El neoliberalismo necesita la militarización

El neoliberalismo necesita la militarización

Emir Sader

En el estado liberal clásico, las FFAA tenían la función de garantizar la soberanía nacional, proteger sus fronteras y liderar posibles guerras contra otros países. La representación política estaba reservada para los partidos.

Pero, con el tiempo, la FFAA se han convertido en un agente político de reserva para las clases dominantes. El caso del golpe de estado en Brasil, en 1964 se volvió típico, en el marco de la guerra fría y la Doctrina de Seguridad Nacional, asumida por la FFAA, a través de la Escuela Superior de Guerra, desde su fundación a fines de la década de 1940. A medida que el campo popular ascendía, a lo largo de la década de 1950 y principios de la década de 1960, la capacidad de la derecha de actuar a través de sus partidos tradicionales se debilitó -especialmente después del fracaso del gobierno de Jânio Quadros-, se pidió a la FFAA que interviniera, rompiera con el proceso democrático y estableciera una dictadura militar que duraría más de dos décadas.

Después de agotar este régimen, el proceso de transición democrática en Brasil no representó una derrota política abierta para la FFAA en nuestro país, al contrario de lo que sucedió en Argentina, Uruguay y Chile. Las FFAA han tenido que retirarse de la militarización del Estado con el que habían desempeñado un papel destacado en la historia política brasileña. Pero nunca asimilaron la democratización del país, la han tolerado, impotentes para evitarlo, y, sobre todo, nunca han hecho autocrítica de todo lo que habían hecho durante la dictadura.

No fue casualidad que la Comisión de la Verdad representara un duro golpe para la imagen de la institución. En la transición democrática, las FFAA habían logrado imponer su amnistía, que incluía el crimen no afianzable de tortura [N. ed.: el artículo 5.XLIII de la Constitución brasileña de 1988 considera que la tortura es un delito para el que no existe el derecho al pago de una fianza para eludir la prisión provisional, del mismo modo que no es susceptible de indulto ni de amnistía]. El carácter negociado de la transición, reflejado en la derrota de la campana por las elecciones directas para la presidencia de Brasil y en el papel central del Colegio Electoral, que produjo la fusión entre lo viejo y lo nuevo, con la elección de Tancredo-Sarney, conservó la amnistía impuesta por la FFAA. La Comisión de la Verdad se volvió inaceptable para la FFAA, porque se abrió ampliamente a toda la sociedad, la represión sistemática puesta en práctica por la dictadura, incluida la tortura como un método reiterado de acción por parte de los militares. Los testigos de sus víctimas revelaron a la sociedad, con nombres y rostros, las monstruosidades cometidas por las FFAA. Varios oficiales de alto rango revelaron su incomodidad, nunca pudieron contrarrestar las denuncias incuestionables. Las persecuciones políticas y legales que lanzó la derecha para tratar de desalojar al PT del gobierno, después de haber agotado los intentos de hacerlo democráticamente, con las repetidas derrotas electorales de los tucanos, fueron acompañadas por declaraciones con el tono de amenazas por parte de oficiales de las FFAA. En vísperas del juicio de hábeas corpus a Lula por parte del STF, el jefe del Ejército hizo una declaración amenazante, que tuvo un efecto en la decisión negativa del poder judicial. Más tarde justificaría esa declaración, alegando que, sin ella, «el proceso se habría salido de control». Se refería, por supuesto, a la libertad de Lula y su papel en el control del proceso político hasta los límites que consideren convenientes.

El gobierno de Temer, establecido por el golpe de estado de 2016, retomó de inmediato lo fundamental a la derecha, el modelo neoliberal, pero gobernó con los partidos tradicionales de la derecha. El gobierno de Bolsonaro tenía la intención de presentar una imagen de independencia de estos partidos. Inicialmente, su gobierno estaba respaldado por tres ejes: la política económica ultraneoliberal (que garantiza, hasta hoy, el apoyo de los grandes empresarios), la del estado policial de Moro (que tenía la intención de transformar Lava Jato en una política estatal, un proyecto debilitado hoy) y miembros de las FFAA. Estos eran indispensables porque, a diferencia de Temer, Bolsonaro no tenía un partido sólido, que se ha desmantelado con el tiempo. Después, los militares asumieron una gran cantidad de cargos gubernamentales, incluso en el Palacio do Planalto. Asumieron con los rasgos propios de una corporación, pero no de cualquier corporación, sino de una que concentra el uso de la fuerza militar y que representa los valores del orden y la jerarquía. Su discurso siempre garantizó la lucha contra la «subversión», identificada en los movimientos sociales y los partidos de izquierda.

