Comorbilidades, ambiente construido e internet, nuevos indicadores para medir la pobreza

Por: Valentina González

En el estudio Beyond multidimensional poverty: challenges of measurement and its link with social policy in Mexico (Más allá de la pobreza multidimensional: desafíos de la medición y su vínculo con la política social en México)  docentes de la IBERO y del Colegio de Postgraduados proponen medir de manera multidimensional la pobreza, tomando en cuenta aspectos como comorbilidades, ambiente construido y acceso a internet.

En entrevista, el Dr. Óscar Martínez, académico del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas, explicó que la propuesta de esta investigación va en relación a medir de manera multidimensional la pobreza, sumando otros aspectos que la pandemia mostró. Si bien estos problemas se notaban desde antes, durante la crisis sanitaria han sido más abrumadores y han exacerbado las desigualdades sociales.

El académico explicó que existen ciertos aspectos que la metodología de medición de la pobreza a nivel mundial ha puesto de relieve y deben contemplarse siempre. En este caso, no se están excluyendo, sino que se están agregando categorías con el fin de poner “ese piso” para construir hacia adelante nuevas categorías y con ello poder discutirlas.

En la investigación realizada por el Dr. Martínez, en conjunto con la Dra. Brenda Coutiño, egresada del Doctorado en Ciencias Sociales y Políticas de la IBERO, y la Dra. Araceli Ramírez-López, del Colegio de Postgraduados, se destaca que en el ámbito de la salud es importante incluir en las mediciones los siguientes aspectos:

  1. Calidad de la atención médica, es decir, que haya medicinas, infraestructura y personal médico.
  2. Comorbilidades. La pandemia mostró que México tiene un grave problema de obesidad, hipertensión arterial y diabetes. Es decir, enfermedades relacionadas con la enfermedad grave por COVID-19.
  3. Salud mental. Es una de las grandes deudas que se tienen a nivel histórico que se agudizó con la crisis sanitaria.

Martínez explicó que, a lo largo de la historia de la medición de la pobreza, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) es el vínculo oficial. Este organismo fue uno de los pioneros a nivel mundial en proponer una medición multidimensional de la pobreza, más allá del ingreso. Es decir, el Coneval hizo un grupo de expertos y generaron esta medición.

“Pero las cosas van avanzando y las metodologías se va rezagando. A veces ya no responde tanto a las necesidades actuales de la sociedad. Hace diez años el acceso a la salud era algo bastante relevante, no sólo hoy en día es importante este acceso, sino la calidad en la atención médica y el que haya infraestructura. Por lo cual, ponemos de relieve ciertas dimensiones que son necesarias para integrarse de manera oficial en la medición de la pobreza”, explicó el también coordinador regional de la Red sobre Desigualdad y Pobreza en América Latina de la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (AUSJAL).

Acceso a la tecnología

Para el investigador, el acceso a la tecnología fue un tema importante durante el confinamiento por la pandemia, pues antes ya se mostraban muchas desigualdades respecto al acceso a internet, pero cuando llegó la crisis se volvió un tema prioritario.

“El home office y las clases desde casa mostraron que tenemos un problema grave de acceso, es decir, se visibilizaron desigualdades. Hay zonas en las que llega el internet, pero no a todas las personas. Esto lleva consigo la generación de brechas de acceso a la tecnología y es uno de los puntos en los que se tiene que poner mayor énfasis”, explicó.

Ambiente construido

El investigador dijo que es importante tomar en cuenta el ambiente construido en la medición de la pobreza porque tiene que ver con el hecho de que las personas puedan caminar adecuadamente por sus barrios y calles. Es decir, impacta el que haya banquetas, semáforos y puentes peatonales que, además, sean accesibles para personas con alguna discapacidad.

“Una de nuestras propuestas es incluir el ambiente construido como algo relevante dentro de la medición de la pobreza sobre todo en la parte urbana. Conjuntamente con eso, el transporte público puede ayudar o no en las condiciones de pobreza o desigualdad de las personas”, expresó.

