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E-book “Arte y cultura en circulación: introducción al derecho de autor y las licencias libres”

descarga libro Arte y cultura en circulación    ¿De qué se trata este libro?

El origen de los capítulos de este libro son las clases delcurso online “Arte y cultura en circulación: introducción al derecho de autor y las licencias libres” organizado en conjunto por Ártica, Creative Commons Argentina,Fundación Vía Libre y LibreBus Cono Sur, entre setiembre y octubre de 2012. El #cursolibrebus fue un curso online masivo y abierto que tuvo lugar simultáneamente en el sitio web de Ártica, en Twitter, en los blogs de los docentes y alumnos, por e-mail, en conferencias vía streaming y también sobre ruedas, ya que fue un proyecto paralelo al recorrido del LibreBus Cono Sur 2012. Después de unos meses y ya en casa, con el curso terminado, nos decidimos a compilar las clases en forma de libro, con la expectativa de que cualquier persona, haya participado o no del curso, tenga una referencia para entender la dinámica actual de los derechos de autor en relación al arte y la cultura “en circulación”: la que se copia, pega y comparte a través de la red.

La introducción fue escrita por Jorge Gemetto a partir de un post publicado en el blog de Ártica – Centro Cultural Online. Elegimos este texto, que fue elaborado después del curso y en otras circunstancias, porque enmarca los motivos éticos y políticos de escribir este libro. No estamos publicando un manual de copyright ni de copyleft (aunque en un capítulo explicamos cómo usar licencias libres y permisivas), sino que estamos promoviendo un modelo diferente de producción cultural que no está basado en la restricción del derecho a copia y que se apoya en el procomún. Esto genera preguntas e inquietudes sobre la sustentabilidad de la cultura. Si bien resolver estas inquietudes no es la materia central del libro, decidimos al menos problematizarlas y plantear las razones por las cuales adherimos a este nuevo modelo de producción cultural.

El capítulo uno es un texto de Beatriz Busaniche publicado originalmente en el libro “Monopolios artificiales sobre bienes intangibles” de Ediciones Vía Libre, en 2007. Aun cuando el texto no formó parte del curso, entendimos que era imprescindible incluirlo para quienes necesitan una introducción global al tema de la llamada propiedad intelectual.

A partir del capítulo dos, comenzamos con las clases del curso. Este capítulo, a cargo de Lila Pagola, tiene dos partes; una parte teórica, donde se analizan las condiciones en las que emergen los debates sobre derecho de autor en el mundo del arte, y una segunda parte práctica donde se presentan los distintos tipos de licencias que existen para las obras culturales, ya sea para licenciar obras como para reconocer e interpretar las condiciones bajo las que se pueden reutilizar.

El capítulo tres, escrito por Evelin Heidel (más conocida por su nombre de batalla, Scann), señala el aumento extraordinario de las regulaciones de derecho de autor a lo largo de la historia, ocurrido a la zaga de los cambios tecnológicos. A partir de este dato, analiza las soluciones de compromiso que se establecen para la creación y la circulación cultural, a partir de la interacción entre regulaciones estatales, acciones del sector privado y prácticas sociales en un mundo en el que “todos somos autores”.

El cuarto capítulo, escrito por Mariana Fossatti, explica los beneficios que tienen las licencias libres y/o abiertas para los artistas, los nuevos modelos de financiamiento de la cultura, y los modos en que las iniciativas culturales basadas en la libertad para compartir pueden prosperar. El anexo, elaborado por Evelin Heidel, incluye algunos de los intercambios realizados con los participantes del curso, los cuales ayudan a entender los típicos problemas que se presentan al aplicar los conceptos de derecho de autor en situaciones concretas.

