Europa / Francia / 03 de julio de 2016 / Por: Izquierda diario.es
Más de una semana de huelga de los recolectores de basura de Bordeaux y la basura de amontona en las calles, demostrando el lugar indispensable que ocupan a pesar de ser invisibilizados socialmente.
Si Bordeaux huele mal, es culpa del gobierno
Todos esos filósofos y politólogos de la burguesía, quienes con Fukuyama nos anunciaban allá por los años ’90 el “fin de la historia”, el fin de la lucha de clases, el triunfo definitivo del capitalismo y del ideal de la democracia liberal tienen grandes dificultades para defender esos enunciados en este momento turbulento de la lucha de clases en Francia. La huelga de los recolectores de basura de Bordeaux que se extiende desde hace más de una semana, como la continuidad de las huelgas del sector en París, Saint-Etienne y de Marseille, están para recordarnos el lugar indispensable y estratégico que ocupan los trabajadores, y, en particular, aquellos que ocupan las posiciones más despreciadas pero que hacen girar la economía. La huelga de los recolectores de Bordeaux, en el marco más general de la lucha contra la Ley El Kohmri, no hace más que confirmar el papel central de la clase obrera y de los asalariados en la economía de los países.
Las calles de Bordeaux apestan, los contenedores se amontonan, transformando la ciudad en un basural a cielo abierto. Montañas de bolsas de basura, una alfombra de chatarra de todo tipo, olores nauseabundos, ratas y parásitos invaden la geografía urbana de la hermosa ciudad de Bordeaux. Ni el festival de la música ni el del vino se realizaron para no aumentar la cantidad de desechos esperable con la llegada de los visitantes. En la víspera del partido entre Alemania e Italia por la Eurocopa 2016, y en pos de que Bordeaux “huela bien”, los recolectores, tan despreciados por una la sociedad que preconiza el suceso y el éxito, están listos para “salir al rescate”.
La utilidad social, ¡esa es la verdad!
El trabajo de los recolectores, poco conocido y subestimado socialmente, es un trabajo de riesgo pues, a pesar del hecho de que las condiciones de trabajo mejoraron en el último tiempo, los accidentes son numerosos. Según el Instituto Nacional de Investigación y Seguridad (INRS), “el número de accidentes de trabajo cada mil empleados durante el tratamiento de los desechos es dos veces superior a la media nacional”. Los accidentes se deben principalmente a la presencia de objetos cortantes o de productos tóxicos en los contenedores, a la circulación en las calles o el manejo de objetos pesados (armarios, camas, etc.) que la gente deja en las calles. La esperanza de vida de los recolectores es menor que la media debido a que las rondas son a menudo agotadoras, deben subir y bajar del camión, correr detrás de él de manera incesante y a gran velocidad. Con esta huelga de recolectores queda claro que quienes se encargan de la limpieza son indispensables para la higiene de nuestras ciudades y de nuestra sociedad.
Reivindicaciones específicas en un contexto de lucha
Los recolectores demandan un aumento del 10% del salario y denuncian la falta de trabajadores. Reclaman negociaciones sobre la organización del trabajo y los reemplazos por jubilación, pero también mejoras en la atención de la obra social y de las indemnizaciones compensatorias de alimentos, la renovación del material de trabajo y una política gerencial que elimine la figura del trabajador temporario.
Los recolectores municipales de Bordeaux de la “Rive Gauche” comenzaron una huelga el pasado lunes 20 de junio. Por su parte, de acuerdo a Veolia Propeté Aquitaine (empresa de recolección y reciclaje de residuos), entre el 60 y el 70% de 433 obreros entraron en huelga desde el 13 de junio y realizaron bloqueos.
El sistema de limpieza de la ciudad está dividido en dos: de la recolección de residuos en la “Rive Gauche” se encargan los empleados municipales, mientras que en la “Rive Droite” está garantizada por las empresas privadas. En Bordeaux son varias las empresas que se encargan de la recolección y el tratamiento de los desechos (Veolia, Azura, Nicollin, Suez). Los accionistas de estas empresas privadas ganan fortunas que paga el Estado, mientras que ellos explotan a los obreros pagándoles salarios miserables por su penoso y necesario trabajo. El capitalismo transforma todo en mercancía, incluso la basura. Todo sirve para ganar dinero, con la connivencia del Estado.
Juppé, el “rompe” huelga
Este miércoles 29 a la mañana, la municipalidad y la Casa de Comercio y de la Industria convocaron a las empresas para sacar los residuos del centro de la ciudad. En este contexto, Alain Juppé (ex Primer Ministro conservador), exaltado por la respuesta de los obreros “irreverentes” tuvo una “pequeña crisis nerviosa”, dejando escapar la frase “esto no es sindicalismo, ¡es hooliganismo (vandalismo)!”. Juppé no tiene vergüenza. Esa comparación tenía un solo objetivo, deslegitimar la huelga de los recolectores de residuos de Bordeaux, que pasan sus vidas limpiando la ciudad. Pero estos trabajadores “silenciosos”, a los que vemos poco, que hacen que nuestras ciudades brillen todas las mañanas, están decididos a ser escuchados.
Publicado originalmente en: http://www.izquierdadiario.es/Cuando-los-invisibles-devienen-indispensables?id_rubrique=2653