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ONU MUJERES: Manual de Herramientas para la incidencia política de las mujeres en la construcción de paz

ONU Mujeres y la Corporación Humanas con el apoyo y financiamiento de la Cooperación Española en Colombia publica el documento Herramientas para la incidencia política de las mujeres en la construcción de paz, en el marco de un proyecto que tiene como objetivo fortalecer los espacios de interlocución política y concertación entre las mujeres y el gobierno colombiano, y la articulación de procesos y organizaciones a nivel regional y nacional.

Este primer módulo aborda el Proceso de cualificación de capacidades de las mujeres para la construcción de agendas de paz.

La Corporación Humanas – Centro Regional de Derechos Humanos y Justicia de Género desarrolló una metodología para permitir a mujeres ser multiplicadoras de conocimientos para actuar en el marco de diálogos políticos con la institucionalidad y generar incidencia en las agendas de paz territoriales.

Este es el primero de 4 módulos que hacen parte de una Caja de Herramientas.

Módulo I. Diagnóstico. Proceso de cualificación de capacidades de las mujeres para la construcción de agendas de paz.
Módulo II. Herramientas para el diálogo político y la participación de las mujeres en el posconflicto. – ¡La paz con las mujeres si va!
Módulo III. Proceso de cualificación en justicia transicional. Por una justicia de género.
Módulo IV. Estrategia de comunicación para la incidencia.

Puedes consultar el documento, haciendo clic AQUÍ

Fuente: http://gestionandote.org/descarga-herramientas-la-incidencia-politica-las-mujeres-la-construccion-paz/

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Entrevista a Jesús Martín Barbero: «Necesitamos jóvenes problemáticos»

05 de Febrero 2017/Fuente: Colombia2020/Autor: Nicolás Sánchez

Con casi 80 años, el académico es contundente en criticar las políticas educativas del gobierno de Juan Manuel Santos y en aseverar que no aportan a la paz ni reflejan las necesidades de los jóvenes. Tal y como, según él, pasa con las escuelas.

Jesús Martín Barbero recuerda el momento, en los años 60, en el que Manuel Marulanda Vélez, más conocido como ‘Tirofijo’, declaró que Marquetalia, Riochiquito y El Pato Guayabero como zonas libres de América. Se encontraba en la Universidad Nacional y el furor revolucionario hacía parte de la vida estudiantil.

Desde aquella época, Martín se ha dedicado a estudiar las transformaciones culturales y es testigo de los cambios que ha habido en Colombia. En Cali fundó el Departamento de Comunicaciones de la Universidad del Valle, en donde trabajó de la mano con referentes de la cultura caleña como el escritor Andrés Caicedo y el cineasta Carlos Mayolo. “Yo me enamoré de la gente joven de Cali”, cuenta. Sin embargo, de esa ciudad tuvo que salir en 1996 porque las presiones del Cartel del Norte del Valle se cernían sobre la universidad.

Martín no es políticamente correcto. Asevera que en Colombia “hay escuelitas para formar periodistas, pero les falta mucho país”. Ha criticado las posturas de la izquierda frente a la cultura y cuenta que tuvo problemas con gobiernos del siglo XX “por pensar con mi propia cabeza”, dice. Además, entre el 2000 y el 2003 se tuvo que exiliar en México.  

Su producción ha girado en torno a dos temas: la juventud y la cultura. Sus libros son consultados en las facultades de periodismo y de trabajo social en todo el país. Al filo de cumplir 80 años, está por publicar un nuevo libro sobre la juventud.

Ese nuevo texto que estaría listo en abril de 2017 verá la luz en un momento en el que la juventud ha empezado a reclamar espacios en la construcción de paz. Esto, luego de que se conocieron los resultados del plebiscito para refrendar el Acuerdo de La Habana entre el Gobierno y la guerrilla de las Farc.

Los jóvenes han empezado a tomarse las calles de varias ciudades del país pidiendo que su consigna de paz no se fuera al traste debido a la victoria del No. Desde ese momento, han pedido celeridad en el cumplimiento del acuerdo al que llegaron el Gobierno y la guerrilla. A su vez, se han reunido en la Plaza de Bolívar de Bogotá para exigir que el proceso de diálogo con el ELN arranque cuanto antes.

Jesús Martín Barbero camina pausadamente pero su tono es vivaz.  “Cuando uno está viejo, regular es lo mejor que se puede estar”, bromea. Este español llegó a Colombia en 1963, se fue en el 68, y regresó en el 72. Volvió a buscar a la mujer que sería su esposa y con quien echó raíces y tuvo dos hijos.

En esta entrevista habla sobre lo que el país tiene que cambiar para que “la paz” dialogue con los jóvenes.

-¿Cómo siente usted que las universidades están preparando a los jóvenes para este momento histórico donde se empieza a hablar incluso de posconflicto? 

La verdad es que los jóvenes no son una referencia para las universidades, son alumnos. La palabra alumno está por encima de niño, adolescente y joven. Pidiéndole perdón a Gina Parody, ella no se ha enterado de eso. En sus pretendidas reformas no se ha enterado de lo que son las escuelas. Los maestros que no son capaces de entender ni a los niños, menos a los adolescentes y menos a los jóvenes. Hay un desconocimiento muy fuerte de lo que está pasando en el mundo joven. Hay un montón de clichés religiosos y psicológicos que vienen muy bien para calmar la consciencia de los papás y de los maestros.

