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Cultura de la dependencia tecnológica

La concentración monopólica de tecnología es una amenaza contra las democracias.

Acostumbrados como estamos a consumir (mayormente) lo ajeno, la tecnología no fue ni es excepción que honre a gobierno alguno en términos brutos. Aunque el consumismo tecnológico adquirió modalidades muy diversas, en cantidad y en calidad, el resultado es el mismo

Pagamos sumas incalculables (y con ellas todas sus consecuencias) cada minuto que se posterga la soberanía tecnológica amordazada con palabrerío de ocasión. No confundamos la oferta seductora, y sus facilidades para el endeudamiento, con la verdadera y concreta tarea de sustituir importaciones tecnologías en todas las áreas. Que el mercado se presente “seductor” con la oferta de “maravillas tecnológicas” a granel, deja sobre la mea de nuestras realidades la muy amaga impotencia que nos asalta ante los escaparates de lo inalcanzable o lo contradictorio. Aunque hagamos “sacrificios” para mantenernos al día.

También la concentración monopólica de la tecnología es una amenaza contra las democracias. Y parece que nos acostumbramos, a costos incalculables, a consumir mansamente, planificada y adictamente, todo cuanto nos imponen los consorcios tecnológicos trasnacionales frecuentemente con matriz en la industria bélica. Internet no nos dejará mentor, por ejemplo. Transferimos al aparato empresarial bélico, bancario y mediático -sin frenos y sin auditorias-, sumas ingentes. Entiéndase aquí “dependencia” en su sentido amplio que incluye las adicciones más variadas y las más “novedosas”. Adquirimos tecnología sin soberanía; no consolidamos nuestras fuerzas de producción, no creamos una corriente internacionalista para una tecnología emancipada y emancipadora; no creamos las usinas semióticas para la emancipación y el ascenso de las conciencias hacia la praxis transformadora; en la producción de tecnologías y no creamos un bastión ético y moral para el control político del discurso y el gasto. No es que falten talentos o expertos, no es que falte dinero ni que falten las necesidades con sus escenarios. Hizo estragos, nuevamente, la crisis de dirección política transformadora. Hablamos mucho, hicimos poco. Ni el “Informe MacBride” (1980) supimos escuchar y usar, como se debe.

Estamos bajo el fuego de (al menos) tres guerras simultáneas: una Guerra Económica desatada para dar otra “vuelta de tuerca” contra la clase trabajadora; una Guerra Territorial para asegurarse el control, metro a metro, contra las movilizaciones y protestas sociales que se multiplican en todo el planeta; y una Guerra Cognitivo-Mediática para anestesiarnos y criminalizar las luchas sociales y a sus líderes. Tres fuegos que operan de manera combinada desde las mafias financieras globales, la industria bélica y el re-editado “plan cóndor comunicacional” empecinado en silenciar a los pueblos.

En particular, la guerra cognitivo-mediática es extensión de la guerra económica imperial no se contenta con poner su bota explotadora en el cuello de los pueblos, quiere, además; que se lo agradezcamos; que reconozcamos que eso está “bien”, que nos hace “bien”; que le aplaudamos y que heredemos a nuestra prole los valores de la explotación y la humillación como si se tratara de un triunfo moral de toda la humanidad, como si se tratara de un patrimonio digno de ser heredado. El discurso financiado es un sistema de defensa estratégica transnacional operada desde las centrales imperiales con ayudas vernáculas. Para eso ha servido buen parte de la tecnología que nos imponen y buena parte de nuestras adicciones inducidas para el consumismo de sus “fierros”. Una parte del poder económico-político de las empresas trasnacionales productoras de tecnología tiene sus contrapartes cómplices vernáculas que operan de manera, unas veces desembozada y otras veces maquillada por prestanombres de todo tipo. Se trata de una doble articulación de la dependencia que supera a los poderes nacionales (muchos de ellos no tributan, no respeta leyes y no respeta identidades) mientras ofrece respaldo a operaciones locales en las que se inclina la balanza del capital contra el trabajo.

Nuestra dependencia tecnológica en materia de comunicación es pasmosa; gastamos sumas enormes en producir comunicación generalmente efímera y poco eficiente; nuestras bases teóricas están mayormente infiltradas por las corrientes ideológicas burguesas que se han adueñado de las academias y escuelas de comunicación; no tenemos escuelas de cuadros especializadas y no logramos desarrollar usinas semánticas capaces de producir contenidos y formas pertinentes y seductoras en la tarea de sumar conciencia y acción transformadora. Con excepción de las excepciones.

Han instrumentado modelos bancario-financieros de endeudamiento y dependencia económica inspirados en la retracción del papel del Estado para reducir y suspender el derecho histórico a la soberanía tecnológica. Así les compramos desde medicamentos hasta instrumentos, desde maquinarias hasta Filosofías de la Tecnología. Compramos teléfonos, pantallas, trasponders más la catarata de refacciones pergeñada por la “obsolescencia planificada”. Nuestra independencia tecnológica duerme el sueño del “subdesarrollo” anestesiada por contratos jugosos que, además de someternos nos “educan” para estar agradecidos y embelesados con los avances tecnológicos más sorprendentes. Mayormente ajenos.

