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Crisis en universidades sudafricanas, ¿sin final a la vista?

Sudáfrica / prensa-latina.cu / 12 de Octubre de 2016

Pretoria, 11 oct (PL) Las protestas en universidades siguen hoy marcando la pauta noticiosa en Sudáfrica, en una crisis que parece no tener final a la vista.

Para observadores del tema, hay un estancamiento entre los estudiantes -que exigen en su demanda el cero aumento de las tasas de matrícula y educación gratuita-; el gobierno y las instituciones.

Lo cierto es que existe la percepción de que, si las partes implicadas no alcanzan un punto de encuentro, el año académico 2016 podría irse por la borda.

La víspera al menos seis universidades debían retomar las actividades lectivas; sin embargo, la tensión persiste en particular en la Wits, de Johannesburgo.

Esa casa de estudios ha sido el epicentro de las protestas desde que el pasado 19 de septiembre el ministro de Educación Superior, Blade Nzimande, anunció la decisión del gobierno sobre las cuotas de ingreso en 2017.

El ministro Nzimande advirtió que el aumento de las tasas no excedería el ocho por ciento y que cada institución determinaría de forma individual cuánto sería el monto dentro de ese rango.

De la medida quedarían exentos los jóvenes que reciben ayuda financiera y de familias menos favorecidas.

Sin embargo, los estudiantes expresaron su desacuerdo y dijeron que el gobierno no ha dado -desde la campaña #FeesMustFall del año anterior- pasos concretos para cumplir el objetivo de la educación gratuita.

En un comunicado difundido el sábado, la Universidad de Wits declaró la continuidad del programa de clases el lunes; sin embargo, las manifestaciones violentas continúan, de acuerdo con las imágenes difundidas por la televisión local.

Informes de prensa dan cuenta igualmente de detenciones y la aparición de 11 estudiantes del campus Pietermaritzburg, de la Universidad de KwaZulu-Natal (UKZN) ante la corte por cargos relacionados con violencia pública y asalto, entre otros.

Es lamentable que una legítima demanda estudiantil se ensombrezca con la violencia y la destrucción, algo que condenan aquí todos los sectores.

El gobierno defendió el derecho de los estudiantes a protestar, pero rechazó enérgicamente los daños a la propiedad.

Por su parte, el Comité Ejecutivo del Congreso Nacional Africano (ANC) deliberó extensamente hace poco sobre esta situación y reiteró su preocupación por las afectaciones a instalaciones, la intimidación y la violencia.

El secretario general del ANC, Gwede Mantashe, recordó que en dos Conferencias de la organización se debatió ‘nuestra voluntad de articular la educación superior gratuita’, en particular para los estudiantes de las familias de clase pobre y trabajadora.

‘Hemos estado trabajando duro para garantizar la realización progresiva de este objetivo’, insistió Mantashe.

Acotó que el reciente anuncio del ministro de Educación Superior, Blade Nzimande, fue ‘un paso significativo’ en el empeño por lograr ese propósito.

Al propio tiempo algunos economistas plantean que habrá consecuencias de largo alcance para el país.

El jefe de investigación de Nedbank, Mohammed Nala opinó en entrevista con el canal SABC que ‘una serie de áreas de la economía se verán afectadas’.

No se trata solo de los círculos académicos, sino en áreas de la prestación de servicios como la salud, donde hay estudiantes de medicina que tienen que cumplir un ciclo de pasantías en nuestros hospitales (lo que se interrumpiría), subrayó.

Mientras, hay reportes de enfrentamientos entre varios estudiantes y policías en diferentes campus del país.

Y lo que sí no debe descartarse es que detrás de este escenario de protestas existan hilos que conduzcan a una agenda política más amplia.

Fuente:http://www.prensa-latina.cu/index.php/component/content/?o=rn&id=32711&SEO=crisis-en-universidades-sudafricanas-sin-final-a-la-vista
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Ausentismo docente: otro ataque de Clarín en favor del Gobierno

Por: María Diaz Reck

En su última publicación dedicada a la Educación el diario Clarín se dedicó a analizar el “ausentismo docente”. Entre las notas que completan la publicación se destaca una columna de opinión del director general de Escuelas de Mendoza, Jaime Correas.

La nota de Correas se titula “Mejoramos el presentismo gracias a un Estado firme” y dedica particulares loas al ya famoso “Item Aula”, que se implementó en la provincia cuyana en marzo.

El “Item Aula” modificó el régimen de licencias de las trabajadoras y los trabajadores de la educación e implica que un 10 % del salario sólo se cobra si quien ejerce la docencia no falta más de tres veces justificadas por mes y hasta diez veces en el año, no acumulables.

Los descuentos significan hasta $ 1.300 en primaria y $ 2.600 en secundaria por un cargo. Es una política que ataca los derechos conquistados y fue rechazada por todos los gremios docentes mendocinos y también a nivel nacional.

Otra nota del especial de Clarín, firmada por Alfredo Dillon, arranca con un párrafo realmente insultante para miles y miles de integrantes de la comunidad educativa del país: “La educación argentina está jaqueada por las ausencias: de los alumnos y de los docentes. En el ranking de ausentismo estudiantil, la Argentina quedó última entre los 65 países que participaron de la última edición de la prueba PISA. Aunque no existen cifras oficiales de ausentismo docente, la misma evaluación detectó un impacto fuerte de las ausencias de profesores en el proceso de aprendizaje”.

Las pruebas PISA son un sistema de evaluación estandarizado que no tiene en cuenta las diferentes realidades sociales de cada estudiante, docente y escuela.

Cuando atacar a la docencia es “línea editorial”

El diario Clarín se propone atacar a las y los docentes y achacarles toda la responsabilidad de la crisis de la educación. Es habitual su “periodismo de guerra”, como ya sucedió hace un par de semanas, atacando el masivo paro del 24 de agosto.

Clarín enumera la cantidad de días de paro. Pero se olvida de contar la cantidad de días de clase que se pierden por las malísimas condiciones de infraestructura en las que se encuentra la gran mayoría de las escuelas de la Provincia de Buenos Aires y de todo el país. Condiciones que no mejoró la “década ganada” de Cristina Fernández y Daniel Scioli ni tampoco se proponen mejorar Macri y Vidal.

