Colombia: Educación y competitividad

Por: Pedro Medellín Torres

Un estudio reciente del Foro Económico Mundial concluye que más del sesenta por ciento de los niños que están hoy en el sistema educativo trabajarán en oficios y profesiones que aún no se han creado. Algunos autores consideran que la tecnología va a desplazar al docente y otros – inclusive- se atreven a firmar que muchas universidades van a desaparecer…

Nos preguntamos: ¿cuál y cómo será la educación del futuro?, ¿cuál debe ser la política educativa con miras a ese futuro, en un país con las características de Colombia?
Las nuevas tecnologías han cambiado todo: la escuela, las universidades, el mundo laboral, la política, la cultura, etc. Estos cambios también se han sentido y mucho en los sistemas educativos, al punto que hay quienes dicen que la gente puede aprender sola, a través de todos estos dispositivos: celulares, computadores, tabletas.

Lo cierto es que la educación es un factor fundamental en el desarrollo de cualquier país y que lo que se haga o deje de hacer será determinante en la competitividad de los mismos.
En el caso de Colombia, hay que reconocer que hemos avanzado mucho en las últimas décadas en materia de educación. Tanto en el gobierno del Presidente Uribe, como en el actual, se progresó en materia de cobertura, principalmente. No obstante, nos falta mucho por avanzar en materia de calidad, educación para el trabajo y formación de capital humano.

Un estudio reciente de la firma Mckinsey sobre las famosas pruebas PISA, que se aplicaron a 540.000 estudiantes en 72 países, en las áreas de matemáticas, ciencia, lectura y solución de problemas, ratifica el rezago de América Latina. No tenemos ninguna escuela en el rango de excelente, tampoco ningún alumno; tenemos muy poco porcentaje en el rango de muy bueno, bueno o aceptable y la gran mayoría, cerca del ochenta y el setenta por ciento, respectivamente, de nuestras escuelas y alumnos se ubican en el la situación de rendimiento pobre. La situación es dramática.

En el caso de Colombia hay mejoras en las últimas pruebas. Pero estas son muy pocas. El país tiene que hacer un inmenso esfuerzo por mejorar la calidad de su sistema educativo a todo nivel, desde la pequeña infancia hasta la educación superior; pero –fundamentalmente- en la primaria y el bachillerato. Son cambios a mediano plazo, para poder obtener avances significativos en la calidad de su educación superior.

Por supuesto que el aumento de la inversión pública y privada influye; lo que se haga en tecnología aporta mucho, sin que esta vaya a desplazar al docente. Por el contrario, la calificación de los docentes es factor fundamental en mejorar la calidad. Igualmente, lo que se haga por aumentar el tiempo efectivo de estudio: la jornada única, revisar el tema de los lunes festivos y el tiempo real que los muchachos estudian, en las aulas y fuera de ellas. El bilingüismo es capítulo aparte, aquí también hay un rezago monumental.

Por supuesto, es clave el tema de la ética, los principios y los valores. El sistema educativo en su conjunto tiene un compromiso titánico por formar un nuevo colombiano, ciudadano responsable, transparente y solidario, que rechace la corrupción y el camino del enriquecimiento fácil.

Los retos en la educación vinculan a la sociedad en su conjunto: a los empresarios, a las familias, a los docentes, etc. Sin cambios rápidos y sustanciales en materia de educación el país no logrará ser más competitivo y transparente, para superar ese cáncer de la corrupción que nos carcome.

Fuente: http://elpilon.com.co/educacion-y-competitividad/

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Argentina en el puesto 64 del Indice de Competitividad por el Talento

24 de enero de 2017/Fuente: diario la opinión

Entre los 25 primeros hay 16 países europeos y Singapur, EE. UU. y Australia aparecen entre los “no europeos” del Top Ten.

El cambio tecnológico ha afectado la competitividad del talento y la naturaleza del trabajo, por lo que los países están desempeñando estrategias cada vez más innovadoras para atraer, hacer crecer y retener el talento. Es por esto que Adecco junto con Insead y Human Capital Leadership Institute presentan la cuarta edición del Indice de Competitividad por el Talento Global (GTCI), un enfoque exhaustivo orientado, este año, al Talento y la Tecnología: Formar el futuro del trabajo.
En la cuarta edición del informe, Argentina ha logrado el puesto Nº 64 (el año anterior se ubicó en el 65) a nivel mundial, dentro del grupo de países participantes del estudio. Este año, el índice cubrió 118 economías nacionales, representando el 97,3% del PIB mundial y el 88,7% de su población. El informe mide cómo los países atraen, fomentan el crecimiento y retienen el talento.
El estudio se centra en 4 pilares externos y 2 pilares internos. Los pilares externos son los de la Habilitación, Atracción, Crecimiento y Retención. En el ranking de Habilitación Argentina obtiene el puesto 99, y en Atracción y Retención, 88 y 61 respectivamente. Sin embargo, obtuvo un muy buen resultado en el índice de Crecimiento ubicándose en la posición 33.
En cuanto a los pilares internos, Habilidades profesionales y técnicas y Destrezas de Conocimiento Global, ha obtenido el puesto 73 en la primera y el 62 en la otra respectivamente.