Créditos y reconocimientos

Los capítulos fueron escritos por Beatriz Busaniche, Mariana Fossatti, Jorge Gemetto, Evelin Heidel y Lila Pagola. La maquetación y el diseño de portada es de Mariana Fossatti, a partir de imágenes de dominio público tomadas de http://openclipart.org/ La edición es de Ártica – Centro Cultural Online, con el apoyo de Fundación Vía Libre, Creative Commons Argentina y LibreBus Cono Sur 2012. El ISBN es 978-9974-98-992-4

Usos de esta obra

Esta obra es de libre acceso. Se publica bajo una licencia Creative Commons Atribución – Compartir Obras Derivadas Igual 3.0 Unported. Se permite reproducir, difundir y remixar libremente la obra por cualquier medio, siempre y cuando se cite adecuadamente a los autores y se compartan las obras derivadas con una licencia igual.

Descargar: Arte y Cultura en circulación

Fuente: https://www.articaonline.com/e-book-arte-y-cultura-en-circulacion-introduccion-al-derecho-de-autor-y-las-licencias-libres/

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Unesco se prepara para celebrar Jornada Mundial del Libro

15 Abril 2017/UNESCO

A propósito de la venidera Jornada Mundial del Libro y el Derecho de Autor, la Unesco tiene previstas varias actividades dirigidas a promover la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual.

De acuerdo con un comunicado divulgado hoy sobre el festejo celebrado cada año el 23 de abril, con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) se movilizarán casas editoras, librerías, bibliotecas, institutos culturales y asociaciones de autores de todas partes del planeta.

‘La Jornada Mundial del Libro y el derecho de autor es la ocasión de impulsar el poder de los libros para promover nuestra visión de sociedades de saberes inclusivos, pluralistas, equitativos, abiertos y participativos para todos los ciudadanos’, declaró la directora general de la Unesco, Irina Bokova.

Según el texto, este año la fecha estará dedicada a las personas ciegas o que sufren alguna deficiencia visual, para quienes las dificultades de acceso a los libros y otros materiales constituyen un obstáculo para su plena participación en la sociedad.

Cifras oficiales citadas en la nota indican que del total de millones de libros editados cada año en el mundo, menos de un 10 por ciento están en formatos accesibles a las personas con este tipo de discapacidad.

Este tema y otros serán debatidos en las actividades previstas el 24 de abril en la sede de la Unesco, con propuestas como una conferencia sobre el tema: Accesibilidad: ¿qué desafíos para la edición?

Por otro lado, desde el 23 de abril comienza el periodo de la ciudad de Conakry (República de Guinea) como Capital mundial del libro 2017.

Para su mandato, la urbe tiene previsto un programa de alta calidad y muy diverso, con celebraciones que implican a las comunidades y a los jóvenes.

La Jornada Mundial del Libro y el Derecho de Autor se celebra cada año el 23 de abril, en el aniversario del fallecimiento de los grandes escritores William Shakespeare y Miguel de Cervantes.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=78748&SEO=unesco-se-prepara-para-celebrar-jornada-mundial-del-libro
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Plagio textual: el más imperfecto de todos los crímenes

Por: Juan Domingo Arguelles

El plagio textual podría ser el más alto homenaje que reciba un autor, de no ser porque se trata, literalmente, de un robo. Ante un texto admirable (que deslumbra, que seduce, que arroba), ¿quién no ha sentido el deseo de ser él mismo su autor? Por eso los adolescentes enamorados copian poemas enteros de Neruda o de Sabines, o saquean sus versos, y se los entregan a las chicas que desean enamorar, sin decirles que ellos solo son los copistas.

A estos muchachos se les puede acusar de holgazanes, ya que no se esforzaron en escribir algo propio, pero lo cierto es que (como lectores) no tienen un pelo de tontos: saben que no podrían igualar el poema o los versos que les gustan, y temen no tener éxito en su empresa de conquista si le llevan a su chica unas muy malas líneas propias.

