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Entrevista a Ivone Gebara, teóloga y feminista brasileña: El pueblo está en una lucha continua por la supervivencia

Entrevista a Ivone Gebara, teóloga y feminista brasileña
El pueblo está en una lucha continua por la supervivencia
Rute Pina
Brasil de Fato
Rute Pina.- Durante la votación de la denúncia contra el presidente Michel Temer en el Congreso Nacional, no vimos manifestaciones masivas. Aún así, usted dijo que no cree en la apatía del pueblo. ¿Por qué?

Ivone Gebara.- Yo creo que apatía es tal vez una palabra que a las personas del gobierno y de la situación les encantan usar por el sentido que un pueblo apático es un pueblo que está aprobando sus acciones o que no se va a manifestar de otra forma. Pero yo creo que no. No estamos apáticos, sino en el momento de buscar una nueva salida.

Estamos en una lucha continua. El pueblo está en una lucha continua por la supervivencia. Y los momentos de manifestación de calle son especiales, pero cuando no ocurren, eso no significa que el pueblo no está consciente de lo que necesita. Son momentos de respiro.

Nosotros tenemos que respirar para ver cual es el camino. ¿Qué democracia defendemos? ¿La democracia participativa, la democracia blanca o una democracia política sin democracia económica? ¿Cuáles son los colores y los valores de esta democracia?

Yo elevo la cuestión incluso al punto de si la palabra democracia es la que vamos usar de aquí en adelante. Tal vez tengamos que encontrar otra palabra que exprese aquello que estamos queriendo en este momento. No saber no es defecto ni enfermedad: es una condición para poder saber cosas nuevas y diferentes.

Rute Pina.- Usted tuvo vinculación con la Teología de la Liberación, movimiento marcado por el trabajo de formación política por medio de las comunidades eclesiales de base. ¿Cómo evalúa el trabajo de base hoy?

Ivone Gebara.- El trabajo de base no es una cosa separada del estado general de la política, de la economía, de la cultura. Yo creo que en los años 1970 y 1980, con la dictadura militar, sabíamos lo que era el trabajo de base porque teníamos algunos objetivos a alcanzar. Y ahora sentimos el malestar, pero aún no conseguimos detectar por donde vamos a caminar para superar ese malestar, el hambre, la falta de vivienda… No sabemos.

Lo que sabemos es que sólo los medios legales no son suficientes. Hay leyes, por ejemplo, que dicen que no puede haber prejuicio racial, ley para decir que todo el mundo tiene que tener vivienda, que todo el mundo tiene derecho a la salud, pero no funcionan. La cuestión no es reivindicar esas leyes, sino repensar concretamente los medios para obtener aquello que es fundamental para la vida de las personas. Y, tal vez, tengamos que formar “la Iglesia Tal”, “el Partido tal”, pero grupos pequeños.

Me quedé encantada con los grupos de teatro popular. Ya colaboré con dos grupos en la zona este [de São Paulo] y estos grupos están llevando una consciencia política a los participantes porque ellos estudian — he ayudado, inclusive, en el nivel de la reflexión — teatro, música…

Creo que hay un mensaje que viene del rap que es interesantísimo. O sea, los medios de consciencia política no son más sólo los partidos. Están los grupos de mujeres… He visto un grupo de jóvenes que decía: “Somos feministas pero no como las viejas feministas”. Y digo: “Maravilla! Es así que tiene que ser”. Tenemos que tratar de captar la diversidad de la formación popular hoy.

Deberíamos articular esa diversidad. Nosotros deberíamos tener una articulación mayor con grupos de teatro, de intelectuales, de profesores que piensan la historia, la filosofía, política, grupo de médicos… La nueva forma no tiene que estancarse. La idea de clase social tiene que ser revisada, tenemos que hablar no sólo de clase, sino de grupos que son solidarios con una causa común.

Hay muchas cosas en ebullición y en transformación.

Rute Pina.- Usted tiene una trayectoria como teóloga y feminista. ¿Cómo mira ese movimiento actual de las jóvenes, que hasta fue acuñado como “primavera feminista”?

Ivone Gebara.- No me gusta mucho el término “primavera feminista”. ¿Por qué tenemos que apropiarnos de cosas que son de otras personas? Yo creo que el movimiento feminista está marcado por la diversidad, y eso es una cosa maravillosa.

Es una ilusión que imaginemos que el feminismo comienza con las mujeres blancas. El nombre feminismo, tal vez; pero las actitudes feministas no comenzaron con las mujeres blancas. Yo creo que comenzaron con las mujeres negras. Recuerdo las negras de los EUA, especialmente, pero las negras aquí en Brasil, y la literatura de tantas mujeres negras que ahora se está manifestando. Eso es feminismo. Sólo que no hay más, digamos, un orden establecido feminista, una regla. Hay muchas banderas y yo no estoy obligada a abrazar todas, pero si a respetar las banderas y el diálogo entre ellas. Y creo que esa es la situación que estamos viviendo hoy.

Rute Pina.- Los movimientos populares defienden las elecciones directas como un empujón para el rescate del proceso democrático. ¿Cuál es su evaluación del escenario para 2018?

Ivone Gebara.- Claro que estoy por las elecciones directas. No tengo la menor duda. Pero ahora vivo un problema: con todo el cariño que tengo por el ex presidente Lula, tengo algunas preguntas. ¿Será que no estamos consiguiendo abrir [espacio] para otros líderes, y de la misma línea política y ética? Me parece, en realidad, que no. Eso me preocupa y es una cuestión que vamos a tener que resolver y discutir. Pero, sin la menor duda, “Directas, ya!”.

Traducción: Pilar Troya, para Brasil de Fato

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=230171

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La dulzura de Mónica Oltra

Por: Lidia Falcón

Dentro de la barriga de la mujer el feto piensa:

“A ver si lo pillo… ¿Estoy siendo gestado en depósito fruto de un contrato de la nueva economía de consumo colaborativo con carácter altruista a cambio de compensación resarcitoria? Pues no sé si quiero nacer en un sitio así”.

JR Mora  en CTXT de Público.

Toda gestación es altruista, menos las “altruistas” que serán de pago.

El Roto.

Mónica Oltra se ha pronunciado a favor de legalizar la que denomina  “maternidad de sustitución”. Un amable eufemismo al estilo del lenguaje actual, donde ya no existen términos definitorios y rotundos, ni por supuesto categorías marxistas, sino dulces palabras que encubran la gravedad de lo que se quiere  ocultar a los lectores. Como es habitual en ella, para argumentar su posición utiliza un párrafo poético sobre la vida, incluso afirma que la vida no se subroga,  y añade, si la vida se da, a mi juicio, es difícil hablar de gestación subrogada y mucho menos de maternidad subrogada. Ni lo uno ni lo otro está sujeto a subrogación, término empleado en Derecho para cuando alguien sucede a otra persona física o jurídica en una relación, o un derecho  relacionado con un negocio jurídico”.  

Ella es jurista, y no se entiende que pueda negar que es una subrogación de la categoría de madre cuando se pretende alquilar el útero de una desgraciada –y hay que serlo mucho para someterse a semejante tortura- a fin de, mediante un contrato, fabricar en su matriz un niño que deberá entregarlo a otra persona.

Claro que los ejemplos que puso son los mantras que repiten los partidarios de semejante explotación: la hermana que se sacrifica por su hermana, la amiga por la amiga. Y debe de haber muchas en semejante situación cuando, según ella, es necesario legislar expresamente estos casos.

Para redondear los argumentos que se han esgrimido por los defensores de semejante tráfico, Mónica compara la donación de un riñón con la fabricación de un niño por encargo en el vientre de otra mujer. Ya escribí hace pocos meses un artículo sobre semejante mistificación, defendida nada menos que por el director del Centro Nacional de Transplantes, y manifesté mi asombro de que ahora consideráramos a los niños como riñones.

Mónica tiene la desfachatez de afirmar que había “conocido mujeres que se sintieron tan bien durante el embarazo que dicen que les encantaría tener otro embarazo sino fuera porque no quieren tener más hijos”. Recuerdo aquellos sermones de las propagandistas del OPUS que medio siglo atrás hablaban de lo maravilloso que era gestar una criatura, “sentir dentro tu cuerpo como va formándose y creciendo una nueva vida”. Pero al menos lo defendían de la madre que iba a disfrutar de ese hijo. Mónica Oltra habla del embarazo como si  se tratara de una sesión de agradable spa.  Al final la protagonista se desembaraza y queda tan liberada tras nueve meses de felicidad.

No falta la apelación a la libertad, esa falacia que ahora sirve para defender las más inicuas explotaciones. Como dice Pilar Aguilar “nuestra libertad para disponer que otros dispongan de nuestro cuerpo”. Ahora la defensa de la libertad para las mujeres sirve para prostituirlas, alquilar sus úteros, exhibirlas y humillarlas en la publicidad y la pornografía. Nunca se dio un uso tan perverso al sublime término de libertad. Naturalmente de las pobres. Todavía hemos de ver a las ricas gestando para las pobres que no pueden tener hijos.

Desde el recuerdo del tiempo en que las mujeres políticas de izquierda mostraban su fuerza y determinación en la defensa de sus ideales con un lenguaje contundente y el ademán y el semblante  airado, como referentes Dolores Ibárruri y Federica Montseny,  observo desconcertada el estilo dulzón y amable, siempre sonriente, con que se expresan actualmente las jóvenes llegadas a la política, incluso cuando se dirigen a sus adversarios o responden las preguntas agresivas y capciosas de sus entrevistadores.

Entre unas cuantas otras, Mónica Oltra es realmente sobresaliente en modales exquisitos, sonrisas abiertas, ademanes elegantes y expresiones de comprensión del contrario, así cómo solicitud continua de disculpas por defender posiciones distintas. En el colmo del almíbar estuvo dándose besos con Pablo Iglesias en la campaña electoral y recitando los poemas de amor, no de guerra, de Miguel Hernández.

Mónica Oltra ha sido comunista, de EU, y de varias otras organizaciones que se reclaman muy de izquierdas. Ha protestado reiteradamente en las Cortes Valencianas, exhibiendo diferentes camisetas, contra la corrupción y el gobierno del PP. Ha defendido el ecologismo y la libertad del colectivo LGTB. No sé si en aquella etapa utilizaba los mismos modos monjiles que ahora marcan su estilo, pero diríase que para ella –en feliz frase del profesor José Manuel Lucas- el lema de su política no es “libertad, igualdad y fraternidad” sino “fe, esperanza y caridad”.

Ya sé que los tiempos de hoy no son los de los años 30. Ya sé que la guerra no se abate como una amenaza cierta sobre nosotros. Ya sé que las convulsiones que nos destrozaron hace 80 años, ni tampoco la represión de los 40 años franquistas, son una realidad ni aún un peligro cierto, pero muchos de los problemas que padecemos y que Oltra denuncia, son de extrema gravedad: pobreza, marginación, explotación de las clases trabajadoras, persecución de los homosexuales, depredación del medio ambiente. Y me resulta sorprendente que se puedan plantear con esa expresión de encanto en los términos más amables.

Porque esta Consejera  de Igualdad de la Comunidad Valenciana, amén de vicepresidenta del gobierno -que tiene tiempo y energías para ocuparse de todo- con ese rostro siempre sonriente, que mantiene la expresión abierta, la mirada ingenua y una dulcísima entonación, ha conseguido hacer desgraciadas a muchas mujeres y multitud de niños, logrando que se imponga en Valencia legalmente la custodia compartida, aún ante la oposición y el enfrentamiento entre los padres. Esa, que debe considerarse a sí misma benefactora de la humanidad, después de hundir la vida de madres y menores, se propone ahora considerar a las mujeres como probetas en donde se cuecen los niños, para satisfacción de homosexuales y parejas estériles. Bien ha defendido los derechos de los gays, entre los que ahora pretenden que se cuenten el de ser padres biológicos. Se trata de transmitir las herencias genéticas como se transmiten las herencias económicas.

Cómo informa Pilar Aguilar, todos los servicios sociales de la Generalitat Valenciana están privatizados. Las trabajadoras de estos servicios en precariedad (hasta el Defensor del Pueblo Valenciano en su último informe recomienda mejorar las condiciones del personal) y esta mística  e iluminada defensora a ultranza de los pobres y los oprimidos, de los LGTB, del medio ambiente, cuando se ocupa de las mujeres lo hace para oprimirlas y humillarlas.

¿Qué relación tiene ese estilo ñoño y almibarado con la crueldad con que dispone de la vida y la felicidad de mujeres y niños que dependen de su gobierno? ¿Cómo se entiende que una política bragada en la militancia comunista a los 15 años, persistente en su ideario a través de distintas afiliaciones, que pretende ser modelo de mujeres luchadoras, muestre siempre una faz angelical con un discurso expresado en términos amables y un lenguaje eufemístico, para imponer la última humillación que las mujeres podemos sufrir: las de considerarnos únicamente sujetos de reproducción?

¿La decepcionante respuesta no será que en el fondo es una misógina y en la forma una farsante?

Fuente: http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2017/08/11/la-dulzura-de-monica-oltra/

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Entrevista a Carmen Pérez: “Esta es una de las agendas más radicales en la historia de Estados Unidos”

Entrevista a Carmen Pérez, directora ejecutiva de Gathering for Justice
“Esta es una de las agendas más radicales en la historia de Estados Unidos”

Carmen Pérez, directora ejecutiva de Gathering for Justice y co directora de la Marcha de las Mujeres, participó en la mesa de apertura del Global Media Forum, realizado en Bonn. Pressenza aprovechó para hacerle esta entrevista, que compartimos con nuestros lectores.

P: Carmen, el mundo se sorprendió el día que tanta gente y sobre todo tantas mujeres se movilizaron en Estados Unidos. Quizás no se entendió del todo qué fue lo que hizo que esa movilización fuera tan sorprendente, multitudinaria y poderosa. ¿Cuáles fueron los procesos que estuvieron detrás de esa marcha?

CP: Mucho de lo que ustedes vieron se debió a que habíamos intentado hablar con personas y crear un punto de entrada para que la gente empiece a involucrarse. Después de la elección de Trump, nosotros nos sentíamos como si alguien se hubiera muerto en nuestro país. Era un duelo. Sentí una responsabilidad por mi comunidad, como descendiente de mexicanos. Mi mamá es nacida en México, mi papá es nacido en los Estados Unidos. Pero lo que el presidente dijo de mi familia, de nuestros hermanos que son de allá, hizo que me decida a involucrarme en la organización de esta marcha. Nos unimos con Tamika Mallory, afroamericana y Linda Sarsour, palestina-musulmana y decidimos organizarla, hacer la agenda, traer a las personas., sumar a nuestros equipos y a muchas organizaciones.

Yo trabajo en la organización Harry Belafonte, desde la cual buscamos fomentar el compromiso cívico y organizar acciones políticas. Por ello pensamos que teníamos que ser parte de la marcha de las mujeres, centrándonos en musulmanes, LGBTQIA, indocumentados, afroamericanos, derechos de las mujeres, todos estos diferentes grupos, y teniendo como base nuestros principios de la noviolencia.

Teníamos claro que no iba a ser una marcha en contra de Trump, porque uno de los seis principios de la noviolencia es atacar las fuerzas del mal, no a las personas que hacen el mal. Así que, no se trata de Trump, sino de luchar contra las instituciones que empujan el racismo, el sexismo y cualquier tipo de discriminación.

P: Tú has mencionado varias veces la importancia de poner la agenda. ¿cuál es la agenda que pusieron en esa marcha y por la que ahora están trabajando?

CP: Nosotras creamos una plataforma en la que todos se sintieran incluidos. Fue un proceso transparente y muy participativo. Esa plataforma incluye 14 puntos relacionados con género, medio ambiente, justicia criminal, derechos indígenas, comunidades LGBTQIA. Es una plataforma política interseccional. Nuestra agenda no es únicamente de mujeres, porque como mujeres, somos interseccionales también: yo soy hija de una madre mexicana nacida en California, que creció con violencia en su comunidad, estudié psicología… No somos monolíticas. La plataforma que generamos es, sin duda, una de las más radicales plataformas políticas en la historia de los Estados Unidos.

El 21 de enero estuvimos 1.2 millones de personas, aunque el permiso que nos dieron (y solamente a nosotras nos exigieron contar con un permiso para organizar la movilización), era solamente para 200 mil. Queríamos que se movilizara mucha gente de color, que marchan también los inmigrantes e indocumentados. Eran 70 organizadoras a nivel nacional, 400 coordinadoras. Esta marcha se hizo con la participación de gente de todo el mundo, con mujeres que eran voluntarias, nadie recibió un cheque para organizar esta marcha. Había cinco millones de personas participando en todo el mundo y ningún incidente violento. Ese es el poder que nosotros vemos cuando la gente, cuando las mujeres se unen para hacer algo grande.

P: Has mencionado varias veces los seis principios de la noviolencia. ¿Cuáles son esos seis principios?

CP: No los tengo todos de memoria. Hay uno que dice, “Accept suffering without retaliation for the sake of the cause to achieve our goal” (Acepta el sufrimiento sin represalias por el bien de la causa, para alcanzar nuestro objetivo). Otro principio dice, “The Universe is on the side of justice” (El universo está del lado de la justicia). Otro es: “The Beloved Community is the framework for the future” (La Comunidad querida es el marco para el futuro). La comunidad querida es aquella en la que podamos vivir en armonía, sin violencia, con nuestros niños jugando, vivir en paz.

P: ¿Cómo podemos enlazar al movimiento de las mujeres de los Estados Unidos con los movimientos sudamericanos, como por ejemplo el Movimiento Milagro Sala, por la que venimos luchando de una manera no violenta en toda Sudamérica para su liberación, o ahora en Chile con la candidata a la presidencia, Beatriz Sánchez? ¿Cómo podemos crear vínculos entre los movimientos de Estados Unidos y los Sudamericanos?

CP: Creo que en realidad es una gran pregunta. Creo que lo que hemos venido tratando de hacer en Estados Unidos es convertirnos en ese vínculo para otros países, y creo en las continuas conversaciones y diálogos y construcción de relaciones que tenemos que hacer, creo firmemente que necesitamos construir solidaridad más allá del muro de Estados Unidos, de las fronteras que se crearon antes de nosotros.

P: ¿Si alguien de ustedes pudiera venir a Sudamérica, podríamos, por ejemplo, organizar una visita a Milagro Sala en su celda, o a la campaña de Beatriz Sánchez?

C: Sí, tenemos varias organizadoras de la Marcha que están en diferentes países, así que podemos conectarlos a ustedes con uno de nuestros coordinadores. Pero también pienso que es importante para nosotras, las mujeres de los Estados Unidos, que podamos tener un intercambio cultural para construir algo más allá de las fronteras que nos han impuesto, porque nosotros no creamos las fronteras. Somos gente que fluye y más allá de dónde provengas (algunas pueden ser de Marruecos, o de otros países), creo que las conversaciones, este tipo de interacción entre una y otra, demuestra que hay un gran movimiento. Nosotras, como mujeres de color en Estados Unidos, también somos oprimidas, y la única manera en que ganaremos es creando una solidaridad estratégica entre una y otra más allá de las fronteras que nos han impuesto. Pero todo empieza con las conversaciones.

P: Carmen, ¿cómo sigue ese movimiento? ¿Cuáles son los desafíos?

CP: Por ahora, regreso a mi organización, dado que tengo muchas responsabilidades. Pero la manera de continuar es que la gente se acerque a sus vecinos, en lugar que permanecer aislados. Necesitamos hablar uno con otro, necesitamos poder hablar cruzando las fronteras con gente que cree en nuestras mismas políticas. Necesitamos construir relaciones. También necesitamos formar a las nuevas generaciones.

Hay un gran salto generacional. Me he impresionado ver a alguien como Harry Belafonte, pero también tengo un padre de 94 años de edad. Por eso es importante tener esas relaciones. Pero la manera de continuar es que a través de la Marcha hemos construido nuestro Consejo, que es nuestro brazo político de la Marcha de las Mujeres, y estamos tratando de contratar personal, porque no podemos sostener un movimiento en base a voluntarios, tenemos que pagar a personas para que hagan este trabajo, tenemos que encontrar a los mejores, y tenemos que ser estratégicos.

Tenemos que defender el espacio, cómo atraemos a más mujeres. Tenemos estas delegaciones culturales cruzadas, pero se sostendrá cuando la gente crea y se haga cargo del cambio de las políticas de sus países, y no empieza cuando tú les dices a la gente qué es lo que tiene que hacer, porque hay muchas oportunidades para la gente. La gente piensa con frecuencia que no vale la pena o no saben cómo tomar las oportunidades. Es cuando piensan que se trata de su responsabilidad personal, y yo pienso que mi responsabilidad personal fue asegurar que nuestras comunidades estuvieran presenten en la marcha, y es por ello que la marcha tuvo tanto éxito.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=229168&titular=%93esta-es-una-de-las-agendas-m%E1s-radicales-en-la-historia-de-estados-unidos%94-

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Libro: Mujeres intelectuales. Feminismos y liberación en América Latina y el Caribe

Mujeres intelectuales 
Feminismos y liberación en América Latina y el Caribe

Alejandra de Santiago Guzmán. Edith Caballero Borja. Gabriela González Ortuño. [Editoras] 

Mirna Paiz Cárcamo. Madres de Plaza de Mayo. Violet Eudine Barriteau. Betty Ruth Lozano Lerma. Julieta Paredes. Moira Millán. Ochy Curiel. Martha Teresita de Barbieri. Natalia Quiroga Díaz. Ivone Gebara. Marcella Althaus-Reid. Norma Mogrovejo. Yuderkys Espinosa Miñoso. Gloria Anzaldúa. Karina Andrea Bidaseca. Rita Laura Segato. Pilar Calveiro. Érika Lindig Cisneros. Marcela Lagarde y de los Ríos. Sayak Valencia Triana. [Autoras de Capítulo]

Colección Antologías del Pensamiento Social Latinoamericano y Caribeño. 
ISBN 978-987-722-247-0
CLACSO.
Buenos Aires.
Julio de 2017
«La labor intelectual y política de las mujeres que integran este libro abarca temas tan diversos, como diverso es el territorio latinoamericano. Sin embargo, esta antología tiene una postura primordialmente feminista, porque consideramos que es la posición desde la cual las intelectuales latinoamericanas han encontrado el marco adecuado para mostrar cuáles son sus condiciones específicas en el orden moderno patriarcal neoliberal».
Fuente: http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=1260&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1198
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El pacto del engaño

Por: Lidia Falcón

Se ha filtrado el borrador del Pacto de Estado Contra la Violencia de Género (como le llaman), sabiendo como sabemos todos que solo se filtra lo que interesa. En ese documento, trascendental para la supervivencia de las mujeres, dicen que se contemplan 200 medidas para atajar los feminicidos y el maltrato machista.

DOSCIENTAS MEDIDAS, repito asombrada, y me pregunto ¿son necesarias tantas? Siguiendo la guía que nos marcan los Diez Mandamientos diría que éstas se resumen en dos: meter en la cárcel a los maltratadores y dar ayudas económicas a las víctimas.

No he leído las 70 u 80 páginas que llenan las 200 medidas, porque me parece que a mi edad no me lo merezco. Y no creo que las lean ninguno de los diputados, y sobre todo diputadas, que las firman, –para eso tienen sus sherpas que son los que las redactan. Pero tampoco las leerán los fiscales ni los jueces ni los policías ni las asistentes sociales ni los psicólogos ni los forenses a los que conciernen, porque eso es ilegible.

Gracias a los resúmenes que se difunden por las redes me he enterado de que quieren aumentar el dinero destinado a las víctimas y sus defensas y terapias y casas de acogida, pero poquito a poco. En cinco años o así. Y que se lo repartirán a los Ayuntamientos para que ellos carguen con la molestia de atender a las llorosas féminas con sus churumbeles gritones agarrados a las faldas. Que ampliarán la red de casas de acogida, gabinetes asesores y terapéuticos, y poca cosa más. Como también que ahora se enterarán de que una mujer es víctima de maltrato sin necesidad de que vaya a la policía a denunciar, cosa que por lo visto hasta hoy no sucedía. Porque ¡tantas técnicas de igualdad, asistentes sociales, policías municipales, médicos, forenses, psiquiatras, y otros profesionales ad hoc, que pagamos, eran incapaces de saber que la mujer que acudía a su consulta con un ojo morado o un brazo roto no se había dado un golpe con una puerta o caído por la escalera!.

Todavía ni siquiera se han puesto de acuerdo en retirar el régimen de visitas, la custodia y la patria potestad de los desgraciados menores sometidos al poder omnímodo de machos maltratadores, violadores y asesinos, porque se deben seguir preservando los privilegios del patriarca.

Me repito, ¿era necesario escribir 200 párrafos de mala literatura para describir las desgracias de las mujeres y  designar a psicólogos, asistentes sociales, abogados de oficio, casas de acogida y demás mecanismos de ayudas para pobrecitas desgraciadas que ni siquiera saben denunciar? ¿Hacer un vademécum de la caridad organizada por el Estado?

No sé si el PSOE ha firmado semejante engendro, y ni siquiera quiero saberlo para no desanimarme definitivamente. Pero lo evidente es que los partidos dominantes en el Parlamento, con la complicidad y el contento de Ciudadanos,  han llevado adelante una farsa que ha durado siete meses, fingiendo que se preocupaban mucho de la situación de la mujer y de la infancia. En esos 7 meses han asesinado a 49 mujeres y 5 niños, han violado a casi una docena y han maltratado a millones de ellas. Calculando la media anual, habrán denunciado 50 o 60.000 más que están siendo apaleadas por sus parejas, y que según los cálculos internacionales es aproximadamente el 10% de las víctimas reales. Las violaciones todavía se denuncian menos.

Y a ese manifiesto que documenta el engaño le llaman Pacto de Estado.

Ya sabemos el Estado que tenemos abandona a los más desgraciados y entrega nuestro dinero a la OTAN, al Ejército, a los bancos, a la Iglesia católica, a las grandes corporaciones que significan “el mercado” y a las Casas Reales –no hay que olvidarse que disfrutamos de dos, más que ninguna otra monarquía.

Ya sabemos que el Estado es un eufemismo que encubre a los partidos que gobiernan, y que como decía Marx, es el consejo de administración de El Capital. Ya sabemos que bajo una maraña de legalismos y constitucionalismos los que montaron este supuesto Estado de Derecho han convertido la democracia en una construcción hueca dentro de la cual sólo se encuentran los privilegios de los ricos.

Pero en el caso de la violencia contra la mujer es demasiado desvergonzado que se proteja de tal manera al maltratador, porque disponer de una ley que obligue al acusado a demostrar su inocencia y exonere a la víctima de aportar las pruebas, que ordene la detención y prisión de los maltratadores y los obligue a cumplir íntegras las penas, no cuesta dinero, no pone en dificultades al Capitalismo y apenas le da una patada al Patriarcado.

Solamente la crueldad y el machismo de Ciudadanos, la indiferencia satisfecha del Partido Popular y el obstinado empecinamiento del Partido Socialista pueden conseguir que después de meses de trabajos –y de cobro de primas- la Ley de Violencia de Género salga tan incólume como entró en los trabajos de la Subcomisión.

Dicen que la adecuarán al Convenio de Estambul, que parece el tratado del “no va más” de la protección de la mujer y que en realidad únicamente se limita a reconocer que todas las víctimas merecen protección y a aconsejar que se las proteja. Pero, incluso para cumplir con ese compromiso internacional que alguno de nuestros gobiernos  aceptó ratificar por quedar bien con sus colegas, sin tener la menor intención de cumplirlo, se recurre a la astucia de proponer redactar otra ley que ahora llaman marco –siempre hay alguna categoría para engañar- para no tener que modificar el horrible redactado del artículo 1 de la Ley de Violencia de Género, que es el único que acepta “perfeccionar” el PSOE. Y la Ley tiene 72 artículos, 20 disposiciones adicionales, 2 disposiciones transitorias, 1 disposición derogatoria única y 7 disposiciones finales.

Ese perfeccionamiento se va a realizar con otra disposición adicional y otra ley –más leyes- que se llamará de Todas las Violencias, para introducir la trata de personas, las violaciones, los abusos sexuales, la mutilación genital, etc. que al parecer, y no me había enterado, hasta ahora no estaban penadas por nuestra legislación.

Es decir que es imposible aceptar para esos diputados,  y sobre todo diputadas, que hay que modificar el impresentable redactado de la Exposición de Motivos y del artículo 1 de la nunca tan ponderada Ley, para reconocer que las víctimas de un maltratador o asesino pueden ser mujeres de todas las categorías sociales y de todas las variables familiares, y cambiar ese engañoso constructo verbal de “violencia de género” que desidiologiza y despolitiza el maltrato a la mujer, por el término preciso de violencia machista. Como tampoco están dispuestos, ni dispuestas, a introducir la inversión de la carga de la prueba, no vaya a ser que los buenos y pobrecitos hombres sean acusados falsamente por las malvadas mujeres.

En definitiva, no cabe duda, por un lado, que los diputados y diputadas se ganan su sueldo y sus retribuciones extraordinarias, dada la cantidad de horas que han invertido en discutir los detalles y sutilezas del redactado de las 200 medidas aprobadas –hay que incluir las que nos han dedicado a los expertos y a las asociaciones de mujeres que han testificado en la Subcomisión,  las visitas, entrevistas, llamadas telefónicas, etc. con que las activistas y las militantes del Partido Feminista les hemos entretenido y fastidiado.

Por el otro, que llegados a este punto, el 22 de julio de 2017, hay que perder toda esperanza de que de esa Subcomisión salga un acuerdo decente que proteja a las mujeres españolas. El Patriarcado saldrá triunfante nuevamente de esta prueba, y yo no volveré a aconsejar a mis clientas que presenten denuncias ante las autoridades competentes. Les aconsejaré que se compren una pistola.

Fuente: http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2017/07/22/el-pacto-del-engano/

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Mujeres en la ciencia: ¿Qué no estamos midiendo?

Julio de 2017/Fuente: NVI Noticias

¿Qué tienen en común el bote salvavidas, el lavaplatos, el limpiaparabrisas, la jeringa médica y la fibra Kevlar? Son todos importantes inventos que transformaron nuestra vida cotidiana y que además fueron desarrollados por mujeres. Sin embargo, pese a estas y a muchas otras contribuciones, el papel de las mujeres en la ciencia, la tecnología y la innovación (CTI), no siempre ha sido adecuadamente reconocido. En América Latina y el Caribe (ALC) hoy en día son muchos los obstáculos que ellas deben enfrentar y también muchos los indicadores que faltan para medir mejor la brecha de género en este ámbito e impulsar estrategias para superarla.

Múltiples metáforas se usan para describir la brecha de género en CTI, como la existencia de un “techo de cristal” que impide a las mujeres alcanzar niveles más altos en su desarrollo profesional. Se habla también de la “tubería con fugas” (leaky pipeline en inglés) para describir cuando las mujeres inician un recorrido educativo o profesional, pero poco a poco lo van dejando sea por razones personales, o debido a barreras institucionales, estereotipos y otras formas de discriminación.

Comparada a otras regiones, en ALC la participación de las mujeres en la investigación puede sonar alentadora, ya que suman alrededor de 45% del total de investigadores, por arriba de la cifra de Europa Occidental y América del Norte (32%) o de Asia Oriental y el Pacífico (23%). Pero debemos notar que en ALC la tasa de participación de las mujeres varía mucho entre países, llegando al 55% en Bolivia y Venezuela, pero alcanzando menos del 30% del total de investigadores en Chile, Honduras y México, como se visualiza en el gráfico.

Fenómenos que no estamos midiendo

Sin embargo, estas cifras de ALC ocultan rezagos en muchas áreas. Por ejemplo, está documentado que las mujeres enfrentan numerosos obstáculos para ascender en su carrera como investigadoras, recibir apoyo financiero, o publicar los resultados de su trabajo en revistas científicas, debido a barreras institucionales y socioculturales. Se observan también diferencias con respecto a los hombres en términos de remuneración y promoción profesional, una menor participación de las mujeres en la investigación llevada a cabo en las empresas y una sub-representación femenina en ciertos campos del conocimiento científico, como las matemáticas e ingenierías.

Asimismo, aunque las mujeres representan entre el 60 y el 80% de los egresos universitarios de pregrado en la mayoría de los países de la región, este no es el caso en lo que respecta a maestrías y doctorados, sobre todo en algunas áreas científicas. Aún cuando las mujeres obtienen un título en ciencias o ingenierías, muchas de ellas no siguen una carrera en este ámbito. De manera similar, en lo que se refiere al emprendimiento y la innovación, las mujeres frecuentemente deben sobreponerse a obstáculos adicionales para llevar sus ideas a la acción, fundar y crecer sus startups, levantar capital de riesgo, registrar patentes, etc.

Desafortunadamente son pocos los indicadores que existen en ALC para medir estos fenómenos y los que están disponibles no siempre permiten un análisis detallado. En las estadísticas oficiales, ciertos datos sobre recursos humanos en CTI no siempre están desagregados por sexo y hacen falta nuevos indicadores para medir ciertos temas complejos como la participación de las mujeres en puestos de liderazgo en instituciones científicas o la evolución de las carreras de las mujeres investigadoras. Además, ciertos indicadores que se producen a nivel nacional no están lo suficientemente armonizados para poder llevar a cabo comparaciones internacionales confiables.

Hacia mejores indicadores de la brecha de género en CTI

América Latina y el Caribe (ALC) puede aprovechar e inspirarse en esfuerzos realizados en otras regiones donde existen sistemas de indicadores más desarrollados para medir la brecha de género en CTI, por ejemplo Canadá, Estados Unidos y la Unión Europea.

A eso apunta una investigación de la División de Competitividad, Tecnología e Innovación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que busca generar nueva evidencia empírica sobre la brecha de género en CTI, para así poder desarrollar mejores políticas públicas. El proyecto incluye dos áreas de trabajo, una relacionada a la estimación del costo económico de la exclusión de las mujeres de ciertas actividades de CTI, y otra sobre recolección de datos y producción de indicadores para medir varias dimensiones de la brecha de género en CTI.

Esta infografía ilustra el marco conceptual que se utilizó para este estudio. Para cada una de las 4 áreas temáticas, se incorporan varios indicadores nuevos, que no se recopilan de manera sistemática en ALC, pero que servirían para monitorear de manera más efectiva la brecha de género en CTI. El trabajo incluye asegurar que estos indicadores estén adaptados al contexto y la problemática de la región.

Dado que actualmente estos datos no se producen regularmente en la mayoría de los países latinoamericanos, el BID está llevando a cabo una colecta piloto en 5 países (Chile, Colombia, Costa Rica, México y Panamá) para establecer una base de datos que se podrá ir ampliando en la región. Con la recolección de estos datos, podremos responder mejor a varias interrogantes, como por ejemplo:

  • si las mujeres tienden a titularse en campos científicos con la misma frecuencia que los hombres, sobre todo en lo que se refiere a posgrados;
  • si las mujeres logran alcanzar los puestos de liderazgo en el mundo académico;
  • si las mujeres tienen el mismo éxito que los hombres en conseguir financiamiento público para sus trabajos de investigación y en publicar los resultados en revistas científicas reconocidas;
  • si existen disparidades por sexo en cuanto a los sueldos de ingenieros y científicos;
  • si las empresas con mayor equidad de género en su fuerza laboral logran ser más innovadoras.

Los resultados, junto a recomendaciones metodológicas para armonizar los datos a nivel regional, serán presentados en noviembre de 2017 durante el décimo Congreso Iberoamericano de Indicadores de Ciencia y Tecnología organizado por la RICYT en San José, Costa Rica, así como en la Cumbre de Género 12 América Latina a realizarse en diciembre próximo en Santiago de Chile. El proyecto del BID se realiza en colaboración con el proyecto SAGA de la UNESCO y complementa estudios llevados a cabo por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) y la Comisión Europea.

En nuestra región, la creación de una sólida base de datos con más y mejores indicadores ayudará a superar estos obstáculos, fortaleciendo la perspectiva de género en el diseño de políticas de CTI e impulsando una mejor integración de dichas políticas con otras áreas donde el tema de género está ya más implantado como las políticas laborales y las educativas. Porque lo que no se mide, no se mejora.

Fuente: http://www.nvinoticias.com/nota/64975/mujeres-en-la-ciencia-que-no-estamos-midiendo

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Machismo y toros

Por: Lidia Falcón

En los últimos Sanfermines varias mujeres han sido violadas y otras más –nunca sabremos su número- manoseadas, acosadas y humilladas por los mozos que participan en la sacrosanta fiesta. Pero en realidad estos hechos salen a luz pública solo desde hace un par de años, porque habían sucedido siempre. Únicamente en menos número, porque las mujeres no estaban en la calle noche y día, compartiendo asfalto con los mozos. Precisamente porque esa es fiesta de machos, y de los machos en la calle y en la plaza, enardecidos y borrachos, persiguiendo, golpeando y matando toros, las mujeres sólo pueden esperar conductas machistas.

Viendo los rostros de los participantes en los Sanfermines, sus risas compulsivas, sus miradas alucinadas, en ese delirio de gritos, cantos, alcohol y crueldad, que dura toda una semana en Pamplona, me pregunto si hemos avanzado algo en civilización y protección de los derechos humanos desde 1928, cuando la Liga Protectora de Animales y Plantas logró su primera victoria consiguiendo que se pusieran petos a los caballos en las corridas.

Explica Wikipedia que “durante todo el siglo XIX las corridas de toros fueron un espectáculo sangriento similar al de un circo romano, pues los ruedos se cubrían de caballos muertos o agonizantes despanzurrados en la arena. La proporción de caballos muertos en las plazas cada temporada era tres veces superior a la de los toros. El periódico taurino madrileño “El Enano”, sin ir más lejos, daba en 1855 la noticia de que en esa temporada se habían matado en Madrid 191 toros mientras en ese ruedo habían muerto por asta de toro 412 caballos, 14 de ellos en las cuadras a consecuencia de las heridas producidas por los toros. Es más, la bravura de los toros se medía entonces por el número de caballos muertos en la suerte de varas”.

El primer avance en la larga batalla por acabar con la fiesta “nacional” comenzó protegiendo a los caballos. Todavía no hemos logrado que se proteja a los toros.

El espectáculo del maltrato, la tortura y el sacrificio de los toros y los caballos en las corridas, arraigado en nuestro país durante siglos, es otra de las penosas manifestaciones del machismo. No es posible pedirles sensibilidad y respeto por las mujeres, por los niños, por los animales, por la madre tierra, a quienes consideran una diversión –y aún peor, un derecho- disponer de varios animales para torturarles hasta una infame muerte.

Hace muy pocos días todavía tuve que soportar que un militante de la izquierda -creerá que es sensible e imaginativo- defendiera la fiesta de los toros alegando la tradición y la defensa que de ella habían hecho grandes hombres de la cultura. Para demostrarlo me citó a Picasso y a Hemingway, como si ser buen escritor o pintor redimiera automáticamente del machismo.

Un antiguo axioma decía que el nivel de civilización de un pueblo se medía en como trataba a las mujeres. Yo añado y a los niños y niñas y a los animales. Ciertamente aplicando ese baremo, España está lejos de situarse en el podium.

Mi abuela Regina de Lamo y otras compañeras que crearon la Liga Protectora de Animales y Plantas, en 1910, tuvieron que desafiar bravamente las críticas que les llegaban trufadas de insultos, improperios y hasta amenazas, de los aficionados, que en aquellos años eran todos. En ese todos entraban los políticos y los intelectuales, los científicos y los escritores, los artistas y los músicos, los albañiles y los aristócratas, los toreros y sus apoderados, los empresarios de las plazas y los grandes de España que dedicaban en Andalucía y en Extremadura cientos de hectáreas de terreno, que quedaban en barbecho, a criar toros de lidia. Y los miles de banderilleros que vagaban por los campos de Andalucía a la busca de una capea que los hiciera famosos y pudieran con ello aplacar el hambre de siglos que arrastraban campesinos y jornaleros.

Y por supuesto todos los miembros de la familia real-exceptuando a la reina Victoria de Batemberg, la inglesa, esposa de Alfonso XIII, que se estremecía ante la barbarie de la fiesta y cuidaba a sus caballos mejor que a sus hijos- durante generaciones fueron  muy castizos y aficionados a la “fiesta nacional”, con aquella princesa Isabel de Borbón, la “Chata”, hermana de Alfonso XII,  tan campechana y castiza, que se hizo famosa porque iba en calesa descubierta a la plaza para que el pueblo le dedicara sus vivas y piropos. La afición torera la continuaron Juan de Borbón y Juan Carlos I, para que no se perdiera.

Bajo la dictadura franquista el NO-DO nos ofreció semanalmente el éxtasis con que el Caudillo y su esposa Carmen asistían a las corridas, cuando los toreros les ofrecían el rabo y las orejas de los astados. La trilogía de curas, toreros y militares era el logo del régimen.

Mis primeros cuentos publicados en El Noticiero Universal contra las corridas me convirtieron en una persona más singular que mi defensa de las mujeres. Aunque ciertamente en Barcelona el entusiasmo por la “fiesta” era inferior que en Madrid o en Sevilla. Pero aún así las dos plazas, la Monumental y Las Arenas se llenaban cada domingo.

Ha sido preciso que recorriéramos penosamente medio siglo, agarradas a una pancarta en la entrada de las plazas de toros, soportando insultos y silbidos, y hasta empujones, de los aficionados, cuyas expresiones de odio definían mejor que cualquiera otra imagen el primitivismo y la ultra reacción, y que educáramos a nuestros hijos y a nuestros nietos en una cultura de la paz y el respeto por todo ser vivo, para que viéramos cerrar las plazas en Cataluña –aunque el toro embolado se resiste a desaparecer- y bajar ostensiblemente la asistencia a las corridas en el resto de España.

Nuestros descendientes, que han continuado la lucha con valor lograron hace poco que se contuviese algo el salvajismo de la fiesta del Toro de la Vega. Se han prohibido al fin el lanzamiento de burros y de cabras desde los campanarios de las iglesias, aunque me han chivado que todavía en algunos pueblos presumen de burlar la prohibición. Y no sé si se sigue arrancando la cabeza a los pobres gansos en Euskadi, al no recibir noticias pienso que la diversión estará muy degradada.

Pero seguimos teniendo la máxima expresión del salvajismo: los Sanfermines de Pamplona –una versión igualmente deplorable pero más pequeñita se da en San Sebastián de los Reyes, al lado de Madrid, que presume de ser la pequeña Pamplona- que siguen gozando de muy buena salud.

Y difícil será erradicarlos porque proporcionan muy buenos ingresos a la ciudad que acoge encantada a todos los nacionales y extranjeros  que encuentran en nuestro país el lugar ideal para desahogar su machismo.

Unas heroicas activistas contra los encierros y las corridas explican que es muy difícil ser antitaurino en Pamplona, y lo comprendo, las compadezco y las admiro. Porque continúan la defensa del progreso y de la civilización que vienen de la mano del respeto y el cariño a los animales.

Y las aficionadas a disfrazarse de sanferminas y salir a la calle a berrear y a saltar, a beber y dar y recibir empujones, en estúpida imitación de las peores costumbres masculinas,  no sé si también corren delante de los toros que en mis tiempos no se veía – no debe de ser muy común porque todos los heridos son hombres-, ya pueden estar seguras de que en semejante compañía y con tales actividades, lo único que pueden esperar de sus compañeros de diversión es que las violen.

Fuente: http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2017/07/09/machismo-y-toros/

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