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Unicef reconoce esfuerzos de México para incorporar a niños repatriados a educación y salud

México/04 mayo 2017/Fuente: terra

l gobierno mexicano ha realizado una movilización muy fuerte para que los niños que regresan de Estados Unidos entren inmediatamente a las escuelas y tengan acceso a servicios de salud y vivienda, reconoció el representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Christian Skoog.

«Cuesta mucho a veces porque los niños llegan sin la compañía de un adulto y sin dónde poder encontrar todo esto, pero creo que hemos visto una decision muy fuerte y positiva por parte del gobierno mexicano», resaltó el representante de la Unicef en México.

«Para nosotros, los niños son niños, no importa si son de El Salvador, de Guatemala o de México, tienen derechos y nosotros debemos asegurarles el mismo trato y servicios, si llegan, si regresan, si tienen su movimiento hacia el norte o hacia el sur del país, lo que buscamos es esa igualdad frente a los servicios».

Unicef México refirió que durante el año pasado hubo 13 mil 746 eventos de repatriación de niños, niñas y adolescentes mexicanos desde Estados Unidos, de los cuales, 70 por ciento correspondió a infantes que viajaron sin la compañía de un adulto.

Dijo que se llevaron a cabo 40 mil 542 eventos de detención de niños y adolescentes extranjeros (acompañados y no acompañados), en diferentes estaciones del Instituto Nacional de Migración (INM).

Durante la presentación del Informe Anual 2016 de Unicef México, Skoog destacó que ocho de cada 10 niños fueron repatriados desde México, principalmente a países como Guatemala (41 por ciento), Honduras (29 por ciento), y El Salvador (25 por ciento).

«Las condiciones en las que regresan muchos de los niños que son repatriados depende de diversos factores, ya que hay niños que han estado afuera por años y otros por meses en Estados Unidos, y también depende de las zonas en las que estuvieron».

Por otra parte, el documento destaca que en México un tercio de la población o alrededor de 40 millones de personas son niños, niñas y adolescentes, de los cuales 54 por ciento (21 millones), viven en condiciones de pobreza.

«En países como México u otros de la región, el gran desafío es seguir trabajando para disminuir o eliminar las brechas económicas, demográficas, sociales y de género que separan a la niñez y la adolescencia del ejercicio pleno de todos sus derechos», explicó.

Y es que el informe destaca que los niños, niñas y adolescentes que se encuentran en pobreza, la carencia con mayor prevalencia entre esta población, es la seguridad social, ya que cada seis de cada 10 la padecen, en tanto que nueve de cada 10 niños que habla una lengua indígena, son pobres.

En materia de protección integral de derechos, el organismo refirió que en el país, seis de cada 10 niños han vivido algún tipo de violencia en el hogar, y la mitad de los adolescentes del país, ha sufrido algún tipo de agresión psicológica.

Además, uno de cada 15 niños ha recibido alguna forma de castigo físico severo como jalones de orejas, bofetadas, manotazos, o golpes fuertes como método de disciplina.

Asimismo, refiere que más de cuatro millones de niños, niñas y adolescentes están fuera de la escuela, y más de 600 mil podrían dejarla si no se crean estrategias para evitarlo.

En ese sentido, el informe precisa que nueve de cada 10 estudiantes hablantes de lenguas indígenas asisten a escuelas en áreas de alta o muy alta marginación, mientras que su presencia disminuye en los centros de estudio conforme avanzan los grados y niveles escolares.

Christian Skoog reconoció y agradeció a la sociedad mexicana que apoya los programas y proyectos de este organismo internacional, con donativos de manera individual, y a las empresas que destinaron recursos, tiempo, experiencia e innovación en sus prácticas de negocio para seguir sumando recursos y voluntades a favor de la niñez y adolescencia mexicana.

Fuente noticia: https://www.terra.com.mx/noticias/mexico/unicef-reconoce-esfuerzos-de-mexico-para-incorporar-a-ninos-repatriados-a-educacion-y-salud,f4900239e172eb6ec1cc24f234389dbf83gb5wx7.html

Fuente imagen:http://www.eluniversal.com.mx/sites/default/files/styles/f03-651×400/public/2016/02/19/NR-A11-EU190216-1_Drupal%20Main%20Image.var_1455864591.jpg?itok=CP8QmiYK

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Aburridos, desafiliados y desescolarizados. ¿La escuela socava el derecho a la educación de niños y jóvenes?

Por: a

El Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia (ODEJ) es una plataforma para el pronunciamiento público, impulsado por el campo estratégico en modelos y políticas educativas del Sistema Universitario Jesuita (SUJ). Su propósito consiste en la construcción de un espacio de análisis informado y de posicionamiento crítico de las políticas y las reformas educativas en México y América Latina, arraigado en la realidad social acerca de las injusticas del sistema educativo, y recupera temas coyunturales y estructurales con relación a la agenda educativa vigente.

