México| El paradero de nuestros hijos no está esclarecido: familiares de normalistas

Texto: Kau Sirenio*

Fotos: Alexis Iván de la Cruz


Los familiares de los 43 normalistas reconocen que el informe presentado es relevante y tienen elementos positivos; sin embargo, exigen pruebas científicas del destino de sus hijos. 

La lluvia se soltó y las normalistas gritaron al unísono: “Ni la lluvia ni el viento detendrán el movimiento”. El corazón político y económico del país retumbó con el pase de lista de los 43 estudiantes detenidos y desaparecidos el 26 de septiembre de 2014, en Iguala, Guerrero por el Estado mexicano.

No es la primera vez que caminan bajo la lluvia para buscar a los 43 normalistas desparecidos el 26 de septiembre en Iguala, Guerrero. Desde hace 95 meses recorren montañas, ríos y ciudades, sin éxito, las instituciones del Estado mexicano le ha mentido, pero no han claudicado.

De ahí, que la señora Hilda Leguideño Vargas, en voz de los padres fijara posicionamiento sobre el informe que presentó el presidente de la Comisión para la Verdad y el Acceso a la Justicia en el Caso Ayotzinapa (Covaj), Alejandro Encinas Rodríguez el jueves 17 de este mes.

“No podemos claudicar en la lucha hasta no tener prueba plena que indique su paradero. Será doloroso para nuestras familias saber de su destino sobre todo sin vida, pero si nos dan prueba objetiva, científica e indubitable, nos iremos a casa a llorarle y vivir nuestro duelo. A la fecha estas pruebas no las tenemos, por lo tanto, nuestra exigencia y lucha siguen” dijo la madre de uno de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

La marcha de los padres de los 43 normalistas desaparecidos por la Fuerzas Armadas de México, inició   casi a las cinco de la tarde en el monumento del Ángel de la Independencia. A la cabeza iban los padres y madres de los estudiantes; le siguen los alumnos de primer grado de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, luego las organizaciones sociales.

Después de que pasaron frente a la bolsa de valores, sopló aire fresco acompañado de la lluvia, así que la marcha se detuvo por un rato para que los papás de los normalistas se enfundaran de impermeable, mientras que los demás se empaparon.

Los tortugos acompañan a la marcha con las consignas que acuñaron en las manifestaciones en Guerrero: “Ahora ahora, se hace indispensable, presentación con vida y castigo a los culpables”. Cada paso que dan sobre el cemento de Reforma extraen del repertorio otro pedazo del movimiento. “Gobierno maldito, asesinar es un delito”.

La marcha se detuvo en el antimonumento de los 43 normalistas para pasar, la señora Cristiana Bautista madre de Benjamín Ascencio Bautista pasó lista de los muchachos que salieron de la instalación del internado de Ayotzinapa hace siete años y once meses tomar autobuses para trasladar a sus compañero a la Ciudad de México a la marcha nacional en el marco del 48 aniversario luctuoso del 2 de octubre en la plaza de las tres culturas de Tlatelolco, pero no han regresado.

Después del pase de lista el contingente retomó la marcha hacia Hemiciclo a Juárez, ahí la señora Hilda Leguideño madre de Jorge Antonio Tizapa Leguideño leyó el documento que resume el sentir de los padres y madres de los 43 muchachos desaparecidos por el Estado mexicano.

Con voz pausada empezó a leer: “Las madres y padres de los 43 estudiantes de Ayotzinapa saludamos a todas las organizaciones sociales y personas que de muy diversas formas han acompañado la exigencia de presentación con vida de nuestros hijos. A casi ocho años hemos sufrido tragos amargos y llorado lágrimas de sangre por la desaparición de nuestros hijos. La oscuridad continúa, el alba no aparece y el horizonte. Es como si el tiempo se hubiese detenido esa noche lluviosa y oscura del 26 de septiembre”.

Hizo un silencio, luego retomó la lectura para los puntos centrales del posicionamiento: “El día 17 de los corrientes el presidente de la Comisión para la Verdad y el Acceso a la Justicia del Caso Ayotzinapa presentó un informe. Para nosotros es relevante y tienen elementos positivos que ayudarán al conocimiento de la verdad y a obtener justicia”.

