Por: Juan Carlos Miranda Arroyo
Si la Mtra. Delfina Gómez, próxima secretaria de Educación Pública del gobierno del presidente López Obrador, dice; “no vengo a cambiar nada”, entonces ¿todo está bien en la SEP? ¿La educación pública en México no requiere de cambios?
Algunos observadores y observadoras críticos de las políticas públicas educativas en México, dijeron al respecto que no era prudente, en su primera declaración pública, que la Mtra. Delfina se pronunciara en un tono radical ni que provocara una idea de ruptura institucional (la declaración se hizo durante una reunión virtual de la CONAEDU). Que eso era lo “políticamente correcto”. Pero ¿Es posible impulsar, desde el gobierno, una “transformación sin cambios”?
Y sí, en parte eso del “lenguaje político correcto” es cierto, pero hay formas y, sobre todo, hay contenidos de por medio. Pienso, en especial, que durante la emisión de los discursos que se lanzan, no desde cualquier tribuna, hay que cuidar tanto el cómo se dicen las cosas como la sustancia (el qué) de lo dicho. La Mtra. Gómez está en la antesala de ocupar el más alto cargo de la administración pública en materia educativa; además, se trata de asumir el liderazgo de la dependencia cuya cartera ejerce el más voluminoso presupuesto del gobierno federal, esto debido al alcance que tienen los procesos educativos en la sociedad actual. Se estiman poco más de un millón 200 mil trabajadores de la educación, y poco más de 40 millones de personas (niñas, niños, jóvenes y adultos) que, directa e indirectamente, están involucradas e impactadas por las decisiones que se toman a nivel de políticas públicas educativas en nuestro país.
A unos días de ser ubicada en la cima de la burocracia educativa nacional, me parece que a la Mtra. Delfina le hicieron falta asesoras y asesores, durante su primera declaración y durante la gestión, para imprimir su propio sello sin alterar el orden institucional; careció, en otras palabras, de tacto político y sensibilidad para ejercer o dar a conocer su estilo de trabajo como mujer de poder público (aunque implícitamente con su dicho, nos mostró su personalidad política: convalidar la gestión anterior). En este caso la declaración se hizo pública a través de las redes sociales digitales.
Lo políticamente correcto, considero, sería decir: “Voy a evaluar cómo se encuentra la educación en México. Y luego, lanzaré las iniciativas de cambio que requiera el país en un contexto complejo, pero convencida de la Cuarta Transformación de la vida pública de México”. Y más allá. Hoy son necesarias declaraciones más esperanzadoras y realistas por parte de las y los gobernantes, especialmente en un contexto donde, al parecer, se prolongarán las crisis sanitaria y económica actuales. Hizo falta, pues, una declaración equilibrada, sin romper el orden institucional, y en sintonía con las demandas sociales actuales en el ámbito magisterial y educativo.
La frase de “no vengo a cambiar nada” también puede interpretarse de dos maneras:
1) No hay necesidad de hacer cambios, puesto que éstos ya se hicieron (“la mesa ya está servida”). Como sabemos, el gobierno de la “4T” impulsó, desde 2018, reformas o cambios al texto constitucional y a las leyes secundarias relacionadas con el Artículo Tercero, luego concretadas en 2019. Mediante nuevos consensos con la oposición, la bancada de Morena y aliados políticos en el Congreso, empujaron dichas reformas constitucionales a efecto de modificar el marco legal que se había impuesto, en 2013, con la llamada “Reforma Educativa estructural” (Pacto por México). De aquellos tiempos en que el PRI, el PAN y el PRD eran las fuerzas parlamentarias hegemónicas o dominantes.
2) El papel como funcionaria pública del más alto nivel, que ocupará la nueva titular de la SEP, es de transición. Algunos observadores y observadoras han señalado que la Mtra. Gómez se perfilará nuevamente, después de su paso por la SEP, a la candidatura para ocupar la gubernatura del Estado de México. En mi colaboración anterior, donde abordo el tema de la sucesión en la SEP (1), señalé que, en los hechos, la Mtra. Delfina se encuentra también en la antesala de la disputa por la candidatura presidencial para el 2024, por Morena.
De cualquier forma, la declaración inicial me pareció desafortunada a pesar de las justificaciones que se quieran encontrar o acomodar.
¿Qué cambios urgentes se requieren en el plano educativo?
Retomo a continuación dos puntos abordados en mis colaboraciones anteriores (2), debido al corto espacio, acerca de los “cambios” que requiere la educación pública en México. En otros momentos analizaré diferentes temas urgentes y prioritarios.
1. Debido a que la administración de Esteban Moctezuma (2018-2021), en la SEP, mantuvo intacto el Modelo Educativo que se impuso durante la Reforma Educativa de 2013, son necesarias su revisión, discusión y, en su caso, un replanteamiento.
El Modelo Educativo (de 2016-2017) en sí mismo ha puesto una barrera, ya que su diseño y redacción son abstractos y relativamente complejos.
Como ruta de navegación es denso en su organización, estructura y significados, pero no por ello pierde su robustez pedagógica (habría que reflexionar sobre su pertinencia). Las y los maestros, sobre todo de Educación Básica, desde entonces se preguntan, por ejemplo, ¿qué diferencias y semejanzas tiene este modelo educativo con respecto a la propuesta anterior, de 2011, que versaba sobre la articulación de la Educación Básica? Si bien queda claro que el actual Modelo está diseñado para reorganizar a la Educación Obligatoria (Básica y Media Superior), aún quedan dudas acerca de los cambios conceptuales y operativos que se han introducido durante los últimos años, tantos en el papel como en las prácticas docentes.
¿Qué ventajas o desventajas tiene para la práctica docente un cambio de este calibre en el diseño pedagógico y curricular? ¿Qué implica moverse de un modelo basado en el desarrollo de competencias, a otro que hoy se ha “refinado”, pero que conserva el mismo molde, y que tiene como centro a los “aprendizajes clave”? ¿Qué relación tiene esta concepción de lo educativo con las concepciones gerencialistas que se han establecido durante las últimas décadas, en el seno de la educación pública?
2. También se requieren cambios, en consecuencia, en la estructura y operación de los subsistemas de formación inicial de docentes (Escuelas Normales, CAM y UPN) y en los programas de formación continua para docentes en servicio. Fortalecimiento y transformación de procesos, son las propuestas que se han hecho durante los últimos años. Pero, para lograrlo, se necesitan recursos financieros, visión y voluntad política. No se pueden hacer oídos sordos acerca de estos tramos esenciales de la educación, como sistema.
No es ni será suficiente sólo con “capacitar” (por primera vez) a los docentes y demás figuras educativas, sino que también habrá de desplegarse todo un programa permanente de “actualización” (una y otra vez), con un sentido profundo y de amplia discusión informada y reflexiva, tanto en la parte conceptual como en la parte instrumental o de procedimientos a seguir, y situarse en un esquema de participación “crítica y activa” de las y los docentes, lo cual implicaría, sin duda, el despliegue de todo un esfuerzo institucional para preparar a verdaderos “líderes de la transformación educativa”. Pero para ello se necesita que la cima de la burocracia educativa asuma también un papel de liderazgo, con rumbo claro.
3. La estructura burocrática de la educación. Hoy en día tanto en el gobierno federal como en las entidades federativas, las estructuras administrativas de la educación pública están anquilosadas e integradas por profesionales que no están adecuadamente preparados para atender los asuntos educativos.
Muchos grupos de funcionarios y colaboradores, no todos, de las instituciones educativas están ahí gracias a coyunturas políticas o como retribución por haber colaborado en alguna campaña electoral, pero son inexpertos o carecen de las calificaciones profesionales para llevar a cabo tareas de corte pedagógico o de apoyo a la educación. ¿Qué va a hacer la Mtra. Delfina Gómez con los grupos de trabajo que el Mtro. Moctezuma instaló en la SEP? ¿Cuál será su posición con respecto a las ambiguas nociones de “excelencia educativa” y de “Nueva Escuela Mexicana”? ¿O no hay pensamiento crítico al respecto?
Finalmente pienso que, directa o indirectamente, la nueva titular de la SEP está en una posición privilegiada, al frente de la principal institución donde se define el diseño y aplicación de las políticas públicas educativas, que es la SEP; y desde ahí puede convertirse, o no, en una catalizadora o en una resistencia al cambio educativo que requiere la nación.
Sin embargo, no hay que olvidar que más allá de las élites dirigentes (o a pesar de ellas), el papel de las maestras y los maestros en la escuela pública (presencial o a distancia), así como de las y los directivos escolares, son esenciales en el éxito o fracaso de cualquier “transformación educativa”, de acuerdo con la experiencia nacional e internacional.
Fuentes consultadas o referencias:
(1) Ver: Delfina Gómez: Las clases de la “Clase Política”, SDP Noticias.com, 8 de enero, 2021.
(2) Ver: Cuatro obstáculos de la Reforma y el Modelo Educativo 2017, SDP Noticias.com, 6 de julio, 2017.
Fuente: http://www.educacionfutura.org/educacion-transformacion-sin-cambios/