Libro: La ética de la democracia

La ética de la democracia

Los derechos humanos como límite frente a la arbitrariedad

Waldo Ansaldi. [Compilador]

Waldo Ansaldi. Mario R. dos Santos. Hipólito Solari Yrigoyen. Norbert Lechner. Angel Flisfisch. Alicia E. C. Ruiz. José María Gómez. Mariclaire Acosta U.. Juan Somavía. Félix Gustavo Schuster. María del Carmen Feijoó. Luis Gómez. [Autores de Capítulo]

Colección Biblioteca de Ciencias Sociales. Colección Histórica.
ISBN 950-9231-15-2
CLACSO.
Buenos Aires.
Mayo de 1986
En el último decenio un tema de vieja data adquirió una dimensión y una actualidad notables, hasta convertirse en una verdadera cuestión política en el ámbito de las sociedades nacionales y en el de las relaciones internacionales: el de los derechos humanos. Objeto de reflexión jurídica y teológica durante largo tiempo, ha devenido en un conflictivo elemento político que forma parte del debate de casi todas las sociedades, cualquiera sea su identidad, y de buena parte de los organismos internacionales, gubernamentales o no. Esta nueva dimensión, manifiestamente desarrollada a partir de la administración Carter en los Estados Unidos, la ha convertido también en un elemento de agitación, de denuncia, particularmente en aquellos países donde han avanzado las formas despóticas, totalitarias (para decirlo mas crudamente que con el eufemismo de autoritarias) de ejercicio del poder y de conculcación de las manifestaciones democráticas, de los derechos individuales y sociales consagradas en las cartas constitucionales reconocidas en el ámbito de cada sociedad nacional y en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. En esta nueva dimensión, entonces, los derechos humanos devienen objeto de análisis, de reflexión para las ciencias sociales -para algunas de ellas (la ciencia política, la sociología, la historia), por lo menos-, inscribiéndose en el interior de la discusión sobre el orden social y sobre las relaciones individuo-Estado o, mejor, sociedad civil-Estado. En esta perspectiva, dicha reflexión introduce también la dimensión ética del problema.
Fuente: http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/buscar_libro_detalle.php?id_libro=384&campo=titulo&texto=democracia
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Tendrán que luchar fuertemente para salvar a la especie humana

Por: Noam Chomsky

El pasado 5 de diciembre Democracy Now! celebró su 20 aniversario en la histórica iglesia de Riverside de la ciudad de Nueva York. Entre los que hablaron ante los más de dos mil asistentes estaba el reconocido disidente político, lingüista y escritor Noam Chomsky. Chomsky se refirió a las dos amenazas más peligrosas que la especie humana enfrenta en la actualidad, la posibilidad de una guerra nuclear y la destrucción acelerada provocada por el cambio climático que generamos los seres humanos.

Solo me gustaría comenzar hablando sobre el privilegio y honor que suponen participar en la celebración del notable éxito que Democracy Now! ha obtenido en todos estos años, y en particular, por los asombrosos logros de Amy Goodman, Juan González y sus colegas; que nos muestran lo que debemos hacer para aspirar a una “democracia ya”. Será una larga lucha. Y de nuevo, es un enorme placer, no solo compartir esta ocasión con gente como Harry Belafonte, a quien admiro, y quien ha estado a la vanguardia de esta lucha interminable durante estos difíciles años.

Quiero dirigir unas palabras en especial a los jóvenes que se encuentran dentro del público: Ustedes enfrentarán problemas que no han surgido en más de 200.000 años de historia de la humanidad. Serán problemas difíciles y exigentes. Se trata de una carga que no se puede ignorar. Y todos nosotros, pero sobre todo ustedes en particular, tendrán que luchar fuertemente para salvar a la especie humana de un destino sombrío.

Los resultados de las elecciones nos sorprendieron a mi esposa y a mi en Europa. Aquél fatídico 8 de noviembre estábamos en Barcelona, viendo los resultados. Lo que ocurrió me impactó personalmente. El primer artículo que escribí, hasta donde puedo recordar, fue en febrero de 1939, y trataba sobre la caída de Barcelona ante las fuerzas fascistas de Franco. Dicho artículo, que estoy seguro no fue muy memorable trataba de la propagación, aparentemente inexorable, del fascismo en Europa y probablemente alrededor del mundo. Soy lo suficientemente viejo como para haber escuchado los discursos de Hitler [en] las marchas de Nuremberg, y aunque no pude entender ni una palabra, el tono y la reacción de la multitud me dejaron recuerdos imborrables. De modo que los resultados me despertaron recuerdos muy desagradables, en especial por lo que está sucediendo actualmente en Europa, que también es bastante alarmante.

Pues bien, Europa reaccionó con incredulidad, conmoción y horror a ese 8 de noviembre. La cubierta de la revista alemana más importante, Der Spiegel, supo capturar elocuentemente ese sentimiento, mediante una caricatura de Donald Trump en la que se le mostraba como un meteoro en dirección a la tierra y con la boca abierta, listo para tragársela. El titular que la acompañaba, decía: “Das Ende der Welt!” “El fin del mundo”. Más abajo, en letras pequeñas, se veía también la frase: “tal y como lo conocemos”. Esa preocupación puede llegar a expresar una preocupación verdadera, aunque no de la forma literal que la proponen el artista, los autores, y todos aquellos que se hicieron eco de esa idea.

Esto tiene que ver con otros acontecimientos que tuvieron lugar justo al mismo tiempo, ese mismo 8 de noviembre. Acontecimientos que me parecen mucho más importantes que aquéllos que captaron la atención del mundo de manera tan sorprendente. Acontecimientos que estaban ocurriendo, por ejemplo, en Marrakech, Marrruecos, en donde se llevó a cabo una conferencia de 200 países. La denominada “COP 22”. El objetivo de esta conferencia era empezar a poner en práctica las vagas promesas y compromisos de la anterior conferencia internacional sobre el calentamiento global, la denominada “COP 21”, que tuvo lugar en París en diciembre de 2015, y que no produjo efectos concretos por razones no relacionadas a lo que ocurrió el 8 de noviembre aquí.

[…]

El aislamiento de Estados Unidos en Marrakech es sintomático de otros procesos más amplios sobre los que deberíamos meditar muy cuidadosamente, por ser de una importancia considerable. El aislamiento de Estados Unidos en el mundo está aumentando notablemente. Tal vez lo más llamativo suceda aquí mismo, en este hemisferio, en lo que el secretario de Guerra del presidente Roosevelt, Henry Stimson, denominó como «nuestra pequeña región», donde nadie nos molesta. Solíamos considerar que si alguien se pasaba de la raya, los castigaríamos con dureza, a menos que hicieran lo que dijéramos. Eso está ahora lejos de ser cierto. Durante este siglo y por primera vez en 500 años, America Latina se ha liberado del imperialismo occidental. Estados Unidos es el siglo pasado. El Fondo Monetario Internacional, que es, en otras palabras, una agencia del Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha sido expulsado en su totalidad de América del Sur. Ya no quedan bases militares estadounidenses allí [1]. Las organizaciones internacionales de este hemisferio Han empezando a excluir a Estados Unidos y Canadá. En 2015 hubo una cumbre mundial que habría podido derivar en la total exclusión de Estados Unidos del hemisferio por el asunto con Cuba. Cuba se convirtió en un asunto crucial debido a que todo el hemisferio se oponía a la política de Estados Unidos, tal y como lo hace el resto del mundo. Esta fue sin duda la razón por la que Obama tuvo gestos hacia la normalización [de las relaciones con Cuba], dando un paso hacia adelante, que sin embargo podría ser revertido por Trump. No lo sabemos.

