Honduras: Una juventud que avanza a costa de la ausencia de sus madres

Por: Jénnifer Ávila Reyes/Contracorriente

Familias enteras huyen de Honduras a causa de la pobreza y la violencia, que normalmente van juntas. Y aunque la migración más conocida y documentada es la que tiene como destino Estados Unidos, cada vez más aumenta la población que migra hacia España, sobre todo las mujeres.

Rebeca tiene 54 años y vive en San Pedro Sula en el norte de Honduras. Ella se quedó sosteniendo el hogar que dejó Karla, su hermana menor cuando decidió emigrar a España. Karla dejó a su cuidado a tres hijos adolescentes. Ese 8 de noviembre de 2016 que se despidieron, Rebeca sintió el peso que caía sobre su espalda: lograr la estabilidad de la familia mientras Karla conseguía un trabajo en España, y lidiar con el vacío que dejaba en sus hijos. Pero Karla y Rebeca ya tenían su familia partida por la migración, de siete hermanas: tres están en Estados Unidos, donde también está el esposo de Rebeca. Las relaciones a distancia no eran nuevas para ellas.

Karla y Rebeca vivían juntas, aportaban a la familia conjuntamente para sobrevivir, ambas trabajaban y ganaban un sueldo fijo cada mes. “Al inicio fue muy difícil. Cuando ella llegó a España nos faltaba su ingreso. Yo le pude aportar y su esposo también. Mi familia nos ayudaba a pagar la comida, las facturas. Fue apretado los primeros seis meses. Los muchachos estaban finalizando el año escolar y ya venía el siguiente pago de matrículas. Pese a las dificultades, salimos adelante” cuenta.

Rebeca no tiene hijos, pero ayudó con la crianza de los de Karla. Le preocupaba que no pudieran superar la partida de la madre.

“Tuve que llevar a uno de ellos al psicólogo”, explica. El muchacho se encerraba en su cuarto y empezó a tener bajo rendimiento en la escuela, a pesar que los tres eran muy apasionados con sus estudios. Dos de los hijos de Karla estudiaron música a la vez que la secundaria. “Se veían bien, pero hay un punto en el que no puedo penetrar en sus vidas. Les preguntaba si sentían que su mamá los había abandonado, si se sentían amados. Después la psicóloga me explicó que la ausencia de su madre impacta y eso ocurre a la edad que sea, la madre siempre hace falta”, dice.

Rebeca es abogada y tiene su despacho privado con otra de sus hermanas. El trabajo le ayudaba a tener lo suficiente para vivir y a contribuir con la familia extendida que vive con ella. Pero los costos de tener hijos que ya iban a la universidad se elevaban mucho. Por eso, cuando Karla decidió emigrar, ella la apoyó.

“Karla siempre estaba pensando en emigrar a otro país por la situación de aquí, tanto económica como por la delincuencia: por el riesgo que corría ella, los muchachos, todos nosotros. Maduró la idea, empezó a averiguar y a ver cómo hacía para irse. Cuando vi que iba en serio me asusté”, explica, sobre todo por la lejanía, porque la migración en su familia puede estar normalizada, pero duele igualmente.

De las más de 370.000 mujeres que estaban registradas en el Régimen Especial de Empleo de Hogar en agosto de 2020, el 70% eran extranjeras. En 2017 CCOO Catalunya publicó que el 81,7% de las mujeres hondureñas que estaban dadas de alta en la seguridad social, trabajaban en el Régimen Especial de Trabajadoras del Hogar. Los datos actualizados a 1 de enero de 2020 del Padrón Continuo indican que en España hay unas121,695 personas empadronadas con nacionalidad hondureña. De ellas 86,297 son mujeres. Hay 21,299 mujeres de Honduras con algún tipo de permiso de residencia, lo que nos deja un total de 64.998 mujeres sin papeles.