La clase media en Colombia apenas acaba de subir y tiene mucho miedo de bajar, entonces le apuesta a que sus hijos, con el mayor amor del mundo, salten y puedan llegar más lejos que ellos. La obsesión es el éxito social. Allí hay una trampa que se le está haciendo al país.

Hay una cierta mala consciencia de que el país no está entendiendo a sus jóvenes y por eso se ha venido toda esta vaina educativa, pero lastrada por esta huevonada de Pisa. No saben qué es Pisa ¡Es una empresa privada, no es pública! Depende de un conglomerado de empresas privadas. Hay un documento contra Pisa de cientos de investigadores europeos y gringos, pero en este país nadie lo ha leído.

-¿Cómo salir de esas trampas para hacer de los jóvenes un sector social que impulse la construcción de paz?

El lugar clave para eso es la escuela, el sistema educativo. Por eso yo soy muy duro en mi crítica porque las dos primeras ministras que tuvo Juan Manuel Santos no tenían nada que ver con la educación y la última es una señora que ha trabajado la mitad de su vida en el Ejército, que es de lo más retrogrado y de lo más inculto que haya habido.

Las claves para entender el mundo de los jóvenes son la escuela y los cambios de costumbres. No estoy diciendo que los maestros no quieren entender a los jóvenes, el tema es que ellos no están ahí para entenderlos, están para hacer lo que dicta el Estado.

En este momento estoy trabajando con un pequeño grupo de la Secretaría de Educación de Bogotá en formación de maestros, eso es cambiarles el chip. Por más de que el sistema de Estado haga los programas, ellos tienen que asumir la transformación de esos programas para que realmente sirva a la vida de los niños y de los jóvenes como sujetos humanos. Eso significa que tienen vida propia, que hay cosas que les gustan y cosas que les revientan.

-¿En Colombia se ha dejado de lado a los jóvenes como sujetos?

La prueba que tengo que en este país no se forman sujetos es que la gente no aprende a escribir, aprende a hacer tareas, no a escribir, no a contarse, no saben contar su vida. Pasan a la universidad y les preguntan de dónde vienen, pero no saben cómo responder. Sus padres y sus abuelos son eso, la memoria. Un mínimo de memoria.

-Usted ha hecho un llamado a poner el presente de los jóvenes en historia. Estamos en un momento histórico en el que necesitamos empezar a construir memoria ¿Cómo aterrizar el llamado que usted hace a esa construcción de memoria que estamos por empezar?

Ese es uno de los temas más importantes de mi vida. Yo nací con una España que estaba en guerra y viví las transformaciones de la memoria. Es decir, qué se recordaba antes de la guerra y qué se podía recordar después, porque tuvimos 50 años de franquismo.

Los historiadores estudian historia de atrás para adelante, los niños, los adolescentes y los jóvenes la estudian a partir de su presente. Para que la historia se convierta en memoria de los muchachos hay que partir de su presente. Hay que poner el presente en historia, eso nunca lo ha hecho la escuela.

Los profesores tendrían que escribir sobre la memoria de los niños. Ahí vamos a empezar a saber para dónde vamos. Si fuéramos capaces de empezar las clases diciendo de dónde vengo yo, de dónde vienes tú. Poner eso en común es transformar un montón de alumnos en una escuela de aprendizaje mutuo.  Lo que tú eres es el resultado de unas culturas, de unas memorias.

-Existe mucho miedo de mostrarles a los niños y a los adolescentes las atrocidades que se han cometido en el país ¿Cuál es su opinión frente a eso?

Yo pienso que no es solo miedo, es no entender qué es un país. Un país es una historia en común y esa historia tiene un montón de relatos. Yo descubrí que contar es la palabra más importante del castellano y de todos los idiomas. Contar significa contar cuentos, saber narrar, saber contar. Segundo, contar es tener en cuenta o no al otro, eso es vital en las relaciones sociales. Finalmente, hacer cuentas, contar es contar números.

Hay que aprender a contar con sus propias palabras. Lo que usted ha vivido no lo puede contar nadie más. Hay que aprender a contar su cuento para ser tenidos en cuenta y también hacer cuentas para la reparación.

-¿Usted cree que en Colombia se ha construido memoria excluyendo a la juventud?

Esa es la pregunta del millón ¿Qué tienen que ver los jóvenes con la memoria hoy? Primero con la memoria del país. La memoria del país está, en buena parte, en las novelas, los cuentos y los relatos, ahí está y ahí sigue. Gabriel García Márquez es un memorioso, él ha hecho memoria del país.

No es que este país no tenga memoria. En términos de relatos, sí ha habido. Pero no en la gente. Hoy lo que está descubriendo el país es que la gente tiene derecho a tener memoria y a que esa memoria sea tenida en cuenta para hacer cosas con la gente. Que sea con ella, no utilizándola, sino contando con ella, ahí hay un cambio radical.

-¿Qué espacio tienen ahí los jóvenes?

Yo diría que primero son sujetos, no solamente un objeto sobre el cual contar cosas. Son los jóvenes los que tienen que contar su cuento. No lo puede contar nadie por ellos. No todo tiene que ser escrito, hay muchas maneras de contar ahora. Yo por salud mental no estoy en Facebook porque solo con correos electrónicos tengo. El día que me escribiste tú me escribieron otros seis o siete y a ninguno lo invité, no sé por qué te invité. La verdad algo leí que me pareció distinto, pero podías haber caído según el humor que tengo cada mañana cuando me levanto.