Asimismo, el docente señaló que la inseguridad pública genera pobreza en los barrios y amplias desigualdades, porque estas zonas con amplios problemas de seguridad y crimen tienen problemas económicos fuertes. “Por esto, parte de nuestra propuesta es que este aspecto se incluya en la medición de la pobreza”

La pobreza subjetiva

El presidente de la Red Mexicana de Investigación en Política Social también compartió que la pobreza subjetiva permite una medición más real de la pobreza de acuerdo a los tiempos que vivimos actualmente.

Explicó que la pobreza subjetiva tiene que ver con la satisfacción en distintas áreas de la vida, como la personal y familiar. Esta pobreza incluye variables de percepción sobre la satisfacción de en el trabajo, la familia, el barrio, la parte económica, condiciones de salud y el tiempo libre. Es decir, qué tan satisfechas están las personas en esos aspectos.

“La parte de la pobreza subjetiva es de esas grandes interrogantes que a la hora de que se tratan de unir con las otras categorías, qué tanto ayudan a mejorar la medición. Es decir, ayudan a entender un poco más la integralidad de la pobreza porque aborda aspectos macrosociales. Esta característica es importante de señalar porque la pobreza a nivel individual, hogar o barrio tiene efectos sobre la persona y los hogares como tal”.

Fuente de la información e imagen:  IBERO

Comparte este contenido:

¿Quién pone los muertos? La pandemia y la “normalidad” laboral

Por: Ianina Harari TES-CEICS

La actitud del gobierno frente a la pandemia por Covid-19 atravesó distintas etapas. Tras un tiempo de inacción, decretó la cuarentena sin acompañarla de alguna medida que permitiera cumplirla al sector de clase obrera que no percibe ingresos regulares o en blanco. Por otro lado, cada día se agregaban actividades económicas a la lista de esenciales. Como resultado, la cuarentena se levantó de hecho. Luego, el gobierno fue flexibilizando las restricciones hasta levantarlas por completo y festejar el fin de la pandemia. Pero la variante ómicron vino a aguarles la fiesta.

La vacunación masiva disminuyó el porcentaje de internaciones y muertes sobre los contagiados. Pero en la medida que el número de contagiados aumenta exponencialmente, el número de muertes diarias vuelve a niveles preocupantes. En ese contexto, el gobierno decidió que no iba a poner ningún freno a la circulación viral, mostrando abiertamente que privilegia la economía (o sea las ganancias de los capitalistas) frente a la salud obrera.

Contagios al por mayor a pedido de los capitalistas

Por más empeño que el gobierno haya puesta en promocionar la superación de la pandemia, la realidad lo golpeó en la cara. La “nueva normalidad” que impuso con el levantamiento de las restricciones a la circulación y el regreso al trabajo presencial se vio alterada con el crecimiento de casos que provocó la variante ómicron. En pocas semanas la curva de contagios subió exponencialmente y producto de ello, unas semanas después, las muertes volvieron a tocar picos preocupantes. Nada de esto conmovió al gobierno, que lejos de tomar medidas restrictivas, decidió buscar la forma de subestimar los contagios y relajar aún más las medidas de cuidado para satisfacer la demanda de la burguesía de que no se frene la economía.

La principal preocupación empresaria frente a la llegada de ómicron no fue la salud de sus empleados, sino el ausentismo que provocaban los criterios de aislamiento. Entonces, la burguesía comenzó una campaña para disminuir el ausentismo. El titular de la UIA, Funes de Rioja, dijo que según los datos recabados por la entidad empresaria, se registraba un 7,5% adicional de ausentismo en promedio. La CAME, que agrupa a pequeñas y medianas empresas, por su parte, estimó un ausentismo de 25% en las industrias de AMBA y del 15% en las del interior.

El gobierno convocó a representantes de la burguesía y de las centrales obreras para tratar el asunto. Se reunieron el ministro de Economía Martín Guzmán, de Agricultura, Ganadería y Pesca, Julián Domínguez, de Desarrollo Social, Juan Zabaleta y de Salud, Carla Vizzotti. Allí los empresarios reclamaron no solo el acortamiento del período de aislamiento sino también que se habilitaran los test rápidos para hacer en las fábricas. Ambos pedidos fueron escuchados y acatados. Se decidió reducir los días de aislamiento y directamente eliminarlos para los contactos estrechos con tres dosis. A su vez, se decidió reducir la cantidad de testeos por la vía de eliminar los testeos a contactos estrechos sin síntomas. En provincia de Buenos Aires, Kicillof fue más lejos aún: directamente se deja de testear a quienes no pertenezcan a grupos de riesgo con o sin síntomas. Es evidente que, con estas medidas, se van a subestimar los contagios.