Algo similar ocurre en Asia a una escala mucho mayor. Como se sabe, una de las principales políticas de Obama fue la llamada «giro a Asia», la cual en realidad fue una medida para confrontar de forma transparente a China. Una de las estrategias de esa política fue el TPP , o Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica, que excluía a China e intentaba integrar a otros países del pacífico asiático. Dicho acuerdo, por razones que me parecen muy afortunadas, parece estar colapsando hoy día. Pero simultáneamente, existe un tratado de comercio internacional que crece y se expande. China le denomina el Partenariado Económico Comprehensivo Regional (PECR), cuyos alcances empiezan a dibujarse sobre los aliados de Estados Unidos; desde Perú a Australia, pasando por Japón. Es probable que Estados Unidos decida quedarse por fuera de él, del mismo modo que de forma solitaria se ha mantenido al margen del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, una especie de contrapartida al Banco Mundial, y al que Estados Unidos se opone desde hace años. A éste, hoy día, se han sumado prácticamente todos sus aliados, incluyendo, entre otros, Gran Bretaña. Al mismo tiempo, China se está expandiendo hacia occidente con la Organización de Cooperación de Shanghái, la Ruta de la Seda en China. Se trata de un sistema integrado de distribución de recursos de energía, que incluye a Siberia, rica en recursos; India y Pakistán, y a la que pronto se sumarán Irán y probablemente Turquía. Se extenderá desde China hasta Europa. Estados Unidos ha solicitado tener el estatus de observador, pero esta petición le ha sido negada, no se le ha permitido. Y uno de los principales compromisos adquiridos por la Organización de Cooperación de Shanghái, es la prohibición de establecer bases militares dentro de toda la región de países de Asia Central.

Si el presidente electo decide cumplir con su promesa de poner fin a las armas nucleares, en otras palabras, al Acuerdo Nuclear con Irán, Estados Unidos estaría dando otro paso hacia el aislamiento. Algunos otros países, principalmente de Europa, que hacen parte del acuerdo, podrían sin embargo continuar. Esto significaría ignorar las sanciones impuestas por Estados Unidos, y ello derivaría en aislarse incluso de Europa. Bajo estas circunstancias, es probable que Europa dé marcha atrás en la confrontación con Rusia. De hecho, el Bréxit podría ayudar a la consolidación de esta situación, pues Gran Bretaña era la voz más fuerte de Estados Unidos en la OTAN , pero dado que ahora está fuera, Europa tendría algunas oportunidades. De 1990 a 1991, durante el colapso de la Unión Soviética, se tomaron algunas decisiones. Mikhail Gorbachov tuvo la visión, como él mismo la denominó, de que Europa fuera un hogar común de integración. Una especie de sistema cooperativo de seguridad, comercio e intercambio; sin alianzas militares desde el Atlántico al Pacífico. Estados Unidos insistió por una visión diferente— específicamente, ante el colapso de la Unión Soviética, la OTAN se mantiene, y de hecho, ahora se extiende hasta las fronteras de Rusia, donde hoy se cuecen diariamente amenazas graves.

Todos estos hechos resultan muy relevantes. Están relacionados al tema ampliamente discutido sobre el declive del poder de Estados Unidos. Existen algunas medidas convencionales que, sin embargo, producen una confusión interesante. Me referiré a ello brevemente, por la premura del tiempo, aunque es algo sobre lo que se debe reflexionar seriamente. Según las medidas convencionales, en 1945, Estados Unidos dominaba el mundo, como nunca en la historia. Poseía cerca del 50 % de la riqueza global, mientras que otros países industriales estaban devastados, destruidos o seriamente afectados por la guerra. Su economía se benefició enormemente de la guerra y a partir de ese momento, Estados Unidos consiguió una posición de dominio sin precedentes históricos. Ello, por supuesto, iba a terminar algún día: esos otros países industrializados se reconstruyeron. Hacia 1970 el mundo tenía tres polos, tres ejes económicos: Europa con sede en Alemania, América del Norte, con sede en Estados Unidos y la zona noroccidental de Asia, con sede en Japón. Ahora China se ha convertido en un socio, dejando de ser solo un conflicto. Para entonces, la participación de Estados Unidos dentro de la riqueza mundial, era del 25 %, aunque hoy día no está muy por debajo de esa cifra.

Todo esto puede derivar en conclusiones equivocadas, dado que el análisis ignora un hecho crucial que ha dejado de discutirse, a pesar de que existen algunos trabajos interesantes sobre el tema. Se trata de la propiedad sobre la economía mundial. ¿Qué es en realidad lo que poseen las grandes corporaciones, las multinacionales que operan alrededor del mundo? Bien, pues esto deriva en algo muy interesante que prácticamente explica el crecimiento de todo el período de globalización neoliberal de esta generación. El patrimonio de las grandes corporaciones se está traduciendo en una forma más realista de medir el poder mundial más allá de la riqueza de una nación. El patrimonio de una corporación reside obviamente en un país, apoyado en nuestras contribuciones de impuestos, aunque la propiedad no tiene nada que ver con nosotros. Cuando se las mira de cerca, se concluye que las corporaciones son virtualmente dueñas de todos los sectores de la economía: manufactura, finanzas, servicios, minoristas… las corporaciones de Estados Unidos encabezan la propiedad de la economía mundial. Se podría decir que son dueños de cerca del 50 % de ésta, lo que corresponde, aproximadamente, a la riqueza nacional de Estados Unidos en 1945. Este hecho debería ser capaz de decirnos algo sobre la naturaleza del mundo en el que vivimos. Esto, por su puesto, no representa necesariamente un beneficio para los ciudadanos estadounidenses, sino para los que poseen y administran éstas corporaciones privadas, estos sistemas cuasi-totalitarios, subsidiadas tanto en lo público como en lo privado. En el nivel militar, Estados Unidos tiene un dominio sin par, cosa que no hay que discutir si quiera. Pero es posible que Europa adquiera una mayor independencia, siguiendo algo similar a la visión de Gorbachov. Esto podría atenuar las peligrosas tensiones de la frontera rusa, lo que sería un acontecimiento muy positivo.

Hay muchas más cosas que discutir respecto de estos temores, esperanzas y perspectivas. Existen amenazas y peligros concretos. Existen también muchas oportunidades. Nos enfrentamos nuevamente a ello; pero es la gente más joven la llamada a entender que estas amenazas son las más graves que han surgido en la historia de la humanidad. La guerra nuclear y la catástrofe ambiental, son afrentas literales a la supervivencia. Se trata de preocupaciones urgentes que no dan espera, y que a partir del 8 de noviembre se volvieron apremiantes por las razones que ustedes ya conocen y que también he mencionado. Estos asuntos tendrán que ser afrontados prontamente y y de forma directa, si es que el experimento humano no quiere ser un fracaso terrible.

Abajo la conferencia completa.

 

Sobre DEMOCRACY NOW!

La primera vez que Democracy Now salió al aire fue en la víspera de las elecciones primarias de New Hampshire, en 1996, el día 19 de febrero de ese año. Democracy Now! comenzó como un programa de radio transmitido en un puñado de estaciones. Hoy en día, más de 5.000 episodios más tarde, Democracy Now! se emite en más de 1.400 canales de televisión pública y estaciones de radio de todo el mundo.

Nota de Rebelión.org:

[1] Pese a las afirmaciones del profesor Chomsky, el FMI está presente en Colombia, en Paraguay, Perú y ha vuelto a Brasil y Argentina hace meses. Con respecto a la afirmación de que no hay bases militares estadounidenses en la región, varias fuentes han reportado que hay decenas de bases militares, 80 según algunos conteos: en Perú, Colombia, Chile y otros. Algunos enlaces sobre estos dos temas:

El FMI en América del Sur:
http://economia.estadao.com.br/noticias/geral,brasil-fecha-acordo-para-emprestar-dinheiro-ao-fmi,10000081443
http://www.imf.org/es/Countries/ResRep/PRY
https://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-308984-2016-09-09.html
http://www.colombia.com/financiero/especiales/2_150101_fmi/colombia_fmi.asp

Sobre bases militares de EE.UU. en América Latina:
http://www.telesurtv.net/news/Llaman-a-erradicar-bases-militares-de-EEUU-en-America-Latina-20160828-0010.html
http://www.cubadebate.cu/noticias/2016/05/11/bases-militares-de-eeuu-en-colombia-apuntan-a-venezuela/#.WG2Lh84n2FI
http://www.laizquierdadiario.cl/Las-bases-militares-de-Estados-Unidos-en-Chile-y-America-Latina

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=221238&titular=tendr%E1n-que-luchar-fuertemente-para-salvar-a-la-especie-humana-

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El secuestro de la democracia en universidades venezolanas

Por: Miguel Alfonzo

Introducción

A partir de la aprobación de la Ley Orgánica de Educación (LOE) por la Asamblea Nacional (19 de agosto de 2009), la derecha académica insertada y al mando de las universidades tradicionales (no experimentales), cuyas autoridades rectorales forman parte de la Asociación Venezolana de Rectores Universitarios (AVERU), han continuado la política de desconocer el nuevo estado de derecho impulsado por el proceso revolucionario, razón por la cual incurren en desacato con el TSJ para cumplir con lo dispuesto en el art 34 de la mencionada LOE, secuestrando de esta manera la democracia universitaria cuando impiden que la comunidad universitaria exprese sus derechos politicos consagrados en la CRBV.

