¿Qué entendemos por pensamiento crítico? ¿Qué relación tiene con el aprendizaje basado en competencias y qué promoción se puede hacer dentro y fuera de las aulas? En este Informe Breve encontraremos una aproximación al concepto de pensamiento crítico y una reflexión sobre la relación que tiene con la filosofía. Además, haremos un paseo por la historia que nos mostrará los principales ejes temáticos que han sido objeto del pensamiento crítico. Por medio de un análisis veremos de qué manera se relaciona con el aprendizaje basado en competencias y cómo se puede promover dentro y fuera de las aulas. Finalmente, se ofrecerán las conclusiones sobre su implementación tanto en primaria como en secundaria y algunas indicaciones sobre cómo ponerlo en práctica.
Què entenem per pensament crític? Quina relació té amb l’aprenentatge basat en competències i quina promoció se’n pot fer dins i fora de les aules?
En aquest Informe Breu trobarem una aproximació al concepte de pensament crític i una reflexió sobre la relació que té amb la filosofia. A més, farem un passeig per la història que ens mostrarà els principals eixos temàtics que han estat objecte del pensament crític.
Per mitjà d’una anàlisi veurem de quina manera es relaciona amb l’aprenentatge basat en competències i com es pot promoure dins i fora de les aules. Finalment, s’oferiran les conclusions sobre la seva implementació tant a primària com a secundària i algunes indicacions sobre com posar-lo en pràctica.
El filósofo y teólogo Francesc Torralba esboza las condiciones que deben darse en el aula para hacer posible la educación en el pensamiento crítico, como colofón de una serie de jornadas, talleres y visitas a escuelas organizadas por la Fundación Bofill bajo el concepto #somcrítics (somos críticos)..
“Todo niño tiene capacidad de pensamiento crítico, pero para activarlo se necesitan unas condiciones; del mismo modo que un roble no florecerá si la semilla cae sobre el asfalto, el pensamiento crítico no lo hará sin las condiciones de posibilidad adecuadas”. Francesc Torralba y Mar Rosàs, respectivamente director y coordinadora de la Cátedra Ethos de la Universidad Ramon Llull, acaban de publicar un informe (en catalán) de un centenar de páginas titulado ¿Somos críticos? Fundamentos para una educación comprometida, por encargo de la Fundación Bofill. El sábado, en el encuentro sobre pensamiento crítico organizado por la fundación en la Nave Bostik, en la Sagrera (Barcelona), Torralba desgranó algunas ideas fuerza de este informe, es decir, lo necesario para educar en el pensamiento crítico, que según el filósofo significa “poner en cuestión incluso aquello que parece obvio”.
¿Y cuáles son estas condiciones? Torralba enumeró seis, todas ellas sine qua non, y que en realidad se podrían aplicar también al buen periodismo.
1) Tomar distancia. Una distancia, por supuesto, intelectual, porque “cuando uno no toma distancia fácilmente sucumbe al dogmatismo y el fanatismo”. Esta distancia también es válida para las fuentes de información, sobre las que hay que aplicar un “escepticismo metodológico”, añadiría más tarde a preguntas de un asistente;
2) Pensar en clave de comunidad. La crítica no puede ser individual, requiere comunidad, dijo Torralba, lo que implica “acostumbrarnos a dar voz a aquellos a los que no se suele dar voz”;
3) Tener la audacia de criticar, lo quiere decir “atreverse a decirle al emperador que va desnudo”, un ejercicio mucho más difícil de lo que parece porque, a menudo, caemos “en la cárcel de lo políticamente correcto”;
4) Actuar con humildad, que no es otra cosa que “aceptar que la crítica del otro puede tener más consistencia que la tuya”;
5) No excluir ningún objeto de la crítica. “Eso es lo que haría un profesor dogmático: puedes criticarlo todo menos a mí”; y
6) Evitar quedar atrapados por el principio de autoridad, que es aquello tan típico de citar un sabio como estrategia para cerrar un debate ( “¡Esto ya lo decía Platón!”). Aunque, añadió, hoy, más que un sabio, los adolescentes citarían un influencer. En el fondo es lo mismo, porque “el principio de autoridad es la gran excusa para no pensar más, a lo largo de la historia se ha usado mucho y es un gran mecanismo de censura del pensamiento crítico”, advierte Torralba. Como dice el informe, “pensar críticamente es pensar por uno mismo”.
