sexto o, según el país, el séptimo o el octavo, pues en otros sistemas educativos se enseña que Europa y Asia y América del Norte y del Sur son continentes separados).
Zelandia abarca cerca de cinco millones de kilómetros cuadrados, casi como el subcontinente indio o la mitad del tamaño de Estados Unidos o Canadá, pero solo un 5 % está ubicado sobre el agua. En concreto, abarca Nueva Zelanda, Nueva Caledonia, la isla Norfolk, el grupo de islas Lord Howe y los arrecifes Elizabeth y Middleton. Todas estas islas están habitadas, con la excepción de los arrecifes.
Nueva Zelanda está situada a 2 500 kilómetros de su vecino Australia, pero Zelandia está mucho más cerca, si bien no unida, a la costa nororiental australiana. Su punto más occidental está a unos pocos cientos de kilómetros de Queensland y se considera que se separó de Gondwana —la enorme masa de tierra que en el pasado incluyó Australia— y se hundió en el Pacífico hace entre sesenta y ochenta y cinco millones de años.
En el estudio se explican los cuatro criterios que deben cumplirse para considerar continente a una masa terrestre. El primero es una elevación alta en relación a las regiones tapizadas por la corteza oceánica. El segundo es una amplia gama de rocas ígneas, metamórficas y sedimentarias. El tercero, la presencia de una corteza gruesa y una velocidad sísmica baja. Y, por último, unos límites bien definidos en torno a una zona lo suficientemente amplia como para considerarse continente y no un microcontinente ni un fragmento continental.
El equipo de investigación afirmó que Zelandia cumple con los tres primeros criterios y presenta unos límites bien definidos para una masa terrestre grande de 4,9 millones de kilómetros cuadrados, mereciendo por tanto la etiqueta de continente.
«Se trata de una gran masa de terreno, aunque se encuentre sumergido», comentó Nick Mortimer, geólogo neozelandés y coautor del estudio. También afirmó que él y otros investigadores comenzaron a desentrañar el continente sumergido tras la publicación en 2002 de un mapa batimétrico. «A partir de ese momento quedó claro; el mapa se convirtió en nuestra hoja de ruta, y nos dedicamos a sacar tantas rocas de cada rincón de Zelanda como nos fue posible para demostrar su definición geológica».
Si bien la noticia resulta interesante para los geólogos, la confirmación de Zelandia como un continente aparte no tiene consecuencia alguna para el equilibrio geopolítico de la región. Nueva Zelanda, por ejemplo, no podría realizar reivindicaciones territoriales nuevas debido a que las fronteras marítimas de la región se establecieron hace mucho tiempo.
Zelandia tampoco se señalará en los nuevos mapas mundiales durante bastante tiempo. Aun así, Mortimer se muestra optimista: «Que Zelandia se haga con un hueco en la cultura popular y en los mapas es toda la validación que necesitamos».