No les falta razón; les falta honradez. Mienten y hurtan para lograr su objetivo, al cabo que Neruda y Sabines no lo sabrán jamás. El texto que arroba es el que se roba… o el que es digno de ser robado. ¿Quién querría robar cosas que a nadie le interesan? Se han dado casos de ladrones que han perpetrado sus hurtos en museos y galerías, y que han pasado de largo frente a pinturas de artistas que desearían ser noticia porque alguien robó sus cuadros junto con los de Picasso, Van Gogh y Goya. Pero qué ladrón, estúpido, se arriesgaría a ir a la cárcel por robar un Pérez o un Domínguez si puede robarse un Picasso o un Van Gogh? Seamos serios. Incluso el robo debe tener algún nivel para merecer el riesgo.

Lo que no arroba a nadie, no se lo roba nadie. Y decimos esto porque mucha gente ignora el origen y el significado del verbo “arrobar”. Proviene justamente de “robar”. Significa “embelesar” o “embelesarse” por “algo que a alguien le roba la atención o le arrebata el corazón o el alma”. María Moliner lo define del siguiente modo: “Producir una cosa en la persona que la contempla, escucha, etc., tal admiración o placer que esta persona se olvida de cualquier otra cosa y de sí misma”. No de otra forma puede entenderse que alguien hurte un texto, pero no cualquier texto, sino aquel que le parece admirable y que sabe perfectamente que, aunque se lo propusiese, no podría superarlo o siquiera igualarlo. Si pudiera hacerlo igual o mejor, sin mayor esfuerzo, ¿qué sentido tendría robarlo?

Ahora bien, hay que distinguir entre un homenaje literario (por arrobamiento) y un plagio textual que es, literalmente, un robo: delito que alguien comete al apoderarse de un bien ajeno, no necesariamente “con ánimo de lucro”, como acota el torpe diccionario de la Real Academia Española en su tonta definición de “robo”, pues el robo por ejemplo de un cuadro o de un poema es un delito aunque no se lucre con ellos. Igual puede alguien robar un Van Gogh para tenerlo en su casa, escondido, contemplándolo egoístamente.

El homenaje literario, por arrobamiento, es otra cosa. No es necesariamente ni un delito ni un plagio textual. Es una influencia cruda, no procesada. Por ejemplo, el adolescente José Agustín (tenía, entonces, 16 años de edad), arrobado, deslumbrado y seducido ante la magistral escritura de Vladimir Nabokov en Lolita (1955), lleva a cabo un homenaje-apropiación en su novela inaugural La tumba (1961). No copia textualmente, imita uno de los procedimientos narrativos de Nabokov. El incipiente escritor mexicano embelesado, extasiado, con la obra maestra de Nabokov, utiliza un recurso climático de Lolita para concluir su novela adolescente. Muchos años después, en 2004, lo confiesa en una entrevista que está recogida en mi libro Historias de lecturas y lectores. Me dijo:
“A Nabokov me lo planché descaradamente en La tumba. La tumba termina con un autoepitafio que está tomado de la sentencia poética de muerte que escribe Humbert Humbert antes de matar a Quilty. Se trata de un plagio deliberado, aunque en forma de paráfrasis. Y eso que me contuve de apropiarme de más cosas, pues Lolita me seducía enormemente, sobre todo en el estilo. […] En realidad, el ejercicio del planche nada más lo ejercité esa vez en La tumba, y lo dejé en el libro a sabiendas. Me dije: si lo cachan, pues que lo cachen, y si no, no pasa nada”. Y, en efecto, no pasó nada. Nadie se dio cuenta. Lo cual habla muy bien de la paráfrasis de José Agustín, aunque muy mal de los críticos literarios que leyeron La tumba y que, se supone, debían tener entre su patrimonio de lecturas el gran clásico moderno de Nabokov.

Lo que imita José Agustín es un recurso literario. Esa influencia cruda lo lleva a una reelaboración, con plena conciencia del embeleso ante la obra ajena. Justamente, una de las acepciones del sustantivo femenino “paráfrasis”, en el diccionario, es la siguiente: “Frase que, imitando en su estructura otra conocida, se formula con palabras diferentes”.