Esa dependencia es una emboscada porque incluso algunos intentos por desplegar fabricaciones propias suelen ir pegados a los modelos de producción y consumo diseñados por las ideas y las necesidades empresariales. Tan delicado como imitar contenidos es imitar formas. Las formas tecnológicas no son entidades a-sexuadas o inmaculadas, y no quiere decir esto que no se pueda expropiar (consciente y críticamente) el terreno de las formas para ponerlas al servicio de una transformación cultural y comunicacional pero debe tenerse muy en cuenta, qué realmente es útil y por qué no somos capaces de idear formas mejores.

No obstante, contra todas las dificultades y no pocos pronósticos pesimistas, los pueblos luchan desde fretes muy diversos y en condiciones asimétricas. Con experiencias victoriosas en más de un sentido es necesaria una revisión autocrítica de urgencia mayor. Intoxicados, hasta en lo que ni imaginamos, vamos con nuestras “prácticas comunicacionales” repitiendo manías y vicios burgueses a granel. La andanada descomunal de ilusionismo, fetichismo y mercantilismo con que nos zarandea diariamente la ideología de la clase dominante, nos ha vuelto, a muchos, loros empiristas inconscientes capaces de repetir modelos hegemónicos pensando, incluso convencidos, que somos muy “revolucionarios”. Salvemos de inmediato a las muy contadas excepciones.

Fuente: https://rebelion.org/cultura-de-la-dependencia-tecnologica/

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Los derechos digitales de los universitarios

Por: Miguel Ángel Casillas

Una nueva agenda de reivindicaciones universitarias emerge como consecuencia inmediata de la pandemia. En la educación superior se perfilan como necesarios un nuevo tipo de derechos no definidos con anterioridad, propios de esta nueva época. Se trata de reivindicar una serie de derechos digitales para los universitarios que ayuden a encuadrar el uso de las TIC en la educación superior con un sentido progresista.

La primera y más contundente consideración es que desde hace más de veinte años se desarrolla una intensa revolución tecnológica en todas las actividades humanas, en las profesiones y en las prácticas académicas y que asociado con ella ha emergido una nueva cultura digital que atraviesa todos los sistemas simbólicos, las creencias y representaciones sociales: en esta intensa transformación las universidades y los universitarios juegan un dinámico papel.

Una segunda consideración de carácter histórico son los cambios ocurridos durante la pandemia, que hicieron que las clases, las actividades académicas, culturales, de divulgación y administrativas migraran al espacio virtual; que las TIC fueran el soporte del trabajo y del estudio, de la comunicación y el intercambio académico.

También habríamos de observar el incremento de las desigualdades que resultó de la pandemia. A las viejas desigualdades sociales se les sumaron las que tienen que ver con la muy desigual distribución del capital tecnológico, en el acceso a los recursos tecnológicos, en el grado de dominio y las disposiciones incorporadas con que cuentan los estudiantes y profesores.

Ya habíamos enunciado en Educación Futura que precisamente en ese contexto, es que teniendo como fuente de inspiración la consulta a la ciudadanía que se desarrolla en España (https://www.lamoncloa.gob.es/presidente/actividades/Documents/2021/140721-Carta_Derechos_Digitales_RedEs.pdf) es que podemos formular un listado inicial de derechos digitales que habríamos de exigir los universitarios en México. En principio enunciamos al menos cuatro ejes principales:

Derechos de libertad. Comprenden lo derechos y libertades en el entorno digital universitario, a la identidad, a la protección de datos, al pseudonimato, el derecho de la persona a no ser localizada y perfilada, el derecho a la ciberseguridad, para garantizar la libertad de creación y el derecho de acceso a la cultura en el entorno digital. Se trata de garantizar el pleno ejercicio de los derechos humanos en el entorno digital universitario, de condenar la discriminación, el racismo y otras formas de exclusión social. Al mismo tiempo, de garantizar el derecho a la identidad en el contexto digital; las universidades deberán ofrecer garantías necesarias que permitan la verificación segura de la identidad en el entorno digital con la finalidad de evitar manipulaciones, suplantaciones, o control de la misma por parte de terceros. Las universidades deben garantizar la protección de los datos personales de los universitarios. En el entorno digital universitario, la localización y los sistemas de análisis de personalidad o conducta que impliquen la toma de decisiones automatizadas o el perfilado de individuos, o grupos de individuos, únicamente podrán realizarse en los casos permitidos por la normativa vigente y con las garantías adecuadas en ella dispuestas. En cuanto a la ciberseguridad, todo universitario debería tener derecho a que los sistemas digitales de información que utilice para su actividad personal, profesional o social, o que traten sus datos o le presten servicios, posean las medidas de seguridad adecuadas que permitan garantizar la integridad, confidencialidad, disponibilidad, resiliencia y autenticidad de la información.