En cuanto a los test rápidos que fueron aprobados, se trata de test de antígenos que tienen un margen de error mucho más alto que el PCR. Por ello, cuando da negativo, se recomienda complementar con PCR. Sin embargo, es evidente que las patronales lo van a utilizar para obligar a trabajar a quienes den negativo, aunque puedan estar contagiados evitando el test de PCR.

En el sector público, el gobierno mantuvo la presencialidad. Solo permitió el teletrabajo en la administración pública nacional unos días para evitar sobrecargar la red eléctrica. La única motivación posible para ello es garantizar pasajeros para las empresas de transporte público. La gran mayoría del trabajo en el Estado puede realizarse de forma remota, sin poner en riesgo a los trabajadores. Pero ya sabemos que eso al gobierno lo tiene sin cuidado.

A todo esto, la burocracia sindical, lejos de solicitar medidas para proteger a los trabajadores frente a la nueva ola de contagios, solo pidió junto con los empresarios que se prorrogue el decreto que incluía al coronavirus como enfermedad profesional para que las ART la cubran, lo cual el gobierno también acató porque es otra medida que beneficia a las patronales.

Las muertes las pone la clase obrera

Las vacunas mostraron su eficacia en la reducción del porcentaje de contagiados que requieren internación y que mueren. Incluso se verifica que ese porcentaje es menor entre los vacunados que entre los no vacunados. Sin embargo, en números absolutos, las internaciones y las muertes alcanzan cifras dramáticas cuando el número de contagios es muy alto, afectando especialmente a quienes se encuentran dentro de los grupos de riesgo, incluso entre los vacunados. Es por ello, que, en momentos de picos de contagios tan altos, algunos países retomaron algunas medidas de restricción de la circulación. No es el caso de Argentina, en donde se da vía libre a la circulación del virus y a las muertes que ello provoca. Muertes que afectan principalmente a la clase obrera.

Efectivamente, hay un factor de riesgo que no aparece tan claro en las estadísticas, y que si se busca está allí: ser parte del proletariado. La condición de clase es un determinante en la probabilidad de morir por Covid. Las estadísticas que se realizaron cruzando datos de muerte con diferentes indicadores socio económicos, muestran que hay un mayor porcentaje de muertes por Covid entre proletarios que entre burgueses.

Un estudio publicado en la Revista Argentina de Salud Pública mostró que en la Ciudad de Buenos Aires los barrios con mortalidad más alta se ubicaban en el sur (la zona más pauperizada), mientras que los de mortalidad baja se localizaban en las zonas Norte (barrios de mayores ingresos) y Oeste de la ciudad. El mismo trabajo muestra que los barrios con mayor mortalidad tenían porcentajes más altos de hogares con necesidades básicas insatisfechas (NBI), que es un indicador del nivel de pobreza. En lugar de medir la pobreza según los ingresos, el NBI la mide por condiciones estructurales como las características de los hogares. Por ejemplo, se cuenta como NBI el carecer de cuarto de baño y el hacinamiento. No es de extrañar, entonces que sea en las zonas con más hogares con NBI en las que se produjeron mayor porcentaje de muertes.

Hay otro elemento que contribuye a aumentar las muertes entre la clase obrera: las comorbilidades. La hipertensión arterial, la diabetes, la insuficiencia cardíaca y la obesidad son las más peligrosas. Un estudio muestra que en los sectores de nivel socioeconómico bajo de CABA tienen elevados valores de índice de masa corporal (IMC) y un alto porcentaje de población con obesidad. Todo ello explica por qué la población de los barrios obreros más pauperizados, como la que habita las villas, es más vulnerable frente al COVID-19. CABA no es la excepción. Los mismos resultados se encontraron para el resto de LatinoaméricaEspaña, Estados Unidos 1 2Reino UnidoFranciaAlemania y varios otros países donde se pudo cruzar la información estadística.