Los jóvenes son los mediadores entre lo que está pasando en la escuela y lo que está pasando en la sociedad. Pero la escuela tiene que asumir que los jóvenes son capaces de contar su memoria, su historia, su familia, su barrio, su país ¿De qué país habla la gente jóven? ¿Dónde están los que están haciendo libros con relatos de la gente joven? El lugar donde se podría cocinar eso con sentido es sacándolo de la palabra tarea. Esto no se hace por tareas ¿dónde la escuela está desarrollando gente creativa e innovadora? En los países en los que la escuela no es una sumatoria de tareas, sino de dimensiones de la vida con proyectos.

-¿Qué sensación tuvo cuando después del plebiscito los jóvenes invitaron a marchar y se tomaron las calles?

Lo lindo, para mí, es que fueron jóvenes, fueron viejos, fueron indígenas, fueron incluso enfermos de hospitales que pidieron que los ayudaran. Fue un país en chiquito, pero enormemente diverso y creativo. Fue realmente un movimiento político en su más profundo sentido.

Fue una sorpresa para todos porque ese país no existía, no se había visto desde hacía mucho tiempo. Siento que los jóvenes pusieron la primera piedra y después la continuidad. Fueron ellos los que sacaron al país a caminar.

-Usted dice que occidente se jodió cuando el juego dejó de ser importante para la educación ¿A qué se refería con eso?

En un simposio al que me invitaron en Barcelona coincidí con un sociólogo alemán que a la mitad de la conferencia se quedó en silencio y gritó: “¿Cuándo se jodió occidente?” y se respondió: “Cuándo separó el trabajo del juego”.

Hubo un tiempo en que el trabajo y el juego estaban juntos y este tenía que ver no sólo con la producción, sino con la creación que tiene que ver mucho más con el juego que con otras cosas. Empezando con que los niños jueguen con su cuerpo ¿Qué pueden hacer con el cuerpo? Pecados. Nacimos en esa iglecita católica que nos encerró en unos sustos porque el cuerpo era peligrosísimo, tanto el sexo como la imaginación eran los enemigos del mundo y de la sociedad.

Occidente perdió la capacidad de pensar su propio sentido: para dónde va, qué quiere, qué está haciendo. Donald Trump es un primer punto de llegada de eso que empezamos a percibir hace mucho tiempo. Se forman gerentes, es decir alguien que sabe hacer cosas, pero no sabe, es un saber instrumental. No es un saber de cuerpo, de barrio, de ciudad, de país, no. Es un saber instrumental así le pongamos muchos títulos.

-Un ejemplo…

Estoy planteando, que lo que estamos viviendo hoy es una mutación a nivel mundial, sobre todo en occidente, una mutación cultural. La modernidad fue un tiempo en el cual la clave era el progreso. Fue muy bueno porque la modernidad fue la liberación de muchas cosas: libertad y creatividad. Eso se fue poco a poco.

El fenómeno joven es estratégico para entender la mutación. Quien está viviendo la mutación y, de alguna manera, disfrutándola es la gente joven. La mutación tanto en sentido de transformación de los modos de escribir, de leer y de jugar, de todo. Está cambiando el juego, por lo tanto, está cambiado la clave de la vida.

El cuento viene a esto si queremos entender al mundo de los jóvenes tenemos que pensar en esta palabrita, hay una mutación cultural, como si hubiera una mutación genética.

-¿Esa mutación cultual hacia dónde va?

No va para un solo sitio. Por ejemplo, hoy el vestido es otra cosa. El vestido para la gente joven es otra cosa distintísima a lo que fue para sus padres y no es que los jóvenes no tengan vanidad. El sentido de la moda cambió.

-¿Cómo la paz puede aterrizar en las escuelas?     

Preguntándoles a los niños, a los adolescentes y a los jóvenes por el país del que vienen. Construyendo con ellos sujetos problemáticos y complejos que son los sujetos verdaderos. La escuela se tiene que conectar con los cambios que piden los alumnos y trabajar para construir una imagen de país que tenga que ver con ellos y que cuente con ellos, todo lo demás va a ser muy pasajero.

Lo que se ha hecho de bulla con la educación, con las ministricas de Santos, no vamos a tener memoria para nada. Para que la escuela geste memoria tiene que empezar por saber de qué estamos hablando porque los maestros en su mayoría piensan que los que tienen memoria son los mayores. Ya no hay historia de Colombia en bachillerato, lo que me parece atroz porque no tienen idea de lo que se ha hecho en su país. En la mayoría de las casas de este país no hay libros, la gente joven no se va a enterar de dónde viene y si no se entera de dónde viene mucho menos va a saber a dónde va.

Fuente de la entrevista: http://colombia2020.elespectador.com/pedagogia/las-12-peliculas-para-aterrizar-eso-que-llaman-paz

Fuente de la imagen:http://colombia2020.elespectador.com/sites/default/files/styles/gallery_custom_user_md_1x/public/gallery-files/gus_6548.jpg

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Levantará Colombia bibliotecas en areas de desmovilización de FARC-EP

América del Sur/Colombia/4 Febrero 2017/Fuente: Prensa Latina

Colombia construirá hasta el año 2018 unas 200 bibliotecas públicas, especialmente en las zonas afectadas por el conflicto armado o por la pobreza, incluidas zonas verdales donde ocurrirá la deposición de las armas de las FARC-EP.
El Ministerio de Cultura informó este viernes que una de estas bibliotecas ya está lista en la vereda Santa Helena, en el oriental departamento del Meta, a unos 200 kilómetros de esta capital.