Derechos de igualdad. Derecho a la igualdad y a la no discriminación en el entorno digital universitario, el derecho de acceso a Internet. Se trata de garantizar que el derecho y el principio a la igualdad sea aplicable en los entornos digitales, incluyendo la no discriminación y la no exclusión. Deberíamos promover la igualdad efectiva de mujeres y hombres en entornos digitales y fomentar que los procesos de transformación digital apliquen la perspectiva de género adoptando, en su caso, medidas específicas para garantizar la ausencia de sesgos de género en los datos y algoritmos usados. Además, las universidades deberán impulsar políticas dirigidas a garantizar el acceso efectivo de todos los universitarios a los servicios digitales institucionales, garantizarán el derecho a la no exclusión digital y combatirán las brechas digitales en todas sus manifestaciones. Las universidades deberán promover las condiciones necesarias para garantizar la accesibilidad universal de su comunidad a los entornos digitales, en particular a las personas con discapacidad.

Derechos de participación en la vida universitaria. Comprenden el derecho a la neutralidad de Internet y la garantía de las instituciones para tratar el tráfico de datos de manera equitativa sin discriminación, restricción o interferencia. Garantizar el derecho a la libertad de expresión y libertad de información, el derecho a recibir libremente información veraz. Promover el derecho a la participación universitaria por medios digitales deberá permitir el pleno y efectivo acceso a la información del proceso en cuestión; permitir y garantizar la plena transparencia y rendición de cuentas de las personas implicadas; garantizar las condiciones de igualdad y no discriminación participativa, lealtad institucional y justa y equilibrada competitividad; y garantizar la accesibilidad de los sistemas digitales de participación universitaria. Esta serie de derechos se completa con el derecho a la educación digital y con la definición de los derechos digitales de los universitarios en sus relaciones con la administración universitaria.

Derechos laborales. Se trata de definir los derechos en el ámbito laboral de profesores y trabajadores que se asocian con el trabajo a la distancia, con las clases virtuales e híbridas, con la ampliación de las jornadas laborales, de la definición de las condiciones del trabajo y de la capacitación tecnológica.

Estos cuatro ejes enuncian sucintamente una agenda de trabajo que tendrá que ser atendida de manera colectiva por los universitarios en el marco específico de sus instituciones. La precisión y consagración normativa de los derechos digitales puede ser un indicador de la modernización tecnológica de las universidades.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/los-derechos-digitales-de-los-universitarios/

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Conspiranoia política

Por: Leonardo Díaz

Gracias a la cultura digital, los usuarios conforman mundos de datos personalizados reforzando sus creencias y deseos a partir de la información que proporcionan a los sistemas algorítmicos de las redes sociales.

Ante el asombro internacional, el proceso electoral estadounidense ha sido enrarecido por una atmósfera de conspiranoia creada por el 45to presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

El presidente candidato ha “denunciado” un supuesto fraude perpetuado por el Pardido Demócrata, con el apoyo de todos los medios de comunicación que han proyectado la victoria de su opositor, Joe Biden, y por implicación, con el contubernio de miles y miles de personas que se requerirían en cada Estado de la Unión Americana para ejecutar la infamia.

Durante la campaña electoral el presidente había diseñado una estrategia de descrédito sobre el proceso y sus rivales. “Advirtió” que intentarían robarle las elecciones mediante el voto por correo que, debido a las características de grandes segmentos de la población con intención de voto demócrata en los Estados Unidos, favorecía mayoritariamente a Joe Biden.

“¿Por qué Trump denuncia fraude electoral?” es el título de un artículo publicado en este mismo periódico por el psiquiatra Raj Persaud, https://acento.com.do/opinion/por-que-trump-denuncia-fraude-electoral-8880105.html?fbclid=IwAR3WwTCOCkaInssFqZz-3eBY7-mjJxEThM2eLrGh7Ef1n68Q5NAmdqO6J2Y interrogante que muchas personas habrán realizado en los últimos días.

En su artículo, Persaud reseña un estudio realizado durante las elecciones del año 2016, publicado recientemente en la revista Research & Politics, acerca de los efectos producidos por la retórica conspirativa relacionada con la interferencia electoral en adultos norteamericanos con edad de votar. (https://journals.sagepub.com/doi/pdf/10.1177/2053168020959859).

Los resultados del estudio son preocupantes. La exposición a una retórica conspirativa relacionadas con interferencias electorales aumenta los sentimientos de ira, frustración e indignación reduciendo la credibilidad en las instituciones democráticas.

Las teorías conspirativas tienden a prosperar, como señala en una reciente entrevista el psicólogo evolutivo Steven Pinker, https://elpais.com/ideas/2020-11-07/steven-pinker-el-partido-democrata-debe-distanciarse-de-la-palabra-socialismo.html?ssm=FB_CC&fbclid=IwAR3wlLvy1Nwy3zcMxWv_rPPzE3WUK3BWeTKAGwzKx9dq2AED33QBcndtj64 porque los seres humanos nos nutrimos de narraciones para lidiar con los problemas de la vida cotidiana.