El personal militar perteneciente a unas FFAA desmoralizadas por la democratización del país, el éxito de los gobiernos de izquierda y las revelaciones de la Comisión de la Verdad, se ha unido cada vez más a un gobierno elegido por la judicialización de la política y la manipulación del proceso electoral. Sin ideología o un proyecto político, aparte del control del proceso político en manos de la oligarquía, no dudaron en unirse al gobierno, individualmente. A medida que el presidente se debilitaba, debido a su incapacidad innata para agregar, priorizar y gobernar, y surgió la opción del derecho de sustituir al presidente por el vicepresidente, Bolsonaro decidió dar una demostración de fortaleza, que él es el jefe del gobierno, y despidió a varios militares. Los que quedaron fueron debilitados.

Pero a medida que el gobierno perdió el apoyo de muchos de sus promotores y el apoyo popular, a medida que el desgaste de las acciones del presidente y sus hijos, involucrados en la corrupción y otros crímenes, se intensificó, el presidente decidió reanudar el proceso de militarización del gobierno.

El modelo neoliberal ha perdido capacidad hegemónica, es incapaz de obtener bases de apoyo social que le den estabilidad, como lo demuestra el desgaste acelerado del gobierno de Macri en Argentina. Gobierna de acuerdo con los intereses del capital financiero. Una política que promueve la especulación financiera, sin favorecer ni la producción ni la creación de empleo. Es una política que reproduce sistemáticamente la exclusión social y que, por lo tanto, requiere represión, políticas de dominación, ya que no tiene capacidad de persuasión y conquista estable de las bases de apoyo popular.

Las FFAA son una garantía de resistencia contra el retorno del PT al gobierno, contra el protagonismo de los movimientos sociales. Representan una reserva de cuadros para un gobierno que no tiene partido y como reserva para la represión. Pero el ejército no está hecho para gobernar, en el sentido de convencer, dialogar, vivir con diferencias, discutir ideas. Están hechos para mandar (como las escuelas militares deben entrenar a los jóvenes para la guerra, a diferencia de otras escuelas, que sirven para formar a los jóvenes para la libertad, la democracia, la convivencia con la diversidad, el aprendizaje con el conocimiento). Tendrán dificultades para dialogar con el Congreso, enfrentar críticas, vivir con movilizaciones populares.

Pueden representar una mayor dosis de pragmatismo en el gobierno, reemplazando o silenciando a los ministros habladores, incompetentes y mediocres, buscando una mayor efectividad, tal vez incluso del ministerio de economía, educación y asuntos exteriores. Pero tendrán que vivir con el comportamiento intransigente del presidente y las acciones de las milicias de sus hijos. Tienen una dura prueba política. Quizás sea la última carta de ese gobierno, que necesita militarización, pero que pierde aún más capacidad política de dirección. Nadie puede extraer agua de la piedra y, al sentarse en las bayonetas, también corre el riesgo de ser víctima de ellas.

Autor: Emir Sader

Fuente de la Información: https://rebelion.org/el-neoliberalismo-necesita-la-militarizacion/

Fuente de la Imagen: Rebelión

 

Comparte este contenido:

Joe Sacco: “Me interesa dibujar sobre la Teología de la Liberación”

Por: El País

El ilustrador, que fue corresponsal de guerra, prepara un libro sobre el cambio climático y los indígenas de Canadá mientras investiga sobre el movimiento de izquierdas dentro de la Iglesia

El dibujante Joe Sacco (Malta, 1960) es una rara avis respetada por el gremio periodístico como pocas veces ocurre con los colegas. Combina su trazo sencillo con un minucioso reporteo fusionando como nadie los dos géneros. Ha cubierto algunos de los conflictos bélicos más importantes como el de ChecheniaBosnia o Palestina, pero se define como un ilustrador «que huye cuando escucha los disparos». Llegó con 12 años a Estados Unidos, pero jamás se nacionalizó. A pesar de ello, es uno de los mejores testigos de una crisis que finalmente llevó a Donald Trump a la Casa Blanca. Durante la entrevista con EL PAÍS en Querétaro, donde participó en una charla invitado por el Hay Festival, critica el «nuevo» periodismo que no envía reporteros al terreno y describe a un Trump brutal y despiadado.