Efectivamente pertenecer a la clase obrera es un factor de riesgo. Las condiciones de vida a las que los obreros están sometidos, les impide ocuparse adecuadamente del cuidado de su salud. A diferencia de un burgués, el obrero no cuenta con el tiempo libre para hacer actividad física o tener tiempo para relajarse. No le alcanza el salario para llevar una alimentación saludable. Tiende a vivir en hogares más precarios, hacinados, sin acceso a agua potable. En especial, la clase obrera más pauperizada y con condiciones de trabajo más precarias no tuvo posibilidad de cumplir la cuarentena, más bien tuvo que salir a hacinarse en el transporte público y en los lugares de trabajo. Ahora el gobierno la manda a contagiarse masivamente en medio de una escalada de casos y muertes.

Lo que el gobierno está promoviendo con las medidas para sub registrar los contagios, evitar aislamientos y disminuir el ausentismo laboral, es el aumento de las muertes obreras. En la medida que los contagios mantengan un nivel elevado, va a ser la clase obrera la que ponga la mayor parte de los muertos. La vida obrera es un detalle que a la burguesía la tiene sin cuidado. La ganancia capitalista es lo único que importa. Y en épocas de crisis, después de la derrota electoral, el gobierno apuesta a una recuperación económica que barra los muertos debajo de la alfombra.

Notas

  1. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33227595/
  2. https://www.healthaffairs.org/doi/10.1377/hlthaff.2021.00414

Fuente de la información e imagen: https://razonyrevolucion.org/

Comparte este contenido:

México: Mueren más maestros que personal médico; admiten impacto de comorbilidades

Experto llama a tener cautela en el retorno a clases presenciales ante el riesgo para docentes y alumnos.

La mortalidad por covid-19 entre maestros ya rebasó a la del personal de salud.

En lo que va de la pandemia, 5 mil 418 trabajadores de la educación han  enfermado  y muerto a causa del nuevo coronavirus, de acuerdo con datos  del Subsistema Epidemiológico y Estadístico de Defunciones (SEED) de la Dirección General de Información en Salud, es decir, 11 al día, en promedio.

Apenas en mayo había 561 fallecimientos menos de personal educativo respecto a los trabajadores de la salud; sin embargo, ahora la cifra es superior entre los docentes, pues según el último reporte la Secretaría de Salud, cuatro mil 84 médicos, enfermeras, y otros trabajadores del área de la salud han muerto a causa del virus SARS-CoV-2, una diferencia de mil 334 respecto del personal educativo.

Esto a pesar de que en ambos sectores ya se concluyeron las jornadas de vacunación contra covid-19.

Ante este panorama, Héctor Hernández Bringas, investigador del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM, dijo que habrá que tomar aún con mayor cautela el retorno a las actividades presenciales en las escuelas.

“Entonces la del sí o sí volvemos a clases es una decisión aventurada porque la realidad es que la pandemia sigue. Suponemos que la gran mayoría de la población está acudiendo a vacunarse, pero hay un déficit: hay población que no puede o no quiere tener acceso a la vacunación. Los maestros, como el resto de la población, están en riesgo de sufrir todavía el contagio o la muerte”, advirtió en entrevista.

Hernández Bringas, quien desde hace año y medio delineó el rostro de las muertes por covid-19 en México, aclaró que, al conformar uno de los gremios más grandes del país, la mortalidad entre los maestros tiene una tasa similar a la que se observa entre la población en general.

En este contexto, planteó que cuando se abran las puertas de las escuelas es previsible que el número de contagios crezca y también el de decesos en la comunidad educativa, incluyendo maestros, niños, niñas y adolescentes.

Para Pedro Hernández, secretario general de la  sección 9 de la CNTE en la Ciudad de México, es justo el resguardo de 16 meses lo que ha evitado, en parte, que el número de  muertes entre los docentes sea aún mayor.

“La cifra es muy fuerte, es lamentable y ya varias veces hemos dicho que los maestros tenemos varias condiciones que nos colocan en una situación vulnerable, como hipertensión, obesidad, diabetes, de entrada la propia edad”, expuso.

El líder gremial, quien estuvo hospitalizado por covid-19, insistió en que en el escenario que se enfrenta ahora mismo no caben afirmaciones tan tajantes respecto de la reapertura de las aulas para el próximo 30 de agosto, menos sin tomar en cuenta el riesgo que implica para la salud y la vida.