Estas narrativas simplifican el mundo comprendiéndolo en dicotomías: bueno-malo; seguro-amenazante; pro-vida-anti-vida; entre otras dualidades. Estos relatos han sido útiles para nuestra sobrevivencia como especie.

Las referidas narraciones refuerzan el sentido de co-pertenencia a la tribu donde los individuos se interpretan a sí mismos como encarnaciones del lado positivo de las dicotomías y colocan al integrante del otro grupo (étnico, religioso, ideológico) en el lado negativo de las mismas.

Gracias a la cultura digital, los usuarios conforman mundos de datos personalizados reforzando sus creencias y deseos a partir de la información que proporcionan a los sistemas algorítmicos de las redes sociales. En esta atmósfera, se propagan los prejuicios conspirativos de los colectivos más predispuestos a ellos, como los derrotados de una contienda electoral.

Así, la conspiranoia poselectoral estadounidense es comprensible, pero no deja de ser injustificable que una tendencia irracional de los seres humanos sea explotada de manera ególatra e irresponsable por un líder autoritario, apoyado por una maquinaria partidaria que intenta obtener capital político a costa de las instituciones, las leyes y la ciudadanía.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/conspiranoia-politica-8881879.html

 

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Panamá: Docentes, estudiantes y familias hablan sobre la educación no presencial

Redacción: The Conversation

Ante la pandemia en la que nos encontramos a escala global, desde la sociología de la educación hemos coordinado un estudio exploratorio que se acaba de publicar y que presta especial atención a la voz de los agentes educativos y sociales.

Se trata de saber cómo están percibiendo y experimentando, principalmente los estudiantes y las familias, un fenómeno inédito que genera tantas inquietudes como interrogantes: algo que empezó siendo excepcional y sobre lo que ahora se dice que dará paso a una “nueva normalidad”, sin saber muy bien a qué apunta este término.

Lo que sí es cierto es que esta pandemia marcará un antes y un después en el ámbito de la educación y abre escenarios de incertidumbre creciente.

El trabajo de campo para esta primera radiografía se ha llevado a cabo mediante una veintena de entrevistas. Así, hemos hecho un recorrido desde el primer ciclo de Educación Infantil (0-3 años) hasta la universidad para poner en evidencia la diversidad de situaciones que atraviesan nuestro sistema educativo en el proceso de adaptación de las tareas presenciales a las virtuales.

El perfil de entrevistados es muy variado: hemos recogido testimonios de mujeres y hombres, de ámbito urbano y rural, de diferentes lugares de la península y de las islas.

En el caso de estudiantes, las personas entrevistadas son de ESO y Bachillerato. En el de las familias, son madres y padres que hablan, o bien a título individual, o como miembros de asociaciones de padres y madres de alumnos, así como profesorado y representantes sindicales que también responden desde su rol de madres y padres.

Una llamada de atención sobre la desigualdad

El balance nos lleva a hacer una llamada de atención sobre la desigualdad educativa y social y sobre las consecuencias que esta crisis está teniendo y tendrá en la intensificación de las desigualdades.

Esta pandemia hace de cristal y de lupa: refleja y amplifica nuestros límites y nuestra respuesta a los mismos.

Las conclusiones indican que, una vez más, los grandes perdedores de esta pandemia son los colectivos socialmente vulnerables y que más alejados están de una cultura escolar que pasa ahora por ser una cultura de la era digital.

Un eje transversal y común a todos los testimonios es la importancia de lo público, en momentos de necesidad, en el marco de políticas de orientación marcadamente neoliberal.

En cuanto a los estudiantes, surge la pregunta de si, en un momento tan difícil como este, tiene sentido seguir enviando “cantidades exageradas de deberes” (alumna, 4º ESO, Cuenca) en lugar de aprovechar la coyuntura para promover un aprendizaje significativo para la vida sobre cuestiones relacionadas con la pandemia, la sociedad, las personas, la ciudadanía, los cuidados y lo digital.

“No es el método adecuado”

El debate se ha situado sobre una sensación de pérdida curricular, cuando podría estar siendo un momento para aprender y crecer “de otra manera”. Así lo ilustra una de las estudiantes:

“No me entero de nada… En muchas materias nos mandan copiar sin conocer realmente el objetivo de dicha tarea, y creo que no es el método más adecuado”.

Alumna de 1º Bachillerato.

“Que descubran lo valioso de estar en familia”

También una de las maestras afirma:

“Durante este tiempo de confinamiento se debería hacer más hincapié en que descubran lo valioso que es estar en familia, desarrollen autonomía, aprendan a hacer tareas que suelen hacer sus padres y que así tengan más tiempo para estar juntos. Esto también es aprender y, sobre todo, ser”.

Maestra de Infantil 0-3.

“Esto va a tener un impacto en el aprendizaje”

Otra representante del profesorado coincide:

“Esta situación va a tener un impacto en el aprendizaje. Depende de cómo lo tratemos, este impacto será beneficioso o perjudicial. No tanto a nivel de contenidos como a nivel emocional”.

Maestra de Infantil 0-3.