Pregunta: ¿Cómo selecciona sus temas?

Respuesta: Siempre escojo temas que me afectan casi de forma física. Tiene que ser algo que me importe bastante y que después de cinco años me seguirá importando.

P. ¿Por qué solo dibuja en blanco y negro?

R. Porque no sé realmente usar el color, esa es la verdadera respuesta. No utilizo Photoshop y no soy bueno con el color. No lo digo con orgullo, es una limitación que tengo y debo trabajar lo mejor que pueda en blanco y negro. Sin embargo, con los años ha dejado de preocuparme esto y me he dado cuenta de que ese es mi estilo. Mi limitación se ha convertido en mi estilo.

P. ¿Este sería un buen consejo para alguien que empieza?

R. Sí, pienso en alguien que está empezando y que dibuja bien, pero falla. Luego esos defectos pueden convertirse en tu talento y ya nadie más piensa que es un fallo. Nadie más volverá a pensar en eso aunque uno sabe que es fruto de una limitación.

P. Usted pasa muchas semanas reporteando, pero los medios han dejado de enviar gente al terreno porque lo consideran caro. ¿Cómo afecta esto al periodismo?

Escena del libro La Gran Guerra
Escena del libro La Gran Guerra JOE SACCO
R. Creo que tiene un enorme efecto porque al final, en lugar de trabajo de campo tenemos opiniones sobre cosas que no se conocen de primera mano. No se trata de sentarse en un estudio de televisión y hablar sobre las razones por las que Estados Unidos ha votado a Trump. Lo que se necesita es ir al lugar y entender que piensa la gente y porque votan a Trump. Eso significa reportear. El problema es que ahora hay menos dinero y el contexto del periodismo ha cambiado. Ya empezó a cambiar antes de Facebook y de Google pero ahora se aceleró. Todo el dinero en publicidad se ha ido a Facebook y Google y estas son empresas que utilizan esas noticias para que pinches en su web, pero ellas no han pagado por el contenido sino que lo utilizan y eso no puede funcionar. Por eso siempre he admirado a la gente que va al terreno.

P. ¿Cuál es el hilo conductor de lugares como Chechenia, Palestina o Bosnia sobre los que ha publicado libros?

R. Todos son lugares de conflicto entre fuerzas dominantes y opresoras. Intento, en la medida de lo posible, reportear sobre gente oprimida y esas son las personas que me interesan. Y quiero hacerlo con honestidad. No quiero convertirlos en héroes, sino saber cómo esto afecta a su psicología y sus sociedades

P. Es curioso ver como los periodistas le consideramos uno de los nuestros. ¿Cómo se siente usted, un periodista que pinta o un dibujante riguroso?

R. Me veo a mí mismo como un dibujante que hace periodismo y digo dibujante porque quiero hacer cómics que no sean solo periodísticos. Mis intereses van más allá. Estoy interesado en la sátira y la ficción por eso prefiero que me consideren un dibujante

P. ¿Qué temática le interesa en América Latina?

R. Me interesa la Teología de la Liberación. No soy creyente, pero la teología le da mucha fuerza a mucha gente y no siempre son fuerzas del mal como muchos de mis amigos pensarían y quiero reflexionar sobre lo que pasó en Centroamérica y quizá encontrar ejemplos que están ocurriendo hoy en día. El trabajo de los curas en los pueblos, como la Iglesia hace cosas buenas. También me interesa Chile e iré pronto. Quiero hablar con economistas y hablar del neoliberalismo porque en Chile es donde comenzó el experimento del neoliberalismo con Pinochet y los Chicago boys. Ellos llegaron y reorganizaron la sociedad a través de las fuerzas del mercado. Es el primer lugar donde se hizo esto y ahora vivimos en un mundo que tiene ahí su comienzo.

P. ¿Cómo es su rutina diaria de trabajo?

R. Me levanto y tomo un café con mi novia. Ese es el mejor momento del día. Luego dibujo desde las ocho en casa hasta las cinco y después suelo leer. Pienso que es importante leer mucho sobre los temas que me interesan. Si, por ejemplo, estoy interesado en la Teología de la liberación o la economía, que no es mi campo, no tengo otra opción que leer mucho.