En esa demarcación el ejército colombiano, con la colaboración de la propia guerrilla y de otros países, realizó antes labores de desminado humanitario.

Este tipo bibliotecas rurales están conformadas por contenedores metálicos que los adecuan para convertirlos en salas de lectura, ludoteca, área informática y de investigación, entre otros usos propios de esas instituciones.

La inversión para la construcción y dotación de esos centros de lectura, el ministerio del ramo calcula que puede alcanzar un precio del equivalente a unos 125 mil dólares por módulo. Los locales contarán con una estructura impermeable, con aislamiento termo-acústico, iluminación interna, conectividad de equipos y servicios sanitarios, a la vez permite el mejor uso del espacio con divisiones internas de materiales ligeros.

Añade la dependencia gubernamental que la iniciativa de este modelo de bibliotecas tuvo en cuenta que muchos municipios de difícil acceso no cuentan con lugares disponibles para la construcción de esos centros culturales.

Una nota de prensa de esa cartera comenta que otra biblioteca similar comenzó a construirse ya en Pueblo Nuevo, en el municipio de Briceño, occidental departamento Antioquia, donde se quiere beneficiar a los habitantes de veredas cercanas como Orejón y La Calera.

Esos locales contarán con los suministros del Programa Nacional de Lectura y Escritura ‘Leer es mi cuento’ que tiene como meta aumentar el índice de lectura del país, pasando de 1.9 a 3.2 libros leídos por habitante al año.

Se indicó que estos espacios tendrán una adecuada conexión a internet, junto a una constante labor de capacitación y formación de los bibliotecarios.

Dentro de ese plan a dos años, está prevista una inversión particular de dos millones de dólares para crear Bibliotecas Públicas móviles, las cuales se instalarán en 20 zonas de tránsito de la insurgencia, donde se implementa actualmente el proceso de paz alcanzado con las FARC-EP.

Estamos convencidos de que la cultura y la educación son herramientas transformadoras de la sociedad, que permitirán construir la Colombia en paz que todos queremos, enfatiza el comunicado ministerial.

Fuente: http://prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=61470&SEO=levantara-colombia-bibliotecas-en-areas-de-desmovilizacion-de-farc-ep
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Educación para la paz en tiempos de crisis

Por Laura Tiana Álvarez

Es esencial que la educación para la paz no sea una iniciativa puntual y aislada, sino que forme parte de un programa bien estructurado y sostenido.

En el marco del ‘Día Escolar de la No-violencia y la Paz’ conviene pararse a reflexionar sobre cuál es el papel que la educación juega en los procesos de construcción y mantenimiento de la paz. Desde el ámbito escolar, se multiplican los programas y actividades de educación para la paz y aumenta la necesidad y la importancia de trabajar en ello. Pero, ¿cuál es el papel que la educación ejerce en los países en situación de crisis o post-conflicto?, ¿puede tener un impacto positivo sobre la construcción de la paz?, ¿y durante la propia fase de conflicto? La respuesta es rotundamente sí. Pero no a cualquier coste ni de cualquier manera.

¿Qué entendemos por “paz”? Manejemos el concepto de “paz positiva” de Galtung, que presupone que las relaciones entre las personas están teñidas de conflictos multicausales, y que por tanto la paz es algo más que la ausencia de guerra o de conflicto. Afecta a todas las dimensiones de la vida y se orienta hacia un estado de pleno respeto de los derechos humanos. Así, la educación para la paz no tendría como objetivo la eliminación del conflicto, sino la enseñanza de competencias para su resolución pacífica mediante el diálogo, la mutua comprensión, la valoración de la diversidad, y la búsqueda de la justicia, pues se presupone que solo hay paz cuando hay justicia.

En este marco, ¿cuál es papel de la educación como palanca para la paz? Desde un enfoque de derechos, bastaría con señalar que la educación es en sí misma un derecho fundamental, validante de otros derechos fundamentales; promueve la libertad y la autonomía personal y genera importantes beneficios para el desarrollo. Pero al mismo tiempo, en países en situación de conflicto, se erige como un poderoso vehículo para la construcción de la paz. Considerando que la educación también es la principal perjudicada en los contextos de conflicto, así como la más desatendida, recibiendo apenas un 2% de la ayuda humanitaria total, el reto es doble: asegurar el restablecimiento de los sistemas de educación dañados -la educación como fin, como derecho y como bien público global-, y utilizar la educación como instrumento para la búsqueda de la paz -educación como medio-.

Pero la educación per se no genera automáticamente impactos positivos en los procesos de construcción de la paz. Educación y conflicto poseen una relación bidireccional y compleja. Así como el conflicto puede bloquear, transformar e interrumpir la educación, la educación también puede alimentar el conflicto, inculcando conductas y actitudes que generen tensiones interculturales o intergrupales. Informes de UNESCO sobre los conflictos armados y la educación denuncian la instrumentalización de la educación para avivar las tensiones sociales, la intolerancia y los prejuicios que conducen al conflicto armado, tal y como ocurrió por ejemplo en Guatemala, con la imposición del idioma español en las escuelas para las poblaciones indígenas del país, incrementando los sistemas y mecanismos pre-existentes de discriminación social.

