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Ministra Delpiano por aparición de Vallejo en texto de Historia: «No le veo mayor drama»

www.emol.com/11-03-2016/

«Cuando uno quiere verle la quinta pata al gato se la termina encontrando», sostuvo la titular de Educación, ante las críticas de un grupo de apoderados.

Foto: El Mercurio/Archivo

La ministra de Educación, Adriana Delpiano, le restó dramatismo a la aparición de un artículo y una fotografía de la diputada Camila Vallejo (PC) en un texto de Historia de octavo básico, de la editorial SM.

Consultada por el tema tras una actividad, la ministra explicó que «los libros de texto los hace la editorial, y el ministerio sólo los revisa, que estén de acuerdo con el currículum».

«Que aparezca un conjunto de personas, entre ellas una diputada de la República, no le veo mayor drama, cuando uno quiere verle la quinta pata al gato se la termina encontrando», agregó.

Más temprano, el Ministerio de Educación emitió una declaración explicando que el texto de Historia incluyó la opinión de la diputada Camila Vallejo como una más dentro de la discusión de un tema específico, relacionado con el cuidado del medio ambiente y desarrollo sustentable, donde también aparecen las posturas de otras personas y organizaciones.

«La editorial presenta una serie de fuentes con diferentes posturas provenientes del mundo empresarial, ONGs y del gobierno. Dentro de esta diversidad de miradas (…) está la mirada de una diputada de la República», dice la declaración. La inclusión de la parlamentaria en el libro escolar fue criticada ayer a través de las redes sociales por la agrupación de Padres de Colegios Particulares Subvencionados, que acusó «proselitismo político» de parte del Mineduc.

El hecho también fue cuestionado por los diputados UDI, quienes anunciaron que enviarán los antecedentes a la Contraloría y citarán a la ministra Delpiano a la Comisión de Educación para que explique lo ocurrido.

 

Fuente: Emol.com – http://www.emol.com/noticias/Nacional/2016/03/11/792539/Ministra-Delpiano-se-refiere-a-polemica-sobre-Camila-Vallejo.html

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Organización de los contenidos y relevancia cultural

Jurjo Torres Santomé

Respaldar, como hace la LOMCE, políticas de control sobre listados detallados de contenidos obligatorios, organizados en disciplinas estancas y medibles en evaluaciones externas, va en contra de los proyectos curriculares integrados que exige una educación emancipadora al servicio del proyecto humano de conocer y comprender la complejidad del mundo global en el que vivimos y en el que debemos ejercer la ciudadanía.

 

 

Todo proceso educativo debe estar pensado para favorecer el desarrollo de todas las dimensiones de la personalidad de cada estudiante. Pero esta tarea se lleva a cabo en el contexto de una determinada sociedad en la que ejerce su ciudadanía. Es por ello que es preciso contemplar el currículo como una selección de la cultura realizada con el fin de posibilitar la comprensión del pasado y del presente de nuestra comunidad y de sus lazos e interacciones con el resto de la humanidad.

Es desde el conocimiento de nuestras realidades más cercanas, siempre en interacción con las más próximas y lejanas, lo que nos permite facilitar aprendizajes que nos ayuden a entender la complejidad del mundo global en el que vivimos y en el que debemos participar como ciudadanas y ciudadanos. La institución escolar es un espacio privilegiado para educar a una ciudadanía más abierta, innovadora y generadora de personalidades dialogantes con el resto de realidades y culturas, comprometida con el pluralismo y cosmopolitismo democrático e igualitario.

No obstante, en las aulas, demasiados estudiantes siguen preguntándose ante los contenidos y tareas escolares: “¿Esto para qué sirve?”. O, lo que incluso es peor, al final de una etapa educativa o de una carrera se ven a sí mismos como ignorantes, que han estado perdiendo el tiempo, ya que no se sienten capaces de enfrentarse al mundo real con lo que han aprendido. Situaciones como estas deberían ser razón más que suficiente para replantearse tanto la relevancia de los contenidos que las autoridades ministeriales imponen como básicos y obligatorios, como las metodologías con las el profesorado anima, motiva y organiza situaciones favorecedoras de aprendizajes significativos para el alumnado.

El agrupamiento de los contenidos en disciplinas es algo que viene caracterizando la organización de los sistemas educativos, la selección y organización del profesorado, el agrupamiento del alumnado, las evaluaciones, los libros de teNelson Makamoxto y los recursos informativos y didácticos en general, la propia organización de los espacios, etc. Esta estructuración disciplinar organiza la mente del alumnado también de un modo semejante. Aprende, estudia y recuerda de una manera disciplinar; y con el tiempo, si es un buen estudiante, con una familia que le apoya, acabará convertido en un especialista más de alguna disciplina académica.

Las disciplinas ofrecen perspectivas específicas del mundo que es imprescindible complementar e interconectar para una mejor comprensión de la realidad, así como para evitar sesgos en los análisis, en la toma de decisiones y en intervenciones en la vida cotidiana, teniendo como marco el planeta global.

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Disciplinas y control del profesorado y del alumnado

La tarea de ayudar a entender el mundo, socializar y capacitar al alumnado, se ve dificultada en muchos casos por políticas educativas inadecuadas. Este es el caso de lo que acontece con la nueva legislación aprobada, la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), que contempla y potencia una determinada selección y organización de los contenidos, y que además, para vigilar su cumplimiento, impone un férreo control sobre la comunidad educativa: profesorado, estudiantes y familias.

En concreto, al profesorado se le cercena su autonomía profesional. Así, por ejemplo, en sus Artículos 6, Currículo, y 6.bis, Distribución de competencias, la ley muestra con claridad un programa político de control absoluto del trabajo docente, sobre cuya razon de ser, a mi modo de ver, caben dos posibles hipótesis: o bien se duda de sus capacidades y de su formación, o bien se trata de impedir que un colectivo dotado de mayor responsabilidad y autonomía pudiera poner en cuestión la agenda oculta neoliberal, y fuertemente conservadora, con la que se programó y diseñó esta Ley Orgánica.

Se dicta una vuelta a un currículo y a una filosofía educativa más academicista y tradicional, pero con mayores controles para imponer y vigilar que realmente sea eficaz para los nuevos fines de construcción de personalidades neoliberales, de un nuevo sentido común que convierte en pensamiento hegemónico las cosmovisiones positivistas y deshistorizantes: un ser humano fuera de la historia, reducido y transformado en una mercancía más.

La LOMCE fomenta un currículo muy cerrado, uniformizador y completamente centralizado, contrario a los requisitos de flexibilidad y apertura que servirían para acomodarse más a las necesidades concretas de cada institución educativa y a la idiosincrasia del alumnado con el que trabaja. Tampoco posibilita la conexión con un mundo que sufre rápidas transformaciones, ni contempla que determinados e inesperados acontecimientos relevantes se puedan tomar en consideración para el trabajo en las aulas.

April HarrisonLa organización de los contenidos únicamente de modo disciplinar reduce la visibilidad del conocimiento más conflictivo o controvertido, una nota que caracteriza al conocimiento en nuestros días y que, por tanto, exige educar al alumnado para moverse y trabajar en una sociedad y en actividades laborales en las que esta peculiaridad del conocimiento es la tónica dominante.

Introducir al estudiante en debates, aprender a debatir, a argumentar pero escuchando al otro, aceptar que el otro puede tener razón, etc., exige todo un tipo de destrezas que el conocimiento disciplinar no siempre facilita. Aprender a debatir supone, entre otras cosas, entrar en contacto con materiales y fuentes informativas muy diversas y controvertidas; comparar informaciones y distintas líneas discursivas. Algo que demanda también un profesorado que sea capaz de mantener debates y no contribuir a sesgarlos.

Un listado menor de contenidos obligatorios posibilitaría poder trabajarlos con mayor profundidad y de manera verdaderamente educativa.

En una sociedad democrática existen siempre las posturas y temas polémicos que exigen una ciudadanía dialogante. Tratar de eliminar los contenidos curriculares “controvertidos”, como manifestó el ministro de Educación, José Ignacio Wert, a propósito de la asignatura que eliminó, “Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos[1], equivale a la estrategia del avestruz: esconder la cabeza para no querer asumir la realidad e imaginar que así se elimina el problema. Una postura semejante es todo un caldo de cultivo para educar seres fáciles de ser adoctrinados, en vez de a una ciudadanía informada. Es algo que contradice las intenciones y finalidades de la LOMCE, según el deseo expresado en el Preámbulo I, en el primer párrafo de la ley, cuando se afirma que “El aprendizaje en la escuela debe ir dirigido a formar personas autónomas, críticas, con pensamiento propio”. Un propósito con el que se inicia la ley, pero para el que luego no se proponen medidas adecuadas que hagan viable.

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Evaluaciones como cultura de la sospecha

Esta imposición de materias y contenidos se asegura con evaluaciones externas sobre la base de indicadores de rendimiento que permitan comparaciones entre estudiantes y centros escolares. Es una política que en la mayoría de los casos condiciona también las metodologías y las posibilidades de llevar a cabo propuestas con mayores niveles de interdisciplinariedad, de realizar conexiones relevantes entre disciplinas.

Estamos ante evaluaciones que al estar obsesionadas por el rigor de las mediciones cuantitativas tienden a basarse en tareas cognitivamente simples y elementales, pues son las que permiten que se construyan este tipo de tests o pruebas objetivas. Esta clase de evaluaciones suponen un freno a la estimulación de las capacidades cognitivas más complejas. Si establecemos una jerarquía de complejidad (cuadro 1) las tareas cognitivas más simples como memorizar, conocer, comprender y aplicar acaban siendo las que más se trabajan, las que caracterizan el tipo de tareas que proponen los libros de texto. Por el contrario, las más complejas, ricas e imprescindibles para seguir avanzando, como analizar, sintetizar, evaluar, crear, etc., dado que no propician convertirse en items medibles en ese tipo de pruebas, ni en el tipo de metodologías acordes con la política de control e imposición de listados de contenidos obligatorios que lleva a cabo el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, acaban siendo descuidadas.

Cuadro 1  

Jerarquía de tareas escolares y capacidades cognitivas

Conocer, reconocer, completar, definir, nombrar, identificar, describir, memorizar

Comprender, contrastar, comparar, explicar, diferenciar, resumir

Aplicar, calcular, completar, utilizar

Analizar, clasificar, conectar, derivar, experimentar, comparar

Sintetizar, explicar, resumir, demostrar

Evaluar, juzgar, criticar, razonar, concluir

Crear, diseñar, inventar, plantear nuevas hipótesis, improvisar

La preocupación cuantitativa es aun más visible en el Real Decreto 126/2014, de 28 de febrero, por el que se establece el currículo básico de la Educación Primaria (BOE, nº 52, del 1 de marzo de 2014), el primer desarrollo normativo de importancia que se ha hecho público de la LOMCE. Aquí se concreta que los estándares de aprendizajes “deben ser observables, medibles y evaluables y permitir graduar el rendimiento o logro alcanzado“. Se vuelve, asimismo, a tratar de obsesionar al alumnado con calificaciones numéricas del 1 al 10. “Su diseño debe contribuir y facilitar el diseño de pruebas estandarizadas y comparables” (Disposición adicional cuarta. 2). Es, por tanto, constatable este afán que caracteriza a las políticas neoliberales de cuantificar y, lo que es más importante, comparar de cara a facilitar la construcción de ránquines.

Henry Ossawa Tanner

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Obsesionar al profesorado y al alumnado con aprendizajes que se puedan medir y cuantificar en pruebas estandarizadas acostumbra a generar un curriculum oculto que lleva a prestar atención y a estudiar únicamente contenidos, tareas y procedimientos en la medida en que se ven con posibilidades de ser objeto de este tipo de mediciones. Estudiar lo que pueda ser formulado como item en una prueba objetiva.

Los contenidos legislados por las distintas Administraciones tampoco se organizan por ciclos, con lo cual vuelven a ser de nuevo las editoriales, con sus sustanciosos negocios de libros de texto, las que consolidan de nuevo la estructura rígida e inflexible de los cursos, cuando no también la de los trimestres, dado que la mayoría de ellas ya editan libros para cada trimestre.

El negocio de los libros de texto, en manos de grandes grupos de poder ideológico y político, fundamentalmente católicos (Cuadro 2), supone un freno a proyectos curriculares integrados, innovadores y relevantes, y la garantía de un control de la información acorde a los intereses de los grupos dominantes.

Cuadro 2

 Editoriales de Libros de Texto

Cuadro Editoriales Libros de Texto

 

Quiero suponer que, con la buena intención de proponer un trabajo más interdisciplinar o integrado, en el Art. 10 del Real Decreto 126/2014, en el que se regula el currículo básico, se propone la incorporación de “elementos transversales”, unos para ser promovidos por las Administraciones educativas y otros más claramente destinados a ser incorporados en los currículos. Así, se enuncian para trabajarse “en todas las asignaturas”: comprensión lectora, expresión oral y escrita, comunicación audiovisual, Tecnologías de la Información y la Comunicación, emprendimiento, y educación cívica y constitucional (Art.10.1). Otro listado de elementos transversales que se deben incorporar en las programaciones, pero sin aclarar si en todas o en algunas de las materias, recoge: prevención de la violencia de género, la violencia terrorista y cualquier forma de violencia, racismo o xenofobia, incluido el estudio del Holocausto judío como hecho histórico (curiosamente olvida el que sufrió el pueblo gitano); el desarrollo sostenible y el medio ambiente, los riesgos de explotación y abuso sexual, las situaciones de riesgo derivadas de la utilización de las TICs, así como la protección ante emergencias y catástrofes (Art. 10.3).

Marshall GoodmanEl apartado 4 de ese mismo artículo se dedica al “desarrollo y afianzamiento del espíritu emprendedor”, con actividades que permitan “afianzar el espíritu emprendedor y la iniciativa empresarial a partir de aptitudes como la creatividad, la autonomía, la iniciativa, el trabajo en equipo, la confianza en uno mismo y el sentido crítico”.

A las Administraciones educativas se les encomienda también otro listado de elementos transversales para “fomentar” aspectos como: “la prevención y resolución pacífica de conflictos […], los valores que sustentan la libertad, la justicia, la igualdad, el pluralismo político, la paz, la democracia, el respeto a los derechos humanos y el rechazo a la violencia terrorista, la pluralidad, el respeto al Estado de derecho, el respeto y consideración a las víctimas del terrorismo y la prevención del terrorismo y de cualquier tipo de violencia […], la educación y la seguridad vial” (Art. 10.3 y 10.6).

Pero, curiosamente, no se establecen contenidos específicos, ni criterios de evaluación, ni estándares de aprendizajes evaluables para todo este listado de transversales como tal. Los pocos temas transversales que aparecen en el vaciado de contenidos de las distintas materias curriculares lo hacen adscritos a una materia concreta. Así, por ejemplo, temas como el desarrollo sostenible se adscriben solo a Ciencias de la Naturaleza. Y, lo que aún es más llamativo, contenidos como los riesgos de la explotación y abuso sexual, la violencia de género, la violencia terrorista, el estudio del Holocausto judío, el pluralismo político, etc. se engloban en una materia optativa, Valores Sociales y Cívicos, que se oferta a la par con Religión. De esta manera, no se garantiza que todo el alumnado trabaje estos temas. Todo lo cual da la sensación de que el mencionado Artículo 10 está más destinado a defenderse de ciertas críticas que a tratar de hacer una modificación de la filosofía mercantilista y católica de la LOMCE.

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Desafiar intelectualemente al alumnado

Investigar, planear estrategias, explorar, interrogar, resolver, poner a prueba, argumentar, anticipar, leer y comparar son conductas que no se favorecen en la mayoría de las tareas escolares que proponen los libros de texto para promover aprendizajes. Pero este tipo de comportamientos son esenciales para abrir más posibilidades, para constatar que hay otras soluciones, procedimientos y vías de enfrentar un problema, distintas a las conocidas hasta ese momento.

A estas alturas de la historia, no avanzar por la vía de la interdisciplinariedad y de los proyectos curriculares integrados equivale a seguir dificultando los procesos de enseñanza y aprendizaje del alumnado. Las disciplinas son parcelas organizadas de saberes, destrezas y procedimientos, pero con marcos que dificultan adentrase a ver otras facetas de la cultura y de la realidad con las que también están o deberían estar interrelacionadas. La separación de las humanidades, las ciencias sociales, las artes, las ciencias experimentales y las tecnologías en compartimentos estancos, en asignaturas independientes, con modelos de evaluación independientes, son una amenaza para el proyecto humano de conocer, de entender reflexivamente la realidad, el mundo; dificultan ver las interconexiones que en la práctica sí existen.

Amos LangdownSi vivimos en sociedades globales, los contenidos y las estrategias de enseñanza y aprendizaje deben proporcionar conocimientos, procedimientos, actitudes, valores y competencias para poder participar activa y democráticamente en este mundo y realidad tan complejos. El alumnado precisa acceder a información cultural en la que la diversidad e interdependencia entre comunidades, pueblos y países se haga visible. Así, se hace imprescindible realizar una revisión profunda de los contenidos legislados y de los materiales curriculares destinados a trabajar esos contenidos en las aulas para ver en qué medida la literatura, las ciencias experimentales, las artes, la historia, la geografía, la filosofía, la economía y la política contemplan esta diversidad reinante en el planeta.

Esta revisión de los contenidos es una tarea urgente de cara a la conformación de un mundo más inclusivo en el que el conocimiento eurocéntrico más especializado dialogue con otros más populares y lejanos, en el que el Norte y Sur dejen de ser conceptos y realidades que sirvan para establecer jerarquías y legitimar modos de colonialismo y de neocolonialismo, de explotación.

Si, por el contrario, se respaldan políticas de mayor vigilancia y control sobre un currículo legislado de modo tan detallado, y si se imponen estándares de rendimiento con miras a la evaluación, lo que en realidad se está diciendo es que no se confía en el profesorado, que se renuncia a potenciar una mayor profesionalidad docente, tratando de sustituirla o suplantarla mediante recursos didácticos de escasa calidad, como los libros de texto, o por programas informáticos que no requieren de profesoras y profesores, sino únicamente de vigilantes de aulas.

La profesionalidad docente sin capacidad de decisión, sin autonomía, se convierte en una meta imposible. La profesionalidad exige estructuras que potencian una responsabilidad más colectiva por parte del conjunto de docentes que trabajan en un mismo centro; conlleva planificar en equipo, coordinarse, supervisarse y asesorarse mutuamente, coevaluarse, etc.; exige trabajar en estructuras de participación democráticas en las que familias, estudiantes y profesorado son una verdadera comunidad educativa.

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Una educación emancipadora

Un currículo organizado de un modo más integrado conlleva también una visión optimista sobre el alumnado; asumir y visibilizar que son seres inteligentes, curiosos, interesados y apasionados por aprender todo lo que merece la pena.

Una educación emancipadora conlleva apostar por proyectos curriculares, construidos sobre la base de la interdisciplinariedad del conocimiento, con la finalidad y capacidad para generar sueños en el alumnado. Educar es ayudar a que niñas y niños aprendan a conocer bien cómo es su mundo y por qué y, al mismo tiempo, los obligue a plantearse alternativas, a generar capacidades para imaginar otros futuros mejores. Toda praxis educativa debe hacer sentir al alumnado que sí se puede, algo a lo que las metodologías más activas, basadas en proyectos de investigación, contribuyen.

Una pedagogía del optimismo y del empoderamiento se basa en incidir en todos los temas del pasado y del presente, haciendo ver que siempre la innovación y las luchas por la justicia y por mejorar la sociedad son imprescindibles para tener éxito. Precisamos de otros enfoques y metodologías que realmente estimulen el pensamiento crítico y optimista, y no aquellas que impiden imaginar otro futuro y que no nos permiten empoderarnos para hacerlo posible.

Es necesario plantear preguntas y enfoques que incidan en qué hacer, cómo hacerlo y dónde localizar ayuda, con qué recursos, a través de qué pasos, etc., y no únicamente en quién hizo tal o cual cosa, dónde y cuándo, acabando por fomentar la pasividad y por sentirse al margen y a desempoderarnos. El currículo integrado es una estrategia indispensable, pues permite interconectar todas las dimensiones posibles del conocimiento y del aprendizaje.

Una educación emancipadora es siempre muy crítica y, al mismo tiempo, optimista, pues debe ayudar a dotarnos de confianza para seguir aprendiendo y mejorando.

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Bibliografía:

BEANE, James A. (2005). La integración del currículum. Madrid. Morata.

BERNSTEIN, Basil (2001). La estructura del discurso pedagógico (Clases, códigos y control. Vol. IV). Madrid. Morata – Fundación Paideia, 4ª ed.

TORRES SANTOMÉ, Jurjo (2012). Globalización e Interdisciplinariedad: el curriculum integrado. Madrid. Morata, 6ª edic.

 

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Educación en Nicaragua, Costa Atlántica, Cooperación genuina

Nicaragua: Desafíos para la inclusión y la interculturalidad en el ámbito educativo

NICARAGUA: Desafíos para la inclusión y la interculturalidad en el ámbito educativo

Noticia en END, por Leyla Jarquín

“Debe continuarse el esfuerzo de apoyar el sistema autonómico regional y seguir con los planes de formación de maestros, por lo menos bilingües, no importa que no sean autóctonos. Y retomar el esfuerzo que se hizo y que se ha quedado un poco estancado de seguir publicando los libros en sus lenguas nativas y que los niños reciban clases en su idioma”, agregó Medina.

Para el año lectivo 2015, el Ministerio de Educación (Mined), distribuyó 3.3 millones de libros de texto para primaria, de los cuales 81,500 estaban impresos en las lenguas maternas de los estudiantes de la costa Caribe.

Las lenguas que se hablan en las Regiones Autónomas del Caribe Norte y Sur (RACN y RACS) son el español, miskito y creol, aunque en el caso del Norte también hablan mayangna.

Fuente: http://www.elnuevodiario.com.ni/nacionales/386641-senalan-rezago-educativo-caribe/

Foto adjunta de ‘El Nuevo Diario’

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Telémaco Talavera, Presidente CNU - Nicaragua

Nicaragua: Universitarios apoyarán a productores ante escasez de lluvia

Universitarios apoyarán a productores ante escasez de lluvia en Nicaragua

Unos 5,000 estudiantes universitarios serán enviados al campo para apoyar a los productores de Nicaragua a enfrentar las lluvias irregulares actuales, informó hoy el Consejo Nacional de Universidades (CNU), a través de Telémaco Talavera, su Presidente.

Fuente: http://www.elnuevodiario.com.ni/nacionales/385872-universitarios-apoyaran-productores-escacez-lluvia/

Pregunta: En un eventual ranking de universidades en Nicaragua (ver noticia anterior sobre universidades en Nicaragua), ¿Será considerado como criterio de calidad el apoyo de estudiantes al campesinado?

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La deserción escolar en Colombia: un problema político y social.

Cada año más de 300.000 niños y adolescentes abandonan la escuela

Expertos destacan avances del país en la reducción de este fenómeno, pero los estiman insuficientes.

colombia

Foto: Archivo /Tiempo

El tema de la deserción escolar es un problema político y social que debe ser enfocado desde la integración de las múltiples dimensiones que se ven implicadas en la complejidad de lo que pueda significar. En la seguridad de garantizar no solo la inclusión educativa que es bastante importante por ser un indicador de calidad, sino además asegurar la permanencia y prosecución por los niveles del sistema educativo.

La educación es un derecho humano fundamental que justifica la inversión del Estado por lo que no ha de considerarse un gasto, en materia de política educativa y en acuerdos internacionales EPT cada Estado debe implementar las estrategias políticas que garanticen la inclusión educativa en igualdad de oportunidades y condiciones para ir saldando la deuda social con los excluidos del sistema.

A continuación un reporte noticiero del enfoque colombiano al abordar la deserción educativa desde la perspectiva del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Pese a los avances sostenidos que en materia de retención escolar muestra el país en la última década, en el 2014, de acuerdo con el Ministerio de Educación, cerca de 319 mil niños y adolescentes (el 3,07 por ciento del total de la matrícula nacional, que es de 10’381.403) desertaron de sus colegios.

No puede desconocerse que las cifras son alentadoras, y no solo porque se superó la meta de reducción de deserción fijada por el Plan Sectorial 2010–2014, que era del 3,8 por ciento, sino porque son ostensiblemente mejores que las reportadas en el 2002, cuando dicha tasa rondaba el 8 por ciento.

Para los expertos, sin embargo, es necesario aunar esfuerzos para evitar que los escolares abandonen sus estudios, particularmente en secundaria, lo cual les resta la posibilidad de construir proyectos de vida exitosos.

Vale resaltar, de hecho, que allí se presentan las tasas más altas de deserción. El grado sexto, de acuerdo con las estadísticas, es el más crítico, con un 4,27 por ciento; seguido por séptimo, con un 3,71 por ciento, y octavo, con un 3,61 por ciento.

Hugo Ñopo, economista líder de la división de educación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), alaba el hecho de que Colombia esté viviendo un avance en esta materia. No obstante, aún estamos en el grupo de países con tasas medias de deserción en América Latina, según un informe de la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (Cepal). De este mismo grupo también hacen parte México y Perú.

La tasa más baja de abandono escolar está encabezada por Chile, y las más altas son reportadas por Bolivia, Brasil, Salvador, Guatemala, República Dominicana y Venezuela.

Según Ñopo, el desinterés de los estudiantes de secundaria es una de las principales causas de deserción, “los contenidos no resultan atractivos para ellos y tampoco llenan sus expectativas. Ahí está el desafío para los pedagogos”.

En efecto, la última Encuesta Nacional de Deserción 2012 del Ministerio, que entrevistó a 46.285 estudiantes, reveló que a medida que avanzaban los cursos, el interés de los alumnos por las materias disminuía.

En quinto grado, por ejemplo, el 38,5 por ciento respondió que las clases les parecían divertidas, mientras que en once el porcentaje disminuyó a un 14,4 por ciento. El mismo informe mostró que el 16 por ciento de los encuestados no consideraba útiles para el futuro las clases que recibían, un factor que ligaban a las causales de deserción.

La Fundación Dividendo por Colombia coincide en que la deserción afecta más a los escolares de secundaria. Cifras de Mineducación reportan un porcentaje de permanencia en primaria del 96 por ciento, mientras que en secundaria apenas alcanza el 67 por ciento.

“La extraedad –asegura Juan Carlos Bernal, director de proyectos de Dividendo por Colombia– es uno de los factores más notables de deserción, lo que requiere modelos de aceleración de aprendizaje. En el país, unos 30 mil niños necesitan este tipo de modelos flexibles para nivelarse”.

Bernal agrega que en el país hay un problema grave en escritura, lectura y comprensión lectora (que son vitales para entender distintas materias), lo que está haciendo que las universidades tengan que hacer inversiones en cursos especiales y que los niños que no sepan leer ni escribir se vayan de la escuela.

Una inversión perdida

Las vías planteadas por los expertos para reducir la deserción escolar apuntan a la consolidación de conocimientos en primaria y al desarrollo de currículos escolares que resulten atractivos para los estudiantes de secundaria.

Los avances en la región deben revisarse con lupa, explican los expertos, con miras a establecer si la reducción de la deserción está realmente vinculada a mejoras en el aprendizaje o al hecho de que los estudiantes estén avanzando, un grado tras otro, sin mejorar en estos conocimientos básicos.

En América Latina, los países invierten entre 1.000 y 5.000 dólares anuales por estudiante. Un joven que abandone sus estudios afecta la inversión en capital humano de los países, lo que implica un costo muy grande en términos de desarrollo y participación ciudadana.

Ñopo insiste en que la inversión en educación no solo le conviene a un individuo, sino que genera bienestar en la comunidad. Estudios han demostrado que las personas con menos educación son los que más reportan problemas de salud y bajos niveles de participación ciudadana.

Más de 4 millones de niños aún no se matriculan

A punto de iniciarse el año escolar en el país, Mineducación reportó que apenas el 54 por ciento de los estudiantes se han matriculado, unos 5’663.024 niños. Sin embargo, se espera que antes de terminar el mes, los 4’718,379 estudiantes faltantes se inscriban.

Las autoridades piden a los padres de los departamentos de San Andrés, Guainía, Vichada y Córdoba (donde se reportan los niveles más bajos de menores inscritos) no dejar de matricular a sus hijos este año. Así mismo, el Ministerio recuerda que si los niños son estudiantes antiguos, se debe garantizar su continuidad a través de la solicitud en el sistema de matrícula. Si son nuevos, deben inscribirse en las secretarías de Educación correspondientes y luego formalizar la matrícula en los colegios.

Como estrategia de seguimiento y control a la política pública educativa el Estado ha implementar todos los mecanismos necesarios para garantizar la permanencia e inclusión en el sistema educativo; así como las herramientas de evaluación integral que permita ir midiendo el impacto, valorando el currículum como un todo multirreferencial.

En consecuencia, ir definiendo las acciones educativas que den respuesta a las demandas priorizadas como lo es la lectura, escritura y comprensión; entre otras de la lista de situaciones que hay que atender. Lo que si es cierto que cada año escolar que pasa se nos van niños, jóvenes y adultos de las aulas clases.

La deserción escolar como un problema político y social nos atañe a todos los sectores corresponsables de velar porque los estudiantes se les aseguren su permanencia y que los aprendizajes les satisfagan y tengan sentido para la vida.

Fuente:

http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/educacion/educacion-en-colombia-aumenta-la-desercion-en-colegios/16483261

 Editora: ArleneVergarasTwitter: @arlenevergaras

Centro Internacional Miranda (Venezuela)

Doctora en Educación, Magíster en Gerencia en Sistemas Educativos. Especialista en Educación Inicial. Miembro de la Red de Investigadores en Educación. Escritora de artículos educativos. Coordinadora del estado Barinas del Sistema Nacional de Investigación y Formación del Magisterio Tutora y asesora de trabajos de investigación en el área de educación. Profesora de Metodología de la Investigación.

 

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La Educación Inclusiva como Proyecto Político

Jurjo Torres Santomé
Jurjo Torres Santomé

España/ Enero de 2016 / Autor: Jurjo Torres Santomé / Fuente: Cuadernos de
Pedagogía, Nº 461, Noviembre 2015, pág. 8

La educación inclusiva es un proyecto político destinado a identificar y
superar los obstáculos que impiden o dificultan ser admitidos en las
instituciones escolares, trabajar con los recursos adecuados, participar
democráticamente en las aulas y tener éxito. La educación inclusiva es
mucho más que agrupar en las mismas aulas a estudiantes con diversos
orígenes étnicos, clases sociales, sexualidades, capacidades, religiones, …
Exige tratarlos como iguales, pero diferentes; como ciudadanía a la que
mediante recursos y tareas adecuadas, apoyos y tutorías se le facilitan sus
procesos de enseñanza y aprendizaje. Requiere un profesorado bien
capacitado cultural, sociológica, psicológica y pedagógicamente;
comprometido con esta filosofía, vigilando que en el ejercicio de sus
decisiones más técnicas no se ponga en peligro el objetivo de la inclusión
y no discriminación.

Una política educativa inclusiva es un modo de contribuir a desmontar la
arquitectura de la exclusión y de la desigualdad y, simultáneamente, de la
autoculpabilidad y/o autoodio de la persona excluida.

Una educación inclusiva requiere una formación y actualización del
profesorado que incida en esta línea de trabajo; exige prestar más atención
a qué expectativas y actitudes del profesorado son las que dominan su
praxis pedagógica; qué conocimiento profesional limita sus prácticas y
favorece procesos de exclusión y/o de asimilación; qué prácticas
pedagógicas limitan el potencial de transformación que tiene una educación
democrática; qué filosofías y programas políticos cercenan sus aspiraciones
y la obligación moral de ser optimistas.

Sin una legislación educativa que apueste por la justicia curricular
inclusiva no podemos hablar realmente de políticas y sociedades
democráticas, sino de eslóganes, palabras vacías, ambiguas, pero sin valor
y poder real para incidir y transformar las realidades de injusticia en las
que son obligados a vivir muchos colectivos sociales.

Fuente del Artículo: jurjotorres.com/?p=4626

Fuente de foto: http://jurjotorres.com/wp-content/themes/fresh
editorial/images/mainimage.jpg

Procesado por: Iliana Lo Priore. Miembro del Equipo fundador de la Red
Global/Glocal por la Calidad Educativa Doctora en Educación, Magíster en
Desarrollo Curricular, Especialista en Desarrollo Infantil. Diseñadora y
evaluadora curricular de carreras y programas nacionales de formación de
pre y postgrado, Autora y coautora de textos y artículos en el ámbito
educativo. Coordinadora de programas comunitarios para la familia e
infancia, Profesora Titular UC. Investigadora acreditada en PEII,
nivel C. Investigadora del CIM y Asesora Local (Venezuela) de Teacher Task Force/Unesco.

 

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El Curriculo Common Core

Los planes de estudio y competencias/adiestramiento en servicio de los planes de estudio (bienestar estudiantil) California Common Core Currículo

Por: California Social Work Education Center (CalSWEC) February, 2016

Durante los últimos años en EEUU se viene implementando con mayor énfasis un sistema de estándares estatales de educación, denominados: Common Core State Standards o CCSS, por sus siglas en inglés. Los cuales fueron elaborados no por agentes del gobierno federal sino por grupo de educadores y coordinadores expertos de la National Governors Association Center for Best Practices (Centro para las mejores prácticas de la Asociación Nacional de Governadores), el centro NGA y el Council of Chief State School Officers (Consejo de Altos Funcionarios Escolares Estatales). El proyecto se asumió desde la concepción que cada estado no debería de manejar estándares educativos diversos o en algunos casos diametralmente opuestos entre sí, por ello, fueron confeccionados con miras a su unificación, para que garanticen que todos los estudiantes del país tengan acceso a los mismos contenidos académicos precisos. Hasta ahora, 46 de los 50 estados han aprobado los CCSS.

Los Common Core son un conjunto de normas estandarizadas para desarrollar las competencias en lengua y matemática de los estudiantes del pre-kinder hasta el 12° grado, que le sirvan a los jóvenes para prepararse adecuadamente al momento de entrar al mundo competitivo de esta nación. Esta serie de normas establecen los conocimientos adecuados sin que tengan la necesidad de tomar los cursos remediales. En este sentido, todos los jóvenes deben aprender lo mismo y debe ser medido bajo las mismas normas estandarizadas en todos los estados, con el fin de evitar el riesgo que los studiantes al cambiarse de estado pierdan la secuencia dentro de su plan de estudio. En otras palabras, se trata de un sistema creado para regularizar la educación alrededor de la nación. Dicen los expertos que la estructura curricular del Common Core enfatiza el pensamiento crítico y la resolución de problemas, habilidades esenciales que los estudiantes deben tener para triunfar en el mundo “competitivo” de hoy.

Ahora bien, el proceso de medición y evaluación del avance de los estudiantes para cumplir con los estándares que dicta el Common Core, se encuentra sujeto a los parámetros independientes de supervisión que tenga cada estado, tal y como, se encuentra contemplado en la constitución de los Estados Unidos.

Los estándares no indican a los maestros como deben enseñar, por su parte, describen las destrezas que todos los estudiantes deben dominar; sólo en áreas de contenidos de lengua y matemática, pues, en estudios sociales, ciencias y otras materias no se han construido estándares.

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