El “gran diario argentino” se ¿olvida? también de decir que las y los docentes trabajan doble y triple cargo para poder llegar a fin de mes, ya que el salario por un cargo está alrededor de los $ 9.000, es decir, menos de la mitad del costo de la canasta familiar.

El 79,5 % de las y los docentes van a trabajar en estado de enfermedad, según una encuesta realizada por la Ctera. Otro informe de la Dirección de Sanidad Escolar de la Nación señala que más de un 20 % de las y los docentes está en período de licencia prolongada o realiza tareas pasivas en las escuelas como consecuencia de las enfermedades laborales. Además, más del 35 % padece enfermedades psicológicas como el conocido síndrome de Burn Out, o “cabeza quemada”.

Nada extraño para la cotidiana tarea polifuncional que realizan las y los trabajadores de la educación.

¿Quién sostiene la educación pública?

Mientras Clarín, el Gobierno y sus funcionarios se dedican a atacar a la docencia, se multiplican los ejemplos de que son las trabajadoras y los trabajadores de la educación quienes sostienen la escuela pública, como lo muestra claramente la experiencia de quienes trabajan en Jujuy, que trabajan con 18 º bajo cero en escuelas sin calefacción, con instalaciones precarias de electricidad, sin gas natural y llegar a las escuelas es una odisea que a veces no se logra y conlleva serios peligros para la salud.

En cada escuela pública hay docentes que realizan su trabajo de la mejor manera, a pesar de que los gobiernos no garantizan condiciones para enseñar y aprender.

Y mientras las escuelas se caen a pedazos y miles de docentes no llegan a fin de mes, el Gobierno se prepara para poner en marcha en octubre el Operativo Aprender 2016, basado en evaluaciones dirigidas tanto a estudiantes como a docentes.

Lejos de mejorar la situación de la educación pública buscan justificar con números una política de ajuste, continuar la transferencia del presupuesto a la educación privada, desfinanciar aún más a la pública, implementar el salario por mérito y profundizar la mercantilización de la educación.

El gobierno gasta millones en operativos de evaluación y en observatorios analíticos como el que busca implementar la gobernadora Vidal -qué consiste en espiar por las redes sociales a la comunidad educativa-, al tiempo que destina solo $ 12 por estudiante en los comedores escolares.

Hay que desenmascarar la hipocresía de los gobiernos, tanto nacional como provinciales, y de las grandes empresas periodísticas afines a sus proyectos como Clarín, que tras un discurso de “calidad educativa” atacan a la educación pública. Esa educación a la que acceden millones de niñas, niños y adolescentes, en su amplia mayoría hijas e hijos de pueblo trabajador.

Fuente: http://www.laizquierdadiario.com/Ausentismo-docente-otro-ataque-de-Clarin-en-favor-del-Gobierno

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España: Cataluña critica que España tiene más leyes educativas que Presidentes del Gobierno

Europa/España/Septiembre de 2016/Fuente: Te interesa.es

La Consejera de Educación de la Generalitat de Cataluña, Meritxell Ruiz, afeó hoy en el ‘Fórum Europa. Tribuna Catalunya’ que “España tiene más leyes educativas que presidentes del Gobierno” y que la LOMCE, “la séptima ley educativa, no ha hecho más que generar inestabilidad”.

En el citado encuentro informativo organizado en Barcelona por Nueva Economía Fórum, Ruiz, que fue presentada por el profesor y director de la Cátedra Liderazgos y Gobernanza de ESADE y la Universitat Ramon Llull, Àngel Castiñeira, recordó que, gracias al Estatuto de Autonomia de 2006, se pudo hacer la primera Ley Educativa de Cataluña (LEC) en 2009 con un amplio consenso.

“Este acuerdo que ha habido en Cataluña desafortunadamente no tiene reflejo en el Estado Español”, criticó. Y remató: “Ningún país puntero en educación ha hecho una legislación educativa sin consenso político. Por eso, se tiene que poner el valor este consenso que se llegó en Cataluña”.
Para la titular de Educación, la LOMCE recoge postulados educativos que no comparten para nada: “Hay un menosprecio por la Formación Profesional y, sobre todo, hay una grave vulneración de las competencias de la Generalitat”.

En su ponencia, Meritxell Ruiz destacó algunos de los éxitos de la LEC, como que “el 88% de los alumnos de cuarto de ESO se sacan el graduado, un dato importante porque esta es la puerta de acceso a la educación post-obligatoria”. La Consejera destacó que no le satisface que un 18% de los estudiantes no complete esta etapa formativa, pero que mejora la cifra del 30% de abandono escolar de años atrás.
Entre los objetivos que afronta la Consejería que dirige Ruiz, se encuentra el de “seguir con la mejora competencial de los alumnos, especialmente en el ámbito científico-técnico, con énfasis en el alumnado femenino, y en las lenguas extranjeras”.

Fuente: http://www.teinteresa.es/espana/EDUCACION-CATALUNA-EDUCATIVAS-PRESIDENTES-GOBIERNO_0_1651035073.html

Imagen: http://www.elmundo.es/elmundo/2012/09/21/espana/1348232495.html

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Argentina: Pese al pedido de Mauricio Macri, gremios docentes presionan con más paros

América del Sur/Argentina/30 de agosto de 2016/Fuente: infobae

A la huelga anunciada a nivel nacional para el viernes, se sumó otra medida de fuerza por 24 horas decida por un sindicato bonaerenese.

Los gremios docentes insisten con la reapertura de paritarias a pesar de la negativa del Gobierno a acceder a esa demanda. El viernes se concretará la segunda medida de fuerza a nivel nacional en tan solo dos semanas.

En un plenario, la Federación de Educadores Bonaerenses (FEB) confirmó su participación en la huelga de esta semana. Pero además subió la apuesta y anunció otro paro de 24 horas. La fecha no se definió hoy, ya que buscarán involucrar también a los sindicatos enrolados en el Frente Gremial Docente.

«Los congresales analizaron la compleja situación de los docentes y decidieron en cada distrito continuar con el plan de lucha para que el Gobierno entienda que debe dar una respuesta concreta a las justas demandas que venimos planteando», sostuvo la presidente de la FEB,Mirta Petrocini.