Pero en la otra cara de la moneda, se evidencia el papel de la educación como palanca de cambio, mediante la promoción de una sociedad inclusiva e inculcando actitudes que generen una transformación social hacia la construcción de la paz. Así, el apoyo a las iniciativas nacionales de educación para la resolución de conflictos, la elaboración de materiales y programas educativos para la educación para la paz, la introducción en los currículos de asignaturas de Educación para la paz, derechos humanos y ciudadanía (PEHCED), el uso del deporte en los programas de desarrollo y paz, o la implantación de programas de educación para la paz y el desarme, son algunos ejemplos de cómo la educación ha servido como palanca para la paz en países como Somalia, Sudán, Tayikistán, Liberia o Colombia.

Desde el ámbito internacional, organizaciones como ACNUR, UNESCO y la INEE, entre otras, manejan un enfoque de “educación sensible al conflicto”, que se basa en el “do no harm”, y marca pautas y estrategias muy claras para que toda política, programa y acción educativa se oriente a la reducción del impacto negativo y el aumento del impacto positivo que la educación tiene en cada conflicto. La educación sensible al conflicto actúa así como paso previo y paralelo a la construcción de la paz, con el objetivo de garantizar el derecho a una educación de calidad en todas las fases de un conflicto.

La importancia del papel de la educación ha ido ganando peso en el ámbito internacional en las últimas décadas, y ello queda patente en la construcción de la nueva agenda de desarrollo Post 2015. Tanto los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 de NNUU, como la Declaración del Foro Mundial de Educación de Incheon, expresan por primera vez un posicionamiento firme para que el derecho a la educación alcance a las personas afectadas por los conflictos, desastres y emergencias, mediante el desarrollo de la personalidad y el entendimiento, la tolerancia y la paz. El reto principal en este momento está en lograr revertir la insuficiente atención prestada a la educación en la consolidación de la paz, aprovechando este impulso y creando entornos de aprendizaje de calidad, adaptados a las necesidades de cada individuo, basados en el respeto a los derechos humanos, las diferencias de género, la salud y la seguridad en todas sus dimensiones.

Décadas de trabajo en este ámbito y de análisis de experiencias exitosas y fallidas, nos llevan a concluir que un programa de Educación para la Paz debe inculcar y promover una serie de competencias y valores asociados con comportamientos pacíficos. Pero para asegurar su viabilidad y efectividad, es esencial que la educación para la paz no sea una iniciativa puntual y aislada, sino que forme parte de un programa bien estructurado y sostenido, y que implique a la comunidad entera, trascendiendo el ámbito de la escuela. Esto complementa y completa el proceso de construcción de la paz, mediante el cual las comunidades y naciones podrán desarrollarla justicia social y económica.

 Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/01/30/educacion-para-la-paz-en-tiempos-de-crisis/
Imagen: https://germanfebres.files.wordpress.com/2016/11/imagen-referencial-nic3b1os-terremoto.jpg
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Colombia: U Nacional pide al Congreso no reformar educación superior porque afectaría proceso de paz

Colombia / www.rcnradio.com / 1 de febrero de 2017

Por medio de una carta el rector de la Universidad Nacional, Ignacio Mantilla, le solicitó al Congreso de la República no reformar la educación superior y mucho menos vía fast track.

Según esta institución educativa, en el Consejo Nacional de Educación Superior (Cesu) realizado el pasado 26 de enero en el Ministerio de Educación Nacional, se propuso la iniciativa para la reforma.

Por tanto, si el Congreso hace los cambios solicitados podría afectar los proyectos de educación en el marco del posconflicto.

“Aprobar vía fast track una reforma a la educación superior deslegitimaría cualquier acuerdo, limitaría las acciones que las universidades públicas vienen implementando para atender las necesidades en educación en el escenario del pos acuerdo y despertaría dudas que podrían empañar y desvirtuar el propósito del proceso de paz”,afirma el rector en la carta.

Así las cosas, expone que la propuesta ya se había abordado.

“En rigor, la iniciativa corresponde a la creación del Sistema Nacional de Educación Terciaria, propuesta que existía mucho antes de la suscripción de los acuerdos derivados del proceso de paz”, dijo.

De esta manera, aluden a la posibilidad de que la comunidad académica esté presente en la futura reforma de la educación superior sin dejar de lado los proyectos educativos del posconflicto.

Fuente: http://www.rcnradio.com/educacion/u-nacional-pide-al-congreso-no-reformar-educacion-superior-afectaria-proceso-paz/

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Nuevo acuerdo de paz que firmaron el Gobierno colombiano y las FARC-EP

América del Sur/15 de noviembre de 2016/Fuente: telesur
El anuncio del nuevo acuerdo fue hecho el pasado sábado pero hubo diferencias de último entre las partes y fue hasta la madrugada de este lunes que se publicó.

Comunicado Conjunto No. 5
La Habana, Cuba, 14 de noviembre de 2016

Las delegaciones del Gobierno Nacional y las FARC-EP informamos a la opinión pública lo siguiente:

A partir de este momento los colombianos pueden leer en su totalidad, el nuevo Acuerdo General para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera que incluye los cambios, precisiones y ajustes firmados el 12 de noviembre.

El texto completo está disponible en la página web www.mesadeconversaciones.com.co

Estamos convencidos que la lectura de todo el documento permite una comprensión integral y genuina de lo acordado, y que los cambios, precisiones y ajustes del nuevo Acuerdo lo fortalecen y responden a las inquietudes y sugerencias hechas por diferentes sectores de la sociedad, preservando a la vez  las reformas y transformaciones contenidas en el Acuerdo del 26 de septiembre, que son la base de una paz estable y duradera.