Karla –dice Rebeca– siempre pensó en llevarse a sus hijos. Honduras es un país del que quería huir. Cuatro años después, los hechos demuestran que estaba en lo acertado.  Honduras pasa una crisis humanitaria sin precedentes. Sumida en una pandemia, dos tormentas devastaron toda la zona norte del país dejando a cientos de miles de personas damnificadas, incontables muertosy la economía aún más golpeada. El Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI) proyecta que Honduras aumentó el porcentaje de población viviendo por debajo del umbral de la pobreza: del 60% ha pasado al 70% tras la pandemia y las dos tormentas.

San Pedro Sula ha sido una de las ciudades más violentas del mundo, en 2018 bajó su puesto en el ranking mundial de ciudades violentas, pero a pesar de esa mejora, personas como Karla y Rebeca siguen teniendo una percepción alta de inseguridad. Rebeca dice que no hay sitio donde la violencia no llegue: “ni en las mejores colonias se salva uno”. Asegura que vivir con miedo de que algo pueda le pasar a sus hijos es algo que no le desea a nadie, mucho menos a su hermana.

Entre 2006 y 2010, Honduras ocupó los primeros lugares de peligrosidad del mundo por su tasa de homicidios. Aunque esta se ha reducido, la violencia es ya endémica en este país. En 2019 Honduras se convirtió en el país más violento de Centroamérica con una tasa de 41.2 homicidios por cada 100.000 habitantes, según el informe Balance de InSight Crime, de los homicidios en 2019. Entre los departamentos con mayor número de homicidios se encuentran Cortés, Francisco Morazán, Yoro, Atlántida y Olancho. La crisis humanitaria que ahora vive el país solo avizora más violencia y conflictividad social en un país que según el Bertelsman Transformation Index (BTI) 2020 ha sido catalogado como una autocracia.

Familias enteras huyen de Honduras a causa de la pobreza y la violencia, que normalmente van juntas. Y aunque la migración más conocida y documentada es la que tiene como destino Estados Unidos, cada vez más aumenta la población que migra hacia España, sobre todo las mujeres.

Rebeca lamenta que Karla se haya perdido los cumpleaños de sus hijos, sus graduaciones, pero rápidamente añade que quizá las graduaciones no habrían sido posibles sin Karla trabajando en España y enviando la remesa que mes tras mes no les faltó desde que, a los seis meses de llegar, encontró trabajo.

“Comida siempre hubo, pero ahora no tengo que preocuparme de que se acabe el dinero y no tenga para comprar. Ella cubre las necesidades mensualmente, nos ayuda a pagar las facturas”. Otro de los ámbitos en los que necesitaban más recursos económicos era en el de la salud. En Honduras los progenitores pueden asegurar a sus hijos e hijas en el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), bastante precario, hasta sus 11 años. Después sólo les queda el seguro privado. Por ello, cada vez que uno de los tres hijos de Karla enfermaba, los gastos se disparaban.

“A mí no me gusta preocuparle. Si algún hijo cae enfermo, trato de solucionarlo sin decirle nada. Pero si veo que es fuerte y no puedo cubrir el gasto, se lo cuento y su respuesta inmediata es que le lleve al médico, que ella me manda de inmediato el dinero para hacerlo todo: los exámenes, comprar las medicinas…”, explica Rebeca.

Este año Karla tenía planificado viajar a Honduras durante la Semana Santa para visitar a la familia. El plan era llevarse a uno de los hijos con ella. Pero llegó la pandemia y el viaje se postergó de manera indefinida. Ahora el muchacho, de 20 años, con su ticket de avión comprado, no sabe cuándo se va a reunir con su madre. Mientras, se ha matriculado en la universidad de manera virtual.

La pandemia sacudió al mundo y la vida de esta familia partida. Rebeca se preocupaba por Karla porque le llegaban las noticias de la tragedia y la crisis sanitaria en ese país cuando en Honduras aun no se sabía nada del virus.

“Cuando a ella le pegó el covid ni siquiera supimos si era eso o una gripe. Ella me dijo que fue al doctor, pero que no le mandaba a hacer los exámenes porque los hospitales estaban saturados. Tenía los síntomas, pero no es fácil aceptarlo, nos habría dado terror”, recuerda Rebeca.