En el pasaje de Lolita al que se refiere José Agustín leemos: “Le tendí una pulcra hoja de papel escrita a máquina. […] Porque sacaste ventaja de un pecador/ porque sacaste ventaja/ porque sacaste/ porque sacaste ventaja de mi desventaja/ […]/ …Porque sacaste ventaja de un pecado/ […]/ Porque sacaste ventaja/ de mi íntima/ esencial inocencia/ porque frustraste/ […] Porque frustraste mi redención/ porque te la llevaste/ […] porque la robaste…”, etcétera. El final de La tumba es el siguiente: “El ansia suicida me hizo ver las maravillas de la muerte. Sí, me mato. Tomé una hoja de papel para escribir mi propio epitafio. Esto salió: Porque mi cabeza es un lío/ Porque no hago nada/ Porque no voy a ningún lado/ Porque odio la vida/ Porque realmente la odio/ Porque no la puedo soportar/ Porque no tengo amor/ Porque los ruidos están en mí/ Porque soy un good ol’ estúpido/ Sepan pues que moriré/ Adiós adiós a todos/ Y sigan mi ejemplo”, etcétera.

Hay que insistir que, en literatura, una cosa es el plagio textual, el robo innegable palabra por palabra, y otra muy distinta la imitación de recursos, técnicas o procedimientos propios del estilo de un autor. Lo que protege el derecho de autor no son las técnicas y ni siquiera las ideas, sino las formas específicas de expresar esas ideas: la concreción de un objeto verbal único y propio. En su indispensable libro Derechos de autor para autores (FCE, 2004), José Luis Caballero Leal precisa lo siguiente: “El derecho de autor no ampara las ideas, sino únicamente las creaciones formales, que solo deben satisfacer el requisito de originalidad, como una condición necesaria para su protección”.

Expresiones únicas
Las ideas son universales, pero la forma de expresar esas ideas es única para cada autor, y a esto se le llama originalidad. Por ello, el plagio textual es el más imperfecto de todos los crímenes. No hay modo de que dos escritores escriban exactamente un mismo párrafo con las mismas, idénticas, palabras, idénticos signos, idéntica disposición y mismo propósito. Es más fácil acertar en el número de la lotería que conseguir, idénticamente, en la creación literaria, este fragmento inicial de Borges: “Nadie lo vio desembarcar en la unánime noche, nadie vio la canoa de bambú sumiéndose en el fango sagrado, pero a los pocos días nadie ignoraba que el hombre taciturno venía del Sur y que su patria era una de las infinitas aldeas que están aguas arriba, en el flanco violento de la montaña, donde el idioma zend no está contaminado de griego y donde es infrecuente la lepra”.

Nadie lo hará jamás. Nadie lo hizo antes. Esto solo es de Borges. Y lleva el entrecomillado porque no es de nadie más que de él. Incluso la conjunción y disposición de tres palabras como “la unánime noche” es prácticamente imposible que alguien más lo consiga por azar. Nadie, ni antes ni después de Ramón López Velarde, escribió como él sus famosos pleonasmos: “El amor amoroso de las parejas pares”. A esto se le llama originalidad, y es patrimonio, pertenencia, propiedad irrenunciable de un autor.

Rubén Bonifaz Nuño supo decirlo muy bien cuando intituló su obra poética De otro modo lo mismo. Las ideas, los temas, los sentimientos en la literatura son siempre los mismos, y lo han sido desde los orígenes de la escritura. Lo que es distinto siempre es el modo de expresarlos: la concreción textual para comunicarlos. Y, en esto, no hay ninguna probabilidad, no ya digamos posibilidad, de que dos autores expresen lo mismo de la misma manera sin que uno de ellos haya copiado al otro.