Luego señaló los cuatro puntos centrales del posicionamiento: “1.- El reconocimiento de los hechos acontecidos el 26 de septiembre es un Crimen de Estado es significativo ya que evidencia que diversas entidades estatales participaron en la desaparición de nuestros hijos y que deberán ser investigadas y sancionadas.

“2.- La participación de autoridades de por lo menos cuatro municipios aledaños a Iguala, policía federal y elementos de 27 y 48 Batallón de Infantería, así como la 35 zona militar;

3.- Los hechos de Ayotzinapa fueron complejos. Se desarrollaron en varios lugares por lo que fue una agresión de gran magnitud que implicó la participación de diversas corporaciones estatales y grupos delictivos que les permitieron controlar y dirigir la agresión criminal y cobarde contra nuestros hijos.

“4.- El paradero y el destino de nuestros hijos no está esclarecido, existe prueba técnica que debe ser estudiada y analizada bajo el más alto rigor científico que esté consolidada y pueda sostener la afirmación del gobierno. Las madres y padres necesitamos prueba científica indubitable del destino de nuestros hijos. No podemos irnos a casa con indicios preliminares que no aclaran a cabalidad donde están y qué pasó con ellos”.

La madre de Jorge Antonio Tizapa dijo que la detención y vinculación a proceso de Jesús Murillo Karam representa un avance en el camino del acceso a la justicia: “Hoy el juez que tramita el caso nos da la razón. Murillo Karam condujo una investigación turbia, irregular, plagada de tortura, de manipulación de pruebas, construyendo así una mentira que impidió saber el paradero de nuestros hijos”.

Después de la lectura del posicionamiento de los 43 normalistas de Ayotzinapa, organizaciones de derechos humanos que acompañan a los padres de los estudiantes desaparecidos en Iguala el 26 de septiembre, fijaron postura.

“El día de hoy, los padres y las madres de los normalistas desaparecidos fijaron posición sobre los recientes acontecimientos relacionados con el caso, durante su marcha en la Ciudad de México con la que desde hace 95 meses exigen justicia y verdad. Las organizaciones de derechos humanos que les hemos acompañado estos años respaldamos su posicionamiento” se lee en el texto.

El comunicado aclara: “Respecto del Informe elaborado y presentado por el Presidente de la Comisión para la Verdad y el Acceso a la Justicia en el Caso Ayotzinapa (Covaj), los padres y las madres subrayaron que al calificar el caso como “crimen de Estado” y señalar responsabilidades en los tres niveles de gobierno -incluyendo a elementos del 27 Batallón de Infantería, en el ámbito federal- el reporte da la razón a lo que señalaron desde el principio de su lucha hace 8 años, con el añadido de que hoy es la propia administración pública federal en sus más altos niveles -y no sólo los familiares, las organizaciones, las instancias internacionales o los tribunales- quienes así lo aceptan”.

Agrega: “En cuanto a las hipótesis sobre paradero que surgen de dicho Informe, subrayamos que las familias han reiterado que su lucha ha sido por la verdad, por dolorosa que sea, siempre sobre la base de que ésta se acredite de la manera más técnica y científica posible. Por ello, les abrazamos en su incertidumbre y dolor”.

La postura de organizaciones de Derechos dice que comparte la preocupación de los padres y de las madres por las menciones efectuadas en el Informe sobre los obstáculos que, ya en esta administración, se han enfrentado en el esfuerzo de esclarecimiento, especialmente respecto de la Fiscalía General de la República (FGR) y el Ejército.

En la conferencia matutina, el presidente de la Comisión para la Verdad y el Acceso a la Justicia en el Caso Ayotzinapa, Alejandro Encinas Rodríguez, confirmó el contenido del informe que se presentó el jueves 17 de agosto: “Este informe es el resultado de un proceso de investigación y de análisis técnico y científico, pero sí, también hay un contenido político, pues esclarecer un crimen de Estado es un asunto que hemos encarado con convicción y voluntad política”.

Después de la lectura del posicionamiento de los padres de los normalistas, activistas de derechos humanos, organizaciones sociales y estudiante entonaron el himno Venceremos y cerraron: “Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos.


Periodista ñuu savi originario de la Costa Chica de Guerrero. Fue reportero del periódico El Sur de Acapulco y La Jornada Guerrero, locutor de programa bilingüe Tatyi Savi (voz de la lluvia) en Radio y Televisión de Guerrero y Radio Universidad Autónoma de Guerrero XEUAG en lengua tu’un savi. Actualmente es reportero del semanario Trinchera.