Cuando en la UCV se iban a realizar las elecciones decanales, sin cumplir con lo contemplado en la LOE, la comunidad universitaria representada por estudiantes, personal administrativo, personal obrero, egresados y profesores interpusieron un recurso contencioso electoral al TSJ el 12 de mayo de 2011 contra el acto administrativo de naturaleza electoral contenido en el Boletín Electoral N° 01112011 dictado por la Comisión Electoral de la UCV, dicho recurso mencionaba: «… por razones de inconstitucionalidad e legalidad, al negar la inclusión de los miembros de la Comunidad Universitaria en la condición de profesores instructores, jubilados y contratados, empleados administrativos y obreros al Registro Electoral conformado para la elección de candidatos a Decanos y miembros del Consejo de Apelaciones; así como negar la inclusión en condiciones de participación paritaria de los estudiantes en el mismo proceso electoral…», por lo que la Sala Electoral del TSJ se pronuncia el 10 de agosto de 2011 y ordena a la referida Comisión Electoral suspender cualquier proceso electoral pautado, hasta tanto no se dicte el nuevo Reglamento de Elecciones Universitarias, el cual deberá «… permitir la participación de todos los integrantes de la comunidad universitaria (profesores -independientemente de su condición y categoría-, estudiantes, personal administrativo, personal obrero y egresados) en los procesos de elección y nombramiento de las autoridades universitarias de la Universidad Central de Venezuela, enunciadas en el articulo 34 numeral 3 de la Ley Orgánica de Educación, e, igualmente, garantizar su participación «plena» y en «igualdad de condiciones«, como lo ordena esa Ley Orgánica«. Esta decisión fue ratificada por esta Sala el 24 de noviembre de 2011.

La mencionada sentencia de la Sala Electoral del TSJ ordena resumidamente: a) «… a la Rectora de la UCV, que en un lapso perentorio, que no podrá exceder de quince (15) días hábiles de la Universidad, contados a partir de la notificación del presente fallo, proceda a convocar al Consejo Universitario, para que ese órgano colegiado, dentro del lapso de treinta (30) días hábiles, reforme y publique el Reglamento de Elecciones Universitarias de la Universidad, a fin de ajustar su contenido a las disposiciones de la vigente Ley Orgánica de Educación y a las consideraciones emitidas por esta Sala«. Este Reglamento, deberá «… permitir la participación de todos los integrantes de la comunidad universitaria (profesores – independientemente de su condición y categoría-, estudiantes, personal administrativo, personal obrero y egresados) en los procesos de elección y nombramiento de las autoridades universitarias de la Universidad Central de Venezuela, enunciadas en el articulo 34 numeral 3 de la Ley Orgánica de Educación, e, igualmente, garantizar su participación «plena» y en «igualdad de condiciones», como lo ordena esa Ley Orgánica, razón por la cual, tampoco podrán establecerse diferencias numéricas del voto profesoral respecto al voto del resto de los integrantes que conforman la comunidad universitaria, incluyendo el voto estudiantil, porque así lo estableció el legislador en ejercicio de su potestad discrecional, y en virtud de la prevalencia de la Ley Orgánica de Educación sobre el mandato contenido en la Ley de Universidades«. b) Asimismo, «… se ordena que una vez sea reformado el Reglamento de Elecciones Universitarias de la Universidad Central de Venezuela, se convoque al proceso de elecciones suspendido por esta Sala, en un lapso perentorio, que no podrá exceder de treinta (30) días hábiles de la Universidad contados a partir de la publicación del mencionado Reglamento en los medios oficiales y habituales de la Universidad». c) «… instruye a las actuales autoridades a objeto de que permanezcan en sus cargos, de manera transitoria, hasta tanto se convoque un nuevo proceso electoral, donde sean elegidas las nuevas autoridades, en el marco del nuevo Reglamento Electoral de la Universidad Central de Venezuela que esta Sala ordena dictar, y sean juramentadas las nuevas autoridades«.

Es así que con este artículo 34 (numeral 3) de la LOE, se habían creado las condiciones objetivas para una mayor democratización en las elecciones en las universidades tradicionales de sus autoridades rectorales y decanales, al permitir que todos los miembros de la comunidad universitaria ejerzan su derecho político en igualdad de condiciones.

Sin embargo, a medida que transcurría el tiempo, y se acercaba el final de las diferentes gestiones de las autoridades de las instituciones universitarias tradicionales, sus respectivas comisiones electorales iniciaban los procesos para la realización de las elecciones para esos cargos, pero se comenzó a evidenciar que tales procesos no estaban ajustados a la LOE, reflejando claramente que estas autoridades no aceptaban los preceptos de esta ley orgánica. Esta negativa por parte de estas autoridades elitescas, indica su escaso talante democrático cuando les tocan sus privilegios. No aceptaron el derecho político que tienen todos los miembros de la universidad para elegir sus autoridades en igualdad de condiciones, tal como lo expresa la ley, e incluso, introdujeron la impugnación de tal artículo ante el TSJ.

Éstos últimos hechos condujeron a que los diferentes sectores universitarios viéndose vulnerados en sus derechos políticos, tuvieron que accionar una serie de mecanismos, similares a los que realizaron los miembros de la comunidad universitaria de la UCV, para hacer letra viva el ya famoso artículo 34 de la LOE, por lo que todos los procesos electorales para escoger futuras autoridades fueron impugnados por el TSJ gracias a la lucha articulada y certera de los miembros universitarios afectados por esta negación.

A pesar de todos estos hechos firmes y claros de la Sala Electoral, los miembros del Consejo Universitario (CU) de la UCV incumplieron la sentencia del TSJ, cuando deciden de manera írrita el 07 de marzo del 2012 aceptar la propuesta de la Comisión Electoral de la UCV de un «Cronograma de Eventos Puntuales para el desarrollo del Proceso Electoral para la Elección de Rector (a), Vicerrector (a), Académico, Vicerrector(a) Administrativo y Secretario(a) de la Universidad Central de Venezuela» para el período 2012-2016, lo que contravendría la orden previa de la Sala Electoral del TSJ a la Universidad, de suspender cualquier proceso electoral pautado, hasta tanto no se dictara el nuevo Reglamento de Elecciones Universitarias, instrumento que aún no había sido reformado ni publicado. Es por ello que la Sala Electoral toma la decisión el 17 de mayo de multar por 200 unidades tributarias (Bs. 18.000,00 para ese entonces), para cada uno de los miembros del CU de la UCV, a los ciudadanos Cecilia García Arocha, Nicolás Bianco, Bernardo Méndez, Amalio Belmonte, Leonardo Taylhardat, Guillermo Barrios, Adelaida Struck, Irma Behrens de Bunimov, Rafael Infante, Margarita Salazar, Vincenzo Lo Mónaco, María Esculpi, Emigdio Balda, Aura Yolanda Osorio, Humberto García Larralde, Inírida Rodríguez, Rómulo Orta, Alberto Fernández, Humberto Mendoza, Juan Sandoval, Luken Quintana, William Gil, Luis Matos y Cesar Arias, todos miembros del Consejo Universitario ucevista, excepto a los profesores Baldo Alesi y Miguel Alfonzo, quienes votaron en contra.

Sin embargo, cuatro (04) días después, el 21 de mayo la Sala Constitucional del máximo tribunal con ponencia de su presidenta, Luisa Estella Morales, dejó sin efecto la sentencia de desacato así como la multa impuesta a los integrantes del Consejo Universitario , mientras revisan el fallo inicial que diera lugar a la acusación de desacato. Específicamente, el desacato en que incurrieron fue por «la decisión N° 104, del 10 de agosto de 2011, mediante la cual el Máximo Tribunal ordenó, entre otras cosas, reformar el reglamento electoral de esa casa de estudios para adecuarlo a los postulados de la Ley Orgánica de Educación (que consagra la participación igualitaria de todos los miembros en los procesos electorales) y no convocar a nuevos comicios internos mientras esa reforma no se efectuara».