La decisión se conoció horas después de que el presidente Mauricio Macri se refiriera a la situación y criticara las huelgas. «Nos cuesta entender cuando los gremios prefieren caer en paros que lo único que hacen es afectar más ese compromiso de darle a los chicos herramientas para que tengan un buen futuro», dijo acompañado por la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal.

Del segundo paro nacional, aparte de la FEB, participarán UDA (Unión de Docentes Argentinos), SADOP (Sindicato de Docentes Privados), Suteba en la provincia de Buenos Aires y UTE (Unión de Trabajadores de la Educación). 

El gremio CTERA, de fuerte alcance nacional, todavía no definió si acompañará la medida de fuerza porque deben votarlo en cada distrito.

El secretario general de UDA, Sergio Romero, advirtió: «Va a haber un alto acatamiento del paro porque los docentes van a mostrar nuevamente su disconformidad, lo cual continuará hasta que no se revierta la crisis de la educación».

Al respecto, indicó en diálogo con la agencia NA que los maestros piden la reapertura de paritarias porque «si bien el acuerdo en febrero no era el mejor, pasaron muchas cosas desde ese entonces hasta septiembre».

«Hubo pérdida de poder adquisitivo y alta inflación. La proyección del costo de vida anual se ubica en un 25% y hoy apuntan alrededor de un 40%», criticó el dirigente sindical.

Y precisó que hay docentes que van a llegar con sueldos de 9.672 pesos a enero de 2017, mientras el salario inicial tiene un promedio de entre 9 y 10 diez mil pesos.

El ministro de Educación, Esteban Bullrich, ya rechazó la posibilidad de retomar la negociación salarial. El funcionario consideró que no existen condiciones para reabrir la paritaria y señaló que medidas de esa naturaleza «dañan la educación estatal»:

El último paro realizado por el sector se realizó el miércoles pasado. Según los docentes, el acatamiento fue del 90%, aunque el Gobierno desestimó esa cifra y calculó que, en realidad, «rondaría en el 50 por ciento».

Fuente: http://www.infobae.com/politica/2016/08/29/pese-al-pedido-de-macri-gremios-docentes-presionan-con-mas-paros/

Imagen: www.infobae.com/resizer/?op=resize&url=https%3a%2f%2fs3.amazonaws.com%2farc-wordpress-client-uploads%2finfobae-wp%2fwp-content%2fuploads%2f2016%2f08%2f15210340%2fParo-docente-1920-2.jpg&mode=crop&w=600&q=75&token=bar

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Lo que está en juego

Por. Gilberto Gevara

Las pasiones inflamadas rechazan la prudencia; sin embargo, cuando se vive una crisis, hay que reflexionar. Los actores del movimiento deben esforzarse por encontrar un plano de racionalidad que pueda hacer de su movimiento un hecho histórico positivo y no un fracaso.
No estamos ante una lucha fratricida y es falso que se enfrentan dos mundos conceptuales excluyentes: de un lado los buenos, de otro, los malos. Ese maniqueísmo es falso y deleznable. Todos somos, a la postre, ciudadanos mexicanos. Mexicanos que no opinamos lo mismo sobre un tema determinado: el tema determinado sobre el que disentimos es la forma en que se administra la carrera profesional docente.

El viejo modelo

Escuela indígena en HidalgoAntes existía un modelo con reglas laxas que daba márgenes amplios para la acción arbitraria de líderes sindicales y de burócratas. Para ingresar a la profesión docente se presentaba un examen: quien lo pasaba tenía plaza, quien no lo pasaba, no la tenía. Sólo que algunos líderes (y otros tantos burócratas) entregaban plazas a personas que no presentaban examen. Se vendían plazas. Cada plaza costaba 80 o 100 mil pesos. En otros casos, las regalaban. ¿A quién se la regalaban? A sus amigos. A sus compinches, a quienes les prometían obediencia, lealtad, etc. En otros casos las plazas, como si fueran bienes privados, se heredaban de padres a hijos. Llegó a darse el caso de que un maestro ingenuo anunció en la sección de Clasificados de El Universalque vendía una plaza de tiempo completo de primaria. Otro tanto ocurría con las promociones. Las plazas de director o supervisor, en muchos casos, se asignaban según criterio arbitrario de tal líder sindical o de tal burócrata. Y, finalmente, sucedía algo similar en la concesión de estímulos, donde siempre hubo (incluso con Carrera Magisterial) manipulación del sistema por parte de líderes y burócratas.
En el antiguo sistema los que mandaban eran los poderosos; los que sufrían las injusticias eran los débiles; los profes que no tenían palancas ni dinero. Este orden de cosas contribuyó decisivamente para generar la actual crisis de la educación.

El nuevo modelo

La reforma busca solucionar los problemas del viejo modelo y propone se adopte como base un principio: el principio del mérito. Darle a cada quién según su mérito. Para saber cuál es el mérito de cada quien se hacen concursos de oposición basados en evaluaciones. Yo quiero ingresar, me evalúo. Yo quiero promoverme para director, me evalúo. Yo quiero ganar incentivos (como ocurría en Carrera Magisterial) me evalúo.
La evaluación más polémica –el eje del malestar– es la llamada evaluación de desempeño. Es aquella que deben presentar todos los docentes, al menos una vez cada 4 años. Los profesores que tenían plaza antes de 2013 jamás la perderán, en cambio, de no superar tres evaluaciones anuales consecutivas serán retirados de la actividad docente y adscritos a otras tareas. Por su parte, los profesores jóvenes que entraron después de 2013 recibirán formación con apoyo de tutor, pero tendrán que evaluarse anualmente en dos ocasiones. Si alguno de éstos no obtiene notas suficientes en estas evaluaciones, será separado de su trabajo. Este es el punto crítico.