En Honduras, la pandemia ha sido gestionada con ineptitud, corrupción y desidia. El presidente Juan Orlando Hernández, cuyo mandato está en entredicho desde su reelección ilegal en 2017,mintió al declarar que había pasado la enfermedad en el mes que Honduras registró la mayor cantidad de contagios, hospitalizaciones y decesos por la COVID19. Los hospitales móviles que el gobierno compró para la atención de la emergencia en marzo fueron una estafa: de los 7 adquiridos solo 4 han llegado al país y, de estos, solo dos funcionan. En Honduras el temor no solo es a enfermar, sino a sufrir las consecuencias de un sistema sanitario colapsado y sin recursos para tener posibilidades de ser atendidos dignamente.

A finales de octubre, la economía estaba comenzando a reabrirse, gracias también a la flexibilización de las restricciones horarias y a la flexibilización del toque de queda decretado en marzo. Rebeca, por ejemplo, dejó de trabajar en marzo, todos dependían de su hermana.

Comenzaban a estabilizarse en casa, cuenta Rebeca, cuando tocaron tierra dos huracanes, Eta y Iota, que devastaron el valle de Sula.

“Fue algo terrible. No hemos salido de la pandemia cuando llega el primer huracán Eta.  Vivimos en una zona que nunca se ha inundado. El día del huracán empezó a azotar y, de repente, yo me siento responsable de los niños, del esposo de Karla, de decidir qué hacer. Sale una alerta de que mi colonia está en alto riesgo y en ese momento se va la energía, empieza a soplar el viento, mi hermana llamándome desde España, llorando, pidiéndome que me fuera a la casa de otra hermana, que tiene dos plantas. Empieza el shock, ella desesperada, estábamos a la deriva”, recuerda Rebeca y explica que en ese momento se imaginaba la impotencia de su hermana, que, desde lejos, habría querido volar para sacarlos de allí.

Rebeca sacó a toda la familia de la casa. Al día siguiente regresaron y la colonia no había sido afectada. La periferia de San Pedro Sula parece ahora un campo de refugiados tras la caída de una bomba. Lo que antes eran ciudades, contiguas a San Pedro Sula, ahora son grandes pantanos donde familias enteras buscan, aún meses después de la tormenta, muchos buscan pertenencias debajo del fango, mientras otras intentan huir en caravana migrando hacia Estados Unidos.

Si Karla quisiera regresar, podría decirse que no tiene un país al que hacerlo. Después de las dos tormentas, el 10 de diciembre una caravana de migrantes salió con rumbo a Estados Unidos desde San Pedro Sula. Familias enteras caminaron hacia la frontera con Guatemala donde la marcha fue disuelta por autoridades migratorias hondureñas. Esta vez, el muro del sur de México se corrió hasta Honduras. Las mujeres lloraban porque no las dejaban salir de su país, como si fuera una cárcel, como si nunca más quisieran volver a ver sus casas hundidas en el lodo.

Rebeca cree que es un precio muy caro el que se paga si se decide emigrar y que por más que al inicio las personas, como Karla, piensan que trabajarán un tiempito, ahorrarán y regresarán a su país, eso no sucede. “No se puede decir que el sacrificio vale la pena porque es mucho lo que hay que pagar por la estabilidad. Pero si ella hubiera estado aquí, habría tenido más dificultad para graduar a sus hijos”, dice Rebeca, que ahora ve más cerca el momento en que los hijos de Karla se reúnan con su madre, lejos de Honduras. Ese día continuará su vida y su plan: migrar a Estados Unidos donde la espera su esposo después de esta prolongada pausa en su vida.