2.- Situación actual

Aún hoy las comunidades universitarias están esperando el veredicto del TSJ, específicamente de la Sala Constitucional que decidió revisar el dictamen de la Sala Electoral que obligaba a las universidades tradicionales a cambiar su reglamento electoral para que se adaptara a la LOE. Ésto ha ocasionado que a todas las autoridades rectorales de estas universidades se les hayan vencido sus periodos reglamentarios, incluso, ocurriendo situaciones en que hay rectores que ya tienen 14 años ejerciendo el cargo, como el caso de la UCLA, perdiendo todo tipo de legitimidad.

Esta situación anómala e irregular, ha producido significativos daños, no solamente al seno de estas comunidades universitarias, cuyos miembros no han podido ejercer la plena democracia para elegir sus autoridades, sino que además existen generaciones de estudiantes que no han conocido unos comicios universitarios para esos cargos. De manera adicional, la permanencia de la ultraderecha en dichos cargos ha impedido al Estado venezolano adelantar las políticas revolucionarias al interior de estas instituciones. Todas estas autoridades son opositoras al gobierno revolucionario del presidente Chávez, y ahora, al presidente Maduro, y su larga permanencia les ha permitido crear estructuras de poder hegemónicas en estas universidades por lo que han podido usarlas para ejercer acciones conspirativas contra el Estado. Asimismo, estos largos años de direccionar a las universidades, muchas de estas autoridades han creado una red arquitectónica en el funcionamiento de estas instituciones que les ha facilitado diversos actos de corrupción de los fondos públicos sin ningún tipo de control, creándose un nivel de impunidad que llega a niveles grotescos.

Finalmente, estas autoridades universitarias de la UCV han literalmente abandonado las funciones inherentes a sus cargos, por lo cual el campus universitario y sus instalaciones, Patrimonio Cultural de la Humanidad, se hunden por la desidia y campea la inseguridad personal e institucional, todo lo cual es consecuencia de la irresponsabilidad directa de la Rectora Garcia Márquez.

Es por ello que hoy podemos decir, que tanto sectores opositores como los sectores revolucionarios de estas universidades, están pidiendo a gritos que sucedan las elecciones de sus autoridades universitarias. Todos, están cada vez más conscientes de la enorme necesidad de cambiar a estas autoridades quienes no han logrado progresos significativos de sus universidades, más bien, han permitido que se aloje en estas casas de estudios una inercia que ahoga y asfixia a la academia. La esencia de la universidad se ha desvanecido.

Por otra parte, los niveles de excelencia tecnocrática se han perdido, lo cual tratan de explicar por la ejecución de presupuestos supuestamente insuficientes, pero que además son muy mal manejados. Confrontamos la ausencia de iniciativas innovadoras, de planes renovadores acordes a los cambios del país, la presencia de un personal académico agotado y desmoralizado, muchos de los cuales han renunciado a sus cargos o se han jubilados en plena edad productiva intelectual, trabajadores que no encuentran sentido a su trabajo. Todo esto ha creado la poderosa necesidad de renovar a tales caducas autoridades universitarias.

2.1.- Situación de los diferentes gremios universitarios.

En la UCV existen numerosos sindicatos (SINATRA, APUFAT, SUTRA, SINTRA, ETC) y un gremio profesoral (APUCV), cuyas directivas, en su mayoría, lamentablemente, han expresado una clara oposición al gobierno nacional. Incluso, algunas de esas directivas se han aliado con las autoridades rectorales para crear condiciones de molestias y perjuicios en el seno de los trabajadores y profesores, reflejadas en permanentes situaciones de retrasos de pagos, paros injustificados, entre otros, inculpando al gobierno nacional, con el fin de ocasionar acciones conspirativas claramente evidenciadas por la abierta alianza existente entre la directiva de la APUCV y la MUD, desdibujándose así los auténticos intereses que debe tener ese gremio con su profesorado.

Aunado a esto, casi todas estas asociaciones presentan una directiva ilegitima (excepto por SINTRA y APUFAT), se les han vencido, igual que a las autoridades rectorales, sus periodos reglamentarios. No han llamado a elecciones para que sus agremiados puedan renovar sus representantes. Nuevamente se secuestra a la democracia. Con esta larga permanencia, estas directivas han podido crear una poderosa hegemonía de poder en contra de los trabajadores, mediante campañas de comunicación y algunas veces, chantajes, prebendas y manipulaciones para mantener su poder en el seno de los trabajadores, quienes se sienten abandonados, traicionados, y están buscando el apoyo de otros sectores para lograr revertir esta grave situación.

Por otra parte, la posición de la masa trabajadora universitaria sobre la LOE y su ya mencionado artículo 34 y las consecuentes elecciones suspendidas por el TSJ ha sido clara y firme. Están dispuestos a apoyar su derecho al voto. En realidad no existe impedimento para realizar tales elecciones siendo importante destacar que ya existe una propuesta de reglamento electoral ajustado a la LOE en el CU-UCV, que fue el resultado de la inacción de las autoridades en elaborar dicho Reglamento Electoral. Este Reglamento fue elaborado por los grupos progresistas de la UCV, quienes decidimos construir colectivamente una propuesta de reglamento electoral ajustado a la LOE durante numerosos meses de trabajo durante el año 2012. En este proceso se articularon los diferentes sectores universitarios, empleados, obreros, estudiantes y profesores para la discusión, reflexión y realización de tal reglamento, a través de talleres, mesas de trabajo y reuniones, y cuya versión final fue entregada por los representantes de estos colectivos en la sesión del Consejo Universitario de la UCV del 08 de mayo del 2012. Todo esto para la búsqueda de la realización de las elecciones rectorales. Lamentablemente hasta el día de hoy, después de más de 4 años de su recepción en el CU-UCV no se ha discutido en esta máxima instancia de la UCV ni muchos menos consumado su aprobación, instancia que está obligada por la sentencia que recibiera del TSJ.

De todo lo anterior puede deducirse que las autoridades de la UCV se han negado en forma pública, notoria y permanente en cumplir la LOE y por lo tanto, negar el derecho político que tienen TODOS los miembros de la comunidad universitaria a elegir sus autoridades. Esto ha sido una lucha de décadas que comenzó en los años setenta del pasado siglo con el frustrado proceso de Renovación Universitaria por la clase trabajadora y estudiantil buscando la igualdad en el voto, y gracias al gobierno revolucionario de Hugo R. Chávez F, se pudieron establecer las bases legales para hacer realidad este sueño de numerosas generaciones ucevistas.

La comunidad hace una fuerte exhortación para que de una vez por todas, se solicite de manera inmediata a la Sala Constitucional del TSJ se pronuncie sobre le sentencia de la Sala Electoral. Esta suspensión indefinida ha complicado mucho el escenario político de la UCV y de otras universidades que están en las mismas condiciones. Es hora de las decisiones, es parte de la lucha, queremos justicia y que nuestros derechos sean respetados.

Es importante destacar que hasta la fecha, no hemos aprovechado nosotros, como gobierno por un lado, y como actores universitarios del proceso, los elementos que nos dio la misma ley para lograr su implantación, así por ejemplo, existen en la LOE figuras operativas revolucionarias tal como el Consejo Contralor (CC), el cual ayudaría a iniciar los cambios a lo interno, ya que este órgano estará integrado por todos los miembros de la comunidad y su elección requiere un nuevo reglamento. Este CC solo requiere que el CNU lo apruebe y no esperar la modificación de la actual ley de universidades o la promulgación de una nueva. Este escenario político de los CC en todas la Instituciones Universitarias permitirá la discusión política de los nuevos elementos que junto con los lineamientos del Plan de la Patria, Sector Universitario, que ya existen, podrían ayudar a configurar la nueva ley de Educación Universitaria (LEU), para la cual debemos comenzar a trabajar, que es en esencia construir nuestro socialismo, a pesar de han transcurrido unos 18 años del proceso revolucionario.

Es necesario resaltar que todo este escenario obliga a que la mayoría de los miembros de la comunidad universitaria de la UCV, sean más conscientes de su papel protagónico para los cambios necesarios de la institución, entendiéndose como comunidad universitaria a los sectores de estudiantes, profesores, egresados y trabajadores, incluyendo al sector obrero, tal como define la vigente LOE en su artículo 34 «la participación colectiva de todos estos sectores universitarios la garantiza nuestra constitución«. La comunidad universitaria en su práctica diaria debe hacer realidad tales principios, creando los espacios, momentos y estructuras necesarias que garanticen y motiven la articulación de los diversos sectores que con sus diversos intereses particulares, conduzcan a una universidad mucho más democrática y auténtica, identificada con los grandes intereses nacionales.