La imitación y el plagio son propios de los inicios de un autor. Son los adolescentes y los más jóvenes los que, en su “práctica de vuelo”, imitan y copian a los mayores. Gabriel Zaid lo advirtió muy bien: “Aunque suele creerse lo contrario, se empieza por escribir poesía fósil, y con los años, con la libertad que da el oficio, se llega a escribir poesía joven”. Y ejemplifica con Carlos Pellicer. Dice: “Hasta 1918, el joven Pellicer era un poeta fósil, que imitaba a los modernistas como José Santos Chocano”. Los jóvenes imitan, copian, parodian, incluso sin ser conscientes del todo, y con frecuencia, arrobados ante sus modelos, los saquean. La originalidad viene después, y en el caso de Pellicer, como bien lo señala Zaid, ésta surge con su poema “Recuerdos de Iza” (1919), donde desde su arranque el poeta ya dice lo que solo él pudo decir con idioma propio: “Aquí no suceden cosas/ de mayor trascendencia que las rosas”. Ni antes ni después de él, alguien pudo o podrá escribir lo mismo, idénticamente. A partir de 1919, incluso lo que se le parezca mucho es plagio.

Todo esto en cuanto a lo literario, que también involucra la denominada “intertextualidad”: el uso deliberado y consciente de la obra literaria cumbre perfectamente reconocible que se integra a otro texto original en una suerte de diálogo de coincidencias intelectuales y emocionales. En la intertextualidad, que siempre es un recurso estético, es decir artístico, no científico por supuesto, y especialmente poético, pueden o no entrecomillarse los préstamos, y muchas veces no se entrecomillan ni se destacan en cursivas porque el propósito no es hacer un ensayo con citas, sino un poema a dos voces.

La intertextualidad, que no es plagio, es un juego estético que apela a la malicia, con plena conciencia del uso del texto ajeno. Es una licencia poética vedada al ensayo, la tesis, la investigación y el texto de ideas en general. Es, en palabras de Barthes, la estética del placer textual, donde “leer es desear la obra, es querer ser la obra”. Solo con este sentido estético, literario, artístico, poético (y, por supuesto, con los límites que impone el mismo juego: si se copia un poema completo dentro de otro se violan las reglas de mismo juego), el fragmento del texto ajeno puede participar en la recreación estética. Solo así.

Plagios por necesidad
¿Pero qué pasa por la cabeza de alguien (fuera del juego estético) cuando plagia, es decir cuando roba un texto o partes de él a sabiendas de que se trata de algo ilícito? ¿Y, además, por qué lo hace si sabe que no es lícito? En el caso de la literatura, del juego estético, e incluso cuando se trata de la imitación de los recursos, pero no así de la copia textual (como en el ejemplo de José Agustín respecto de Nabokov), queda claro que un escritor imita a otro por coincidencia intelectual, por afinidad emocional y, especialmente, por arrobamiento ante la obra. Pero en el caso del plagio textual literario, científico y académico en general hay un elemento que no se ha dimensionado suficientemente: se trata de la holgazanería aparejada a la incapacidad intelectual para producir algo significativo ante el lector; la incapacidad para escribir y articular ideas con aportaciones propias.

Otro elemento, sin duda decisivo, a la hora de plagiar textualmente, es la subrayada necesidad (literaria, académica, científica) de presentar obra escrita no tanto como aportación creativa o intelectual, sino como mera mercancía (en el caso de los escritores) y como mero formulismo burocrático (en el caso de la academia y la ciencia) con fines prácticos de escalafón y, en consecuencia, de mejores nombramientos, cargos y salarios. En el caso del escritor, la mercancía, carente de originalidad, privilegia la ganancia económica, no la creación de una obra trascendente; en el caso del investigador académico, la escritura es solo “evidencia”, y la “evidencia” lo conduce también a la ganancia económica.

Un investigador sin “obra”, es decir sin bibliografía ni hemerografía, o con ambas muy escasas, resulta “incompetente” ante quienes acumulan más “evidencias”. Por ello, al grito de “¡sálvese quien pueda!”, todos se dan a la tarea de producir material escrito que hace las veces de justificación del puesto y el salario, y en el que muchas veces, ¡vaya distracción!, se les “olvidan” precisamente las comillas o no las encuentran en su teclado.