P. Imagino que cuando lee toma ideas visuales muy diferentes a nosotros.

Joe Sacco
Joe Sacco EL PAÍS
R. Sí, siempre pienso visualmente y como convertir una idea en un dibujo. Ahora por ejemplo estoy entrevistando a gente para un tema muy amplio sobre el concepto de propiedad privada en el pensamiento político occidental. He pasado tiempo con indígenas que piensan en la tierra y no en el concepto de propiedad. Cada vez que leo o entrevisto a alguien sobre esto me paso el tiempo pensando cómo puedo meter esto en un cómic porque son ideas muy abstractas y no quiero dibujar dos cabezas hablando. Y a veces es difícil.

P. ¿Cómo es su cuaderno de notas en el terreno? El del reportero son palabras y palabras….

R. Depende donde voy. A veces grabo audios para recoger y archivar bien las palabras. Otras veces tomo notas, pero se me olvidan porque estoy escuchando. También tengo diarios que a veces tienen cientos de páginas, dependiendo de la historia. Así que finalmente es una suma de diarios, cuadernos, audio…distintos materiales.

P. ¿Cuánto tiempo pasa reporteando? ¿Y en dibujar y escribir un libro?

R. Depende. En Bosnia estuve cuatro meses. En Gaza estuve dos meses, pero luego regresé otras dos semanas, luego otra….En el caso de Canadá [su último proyecto aún sin publicar] he hecho dos viajes de tres semanas cada uno. Trato de pasar todo el tiempo posible en el terreno. Y dibujar los libros me llevan entre dos a siete años. A veces entremedias estoy con otras historias más cortas, pero los libros me llevan mucho tiempo. Por eso tengo que elegir muy bien los temas que escojo. ¿Cuántos libros me quedan a mi edad? Igual tres. Así que mejor elijo bien.

P. Su último libro La Gran Guerra [sobre la Primera Guerra Mundial] es una maravilla desplegable que se lee y ve en horizontal. ¿Le interesan nuevos formatos?.

R. Esta idea me la sugirió otra persona, pero yo quería algo que tuviera movimiento. Así que pensé en el Tapiz de Bayeaux [del año 1082] sobre la invasión normanda de Inglaterra en el que se lee la ilustración porque tiene 60 metros de largo. Cada libro que hago me da una idea para un próximo libro. Me gusta cambiar y hay muchas oportunidades para ello.

P. ¿Cómo ve la situación en EE UU y la llegada de Trump al poder?

“Me interesa dibujar sobre la Teología de la Liberación”
JOE SACCO
R.. La novedad con Trump es que hace un espectáculo de cada cosa que hace. Muchos presidentes han hecho cosas similares, pero sin hacer un espectáculo de ello. Él sabe que puede ganar votos si es cruel y hay un sector de la población que responde a esa fuerza abusiva. En cierto nivel es la naturaleza humana, lo cual es muy decepcionante. Creo que EE UU tiene una historia muy problemática porque se consideran seres excepcionales y esto sucede porque es una nación fundada a partir de la esclavitud y del genocidio de los nativos americanos y estas cosas que nunca han sido resueltas. Trump representa un momento muy malo.

No soy un gran admirador de Obama, pero fue una cosa maravillosa ver a un hombre negro dignificado en la Casa Blanca. La gente pensaba que por fin terminaba el problema racial pero no, no se ha terminado. Paralelamente, EE UU tiene grandes problemas y una economía colapsada. En las calles de mi ciudad, en Portland, hay mucha gente sin hogar viviendo en carpas en la calle y la policía pasa mucho tiempo confiscando estas tiendas y sus pertenencias porque quieren que se vayan. A la vez está entrando mucho dinero y se están construyendo apartamentos de lujo porque la gente que ya no puede vivir en San Francisco sí puede hacerlo en Portland. En EE UU siempre ha habido gente sin hogar, pero ahora es abrumador. Siento que muchas cosas van mal en el país. Tanto Demócratas como Republicanos se han movido a la derecha y ambos son responsables de esta situación. Aunque los republicanos son peores, fue Bill Clinton quien comenzó a meter a negros en la cárcel en cifras gigantescas terminando con el sistema de servicios sociales. Así que cuando vemos a Trump vemos una continuidad del desmantelamiento del sistema de bienestar. Trump es una continuidad de todo ello. Su estilo es brutal y despiadado, pero no es una excepción.

P. La llegada de Trump al poder la estamos notando con especial dureza en México y Centroamérica…

R. A los americanos no les gusta hablar de su historia ni de su papel en Centroamérica. Y, en cambio, estas sociedades no se han recuperado de esas guerras o de como las pandillas nacieron y crecieron en Estados Unidos, pero luego fueron enviadas a sus países donde reprodujeron el comportamiento delictivo. Tampoco hablan de cómo las armas van desde EE UU a México o el consumo de drogas. Todo ello son problemas de Estados Unidos. Me gustaría que fuéramos más reflexivos y no lo hemos sido. Si los políticos dijeran realmente lo que han hecho sería su suicidio político.

P. Recibió duras críticas por su libro BUMF donde caricaturiza a la clase política de Estados Unidos…

R. No sé si me criticaron, creo que más bien no lo leyeron (risas).

P. ¿Con este panorama no quiere trabajar más en EE UU y no en temas extranjeros?

R. Lo hice. Tengo un libro, Días de destrucción, donde recorrimos el país por lugares geográfica y étnicamente diferentes. Astilleros de Nueva Jersey, zonas indígenas de Dakota, los emigrantes de Florida o los blancos y pobres de Virginia. Es un libro sobre cómo las cosas se están desmoronando. Es sobre las drogas y el alcohol o como la gente necesita medicarse para aguantar el día a día. Son lugares vacíos de una América que necesita ser reporteada para entender porque están pasando algunas cosas en EE UU. Pero sí, debería hacer más, por ejemplo, en Portland.

P. ¿Cómo describe su próximo libro sobre los indígenas en Canadá?

R. Estoy interesado en el cambio climático, pero no quería hacer la misma historia de siempre. Pensé en los indígenas del norte de Canadá y cómo están reaccionando. Según mis prejuicios, pensaría que saldrían a defender el territorio y movilizarse contra las minas, pero me di cuenta de que es muy complicado. Según se desarrolla la historia descubrí que hay muchos indígenas que necesitan trabajo y quieren hacerlo para la industria del gas. Otros no quieren hacerlo por la forma en que afecta a sus comunidades. Paralelamente, en el pasado el Gobierno de Canadá metía a los niños en internados para hacerlos buenos canadienses y los alejaba de sus tierras. Ahora sé que las cosas son mucho más complicadas de lo que pensaba. Hay mucho conflicto dentro de las comunidades, pero también a raíz de esto se han politizado y se han hecho más conocedores de sus demandas y luchan por los derechos sobre tu tierra.

Fuente e imagen: https://elpais.com/cultura/2019/09/11/actualidad/1568159183_346758.html

Comparte este contenido:

Educación, racismo y exclusión social en la RD

Por: Elvys Ruíz

Como ya sabemos la educación es un vehículo, que como parte de la superestructura de la sociedad sirve a los intereses de la clase dominante y es utilizada por ellos como modelo de reproducción ideológica de los grupos de poder. De ahí que dentro de las funciones básicas del educador es preparar al educando para que se rija dentro del marco de las normas establecidas.

En la República Dominicana el sistema de educación como aparato ideológico de un Estado donde la población blanca es muy mínima, ha negado al dominicano el derecho de conocer el aporte de los negros y aborígenes al enriquecimiento cultural de la nación.  Cuando vemos los libros utilizados en las escuelas dominicanas, en ellos encontramos una ausencia del indigenismo y la negritud en las propuestas editoriales, destacándose solo lo ibérico, afán desmedido de la elite pro-hispánica de blanquear el sentimiento dominicano para su beneficio.

En nuestra nación se excluye a la persona de tez oscura y de características fenotípicas africanas de ocupar puestos de importancia, y esto por supuesto es discriminación y exclusión social. Un ejemplo concreto de esta discriminación es que en la sociedad dominicana de ayer y hoy, cuando se pide el currículo vitae para una plaza de empleo, este debe incluir una fotografía del solicitante. Esto inmediatamente excluye del proceso de selección a quienes no tienen rasgos europeos, y por lo tanto el trato es racista, puesto que se favorece a cierto grupo social, menospreciándose a otro.

Desde la oficialidad nuestra nación promueve un sentido de exclusión etno-racial al denominar erróneamente, aunque deliberadamente, la identidad del dominicano al designárseles en muchos documentos oficiales como “Indio”, “Indio Claro”, “Indio Oscuro”, para ocultarles sus raíces negras. Esto es simplemente una obliteración. Además, se sabe que el uso del “color” como categoría racial para clasificar los grupos humanos fue una invención de los colonizadores europeos para establecer su superioridad, hegemonía y subyugar al negro africano, al dotarlo de una categoría inferior.