“Trabajar en la distancia con el alumnado de necesidades”

Por otra parte, desde el ámbito de la gestión se llama la atención sobre el alumnado de necesidades especiales:

“También habría que hacer un apartado especial para el alumnado con necesidades de apoyo educativo. Con estas criaturas es más difícil trabajar en la distancia, para ellos es fundamental tener un referente que les motive y acompañe en el proceso de aprendizaje”.

Directora de CEIP.

“El profesorado no está presente”

Por su parte, las familias señalan que la mayor dificultad que encuentran en este momento es la falta de acceso o competencias TIC, así como suplir las tareas docentes.

“La mayoría de las familias han tratado de contribuir a la normalidad coordinándose y contactando con los y las docentes. Hay que entender que para todos ha sido una situación muy compleja y alarmante. De un día a otro cambia la manera de enseñar, el profesorado ya no está presente, están sus recomendaciones, la familia pasa a ser la que toma las riendas del proceso”.

Directora CEIP.

“Es complicado teletrabajar con niños en casa”

A ello se suma el debate, desde una mirada feminista, sobre la carga global de trabajo:

“Muchas mujeres han perdido sus posibilidades de conciliar vida laboral y familiar. Para quienes tienen la suerte de teletrabajar, está siendo muy complicado poderlo hacer con los niños en casa. Quienes se ven forzados a salir para realizar su trabajo tampoco tienen redes de apoyo”.

Responsable del sindicato FEsp-UGT.

“Se podrían comprar ordenadores en lugar de libros”

Será necesario un seguimiento de los posibles desequilibrios que esto ocasione en la división sexual del trabajo, si se ha abierto una nueva posibilidad para la corresponsabilidad o se incrementan las brechas de género. Incluso, se ofrece alguna clave de adaptación a la cultura digital:

“Con el dinero que se gastan las familias en libros de texto podrían comprar ordenadores portátiles sin problemas y no sería nada difícil que hubiera contenidos digitales para todos los niveles… Sin embargo, esto no se hace por el interés de las editoriales. Como, además, existe el bono libro, las familias no son conscientes del dinero que desembolsa la administración”.

Profesor de FP.

Estas voces están lanzando señales que la sociología tiene en cuenta para elaborar un diagnóstico y fundamentar la toma de decisiones responsables. Las ciencias sociales tienen una labor fundamental en proporcionar imágenes de la realidad sistemáticas, obtenidas de forma rigurosa, para producir un conocimiento fidedigno al servicio del bien común de la sociedad.

Nuestro balance no puede ser más positivo, a tenor del compromiso con que los diversos agentes educativos están sabiendo hacer frente a esta difícil situación que nos ha abierto la pandemia.

Pero nos lleva a hacer también una llamada de atención sobre la desigualdad educativa y social y sobre las consecuencias que esta crisis está teniendo y tendrá desde la mirada transversal de la desigualdad.

Fuente: https://theconversation.com/docentes-estudiantes-y-familias-hablan-sobre-la-educacion-no-presencial-137758

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Es más que educación a distancia

Por: Ricardo Braginski.

 

Una cosa es Messi jugando en el Camp Nou y otra cosa en Messi jugando al FIFA en la Play. Puede que ser que en la consola sea tan bueno como en la cancha, pero muy probablemente no lo sea, porque se ponen en juego otras capacidades y habilidades. Joystick en mano, seguramente el campeón del fútbol en los torneos de “e-games” le pase el trapo a nuestro querido Lionel.

Estas diferencias entre el fútbol presencial y el virtual sirven para ilustrar las enormes diferencias que hay entre dar clases en un aula “real” y darlas en una de las tantas plataformas de educación a distancia que hoy existen.

Para ser efectivos en la enseñanza, en ambos casos los docentes tendrán que conocer bien los contenidos curriculares de sus materias. Pero las herramientas pedagógicas que deberán utilizar para transmitir los contenidos a los alumnos, en uno y otro caso, son bien diferentes.

Y no se trata de saber mucho sobre tecnología y programación, tampoco hay que ser un “nerd” del Silicon Valley. La cuestión es entender y participar de la cultura digital en la que está inserta la mayoría de los alumnos, poder soltarse con los nuevos lenguajes (como grabar clases en video, por ejemplo), tener a mano contenidos online de calidad y saber jerarquizarlos y, además, saber cómo aprovechar al máximo lo que ofrecen las nuevas plataformas, en términos del conocimiento que brindan sobre los alumnos, lo que en el mundo digital se conoce como las “métricas”.

¿Cuántas horas por día estudian? ¿En qué se detienen más y dónde tienen dificultades? ¿Puedo programar un contenido específico para cada alumno según sus fortalezas y debilidades? Esto con las clases online se puede hacer, pero con las presenciales no.

UBA XXI, un sistema de educación a distancia que tiene varias décadas y que ahora funciona en forma online.

UBA XXI, un sistema de educación a distancia que tiene varias décadas y que ahora funciona en forma online.

Si bien hubo proyectos interesantes en los últimos años, lamentablemente nadie tomó este desafío como una política de estado. Y hoy nos agarra el coronavirus con experiencias parciales en diversas escuelas o provincias (algunas más avanzadas, otras menos), pero nada articulado para todo el sistema educativo.