“Nosotros atendemos niños y adolescentes y hay un alto grado de posibilidades de contagio; aunque todos los docentes estemos vacunados, hemos visto que hay riesgos. Siempre las escuelas son centros donde confluyen muchas personas y vamos a tener riesgo. Aunado a ello, hay maestros que tenemos una serie de secuelas derivadas de ya haber sufrido covid y que se tienen que seguir atendiendo”, manifestó.

EN LA CDMX

De acuerdo con una estimación realizada por la sección 9 de la CNTE, tan sólo en la Ciudad de México entre cuatro o cinco profesores por plantel se han contagiado con el virus SARS-CoV-2.

Esto implica que al menos ocho mil profesores capitalinos ya han tenido la enfermedad.

“Desde quien estuvo con síntomas leves, los que estuvieron unos días en casa, hasta quienes llegamos a la hospitalización y quien lamentablemente no la libró”, señaló.

Los propios maestros se consideran un gremio en situación de riesgo para contraer covid-19.

Siete de cada diez, asegura, de acuerdo con una consulta elaborada por la CNTE, que tan sólo en el traslado de su casa a la escuela existe un peligro elevado de contagio.

Fuente: https://www.excelsior.com.mx/nacional/mueren-mas-maestros-que-personal-medico-admiten-impacto-de-comorbilidades/1463542

Comparte este contenido:

La pandemia coloca a indígenas latinoamericanos ante nuevos desafíos

América/ 15/04/2020/Autor: Mario Osava/Fuente: http://www.ipsnoticias.net/

El nuevo coronavirus llegó al extremo noroeste de Brasil, en la Amazonia profunda, sonando la alarma de su arribo a comunidades donde viven numerosos indígenas, en un temor común en los países latinoamericanos.

Por una cruel ironía el portador del coronavirus fue un médico de la Secretaría Especial de Salud Indígena, responsable en Brasil de la asistencia a los pueblos originarios en sus territorios.

“Él vino del Sur, atendió gente en Atalaia do Norte, donde contagió a un pariente marubo (pueblo indígena), luego estuvo en Santo Antonio do Içá y dejó cuatro con el virus, entre los cuales una indígena kokama. Hoy se informó que en São Paulo de Olivença, donde vivo, hay otros dos enfermos”, relató a IPS el líder indígena Francisco Guedes, desde su localidad.

Entre los siete comprobados con el nuevo coronavirus por lo menos dos son indígenas, “parientes” como los  identifica Guedes, presidente de la Federación de las Organizaciones, de los Caciques y las Comunidades Indígenas de la Tribu Ticuna del Alto Solimões, en el estado de Amazonas, en el norte del país.

“Estamos preocupados”, porque no se ve posibilidad de tratamiento para los enfermos graves, señaló Guedes, profesor de enseñanza básica en la lengua ticuna, el pueblo indígena más numeroso de Brasil, con 70 000 miembros estimados, en un país con una población de 211 millones de habitantes.

“Acá el hospital no tiene equipos siquiera para asistencia común, mucho menos para cuidados intensivos. Y Manaus, donde hay recursos, queda a tres días y medio en barco”, el único medio de transporte, acotó.

Además Manaus, la capital de Amazonas, con 2,2 millones de habitantes, tiene su red de hospitales ya en colapso, admitió el alcalde Arthur Virgilio Neto. Es una de las siete capitales cuyo índice de contagiados por el SARS-CoV-2 más preocupa al Ministerio de Salud.

Manaus es la capital del estado con mayor índice de contagios hasta ahora, y allí ha muerto uno de los dos indígenas registrados como fallecidos hasta ahora por la covid-19, ambos en la Amazonia brasileña.

En México, en la occidental península de Yucatán, donde los indígenas constituyen por lo menos la mitad de  sus 2,2 millones de habitantes, ellos enfrentan otras dificultades.

“Aún hay pocos casos (de la covid-19), por suerte, y la mayor parte en la capital Mérida, pero como no hay ningún plan del gobierno ante la pandemia, un contagio masivo provocaría muchas muertes”, teme Pedro Uc Be, miembro de la Comisión de Seguimiento de la Asamblea Maya en Yucatán.