Dice el historiador Franklin Franco Pichardo “Nosotros hemos elaborado un discurso liberador de procesos de enajenación que hemos sufrido, pero nuestro discurso se ha quedado a nivel universitario, y por eso el pueblo dominicano, en pleno siglo XXI, aún sea negro, se dice indio, y esa es una realidad tétrica que debemos superar”.

Con el ascenso de Trujillo a la Dirección del Estado Dominicano en 1930, el sistema educativo se constituyó en un instrumento de perpetuación de la ideología del régimen cuyo objetivo central consistía en mantener al pueblo dominicano vendado y así poder dominarlo. En ese sentido el mecanismo de mayor fuerza para conseguir tales fines fue la instauración de la Ley Orgánica de Educación No. 2909 del 1951, la cual en su artículo 1ro señala:

“el contenido de la educación dada por la escuela dominicana estará basado en los principios de la civilización cristiana y de tradición hispánica que son fundamentales en la formación de nuestra fisonomía históricas y se orientara, dentro del espíritu democrático de nuestras instituciones, a despertar en los alumnos, el sentimiento panamericanista y de compresión y solidaridad internacionales”.  Bajo este postulado se definían los contenidos y las bases filosóficas de la educación y la cultura dominicana a partir de los componentes hispánicos como esencia de la formación histórica del pueblo dominicano.

Durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo se inculcaba un sentido de apego a la patria y a la nación sobre la base de la satanización y el rechazo de la presencia negra en el país, por lo que desde la esfera del poder se promovía la unidad y homogeneidad nacional, rechazando toda influencia proveniente de Haití o cualquier otra parte del caribe negro o África.

Los problemas de exclusión étnico-racial en nuestro país tienen raíces muy profundas y el problema mayor es que no vemos que nuestra nación se encamina a resolver dichos problemas. Los epítetos raciales son ya parte del vocablo del dominicano y en los medios de comunicación, radio, y televisión se promueve esta práctica de rechazo hacia las personas de tez oscura de una manera irresponsable y no hay sanción o penalidad ante la grave falta.

Es obvio que en el país no existen leyes de derechos civiles, que protejan a las personas de ser discriminadas sobre la base del credo, raza, origen nacional, sexo, etc. como ocurre en Estados Unidos donde estas conquistas se lograron a base de lucha y hoy en día protegen a todos sus ciudadanos de ser discriminados y segregados racialmente. La realidad es que al dominicano de tez oscura se le excluye de las posibilidades de ascenso social, aunque tristemente, una alta porción del pueblo dominicano lo niegue.

En la patria dominicana parece ser que la solución al problema está muy lejos de resolverse, en una sociedad que todavía tiene neo-trujillistas en la cúpula del poder decidiendo el destino del pueblo dominicano y quienes se valen de los medios de comunicación a su alcance para forjar un sentimiento de desdén y vilipendio que en la mayoría de los casos va dirigido a los haitianos y a dominicanos con acentuadas facciones negras.

Es una tarea de todos luchar para eliminar el racismo, la xenofobia y la discriminación racial y forjar sociedades más inclusivas en donde la sana convivencia entre los diferentes grupos étnicos sea la norma.

Fuente: http://almomento.net/educacion-racismo-y-exclusion-social-en-la-rd/

Comparte este contenido:

Sobre el Amor, la Libertad y la Igualdad

Por: Frank Garcia.  La Habana, Cuba. Pressenza. 31/03/2017

Durante siglos, la familia se ha constituido como uno de los pilares más fuertes de la reproducción de las clases dominantes. Institución primaria de la sociedad, jugó –juega-, debido a su facultad de multiplicación del ser humano –como ser biológico y social-, un papel de transmisión de la tradición y lo establecido. Toda forma de poder se ha percatado de ello y en aras de reproducirse, desde la raíz, ha trabajado directamente con ella, empleando cuanto factor tenga a mano.

Cuando el poder se aliaba sin pudor alguno con la iglesia, con el sencillo fin de dominar a la sociedad a través de la espiritualidad, esta, la iglesia, ejercía el dominio total sobre la familia. Una familia devota de aquel dios, fuese católico, ortodoxo o musulmán, era devota del rey, porque el rey era escogido por dios.

