Desafiando las bombas y las balas para permanecer en la escuela en Yemen

Yemen/04 mato 2017/Fuente: Acnur

Con más de dos millones de niños y niñas fuera de las escuelas en Yemen como resultado del conflicto, ACNUR ayuda a niños refugiados, desplazados y locales a continuar con sus estudios.

Al igual que millones más de personas atrapadas en el brutal conflicto de Yemen, Afrah, refugiada somalí de 12 años, se preocupa principalmente por sobrevivir las bombas, las balas y la persistente pobreza que este conflicto ha provocado.

Pero con su futuro en la mira, ella también se preocupa mucho porque el conflicto evite que ella continúe con su educación, y por ende, no pueda cumplir su sueño de ser doctora.

“Temo mucho por la guerra pero quiero continuar en la escuela”, dijo Afrah, vistiendo una túnica verde que es el uniforme de la Escuela Asma para Niñas, en la capital de Yemen.

Dos años de conflicto en Yemen han paralizado gran parte del país y a sus habitantes, dejando a una increíble cifra de 18,8 millones de personas en necesidad de asistencia humanitaria y provocando que dos millones de niños no puedan asistir a la escuela.

Los servicios y las instituciones básicas, incluyendo el sistema de educación pública, están cediendo bajo la presión de la guerra. A pesar de que la educación pública continúa siendo gratuita en Yemen tanto para los niños locales como para los refugiados, más de 1.600 escuelas están ahora dañadas y ya no son aptas, mientras que otras están ubicadas muy cerca de los frentes de batalla, lo que pone en peligro la seguridad de los estudiantes.

“Debido a la guerra ha sido muy difícil estudiar…tenemos que compartir un libro entre todos”.

Para los jóvenes refugiados y solicitantes de asilo como Afrah, cuya familia cruzó el Golfo de Adén para huir de la guerra en su natal Somalia, el riesgo de que su educación se vea interrumpida ya es significativo. De acuerdo con un reciente informe del ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, llamado Oportunidades Perdidas, los niños refugiados tienen cinco veces más probabilidades de quedar fuera de las escuelas en comparación con los niños locales.

“El conflicto no solo afecta el estado psicosocial y la salud de los estudiantes y los profesores, sino que también tienen que luchar con la pobreza y requieren mucho apoyo”, explicó la directora de la escuela de Afrah, Aisha Al Dhafari.

Su escuela, como muchas otras en Yemen, ahora está sobrepoblada y sobrepasa sus capacidades, como resultado de haber absorbido un número adicional de estudiantes que se han desplazado al área.

“Antes de la guerra, en una clase habían 60 estudiantes y ahora se ha duplicado a 120”, dijo Al Dhafari.

La escuela ahora trabaja con doble turno, y los estudiantes asisten a clases por la mañana o por la tarde, y los materiales y los equipos de aprendizaje son escasos. Las clases no solo están sobrepobladas, sino que también tienen una iluminación pobre, debido a la falta de electricidad en la ciudad destrozada por la guerra, Saná, provocando que la escuela solo esté alimentada por los paneles solares brindados por el ACNUR.

“Debido a la guerra ha sido muy difícil estudiar y ni siquiera tenemos libros de texto. Tenemos que compartir un libro entre todos”, dijo Afrah.

Además del impacto sobre los estudiantes, el brutal conflicto en Yemen también está afectando a los maestros. La mayoría de los salarios del sector público, del cual depende el 30 por ciento de la población de Yemen, se pagan de forma irregular o no se pagan del todo.

“Los maestros no han recibido su salario hasta por cinco meses y aun así continúan presentándose a enseñar sin paga. Ellos lo hacen porque creen que es su deber”, dijo el director de la oficina del Ministerio de Educación en Saná, Mohammed Al Fadhli.

Para abordar las necesidades educativas de los refugiados y los yemeníes, ACNUR ha dado asistencia a las escuelas y brinda material educativo en áreas que albergan a grandes cantidades de niños desplazados a la fuerza.

El apoyo incluye capacitación para los maestros, administrativos y trabajadores sociales en temas de protección de la niñez, desplazamiento y asuntos psicosociales, ofreciendo a los niños programas de desarrollo y clases informales, y dándoles a los estudiantes uniformes y kits educativos, que incluyen bultos escolares y papelería.

“Además de haber tomado sus vidas, el conflicto en Yemen también está robando futuros. Una generación completa está en peligro de salir perdiendo”.

ACNUR también ha reparado escuelas dañadas, ha instalado paneles solares y ha dado materiales de enseñanza esenciales, incluyendo 300.000 libros de textos que dio a 20 escuelas yemeníes, como la de Afrah. Esto cubre el 20 por ciento de los requerimientos de libros escolares en Saná.

“En medio de la destrucción y la guerra, el Ministerio de Educación, su personal, sus maestros y administradores han hecho una labor increíble para asegurar la continuación de los programas educativos en Yemen y el acceso de los niños refugiados y desplazados. Pero necesitan más apoyo”, dijo el Representante del ACNUR en Yemen, Ayman Gharaibeh.

“Además de haber tomado sus vidas, el conflicto en Yemen también está robando futuros. Una generación completa está en peligro de salir perdiendo, y si no continuamos apoyando el acceso a la educación de los refugiados y los desplazados a la fuerza, las consecuencias a corto y largo plazo serán desastrosas”, advirtió Garaibeh.

Para Afrah, que continúa comprometida con sus estudios, a pesar del temor por la violencia y la falta de recursos, los nuevos libros de texto significan una renovada esperanza para el futuro.

“Estoy feliz porque finalmente tengo libros para estudiar”, dijo ella. “Quiero seguir en la escuela para concluir mi educación y poder ser doctora”, dijo ella.

Fuente: http://www.acnur.org/noticias/noticia/9d8ba0917e72413c027e9f7c47432d70/

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