La inteligencia nos dice que no hay que echar abajo, la reforma en su totalidad, en todo caso hay que preservar el principio de que plazas y puestos se asignen con base en el mérito, que la evaluación de desempeño adopte otras características y que se consideren formas más adecuadas para “evaluar la permanencia”. La reforma –dijo Sylvia Schmelkes–, se puede mejorar; sería un grave error histórico de consecuencias incalculables que se derrumbara por completo lo ya construido.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/lo-que-esta-en-juego/

Imagen: http://vallartanoticias.com/wp-content/uploads/2015/05/Rezago-01.jpg

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Educación: sobre la necesidad de saltar los barrotes carcelarios de lo inmediato (1)

Por: Pablo Martinis 

Revista Hemisferio Izquierdo/ Nro 4

Presentación

En las próximas líneas pretendo, inicialmente, dar cuenta de algunos rasgos de lo que a mi juicio constituye un debate educativo uruguayo marcado por una extrema pobreza pedagógica y política. Tomar nota de esta situación constituye para mí un punto de partida inevitable para retomar una problematización de la educación desde una perspectiva de izquierda. Entiendo por perspectiva de izquierda aquella que pone en el centro de sus preocupaciones la construcción de condiciones materiales y simbólicas que aseguren una distribución igualitaria de saberes socialmente significativos y necesarios para el desarrollo personal y la participación social. En el marco de sociedades capitalistas esto implica, inexcusablemente, una toma de postura a favor de los sectores populares, siempre postergados en el acceso a todo aquello que les corresponde por derecho. Desde este marco, propongo la necesidad de elevar la mirada y recentrar el debate educativo en términos de procesos de mediano y largo plazo

La pobreza del debate actual

La continuidad de los tres gobiernos del Frente Amplio nos ha reafirmado en la idea de que vivimos en un país en el que la política educativa se reinventa cada 5 años. Ello no implica la inexistencia de continuidades en aspectos particulares, pero los lineamientos políticos priorizados en cada caso son diversos y en ocasiones, antagónicos. De los muchos ejemplos que podrían plantearse para fundamentar esta afirmación tomaré sólo uno: las derivas de uno de los programas de política educativa que fue presentado como eje central de una política de izquierda, el Programa Maestros Comunitarios (PMC). Este programa fue uno de los emblemas de la política educativa en el período 2005 – 2009. Al año siguiente, al inaugurarse el segundo gobierno frenteamplista se le bajó el perfil subsumiéndolo dentro de un programa más amplio(2) y cesándose la creación de cargos dentro del mismo. Actualmente, rige una circular del Consejo de Educación Inicial y Primaria según la cual los cargos de Maestro Comunitario pueden ser utilizados en las escuelas para hacerse cargo de grados comunes en caso de ausencia del docente respectivo. La búsqueda de “otra forma de hacer escuela” que desde el PMC se instaló como consigna con fuerte contenido político parece ubicarse hoy más en el orden del recuerdo que en el de la posibilidad.

Por otra parte, el debate público sobre educación adolece de una extrema debilidad en tanto es absolutamente coyuntural. Se discute sobre problemas del momento, los cuales van siendo desplazados de la agenda por la emergencia de nuevas temáticas, las que al poco tiempo sufren la misma suerte. No parece haber acumulación de argumentos en esos debates y se carece absolutamente de miradas que puedan problematizar las discusiones con perspectivas de mediano y largo plazo. Complementariamente, abundan las ocasiones en que los debates se centran en aspectos absolutamente particulares, como las características individuales de ciertos funcionarios o sus capacidades para desarrollar satisfactoriamente o no determinadas tareas. Estas discusiones, que podrían ser de interés para alguno de los programas de chimentos que se emiten en la televisión montevideana, difícilmente aporten elementos destacables para una problematización de la educación nacional.

A su vez, una racionalidad tecnocrática instrumental sostiene los escasos debates que efectivamente se producen, ya que se discute en torno a indicadores, sin comprender o someter a crítica los complejos procesos que se esconden detrás de la producción de esos números. Así, tenemos una suerte de fetichización del número (“bajó la repetición”, “aumentó la cobertura”, etc…), sosteniendo la fantasía de que efectivamente en esos números habita alguna suerte de verdad revelada en torno a la educación. Así, se sostiene un precario discurso pedagógico que resume los problemas de la educación a unos pocos insumos básicos (más presupuesto, más horas de clase, mejores salarios, mejor infraestructura…), sin que tengamos novedad acerca de los proyectos educativos en función de los cuales esas reivindicaciones cobrarían sentido. Evidentemente, una de las dificultades que muestra esta situación es la extendida creencia en que quienes son buenos para construir indicadores y medirlos habrían de tener similar capacidad para proponer políticas educativas y llevarlas adelante. La historia de los últimos veinte años del sistema educativo uruguayo desmiente drásticamente esa creencia.

Los actores (colectivos) parecen estar atrapados en posiciones cristalizadas, inmunes al debate. Priman discursos autocomplacientes, cerrados a la posibilidad de integrar una diferencia, otra significación que no esté ya previamente en su glosario. Un ejemplo de esta situación, entre muchos que podrían citarse, puede apreciarse en las perspectivas actualmente existentes en torno a los procesos de inclusión educativa. Por una parte, desde diversos ámbitos de definición de política educativa parece primar una construcción de los estudiantes que viven en situación de pobreza más cercana a resaltar sus carencias que a rescatar sus potencialidades, de ahí el desarrollo de acciones más cercanas a las prácticas de asistencia que a las de enseñanza. Por otra, diversas posiciones desde ámbitos sindicales, particularmente en la enseñanza media, insisten en una suerte de victimización de los docentes, presentándose como los grandes perjudicados por tener que convivir con situaciones de violencia que hacia ellos generarían los adolescentes que ahora acceden a las instituciones educativas de la mano de los procesos de inclusión educativa. Lo que parece estar ausente en ambos casos es una reflexión acerca del lugar que la educación debe tener en su vínculo con poblaciones que han estado históricamente excluidas de transitar por ella más allá del nivel primario.

Las limitaciones de una perspectiva que entiende a la política educativa como simple gestión del presente deberían ser fuertemente recusadas desde una perspectiva de izquierda. No se trata de administrar razonablemente un sistema educativo -que además tenemos muy claro que produce desigualdad-, sino de transformarlo radicalmente a favor de aquellos tradicionalmente excluidos. Esta es la tarea de una gestión política de la educación desde una perspectiva de izquierda.