Lo que hoy el Gobierno nacional sale a ofrecer es lo que tiene a mano en Educ.ar. No está mal, son una serie de recursos educativos. Pero quizás sería bueno aprovechar el momento para pensar en una educación digital en serio, que aproveche al máximo la potencia de las tecnologías digitales de hoy. Después de todo es lo que viene, y es lo que ya está.

Fuente del artículo: https://www.clarin.com/opinion/educacion-distancia_0_kTlDB4Xo.html

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Cinco libros recomendados sobre internet y la cultura digital

Redacción: La Voz

Presentamos cinco publicaciones  de los últimos años que analizan el universo digital desde perspectivas políticas, sociales, artísticas y literarias.

Desde su invención, la red de redes y la tecnología digital han sido aprovechadas para experiencias de toda clase, al punto de que casi nadie diría que nunca ha usado alguna de sus herramientas. A modo de repaso, presentamos cinco libros que desde distintas perspectivas ―política, social, artística y literaria― analizan sus diversos costados: unos más positivos, otros menos.

Los dueños de internet

Ya casi nada queda de la internet abierta y para todos que fuera el sueño de muchos, hoy más bien esta monopolizada por las plataformas y su modelo de negocios. Google, Microsoft, Facebook, Apple y Amazon forman el Club de los Cinco y cada una es líder en algún aspecto: en las búsquedas y la publicidad; en el mercado de las noticias y la información; en el comercio electrónico; o en el sistema operativo. En Los dueños de Internet (Debate), Natalia Zuazo (investigadora y periodista argentina), cuenta cómo estas empresas llegaron a concentrar tanta riqueza para unos pocos y a producir una enorme desigualdad. Frente a este panorama, se hace una pregunta que considera vital para el futuro: ¿qué se puede hacer para que el beneficio de la tecnología sea colectivo y no quede privatizado en unas pocas manos? La autora asegura que la respuesta está en la política, y que algunas ciudades ya la están dando, principalmente cuando los ciudadanos organizados o los gobiernos toman decisiones que limitan estos avances.

Narrativas transmedia. Cuando todos los medios cuentan

A principios de la década pasada, Henry Jenkins utilizó por primera vez el concepto de «narrativas transmedia», desde entonces se recurre a él con la misma frecuencia con la que antes se hablaba de «interactivo» o «multimedia». En su nuevo libro (editado por Deusto en España, en nuestro país se puede adquirir en versión digital), Carlos Scolari (investigador y docente argentino residente en Barcelona), se mete de lleno en el tema y lo desarrolla con un lenguaje accesible y una simpática presentación visual. Las narraciones transmedia son aquellas que nacen de un libro (Harry Potter), de un largometraje (Star Wars o The Matrix), de una serie televisiva (Lost24), o de un cómic (Batman o The Walking Dead), pero luego continúan en múltiples medios por la participación activa de los usuarios, aunque la expansión siempre está regulada y sigue determinadas estrategias. Con el apoyo de casos y ejemplos y el aporte de infografías e ilustraciones, además de jugosas entrevistas a profesionales, académicos y productores de los nuevos medios, el autor traza un panorama exhaustivo de esta tendencia multiplataforma.

Escritura no-creativa. Gestionando el lenguaje en la era digital

Kenneth Goldsmith es poeta, ensayista y creador del sitio de arte de vanguardia UbuWeb. Una nota curiosa que sirve para dar cuenta de su pensamiento, proviene del seminario que dicta en la Universidad de Pennsylvania (y con el mismo nombre del libro publicado por Caja Negra, Escritura no-creativa). Sus clases están orientadas por un principio que nadie puede decir que no sea innovador: a los estudiantes los premia por plagiar, robar identidades, reciclar ensayos, samplear y saquear, pero los sanciona si se muestran originales y creativos en un sentido clásico. En la línea de lo que sucede en las artes visuales desde hace un siglo, en gran parte impulsadas por los ready-mades de Marcel Duchamp, los dibujos mecánicos de Francis Picabia, y por el Walter Benjamin de «La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica», su propuesta es que la literatura también debe dejar a un lado la noción de originalidad. Según Goldsmith son tantos los textos que la tecnología digital e internet ponen a nuestra disposición, que ya no se trata de continuar escribiendo sino de aprender a manipular ―analizar, organizar, combinar y distribuir― lo que ya existe. Para él, y para los autores que reivindica, escribir es mover lenguaje de un lado a otro bajo la proclama de que el contexto es el nuevo contenido.