EUROPA MARCA
EL CAMINO

Según el estudio internacional del Grupo Adecco, los primeros puestos del ranking están dominados también este año por países europeos, con 16 de ellos entre los 25 primeros. Suiza mantiene su posición en la parte superior, seguido por Singapur. Sólo tres países “no europeos” se encuentran entre los 10 primeros: Singapur, Estados Unidos y Australia.
David Herranz, CEO de Adecco LATAM y Argentina, expresó: «El rápido avance de la automatización y la inteligencia artificial es la fuente de los cambios más disruptivos de la actualidad, en la manera en que vivimos y trabajamos. La transición será dura, por lo que será necesario que los gobiernos y las empresas actúen, y las reformas del sistema educativo proporcionen habilidades técnicas y personas capaces de adaptarse al cambio. Los trabajadores deben impulsar la empleabilidad comprometiéndose con el aprendizaje permanente y, al mismo tiempo, las políticas de empleo deben combinar la flexibilidad de los empleadores y la protección social. Sólo trabajando juntos podremos responder a los desafíos, liberar el poder del trabajo y fomentar la prosperidad”.
El enfoque de esta edición es el Talento y la Tecnología: Formar el futuro del trabajo. Explora los efectos del cambio tecnológico en la competitividad de los talentos, argumentando que si bien los empleos en todos los niveles siguen siendo reemplazados por máquinas, la tecnología también está creando nuevas oportunidades. Las personas y las organizaciones tendrán que adaptarse a un entorno de trabajo en el que el conocimiento tecnológico, las habilidades, la flexibilidad y la colaboración son fundamentales para el éxito, y en que las redes horizontales reemplazarán a las jerarquías como nueva norma de liderazgo.

¿COMO ATRAER Y RETENER
AL MEJOR TALENTO?

Al competir por talentos, las ciudades se benefician de tres ventajas clave: las tasas de crecimiento económico, las ventajas geográficas, culturales y calidad de vida y por último, un mayor grado de agilidad y habilidad de marca.
En relación al enfoque de este año, estas son las claves que pueden resultar muy útiles para gestionar con éxito la atracción y retención del talento:

• La tecnología y la hiperconectividad están cambiando la naturaleza del trabajo: junto con los factores demográficos, económicos y sociales, están impulsando el surgimiento de una fuerza de trabajo más independiente y dispersa. La flexibilidad es el lema de este siglo, ya que estamos pasando de un entorno en el que el trabajo se basaba en el empleo tradicional (asalariado) a uno donde los trabajadores se quieren sentir “agentes libres”. Este nuevo enfoque está teniendo un enorme impacto en los marcos legales, regulatorios, fiscales y sociales en el mundo del trabajo, por lo que las estrategias de talento deben adaptarse hacia la gestión de los recursos humanos con énfasis en facilitar un equilibrio para los individuos.

• Se debe pensar más allá de la automatización: no se trata simplemente de tecnología. Esto implica reconocer la transformación profunda de los sistemas sociales, los cambios dentro de la organización, en las carreras y en los sistemas educativos y empleo, que en muchos países todavía se basan en un modelo de fábrica del siglo XX que se desvanece rápidamente.

• Combinar las competencias técnicas y las competencias sociales es crucial para el nuevo perfil de talento, ya que la innovación proviene cada vez más de la colaboración. Como el mundo en que vivimos es tan impredecible, los jóvenes deben ser capaces de «aprender a aprender», de crear, de resolver problemas y, además, deben tener habilidades de comunicación. Los planes de estudios deben consistir en enfoques experimentales y basarse ​​en proyectos que incluyan oportunidades de formación en el trabajo.

• Las políticas educativas y del mercado de trabajo son los principales retos del cambio: es fundamental una cooperación entre el gobierno, las empresas y las instituciones educativas para asegurar una rápida reforma del sistema educativo y lograr diseñar políticas de empleo que combinen la flexibilidad del mercado de trabajo con la protección social.

• Tanto para los individuos como para las empresas, la ubicación de los «talentos» contempla cada vez más una ciudad concreta en mente. La infraestructura física (como aeropuertos o carreteras) sigue teniendo importancia para las ciudades que quieren ser vistas como centros globales, pero la infraestructura blanda, como la conectividad a Internet, es de creciente importancia a medida que se pueden ofrecer más servicios on line. La expansión de las redes mundiales de información permite a todo tipo de talentos fijar su atención en ciudades que combinan una alta calidad de vida con buenas perspectivas de carrera.

Fuente: http://diariolaopinion.com.ar/noticia/171230/argentina-en-el-puesto-64-del-indice-de-competitividad-por-el-talento

Imagen: diariolaopinion.com.ar/download/multimedia.normal.bd6de21cb31aab94.6e6f726d616c2e6a7067.jpg

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