Otro tanto podría señalarse con relación a perspectivas sindicales que no pueden ver más allá de la defensa del docente en tanto trabajador de la educación. Obviamente, no se trata de negar este punto, sino de poner en consideración que aquel otro que muchas veces se ve como una amenaza es también parte de una clase subordinada. Oponer “inclusión educativa” vs “derechos de los trabajadores” no tiene ningún sentido, salvo que uno se ubique en una posición francamente reaccionaria.

Llegados a este punto es imposible dejar de tomar nota de la existencia de una notable distancia entre los discursos que circulan públicamente sobre educación y la gran mayoría de quienes cotidianamente “hacen la educación”. Esta cuestión llega a un punto que no dudaría en calificar de dramático cuando se constata -y he podido hacerlo en más de una oportunidad- que muchas experiencias de colectivos de docentes y educadores que intentan alterar sentidos y prácticas -que detectan como responsables del fracaso educativo- no encuentran eco en instancias de definición y gestión de políticas o en los ámbitos de representación docentes. Muchas veces, lamentablemente, sufren resistencias desde esos ámbitos.

En este marco, voces que deberían interpelarnos desde la lucidez de sus prácticas y conceptualizaciones están ausentes del debate púbico o, simplemente, guardan silencio. Este conjunto de elementos define lo que a mi juicio constituye un debate educativo en el cual lo pedagógico-político -entendido como la reflexión y la acción en torno a lo educativo y a su direccionamiento en favor de los sectores populares- brilla por su ausencia.

Saltar los barrotes carcelarios de lo inmediato.

Entiendo absolutamente imprescindible que quienes nos preocupamos por la educación desde una perspectiva de izquierda seamos capaces de dar señales en el sentido que el estado de situación que presenté en las líneas anteriores puede ser superado. Estas señales no se pueden dar si refieren exclusivamente a acciones inmediatas. Es necesario construir un discurso colectivo, que más allá de las diferencias presentes y las dificultades para tramitarlas, permita articular, primero que nada en una dimensión imaginaria (un horizonte deseable de posibilidades) para luego avanzar en su concreción práctica de forma paulatina.

Lo que estoy proponiendo no supone desconocer la centralidad del conflicto en la estructuración de los procesos sociales. Sería ingenuo hacerlo. Quizás tan ingenuo como lo fue creer, en el anterior período de gobierno, que a partir de un acuerdo entre los partidos políticos con representación parlamentaria se iban a poder solucionar los problemas.

Es necesario que reflexionemos acerca de que planificar, como acto político, supone construir hegemonía: articular diferencias de forma que quienes son parte de esa articulación perciban que sus demandas son incorporadas y no simplemente toleradas. Y también supone, marcar un límite, una frontera con aquellas perspectivas con las cuales no es posible la articulación porque encarnan un proyecto antagónico al que se quiere impulsar. Este es el juego político y también el juego de la política educativa. Estas articulaciones tienen que exceder a una fuerza política y expandirse hacia actores sociales significativos. Es condición indispensable para poder avanzar en este sentido partir de un proyecto claramente definido en sus aristas fundamentales. Aquí la pregunta fundamental a contestar está marcada por interrogarse sobre cuales han de ser las características fundamentales de un proyecto educativo de izquierda.

Avanzar en la definición de un proyecto educativo de izquierda tiene que ver con trabajar en la articulación de una dimensión imaginaria, de amplia aceptación popular, con respecto a qué expectativas tenemos con respecto al futuro de la educación. O mejor: qué educación quisiéramos tener en el futuro, cómo se diferencia de la que tenemos hoy y cómo podemos avanzar en la dirección deseada. También supone interrogarse acerca de qué aspectos de nuestra educación queremos conservar, ya que no todo es novedad; y cuales quisiéramos recuperar de la rica tradición de la pedagogía uruguaya.

Todo lo señalado involucra diversidad y pluralidad de voces que deben ser escuchadas, ya que la educación no nos pertenece o no es problema exclusivo de quienes trabajamos en ella.

Una vez visualizado ese horizonte de sentido, que va en paralelo a la definición de un marco ético político, axiológico, que es el telón de fondo permanente de todo el proceso, sería momento de sistematizar diagnósticos y ubicar áreas clave de trabajo con relación a las cuales poder establecer metas a corto, mediano y largo plazo, con sus correspondientes formas de evaluación que permitan la introducción de ajustes a medida que se avanza en el proceso. Este proceso necesita de fuerte diálogo y articulación a nivel político, de actores y técnicos. Se requiere de técnicos sumamente competentes en sus áreas de actuación pero con fuerte sensibilidad política para comprender que el diálogo permanente es necesario en procesos de planificación y desarrollo que se definan como participativos(3).

Avanzar en la dirección que estoy planteando aquí supone recuperar uno de los enunciados básicos del programa sobre educación con el que el Frente Amplio se presentó a las últimas elecciones. Recordemos que en el mismo se establece:

Elaborar un Plan Nacional de Educación a largo plazo, con amplios consensos sociales y políticos, orientado a la transformación de la educación pública que tome en cuenta para su debate: fines y objetivos de la educación; la cobertura del sistema; la profesión docente; aprendizajes deseables: su diversidad, integralidad, universalidad y democratización; la evaluación continua, y la construcción y distribución social del conocimiento. Para su discusión, elaboración y seguimiento se tendrán en cuenta los aportes del Congreso Nacional de Educación previsto por la Ley de Educación.

Recientemente el Grupo de Reflexión sobre Educación (GRE)(4), formado por destacados educadores de nuestro país, ha presentado su octavo documento de trabajo, en el cual señala la necesidad de orientar fuertes esfuerzos hacia la elaboración de un Plan Nacional de Educación(5). Entiendo que esta es una iniciativa que es necesario destacar y que busca, precisamente, ir más allá del limitado debate sobre educación existente en nuestro país.

En el mencionado documento se señala:

Un Plan Nacional de Educación es un documento con visión comprehensiva, racional y compleja de lo educativo a partir de la situación actual y de su proyección a futuro en relación con el todo social nacional, regional y mundial, lo que habilita a delinear la educación que tendrán las generaciones futuras (…) Lo anterior sirve de encuadre para la definición de fines, objetivos, políticas educativas y estrategias acordes para su logro (GRE, 2016: 7 – 8).