La década posteada. Blogs de escritores argentinos (2002-2012)

Diego Vigna, narrador y ensayista cordobés, se animó con una escena compleja y que durante muchos años motorizó gran parte de los debates literarios, principalmente entre los más jóvenes. La década posteada (Alción) pone el foco en los blogs que llevaron adelante veinticinco escritores argentinos entre 2002 y 2012, como por ejemplo Sonia Budassi, Oliverio Coelho, Fernanda García Lao, Daniel Link, Guillermo Piro, Hernán Casciari y Pedro Mairal. Vigna analiza de qué manera estos autores se apropiaron de la herramienta en una época en que la publicación de libros estaba concentrada en unos pocos grupos empresarios, y aún era incipiente el auge de las editoriales independientes. Unos utilizaban la plataforma para llevar un diario personal, otros para ensayar su propia escritura de ficción o para instalar y participar de polémicas, o también como archivo de los textos editados en otros medios. Finalmente, se refiere a las causas que llevaron a que, ya entrada esta última década, muchos blogueros disminuyeran su actividad, aunque sugiere que esa fue una buena ocasión para que los que continuaran lo hicieran a un ritmo más tranquilo, menos acelerado.

Diez razones para borrar tus redes sociales de inmediato

Jaron Lanier es un informático y artista gráfico estadounidense, además de ser uno de los precursores de los estudios en realidad virtual. En este libro (publicado por Debate) advierte sobre lo que está sucediendo principalmente con el uso de «teléfonos inteligentes». «Nos siguen el rastro y miden lo que hacemos constantemente, y nos devuelven reacciones prediseñadas todo el tiempo. Poco a poco, unos ingenieros a los que no vemos nos van hipnotizando con intenciones que desconocemos. Somos animales de laboratorio», escribe. A través de los algoritmos las empresas levantan permanentemente datos sobre cada uno de nosotros: ¿dónde linkeamos?, ¿qué clase de videos vemos?, ¿cuánto tiempo permanecemos en un sitio?, ¿qué cosas motivan nuestras búsquedas?, ¿dónde compramos?, ¿a quiénes contactamos en las redes sociales? A su vez, estos datos son ofrecidos a clientes dispuestos a pagar para modificar el comportamiento de las personas, y si bien no es posible predecir el efecto en cada una, sí lo sería a gran escala. Por todo esto, Lanier recomienda abandonar las redes sociales, o al menos manejarse con precaución hasta tanto sea posible crear otras en donde la privacidad pueda estar más y mejor preservada.

Fuente: https://www.lavoz.com.ar/numero-cero/cinco-libros-recomendados-sobre-internet-y-cultura-digital
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‘Me llamo Gennet’, una conmovedora historia de educación inclusiva

Redacción: La Opinión

Una película cuenta la hazaña de la primera sordociega europea que logra un título universitario

«Vencí al silencio y a la oscuridad». Así podría resumirse el intenso periplo vital de Gennet Corcuera, protagonista de ‘Me llamo Gennet’, la última película del director y productor Miguel Ángel Tobías. El filme, que supone la primera incursión del cineasta en el terreno de la ficción tras una larga trayectoria en el cine documental social y comprometido, se estrena en salas el próximo 5 de abril.

Basada en una historia real, ‘Me llamo Gennet’ narra la vida de Gennet Corcuera, desde su infancia, antes de ser abandonada en un centro de acogida de Adís Abeba, en Etiopía, hasta convertirse en la primera persona sordociega que consigue un título universitario en Europa. La cinta, que ha sido rodada en España y Etiopía, está protagonizada por Gennet Corcuera, Miriam Díaz-Aroca, Ángela Molina, Miki Molina, Zewdu W. Mariam y el propio Miguel Ángel Tobías, y cuenta con la participación de RTVE y la colaboración de Fundación Telefónica y Fundación Historias Que Deben Ser Contadas.

«Desde que conocí la historia de Gennet en los medios cuando se licenció, supe que era una gran historia que merecía ser llevada a la gran pantalla. En principio iba a ser una película documental, hasta que conocí a Gennet. Tras muchas horas de conversación con ella, conociendo la historia de toda su vida, me di cuenta de que esta tenía que abordarse desde un gran proyecto de ficción. Lo consulté con Gennet, porque quería que ella misma fuese la actriz de toda la etapa adulta, y mi sorpresa fue que me dijo que sí, y va a ser una sorpresa para todos los espectadores porque su interpretación es espectacular».

La implicación de Fundación Telefónica

En palabras de su directora general, Carmen Morenés, Fundación Telefónica «ha visto en esta película una historia épica de educación inclusiva, que da muestra de la importancia de trabajar para que nadie se pierda la aventura de la educación. Tras su paso por la universidad, ahora Gennet es profesora de personas sordociegas, y continua la cadena virtuosa de la educación inclusiva».

ME LLAMO GENNET (Tráiler 2min) from Acca Media on Vimeo.

«Por supuesto, ‘Me llamo Gennet’ es también, añade Morenés, una historia emocionante sobre solidaridad, afán de superación, y visibilidad de la discapacidad que pone cara al colectivo de los sordociegos, que son 100.000 en España, todos ellos valores que compartimos en Fundación Telefónica, por ello decidimos subirnos a la producción y difusión de este filme».