Fuente de la información e imagen: Pie de Página


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Gráfica por Ayotzinapa

El Caso Ayotzinapa “fue un crimen de Estado”, pues “todas las autoridades federales, estatales y municipales estuvieron informadas” de lo que ocurría la noche del 26 de septiembre de 2014 sin que intervinieran para impedir la “desaparición y asesinato” de los 43 normalistas de la Normal Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, declaró el subsecretario de Derechos Humanos de Gobernación, Alejandro Encinas, al presentar el informe de la Comisión para la Verdad y el Acceso a la Justicia en el Caso Ayotzinapa.

A casi ocho años de los hechos, Encinas señaló frente a los padres de los estudiantes que la desaparición de sus hijos contó con “un encubrimiento al más alto nivel”, pues las autoridades de los tres niveles de gobierno supieron en tiempo real sobre “la toma de camiones, del traslado de estudiantes a Iguala, de su llegada al Rancho del Cura y a la caseta de Iguala, su arribo a la central de autobuses, de los hechos de persecución y de violencia de que fueron objeto” por parte del cartel Guerreros Unidos.

Las conclusiones preliminares del informe enfatizan que el ejército y la Marina tuvieron conocimiento de lo que sucedía no sólo porque sobrevolaron drones sobre la zona de los hechos, sino también porque había un infiltrado de la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) en la normal de Ayotzinapa, bajo el mando del teniente de infantería Marcos Macía Barbosa, del 27 Batallón.

“La Sedena tenía dentro de la normal al soldado Julio César López Patolzin, quien estaba realizando informes para la secretaría en la escuela. Era el responsable de informar lo que acontecía en las asambleas y de las movilizaciones, e incluso estaba informado de los actos preparatorios de la marcha de 2 de octubre”, para la que los estudiantes se organizaron para conseguir los autobuses en los que se transportarían a la Ciudad de México.

El último reporte de López Patolzin, uno de los 43 desaparecidos, fue a las diez de la mañana del 27 de septiembre de 2014, “sin que sus mandos hicieran ninguna acción para garantizar su integridad y su búsqueda, como lo establece el protocolo para militares desaparecidos, que, de haberse aplicado, hubiera permitido no solamente proteger la integridad y buscar al soldado López Patolzin, sino a todos los estudiantes”, dijo Encinas.

Ocho años después de la Noche de Iguala, “no hay indicio alguno de que los estudiantes se encuentren con vida; todos los testimonios y evidencias acreditan que fueron arteramente ultimados y desaparecidos”, agregó el funcionario, que presidió la Comisión para la Verdad.

Encinas señaló que si bien “se acredita plenamente la colusión de autoridades de distintos órdenes de gobierno, como los policías municipales de Iguala, Cocula, Huiztuco Tetecuacuilco, con Guerreros Unidos para llevar a cabo la desaparición de los muchachos”, las investigaciones sobre el caso aún no han concluido.

Al momento de recibir las conclusiones de la Comisión, los padres y madres de los 43 declararon que emitirían su postura una vez que valoraran la información y contaran con la opinión de los expertos del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), pero su abogado y vocero, Vidulfo Rosales, adelantó que “para decir que ya se sabe lo que ocurrió estamos lejos”.

 

Fuente de la Información e imagen:  https://desinformemonos.org

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41 niñas guatemaltecas asesinadas por el Estado

Por: Carlos Aldana

Es impostergable pensar que el derecho a la educación también incluya la comprensión de la realidad dura que viven niños, niñas y adolescentes pobres.

Ocurrió en una fecha simbólica y fundamental: el 8 de marzo. En el contexto del día internacional de la mujer, en un hecho terrible y vergonzoso para la humanidad, un incendio en un hogar, irónicamente llamado “hogar seguro”, causó la muerte de 41 adolescentes pobres, que provenían de realidades muy diversas y complicadas (abusadas unas, con tendencias a la violencia otras). Murieron en un salón en las que estaban encerradas bajo llave. Una policía tenía la llave y varias decenas de policías rodeaban el área. Con todo ese aparato policial enfrente, el infierno se desató. Hasta el presidente de la República estaba enterado de los problemas desde una noche anterior.

Esta es una tragedia dentro de una tragedia mayor: la de la indefensión, vulnerabilidad y falta de protección integral y efectiva que el Estado de Guatemala no ha podido superar. Una niña, un niño o un adolescente de los entornos pobres, que sea víctima de cualquier tipo de abuso, termina siendo re-victimizado por el mismo Estado, puesto que este no solo no lo protege como debe hacerlo, sino que lo institucionaliza en estructuras caracterizadas por abusos, por falta de sentido y visión humanista, por falta de compromiso e identificación con los principios y valores de la doctrina de la protección integral de la niñez y la adolescencia. Incluso en estos lugares, muchos de los llamados monitores, hacen su trabajo armados. Muchos de ellos han sido denunciados por los abusos que cometen a las adolescentes. ¿Por qué trabajan allí? Muchas veces como parte de los pagos laborales por las deudas contraídas en campaña electoral. Pareciera que proteger y educar a la niñez es una función tan poco importante que no importa quiénes la realicen.

Pero existe una responsabilidad muy grave del Estado de Guatemala: no ha asegurado el derecho al desarrollo integral de toda la población, mucho menos ha logrado la vivencia y goce de derechos económicos, sociales y culturales. He aquí la causa fundamental de por qué miles de niños, niñas y adolescentes vivan situaciones de negación de la vida y la dignidad, acrecentada cuando los ingresan al supuesto sistema de protección. El derecho a la educación, desde una visión integral y profunda, no reducido a la educación formal, no se cumple en esta población, y eso acrecienta sus dificultades para vivir en el presente.

En la tragedia de ese incendio se evidenció algo que debe ser motivo de demanda al Estado: muchas niñas víctimas fueron recluidas en ese lugar para sacarlas de su realidad familiar caracterizada por el abuso. Vergonzosamente, la realidad indica que las niñas abusadas son las que tienen que abandonar sus hogares para recluirlas en lugares de tratos terribles como ese. ¿No debieran ser los abusadores adultos los que tuvieran que salir de sus entornos y ser recluidos?

A estas 41 niñas el Estado las asesinó por ausencia de un verdadero sistema de protección y por la forma de intervenir y actuar en la tragedia concreta.

Estos hechos sirven para comprender la realidad educativa, social, económica y cultural de la niñez y la adolescencia de países en los que la riqueza se encuentra concentrada en pocas manos y la pobreza se hace presente en la inmensa mayoría poblacional. Se niegan los derechos económicos, sociales y culturales que son la causa de graves condiciones de vida, pero también se niegan los derechos fundamentales, como la vida y la integridad.

Los cuerpos docentes del país saben que no están lejos de lo ocurrido en ese supuesto hogar. Porque la violencia, la vulnerabilidad, el abuso hacia las y los más pequeños, siguen estando presentes en el sistema educativo. Es impostergable pensar que el derecho a la educación también incluya la comprensión de la realidad dura que viven niños, niñas y adolescentes pobres.

La educación sin la comprensión de esa realidad puede ser un instrumento para la distracción. O para la vivencia y práctica de la asepsia que buscan los poderes para la educación.

Fuente noticia: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/03/27/41-ninas-guatemaltecas-asesinadas-por-el-estado/

Fuente imagen: http://www.telesurtv.net/__export/1489645041408/sites/telesur/img/telesur_agenda/2017/03/16/nombre_de_alguna_de_las_40_nixas_muertas_en_guatemala_-_reuters.jpg_171848334

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Yo ya creia que el estado era asesino antes de Ayotzinapa y lo seguiré creyendo.

América del Norte/México/01.11.2016/Autor:Demian Paredes. Rebelión/ Fuente:http://insurgenciamagisterial.com/

Entrevista al poeta mexicano Óscar de Pablo

Segunda parte de un extenso diálogo con el poeta y escritor mexicano Óscar de Pablo (en el café La Paz), invitado a la Argentina por la editorial Audisea para presentar su libro El baile de las condiciones. La charla discurre sobre el escritor Gerardo Deniz y las jóvenes generaciones de poetas, sobre la escena contemporánea cultural y política mexicana, y sobre los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.

-Óscar, te pregunto por Gerardo Deniz [poeta y escritor mexicano, 1934-2014], si tuvo influencia en vos y en otros poetas más jóvenes.

-Es curioso que con Gerardo Deniz fuera un encuentro maduro –en mi caso–. Para nada fue una influencia. Ya había publicado este libro del que estamos hablando [El baile de las condiciones], y fue una gratísima sorpresa darnos cuenta de que –aunque fuera tardíamente– había en la literatura mexicana anterior fuentes inexploradas con las que teníamos mucha más afinidad que la conocida. Pero la verdad, en mi caso al menos, sería injusto decir que fue una influencia –porque también sería injusto decir que yo de joven hubiera entendido a Gerardo Deniz, que es bien complejo–. Incluso ahora es una influencia muy grande para mí, a través de su prosa que salió este año, y de su conversación. Paula Abramo y yo fuimos muy cercanos a Gerardo Deniz el último año y medio de su vida, era un conversador fascinante… Y es muy paradójico: odiaba a los escritores “progresistas”, bienpensantes. (En su mente, comandados por José Emilio Pacheco.) Odiaba a los escritores como “izquierdosos”, que siempre estaban a favor de las “causas nobles”, por su hipocresía. Y no es que él fuera un izquierdista real; era furiosamente apolítico; pero –digamos– por muy buenas razones. Detestaba el progresismo del medio intelectual en uso (que sigue existiendo); el que yo también odio, por mis propias razones.

Tengo muy poco en común con los escritores normales que escriben poemas de coyuntura, o cuando algo pasa: “Bombardearon tal país”; “Pobres los serbios…”, etc. Lo políticamente correcto. Las modas. Y él tenía una actitud ética, propia –ahora sí– de un trosko o de un anarquista, de integridad: “yo voy a decir la verdad, no me importa quien se ofenda”. Y entonces, por ejemplo, destruyó en un texto crítico un poema de José Emilio Pacheco, y eso lo aisló mucho. No es que Pacheco le respondiera, jamás le respondió.

Si tú le dices tonto al ídolo de las masas, le estás diciendo tontas a las masas, y entonces eso lo alienó mucho del medio literario. Para mí, murió aislado del medio literario, con algunos reconocimientos. Y era un genio. Era un químico destacadísimo, un tipo que autodidactamente estudiaba unos veinte idiomas –no indoeuropeos–, por hobby, y a eso no le daba salida, no publicaba nada… así era. Te decía: “Tú qué estás haciendo; yo me saqué una gramática del turco y ahora lo estoy estudiando ¿Tú no?”. (Risas.) Le parecía que eso era normal, y a la gente le parecía que era muy arrogante, cuando en realidad era lo contrario: jamás presumía de eso. Y eso que las lenguas eran para él muy-muy secundarias. La onda era para él era la química orgánica. Pero aun así, aun siendo un genio –el único genio que conocí en mi vida–, tuvo muy poco reconocimiento, pero me parece que fue una decisión de integridad… Cada quien decidirá si estuvo bien o no. Quizás sufrió bastante, pero me parece que –como decía al principio– su trabajo fue libre. Su trabajo poético, intelectual, incluso diría su conversación, fue un acto de libertad en el sentido de que fue dueño de su trabajo. No tenía nada alienado, concesión a la moda y la corrección política. Y creo que, aunque murió aislado y solo, fue una persona fantástica. De todos modos la ancianidad siempre te agarrará solo. (Risas.)

-Y más en general ¿cómo ves la escena literaria contemporánea en México?

-Procuro no volverme ningún tipo de especialista aunque, desde luego, algo sé. Y ver más allá. Soy muy patriota de mi generación, en el sentido de que, cuando yo empecé a escribir, varios empezaron a cambiar su manera de escribir –no sé si es eso bueno o malo–, y a mí me gustó mucho lo que empezaron a hacer algunos colegas, aproximadamente de mi edad, empezando por Luis Felipe Fabre, que escribió un libro que se llama La sodomía en la nueva España [publicado en 2010], que se me hace una incorporación de la historia a la poesía, fabulosa. Alejandro Barrán, Paula Abramo, Marisela Guerrero, Minerva Reinosa, son una generación que a mí me parece mucho más interesante que la poesía mexicana anterior.

-Hablamos de autores que han publicado desde el año 2000 a la actualidad?

-Sí. Incluso del 2010 para acá.

-Sería “literatura reciente”.

-Sí, pero no tanto… Hay gente que nació en los 90 ya está publicando, y eso me aterroriza, pero no voy a opinar. (Risas.) Algunos me gustan; pero bien, conozco a muy pocos. Algunos me gustan, pero no opinaría sobre esa generación. Sé que existe, que es pujante, y espero a ver qué sale de ahí. Y veo que la disidencia se puso de moda ¡y qué bueno! entre la intelectualidad. Cuando yo comencé a publicar era anti-moda (y no hablemos del marxismo) toda la política disidente –la indignación contra lo que estaba pasando–, incluso la corrección política. O sea: incluso ser consciente de la cuestión de la mujer era “fuera de moda”. Y ahora, afortunadamente, hay mucha más conciencia en el medio intelectual de esas cosas.

-Aunque sé que estuviste pocos días acá, te pregunto si pudiste hacer alguna comparación entre la escena literaria mexicana y la argentina. ¿Hay –por ejemplo– proyectos de editoriales “independientes” y “autogestivas”? Leí hace poco una entrevista a Diego Rabasa, de la editorial mexicana Sexto Piso, donde le dijo a un diario argentino que no se compara en nada en toda Latinoamérica la cantidad de proyectos editoriales que existen en Argentina.

-En México hay muchísimas editoriales, y muchísimos poetas, y acá también; y quien dice que no, es porque no sabe buscar. Y es curiosísimo: en todo pueblo, del mundo, hay un poeta. (Risas.) Y en muchos pueblos hay muchos poetas. (Que te gusten es otra cosa.) En todos lados hay muchísimos. Y quien dice: “Pero yo publiqué puros hombres porque no hay mujeres”… No. Es porque no saben buscar. Que hay, hay.

La intervención del Estado hace en México a una cultura muy extraordinaria. Y eso tiene un efecto para bien y para mal, aunque es un lugar común decir que “te cooptan”, pese a que las autoridades estatales de México jamás han leído unpinche libro. (Risas.) No es Peña Nieto quien te va a juzgar, pero son tus colegas: y eso hace que la crítica sea vea muy castrada, porque, lo que ocurre, no es que te vuelvas pro-gobierno. No hay poetas mexicanos pro-gobierno.

Es rarísimo, cuando hay un gobierno progresistón en América Latina, como hubo aquí, que haya muchos colegas a favor del partido del gobierno. ¡En México eso nunca ha pasado en la memoria viva…! (Risas.) Los que están a favor del gobierno no lo dicen. Porque es súper-mal visto. Son los “apolíticos” versus los “disidentes”. Nunca los pro-oficialistas. Los oficialistas son “apolíticos”. O “políticamente correctos”. En fin… Lo que quería decir es que el efecto no es tanto que se vuelven oficialistas como que se vuelvan tímidos en la crítica porque quienes sí te van a juzgar son tus colegas. Entonces eso en el caso de Deniz es muy claro: ninguno de los dos hubiera dicho “Viva el partido gobernante” (si alguno de los dos lo hubiera dicho ¡hubiera sido Deniz! pero como un “gesto loco”), pero, que Deniz hiciera una crítica puntual (literaria) a un poema de Pachecho, lo condenó a algo grave…¡La pobreza es una cosa bastante fuerte! No es poco decir que un poeta que sabes que nunca va a vender para vivir –ni aquí, ni en México, ni en ningún lado– lo dejan sin lo que viven los poetas en México, que son los “apoyos públicos”. No diría necesariamente estatales, sino públicos, incluyendo fundaciones privadas o lo que sea; pero no es el mercado, sino los colegas que dicen: “Ah, fulanito es poeta, y merece nuestro reconocimiento. Entonces démosle el premio Xavier Villaurrutia”. Y Deniz se quedó sin eso por decir la verdad. Pero es la lección… en México eso ha inhibido mucho la crítica literaria… Pero, al mismo tiempo, en una sociedad tan jerárquica, tan clasista y –por decirlo así– castista como en México (donde hay muy poca movilidad social), sin la intervención pública la cultura sería una cosa horriblemente elitista, porque la gente o trabaja, o escribe.