La burguesía europea, atentó contra el dominio de la aristocracia, no solo desde las revoluciones que tenían como intención echar abajo a los reyes. La Reforma, dirigida por Martin Lutero en Alemania, fue en esencia, la revolución de las relaciones de carácter espiritual.

La forma de asumir a Dios por parte de una familia de nobles y por parte de una familia de propietarios de factorías, se anteponía por completo. Las necesidades espirituales de estas dos clases eran, no solo diferentes, sino por demás, contrarias.

La familia burguesa, para nacer como institución dominante, debía derrotar a la familia nobiliaria o someterla a ella.

El nacimiento de la iglesia protestante se entiende como el nacimiento de la fe del burgués, aún más en una nación –Alemania- donde ciudadano y burgués se escriben de la misma manera: bürger.

En aquellos momentos, el matrimonio, instituido para consagrar, en parte, la unión del hombre y la mujer, era el principal punto de encuentro entre la aristocracia y la burguesía. Entendiendo ambas clases a la mujer como mercancía, y sirviendo esta como objeto de cambio para afianzar o expandir sus propiedades, el placer se castró.

Ambas iglesias, la católica y la protestante, siguieron persiguiendo, desde su poder y en alianza con el Estado, al amor libre. El machismo y en consecuencia la homofobia, forman parte de la ética burguesa y en la sociedad cubana de hoy solo se puede entender como contrarrevolucionaria.

Por demás, el placer atentaba contra la acumulación de riquezas. Si un obrero dedicaba una noche al placer con su pareja ¿rendiría igual en la mañana? El placer resultaba, para la óptica burguesa, una de las posibles armas de sabotaje revolucionario contra su modus vivendi. Sobre esto Paul Lafargue reflexionó con amplitud.

La castración de la alegría, en principio y con más fuerza contra las clases trabajadoras, se establecía como norma moralista entre los dominadores. Debido a ello el placer aparece totalmente distorsionado por las transnacionales del ocio.

La moral burguesa,  se caracteriza por la propalación de tabúes, limitaciones y persecuciones al placer, pues la consagración del placer atenta contra la concepción de la familia  y el matrimonio desde la perspectiva burguesa, perspectiva en la cual, la dominación machista es tal que solo prevalece y se entiende al hombre con derechos al placer, al punto que una mujer que ejerza los mismos derechos al goce sexual que el hombre, o se aparte de los cánones heteronormativos, es execrada por la sociedad.

Los derechos al disfrute sexual de manera igualitaria de ambos sexos y todas las orientaciones sexuales, deben entenderse hoy como derecho ciudadano.

Si en Cuba se dio el fenómeno de una homofobia institucionalizada durante el fúnebre Quinquenio Gris, error que el mismo compañero Fidel asumió y la dirección del Partido Comunista corrigió, se debe a que la revolución social en Cuba estuvo desaparejada de la revolución sexual, caso contrario en Europa y en los Estados Unidos, donde ante la imposibilidad del cambio colectivo, se realizó el cambio individual partiendo de la revolución sexual.

Amor subversivo vs. matrimonio burgués

El matrimonio no nace como la institucionalización del amor, el matrimonio, era la institucionalización de la reproducción de la propiedad privada y la familia. Una familia que se reprodujera en sus hijos reproducía el poder establecido.

El amor se convirtió por tanto en un sentimiento subversivo, si un hombre se enamoraba de una plebeya, su riqueza menguaría, dedicado ahora a la manutención de la protegida.

Como excentricidad e historia novelesca pasaba, pero el amor como norma era intolerable. Si cada aristócrata o cada burgués se decidiera a ejercerlo, se mostraría sensible para con las clases dominadas y por ende, al mezclarse, estas, las clases, desaparecerían. Es decir, una tierna revolución amorosa podía destruir al sistema desde la familia. Al menos en una teoría utopista.

Cuando la verdadera revolución de los proletarios se hizo del poder, allá en 1917, no había razón para que no se proclamase el amor libre. Y se proclamó. Los obreros no tienen nada que perder salvo sus cadenas.

Pero esas cadenas, cien años después, son lo más aborrecible en el obrero. José Stalin, reproductor de las cadenas y los grilletes que arrastraba el obrero, -dentro de un sistema erigido por obreros y destruido por burócratas-, reinstauró cuanta vieja moral existía.