Cine comprometido

Sólo en Europa hay 3 millones de personas Sordociegas; no existen datos fiables a nivel mundial. En España este colectivo lo conforman 100.000 personas. La sordoceguera es una de las grandes discapacidades de nuestros días y también la más desconocida. Las personas sordociegas tienen necesidades específicas y requieren de una atención personalizada para progresar. Sólo cuando se experimenta personalmente o cuando se vive de cerca con personas que tienen esta discapacidad uno puede entender el aislamiento y el sufrimiento que supone vivir sin enterarse de lo que pasa a tu alrededor, desconectado de ámbitos tan básicos como el acceso a la información, la educación, la capacitación profesional, el trabajo, las relaciones sociales o la actividad cultural.

«Me llamo Gennet va a contribuir, es sensibilizar a la sociedad sobre lo que supone la sordoceguera y todo lo que este colectivo es capaz de conseguir con los recursos necesarios», explica Miguel Ángel Tobías. Gennet es un ejemplo de superación tan admirable, que la perspectiva de los problemas cambia para cualquiera vea la película. Además, el 10% de los beneficios de la película irán destinados a la Federación de Asociaciones de Personas Sordociegas de España (FASOCIDE).

Una historia real

Gennet Corcuera tiene 38 años. Es etíope. No ve, no oye, y no tiene olfato. Con tan sólo 2 años, tras quedarse Sordociega debido a una infección, es abandonada en un orfanato. Era 1984, y Etiopía, un lugar azotado por el hambre y la miseria. Podía haber sido el final, pero el destino salva a Gennet. Carmen Corcuera se cruza en su vida y decide adoptarla y traerla a España. Empieza a estudiar en un colegio de educación especial de la ONCE, donde por primera vez convive con personas como ella, donde aprende a comunicarse a través de la lengua de signos y donde se le permite desarrollarse. Saca un 7.2 en Selectividad y llega a la Universidad, donde estudia Educación Especial, convirtiéndose en la primera persona Sordociega europea que consigue un título universitario. Actualmente trabaja como educadora especial en el único centro residencial especializado en sordoceguera que hay en España.

Sobre Miguel Ángel Tobías

El director y productor Miguel Ángel Tobías es productor, director, guionista y actor. Creador de ‘Españoles en el mundo’, que produce, dirige y presenta en su primera etapa (2003-2004). Con su productora ACCA MEDIA, y su particular estilo, Miguel Ángel lleva 15 años recorriendo el mundo con sus cámaras, mostrando experiencias, contando historias de vida a través de sus programas, series documentales y documentales de cine. DESTINO EUROPA, MADRID EN MI MALETA o LA RAYA (2013, History Channel) destacan entre sus formatos de éxito, de los que ha sido creador, productor, director y presentador. También es productor y director del docushow de acción ciudadana EFECTO CIUDADANO (2013, TVE).

Comprometido con la difusión de valores, concienciación y movilización ciudadana, dedica también enormes recursos a la producción de documentales sociales, solidarios y benéficos, que promuevan valores universales como la justicia, la solidaridad, la paz: SUEÑOS DE HAITÍ (2011), GURBA, LA CONDENA (2014) –premiada en el Festival Internacional de Cine del Sáhara (FISAHARA 2016)–, RISING NEPAL (2016), GRITOS DE SILENCIO (pendiente de estreno), EL GUION DE TU VIDA (documental en producción sobre la capacidad del ser humano de sobreponerse a las adversidades a través de la vida de un grupo de jóvenes). Desde hace dos años, trabaja en un gran proyecto internacional de cine documental para concienciar sobre las consecuencias del hambre en el mundo: LAS CARAS DEL HAMBRE.

En diciembre de 2016 estrenó en México EL CAOS Y EL ORDEN, una película documental, dirigida y producida por él, sobre la vida y la obra del pintor y escultor

Manuel Felguérez. Por último, acaba de rodar en la isla de Ibiza el largometraje EL SECRETO DE IBOSIM, su segunda incursión en el terreno de la ficción tras ME LLAMO GENNET.

Fundación Telefónica, el lado social de la era digital

Fundación Telefónica trabaja desde 1998 para ser catalizador de la inclusión social en la era digital, movilizando a otros agentes sociales, para sumar fuerzas e impulsar la transformación. Con esta visión busca mejorar las oportunidades de desarrollo de las personas, a través de proyectos educativos, sociales y culturales. Trabaja en 4 líneas estratégicas: Educación, apostando por su calidad como vehículo de transformación social, explorando, inspirando y transformando los modelos de enseñanza para acabar con la brecha educativa, con proyectos como ProFuturo o EnlightED; Empleabilidad, ayudando a los jóvenes a encontrar oportunidades laborales y formarse en los perfiles tecnológicos más demandados; Cultura Digital, creando y compartiendo el conocimiento cultural y tecnológico a través de distintas iniciativas relacionadas con la ciencia, la innovación, el arte y el aprendizaje STEAM; y Voluntariado Corporativo, movilizando a través de Voluntarios Telefónica a nuestros empleados, presentes en 32 países, para realizar acciones solidarias que respondan a necesidades sociales.

Fuente: https://www.laopinion.es/sociedad/2019/03/15/llamo-gennet-conmovedora-historia-educacion/961532.html

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