Conforme los adolescentes mexicanos crecen, la proporción de quienes asisten a la escuela disminuye de manera progresiva, en una proporción que va del 96.3% a los 12 años hasta 40.2% a los 19 años (INEGI, Encuesta Intercensal 2015, 2016). La menor asistencia a la escuela sucede en el rango de edad que corresponde a dos de los ciclos de la educación obligatoria: secundaria y bachillerato.

Fuente: INEGI, Encuesta Intercensal 2015, 2016

Las razones de no asistencia a la escuela por parte de los adolescentes son múltiples y de diversa naturaleza. Primero, hay razones estructurales: la insuficiente cobertura del servicio y las desigualdades socioeconómicas de la población. Segundo, hay razones individuales: unas relacionadas con decisiones vitales (trabajar, unirse, procrear), otras de carácter personal-subjetivo, como considerar que la escuela no es útil para el futuro o por la falta de gusto por el estudio. Tercero, hay razones ‘sociales’, relacionadas con el entorno comunitario y escolar: falta de seguridad, discriminación, violencia o maltrato en la escuela. Cuarto, hay razones referidas al desempeño académico o escolar de los adolescentes: no aprobar materias, no aprobar examen de admisión al siguiente nivel o ser expulsado por mal comportamiento.

Hace más de una década que se hizo evidente el peso relativo de quienes no continuaban en la escuela por razones personales-subjetivas. La Encuesta Nacional de la Juventud (2005) mostró que la falta de interés o gusto por la escuela fueron razones aludidas por casi la mitad de los jóvenes varones de 15 a 19 años que dejaron la escuela, frente a un tercio de las mujeres en igual condición (IMJ, 2006).

Diversas encuestas en hogares han profundizado en la estimación de la proporción de adolescentes que no asisten a la escuela por razones de ese tipo. El Módulo de Trabajo Infantil de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE-INEGI) en 2007 identificó que 58.9% de los varones y 43.9% de las mujeres de 15 a 17 años no asistía a la escuela por falta de interés o de aptitud para hacerlo. En 2011 las proporciones disminuyeron pero siguen siendo significativas: 54.3% de los varones y 35.1% de las mujeres no asistían a la escuela por las razones antes citadas. La Encuesta Nacional sobre la Dinámica Demográfica (ENADID-INEGI, 2014) mostró que, entre las mujeres de 15 a 34 años, el 20% dejó de asistir a la escuela antes de los 15 años, cuya cuarta parte lo hizo porque “no quiso o no le gustó estudiar”; otro 53.5% dejó la escuela entre los 15 y los 19 años, de las que un 16% lo decidió por la misma razón (mientras 14% se casó; 9% se embarazó y 9% empezó a trabajar). Para redondear, la Encuesta Nacional de los Hogares (ENH-INEGI, 2015) reportó que 40% de los varones y 26% de las mujeres de 15 a 19 años que no asistían a la escuela, no lo hacían porque no querían continuar en la escuela o no les gustaba estudiar.

El proceso de codificación de las respuestas y su agrupamiento en categorías conlleva, con frecuencia, una pérdida de datos y –sobre todo– de ciertos significados particulares manejados por la población encuestada. Sin embargo, el análisis de microdatos de las encuestas arriba citadas permite identificar algunos de estos significados. Los más frecuentes aluden a la falta de “gusto” por el estudio o por la escuela que manifiestan las y los adolescentes. Hay expresiones más particulares: “no le gustó el sistema de la escuela”, “no le caían bien los maestros”, “no estaba a gusto en la escuela”, “no le gustó la escuela”. El gusto está relacionado con varias cosas: el placer o deleite que una persona experimenta por algún motivo; la afición o inclinación de una persona por algo.

En segundo nivel de frecuencias se encuentran aquellos adolescentes que dicen ya no querer seguir en la escuela o que ya no quisieron estudiar. Sin embargo, esto suele estar asociado a otros factores: “lo castigó su maestra en ese entonces y ya no quiso ir”; “ya no quiso estudiar porque no le gusta”, “se influenció con sus amigos y ya no quiso estudiar”. En este sentido, el querer está asociado con el deseo, la voluntad, la inclinación o determinación de hacer algo.

En tercer lugar, hay muchos adolescentes que no quieren estudiar o no les gusta la escuela, por fastidio, enfado o aburrimiento, ya sea porque “no le llamó la atención la escuela”, “le aburría la escuela”, “se aburría en la escuela y ya no quiso ir”. Además, porque son flojos, por “la flojera para estudiar”, o porque “se aflojeró y ya no le gustó estudiar”, esto es, por la combinación de cansancio con la pereza. Además, están aquellos que dicen no asistir ni continuar estudiando porque “no nació para la escuela” o, simplemente, porque “no se le daba la escuela”. En este tipo de casos está presente un sentimiento de incompetencia entre los adolescentes, por lo que “se le hace difícil”, “le cuesta mucho aprender.” Esto deviene en una imagen negativa: “yo no tengo cabeza para estudiar.”