Fuente: https://desinformemonos.org/una-juventud-que-avanza-a-costa-de-la-ausencia-de-sus-madres/

Imágenes: Martín Caliz/Contracorriente

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Manifiesto desde las vísceras

Redes De Cordialidad

Este manifiesto surge desde las vísceras, la náusea, desde la indignación ante una pandemia que vuelve a poner de manifiesto la vulnerabilidad, la desigualdad y el conflicto  que este sistema capitalista-patriarcal-racista-homófobo-especista-capacitista… tiene con la vida.

No vamos a olvidar que la selección natural de quién debe morir o quién debe vivir por COVID19 no solo la ha realizado la naturaleza sino que ha sido pautada y dictada por los diferentes  gobiernos al no garantizar la vida de todxs: no todxs se han podido quedar en casa y no todxs han podido acceder a respiradores o a medicación específica en los hospitales. No vamos a olvidar que las muertes en las residencias, en las cárceles o en los hospitales son consecuencias de un modelo que privilegia los beneficios frente a la sostenibilidad de la vida.

Toda esta situación evidencia dos cosas: primera, la incapacidad de quienes nos gobiernan para cubrir las necesidades básicas, sobretodo de lxs más vulnerables y, segunda, la capacidad de auto organización, creación e imaginación que algunos colectivos han empezado a tejer en redes de apoyo mutuo en los barrios de algunas ciudades (reparto de comida, ayuda en la compra a personas mayores para que no rompan el confinamiento, apoyo a presxs, reubicación en pisos de mujeres maltratadas, etc.) para intentar dotar de fuerza a lxs más vulnerables. Tenemos miedo, pero sabemos también que lo podemos transformar en deseo de resistencia frente a las injusticias y en la construcción de recursos de acción partiendo de lo que tenemos a nuestro alrededor y contando con nuestras realidades cotidianas. Los feminismos, okupas, colectivos anticapitalistas o ecologistas ya han sido ejemplo de una práctica social transformadora y radical con luchas locales y, sin embargo, globales en su inspiración y en su alcance.

Busquemos entre todxs la potencia de actuar, pero no guiadas por una globalidad abstracta sino por acciones concretas en situación que puedan revertir en un bienestar común. Formemos grupos de mujeres que están en primera línea de sectores esenciales sin distinción de categorías o cualificación, grupos de mujeres y mixtos en el vecindario y en los barrios, defendamos nuestras precarias libertades no dejando que nos arrebaten nuestra frágil privacidad y anonimato, no dejemos que nos monitoricen con el señuelo de la salud, debemos organizar la autodefensa digital. Colectivicemos y reorganicemos nuestras vidas.

Este manifiesto pretende ser un  revulsivo para despertar nuestra conciencia, para estimular nuestra capacidad crítica, un revulsivo contra la obediencia, contra la servidumbre voluntaria como acto de fe. Organicemos espacios seguros y con garantías sanitarias, reclamemos la calle como espacio antiautoritario de protesta y rebeldía frente a las tropelías y restricciones de los gobiernos. En definitiva, construyamos modelos diferentes, diversos e inclusivos para todxs fuera de la lógica de acumulación, de cualquier tutelaje u opresión.NO PODEMOS VOLVER A LA NORMALIDAD,PORQUE LA NORMALIDAD FUE EL PROBLEMA.

Fuente:  https://contrahegemoniaweb.com.ar/2021/01/30/manifiesto-desde-las-visceras/

Fuente Original: https://redescordialidad08.blogspot.com/2020/04/manifiesto-desde-las-visceras.html

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Colombia: Los guardaparques que ayudan a niños rurales sin internet a seguir estudiando

América del Sur/Colombia/14-06-2020/Autor(a):/Fuente: www.elespectador.com

Guardaparques del Parque Nacional Natural Farallones de Cali viajan a lomo de mula para que estudiantes sin acceso a medios electrónicos, que viven en la zona de amortiguación del parque, puedan continuar sus procesos escolares en medio de la cuarentena.