“Podemos educar niños en todos estos aspectos, los podemos educar para tomar distancia, o para ser audaces, o encajar la crítica”, asegura el director de la Cátedra Ethos de la URLL. La defensa del pensamiento crítico en las aulas se debe hacer de forma proactiva, opina, “por todos los beneficios que aporta”, pero también se puede hacer una defensa reactiva, que sería aquella que fundamenta su fuerza en las consecuencias que tiene la ausencia de pensamiento crítico. “Mira lo que pasa en el mundo cuando no hay pensamiento crítico: crece el populismo y la demagogia”.
Críticos sí, ‘criticones’ no
A estas seis condiciones después hay que añadir algunos matices y precisiones. Por ejemplo, advierte Torralba, no es lo mismo ser crítico que criticón. “El criticón es aquella crítica reactiva, epidérmica, la que lo critica todo para hacerse notar, el ‘reventador’ adolescente. De eso el mundo está lleno”, asegura, mientras que la crítica es “la que se fundamenta en las razones”.
Tampoco es lo mismo ser creyente que crédulo. Todos somos creyentes en algo, lo que no podemos es ser crédulos. En general, los alumnos son crédulos, “los puedes engañar con una facilidad extraordinaria por este desequilibrio de saberes” y, por ello, afirma Torralba que “el pensamiento crítico es un poderosísimo antídoto ante la credulidad”.
Transversalidad y pautas de actuación
El informe elaborado por Torralba y Rosàs advierte que el pensamiento crítico no es un contenido curricular, sino que es un elemento indispensable para convertir la información que nos llega en conocimiento. Y que tampoco el Departamento de Educación lo considera una competencia, sino una capacidad que hay que trabajar para alcanzar determinadas competencias como «desarrollar habilidades para hacer frente a los cambios y a las dificultades y para alcanzar un bienestar personal», «analizar el entorno con criterios éticos para encontrar soluciones alternativas a los problemas»,«cuestionarse y usar la argumentación para superar prejuicios y consolidar el pensamiento propio» o «aplicar el diálogo como herramienta de entendimiento y participación en las relaciones entre personas». De hecho, los autores defienden que el pensamiento crítico debe tener una presencia transversal en el trabajo de todas las competencias.
El informe también entra, en su parte final, en dar unas pautas para generar pensamiento crítico, sobre las mismas instituciones educativas y sobre lo que hay más allá de ellas. No ofrece recetas mágicas, sino pautas que hay que adaptar a cada contexto, para la organización de grupos de discusión crítica entre la juventud. A grandes rasgos, viene a decir que los grupos funcionarán si hay motivación y compromiso, que en la elección de los componentes es interesante velar para que haya un alto nivel de afinidad, pero con el máximo grado de diversidad, ya que es “es una ocasión para trabajar el respeto a la diferencia”; también anima a hacer que los encuentros tengan una periodicidad estable, elegir un espacio donde todo el mundo se sienta a gusto, o que se respete el criterio del alumnado en la elección del tema. Y, por último, da varios consejos sobre la tarea que debe llevar a cabo el facilitador.
Aparte de la charla de Torralba, la jornada contó con también con una conversación entre Pilar Benejam y Joan Manuel del Pozo, moderada por Boris Mir, quienes coincidieron en señalar, como había hecho también Torralba, que el pensamiento crítico es un pleonasmo porque, si es pensamiento, debe ser crítico. Para Benejam, el pensamiento crítico “siempre ha estado presente en la educación, porque quien no aprende siempre no puede enseñar”, mientras que Del Pozo señaló que “el pensamiento crítico es una actitud, y si es una actitud, contagia tanto entre compañeros como a los alumnos”.