PREÁMBULO

Recordando que los diálogos de La Habana entre delegados y delegadas del Gobierno Nacional, presidido por el Presidente Juan Manuel Santos y delegados y delegadas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo, con la decisión mutua de poner fin al conflicto armado nacional, tuvieron origen como resultado del Encuentro Exploratorio sucedido en la capital de la República de Cuba entre el día 23 de febrero y el día 26 de agosto de 2012; Estimando que como resultado de los diálogos exploratorios referidos se produjo un Acuerdo General para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera, firmado en la fecha última citada ante testigos nacionales y ante delegados de la República de Cuba y del Reino de Noruega que sirvieron igualmente como testigos, y que, desde entonces, asienten el proceso como países garantes; Destacando que la República Bolivariana de Venezuela y la República de Chile se han aprestado en todo momento a brindar sus buenos oficios como países acompañantes; Rememorando que en desarrollo de la agenda aprobada en el Acuerdo en mención se instaló la Mesa de Conversaciones el día 18 de octubre de 2012 en la ciudad de Oslo, capital del Reino de Noruega, para luego continuar actividades en la capital cubana sin solución de continuidad hasta la celebración del acto de suscripción del nuevo Acuerdo Final; Considerando que como consecuencia de lo atrás enunciado el 24 de agosto del año que cursa las partes suscribieron un Acuerdo Final Para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera; que dicho acuerdo fue objeto de consulta al pueblo en los términos de un plebiscito acogido por las partes en su correspondiente momento, en fecha establecida para tal propósito (el pasado 2 de octubre), y mediando sentencia proferida por la Corte Constitucional que indicó al país los términos y condiciones del camino escogido; Reconociendo que el veredicto de las urnas arrojó la prevalencia del NO sobre el SI, sin que ello significara rechazo al derecho a la paz ni a los derechos fundamentales; Resaltando que la propia sentencia de la Corte Constitucional arriba aludida puso de presente los lineamientos a seguir en caso de darse el NO como respuesta mayoritaria en la jornada plebiscitaria; que dicho pronunciamiento de la alta Corte indica que se mantienen las competencias del Presidente de la República para mantener el orden público, “incluso a través de la negociación con grupos armados ilegales, tendiente a lograr otros acuerdos de paz”; Haciendo valer la decisión de las partes de proseguir con la búsqueda de la paz escuchando previamente a quienes manifestaron sus reservas a contenidos del Acuerdo Final primeramente signado, con el anhelo de llegar a un nuevo acuerdo de mayor consenso; que lo alcanzado con ello fue haber logrado enriquecer y modificar el Acuerdo anterior, teniendo en cuenta las inquietudes y las propuestas, aclaraciones y definiciones puntuales hechas por los más variados grupos y organizaciones sociales, sectores de opinión y movimientos y partidos políticos; que después de estudiar con desprevención y esmero todo lo puesto a consideración de las partes negociadoras por los interesados, se introdujeron importantes y numerosos cambios y modificaciones sustanciales a los textos antiguos convirtiendo el Acuerdo de Paz anterior en un nuevo Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera; Subrayando que el nuevo Acuerdo Final que se suscribe en la fecha corresponde a la libre manifestación de la voluntad del Gobierno Nacional y de las FARC-EP – habiendo atendido sí, diversas iniciativas de sectores del pueblo de Colombia -, obrando de buena fe, y con la plena intención de cumplir lo acordado; Teniendo presente que el Artículo 22 de la Constitución Política de la República de Colombia impone la paz como un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento; que el Artículo 95 afirma que el ejercicio de los derechos y libertades reconocidos en la Constitución implica responsabilidades, entre ellas, propender al logro y mantenimiento de la paz; Destacando que la paz ha venido siendo calificada universalmente como un derecho humano superior, y requisito necesario para el ejercicio de todos los demás derechos y deberes de las personas y del ciudadano; Teniendo presente que el nuevo Acuerdo Final recoge todos y cada uno de los acuerdos alcanzados en desarrollo de la agenda del Acuerdo General suscrita en La Habana en agosto de 2012; y que para lograrlo, las partes, siempre y en cada momento, se han ceñido al espíritu y alcances de las normas de la Constitución Nacional, de los principios del Derecho Internacional, del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, del Derecho Internacional Humanitario (Convenios y Protocolos), de lo mandado por el Estatuto de Roma (Derecho Internacional Penal), de los fallos proferidos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos relativos a los conflictos y su terminación, y demás sentencias de competencias reconocidas universalmente y pronunciamientos de autoridad relativos a los temas suscritos; Poniendo de presente que los derechos y deberes consagrados en Carta, se interpretan de conformidad con los tratados internacionales sobre derechos humanos ratificados por Colombia, sin que su goce o ejercicio puedan ser objeto de limitación.