“Lo que se necesita ahora es comida y trabajo, no tanto para los indígenas que viven en sus pueblos, que tienen la ventaja de una dinámica propia, con producción de alimentos. El problema son los que emigraron principalmente a Mérida y ahora regresan a sus pueblos sin trabajo, ni ingresos, ni comida”, destacó a IPS desde Buctzotz, un municipio de Yucatán.

El gobierno del estado de Yucatán, uno de los tres en que se divide el territorio peninsular, ofreció un bono de 2500 pesos (cerca de 102 dólares) a cada desempleado, pero en la mitad del primer día hubo más de 25 000 solicitudes y se canceló el programa.

Una reunión de la Asamblea Maya, en la península de Yucatán, en México, que lucha por la defensa de su territorio. Ahora sus líderes buscan defender a sus miembros de la propagación del coronavirus. Foto: Cortesía de AM

Una reunión de la Asamblea Maya, en la península de Yucatán, en México, que lucha por la defensa de su territorio. Ahora sus líderes buscan defender a sus miembros de la propagación del coronavirus. Foto: Cortesía de AM.

“No tenemos seguridad, pero se cree que el coronavirus llegó a los pueblos indígenas por los regresados de la capital”, observó Uc Be, campesino, profesor de literatura y escritor en lengua maya.

En México, con 130 millones de habitantes, la epidemia está creciendo y hasta ahora se trata de contenerla por un confinamiento voluntario de las personas. “La mayoría se queda en casa”, pero el éxito sigue pendiente de políticas “adecuadas y a tiempo”, sostuvo.

El gobierno local amenazó con hacer obligatorio el aislamiento social, pero no lo hizo ante críticas de las organizaciones de derechos humanos, dijo el profesor, tras explicar que la Asamblea Maya lucha en la defensa del territorio indígena contra intentos de despojo por grandes empresas, proyectos energéticos y siembras de soja transgénica.

En Ecuador, la poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) también se quejó de la falta de medidas y de coordinación de los esfuerzos centrales, provinciales y locales, pero se dispuso a poner en marcha “un plan de solidaridad en apoyo a sectores del campo y la ciudad”, con aporte de productos de primera necesidad.

“Pondremos nuestro granito de arena”, declaró el presidente de la Conaie, Jaime Vargas, en una rueda de prensa digital desde Quito el martes 7.

No hubo registro de la covid-19 en las comunidades indígenas de la Amazonia Ecuatoriana, pero si en la costa, con “compañeros fallecidos”, resumió.

“No tenemos estadísticas, datos exactos” con nombres y origen de los indígenas afectados, reclamó. La prioridad debe de ser la protección de los productores campesinos, para que puedan vender sus productos, para que tengan sus ingresos y contribuyan a la seguridad alimentaria, arguyó Vargas.

La crisis de la pandemia en Ecuador repercutió internacionalmente por los muertos sin sepultura, abandonados en las calles de Guayaquil, la mayor ciudad del país andino, con 17 millones de habitantes.

Vargas divulgó también las resoluciones del Consejo Político de Conaie, reunido el lunes 6.

“Rechazar la decisión del gobierno nacional de pagar la deuda externa y no destinar esos recursos al Sistema de Salud Pública para combatir el covid-19 en el cual hasta el momento hay la escalofriante cifra de 1600 miembros del personal de salud contagiados por falta de equipos de bioseguridad”, es el tercero de los 13 puntos de la declaración.

Una escuela del pueblo juruna, en la orilla del río Xingú, en la Amazonia brasileña. Los pueblos indígenas de la ecorregión del norte del país tratan ahora de informarse y reclamar medidas para evitar los daños y la mortalidad que provoca la pandemia del nuevo coronavirus, a que son muy vulnerables por razones sociales y culturales, como el modo de vida, lejanía de los hospitales y la invasión de sus tierras. Foto: Mario Osava/IPS

Una escuela del pueblo juruna, en la orilla del río Xingú, en la Amazonia brasileña. Los pueblos indígenas de la ecorregión del norte del país tratan ahora de informarse y reclamar medidas para evitar los daños y la mortalidad que provoca la pandemia del nuevo coronavirus, a que son muy vulnerables por razones sociales y culturales, como el modo de vida, lejanía de los hospitales y la invasión de sus tierras. Foto: Mario Osava/IPS

La Conaie condena la política neoliberal, beneficios a las empresas extractivas y centrales hidroeléctricas, los despidos masivos y los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional, para reclamar una elevación de 60 a 400 dólares el bono de emergencia concedido a los trabajadores informales privados de sus ingresos.