3.- Conclusión

Este panorama complejo, tenso, y multivariado, es un reto, no sólo para los universitarios revolucionarios, y comunidad universitaria en general, sino también para el Estado. A través de sus poderes públicos EL Estado debe apoyar a que en estas universidades se cumpla la LOE, por tratarse de un acto revolucionario. Especialmente, el MPPEUCT, ente rector de la Educación universitaria, está obligado a impulsar el logro de estos objetivos vitales para la comunidad universitaria.

En la situación actual la Elección de las cuatro Autoridades Rectorales se lleva a cabo con el voto del Claustro Universitario, constituido según la Ley de Universidades vigentes (LEU) sólo por Profesores y estudiantes, los cuales son mayoritariamente opositores, por lo cual la situación no cambiaria, y es por ello que las actuales autorides se niegan a acatar la LOE.

Por el contrario, la aplicación de la LOE permitirá politizar las universidades ya que todos los grupos establecerían una lucha política que debemos aprovechar para iniciar y sostener una batalla de las ideas, que es el motor propulsor de los cambios o la generacion de nuevas estructuras socialistas al interior de las instituciones Universitarias. No obstante, si se establece el voto 1x1x1 como lo estipula la LOE y lo ratifica el TSJ, aun son bajas las probabilidades que en lo inmediato, para el movimiento universitario de izquierda en alcanzar un triunfo electoral en la UCV, producto de que los votantes profesorales, y estudiantiles no nos son mayoritariamente favorables, con respecto a las elecciones de cualquier tipo.

Sin embargo, debemos ver el avance político que se lograría con obligar a la derecha a aceptar las leyes revolucionarias y a la CRBV, al mismo tiempo que se obtiene una nueva estructura organizativa de los movimientos socialistas, que son esenciales para continuar con la lucha política y la creacion de la nueva Universidad que se requiere para el país. Sería un enorme logro político, de una gran significancia simbólica, el que estos trabajadores y trabajadoras, y estudiantes puedan ejercer el voto, aplicando los preceptos de la LOE no solamente para cambiar a las autoridades rectorales, sino porque también sería un triunfo del pensamiento de igualdad que impulsó ardientemente el Comandante Chávez, inspirado en el pensamiento de Ezequiel Zamora. Intentar seguir en la vía inercial de no hacer nada, porque NO estan dadas las condiciones, sería continuar entregando a la derecha universitaria, los bonos para que se perpetúen en el poder, y sigan propiciando la educación reduccionista, con principios neoliberales a las nuevas generaciones, haciéndolas contrarias a la lucha por la soberanía y la independencia, y al concepto de Patria, que nos rescató el comandante Eterno Hugo Rafael Chávez Frías.

Estas elecciones van a ocasionar movimientos internos sumamente significativos que con una orientación política definida, clara y firme crearán nuevos escenarios, con una comunidad universitaria que en su práctica diaria hará realidad tales principios, creando los espacios, momentos y estructuras necesarias que garanticen y motiven la articulación de los diversos sectores que con sus diversos intereses particulares, conduzcan a una universidad mucho más democrática y auténtica, identificada con los grandes intereses nacionales.

Finalizamos con la significante frase del maestro Simón Rodríguez » O inventamos o erramos» y la de nuestro Libertador Simón Bolívar «¡Que los grandes proyectos deben prepararse en calma! 300 años de calma, ¿no bastan?

Fuente:http://www.aporrea.org/educacion/a241424.html

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The Authoritarian Politics of Resentment in Trump’s America

In the face of a putrid and poisonous election cycle that ended with Trump’s presidential victory, liberals and conservatives are quick to argue that Americans have fallen prey to a culture of incivility.

It’s true that in the run-up to the presidential election, Donald Trump strategically showcased incivility in his public appearances as a mark of solidarity with many of his white male followers. However, it is a mistake to lump the racism, bigotry, misogyny and ultra-nationalism that Trump has played upon under an obscuring and euphemistic notion of «incivility.» And it is simultaneously a mistake to delegitimize the anger that oppressed people feel about racism, sexism or class exploitation by categorizing protests over these injuries as merely «incivility.»

Understanding the ramifications of current discourses of incivility will be one key to understanding the results of the presidential election and Trump’s ascension. Clearly, Trump’s embrace of incivility (in addition to his embrace of racism and xenophobia) was a winning strategy, one that not only signaled the degree to which the politics of extremism has moved from the fringes to the center of American politics, but also one that turned politics into a spectacle that fed the rating machines of the mainstream media.

For more original Truthout election coverage, check out our election section, «Beyond the Sound Bites: Election 2016.»

The incivility machine Trump resurrected as tool of resistance against establishment politicians played a major role in gaining him the presidency. Moreover, it turned politics into what Guy Debord once called a «perpetual motion machine» built on fear, anxiety, the war on terror and a full-fledged attack on women, the welfare state and people of color.

Too often during this election season, a discourse of «bad manners» has paraded as insight while working to hide the effects of power, politics, racial injustice and other forms of oppression.

The rhetoric of «incivility» often functions as a conservative ideological tool, working to silence critics by describing them as ill-tempered, rude and uncivilized. Politics, in this sense, shifts from a focus on substance to style — reworking the notion of critical thinking and action through a rulebook of alleged collegiality — which becomes code for the elevated character and manners of the privileged classes. Within this rhetoric, the wealthy, noble and rich are usually deemed to possess admirable character and to engage in civil behavior. At the same time, those who are poor, unemployed, homeless or subject to police violence are not seen as victims of larger political, social and economic forces. On the contrary, their problems are reduced to the depoliticizing discourse of bad character, defined as an individual pathology, and whatever resistance they present is dismissed as rude and uncivil.

As a rich white man who has intentionally embraced an «uncivil» persona, Trump has related to this discourse in unpredictable ways. By claiming he loves the uneducated and appealing to the crudest instincts of the mob, Trump elevates incivility to a performance — a pedagogy of righteous indignation — while removing it as a platform for a substantial political critique. The uncivil persona becomes a threat, a signpost for misdirected anger and a symbol of a mass in need of a savior.

There is more at issue here than ideological obfuscation and a flight from social responsibility on the part of the dominant classes; there is also a language of violence that serves to reproduce existing modes of domination and concentrated relations of power. In this instance, argument, evidence and informed judgment — when they hold power accountable or display a strong response to injustice — are subordinated to the category of unchecked emotions, a politics that embraces rude behavior and a propensity for violence. When deployed in a way that obfuscates the injuries of class, racism, sexism, among other issues, the discourse of incivility reduces politics to the realm of the personal and affective while cancelling out broader political issues such as the underlying conditions that produce anger, the effects of misguided resentment and a passion that connects the body and mind.

As Benjamin DeMott has pointed out, the discourse of incivility does not raise the crucial question of why American society is tipping over into the dark politics of authoritarianism. On the contrary, the question now asked is «Why has civility declined?» Tied to the privatized orbits of neoliberalism, this is a discourse that trades chiefly in good manners, the virtues of moral uplift and praiseworthy character, all the while refusing to raise private troubles to the level of public issues. The call to civility confuses the relationship between anger and resentment, dismissing both as instances of faulty character and bad manners.

What happens to a democracy when incivility becomes a central organizing principle of politics? What happens to rational debate, culture and justice?

To read more articles by Henry A. Giroux and other authors in the Public Intellectual Project, click here.

The US has become a country motivated less by anger, which can be used to address the underlying social, political and economic causes of social discontent, than by a galloping culture of individualized resentment, which personalizes problems and tends to seek vengeance on those individuals and groups viewed as a threat to American society. One can argue that the call to civility and condemnation of incivility in public life by the ruling elite no longer registers favorably among individuals and groups who are less interested in mimicking the discourse and manners of the financial elite than in expressing their resentment as they struggle for power, however rude such expressions might appear to the mainstream media and rich and powerful. Rather than an expression of a historic if not dangerous politics of unchecked personal resentment (as seen among many Trump supporters), we are witnessing a legitimate and desperately needed politics of outrage and anger — one that privileges the struggle for justice over an empty call for civility and acceptable manners.

Difference Between Anger and Resentment

Anger is connected with injustice, while resentment is more about personalized pettiness.

We see elements of crucial anger among the many supporters of Bernie Sanders, as well as the Black Lives Matter movement and the Indigenous-led movement to stop the Dakota Access pipeline. Anger can be a disruption that offers the possibility for critical analysis, calling out the social forces of oppression and violence in which so many current injustices are rooted.

Meanwhile, resentment operates out of a friend/enemy distinction that produces convenient scapegoats. It is the stuff of loathing, racism and spontaneous violence that often gives rise to the spectacle of fear-mongering and implied threats of state repression. In this instance, ideas lose their grip on reality and critical thought falls by the wayside. Echoes of such scapegoat-driven animosity can be heard in Trump’s «rhetorical cluster bombs,» in which he stated publicly that he would like to punch protesters in the face, punish women who have abortions, bring back state-sanctioned torture and, of course, much more. Genuine civic attachments are now cancelled out in the bombast of vileness and shame, which has been made into a national pastime and central to a spectacularized politics.

Reflection no longer challenges a poisonous appeal to commonsense or the signposts of racism, hatred and bigotry. Manufactured ignorance opens the door to an unapologetic culture of bullying and violence aimed at Muslims, immigrants, Blacks and others who do not fit into Trump’s notion of «America.» This is not about the breakdown of civility in US politics or the bemoaned growth of incivility. Throughout its history, US society has been inundated by a toxic, racist ideology that oppresses and marginalizes Black people, Indigenous people and immigrants of color, and particularly since 9/11, has singled out Muslims as targets. It is a market-driven ideology that enshrines greed and self-interest, and a sustained attack on public values and the common good, fueled by the policies of a financial elite — much of it coded by both the Republican and Democratic political establishment.

Trump did not invent these forces; he simply brought them to the surface and made them the centerpiece of his campaign. As anti-democratic pressures mount, the commanding institutions of capital are divorced from matters of politics, ethics and responsibility. The goal of making the world a better place has been replaced by dystopian narratives about how to survive alone in a world whose destruction is just a matter of time. The lure of a better and more just future has given way under the influence of neoliberalism to questions of mere survival. As Zygmunt Bauman has argued in his books Wasted Lives and Consuming Life, entire populations once protected by the social contract are now considered disposable, dispatched to the garbage dump of a society that equates one’s humanity exclusively with their ability to consume.

The not-so-subtle signs of the culture of resentment and cruelty are everywhere, and not just in the proliferation of extremist talking heads, belligerent nihilists and right-wing conspiracy types blathering over the airways, on talk radio, and across various registers of screen culture. Young children, especially those whose parents are being targeted by Trump’s rhetoric, report being bullied more. Hate crimes are on the rise. And state-sanctioned violence is acceleratingagainst Native Americans, Black youth, and others now deemed unworthy and disposable in Trump’s America.

In the mainstream media, the endless and unapologetic proliferation of lies become fodder for higher ratings, informed by a suffocating pastiche of talking heads, all of whom surrender to «the incontestable demands of quiet acceptance,» as Brad Evans and Julien Reid haveargued in Truthout. Politics has been reduced to the cult of the spectacle and a performative register of shock, but not merely, as Neal Gabler observes, «in the name of entertainment.» The framing mechanism that drives the mainstream media is a sink-or-swim individualism and a shark-like notion of competition that accentuates and accelerates hostility, insults and the politics of humiliation.

Capitalism’s New Age of Bullying

Charles Derber and Yale Magrass are right in arguing in Bully Nation that «Capitalism breeds competition and teaches that losers deserve their fate.» But capitalism also does more. It creates an unbridled individualism that embodies a pathological disdain for community, produces a cruel indifference to the social contract, disdains the larger social good, and creates a predatory culture that replaces compassion, sharing and a concern for the other. As the discourse of the common good and compassion withers, the only vocabulary left is that of the bully — one that takes pride in the civic-enervating binary of winners and losers. What has been on full display in the presidential election of 2016 is the merging of the culture of cruelty, the logic of egregious self-interest, a deadly anti-intellectualism, a ravaging unbridled anger, a politics of disposability, and a toxic fear of others. Jessica Lustig captures this organized culture of violence, grudges and resentment in The New York Times Magazine with the following comments:

Grievance is the animating theme of this election and the natural state of at least one of the candidates; Trump is a public figure whose ideology, such as it is, essentially amounts to a politics of the personal grudge. It has drawn to him throngs of disaffected citizens all too glad to reclaim the epithet «deplorable.» But beyond these aggrieved hordes, it can seem at times as if nearly everyone in the country is nursing wounds, cringing over slights and embarrassments, inveighing against enemies and wishing for retribution. Everyone has someone, or something, to resent.

It gets worse. In the age of a bullying internet culture, the trolling community has elected one of its own as president of the United States. Criticizing the pernicious trolling produced by political extremists should not suggest a generalized indictment of the internet and social media, since the latter have also been key tools in pushing back against Trump’s egregiousness. As the apostle of publicity for publicity’s sake, Trump has adopted the practices of reality TV, building his reputation on insults, humiliations, and a discourse of provocation and hate.

According to The New York Times, since announcing his candidacy, Trump used Twitter to insult at least 282 people, places and things. Not only has he honed the technique of trolling, he has also made it a crucial resource in upping the ratings for the mainstream media who, it seems, are insatiable when it comes to covering Trump’s insults. Trump has done more than bring a vicious online harassment culture into the mainstream, he has also legitimated the worst dimensions of politics and brought out of the shadows white nationalists, racist militia types, social media trolls, overt misogynists and a variety of reactionaries who have turned their hate-filled discourse into a weaponized element of political culture. This was all the more obvious when Trump hired Stephen K. Bannon to run his campaign. The former executive chairman of Breitbart News is well known for his extremist views and for his unwavering support for the political alt-right. One of his more controversial headlines on Breitbart read, «Would you rather have feminism or cancer?» He is also considered one of the more prominent advocates of the right-wing trolling mill that is fiercely loyal to Trump. Jared Keller in The Village Voice captures perfectly the essence of Trump’s politics of trolling. He writes:

From the start, the Trump campaign has offered a tsunami of trolling, waves of provocative tweets and soundbites — from «build the wall» to «lock her up» — designed to provoke maximum outrage, followed, when the resulting heat felt a bit too hot, by the classic schoolyard bully’s excuse: that it was merely «sarcasm» or a «joke.» In a way, it is. It’s just a joke with victims and consequences…. Trump’s behavior has normalized trolling as an accepted staple of daily political discourse.

One example of such vitriol was noted by Andrew Marantz’s profile for The New Yorker on Mike Cernovich, a prominent internet troll. He writes:

His political analysis was nearly as crass as his dating advice («Misogyny Gets You Laid»). In March, he tweeted, «Hillary’s face looks like a melting candle wax. Imagine what her brain looks like.» Next he tweeted a picture of Clinton winking, which he interpreted as «a mild stroke.» By August, he was declaring that she had both a seizure disorder and Parkinson’s disease.

In the age of trolls and the heartless regime of neoliberalism, politics has dissolved into a pit of performative narcissism, testifying to the distinctive power of a corporate-driven culture of consumerism and celebrity marketing, which reconfigures not just political discourse but the nature of power itself. In spite of the large-scale protests against economic injustice that ranged from Madison to Occupy Wall Street, the teacher strikes that have emerged since the 2008 Wall Street collapse, the ensuing political corruption and the consolidation of wealth and power, millions of Americans turned to the politics of resentment.

This totalitarian logic has been reinforced by the strange intersection of celebrity culture, manufactured ignorance and the cult of unbridled emotion, to inhabit a new register of resentment, which as Mark Danner points out in The New York Review of Books, takes «the shape of reality television politics.» Within such an environment, a personalized notion of resentment drives politics while misdirecting rage towards issues that reinforce totalitarian logic. Under such circumstances, the long-standing forces of nativism and demagoguery drive American politics and the truth of events is no longer open to public discussion or informed judgment. All that is left is the empty but dangerous performance of misguided hopes wrapped up in the fog of ignorance, the haze of political and moral indifference, and the looming specter of violence.

The rise of Donald Trump as a corporate-fueled celebrity troll represents the broader contempt for a politics of empathy and compassion. This contempt is the bedrock of a neoliberal formative culture that, as my colleague David Clark once remarked to me, «breeds horrors: the failures of conscience, the wars against thought, and the flirtations with irrationality that lie at the heart of the triumph of every-day aggression, the withering of political life, and the withdrawal into private obsessions.»