Entiendo que trabajar en la dirección que nos propone el GRE ofrece la posibilidad de reactivar un debate de fondo sobre los problemas de la educación nacional, evitando las miradas cortoplacistas y reduccionistas que actualmente nos absorben. Ubicar la mirada en la construcción de un futuro podría brindarnos una excelente ocasión para colocar nuevamente en circulación el debate en torno a que implica efectivamente una política educativa de izquierda.

En este sentido me detendré finalmente a esbozar algunas líneas de trabajo en función de los cuales podría ser interesante organizar el Plan y que condensan, en mi opinión, un horizonte pedagógico de izquierda.

Efectivizar la obligatoriedad de la educación consagrada en la legislación. Actualmente la obligatoriedad se cumple casi exclusivamente en sectores que tienen niveles de ingresos y acumulación de capital cultural relevantes. Es imprescindible garantizar la continuidad en el sistema educativo desde los 4 a los 18 años para todos los niños y adolescentes nacidos en nuestro país. Es probable que ese sistema educativo que haga lugar a todos deba ser sustancialmente diferente al que tenemos hoy. Concebirlo requiere discusiones amplias y transformaciones progresivas que no pueden ser logradas en el tiempo acotado de un período de gobierno
Garantizar acceso igualitario a los aprendizajes de todos los niños y adolescentes. Ello requiere repensar los diversos formatos desde los cuales damos curso a las acciones de enseñanza así como revisar las concepciones, muchas veces implícitas, que desde la educación se producen con respecto a los alumnos que no logran avanzar en los aprendizajes en los tiempos previstos administrativamente. Un sistema educativo concebido desde una perspectiva de izquierda debe tener dos características fundamentales en relación a este tema: partir siempre de las potencialidades de los sujetos de la educación y organizar la enseñanza en función de ellos.
Revisión de los estatutos académicos y políticos de los centros educativos. Aquí hay mucho trabajo por hacer en la dirección de dotar a los centros de la mayor autonomía posible para el desarrollo de un proyecto pedagógico propio y pertinente, sin perder de vista las orientaciones generales del sistema educativo y sus directrices pedagógico-políticas.
Reubicar la centralidad de la profesión docente. Ello tiene que ver tanto con la institucionalidad en la cual se ha de desarrollar la formación, como con el estatuto profesional y pedagógico, los procesos de formación continua y la cuestión salarial.
Abordar las relaciones entre educación y trabajo en términos de un proyecto de país productivo. Aquí cobra importancia la planificación de la oferta educativa, la orientación vocacional y el desarrollo de estudios prospectivos vinculados a la emergencia de demandas estratégicas de formación.

El documento del GRE propone una hoja de ruta hacia la elaboración de una Plan Nacional de Educación en la que el Congreso Nacional de Educación y la participación de amplios sectores sociales ocupan un lugar fundamental. También propone la constitución de un Grupo de Trabajo en la órbita de la Comisión Coordinadora del Sistema Nacional de Educación Pública a los efectos de dinamizar el proceso de trabajo. Entiendo que se trata de una propuesta sumamente razonable y que ofrece la gran posibilidad de revitalizar el debate y la producción de política educativa en nuestro país.

El educador popular colombiano Marco Raúl Mejía acuñó hace ya algunos años el término “disoñar” para alimentar la producción de políticas en clave popular. Se trata, según entiende Marco Raúl, de unir la lógica del diseño, fundamentalmente técnica en su elaboración, con la lógica del sueño, de la utopía, en su radicalidad política e ideológica. Quizás sean estas dos prácticas las que necesitamos unir para poder volver a pensar y a producir en términos de un discurso pedagógico de izquierda. Valdría la pena intentarlo.

* Licenciado en Ciencias de la Educación. Magíster y Doctor en Ciencias Sociales con mención en Educación. Profesor agregado y director del Departamento de Pedagogía, Política y Sociedad del Instituto de Educación de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República.

Notas:

(1) La necesidad de saltar los barrotes carcelarios de los inmediato para pensar la educación fue enunciada por la pedagoga argentina Adriana Puiggrós en pleno auge de la hegemonía neoliberal en los años 90´del pasado siglo. Ver: Puiggrós, A. (1994). Imaginación y crisis en la educación latinoamericana, Buenos Aires, Aique.

(2) Se trata del Programa “Atención prioritaria en entornos de dificultades estructurales relativas”, conocido por el acrónimo APRENDER.

(3) Un esfuerzo cercano a lo aquí planteado fuer realizado en la ANEP en los años 2008 y 2009. El documento producto de ese proceso propone algunos elementos para la elaboración de una Plan Nacional de Educación (2010 – 2030). Puede ser consultado en: http://www.anep.edu.uy/anep/phocadownload/Publicaciones/LibrosDigitales/documento%20del%20plan%20nacional%20de%20educacin%202010%20-%202030.pdf

(4) http://polomercosur.org/grupo-de-reflexion-sobre-educacion/

(5) Grupo de Reflexión sobre Educación (junio de 2016). Documento N° 8. Es tiempo de un Plan Nacional de Educación, Montevideo.

Fuente: http://www.hemisferioizquierdo.uy/#!Educación-sobre-la-necesidad-de-saltar-los-barrotes-carcelarios-de-lo-inmediato-1/nnsaa/579eae4e0cf27547c72ee21a

Imagen: «La noche de los pobres», Diego Rivera (1928

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«Volver a las preguntas pedagógicas»: entrevista a Limber Santos

Revista Hemisferio Izquierdo/N°4: Educación

 Hemisferio Izquierdo (HI): En la actualidad, son recurrentes los discursos que sostienen que nuestra educación pública está en «crisis». ¿Cómo caracterizarías la situación actual de la educación pública uruguaya? ¿cuáles son sus principales problemáticas y a qué responden?