Era lógico, si bien no había nacido una nueva clase burguesa, sí una capa social con más privilegios que la de los trabajadores –en teoría en estos en el poder-: la de los burócratas con autoridad y prebendas, que jamás tenían intención de permitir que su hija se casara con un obrero.

No solo Stalin reprodujo en parte –sería malévolo ignorar que la mujer soviética tenía muchos más derechos que la mujer euroccidental- las cadenas familiares de antaño. Insistió en la creación de una cultura proletaria. A falta de un dios había que inventarse nuevas formas de dominación espiritual.

El prolekult, como se llamaba, -tan detestado por Maiakovski, el Frente de Artistas de Izquierda (LEF), Gramsci y Trotski-, propalaba la cultura proletaria como la antítesis de la cultura burguesa, olvidando que el proletariado fue dominado por el burgués. Ejercicio de dominación que deja una huella tan honda que tarda años en desaparecer y que ante la ausencia del burgués, el proletariado, sino se instruía en una nueva y por completo revolucionada educación, reproduciría entre él los viejos métodos de dominación y explotación.

En tanto, la nueva cultura no debía ser ni burguesa ni proletaria, sino socialista, comunista, liberadora, popular, como se quisiese nombrar, pero en ruptura total con las predecesoras.

Cuba: el amor liberador

Los explotados en el poder, ejerciendo el poder, tienen muy pocos años en la historia de los Estados. Ni siquiera llegamos a la centuria en Cuba, y en los casi sesenta años revolucionarios, hemos tropezado muchas veces.

En un hogar cubano pueden convivir abuelos, padres e hijos. Los abuelos, aun y hayan sido partícipes de organizaciones revolucionarias, no lograron desprenderse, ni de lejos, de los atavismos que azotan a un país que sufrió por partida doble el sometimiento colonial cultural. Por ende, por partida doble tenemos comportamientos conservadores expresados en el subdesarrollo, más marcadas en esa generación.

Los padres, que vivieron la destrucción de la familia como institución burguesa, no pudieron por completo consumar el nacimiento de la verdadera nueva familia revolucionaria, pues la adopción de modelos soviéticos neoestalinistas cercenó, en parte, aquella revolución educacional que se inició en 1959 y que tuvo en la Campaña de Alfabetización, el más bello modelo de subversión de las jerarquías familiares, de poder y del conocimiento. Y la destrucción del modelo -en 1991- que le dieron a nuestros padres, los trastornó aún más.

Sin embargo, como la revolución ya había prendido en el pueblo, de los nacidos en los primeros años de la revolución nacieron los voceros y articuladores del más fuerte movimiento de liberación sexual en Cuba: el movimiento LGBTIQ.

Nosotros, los nacidos durante los ochenta y noventa, estamos llamados a consumar la revolución social y sexual, echando por tierra los viejos moralismos de clase burguesa calados en la familia.

Debemos abolir el matrimonio como lo tienen entendido hoy nuestros padres: si en realidad una pareja se ama y respeta desde los derechos de cada uno y hacia los derechos del otro ¿qué sentido tiene firmar un papel que solo reafirma la existencia de una forma de dominación jerárquica?

Debemos abolir la familia como la tienen entendida nuestros padres, dígase, una reproducción de poderes donde los hijos le deben un acatamiento jerárquico a sus reproductores, creando con ello una total desconfianza y enfrentamiento arduo y desgastante para la psiquis del individuo.

Esta lucha no se debe dar como un enfrentamiento generacional, que sería ingenuo y reproductor del sentido común, sino un enfrentamiento desde la lucha de clases, desde la cultura y desde la libertad.

Nuestro amor no se mediará por intereses mercantiles, ni por atávicos tabúes moralistas, ni por limitaciones impuestas por la sociedad.

Nuestras hijas y nuestros hijos, vivirán sin heteronormatividad, sin adoración al mercado, sin devoción a ninguna forma de poder, sin admiración de las fronteras nacionales.

Ello depende solo y únicamente de nosotros. Realicemos todos, en y desde la praxis, el ejercicio del amor, de la libertad y de la igualdad.

*Frank García-Hernández: Redacción Cuba. Sociólogo, Universidad de La Habana. Trabaja en el Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello. Email: frank@icic.cult.cu 

Fuente: https://www.pressenza.com/es/2017/03/amor-la-libertad-la-igualdad/

Fotografía: pixabay

Comparte este contenido: