28 de Enero 2018/Fuente y Autor: spanish.xinhuanet
China creará un sistema de lista negativa y un mecanismo de supervisión conjunta para estandarizar el desarrollo de las agencias de formación para los estudiantes de primaria y secundaria, según una declaración del Ministerio de Educación.
China ha experimentado un rápido desarrollo del mercado de clases extracurriculares en los últimos años, ya que los padres chinos quieren que sus hijos obtengan las mejores calificaciones en los exámenes y no dudan en pagar por este tipo de cursos.
Los ingresos del mercado de formación para niños y adolescentes superaron en 2016 los 800.000 millones de yuanes (126.000 millones de dólares), según la Sociedad de Educación de China.
Sin embargo, el desarrollo desordenado del mercado no solo ha resultado en una presión académica excesiva sobre los estudiantes, sino que también ha afectado el curso normal de la enseñanza en las escuelas, de acuerdo con el documento.
El ministro de Educación, Chen Baosheng, dijo que este año el país lanzará una regulación para que las instituciones de formación extracurricular tengan un desarrollo ordenado y estandarizado.
Fuente de la noticia: http://spanish.xinhuanet.com/2018-01/27/c_136929680.htm
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Con unos 1.400 millones de habitantes, es imposible solucionar la superpoblación de China. Todo lo más que puede hacerse es distribuirla. Ese es el objetivo de las autoridades de Shanghái y Pekín, las dos ciudades más populosas del país, para los próximos años.
En 2035, Shanghái limitará su población a «solo» 25 millones de habitantes y su suelo urbanizable a 3.200 kilómetros cuadrados, según consta en el plan maestro de su Ayuntamiento, aprobado recientemente por el Gobierno central. Plagada de futuristas rascacielos a lo «Blade Runner» y autopistas de varios niveles, esta espectacular megalópolis tendrá que perder parte de su población porque a finales de 2014 ya contaba con 24,1 millones de habitantes. Un plan que ya ha sido criticado por sociólogos chinos como Liang Zhongtang, quien lo definió como «no práctico ycontra la tendencia del desarrollo» en la prensa oficial.
Por su parte, Pekín, donde ya vivían 21,5 millones de personas en 2014, se fijó en septiembre un límite de 23 millones de habitantes en 2020. Eso significa que tendrá que echar a un buen número de sus residentes, como ya hizo en noviembre con decenas de miles de emigrantes rurales que vivían en infraviviendas en sus suburbios. Con el argumento de que no eran seguras, las autoridades demolieron sus casas después de que un incendio devorara un edificio y matara a 19 personas. En 40 días, las excavadoras derribaron tantas construcciones que los barrios afectados parecían arrasados por un terremoto. La destrucción fue tal que los vecinos desalojados se atrevieron a protestar contra las autoridades, que no habían previsto un alojamiento alternativo para ellos porque lo único que querían es que se marcharan de la ciudad. Una drástica e inhumana medida que ha sido muy criticada por más de un centenar de intelectuales, pero que el autoritario régimen chino ha vuelto a silenciar gracias a su control de los medios de comunicación.
Con este objetivo, la población de Pekín bajará en dos años hasta un 15 por ciento en los seis distritos principales de la ciudad. Para ello, el régimen ya está trasladando sedes gubernamentales a la zona de Tongzhou, al este, y tiene previsto construir una nueva capital administrativa y económica en Xiongan, a unos cien kilómetros al suroeste. Con el traslado de funciones no esenciales a las afueras, el suelo edificable se reducirá de 2.860 kilómetros cuadrados en 2020 a 2.760 en 2035.
Todos estas medidas pretenden luchar contra la que ya ha sido bautizada como «la enfermedad de la gran ciudad». Así se llama al cúmulo de problemas derivados de la superpoblación que hacen que las megalópolis chinas sean «invivibles»: tráfico congestionado a todas horas, contaminación tan espesa que eclipsa el sol tras una nube tóxica, transportes públicos abarrotados y escasez de servicios como la educación y la sanidad. A todo ello hay que añadir no solo la carestía de vida por el crecimiento económico, que ha disparado la burbuja inmobiliaria, sino también las graves secuelas psicológicas que deja su inhumano desarrollismo en un ambiente dominado por las prisas, el estrés y la dureza de la «jungla de asfalto».
Como siempre, los más perjudicados serán los emigrantes rurales,que han acudido a la gran ciudad en busca de una vida mejor y tendrán que volver a sus míseros pueblos.
Fuente de la noticia:http://www.abc.es/sociedad/abci-shanghai-limitara-poblacion-solo-25-millones-habitantes-2035-201801062112_noticia.html
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Hablamos de madres tóxicas, no obstante, cabe aclarar también que hay padres tóxicos y abuelos tóxicos. Las madres tóxicas son pilares en la educación de los niños que lejos de fomentar una madurez personal y una seguridad, anclan pesadas cadenas vetando por completo la independencia física y emocional de esa persona.
Ahora bien, cabe decir que el rol de la madre tiene casi siempre, un peso más intenso en la educación de los niños. Es ella quien establece ese vínculo de cuidado y afecto tan estrecho con ese recién nacido, que día a día, irá desprendiéndose de sus brazos para avanzar con seguridad por el mundo sabiéndose amado, teniendo siempre ese referente que le ha aportado un amor incondicional pero saludable, con el que madurar de modo inteligente.
1. ¿Qué hay detrás de la personalidad de las madres tóxicas?
Puede que nos llame la atención, pero detrás del comportamiento de una madre tóxica, está el amor. Ahora bien, todos sabemos que a la hora de hablar del amor, existen dos caras de una misma moneda: está esa dimensión capaz de propiciar el crecimiento personal de la persona, ya sea a nivel de pareja o a nivel familiar, y a su vez, está también ese lado más tóxico donde se ejerce un amor egoísta e interesado, a veces hasta asfixiante, que puede ser completamente destructivo.
Lo preocupante, es que los familiares que despliegan las artimañas de la toxicidad, lo hacen hacia criaturas que están en pleno proceso de maduración personal, ahí donde debe asentarse su personalidad, su autoestima… Todo ello, irá esculpiendo en ellos grandes vacíos, grandes inseguridades en ocasiones insalvables. Veamos ahora qué dimensiones psicológicas perfilan a las madres tóxicas:
1. Personalidad insegura
En ocasiones, en una madre tóxica suele esconderse una clara falta de autoestima y autosuficiencia que les obliga a ver en sus hijos “esa tabla de salvación” a la cual modelar y controlar para tener siempre a su lado, para que cubran sus carencias.
2. Obsesión por el control
La necesidad que tienen las madres tóxicas por tener controlado cada aspecto de sus vidas, hace que acaben haciendo lo mismo en la vida de sus hijos. No son capaces de ver los límites. Para ellas, control es sinónimo de seguridad, de algo inmanente que no cambia, y lo que no cambia es bueno porque les hace sentir bien.
Lo complicado de esta dimensión es que las madres tóxicas suelen ejercer el control pensando que con ello, hacen el bien y que así demuestran amor por los demás.“Yo te hago la vida fácil controlando tus cosas para que seas feliz”, “Yo solo quiero lo mejor para ti, y por ello evito que puedas equivocarte”…
El control llevado a cabo desde la justificación del cariño, es el peor acto de la sobreprotección.Impedimos con ello que los niños sean autónomos, capaces y valientes. Y aún más, que aprendan de sus errores.
3. La proyección de los deseos incumplidos
“Quiero que consigas lo que yo no tuve”, “No quiero que caigas en mis mismos errores”, “Quiero que llegues a ser aquello que yo no puede conseguir”.
En ocasiones las madres tóxicas proyectan en sus hijos los deseos incumplidos de su propio pasado, sin preguntar si quiera qué es lo que ellos desean, sin darles opción a elegir, pensando que con ello, les demuestran un amor incondicional, cuando en realidad, es un falso amor. Un amor interesado.
¿Cómo enfrentarnos a una madre o a cualquier familiar “tóxico”?
Sé consciente de que debes romper el ciclo de la toxicidad. Has vivido durante mucho tiempo dentro de él, sabes las heridas que te ha dejado, sin embargo, ahora ya comprendes que necesitas abrir tus alas para ser tú mismo. Para ser feliz. Te va a costar, pero debes empezar a decir “No”, a poner en voz alta tus necesidades y a alzar tus propios muros, esos por los que nadie debe pasar.
Es tu madre, o es tu familia, los quieres y sabes que romper ese ciclo de toxicidad puede causar algún daño. En ocasiones, decir la verdad de lo que uno siente hace daño a los demás, pero es una necesidad vital. Se trata solo de marcar límites y dejar claro lo que permites o lo que no. No deseas causar daño alguno, debes dejarlo claro, al igual que debe quedar constancia de que tampoco tú quieres ser herido/a nunca más.
Reconoce la manipulación. Hay veces que es tan sutil, que no nos damos cuenta, así que atiende cualquier palabra, cualquier comportamiento. Y sobre todo, no caigas en las redes de la “victimización”, puesto que es un recurso fácil al cual suelen recurrir las personas tóxicas y las madres tóxicas. Alzarse como las más dolidas, las más heridas, cuando en realidad, al que han hecho daño es a ti. Tenlo siempre en cuenta.
*Tomado de: https://lamenteesmaravillosa.com/cuando-la-educacion-hace-dano-madres-toxicas/
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