 Limber Santos (LS): Decir que la educación está en crisis no es decir mucho. Implica remitirse a un discurso fácil transformado ya en lugar común. No sirve como descripción de lo que nos pasa y tampoco como postura política relevante. Sin embargo, su repetición hasta el hartazgo configura en sí mismo un hecho político, por cuanto satura las conciencias presentándose como un discurso actual que se refiere a una especie de singularidad de estos tiempos. Hay evidencias documentales suficientes que indican que la percepción de que la educación está en crisis se ha producido en todas las épocas. Parece algo más atado a la naturaleza de la educación que a las circunstancias mismas. Incluso podríamos decir que está más relacionado con una necesidad política: la educación siempre tiene que ser objeto de disconformidad, de insuficiencia y de obsolescencia. Tener ese nivel de exigencia respecto a la educación, sus propuestas y sus efectos es, en este sentido, una posición deseable. Por lo tanto, utilizar la “educación en crisis” para sacar rédito político o para sentir que allí hay un acto de injusticia, tiene una relevancia relativa. El verdadero desafío es comenzar a trascender ese discurso, algo que no suele ocurrir muy seguido en estos tiempos.

Lo que no se ha producido en todas las épocas es el actual nivel del debate público sobre educación. La agenda está actualmente demasiado exenta de pedagogía. Las pretensiones inmediatistas, la exposición exclusiva de datos cuantitativos y el tratamiento de problemas puntuales se llevan toda la atención, sin que el discurso pedagógico tenga oportunidad alguna. Y no sería nada del otro mundo. Incorporar discurso pedagógico a las discusiones sobre educación implica volver a intentar responder a las preguntas clásicas de la pedagogía: ¿qué instituciones educativas queremos? ¿qué ser humano formar? ¿para qué sociedad? y, parafraseando a Reina Reyes, ¿para qué futuro? Las diferentes respuestas a estas y otras preguntas, configuran diferentes posturas pedagógicas que se disputan un campo con fuerte especificidad en cuanto al conocimiento que allí se produce. Las respuestas varían pero las preguntas son siempre las mismas. En la actualidad, sin embargo, parece que ese tipo de preguntas han pasado de moda. Muchos discursos políticos y técnicos las desestiman de antemano por considerarlas conducentes a una palabrería filosófica poco conectada con la realidad. Parece que ya pasó el tiempo de las preguntas pedagógicas y que se trata de cuestiones ya resueltas hace rato. Se trata de un gran error.

Lo peor no es la naturalización del discurso sobre la crisis de la educación. Lo complicado es que quienes, sin mayor esfuerzo intelectual, se apropian de ese discurso, lo hacen remitiéndose a la crisis de la educación pública. En ese momento, el discurso fácil e inoperante se transforma en un arma poderosa. La clase política y la prensa agradecidas.

Todo esto no nos libera de la responsabilidad de señalar los problemas de la educación pública ni nos habilita a ostentar una especie de negación de la realidad. La educación toda refleja los problemas de los tiempos y circunstancias actuales. Su carácter no es uniforme y presenta contradicciones, puntos altos y bajos, aspectos resaltables y otros a ser resueltos. Podemos ser incluso, muy críticos con algunos de sus problemas, siempre y cuando nos posicionemos desde un lugar irrenunciable: la defensa de la educación pública. También éste para muchos parece ser una postura de otra época. Y sin embargo, no es menor reafirmar ese lugar desde donde construir pensamiento colectivo. Tirarle piedras a la educación pública ubicándose en una especie de vereda de enfrente es una postura política muy definida: permite hablar desde una exterioridad, sobre algo de lo que no me siento parte y, en el extremo de los casos, sobre lo que quiero debilitar.

Quizá uno de los mayores problemas de la educación pública en la actualidad tiene que ver con las miradas que ejercemos sobre ella. El problema está en el concepto de lo público y sus implicancias. Considerar que todos estamos involucrados, en la responsabilidad compartida de los problemas y también de las soluciones, sería un paso importante, no suficiente pero muy necesario. Y tratándose de educación pública y educación para todos, el gran desafío actual es lidiar con la tensión entre las propuestas comunes –iguales para todos- y las propuestas específicas –particulares para algunos-. Hace ya varios años que las evidencias sobre las insuficiencias de propuestas educativas uniformes son muy claras. Con la misma propuesta se llega a unos y a otros no, resulta para una media imaginaria pero no para los casos concretos de carne y hueso que se alejan en mayor o medida, de esa media. Renunciar a la consideración de destinatarios homogéneos y a la uniformidad de las propuestas educativas, es algo que se produce tanto a nivel de políticas educativas y planes curriculares como a nivel de gestión institucional y prácticas áulicas de enseñanza. La fantasía de la homogeneidad de los grupos que aprenden y de la uniformidad de las prácticas de enseñanza, es imposible de desconocer.

Es una tensión con muchos riesgos. El más peligroso es el que desemboca en políticas focalizadas que terminen en escuelas para ricos y escuelas para pobres. Muchas consideraciones acerca del determinismo de las condiciones sociales y el contexto sobre la escuela y sus resultados, no han terminado bien. Reincorporar la mirada pedagógica en el debate supone también resolver esta tensión que, aunque no desparezca nunca, debe garantizar las mismas oportunidades de educación de calidad para todos, aunque con medios, modalidades y manifestaciones diferentes. La pedagogía del entrevero y el menú de posibilidades deben formar parte de la oferta pública de educación.

Los problemas de la educación pública son nuestros problemas. Las decisiones por acción o por omisión que adoptemos serán de nuestra responsabilidad colectiva como sociedad. No vale hablar desde afuera, a menos que efectivamente alguien esté afuera y no crea en el valor de lo público. Un acto de sinceramiento de su parte vendría bien para saber contra quiénes estamos luchando.

HI: Hay quienes sostienen que uno de los efectos más nocivos de la dictadura militar fue el de operar «fracturas en la memoria» (Viñar y Ulriksen), que en diferentes planos quebraron el vínculo de las nuevas generaciones y los procesos sociales post-dictadura, respecto a muchos procesos sociales, políticos, culturales previos a la misma. En la educación, esta «fractura de la memoria» parece haberse visto potenciada por una transformación regresiva del lugar asignado al magisterio nacional en el debate y la política educativa del Uruguay. La combinación de ambos procesos produce un panorama donde el rico legado pedagógico nacional (expresado en autores, ideas, experiencias) ha quedado invisibilizado y sustituido por un reflejo tecnocrático a copiar recetas producidas por organismos internacionales. En esta perspectiva, el lugar del magisterio ha pasado de ser el del sujeto principal de la creación teórica y programática de la educación nacional, a ser considerado un técnico ejecutor de procedimientos didácticos, para cuya actualización permanente debe estar preparado. ¿Qué piensas de este diagnóstico? ¿Qué legados de la historia pedagógica nacional resultan importantes para pensar soluciones a nuestros problemas educativos del presente?