Recordando que el Artículo 94 manifiesta que “la enunciación de los derechos y garantías contenidos en la Constitución y en los convenios internacionales vigentes, no debe entenderse como negación de otros que, siendo inherentes a la persona humana, no figuren expresamente en ellos; Poniendo en consideración que la suma de los acuerdos que conforman el nuevo Acuerdo Final contribuyen a la satisfacción de derechos fundamentales como son los derechos políticos, sociales, económicos y culturales; los derechos de las víctimas del conflicto a la verdad, la justicia y la reparación; el derecho de los niños, niñas y adolescentes; el derecho de libertad de culto y de su libre ejercicio; el derecho fundamental a la seguridad jurídica individual y/o colectiva y a la seguridad física; y el derecho fundamental de cada individuo y de la sociedad a no sufrir la repetición de la tragedia del conflicto armado interno que con el presente Acuerdo se propone superar definitivamente; Subrayando que el nuevo Acuerdo Final presta especial atención a los derechos fundamentales de las mujeres, de los grupos sociales vulnerables como son los pueblos indígenas, las niñas, niños y adolescentes, las comunidades afrodescendientes y otros grupos étnicamente diferenciados; de los derechos fundamentales de los campesinos y campesinas y de los derechos esenciales de las personas en condición de discapacidad y de los desplazados por razones del conflicto; de los derechos fundamentales de las personas adultas mayores y de la población LGBTI; Poniendo de presente que en desarrollo de lo anteriormente subrayado el Estado, en cumplimiento del Artículo 13 de la Constitución Política de Colombia, debe garantizar el derecho a la igualdad y a la no discriminación en sus distintas dimensiones; que debe propender por que se den las condiciones que permitan la protección eficaz de las personas que se encuentren en debilidad manifiesta y la sanción de los abusos que se cometan contra ella.

Enfatizando, que Colombia ha suscrito tratados y declaraciones internacionales que consagran la igualdad, la no discriminación de las personas y la tolerancia como conductas universales, no solo como principios, sino como valores que se deben aplicar y defender como condición para el logro de la paz y el progreso económico y social de todos los pueblos, y poniendo de presente que la tolerancia consiste en “la armonía en la diferencia”; Reparando que, a juicio del Gobierno Nacional, las transformaciones que habrá de alcanzarse al implementar el presente Acuerdo deben contribuir a reversar los efectos del conflicto y a cambiar las condiciones que han facilitado la persistencia de la violencia en el territorio; y que a juicio de las FARCEP dichas transformaciones deben contribuir a solucionar las causas históricas del conflicto, como la cuestión no resuelta de la propiedad sobre la tierra y particularmente su concentración, la exclusión del campesinado y el atraso de las comunidades rurales, que afecta especialmente a las mujeres, niñas y niños; Valorando y exaltando que el eje central de la paz es impulsar la presencia y la acción eficaz del Estado en todo el territorio nacional, en especial en múltiples regiones doblegadas hoy por el abandono, por la carencia de una función pública eficaz, y por los efectos del mismo conflicto armado interno; que es meta esencial de la reconciliación nacional la construcción de un nuevo paradigma de desarrollo y bienestar territorial para beneficio de amplios sectores de la población hasta ahora víctima de la exclusión y la desesperanza; Reconociendo los derechos de la sociedad a una seguridad humana integral con participación de las autoridades civiles; Exaltando y consagrando la justicia prospectiva en tanto reconoce derechos fundamentales esenciales para las nuevas y futuras generaciones como son el derecho a una tierra conservada, el derecho a la preservación de la especie humana, el derecho a conocer sus orígenes y su identidad, el derecho a conocer la verdad sobre hechos acontecidos antes de su nacimiento, el derecho a la exención de responsabilidades por las acciones cometidas por las generaciones precedentes, el derecho a la preservación de la libertad de opción, y otros derechos, sin perjuicio de los derechos de las víctimas de cualquier edad o generación a la verdad, la justicia y la reparación; Atentos a que la nueva visión de una Colombia en paz permita alcanzar una sociedad sostenible, unida en la diversidad, fundada no solo en el culto de los derechos humanos sino en la tolerancia mutua, en la protección del medio ambiente, en el respeto a la naturaleza, sus recursos renovables y no renovables y su biodiversidad;

Recordando que el pasado 23 de junio del año en curso, las delegaciones del Gobierno Nacional y de las FARC-EP suscribieron en la capital cubana los acuerdos de Cese al Fuego y de Hostilidades Bilateral y Definitivo y Dejación de las Armas y Garantías de Seguridad, en presencia del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, del Secretario General de Naciones Unidas, del Presidente de la Asamblea General de la ONU, del Presidente del Consejo de Seguridad de la misma organización, del Ministro de Relaciones Exteriores del Reino de Noruega, de los Jefes de Estado de los países acompañantes, de Jefes de Gobierno de países de la región, del Enviado Especial de los Estados Unidos de América y del Representante Especial de la Unión Europea; que tal cese de hostilidades ha venido siendo reiterado desde la fecha de ocurrencia del plebiscito del pasado 2 de octubre; Aceptando que las normas de derecho internacional consuetudinario continuarán rigiendo las cuestiones relacionadas con derechos fundamentales no mencionados en el nuevo Acuerdo Final, incluyendo el mandato imperativo que ordena que “en los casos no previstos por el derecho vigente, la persona humana queda bajo la salvaguardia de los principios de humanidad y de la exigencias de la conciencia pública”; Admitiendo que el nuevo Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera debe ser objeto de refrendación, de acuerdo con el punto 6 de la agenda del Acuerdo General; que dicha refrendación puede efectuarse mediante sistemas de participación ciudadana como son el plebiscito, la iniciativa legislativa, la consulta, el cabildo abierto y otros, o por corporaciones públicas elegidas mediante sufragio sobre cuyos miembros recaiga representación con mandato tales como el Congreso de la República, las asambleas departamentales y concejos municipales; que dicha refrendación se decide por las partes y habrá de hacerse como las normas pertinentes o sentencias lo indiquen; Reconociendo todo lo anteriormente enunciado y en particular el mandato constitucional indelegable que sentencia que es al Presidente de la República como Jefe de Estado, Jefe del Gobierno y Suprema Autoridad Administrativa a quien corresponde convenir y ratificar acuerdos de paz; El Gobierno de la República de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de ColombiaEjército del Pueblo, hemos acordado: Suscribir el presente Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera, con las modificaciones sustanciales que hacen del mismo, un nuevo Acuerdo, cuya ejecución pondrá fin de manera definitiva a un conflicto armado de más de cincuenta años y que a continuación se consigna. El presente Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera se suscribe por el Gobierno Nacional y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de ColombiaEjército del Pueblo (FARC-EP), como Acuerdo Especial en los términos del artículo 3 común a los Convenios de Ginebra de 1949, para efectos de su vigencia internacional.