En ambas situaciones, el de los escritores que plagian y el de los investigadores que copian textualmente y firman escritos que no son del todo suyos, hay un propósito venal. En el fondo todo tiene que ver con el dinero y con su correlativo: el “prestigio”. El “prestigio” da dinero, y el dinero puede proporcionar “prestigio”. A estos móviles del plagio textual hay que añadir la “falta de tiempo”. Los plagiadores profesionales andan ocupados en otras cosas como para tener tiempo de escribir, o bien están sobreocupados en escribir y no les da tiempo de echar a funcionar el cerebro para producir no ya digamos algo original, sino siquiera algo anodino pero suyo.

Pensemos en el caso del escritor Alfredo Bryce Echenique. ¿Por qué se dedicó a plagiar textos si estaba comprobado que podía producir los suyos? Por dinero y por falta de tiempo. Porque debía entregar regularmente “columnas periodísticas” (muy bien pagadas; como las pagan todos los diarios y revistas a los escritores “de gran prestigio”) y no se daba abasto. Empezó por imitar los temas y las ideas de otros, y luego no vio problema en copiar textualmente esos temas e ideas. En los últimos casos ni siquiera puso un poco de afán, algo de esfuerzo, en disfrazar sus plagios. Ni siquiera tenía tiempo para eso.

En el caso, por ejemplo, de un alto directivo universitario, como el Rector de la Universidad Rey Juan Carlos, de Madrid, el doctor Fernando Suárez Bilbao, ¿que lo llevó a plagiar hasta en catorce de sus publicaciones? Se han exhibido las copias textuales dentro de sus escritos, y él niega todo, obviamente, como lo hacen siempre los que plagian; pero ante las evidencias ha tenido que renunciar a la posibilidad de renovar su cargo en la Rectoría de la URJC. Contra el plagio textual no hay defensa, pues éste implica copiar literalmente los escritos de otros para ensamblarlos en el cuerpo de un texto mayor que vaya uno a saber si no está compuesto de otros plagios menos evidentes.

El doctor Suárez Bilbao ve en las acusaciones “difamación y acoso”, y alega no ser culpable del delito de robo porque no obtuvo “rendimiento económico” ninguno. Podría salir airoso de las denuncias si sus abogados exhiben, a la letra, la cuarta acepción que da al sustantivo “robo” el lamentable diccionario de la Real Academia Española: “Delito que se comete apoderándose con ánimo de lucro de una cosa mueble ajena, empleándose violencia o intimidación sobre las personas, o fuerza en las cosas”. El diccionario académico tiene la desfachatez de dar una acepción, en esa entrada, para los juegos de naipes o de dominó (“número de cartas o de fichas que se toman del monte”), ¡pero nada dice del robo intelectual!, del plagio textual, del que solo informa, en la entrada correspondiente al verbo “plagiar”, que se trata de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.

No menciona el diccionario de la RAE, para el plagio textual, implicaciones jurídicas. Pero le tenemos noticias. Hace 35 años, en El ABC del derecho de autor, la Unesco definió del siguiente modo lo que corresponde: “El derecho de autor se basa en la premisa de que no existe forma alguna de propiedad tan legítima como la propiedad sobre las creaciones del espíritu. El derecho de autor equivale a afirmar, en el plano jurídico, que los escritores y autores tienen derecho a la propiedad sobre sus obras. (Las cursivas son mías.) Los escritores y autores tienen derecho a estar protegidos contra el uso no autorizado de sus obras y a recibir una parte de los beneficios obtenidos gracias a su utilización pública. El derecho de autor (y, en algunos países, otras ramas del derecho) también protege un conjunto de intereses que se han dado en llamar ‘derechos morales’ de los autores. Se trata primordialmente de que se le reconozca al autor la paternidad de la obra y se respete lo esencial del carácter de la misma, así como su integridad”.
Todo plagio textual es un robo, incluso si no hubiese, aparentemente, ánimo de lucro. La ganancia, la utilidad o el provecho pueden darse en especie: el “prestigio” que suele traducirse en cargos, nombramientos, puestos, etcétera, y que también conduce al dinero. Sea como fuere, el plagio textual es, siempre, una obra imperfecta de las malas artes: tarde o temprano se descubre. El plagio textual nunca es un crimen perfecto. Frente a las pruebas no hay defensa. Y no hay prueba más contundente que las huellas digitales impresas en la escritura.