Durante estos días de cuarentena, la Institución Educativa Pedro Fermín de Vargas y los guardaparques del Parque Nacional Natural Farallones de Cali llegan hasta los hogares de niños que no tienen acceso a internet, o que no cuentan con celular o computador, y les ayudan a continuar con su proceso de formación desde sus viviendas ubicadas sobre toda la cuenca del río Anchicayá, zona con función amortiguadora del Área Protegida en el municipio de Dagua.

Guardaparques a lomo de mula, ayudan para que estudiantes en zona de amortiguación del Parque Nacional Natural Farallones de Cali puedan continuar sus procesos escolares
Guardaparques a lomo de mula, ayudan para que estudiantes en zona de amortiguación del Parque Nacional Natural Farallones de Cali puedan continuar sus procesos escolares / Parques Nacionales Naturales

Foto: Cortesía Parques Nacionales Naturales.

Los guardaparques y los profesores a lomo de mula realizan recorridos por las veredas de la cuenca y visitan cada casa para brindar apoyo, asesoría y orientación a los estudiantes sobre las materias básicas. También entregan el material académico impreso necesario para el buen desarrollo de sus clases.

Asimismo, los guardaparques aprovechan estos espacios para brindar charlas a las familias sobre la importancia ecológica de la zona donde viven, las especies de fauna y flora con las que habitan, y sobre cómo cuidar el agua y los ecosistemas presentes en este Parque Nacional ubicado en el Pacífico colombiano.
Guardaparques a lomo de mula, ayudan para que estudiantes en zona de amortiguación del Parque Nacional Natural Farallones de Cali puedan continuar sus procesos escolares
Guardaparques a lomo de mula, ayudan para que estudiantes en zona de amortiguación del Parque Nacional Natural Farallones de Cali puedan continuar sus procesos escolares / Parques Nacionales Naturales

Foto: Cortesía Parques Nacionales Naturales.

Este trabajo conjunto continuará adelantándose semanalmente para que los profesores y los guardaparques lleguen hasta los hogares y, de esta manera, puedan contribuir a disminuir las afectaciones para la comunidad estudiantil a causa de la pandemia, así como las presiones antrópicas a las cuales se ve sometida el área protegida.

Guardaparques a lomo de mula, ayudan para que estudiantes en zona de amortiguación del Parque Nacional Natural Farallones de Cali puedan continuar sus procesos escolares
Guardaparques a lomo de mula, ayudan para que estudiantes en zona de amortiguación del Parque Nacional Natural Farallones de Cali puedan continuar sus procesos escolares / Parques Nacionales NaturalesFuente e Imagen: https://www.elespectador.com/noticias/educacion/los-guardaparques-que-ayudan-a-ninos-rurales-sin-internet-a-seguir-estudiando/

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Desempleo y hambre sobrevuelan el orbe

Desempleo y hambre sobrevuelan el orbe

Por Hedelberto López Blanch | 02/05/2020 | Economía

Rebelión

La pandemia del nuevo coronavirus está dejando una estela de desempleo y de hambre en el mundo con unas consecuencias demoledoras fundamentalmente para los países menos desarrollados y para la mayoría de los pobres y trabajadores del mundo.

La globalización neoliberal con sus privatizaciones que tomaron fuerzas hace unas décadas impulsadas por el sistema capitalista ha dejado en el más absoluto limbo a la clase trabajadora que como por obra de magia desaparecen sus empleos y modo de subsistencia.

Las medidas para contener la pandemia (cierre de empresas y establecimientos de servicios, confinamiento, restricciones de viaje, distanciamiento social) prácticamente han frenado la economía en el orbe.

La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, advirtió que el mundo enfrenta “las peores consecuencias económicas desde la Gran Depresión” y que los mercados emergentes y las naciones de bajos ingresos en África, América Latina y gran parte de Asia tienen un riesgo especialmente alto.

Claro, obvió señalar que en las naciones desarrolladas millones de personas de bajos ingresos se enfrentan al enorme desafío de quedar sin ingresos (muchos hace tiempo no los tienen) para poder pagar la alimentación de sus familiares, el costo del alquiler y la atención médica.