Perú / 25 de marzo de 2018 / Autor: Walter Vargas Cabanillas / Fuente: Panorama Cajamarquino
Partiendo de los hechos concretos, que las II:EE públicas constituyen realidades complejas, teniendo en consideración que cada estudiante, cada familia y cada docente tienen sus propias particularidades y por tanto las interrelaciones que se produzcan entre ellos es de pronóstico reservado, por cuanto las situaciones que se den son de naturaleza compleja.
Uno de los retos que tienen los directivos es garantizar las condiciones básicas del aprendizaje, por lo tanto necesitan desarrollar nuevas capacidades de gestión como:
1.Analiza los desafíos, retos y alternativas de solución de la gestión escolar teniendo en cuenta las fuentes de los contextos macro y micro de la política educativa (MINEDU: Dirección Escolar: 2016)
2.Analiza y reflexiona sobre la influencia de la dirección como factor clave para la transformación de su I.E centrada en procesos de enseñanza y aprendizaje.
Teniendo en cuenta lo descrito en los párrafos anteriores podemos colegir que para alcanzar la primera capacidad es necesario comprender a la I.E existente tal cual. Y para arribar a la segunda capacidad se necesita centralizar lo pedagógico en la gestión escolar.
Ahora, para concretizar en la praxis estas capacidades se hace necesaria una metodología basada en la reflexión sobre la práctica desarrollando capacidades en los actores que apunten a dos cuestiones fundamentales de la sociedad contemporánea : a)Crear conocimientos y b)Tomar decisiones justas y adecuadas.
Los directivos de las II.EE se encuentran en la necesidad de crear los conocimientos pertinentes para atender las diversas situaciones que se les presente considerando los mejores criterios para tomar las decisiones más acertadas en los casos ocurridos.
Un ejemplo técnico-pedagógico que se presenta en el día a día en las aulas y que tiene correlato con la incertidumbre que viven los directores y docentes, lo constituye el siguiente caso: Un profesor de Ciencia y Tecnología de Secundaria ha preparado su sesión de aprendizaje sobre la gestión responsable del espacio y el ambiente, utilizando materiales educativos, empleando las TIC, e internet y resulta que dos alumnos se encontraban en un conato de pelea, pues su labor es averiguar ¿ por qué? se produjo la pelea, y mientras esto sucedió el tiempo va pasando y se va perdiendo minutos de la sesión, pues el profesor tiene que tener muy buen manejo del aula para procurar la conciliación de los estudiantes y promover la reflexión del resto de alumnos para derivar el caso al departamento psicopedagógico, porque de ninguna manera se puede perder la sesión de aprendizaje, pues se torna imprescindible el buen manejo de la situación presentada para no atrasarse en el logro de la competencia programada de tal suerte que los estudiantes no pierdan tiempo en la construcción de aprendizajes planificados. Esto nos lleva a recapacitar sobre la diversidad de comportamiento de los alumnos a quienes nos debemos y como se diría en términos sencillos el papel de los docentes es el tener que “hilar muy fino” en el trato con los estudiantes para optimizar al máximo el tiempo y las circunstancias para no retrasarse en el aspecto técnico-pedagógico y al mismo tiempo no dejar pasar por desapercibido la formación integral de los alumnos que son la razón de ser del proceso aprendizaje –enseñanza. Como podemos colegir, en el día a día de los docentes, se puede presentar variedad de casos de diversa complejidad, los mismos que debemos tener presente y al mismo tiempo vamos a tener que ingeniarnos para resolver casuísticas que ni siquiera podemos imaginar y para tal efecto, se hace necesario la utilización de recursos de sentido común que no perjudiquen la autoestima de los estudiantes y menos aún acudir a ultranza a castigos físicos que aún persisten en algunas II.EE que nos invitan a pensar que los docentes estamos en la necesidad de reinventarnos profesionalmente para solucionar este tipo de casuísticas que nos pueden incomodar y hasta ponernos en situaciones de perder la ecuanimidad y las buenas maneras de convivencia con los alumnos que son nuestra prioridad profesional.
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