Además propone la creación de un fondo para la compra de alimentos producidos por el sector indígena y campesino, para asegurar el abastecimiento de las ciudades.

Los indígenas latinoamericanos tratan de superar el olvido a que fueron relegados en esta crisis sanitaria y también humanitaria, un efecto natural de la multiplicación de los enfermos y muertos en algunas de las grandes ciudades.

“Los pueblos indígenas no están preparados para la pandemia del coronavirus debido a la limitada oferta de servicios de salud (instalaciones y personal sanitario) en sus comunidades”, declaró el epidemiólogo Omar Trujillo, quien se ocupa de la población originaria dentro del Ministerio de Salud de Perú, otro país con alto número de comunidades nativas.

Esta vez el virus no es el arma biológica con que invasores coloniales exterminaron pueblos indígenas en las Américas. El SARS-CoV-2 golpea a todos, sin distinguir etnias o colores.

Nadie estuvo expuesto antes a ese nuevo coronavirus para desarrollar anticuerpos y evitar formas graves de la covid-19, explicó a IPS el epidemiólogo Eduardo Costa, asesor de cooperación internacional de la Escuela Nacional de Salud Pública (ENSP).

Indígenas, blancos o negros están teóricamente en las mismas condiciones inmunológicas ante esa pandemia que amenaza millones de vidas humanas y los sistemas sanitarios, económicos y sociales en todo el mundo.

Pero hay otros indicadores sanitarios y sociales que recomiendan incluir los indígenas en América Latina y el mundo entre los grupos más vulnerables, sostuvo Ana Lucia Pontes, médica investigadora de la ENSP, quien coordina el Grupo de Trabajo de Salud Indígena en la Asociación Brasileña de Salud Colectiva.

Las condiciones varían entre los pueblos originarios, territorios y modos de vida, hay muchos grupos que acumulan comorbilidades por efectos de enfermedades sufridas, como malaria, dengue, gripes, sarampión, diabetes entre los adultos, anemia relacionada a problemas alimentarios, explicó.

Además de las distancias de las aldeas a los hospitales y frecuente escasez de agua potable, se presentan dificultades de comunicación y por ende de información sobre riesgos y cuidados impuestos por el coronavirus, acotó.

Aunque vivan apartadas, numerosas comunidades indígenas en Brasil y el resto de América Latina dependen de compras de alimentos afuera y esa relación frecuente con los mercados urbanos representa un riesgo de contagio peligroso, concluyó Pontes.

Ya el 13 de marzo, la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica) llamó a los gobiernos de los ocho países de la ecorregión a adoptar medidas urgentes, ante la especial vulnerabilidad de los pobladores originarios.

“Son 506 pueblos indígenas que estarían en inminente riesgo, además de 76 pueblos indígenas en aislamiento, cuyo sistema inmunológico es muy débil y cualquier gripe los puede llevar a la desaparición. Una pandemia de esta magnitud para las comunidades nativas significaría una catástrofe de grandes proporciones”, planteó entonces uno de sus coordinadores, el colombiano Robinson López.

El brasileño Guedes, por su parte, comentó una realidad que se repite entre comunidades indígenas de la región.

Los ticunas, dijo, aún disponen de mucho pescado y producción agrícola para sostenerse con cierta autonomía alimentaria. Pero muchos “parientes” ya no cuentan con esa posibilidad, con tierras escasas y cercadas o invadidas por la minería y la ganadería y el pescado escaso en ríos bloqueados por embalses hidroeléctricos, se lamentó.

El SARS-CoV-2 hizo recordar que los cinco millones estimados de indígenas que vivían en Brasil cuando llegaron los portugueses, en 1500, se redujeron a 897 000 en el censo de 2010, después de haber bajado a cerca de 250 000 en los años 80. Otros virus fueron factores de muchos casos de exterminio.

ED: EG

Fuente e imagen:  http://www.ipsnoticias.net/2020/04/la-pandemia-coloca-indigenas-latinoamericanos-ante-nuevos-desafios/

Comparte este contenido: