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¿Y cómo lo hace?

Por: Gloria Hurtado

Esta mañana escuché la noticia y sentí el peso del absurdo. La policía de Bogotá encontró a 5 niños solos, en un cuarto, “al mando” de su hermana mayor de 13 años. Las edades son 11, 9, 7, 4 y 2. Preguntando por sus padres, la niña grande respondió: “papá nos dejó y mi mamá está trabajando en una bodega”. La policía junto a ICBF optaron por llevarse los niños a un hogar de paso mientras esperaban que la madre se presentara. Doce horas después llegó la señora. La denuncia de abandono la colocó el dueño del cuarto que la madre había alquilado para ella y sus hijos.

Sí, comenzará un proceso y posiblemente se los “quiten”. Posiblemente la censuren por el abandono a sus hijos. Muy posiblemente le den lecciones de maternidad y responsabilidad. Le harán ver el inmenso compromiso que tiene con esos niños y los riesgos a los que los expone al dejarlos solos. Muy seguramente la “castiguen” por su actitud “despreocupada” y socialmente sea catalogada como una “mala madre”. Pero, alguien me puede explicar ¿cómo hace una familia como estas para sobrevivir? ¿Cómo mantiene esta señora a sus hijos sino “los abandona” para ir a trabajar? Claro, la hermana mayor “ni soñar” con que pueda ir a estudiar. Ella es una madre “sustituta” y ya tiene la carga de sus hijos- hermanos y desde ya también deberá entender y sentir que la vida de una mujer es “eso”, sacrificarse por otros, renunciar a sus sueños y esperar que “aparezca” un príncipe azul que la “libere” de la carga. Ingenua ella, posiblemente lo que hará es “agrandarle” la responsabilidad con mas bocas que cuidar. A nombre claro del amor o de algo “parecido” al amor.

Pero no hay educación, ni planificación familiar, ni autorización para abortos cuando suceden “accidentes” desde la ignorancia. Mujeres como estas “atrapadas” por sus hijos porque alguna vez desearon tener un poco de placer, o de ilusión o de fantasía (o todas las anteriores) y se acostaron con un macho tan infantil como ellas y engendraron hijos. ¿Qué sigue? ¿Cómo detener esta cadena de absurdos?  Es entonces cuando vale preguntar por la “linda” maternidad que vende la cultura occidental, donde los niños, rollizos y sonrientes, “engrandecen” la vida de la mujer y la hacen sentirse orgullosa de su destino y de su misión. ¿Será que sí? ¿Usted cree que la mamá de estos niños puede atisbar de pronto lo que quiere decir felicidad, realización, optimismo, expectativas para el futuro? ¿Usted cree que la imagen idealizada de la maternidad es una idea que debe seguir fomentándose como el paradigma de realización femenino? ¿Cuántas mujeres como estas hay en Colombia? ¿Cuántas familias como estas se multiplican en nuestro país, para “honrar” la moral y las buenas costumbres?

Mientras nuestra cultura siga creyendo que el ideal femenino es la maternidad y además castigue socialmente a la mujer que no desee perpetuar este modelo, o la censure por ser “mala madre” y tener intereses personales o necesidades básicas diferentes, tendremos situaciones como estas en todo el país. ICBF se seguirá llenando de hijos “abandonados”, no reconocidos o no adoptados, cuyo futuro depende de lo que el Estado haga por ellos. La maternidad como ideal de vida femenino necesita una revisión. O usted tiene respuesta concreta para la “mala” madre de los 5 hijos de Bogotá.

Fuente: http://www.revolturas.com/en/articulos

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¿Qué hemos hecho mal?

Por: Lidia Falcón

Impresionada por el éxito de los fastos del Orgullo Gay, me pregunto: ¿Qué hemos hecho mal para que las mujeres no celebremos una semana del Orgullo Feminista?

En todos los años que el Movimiento Feminista lleva en la calle reivindicando cuestiones tan fundamentales para las mujeres como el derecho a la propia vida, a disponer libremente de su cuerpo, a votar y ser votadas, a acceder al trabajo y al salario, a no ser humilladas, reprimidas, marginadas y violadas, nunca dispusimos, más de una semana, de toda una ciudad de 4 millones de habitantes, para que pudiéramos festejar el orgullo de ser mujeres y feministas.

Nunca se nos entregaron, durante diez largos días, por las instituciones de la ciudad y de la Comunidad, con enorme disposición y amabilidad, las calles, las plazas, las avenidas, las tribunas, los podiums, desde donde dedicaron múltiples elogios al movimiento Gay, no sólo los activistas de LGTB, sino los representantes políticos, incluyendo a los diputados del PP- el mismo partido que recurrió al Tribunal Constitucional la ley de matrimonio homosexual- la alcaldesa, la presidenta de la Comunidad, los diputados y los senadores.

Nunca se convirtió Madrid en la olimpiada del feminismo, en reclamación de la libertad, la igualdad y la fraternidad para las mujeres, como lo ha sido para el Movimiento LGTB.

Y coincidiendo en que esta explosión de alegría, de fiesta, de encuentro, de intercambio de culturas de varios continentes, que hemos vivido en un Madrid entregado amorosamente al abrazo de los cientos de miles de gays que han inundado nuestras calles, es un triunfo del progreso democrático, hecho de menos una celebración igual para las mujeres, de todas las culturas, de todas las razas, de todas las opciones sexuales, que seguimos reprimidas y marginadas en todos los continentes.

Pero sin duda, si no hemos conseguido tal celebración es que algo ha hecho mal el Movimiento Feminista. Porque no puedo imaginar que ni los políticos ni el Ayuntamiento ni la Comunidad de Madrid mantengan recelo alguno contra las reclamaciones que plantea el feminismo en nuestro país y en todos los países del mundo.

No entra en mi pensamiento que tanto los partidos que gobiernan como los de la oposición no defiendan la igualdad en derechos y oportunidades de los hombres y las mujeres, el fin de la violencia machista, de la marginación de las mujeres en la economía, la política, la cultura.

Si en nuestro país se han podido aprobar, después de la no discriminación por razón de sexo que garantiza la Constitución, no solo la ley de matrimonio homosexual sino también la de paridad, de violencia de género, de aborto y de igualdad, significa que desde los poderes institucionales no existe ningún rechazo a garantizar la liberación de la mujer de sus trabas ancestrales. ¿Por qué entonces no hemos disfrutado nunca de una semana del Orgullo Feminista? Con toda seguridad porque nosotras, las feministas, lo hemos mal.

Nosotras que hemos dedicado media vida a reuniones, asambleas, manifestaciones, convocatorias, sentadas, encierros, petición de firmas, huelgas de hambre. A escribir manifiestos, comunicados, artículos, libros, en defensa no solo de las mujeres sino de todos los perseguidos y represaliados del mundo, entre ellos los homosexuales. Que hemos publicado revistas, panfletos, dosiers, ponencias, comunicaciones, conferencias, cursos, sobre feminismo e igualdad, en todas sus versiones. Que hemos organizado congresos, jornadas, seminarios, institutos, doctorados, encuentros, debates. Que utilizamos con bastante habilidad las redes sociales para difundir nuestras demandas, denuncias, protestas, discusiones, aportaciones, para hacer del futuro un planeta más amable. Nosotras que hemos intentado desde todos los puntos de vista encontrar nuevos modos de transmisión, como decía Shangay Lily, hemos perdido la ocasión de disfrutar de la fiesta del Orgullo Feminista. Algo hemos hecho mal.

Ciertamente, después de que durante décadas las feministas lucháramos por los derechos de los homosexuales, no disponemos ahora de su apoyo. Después de que nosotras enronqueciéramos gritando que la libertad es de todos, cuando se trata de salir a la calle a gritar por la libertad de reproducción no contamos con los LGTB, más que en una ínfima minoría. Nosotras que hemos defendido a los homosexuales represaliados durante la dictadura, no tenemos el apoyo de los gays cuando nos manifestamos contra la violencia machista. Y por supuesto, cuando organizamos nuestros eventos no contamos con sponsors solventes que nos financien.

Ni con el beneplácito de los partidos de derecha, alguno de los cuales, como Ciudadanos, elevó a su líder, Albert Rivera, a la carroza de los Gays que pretenden legalizar los vientres de alquiler. Las mujeres que durante milenios hemos sido maltratadas y violadas, vendidas y esclavizadas, prostituidas y repudiadas, utilizadas como hembras reproductoras y como trabajadoras gratuitas, por los hombres heterosexuales, ahora seremos usadas como vientres fertilizables por los hombres homosexuales. Y por algunas mujeres, claro, que siempre hay cómplices del poder.

Shangay Lily, mi querida amiga, escribió en su último tiempo un libro esclarecedor y estremecedor, El Gay Capitalismo, donde con su habitual lucidez, denunciaba la deriva del movimiento homosexual no solo al espectáculo y a la frivolidad, cuando no a la explotación de otros más desfavorecidos, sino al negocio en que el capitalismo ha convertido el movimiento.

En los almacenes y en las más modestas tiendas de Lavapiés se vendían estos días banderas arco iris, en las grandes carrozas del desfile se lucían los más caros disfraces, las tiendas hicieron un agosto prematuro. Cincuenta carrozas y siete horas de desfile, ¿cuánto cuestan? ¿Cuánto nos ha costado a los madrileños, seguramente a todos los españoles si han participado varios ministerios en la financiación, una semana de enorme dispendio del Orgullo Gay?

Sigue siendo un misterio para mi cómo los homosexuales, hasta ahora perseguidos, detenidos, torturados, sometidos a electroshocs, humillados, escondidos en el armario, marginados de la vida social, han logrado convertirse en los personajes más aplaudidos, homenajeados y celebrados. Sin parar mientes en dispendios.

Ciertamente, la mayoría son hombres. Tanto en las carrozas, como en las calles, las masas eran masculinas, invisibilizadas las mujeres en los grupos de varones, de todas las edades. Unos lucían atuendos espectaculares, otros iban medio desnudos, musculados, enardecidos, gritones, que ocupaban ostensiblemente los espacios. En mi observación, las mujeres, prudentes, modestas y sin protagonismos, no llegaron al diez por ciento de las masas que invadieron la ciudad. Los varones eran sin duda los protagonistas de la fiesta. En las calles y en los locales cerrados, en las pantallas y en los restaurantes. En las carrozas y en las entrevistas radiadas y televisadas.

Cuando me pregunto reiteradamente, ¿Qué hemos hecho mal las feministas para no obtener tal grado de celebridad, aceptación, honores y homenajes? ¿Qué ha pasado para que después de más de cuarenta años de luchas feministas no hayamos logrado una semana de fiesta como la del Orgullo Gay? ¿Cómo es posible que no hayamos sabido conquistar las voluntades de los gobernantes y de los empresarios para financiar los dispendios de una tal celebración?

Y me respondo con otra pregunta, ¿no será porque somos mujeres? Y las mujeres no tenemos orgullo.

Fuente: http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2017/07/05/que-hemos-hecho-mal/

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Entrevista a Laura Moyano: “En el último tiempo la identidad de género tomó una forma mucho más política”

Entrevista a Laura Moyano

“En el último tiempo la identidad de género tomó una forma mucho más política”

«Cuando me preguntan cómo me defino, digo yo soy Laura y punto, ahora cuando tengo que asumir una identidad política, soy una mujer trans», asegura Laura Moyano, activista trans, defensora de los derechos por las identidades sexuales y de género, y estudiante universitaria en la carrera de Comunicación con orientación en Planificación. También es maquilladora y trabajadora de la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires.

Por Silvina Perugino: abogada, especialista en género y comunicación, Facultad de Periodismo y Comunicación Social UNLP (en etapa de tesis).



¿Qué es la identidad trans, travesti?

Una persona trans cuestiona el binomio de género, esta dicotomía de hombre y mujer, y como una cuestión performativa la identidad surge de un modo no tradicional, sin reproducir el orden social, es decir, esto de tener que ser lo que la sociedad quiere que seas. A través de estas cuestiones identitarias una se va construyendo la identidad a medida que va viviendo.

En el último tiempo la identidad de género tomó una forma mucho más política; a mí cuando me preguntan cómo me defino, digo yo soy Laura y punto, ahora cuando tengo que asumir una identidad política, soy una mujer trans.

También la cuestión identitaria tiene que ver con cómo podemos aportar en diferentes campos con otra mirada y que no todo sea tener que adaptarnos a aquel bonimio.


¿Trans y travestis son conceptos contrapuestos?

Las identidades políticas se asumen desde distintos puntos de vista, yo asumo la identidad trans y no el término travesti, creo que trans es una palabra que no engloba conceptos peyorativos, me siento más cómoda con ese término, por eso no asumo la palabra travesti, para mí no es una palabra que pueda resignificar, pero hay personas que sí la resignificaron, y por eso lo performativo del lenguaje.

Judith Butler habla mucho de eso, y claramente hay personas que tienen la posibilidad de apropiarse de ese insulto, o esa, una palabra que tenía esa carga negativa y transformarlo. Me parece que la palabra trans no carga con eso y nombra a un conjunto de identidades, también creo que no es tan importante ponerle una categoría a cada cosa.


El concepto trans, para vos genera otra mirada…

Sí, el término también viene más de lo académico, y permitió romper el perjuicio que se había instalado desde los medios de comunicación en el imaginario social donde se veía nuestras identidades como peligrosas, personas escandalosas, metidas en la droga, y eso recaía sobre nosotras entonces cualquier persona que te veía asumía que tu vida era de determinada manera, en algún punto es algo que sigue pasando.


Hubo avances que permitieron revisar esas miradas…

Claro, tenemos una ley de identidad de género, una ley de cupo laboral trans y un montón de avances en materias de leyes pero no así en lo social, eso lleva mucho más tiempo, quizá mirando un poco hacia atrás era impensado que una persona que no es trans se enterase sobre una dificultad que cualquiera de nosotras tuviéramos y nos diera una mano; ahora tenemos gente, organizaciones, desde lo político y lo social, familiares, amistades que apoyan nuestro esfuerzo, pero porque se pudieron visibilizar cuales eran nuestras problemáticas. Antes no te podían ver ni siquiera caminando no podías existir no eras sujeta de derechos. No te veían en contextos laborales, yo nunca pensé que iba a estar trabajando en la secretaria legislativa por ejemplo. Sí tenía en claro que quería trabajar, pero no podía imaginarlo.


Hablamos de derechos consolidados…

Sin embargo, siempre hay que mirar para atrás y también ver que todo lo conseguido se puede revertir, que todo puede volver para atrás. Esto lo vemos mucho en lo discursivo, vienen otros tipos de discursos, por ejemplo los discursos que hablan de ideología de género de manera peyorativa queriendo deshistorizarla, descontextualizarla, quitar el contenido para decir todo lo contrario.


¿Los cambios legales generaron cambios desde lo subjetivo?

Han cambiado los contextos en que transitamos distintos ámbitos, hoy veo que suceden cosas que antes eran impensadas, no digo que no las soñemos, de cambiarte y salir a la facultad a estudiar y poder tener una vida común, sin que sea un sobresalto para el otro.


¿Y los cambios en ustedes?

A nosotros se nos había anulado lo que era el deseo, ese deseo fue coartado porque vos sabías que si deseabas estudiar tenías una sociedad en la que no tenías identidad, no tenías un derecho; sabías que ibas a tener un problema, estabas en permanente estado de alerta, sabías que alguien podía reaccionar, que podían remarcar que vos no eras mujer, como algo trascendental, como si eso le cambiara algo en su vida.

Ahora debemos ver cómo trabajar el deseo, y tratar de pensarnos también en cuanto analizar cómo fue nuestra educación, cómo fue el acceso a esa educación porqué nos sentíamos expulsadas en los sistemas de salud y de educación. En los sistemas de salud por ejemplo te desgasta tanto el sistema que terminás no yendo, o pululando de médico en médico.


¿Qué cuestiones siguen sin solución?

Una dificultad que vemos es que a las personas migrantes que no han tramitado sus documentos, no les respetan la identidad de género, cuando por ley deberían respetar la autopercepción y eso no depende del cambio de DNI, deberían respetarlo igual.

Otro problema es la formación por ejemplo de los médicos, que son formados sin perspectivas de género.

Es muy importante la perspectiva de género en la medicina. Por ejemplo las instituciones de salud y este tema de pensar la terapia hormonal, y tiene que ver que el cuerpo a través de ese reemplazo da un giro, la medicina debe saber cuáles son los procesos por los cuales pasa el cuerpo y los cambios y cómo se pueden sostener a través de esos procesos hormonales, incluso cuando preguntamos por orquiectomía .

Esta es una lucha que debemos darnos, este tratamiento actúa sobre un canal por donde circula la testosterona, cortando ese canal, para evitar que tengas que estar todo el tiempo tomando estrógenos. Esto por la ley de identidad de género se debe cumplir, son cirugías totales o parciales. Estos pedidos son burocráticos, pero debe comenzarse el camino, porque las obras sociales no pueden pasar por sobre una ley nacional. También la ley de identidad de género te permite la cirugía de feminización facial, sólo hay tres médicos en argentina que puede hacer eso, la especialidad es osteo craneal.


¿Y en el terreno de la justicia?

Creo que para la justicia nuestras identidades no importan, no hay investigaciones, peritajes, hay un sesgo claramente machista y patriarcal en determinadas situaciones.

Por ejemplo se han armado causas a las chicas trans para sacarlas de las zona roja, y puntualmente noto que la causa avanza más rápido para juzgarlas y encarcelarlas que lo que pueden avanzar cuando ellas son víctimas de un intento de asesinato. No hay coherencia en el sistema judicial, el poder judicial también debe modificar algunas cuestiones con respecto también a la situación de las víctimas.


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Ser mujer bajo el franquismo

Por: Lidia Falcón

Esta mañana del 28 de junio el Grupo Parlamentario Unidos Podemos nos rindió un homenaje a los represaliados por el franquismo. Ha sido breve pero emotivo.

Con la asistencia de pocos de los supervivientes de aquella barbarie,  los discursos de alguna de las víctimas y de los representantes de los partidos que forman la coalición, más las aportaciones del PNV, PDCat, y Odón Elorza. Y fueron denunciadores de los horrores de la represión que se ejerció durante 40 años –en algunas regiones más- sobre los obreros, los políticos, los sindicalistas, los maestros, los luchadores vecinales y estudiantiles, los escritores y los artistas, los republicanos, los masones y los anarquistas. Y estuvieron bien.

Pero únicamente Julia Hidalgo, representante del PCE, recordó a las mujeres, que anónimamente, lucharon sin descanso y sin tregua contra la dictadura.  Y yo pregunto, ¿no hay manera de que algún dirigente político se acuerde de que existieron mujeres en el país? ¿Y que fueron perseguidas y encarceladas y torturadas y fusiladas? ¿Tiene que ser siempre, y únicamente, otra mujer –porque no todas las que hablaron las recordaron- la que rinda homenaje a sus compañeras? Ninguna pancarta portaba rostros de mujer. Ni siquiera las 13 Rosas fueron recordadas.

En mi libro En el Infierno – Ser Mujer en las Cárceles de España, escribí:

“Este libro va dedicado a todas las mujeres que sufrieron en el más indiferente anonimato, la persecución, el arbitrario encarcelamiento, el desprecio y la humillación de sus guardianes y de sus jueces, en el largo calvario de nuestro país bajo la dominación fascista…Las mujeres españolas, mientras dedicaban toda su energía a mantener con pleno rendimiento la industria de guerra y la producción de paz, la agricultura, la escuela y el hospital, soportaron, primero los bombardeos y el hambre en la catástrofe guerrera, sufrieron más tarde el derrumbamiento de sus hogares, la derrota de sus esperanzas, y con la muerte en el alma, enterraron a sus padres, a su marido, a sus hermanos, y siguieron cumpliendo el papel asignado desde siempre: parieron y criaron a sus hijos, trabajaron en los campos y en las fábricas, manteniendo vivo el fuego de los ideales por los que habían muerto los suyos.

Las mujeres de nuestro pueblo supieron ser fieles a sus héroes y mártires. Durante cinco, diez, veinte años ininterrumpidos esperaron a sus hombres en las puertas de las cárceles, haciéndoles más llevadera la prisión con sus visitas, con sus cartas, con sus paquetes difícilmente conseguidos. Educaron a sus hijos, garbanzo a garbanzo y remiendo a remiendo en la devoción a la padre preso. Y los hombres que ganaron el respeto y la admiración del mundo entero, pudieron mantenerse firmes y esperanzados gracias al sacrificio de las ignoradas mujeres que les dedicaron íntegramente los mejores años de su edad. Nunca se han contado un mayor número de fidelidades observadas, sin una vacilación, día a día.

Otras muchas, todas ignoradas, fueron y son héroes y mártires de esa lucha que es también la suya. Murieron en las ciudades incendiadas y en las largas caravanas de la huida. Colaboraron activamente en las organizaciones clandestinas que continuaron la batalla sin descanso. Llevaron los mensajes claves para los grupos de la resistencia, a través de las montañas, burlando los puestos de vigilancia, desafiando los controles y los registros, en el decenio de lucha guerrillera del país. Escondieron hombres y armas en los sótanos de las casas. Recaudaron peseta a peseta el dinero que permitía mantener la huelga, dar de comer a los militantes escondidos, sostener el aparato de propaganda, adquirir la documentación falsa que salvara la vida de los compañeros. Imprimieron octavillas y folletos y los repartieron a despecho del riesgo. Y en la misma medida que a los hombres, la represión las apaleó, las torturó, y por su condición de mujeres fueron violadas y ultrajadas en los cuarteles, en las comisarías, en las cárceles, en los campos de concentración.

Para ellas no hubo indulgencia sexista. Fueron fusiladas tras un simulacro de juicio y cumplieron condenas de decenas de años, bajo los gritos de los vencedores, en el frío, el hambre y la miseria. Dieron a luz en las enfermerías de las prisiones y lactaron sus hijos en sus exhaustos pechos, alimentados con pan remojado. Sobre el dolor de darles la vida sufrieron la desdicha de verlos morir entre las rejas, o de perderlos arrebatados por la insania de sus carceleros.

Nunca renegaron de sus creencias. Ni indultos ni remisiones de condena les fueron concedidos por mor de su condición de mujeres. Y nadie ha recordado sus nombres, nadie ha escrito su epopeya, porque la historia siguen escribiéndola los hombres. La ayuda económica y moral de los grupos y de los pueblos en lucha se ha volcado en las cárceles de hombres. Para ellos se han escrito los panfletos, se han levantado las masas en multitudinarias manifestaciones, se ha gritado en todos los idiomas la exigencia de justicia. Para ellos se han publicado las páginas literarias más hermosas y vibrantes. El recuerdo y el homenaje a los mártires de la lucha sólo incluyen a las mujeres en ese plural de las palabras que es siempre masculino.

Muchas otras mujeres han caído víctimas de la miseria, de la ignorancia, de la masacre social que ha machacado al pueblo español. Esas mujeres se han prostituido para comer y dar de comer a los suyos, favorecidas por el clima de corrupción, de mercado negro, de especulación y de estafa de un régimen que le señala a la mujer el burdel como única solución. Han abortado mientras la mortalidad infantil alcanzaba el más alto índice de Europa, y los escupitajos de la moral oficial las condenaba a la muerte civil.

La patria que las abandonó y las repudió primero, las amontona después en las cárceles. Las mujeres en prisión no mueven la política ni la sociología ni el arte ni la literatura. En un escalón más bajo, más despreciable, más olvidado que el preso, está la presa. Por ellas no se firman manifiestos, ni se escriben panfletos, ni se editan denuncias. Por ellas no hay interpelaciones en los Senados ni ruedas de prensa ni emotivas acusaciones de personajes influyentes al poder público.

Las últimas ventajas conseguidas en las prisiones de hombres no se han hecho efectivas hasta muy tarde en las de mujeres. Para ellas se dan unas condiciones muy especiales represivas, y su voz es débil y su fuerza escasa. Detrás de los muros carcelarios se ha tendido un impenetrable telón que las entierra.

A todas ellas va dedicado este libro. A las compañeras de luchas, a las compañeras de prisión, que han arrastrado meses y años los sufrimientos del encierra carcelario, sin que nadie las viera, ni oyera sus voces ni recordara sus nombres”.

Todo esto me hubiera gustado poder haber leído esta mañana.

Fuente: http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2017/06/28/ser-mujer-bajo-el-franquismo/

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Todo no es dinero

Por: Lidia Falcón

Doscientas concentraciones de personas en la puerta de los ayuntamientos de los pueblos y ciudades españolas dieron testimonio de la indignación de nuestra sociedad ante la masacre continuada de mujeres y niños, que se sigue padeciendo.

Se reclamaban 180 millones de euros en la partida del Estado destinada a la que llaman “violencia de género”, para atender a las víctimas. Y denunciaban          que en los presupuestos, que se aprobarán a lo largo de este mes, no se había aumentado lo que ya, desde hace años, se ha evidenciado insuficiente para dotar  a las fuerzas de seguridad del Estado, a la judicatura, a la sanidad, a la asistencia social, a la educación, a la atención a las mujeres maltratadas y a los niños huérfanos, de los medios necesarios para garantizarles la atención necesaria. Y tenían razón.

Porque todas las instituciones que son responsables de la seguridad y la supervivencia de los más débiles padecen una falta de recursos que ya es endémica. Ni es suficiente la dotación económica de la policía ni de los juzgados ni de los servicios sanitarios, ni tampoco se han implementado las reformas educativas y de formación que prevé la Ley de Violencia de Género. Y no hay mayor crueldad que negarles la asistencia económica a las mujeres sobrevivientes del maltrato y a los huérfanos que están abandonados, después de que el padre matara a su madre.

Pero todo lo que necesitan las víctimas de esta tragedia no es dinero.  Porque lo primero que tenemos que impedir es que haya víctimas.

Con dinero no se hubiese salvado la hija de Ángela González Carreño, de 7 años, que fue asesinada por su padre cuando éste disfrutaba del régimen de visitas que un juez, comprensivo con las necesidades afectivas del patriarca, le había concedido.

Tampoco con dinero hubiesen podido sobrevivir Ruth y José, los niños de José Bretón, cruelmente asesinados por su padre  cuando los tenía en su compañía. Ni los seis más que han muerto a manos de su progenitor solamente en los primeros meses de este año.

Los últimos casos son espeluznantes. Desde el infame que se tiró de la ventana del hospital abrazado a una bebé de 8 meses, para arrebatarle a la madre su ser más querido, hasta el que ha asesinado a su hijo de 11 años cuando convivía con él.

El dinero no hubiese convencido al guardia civil de Pollensa, que el 15 de agosto de 2016  aconsejó a la mujer, que acudió a pedir ayuda porque su marido la había amenazado de muerte,  que se buscase un abogado y presentase una demanda de divorcio, de que rápidamente tenía que detener al maltratador.

Resultaría imposible que por dinero el juez que permitió que el marido siguiera en libertad y visitara a su mujer en el hospital, en el que se reponía de las heridas que le había causado él mismo, y le dio la ocasión de que la apuñalara en la misma cama, hubiera decretado la prisión del asesino.

Por supuesto es impensable que la jueza de violencia de Barcelona, Francisca Verdejo, por dinero, hubiese cambiado su resolución de dejar en libertad al marido que asesinó días más tarde a su mujer, después de que ésta le hubiese denunciado.

Pagando tampoco el juez habría cambiado la sentencia de 4 años que ha impuesto al asesino de su mujer, a la que apuñaló, tiró a un vertedero y le robó el dinero que tenía en el banco.

Ni pagándole, el fiscal hubiese modificado su calificación de homicidio en el caso del individuo que mató a su mujer, estrangulándola por la espalda, en el encierro y soledad del hogar, considerando que no era asesinato porque no se había podido probar. No había testigos.

Tampoco creo que mediante pago policías, guardias civiles, policías municipales, policías autonómicas, fiscales, psiquiatras, psicólogos, asistentes sociales, jueces y magistrados, cambiaran su conducta de negarse a tramitar los atestados de las denuncias, rechazar órdenes de alejamiento, dejar en libertad a los acusados, anular órdenes de protección y dictar sentencias absolutorias. Porque eso sería más que negar la asistencia a las víctimas, sería hundir en la ignominia el sistema democrático de nuestro país.

Y me dirán que ya lo sabemos, pero entonces, ¿por qué un sector del Movimiento Feminista centra todas las reclamaciones en el aumento del presupuesto para la atención a las víctimas de violencia machista?

La única manera de frenar esta horrible sangría que nos arrebata más de cien mujeres cada año y una decena de menores es modificar la nunca bien ponderada Ley de Violencia de Género que permite todas estas atrocidades.

Si las fuerzas del orden y la judicatura y la fiscalía y el servicio médico no estuvieran amparadas por la ley, ninguno de sus ejecutores se atrevería a desasistir a las víctimas con el descaro y la impunidad con que lo hacen.

Si la famosa ley no determinara la diferencia entre mujeres que tienen una relación afectiva con el maltratador y las que no la tienen, para negarles a éstas la protección; si la ley invirtiera la carga de la prueba y obligara al denunciado a probar su inocencia; si la ley impusiera la orden de alejamiento inmediata a la denuncia y el encarcelamiento del denunciado cuando hubiera parte de lesiones; si la ley exigiera responsabilidades a todas las instituciones que han abandonado su deber de protección de las ciudadanas, con toda seguridad no contaríamos con ese inaceptable número de asesinadas, maltratadas y violadas.

Pero una maldición se extiende sobre las mujeres víctimas de maltrato y es esa bendecida Ley de Violencia de Género, con la que el PSOE creyó haber resuelto para siempre el maltrato a la mujer. Porque dada la extrema satisfacción con que la acogen los y las responsables socialistas,  presumiendo de  que se aprobó por todas las fuerzas parlamentarias por aclamación, resulta imposible modificarla. Cuando ya el hecho de que todos los partidos estuvieran de acuerdo en su redactado tiene que provocar desconfianza. No puede ser que ese cuerpo legal sea eficaz para poner coto a los mayores desmanes del Patriarcado si todas las tendencias políticas lo aprueban.

En aquel Parlamento que se puso en pie para aplaudir a Bibiana Aído, la promotora y gestora de la ley, estaban el PP, el PNV, CiU, UPN, UPyD, CC, el Grupo Mixto, ninguno de los cuales puede destacar por su defensa del feminismo. Y lo que sucedió es que tanto el PSOE como IU se plegaron a las exigencias, condiciones y chantajes que las demás fuerzas políticas les plantearon.

Porque los partidos que gestionan el Capital también defienden el Patriarcado. Al fin y al cabo el primer sistema no puede subsistir sin el segundo. La pena  es que las socialistas todavía no se hayan enterado.

Fuente: http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2017/06/21/todo-no-es-dinero/

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Libro: Adolescent Girls in Disaster & Conflict

Adolescent Girls in Disaster & Conflict

Interventions for Improving Access to Sexual and Reproductive Health Services

No. of pages: 88

Publication date: August 2016

Author: UNFPA

Publisher: UNFPA

Resumen: Millones de niñas y adolescentes necesitan ayuda humanitaria. Una crisis agrava su vulnerabilidad a la violencia de género, el embarazo no deseado, la infección por el VIH, la muerte materna y la discapacidad, el matrimonio forzoso y temprano, la violación, la trata y la explotación y el abuso sexual. En las emergencias, las niñas adolescentes necesitan una programación adaptada para aumentar su acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluida la planificación familiar, y protegerlos de la violencia de género. Desde espacios seguros hasta clínicas móviles hasta la participación de los jóvenes, el FNUAP utiliza diferentes enfoques para llegar a las adolescentes desplazadas, desarraigadas y afectadas por la crisis en un momento crítico en sus vidas jóvenes. Esta publicación presenta nuevos estudios de casos sobre el acceso de las niñas adolescentes en situaciones humanitarias a través de programas en Malawi, Myanmar, Nepal, Nigeria, Pakistán, Filipinas y Somalia.

Millions of adolescent girls are in need of humanitarian assistance. A crisis heightens their vulnerability to gender-based violence, unwanted pregnancy, HIV infection, maternal death and disability, early and forced marriage, rape, trafficking, and sexual exploitation and abuse. In emergencies, adolescent girls need tailored programming to increase their access to sexual and reproductive health services, including family planning, and to protect them from gender-based violence.

From safe spaces to mobile clinics to youth participation, UNFPA uses different approaches to reach displaced, uprooted and crisis-affected adolescent girls at a critical time in their young lives. This publication features new case studies on reaching adolescent girls in humanitarian situations from programmes in Malawi, Myanmar, Nepal, Nigeria, Pakistan, the Philippines and Somalia.

Fuente: http://www.unfpa.org/publications/adolescent-girls-disaster-conflict

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Brasil: Para la CIDH, en la región hay “movimientos conservadores” que buscan “invisibilizar” temas de género y diversidad

Brasil/Junio de 2017/Fuente: La Diaria

El jueves, el ambiente en el piso 24 del hotel Sheraton de Buenos Aires era de tensión. A menudo las respuestas del Estado brasileño a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) generaban murmullos de desaprobación o risas irónicas, como cuando se explicó que el Ministerio de Educación brasileño no asistiría a la audiencia por falta de recursos económicos. La CIDH le pidió de oficio al gobierno de Michel Temer explicaciones por excluir de la Base Nacional Curricular Común, en abril de este año, los contenidos educativos que abordaban temas de género y diversidad sexual. También le reclamó que explicitara qué pensaba del programa Escuela sin Partido, que tiene cada vez mayor incidencia a nivel federal, estadual y municipal. Movimientos por los derechos humanos y defensores públicos de Brasil, como representantes de la sociedad civil, se alinearon con la CIDH en el pedido de cuentas.

El programa Escuela sin Partido, incentivado por movimientos religiosos en Brasil, ha motivado un debate intenso en la sociedad brasileña sobre la libertad de cátedra y el derecho a la enseñanza. El programa plantea colocar carteles en las aulas que señalen los deberes de los profesores, entre ellos la prohibición al docente de “promover sus propios intereses, opiniones, concepciones o preferencias ideológicas, religiosas, morales, políticas y partidarias”. También se le reclama que respete “el derecho de los padres a que sus hijos reciban la educación moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”.

Estos postulados se traducen en una serie de proyectos de ley a nivel federal y estadual, que reiteran estos principios pero además habilitan mecanismos de denuncias anónimas contra los docentes, para responsabilizarlos ante la Justicia por violar estos postulados. Según se denunció en la audiencia, también se proyecta criminalizar la circulación de material didáctico que contenga referencias a términos como “identidad de género”.

“Por una ley contra el abuso a la libertad de enseñar”, postula la página en internet del programa. En un breve audiovisual, titulado “¿Por qué el PT [Partido de los Trabajadores] y el sindicato de los profesores rechazan esta propuesta?”, se concluye que quienes están en contra son quienes “lucran políticamente con su práctica”.

Fernanda Lapa, directora ejecutiva del Instituto de Desarrollo y Derechos Humanos y representante de la sociedad civil en la audiencia, manifestó que con este tipo de proyectos “nuestra democracia está a prueba”, y en particular está en juego el derecho de niños y adolescentes a una educación “libre y sin censura”. Remarcó que la educación en derechos humanos sirve para prevenir las violaciones a los derechos humanos, y afirmó: “Precisamos ciudadanos capaces de reflexionar críticamente y entender el mundo en el que viven”.

Alertó que se llegó a la situación de retirar los temas de género y diversidad sexual como contenidos educativos, y aseguró que existe “fiscalización y censura” sobre los docentes. “Este programa viola los derechos humanos, el propio Estado lo manifestó”, aseguró Lapa, en referencia a los pronunciamientos contrarios al programa realizados por la Secretaría de Derechos Humanos, el Ministerio de la Educación y el Supremo Tribunal Federal de Brasil. Recordó que los relatores especiales de Naciones Unidas también alertaron sobre la retirada de los contenidos de género y diversidad sexual de los programas escolares. “Necesitamos que el Estado sea más enérgico para combatir este movimiento”, porque “los efectos negativos del programa son concretos”, concluyó Lapa, y pidió a la CIDH que dé una opinión consultiva sobre el alcance del derecho humano a la educación.

Camila Vieira, defensora pública del estado de Paraná, alertó de que el movimiento está creciendo y ha tenido repercusiones en los planes municipales de educación. Consideró que viola “el derecho a una educación plural”, la libertad de expresión de los profesores y la libertad de cátedra.

Además, aseguró que el movimiento “fomenta un discurso de odio a los profesores en las redes sociales, intimidándolos”. Los representantes de la sociedad civil contaron que incluso un grupo de docentes tuvo que dar explicaciones ante la Justicia de Paraná por haber implementado un programa de formación en diversidad sexual.

La respuesta del Estado brasileño fue una larga lectura de los contenidos de la base nacional curricular común, deteniéndose en todas las ocasiones en que se mencionaba las palabras “género”, “derechos humanos” y “diversidad” –esta última palabra se incluyó 80 veces, detalló el director del Departamento de Derechos Humanos y Temas Sociales de la cancillería de Brasil, Alexandre Peña–. “No hay fundamento para decir que la base nacional es omisa en temas de diversidad y género”, evaluó el jerarca. Afirmó, por otra parte, que la base es un proyecto que debe ser aprobado por el Consejo Nacional de Educación y que puede tener cambios. “A pesar de que se cita la palabra ‘género’, esos conceptos no son trabajados”, inquirió a su turno el comisionado de la CIDH, José de Jesús Orozco.

Sobre el proyecto Escuela sin Partido, Peña dijo que el Ministerio de Educación de Brasil se manifestó oficialmente contra el programa porque no respeta el pluralismo en las concepciones pedagógicas ni la libertad de los docentes, y por tanto sería “incompatible” con las directrices nacionales de educación.

El presidente de la CIDH, Francisco Eguiguren, aseguró que en muchos países, al igual que en Brasil, hay “movimientos conservadores que quieren invisibilizar” los temas de género y diversidad sexual con frases como “con mis hijos no te metas”. Agregó que “quienes no quieren que se converse de esto en la escuela quieren retroceder”, y afirmó que “no se trata de adoctrinar”, sino de “enseñar a respetar la diversidad”.

Protesta “deteriorada”

La audiencia de la CIDH para este caso se celebró un día después de la represión de una manifestación contra el gobierno en Brasil, que dejó como saldo más de 50 personas heridas, muchas de ellas de bala. La sociedad civil aprovechó la instancia para reclamarle a la comisión que se manifestara públicamente sobre este episodio, y a su turno la CIDH pidió explicaciones al gobierno de Brasil. El director de Derechos Humanos de la cancillería dijo que “un grupo de esos manifestantes echó fuego a tres ministerios, generó pánico”, y esto motivó la “intervención de la Policía con armas de fuego para combatir” a esas personas “que destruyeron los ministerios”. El jerarca aseguró que no hay legislación antiprotesta en Brasil y que la represión se dio a raíz del “deterioro de la protesta”.

Fuente: https://ladiaria.com.uy/articulo/2017/5/para-la-cidh-en-la-region-hay-movimientos-conservadores-que-buscan-invisibilizar-temas-de-genero-y-diversidad/
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