The issue is no longer whether politicians, such as Donald Trump, are about to lead us into a new age of authoritarianism and bigotry. Rather, we should be seeking to locate and challenge the forces that have produced these politicians. When individualized resentment and scapegoat-centered violence are normalized, we move closer to a police state and toward an age that forgets the totalitarian impulses that gave us Iraq, state-authorized torture, a carceral state, war crimes, a plundering of the planet, and much more. Trump is only a symptom, not the cause of our troubles. Global capitalism is the monster and Trump is its most dangerous, confused and hateful messenger.

Anger is a double-edged sword and can be transformed into various forms of productive resistance or it can be appropriated and manipulated as a breeding ground for resentment, hate, bigotry and racism. What is clear is that Trump knew how to turn such an odious appeal into both a performance and a spectacle — one that mimicked the darkest anti-democratic impulses.

The Struggle Continues

Let’s hope the planet is around long enough to begin to rethink politics in light of this election of Donald Trump to the presidency, which ranks as one of the most sickening events in American political history. Democracy, however flawed, has now collapsed into Trump’s world, one led by a serial sexual groper, liar, nativist, racist and authoritarian. As my friend Bob Herbert mentioned to me recently, «Trump threatens everything we’re supposed to stand for. He’s the biggest crisis we’ve faced in this society in my lifetime. The Supreme Court is lost for decades to come. His insane tax cuts will only expand (and lock in) the extreme inequality we’re already facing. I don’t need to provide a laundry list for you. The irony of ironies, of course, is that the very idiots, racists, misogynists and outright fools who put him in the presidency will be among those hammered worst by his madness in office.»

The strategy of the left will be set back for years as a result of this election, given Trump’s propensity for vengeance, crushing dissent and sheer animosity toward anyone who disagrees with him. When he withdraws the US from the Paris Accords, goes after Black youth with his call for racial profiling, lowers taxes for the rich, deregulates business, sets back the Supreme Court for decades and expands the police state as he begins mass deportations, maybe we should rethink where the levers of power lie.

Amid this turmoil, we cannot let our anger simply become an expression of misdirected resentment. It is time to wake up and repudiate the notion that capitalism and democracy are the same thing. We must use our anger to fight collectively for a politics that refuses to forget the crimes of the past, so it can imagine a different future. Such a struggle is not an act of incivility, but a call to educated hope, civic courage and the need to start organizing.

Fuente: http://www.truth-out.org/opinion/item/38351-the-authoritarian-politics-of-resentment-in-trump-s-america

Imagen: A barbed-wire wrapped Trump/Pence campaign sign in Erie, Pennsylvania, two days after the election, November 10, 2016. (Photo: Hilary Swift / The New York Times)

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Noam Chomsky: el objetivo de la educación, la des-educación…

América del Norte/Estados Unidos/02 de diciembre de 2016/aquevedo.wordpress.com

Noam Chomsky critica el actual sistema de enseñanza. Frente a la idea de que en nuestras escuelas se enseñan los valores democráticos, lo que realmente existe es un modelo colonial de enseñanza diseñado para formar profesores cuya dimensión intelectual quede devaluada y sea sustituida por un complejo de procedimientos y técnicas; un modelo que impide el pensamiento crítico e independiente, que no permite razonar sobre lo que se oculta tras las explicaciones y que, por ello mismo, fija estas explicaciones como las únicas posibles.
Transcripción realizada por Luis Rivas para Rebelión

El objetivo de la educación

Podemos preguntarnos cuál es el propósito de un Sistema Educativo y, por supuesto, hay marcadas diferencias en este tema. Hay la tradicional: una interpretación que proviene de la Ilustración, que sostiene que el objetivo más alto en la vida es investigar y crear, buscar la riqueza del pasado, tratar de interiorizar aquello que es significativo para uno, continuar la búsqueda para comprender más, a nuestra manera. Desde ese punto de vista, el propósito de la educación es mostrar a la gente cómo aprender por sí mismos. Es uno mismo el aprendiz que va a realizar logros durante la educación y, por lo tanto, depende de uno cuánto logremos dominar, adónde lleguemos, cómo usemos ese conocimiento, cómo logremos producir algo nuevo y excitante para nosotros mismos, y tal vez para otros.

Ese un concepto de educación. El otro concepto es, esencialmente, Adoctrinamiento; algunas personas tienen la idea de que, desde la infancia, los jóvenes tienen que ser colocados dentro de un marco de referencia en el que acatarán órdenes, aceptarán estructuras existentes sin cuestionar, etc. Y esto resulta, con frecuencia, bastante explícito. Por ejemplo: después del activismo de los años 60, había mucha preocupación en gran parte de la gente educada, porque los jóvenes se estaban volviendo demasiado libres e independientes, que el país se estaba llenando con demasiada democracia. Y de hecho hay un estudio importante que es llamado «La crisis de la democracia», que afirma que hay ciertas instituciones de los jóvenes -la frase es de ellos- que no están haciendo su trabajo adecuadamente; se refieren a escuelas, universidades, iglesias, que tienen que ser modificadas para que lleven a cabo, con más eficiencia, esa idea, que, de hecho, proviene de liberales internacionalistas, de gente altamente educada.

En efecto, desde esos tiempos se han tomado muchas medidas para tratar de orientar el sistema educativo hacia uno provisto de mayor control, más adoctrinamiento, más formación vocacional, con estudios tan costosos que endeudan a los estudiantes y los atrapan en una vida de conformismo.

Eso es exactamente lo contrario de lo que yo describo como una tradición proveniente de la Ilustración. Y hay una lucha constante entre estos dos enfoques, en las universidades y escuelas. En las escuelas ciertamente se les entrena o para pasar exámenes o bien para la investigación creativa, entendiendo esta ultima como dedicarse a intereses que son estimulados por los cursos en los que se profundiza por cuenta propia o en cooperación con otros. Esta lucha se extiende también al posgrado o a la investigación.

Son dos maneras ver el mundo. Cuando uno ve las instituciones de investigación, como esta en la que estamos [Nota de Transcripción: MIT], observa que a nivel de posgrado se sigue esencialmente la idea de la Ilustración. De hecho la Ciencia no podría progresar a menos que esté basada en la inculcación del impulso por el desafío, por el cuestionamiento de doctrinas o de la autoridad, a través de la búsqueda de alternativas o del uso de la imaginación, con el trabajo cooperativo que aquí, en esta institución, es constante. Y para verlo, solo se necesita caminar por los pasillos.

Esto es lo que, desde mi punto de vista, debe ser un sistema educativo desde la educación preescolar.

Pero hay estructuras poderosas en la sociedad que prefieren ver a la gente adoctrinada y formateada sin que hagan muchas preguntas, siendo obedientes, realizar la función que se les ha asignado y no tratar de sacudir los sistemas de poder y autoridad. Son opciones que tenemos que elegir

sin importar nuestra posición en el Sistema Educativo, como profesores, estudiantes, o gente externa que trata de ayudar a darle forma, en la manera que ellos creen que debe hacerse.

El impacto de la tecnología

Ha habido ciertamente un crecimiento muy sustancial en nuevas tecnologías: de comunicación, información (acceso e intercambio) o en la naturaleza de la cultura de la Sociedad. Pero debemos tener en cuenta que los cambios tecnológicos que están ocurriendo, a pesar de ser significativos, no tienen, ni de lejos, el mismo impacto que los avances tecnológicos de hace alrededor de un siglo. El cambio, si hablamos sólo de comunicación, de una máquina de escribir a una computadora o del teléfono al correo eléctronico es significativo, pero no se puede comparar con el cambio de barcos de vela al telégrafo: la reducción en eI tiempo de comunicación, por ejemplo entre Inglaterra y los Estados Unidos, fue extraordinaria comparada con los cambios que están ocurriendo ahora. Lo mismo ocurre con otros tipos de tecnología: algo tan sencillo como el agua corriente y el alcantarillado en las ciudades tuvo enormes consecuencias para la salud; mucho más que el descubrimiento de los antibióticos. Los cambios actuales son reales y significativos, pero debemos reconocer otros que ocurrieron y cuyos efectos fueron mucho más drásticos.