El Gobierno Nacional y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- Ejército del Pueblo (FARCEP), firman siete originales incluidos sus anexos, uno para cada una de las partes, uno para cada uno de los países garantes y uno para cada uno de los países acompañantes. El séptimo ejemplar original se depositará inmediatamente tras su firma, ante el Consejo Federal Suizo en Berna o ante el organismo que lo sustituya en el futuro como depositario de las Convenciones de Ginebra.

Fuente: http://www.telesurtv.net/news/Lea-el-nuevo-acuerdo-de-paz-que-firmaron-el-Gobierno-colombiano-y-las-FARC-EP-20161114-0002.html?utm_source=dlvr.it&utm_medium=twitter

Imagen:www.telesurtv.net/__export/1479124878995/sites/telesur/img/multimedia/2016/11/14/nuevo_acuerdo_de_paz.jpg_1718483347.jpg

 

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Juan Vivas: «Construir la paz desde la educación»

 

Por: Juan Vivas

La humanidad, históricamente, de forma natural ha buscado el equilibrio y la estabilidad social hasta el punto de llegar al consenso entre los individuos, alejándose de la ira y el egoísmo y resolviendo de forma pacífica los conflictos. Sin embargo, esta tendencia natural del hombre ha costado vidas al paso del tiempo.

Un reconocido activista de Derechos Humanos llamado Martin Luther King escribió: “La verdadera paz no es simplemente la ausencia de tensión; es la presencia de justicia”; esto nos hace pensar que para construir la paz y disminuir los conflictos y tensiones sociales debemos apelar a la educación como una herramienta que fortalezca y multiplique esa esencia natural de todo ser humano en su continua búsqueda de la paz.

Desde el punto de vista de La Organización de las Naciones Unidas (ONU), la preocupación por la paz ha logrado que los países realicen un esfuerzo que en términos de organización dio como resultado: 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y las 169 metas de la nueva agenda universal.

Un posible paso para construir la paz es impulsar y concretar estos objetivos, los cuales enuncian: “…Poner fin a la pobreza en todas sus formas y en todo el mundo”; “Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos”; “Lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas”; “Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos”; “Reducir la desigualdad en los países y entre ellos; Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y construir a todos los niveles instituciones eficaces e inclusivas que rindan cuentas”.

Ahora bien, los Objetivos de Desarrollo del Milenio marcan una posible ruta a seguir hasta el 2030. Estos deben estar entrelazados con la realidad y ser vinculados a la educación para fortalecer los derechos humanos de todas las personas y alcanzar la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas.

Objetivos que son de carácter integrado e indivisible y conjugan las tres dimensiones del desarrollo sostenible: económica, social y ambiental, siendo la base para entender un posible camino mundial para construir la paz.

En Latinoamérica la postura de Venezuela es el llamado al diálogo, la tolerancia y la búsqueda de una sociedad solidaria y liberadora siempre dentro del ámbito del respeto a los Derechos Humanos y el legítimo derecho de mantener nuestra independencia y soberanía.

La ruta para construir la paz se sustenta en la protección social dirigida a las personas, comunidades y grupos sociales que viven en constantes situaciones de vulnerabilidad, en la búsqueda de un modelo humanista centrado en la mujer y el hombre, quienes de forma protagónica han venido ejecutando actividades en los ámbitos locales, nacionales e internacionales en conjunto con el Poder Popular, transfiriéndole el poder al pueblo y haciendo de la educación una prioridad.

La transversalidad de educación impregnada de la visión de los DDHH con el propósito de profundizar el sistema político social, que van desde una organización social tal como lo es la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz hasta un Consejo Comunal organizado con miras a una Comuna o Eje Comunal donde el fin último es la búsqueda de la justicia y la paz.

Otra de las premisas para la búsqueda de la construcción de la paz es que, en el contexto de la educación popular podemos promover y defender el derecho a la vida, a la integridad, a la libertad y a la seguridad personal, haciendo consciente a las y los ciudadanos sobre la defensa y promoción de los derechos humanos y su vital importancia como ruta segura para garantizar la paz.

Por último, y no menos importante, tenemos como tarea pendiente coadyuvar en la búsqueda de espacios de reflexión permanente para resolver de forma integral cualquier problema que se presente en la construcción de la paz desde la educación, reconociendo el esfuerzo e iniciativas tales como: el movimiento por la paz y por la vida, la creación de estructuras ministeriales especializadas en el tema, la aplicación del Plan Nacional de Derechos Humanos, la profundización en la legislación y la voluntad política del Estado para cumplir los Objetivos del Milenio y, por ende, alcanzar la mayor suma de la felicidad posible para llegar a construir una verdadera paz social.

Fuente: http://www.correodelorinoco.gob.ve/opinion-libre/construir-paz-educacion-tematica/

Imagen: Edgar Vargas.

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