Solo en Estados Unidos la cifra de desempleados en los últimos cuatro meses llegó a 16 millones de personas, muy superior a la que hubo durante la crisis de 2008. En Canadá, el desempleo subió a 7,8 % en marzo, 2,2 % superior al registrado en febrero, el mayor incremento mensual desde 1976.

Para la Organización Internacional de Trabajo (OIT) la covid-19 tiene un impacto catastrófico sobre los empleos y salarios en las Américas. Detalla que la pérdida de horas de trabajo en el planeta es de 6,7 %, lo cual equivale a 195 millones de puestos a tiempo completo en el segundo semestre de este año.

Especialistas de la OIT puntualizaron en la necesidad de proteger a los jóvenes porque la pandemia se transformará en un duro golpe para ese sector y estima que de perderse más de 26 millones de empleos a nivel global, el sector más golpeado sería el de los jóvenes por cinco factores determinantes: la recesión, el cumplimiento de tareas en la economía informal, las formas atípicas de empleos, las industrias especialmente afectadas por la pandemia y la automatización.

Aseguran que esta recesión afecta más a los jóvenes porque son los primeros en sufrir los recortes de horas laborales, poseen menos experiencia laboral. Además, 3 de 4 jóvenes trabajan en la economía informal, en especial en la agricultura, pequeñas cafeterías o restaurantes, y los ahorros de este tipo de empleo son escasos por lo que no pueden permanecer confinados.

Este sector poblacional, agrega la OIT, tienen una forma típica de empleo ya sea tareas a tiempo parcial, temporal o plataformas digitales, usualmente con malos pagos; horarios irregulares, escasa o ninguna seguridad o protección social y falta de prestación por desempleo.

El director general de esa Organización, Guy Ryder reclamó al FMI y al Banco Mundial (aunque por el historial neoliberal de estos organismos será difícil que lo oigan) una respuesta inmediata hacia las personas, basada en la solidaridad mundial, en aras de proteger actividades y medios de subsistencia sobre todo en los sectores más afectados y en los países en desarrollo.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) advirtió que la pandemia tendrá impactos negativos en la región. Se prevén efectos a corto plazo como: más desempleo; menores salarios e ingresos; aumento de la pobreza y la pobreza extrema; en los sistemas de salud se percibirán mayores costos, fragmentación y desigualdades de acceso a estos.

Enfatizó que las afectaciones de mediano y largo plazo serían: quiebras de empresas; reducción de la inversión privada; menor crecimiento económico; menor integración en cadenas de valor; deterioro de las capacidades productivas y del capital humano.

Por su parte, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas significó que el número de personas que se enfrentan a una inseguridad alimentaria aguda podría casi duplicarse este año hasta alcanzar los 265 millones debido a las consecuencias económicas del nuevo coronavirus.

Se espera, enfatizó, que el impacto de la pérdida de ingresos por el turismo, la caída de las remesas y las restricciones de viajes y de otro tipo relacionadas con la pandemia dejen a unos 130 millones de personas con hambre aguda este año, que se suman a los cerca de 135 millones que ya están en esa categoría.

Arif Husain, economista jefe y director de investigación, evaluación y monitorización del Programa Mundial de Alimentos, reclamó en conferencia de prensa virtual desde Ginebra, que “’Todos tenemos que unirnos para hacer frente a esto porque si no lo hacemos el coste será demasiado alto: muchas vidas perdidas y muchos, muchos más medios de subsistencia eliminados”

Para Husain, la covid-19 es potencialmente catastrófica para millones de personas que ya están pendiendo de un hilo, y el PMA necesitará este año entre 10 000 y 12 000 millones de dólares para financiar sus programas de ayuda hacia las naciones y poblaciones más necesitadas.

Ante estas realidades que desnudan las políticas neoliberales-capitalistas que impulsan las privatizaciones en contra de los servicios sociales públicos, se hace necesario buscar otras formas de gestión económica mundial que salve a la especie humana.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/desempleo-y-hambre-sobrevuelan-el-orbe/

Autor: Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano.

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