En cuanto a la tecnología en la educación, debe decirse que la tecnología es algo neutro. Es como un martillo: al martillo no le importa si lo usas para construir una casa o si un torturador lo usa para aplastarle el cráneo a alguien. El martillo puede hacer ambas cosas. Es lo mismo con la tecnología moderna. Por ejemplo: internet es extremadamente valiosa si se sabe lo que se está buscando; yo la uso todo el tiempo en mi investigación. Si se sabe lo que se está buscando, si se tiene una especie de marco de referencia, que nos dirige a temas particulares y nos permite dejar al margen muchos otros, entonces puede ser una herramienta muy valiosa. Por supuesto, uno debe estar siempre dispuesto a preguntarse si el marco de referencia es el correcto: tal vez algo que encontremos cuestionará la forma en que vemos las cosas. No se puede perseguir ningún tipo de investigación sin un marco de referencia relativamente claro que dirija la búsqueda y que ayude a seleccionar lo que es significativo y lo que no lo es, Io que hay de que dejar de lado, a lo que hay que darle seguimiento, lo que merece ser cuestionado o desarrollado.

No se puede esperar que alguien llegue a ser, por así decirlo, biólogo, nada más con darle acceso a la biblioteca de biología de la Universidad de Harvard y diciéndole: “léela”. Eso no le sirve de nada, y el acceso a internet es lo mismo: si no se sabe lo que se está buscando, si no se tiene idea de lo que es relevante, dispuestos a cuestionarse esta idea, si no se tiene eso, explorar en internet es sólo tomar al azar hechos no verificables que no significan nada.

Entonces, detrás de cualquier uso significativo de la tecnología contemporánea, como internet, sistemas de comunicación, gráficos o lo que sea, a menos que detrás de ese uso haya un aparato conceptual bien dirigido, bien construído, es poco probable que este resulte útil, y hasta podría ser dañino. Si se toma un hecho incierto aquí y otro allá y alguien los refuerza, terminamos con un panorama que tiene algunas bases objetivas, pero nada que ver con la realidad. Hay que saber cómo evaluar e interpretar para entender.

Volviendo a la biología, la persona que gana el premio Nobel no es la que lee más artículos y toma más notas; es la persona que sabe qué buscar. Cultivar esa capacidad para buscar lo que es significativo y estar siempre dispuesto a cuestionar si estamos en el camino correcto, de eso es de lo que debe tratar la educación, ya sea usando computadores e internet o lápiz, papel y libros.

Costo o Inversión

La Educación es discutida en términos de si es una inversión que vale la pena, de si genera un gran capital humano que puede ser usado en el crecimento económico, y esa es una manera muy extraña, muy distorsionada, de cuestionarse el tema, opino. ¿Queremos tener una sociedad de individuos libres, creativos e independientes capaces de apreciar y aprender de los logros culturales del pasado y contribuir a ellos? ¿Queremos eso o queremos gente que aumente el PIB? No es necesariamente lo mismo.

Una educación como aquella de la que hablaban Bertrand Russell, John Dewey y otros, tiene un valor por sí misma. Independientemente del impacto que tenga en la sociedad tiene un valor, porque ayuda a crear seres humanos mejores. Después de todo a eso es a lo que debe servir un sistema educativo.

No obstante, si se quiere ver en términos de costo y beneficio, tomemos por ejemplo la nueva tecnología de la que hablábamos: ¿de dónde viene? Bueno, pues mucha de ella fue desarrollada exactamente donde estamos sentados [Nota de Transcripción: MIT]. En el piso de abajo había un gran laboratorio en los años 50, donde fui empleado de hecho, y donde había muchos científicos, ingenieros, gente con todo tipo de intereses, filósofos y otros, que desarrollaron el carácter básico y aún las herramientas básicas de la tecnología que es común hoy día. Las computadoras e internet estuvieron exclusivamente en el sector público durante décadas, financiadas en lugares como este, donde la gente exploraba nuevas posibilidades; muchas de ellas eran impensables y desconocidas en ese momento, algunas funcionaron, otras no, pero las que funcionaron fueron convertidas en herramientas que la gente puede usar.

Esa es la manera como el progreso científico tiene lugar. Es la manera en la que el progreso cultural tiene lugar, generalmente.

Los artistas clásicos, por ejemplo, son el producto de las habilidades tradicionales que se desarrollaron a lo largo del tiempo con maestros artistas, y a veces con su ayuda se crearon cosas maravillosas.

Todo eso no sale de la nada. Si no existe un sistema cultural y educativo activo, enfocado en la estimulación de la exploracion creativa, con independencia de pensamiento, con disposicion a cruzar fronteras para desafiar las creencias aceptadas… si no se tiene eso, no obtendremos la tecnología que lleva a obtener beneficios económicos. Beneficios, sin embargo, que no creo que sean el objetivo principal del enriquecimiento cultural y la educación.

Evaluación vs. Autonomía

Ha habido, en los últimos tiempos particularmente, una estructuración cada vez mayor de la educación, que comienza a temprana edad y contínúa luego, y que funciona a través de exámenes.

Pasar exámenes puede ser de alguna utilidad tanto para la persona que está pasando el examen -para comprobar cuánto sabe, lo que ha logrado, etc- como para que los instructores se den cuenta qué es lo que hay que cambiar, mejorar, en el desarrollo del curso. Pero más allá de eso no dicen mucho.

Lo sé por mi experiencia de años, he estado en comités de admisión a programas de posgrado avanzado, tal vez uno de los programas más avanzados del mundo, y sí, desde luego, ponemos atención a los resultados de exámenes, pero realmente no mucha. Una persona puede tener resultados magníficos en todos los exámenes y entender muy poco. Todos los que hemos pasado por escuelas, colegios, universidades, sabemos eso. Se puede estar inscrito en un curso que no nos interesa para el que existe el requerimiento de pasar un examen, y se estudia para el examen, se logra pasarlo con la mejor nota y, dos semanas más tarde, no nos acordamos de mucho. Estoy seguro que todos hemos tenido esa experiencia.

Los exámenes pueden ser una herramienta útil si contribuyen a los fines constructivos de la educación, pero si sólo se tratan de una serie de obstáculos que hay que superar pueden no tanto carecer de sentido como distraernos de lo que queremos hacer. De hecho veo esto frecuentemente cuando hablo con profesores: hace un par de semanas estaba yo hablando con un grupo que incluía profesores de escuela y había una profesora de 6º grado, es decir, con alumnos de 10 a 12 años, que vino a hablar conmigo luego y me dijo que en su clase una niña le contó que estaba realmente interesada en un tema: le pedía consejo para aprender más al respecto, pero la maestra se vio obligada a decirle que no podía hacer eso, porque la niña debía estudiar para un examen a nivel nacional que se acercaba y que eso iba a determinar su futuro; la profesora no lo dijo, pero también iba a determinar el de ella, es decir, eso influiría para que la contrataran de nuevo.

Ese sistema no es sino una preparación de los niños para pasar obstáculos, no para aprender, entender y explorar. Esa niña hubiera ganado mucho más si se le hubiera permitido explorar lo que le interesaba y tal vez no sacar una muy buena calificación en un examen de algo que no le interesaba.

Buenas calificaciones vienen por sí solas si el tema coincide con los intereses y preocupaciones del alumno. No digo que los exámenes deban eliminarse, pueden ser una herramienta educativa útil. Pero complementaria, algo que ayude a los estudiantes a mejorar por sí mismos, o para los instructores u otros que necesitemos saber acerca de lo que hacemos e indicarnos lo que debemos modificar.

Pasar exámenes no se puede ni comparar con buscar, investigar, dedicarse a temas que nos atraen y nos estimulan; esto último es mucho más práctico que pasar exámenes. Y, de hecho, si se nos da la oportunidad de este tipo de carrera educativa, el estudiante recordará lo que descubrió.

Un físico mundialmente famoso, aquí en el MIT daba, como muchos catedráticos, cursos a estudiantes nuevos. Un estudiante le preguntó qué temas se iban a cubrir durante el semestre y su respuesta fue: “No importa lo que se cubre, sino lo que se descubre”. Y es correcto: la Enseñanza debe inspirar a los estudiantes a descubrir por sí mismos, a cuestionar cuando no estén de acuerdo, a buscar alternativas si creen que existen otas mejores, a revisar los grandes logros del pasado y aprenderlos porque les interesen.

Si la Enseñanza se hiciera así los estudiantes sacarían provecho de ello, y no sólo recordarían lo que estudiaron sino que lo utilizarían como una base para continuar aprendiendo por sí solos.

Una vez más: la educacion debe estar dirigida a ayudar a los estudiantes a que lleguen a un punto en que aprendan por sí mismos, porque eso es lo que van a hacer durante la vida, no sólo absorber información dada por alguien y repetirla.

Tomado de: https://aquevedo.wordpress.com/2014/04/07/noam-chomsky-el-objetivo-de-la-educacion-la-des-educacion/

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