Lo que logra la intervención del Estado es un efecto contradictorio. Y además –por cierto–, como todo lo que hace el Estado, no es una concesión, sino una conquista histórica: ese “gasto cultural”, incluyendo a la Universidad pública, es una conquista de masas, que hay que defender. En la medida en que la quieran quitar, hay que defenderla. En la medida que te censures por ella, hay que atacarla –entre los escritores–.

-La última pregunta tiene que ver con los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala, acontecimiento que acaba de cumplir dos años. ¿Cómo está la situación hoy?

-Ni siquiera los hechos son una obviedad. Hay quien ha tomado esto como un caso de delincuencia (“Hay mucha delincuencia en México, por eso los han matado”), incluso la prensa internacional –no sé aquí, pero por ejemplo sí la de los Estados Unidos–. O sea: “Los narcotraficantes mataron a unos estudiantes, y el Estado pecó de omisión” (o “y el Estado lo permitió”). Un actor “que no intervino”. No fue así. Fue un acto de represión política, donde el Estado operó coaligado con el narco. Incluso si reconociéramos que fue el narco, el narco cumplió una función –es así– estatal. Digamos: la función básica del Estado es la represión. Y además fue un crimen de clase. No solo eran chicos de un sector muy pobre de México, sino que no eran cualesquiera pobres. Eran militantes populares de los pobres –por decirlo de alguna manera, en términos más generales–. Normalistas que se consideraban comunistas revolucionarios, y por eso fueron atacados en una forma de asesinato que es… la desaparición. No los asesinaron: los desaparecieron. No estoy diciendo que necesariamente estén vivos.

Al crimen que cometieron se añade la cobardía; no sabemos si están muertos, y es importante aclarar eso. Hicieron algo peor que matarlos, que fue desaparecerlos. Ojalá estén vivos –no lo descarto, no se descarta–, pero aun si no están vivos es importante decir que no los mataron, los desaparecieron, que es un agravante.

Y creo que porque no eran cualesquiera muertos, esto juntó varias indignaciones: el intelectual de clase media se juntó con el militante de los trabajadores, con la persona que simplemente se conmueve con la juventud, y por eso creo que fue un movimiento tan grande. Juntó muchos agravantes. Y a mí eso hasta la fecha me conmueve muchísimo, y que aquí se sepa y se discuta esto, también.

No me parece un tema coyuntural. También por eso no escribí un poema concretamente, como muchos ya hicieron, sobre Ayotzinapa. Yo ya creía que el Estado era asesino antes de Ayotzinapa y lo seguiré creyendo cuando haya nuevos casos. Pero me parece fantástico que se sepa, que haya caído esa cortina. Ahora Peña Nieto tiene muy poca popularidad. Mucha gente, dado el idiota tipo que es, enfoca todo el problema de México en su persona. Pero la estructura de clases mexicana fue la causante de este crimen. Digo: fue un crimen de clase; no fue Peña Nieto. Peña Nieto fue un representante de una clase dominante asesina, racista, que desprecia totalmente a su propia población… pero si no hubiera sido Peña Nieto [del PRI] hubiera sido el del otro partido, el del PAN. Entonces, para mí sí es una cuestión de solidaridad social, no solo política, o de condena social, contra una clase dominante asesina que desprecia a la nación que domina (me refiero a la burguesía; no solo a la casta política –que, claro, está podrida también. Correspondientemente también está podrida y es asesina–). Pero no solo a los políticos, sino a la estructura de clase que esos políticos defienden.

Y además hay muchas cosas que lo hacen –y perdón por la palabra, que suena un poco terrible– interesante. El hecho de quién los mató: fue un gobierno local –con complicidad federal–, un partido nacionalista burgués “de izquierda”, que se llama PRD, mostrando que no es tal. El gobierno federal también estuvo implicado; ha hecho horribles crímenes de encubrimiento. No le estoy lavando en lo más mínimo las manos al gobierno federal, pero es interesante ver que el nacionalismo burgués está totalmente implicado en este crimen. Y ahora este nacionalismo burgués se ha escindido recientemente: los menos indecentes se salieron del PRD para formar MORENA.

Fuente:

“Yo ya creía que el Estado era asesino antes de Ayotzinapa y lo seguiré creyendo”

Imagen:

http://insurgenciamagisterial.com/wp-content/uploads/2016/10/encuentrodepoetasunam.jpg

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