LS: La dictadura produjo una fractura de la memoria respecto a un legado pedagógico específico, construido a mediados del siglo XX. Es de gran utilidad pensar en el paquete de producción intelectual denominado “pedagogía rural uruguaya”, elaborado en términos teóricos y prácticos, entre 1933 y 1961. Si bien deriva de lo que Miguel Soler denomina el “movimiento en favor de la educación rural”, sus efectos y alcances han ido mucho más allá de la escuela rural. Ubicamos en ese movimiento a figuras del calibre de Agustín Ferreiro, Julio Castro, Abner Prada, Enrique Brayer, Homero Grillo y, en una línea lateral, Jesualdo Sosa, entre otros muchos. Se podría decir que allí se sintetiza la pedagogía nacional del siglo XX que la podríamos completar con los dilatados efectos de las obras pedagógicas de Carlos Vaz Ferreira, Clemente Estable, Pedro Figari, Reina Reyes, entre otros tantos.

La pedagogía uruguaya del siglo XX tiene varios elementos de interés para pensar los problemas de la educación de hoy. Y no me refiero a la percepción frecuentemente referenciada acerca de la validez o vigencia de aquellos textos.

Aunque esa vigencia, producto de la lucidez de sus autores, pueda ser tal en muchos casos, no me parece que debamos remitirnos a los trabajos de la década del 40 como descripción y análisis de la realidad actual. Como todo texto pedagógico nos aporta categorías de análisis y prescripciones del orden del deber ser que, con sus posibles y diversas lecturas actualizadas, pueden ser pensables en cualquier tiempo. Pero son textos que hay que leerlos teniendo en cuenta su contexto de producción y las circunstancias propias de la época. Solo así los comprenderemos cabalmente.

Se trata de textos que no inventan una pedagogía desde la nada. Se basan necesariamente en una serie de postulados universales, la mayor parte de los cuales son de corte escolanovista. Pero en este aspecto está precisamente, el primer elemento singular de interés. Aún cuando las prescripciones de enseñanza que plantean Jesualdo o Ferreiro claramente provienen de los principios de la Escuela Nueva, ninguno de ellos se reconoce a sí mismo escolanovista. Aunque lo son en el fondo, apelan a un llamado para la construcción de algo propio. Y ese era un llamado a los maestros. Toda la pedagogía de mitad del siglo XX se construyó a partir de la producción intelectual y de experiencias de los maestros en actividad. Y la apuesta de Jesualdo y de Ferreiro, desde posiciones políticas diferentes, confluía en esa fuerte convicción basada en la capacidad de los maestros de construir pedagogía. Nada menos.

En los textos de Agustín Ferreiro se expresa que había que leer a todos los autores, pero no imitarlos servilmente. Y se refiere ya en los años 30 a la impronta meramente prescriptiva de la enseñanza, como una aplicación metodológica. Apela a no copiar métodos que en manos de su creador pueden ser maravillosos pero en manos de sus imitadores pueden ser pésimos.

Esa percepción terminaba involucrando a toda la sociedad, por cuanto los maestros devenidos en pedagogos asumían un lugar relevante en los debates sobre educación. Ese debate, por lo tanto, dado en la prensa o a nivel de la opinión pública, no podía prescindir de la figura del maestro que reflexionaba sobre educación.

Esa percepción comienza a resquebrajarse una década antes de la dictadura. La mirada pedagógica sobre los temas educativos, ejercida por los docentes, comienza a ser sustituida paulatinamente por las miradas de sociólogos y economistas. El desarrollismo de los años 60 y la necesidad de generar grandes planes nacionales, comienza a hacer desconfiar de la mirada idiográfica, singular y cualitativa de los maestros dando cuenta de su realidad. Y estas lecturas puntuales de la vida cotidiana, de alta sensibilidad a los acontecimientos próximos, comienzan a ser abandonadas en la toma de decisiones políticas.

La dictadura termina un trabajo que ya se venía produciendo y opera como fractura de la memoria, provocando una amnesia colectiva de enorme poder. Aunque los maestros rurales recuperan una línea de trabajo luego de la dictadura y mantienen una impronta propia todavía hoy, las decisiones de política educativa ya no los tomarían en cuenta como antes.

Los tiempos actuales son producto de esa fractura. Teniendo en cuenta los procesos de larga duración que estuvieron involucrados en la construcción de la pedagogía uruguaya del siglo XX, la recuperación puede ser lenta, trabajosa y contradictoria. En el medio, las recetas metodológicas y los paquetes didácticos pululan sin darnos cuenta. O nos daríamos cuenta si hubiese más pedagogía en nuestras discusiones sobre educación. Porque la falta de reflexión pedagógica contribuye a exacerbar la idea del maestro como un mero técnico aplicador de procedimientos.

Tres cosas podemos recuperar de esa historia pedagógica: el protagonismo de los docentes en plena producción intelectual, luego objeto de debates y publicaciones; la búsqueda de manifestaciones pedagógicas propias y de acuerdo a nuestra realidad concreta; la presencia de preguntas pedagógicas aun cuando se trate de temas estrictamente técnicos. Para ello es necesario librar una batalla para recuperar el valor de la pedagogía y sus preguntas, observar nuestros problemas en clave pedagógica y recuperar para los docentes el protagonismo intelectual y experiencial de primera línea.

* Maestro de Educación Primaria. Licenciado en Ciencias de la Educación. Director del Departamento de Educación para el Medio Rural, CEIP-ANEP. Docente del Instituto de Educación, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Udelar.

Fuente: http://www.hemisferioizquierdo.uy/#!Volver-a-las-preguntas-pedag%C3%B3gicas-entrevista-a-Limber-Santos/nnsaa/57a00ee50cf214576cee31a5

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