Más allá de razones estructurales que limitan el acceso o la permanencia de los adolescentes en la escuela (falta de cobertura o desigualdades socioeconómicas), están aquellas razones que expulsan de la escuela a aquellos que sí pudieron ingresar a ella.  Se trata de la falta de interés, de gusto, de voluntad, de deseo, así como el aburrimiento, el fastidio, la flojera y el sentido de incompetencia. Todas ellas concurren para explicar el por qué más de un tercio de los varones y más de una cuarta parte de las mujeres de 15 a 19 años que no asistieron a la escuela en 2015, dejaron de hacerlo.

Una conclusión paradojal aparece: en un número significativo de adolescentes la escuela no formó el gusto, no cultivó el deseo ni la voluntad de perseverar en la escolaridad y, por el contrario, desencadenó el aburrimiento, el fastidio y la flojera, suficientes para la ruptura de todo vínculo. ¿Qué están haciendo o han dejado de hacer las escuelas, los directivos y los docentes para que suceda ese efecto no deseado de la acción escolar, antitético de sus objetivos educativos? ¿De qué manera los docentes están encarando la abulia de un número importante de estudiantes frente al trabajo académico y los contenidos curriculares? Ciertamente, la falta de interés o de voluntad, el aburrimiento y el fastidio de los estudiantes, son un resultado –sólo sintomático– de la combinación de procesos sociales, culturales y escolares que están socavando la capacidad de la escuela y disminuyendo las condiciones de buen ejercicio del derecho a la educación de todos los adolescentes previamente escolarizados.

En el ámbito discursivo del derecho a la educación se distingue “el derecho a…” (relacionado con la accesibilidad y la asequibilidad) respecto al “derecho en…” (relativo a la aceptabilidad y la adaptabilidad).

De acuerdo con Latapí (2009) la aceptabilidad se refiere al fondo y a la forma de la educación, así como a su pertinencia cultural y lingüística, en tanto que la adaptabilidad remite a la flexibilidad de las formas de educación ofrecidas para adaptarse a los diversos contextos. En este último caso, en palabras de Tomasevski (2004), se trata de que las escuelas se adapten a las características de los estudiantes y no forzar lo contrario, que los adolescentes se adapten a las condiciones de la escuela.

Los datos arriba descritos ofrecen indicios sólidos de que algunas cosas no están sucediendo en las escuelas para procurar la aceptabilidad y la adaptabilidad de la educación que ofrecen a sus estudiantes.

Los procesos escolares y las prácticas docentes no siempre hacen las mediaciones y ajustes para gestionar la pertinencia de los contenidos ni la relevancia de lo que se enseña. Múltiples usos, costumbres, rutinas y hasta liturgias escolares sólo muestran la forma (la actividad docente) pero no necesariamente atienden y cuidan el fondo –el aprendizaje de los alumnos. Pero hay más, de acuerdo con Cámara (2006: 28-29):

“En un salón de clase ordinario es fácil percibir el punto muerto en el que el desinterés por aprender se equilibra con la aceptación del régimen escolar… tener presente un entorno educativo en el que ni el maestro va a encontrar orgullo y satisfacción en su trabajo ni el estudiante percibir que aprender es valioso o que los adultos se interesan en que aprenda… Fuera de momentos en los que el maestro urge acciones que todos obedecen… la resignación ante la actividad impuesta puede dar lugar al aburrimiento o la rebeldía…”

Es cierto, también, que los adolescentes actuales no son iguales que las generaciones precedentes. Ahora los adolescentes se aburren en el aula porque han crecido en entornos informacionales que han descentrado a la escuela y a los docentes como los principales proveedores de aprendizajes. Los estudiantes se mueven en una época en la que sucede el desfondamiento y la destitución de la institución escolar (Corea, 2010). La escuela no es capaz de responder a la dispersión y fragmentación de los múltiples intereses de los adolescentes, quienes encuentran respuestas en otros medios, en la inmediatez y superficialidad de la comunicación permanente con sus pares, más que con o entre los adultos.

El problema de fondo se puede buscar en la fuerza de las prácticas escolares tradicionales, que no son interpeladas sino eludidas por las nuevas configuraciones en los entornos de aprendizaje de los estudiantes. El disgusto por estudiar, el aburrimiento y el desinterés de los adolescentes por los aprendizajes escolares son sólo síntomas de la desconexión operante entre sus características subjetivas y las rutinas cristalizadas en la cotidianidad de las prácticas escolares. El resultado es la desafiliación o desvinculación de los adolescentes respecto a los contenidos curriculares y prácticas escolares que conducen, en extremo, a su desescolarización.

Ante este panorama, cabe compartir algunas cuestiones que consideramos de urgente resolución: ¿puede la política educativa abordar el asunto de la relevancia de los procesos y contenidos curriculares, para construir el gusto por el aprendizaje escolar entre los adolescentes, superando el aburrimiento, la flojera y la falta de sentido que prohíjan su desafiliación? Es decir, ¿puede la política educativa hacerse cargo de mejorar la aceptabilidad y la adaptabilidad de los procesos escolares en la educación secundaria y media superior mexicanas, de modo que los adolescentes no sólo sean retenidos en la escuela, sino efectivamente sean implicados en aprendizajes que les resulten significativos y valiosos? ¿puede la política educativa generar medidas eficaces para combatir los resultados negativos, efectos no deseados de la escolarización llana de los adolescentes? ¿qué estrategias se pueden plantear para que los jóvenes que abandonaron la escuela, tengan segundas o terceras oportunidades para ejercer de manera plena su derecho a la educación y que no se agoten en una simple reescolarización?

Referencias

Cámara, Gabriel (coord.) (2006) Enseñar y Aprender con interés. México, Ed. Siglo XXI

Corea, Cristina (2010) Pedagogía del aburrido: escuelas destituidas. Buenos Aires, Ed. Paidós, 224 pp.

IMJ (2006). Encuesta Nacional de la Juventud, 2005.  México: Instituto Mexicano de la Juventud.

Latapí, Pablo (2009) “El derecho a la educación. Su alcance, exigibilidad y relevancia para la política educativa”.  Revista Mexicana de Investigación Educativa, Vol. XIV núm. 40, pp. 255-287

Tomasevski, Katarina (2004). “Indicadores del derecho a la educación”. Revisa Instituto Interamericano de Derechos Humanos, vol. 40.

Fuente noticia: http://www.educacionfutura.org/aburridos-desafiliados-y-desescolarizados-la-escuela-socava-el-derecho-a-la-educacion-de-ninos-y-jovenes/

Fuente imagen: http://www.educacionfutura.org/odej.png

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Finlandia: Así es Kiva, el programa que promete acabar con el acoso escolar

Finlandia/04 mayo 2017/Fuente: levante-emv

Este método finlandés ha demostrado una eficacia arrolladora en los centros del país nórdico.

El acoso escolar se ha convertido en una lacra y continúa siendo uno de los problemas más graves a los que se enfrentan las escuelas de todo el mundo. Por esta razón, son muchos los métodos que han visto la luz con la finalidad de prevenir una situación que con las nuevas tecnologías se ha vuelto aún más complicada. Uno de los más conocidos y eficaces es KiVa, un programa de origen finlandés, que pretende acabar con el acoso escolar en los centros educativos.

En Finlandia ya se aplica en el 90% de las escuelas y contar o no con este proyecto se ha convertido en una condición que muchos profesores y alumnos tienen en cuenta a la hora de elegir una escuela en la que trabajar o estudiar.

¿Qué es KiVa?

El acrónimo KiVa viene de la expresión ‘Kiusaamista Vastaan’ (contra el acoso escolar) y que en finés significa ‘chulo, guay’. Se trata de un método que busca prevenir y afrontar el acoso en los colegios y que fue desarrollado por la Universidad de Turku (Finlandia) en el año 2007 con el apoyo del Ministerio de Educación.

Para los profesionales nórdicos la excelencia educativa de su sistema escolar pasa por erradicar el acoso escolar. Así lo indica Christina Salmivallim, profesora de psicología en Turku y una de las creadoras del programa, «el ‘bullying’ es un problema universal y creo que debe ser prioridad para cualquier Gobierno».

¿En qué consiste?

El programa KiVa consta de una veintena de clases que los estudiantes reciben a los 7, 10 y 13 años para reconocer los tipos de ‘bullying’ y mejorar la convivencia.

Las clases, que se distribuyen durante todo el curso académico, se dividen en 10 lecciones de 45 minutos cada una. El respeto, la empatía o la importancia de trabajar en grupo son algunos de los temas que se tratan. Además, cuentan con diverso material de apoyo: manuales para el profesor, reuniones y charlas con los padres, videojuegos y hasta un buzón virtual donde las víctimas y testimonios pueden denunciar bajo el anonimato.

En los colegios en los que se ha implantado el método los alumnos, que realizan sus tareas siempre en grupos mixtos, aprenden que no está bien que uno esté triste ni que tampoco hay que hablar cuando otro habla. Asimismo, los profesores les inculcan en las lecciones que no hay que reirse de los demás. Con esto, «se pretende aumentar la actitud positiva y reducir los comportamientos negativos», señala Samivalli. «El sentido de la unidad en este tipo de colegios es lo más importante».

¿Cuáles son sus objetivos?

El propósito fundamental de KiVa es abordar los casos graves de acoso de la forma más efectiva posible intentando educar a los jóvenes desde el principio para que reconozcan los distintos tipos de abuso y sepan actuar contra ellos.

Al mismo tiempo, este programa pretente ‘entrenar’ a otras figuras que también son protagonistas en este tipo de situaciones: los profesores y los compañeros.

Por una parte, KiVa intenta que el personal de la escuela se comprometa profundamente con esta cuestión social ofreciendo información básica sobre ‘bullying’ y ‘ciberbullyng’ y las formas idóneas de cómo abordarlo. Por otro, pretende influir sobre los compañeros para que, en lugar de aceptar silenciosamente la situación o alentar a los acosadores, apoyen a la víctima y transmitan de esta forma que no aceptan las prácticas abusivas.

A diferencia de otros métodos que sólo se centran en las figuras del acosado y del acosador, KiVa hace hincapié en el grupo de personas que no participan del acoso sino que sólo observan: los testigos. «KiVa intenta cambiar las normas que rigen al grupo. Dentro de este, están los otros, esas persona que observan y que se ríen», indica Salmivalli.

¿Qué resultados está consiguiendo?

Por el momento, en base a los datos que ha emitido el gobierno de Finlandia, la eficacia de KiVa es arrolladora. En el año 2007, cuando se implantó por primera vez este programa en el país nórdico, se logró reducir en más del 40% los casos de acoso escolar.

Años más tarde y siguiendo con esta tendencia ascendente, en el 79% de los colegios desapareció por completo el ‘bullying’ y en el 98% de los centros en los que se comenzó a trabajar con KiVa se concluyó que estaban «muy satisfechos» con la metodología y con los resultados que el programa les estaba proporcionando.

Estados Unidos, Nueva Zelanda, Estonia o Italia ya se han apuntado a las ventajas de KiVa. Además, ya está disponible en inglés en las escuelas primarias de Argentina, Chile, Perú, Colombia, México y España.

Fuente: http://www.levante-emv.com/sociedad/2017/05/02/kiva-programa-promete-acabar-acoso/1561355.html

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Unicef pide a Grecia seguir mejorando las condiciones de los niños refugiados

Grecia/04 mayo 2017/Fuente: Terra

epresentantes de Unicef en Grecia instaron hoy a las autoridades locales a mejorar las condiciones de vida de los niños refugiados y apuntaron los principales problemas que experimentan estos a su llegada y durante su estancia en el país heleno.

Robaron en la casa de senador Andrés Allamand durante el…

Personal del Departamento OS9 de Carabineros se encuentra…

 La ineficiencia en el sistema de identificación y registro, la falta de protección internacional, la baja calidad de las condiciones de vida y el deficiente acceso a los servicios básicos como la sanidad o la educación, son los principales problemas de los niños refugiados, indicaron en una rueda de prensa.

Unicef puso especial énfasis en las carencias del sistema de registro, pues estas dificultan, en muchos casos, resolver problemas puntuales de los refugiados.

«La abundancia de desplazamientos migratorios dentro de Grecia durante los últimos meses de 2016 puso de manifiesto la falta de un sistema de registro adecuado, lo que ha dificultado la posibilidad de ofrecer protección temporal», señaló el Defensor del Pueblo griego en materia de derechos de los niños, Yorgos Moschos.

Unicef llevó a cabo un programa de seguimiento en 85 campos a lo largo del pasado año y cifró en 64.000 los niños que entraron en Grecia en 2016, de los cuales 21.000 permanecían en el país en diciembre de ese año.

La organización lamentó asimismo que el acceso de los niños a los programas de educación afrontó «numerosas dificultades a pesar de estar bien articulado».

Debido a esto, en algunos casos se registraron retrasos en la puesta en marcha de cursos especiales, mientras que, en otros, cursos que habían comenzado fueron cancelados.

«Además, el creciente éxodo a las zonas urbanas y la cada vez mayor demanda de inscripciones escolares por parte de los jóvenes también supuso un reto importante», añadieron desde la organización.

Respecto al acceso a la sanidad, la organización destacó que los problemas existentes ya en el sistema sanitario griego tienen sus efectos negativos en todos los niños del país, incluidos refugiados.

Moschos destacó que la asistencia sanitaria en los campos proviene en gran medida de organizaciones de la sociedad civil y calificó de «gran éxito» la amplitud de los programas de inmunización contra enfermedades.

Los delegados de Unicef en Grecia se congratularon, a pesar de todo, por el incremento de albergues para niños no acompañados (uno de los grupos de refugiados más vulnerables) en todo el país, cuyo número creció de 423 en marzo a 1.252 en diciembre de 2016.

Fuente: https://www.terra.cl/noticias/mundo/europa/unicef-pide-a-grecia-seguir-mejorando-las-condiciones-de-los-ninos-refugiados,3a63201d22c6e10f303f59604eddfa28coan2bgo.html

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Estados Unidos: Otra oportunidad para jóvenes de LA involucrados en pandillas y drogas

Estados Unidos/04 mayo 2017/Fuente: La Opinion

Learning Works Charter School tiene a «chasers» que motivan a los alumnos a seguir estudiando.

Para Destiny Lozano caminar a la escuela o al trabajo por las calles de Boyle Heights se convierte en una sentencia de cárcel o de muerte cada día.

La joven de 20 años residente de Lincoln Heights pertenece a una pandilla rival a las existentes del barrio de Boyle Heights.

Sin embargo, su deseo por superarse vence su miedo.

Lozano es estudiante de Learning Works Charter School, una secundaria no tradicional que ofrece un programa académico personalizado y riguroso para estudiantes que están en alto riesgo de abandonar sus estudios sin haber obtenido un diploma de secundaria.

La joven de descendencia mexicana recuerda estar involucrada en las pandillas desde que tiene uso de razón.

Destiny Lozano, 20, muestra sus tatuajes. (Foto: Aurelia Ventura/La Opinión)

“Toda mi familia son pandilleros, vengo de varias generaciones de pandilleros”, contó Lozano el mientras tomaba un descanso recientemente de sus clases en Learning Works.

“Yo no veía ni maestros, ni abogados ni nada de eso cuando iba creciendo, yo quería ser un gangster”, aseveró.

Su vida desde los 13 años se convirtió en un entrar y salir de la cárcel juvenil. Su primer tatuaje se lo hizo a la edad de 12 años.

Un tatuaje muy notable es el de su frente –que dice “R.I.P. Danny”. “Él era mi papá. Murió cuando yo tenía 5 años”, aseveró la joven.

A su costado, otra estudiante hacía su tarea. A Samantha Espino, Learning Works le permite estudiar mientras cuida a su hija Desiree de 1 año.

Espino, de 20 años, dijo que nunca conoció a su padre y cuando tenía 5 años de edad su madre falleció. Ella quedó bajo la custodia de su abuela, pero el sentimiento de desamparo y falta de atención la llevaron a involucrarse en las drogas y el alcohol desde los 14 años.

Samantha Espino con su hija Desiree, de un año, asiste a una escuela no tradicional en Boyle Heights. (Foto: Aurelia Ventura/La Opinión)

“Me mandaron a un hogar de crianza y yo no quería estar ahí, entonces huía a cada rato”, recordó Espino.

La joven dijo que aunque se cuestionaba por qué se involucraba en situaciones de peligro no podía dejar esa vida. Se volvió adicta a las drogas. “Utilizaba cocaína, marihuana, PCP, crack, cristal meth y alcohol”, contó Espino, quien asegura que cuando estaba bajo las drogas solía robar, asaltar casas y no sentía miedo.

“Estaba tan drogada que ni pensaba. Las drogas me ayudaban a olvidar”, recordó.

Sin embargo, a los 19 años – cuando nació su niña – Espino decidió darle un cambio a su vida. “Ahora que tengo a mi bebé no quiero que pase por lo que yo pasé”, dijo la joven madre soltera.

La “Chaser” que no los deja solas

Lo que convierte a Learning Works en una escuela diferente es la presencia de las mentoras o “Chasers”.

Bernie Pérez, de 26 años, es la chaser de Lozano y Espino. Su trabajo consiste en perseguir a las jóvenes para que no abandonen los estudios y brindarles apoyo.

Ella conoce de primera mano las dificultades y obstáculos de ambas chicas, puesto que ella tuvo un pasado similar. En sus años de estudiante Pérez se involucró en las pandillas y se convirtió en madre a los 16 años.

Bernie Pérez, la “chaser” de Lerning Works. (Foto: Aurelia Ventura/La Opinión)

Sin embargo, fue el programa de Learning Works en Pasadena lo que la ayudó a salir adelante. Así logró obtener su diploma de secundaria y ahora se prepara para obtener su licenciatura en la University of Phonenix.

“Poco después de que yo terminé el programa quería seguir haciendo trabajo voluntario y me dijeron que en Learning Works de Boyle Heights había una posición de trabajo disponible”, cuenta Pérez, quien gustosa aceptó el reto de ayudar a otras jóvenes como alguien la ayudó a ella.

“Todos se merecen una segunda oportunidad. Y muchos de estos estudiantes piensan que ellos no pueden hacerlo”, dijo Pérez.

Una ayuda constante

Mikala Rahn, fundadora de Learning Works—con sede en Pasadena—dijo que los chasers están de guardia las 24 horas del día, los fines de semana y las noches, siempre listos para ayudar a sus jóvenes estudiantes.

“No sólo están allí para el apoyo escolar, sino también para el apoyo emocional. Hacen lo que sea necesario para construir esa confianza y una relación real con cada estudiante”, dijo Rahn.

Destiny Lozano hace un trabajo de la escuela en Learning works de Boyle Heights. (Foto: Aurelia Ventura/La Opinión)

Learning Works apareció por primera vez en Pasadena hace 10 años y en Boyle Heights hace seis.

En la sede de Boyle Heights, la institución trabaja en asociación con la organización Homeboy Industries –que trabaja con jóvenes pandilleros- quienes refieren a los adolescentes en riesgo de abandonar la escuela y al mismo tiempo les ofrecen empleo mientras estudian.

Rahn explicó que la belleza del programa de Learning Works es que todos los jóvenes se conocen y se convierten en una comunidad.

Lozano y Espino trabajan en el área de mantenimiento de la oficina de Homeboy Industries, localizada sobre la calle Primera en Boyle Heights.

Lozano dijo que la parte más difícil que enfrenta ahora que quiere cambiar su vida es que las personas no la vean como un ser humano, sino solo como pandillera.

“Es difícil cuando me ven solo por mis tatuajes y que tengo cierto estilo de vida. Pero en realidad soy una buena persona”, aseveró la joven quien piensa continuar sus estudios después de obtener su diploma de secundaria.

“Quiero trabajar en la construcción…donde no me juzguen por mis tatuajes”, añadió.

Por su parte, Espino dijo que ya esta inscrita en el colegio del Este de Los Ángeles y solo esta esperando terminar unas clases en Learning Works para estudiar a tiempo completo en el colegio.

Fuente:https://laopinion.com/2017/05/03/otra-oportunidad-para-los-jovenes-que-estan-involucrados-en-pandillas-y-drogas/

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Euskadi vuelve a reducir su tasa de abandono escolar temprano

Euskadi/04 mayo 2017/Fuente: Deia

En el primer trimestre se situó en el 7,3%, muy por debajo de la media estatal que fue del 18,5%.

La tasa de abandono escolar temprano en Euskadi se ha situado en el 7,3% en el primer trimestre de este año, lo que supone una mejora de 2,3 puntos respecto al mismo periodo de 2016 y representa la tasa más baja del conjunto del Estado.

El Departamento de Educación del Gobierno vasco considera que este dato se ha obtenido “gracias al esfuerzo de la sociedad vasca por dotarse de un sistema educativo que garantiza la equidad”.

El Ministerio de Educación hizo ayer público las cifras de abandono escolar temprano, con una media estatal que se sitúa en el 18,5%. Euskadi es la comunidad autónoma con una tasa más baja, del 7,3%, seguida de Cantabria (8,6%) y Madrid (13,4%). Las más altas corresponden a Baleares (27%) y Murcia (26,5%).

Por lo que respecta al País Vasco, la tasa del 7,3% registrada en el primer trimestre, supone una mejora de seis décimas con respecto al trimestre anterior y de 2,3 puntos con respecto al resultado a los tres primeros meses de 2016.

En función de la estadística del Ministerio, Euskadi cerró el año 2014 con una tasa del 9,4%, 2015 con un porcentaje del 9,7% y 2016 con una tasa del 7,9%, en todas ellas son la más baja del Estado. Una cifra que se ha reducido durante los primeros tres meses de 2017, situando la tasa de abandono en el ya mencionado 7,3%. Esta tasa de abandono está también por debajo de la Unión Europea, cuya media se encuentra en el 10,7%, según los datos de Eurostat. En el otro lado de la balanza de encuentra el Estado ya que ese 18,5% le convierten en el segundo país con la tasa más alta de la UE. Y es que solo Malta, con un 19,6% de abandono escolar le supera en el ranking.

Más chicos que chicas A nivel estatal, los datos del Ministerio de Educación también señalan que el abandono escolar temprano ha bajado al 18,5% en la primera Encuesta de Población Activa del 2017, el dato trimestral histórico más bajo, e inferior al 19 % con que cerró el año 2016, según informa el Ministerio de Educación. El abandono escolar temprano mide la población de entre 18 y 24 años que como máximo ha terminado la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y no ha seguido estudiando después ni el Bachillerato ni Formación Profesional. Por sexos, el abandono escolar prematuro ha caído al 14,8% entre las mujeres, que se encuentra a distancia del 22,1% que registran los chicos. En el conjunto del año 2016, las mejoras más significativas se dieron en Ceuta y Melilla conjuntamente (-6 puntos), La Rioja (-5,6) y Canarias (-4,9 puntos).

Fuente:http://www.deia.com/2017/04/29/sociedad/euskadi/euskadi-vuelve-a-reducir-su-tasa-de-abandono-escolar-temprano

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Desafiando las bombas y las balas para permanecer en la escuela en Yemen

Yemen/04 mato 2017/Fuente: Acnur

Con más de dos millones de niños y niñas fuera de las escuelas en Yemen como resultado del conflicto, ACNUR ayuda a niños refugiados, desplazados y locales a continuar con sus estudios.

Al igual que millones más de personas atrapadas en el brutal conflicto de Yemen, Afrah, refugiada somalí de 12 años, se preocupa principalmente por sobrevivir las bombas, las balas y la persistente pobreza que este conflicto ha provocado.

Pero con su futuro en la mira, ella también se preocupa mucho porque el conflicto evite que ella continúe con su educación, y por ende, no pueda cumplir su sueño de ser doctora.

“Temo mucho por la guerra pero quiero continuar en la escuela”, dijo Afrah, vistiendo una túnica verde que es el uniforme de la Escuela Asma para Niñas, en la capital de Yemen.

Dos años de conflicto en Yemen han paralizado gran parte del país y a sus habitantes, dejando a una increíble cifra de 18,8 millones de personas en necesidad de asistencia humanitaria y provocando que dos millones de niños no puedan asistir a la escuela.

Los servicios y las instituciones básicas, incluyendo el sistema de educación pública, están cediendo bajo la presión de la guerra. A pesar de que la educación pública continúa siendo gratuita en Yemen tanto para los niños locales como para los refugiados, más de 1.600 escuelas están ahora dañadas y ya no son aptas, mientras que otras están ubicadas muy cerca de los frentes de batalla, lo que pone en peligro la seguridad de los estudiantes.

“Debido a la guerra ha sido muy difícil estudiar…tenemos que compartir un libro entre todos”.

Para los jóvenes refugiados y solicitantes de asilo como Afrah, cuya familia cruzó el Golfo de Adén para huir de la guerra en su natal Somalia, el riesgo de que su educación se vea interrumpida ya es significativo. De acuerdo con un reciente informe del ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, llamado Oportunidades Perdidas, los niños refugiados tienen cinco veces más probabilidades de quedar fuera de las escuelas en comparación con los niños locales.

“El conflicto no solo afecta el estado psicosocial y la salud de los estudiantes y los profesores, sino que también tienen que luchar con la pobreza y requieren mucho apoyo”, explicó la directora de la escuela de Afrah, Aisha Al Dhafari.

Su escuela, como muchas otras en Yemen, ahora está sobrepoblada y sobrepasa sus capacidades, como resultado de haber absorbido un número adicional de estudiantes que se han desplazado al área.

“Antes de la guerra, en una clase habían 60 estudiantes y ahora se ha duplicado a 120”, dijo Al Dhafari.

La escuela ahora trabaja con doble turno, y los estudiantes asisten a clases por la mañana o por la tarde, y los materiales y los equipos de aprendizaje son escasos. Las clases no solo están sobrepobladas, sino que también tienen una iluminación pobre, debido a la falta de electricidad en la ciudad destrozada por la guerra, Saná, provocando que la escuela solo esté alimentada por los paneles solares brindados por el ACNUR.

“Debido a la guerra ha sido muy difícil estudiar y ni siquiera tenemos libros de texto. Tenemos que compartir un libro entre todos”, dijo Afrah.

Además del impacto sobre los estudiantes, el brutal conflicto en Yemen también está afectando a los maestros. La mayoría de los salarios del sector público, del cual depende el 30 por ciento de la población de Yemen, se pagan de forma irregular o no se pagan del todo.

“Los maestros no han recibido su salario hasta por cinco meses y aun así continúan presentándose a enseñar sin paga. Ellos lo hacen porque creen que es su deber”, dijo el director de la oficina del Ministerio de Educación en Saná, Mohammed Al Fadhli.

Para abordar las necesidades educativas de los refugiados y los yemeníes, ACNUR ha dado asistencia a las escuelas y brinda material educativo en áreas que albergan a grandes cantidades de niños desplazados a la fuerza.

El apoyo incluye capacitación para los maestros, administrativos y trabajadores sociales en temas de protección de la niñez, desplazamiento y asuntos psicosociales, ofreciendo a los niños programas de desarrollo y clases informales, y dándoles a los estudiantes uniformes y kits educativos, que incluyen bultos escolares y papelería.

“Además de haber tomado sus vidas, el conflicto en Yemen también está robando futuros. Una generación completa está en peligro de salir perdiendo”.

ACNUR también ha reparado escuelas dañadas, ha instalado paneles solares y ha dado materiales de enseñanza esenciales, incluyendo 300.000 libros de textos que dio a 20 escuelas yemeníes, como la de Afrah. Esto cubre el 20 por ciento de los requerimientos de libros escolares en Saná.

“En medio de la destrucción y la guerra, el Ministerio de Educación, su personal, sus maestros y administradores han hecho una labor increíble para asegurar la continuación de los programas educativos en Yemen y el acceso de los niños refugiados y desplazados. Pero necesitan más apoyo”, dijo el Representante del ACNUR en Yemen, Ayman Gharaibeh.

“Además de haber tomado sus vidas, el conflicto en Yemen también está robando futuros. Una generación completa está en peligro de salir perdiendo, y si no continuamos apoyando el acceso a la educación de los refugiados y los desplazados a la fuerza, las consecuencias a corto y largo plazo serán desastrosas”, advirtió Garaibeh.

Para Afrah, que continúa comprometida con sus estudios, a pesar del temor por la violencia y la falta de recursos, los nuevos libros de texto significan una renovada esperanza para el futuro.

“Estoy feliz porque finalmente tengo libros para estudiar”, dijo ella. “Quiero seguir en la escuela para concluir mi educación y poder ser doctora”, dijo ella.

Fuente: http://www.acnur.org/noticias/noticia/9d8ba0917e72413c027e9f7c47432d70/

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