Fuente: http://campusmilenio.mx/index.php?option=com_k2&view=item&id=5507:plagio-textual-el-mas-imperfecto-de-todos-los-crimenes&Itemid=143

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Entrevista a Víctor López Villafañe: El plagio no es un error de estilo

América del Norte/México/02 de Septiembre de 2016/Autor: Martín Catalán Lerma/Fuente: Rebelión

Entrevista a Víctor López Villafañe, uno de los autores plagiados por el presidente de México, Enrique Peña Nieto, para titularse como licenciado
«El plagio no es un error de estilo»

En un país en el que prevalece la corrupción y la impunidad, es poco probable que haya alguna consecuencia para Enrique Peña Nieto al evidenciarse que plagió 10 autores en la elaboración de su tesis de licenciatura, afirmó Víctor López Villafañez, investigador cuyo libro «La Formación del Sistema Político Mexicano», fue uno de los plagiados por el presidente de la República, Enrique Peña Nieto.

Desde su punto de vista, el plagio no se justifica en ningún caso y mucho menos si involucra a funcionarios de alto rango, pero «desgraciadamente en México nos hemos acostumbrado a dejar pasar cosas muy graves de todo tipo y no pasa nada, hay una enorme impunidad».

Refirió que la Secretaría de Educación Pública (SEP) cuenta con un reglamento que prohíbe y castiga el plagio y México está suscrito a muchos tratados en los que se protege la propiedad intelectual, por lo que el hecho que el presidente haya obtenido su licenciatura gracias a una tesis cuya tercera parte fue plagiada, «es muy grave».

En ese sentido, descartó iniciar algún procedimiento legal en contra del presidente, pues «la institución más agraviada es la Universidad Panamericana, porque presentó un trabajo que aparentaba ser original, cuando en realidad fue un trabajo que mostraba enormes plagios. Entonces creo que la universidad, desde el punto de vista legal, es la que tiene la mayor responsabilidad».

Para López Villafañez, quién es profesor en la Unidad Académica de Estudios del Desarrollo de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), «sería prudente que el presidente asumiera su responsabilidad, aunque no se la puede pasar pidiendo perdón o disculpas con cada escándalo que se le acumula».

Comentó que en México ha habido casos de plagio similares y se han retirado los títulos, por lo que la Universidad Panamericana es la que debe proceder legalmente al ser engañada para obtener un grado, pero «en países como este no se ejerce la ley o el Derecho».

«El delito que no se castiga, se repite, y eso es lo que ha pasado en el país: desaparecidos, masacres, crímenes, romos al erario, y nadie es castigado. Hay mucha facilidad para ser corrupto y para hacer ese tipo de cosas en México».

Afirmó que «el plagio no es un error de estilo (como lo justificó la presidencia)» y en su caso, Peña Nieto reprodujo un fragmento del libro «La Formación del Sistema Político Mexicano» en el que aborda el tema del Presidencialismo.

En ese parte del libro, López Villafañez aborda el Presidencialismo como la cúspide de una serie de intereses que se formaron alrededor «de los que dominan este país desde hace décadas», y que el presidente, desde antes, era un personaje supeditado a los empresarios nacionales y extranjeros.

Al cuestionarse el motivo por el cual Peña Nieto solo plagió una página de su libro, dijo que una posible causa es que la tesis se orienta a la imagen del Presidencialismo en la que se percibe al presidente como alguien con total autonomía.

Describió su libro como una obra que ha resistido la prueba del tiempo, siempre ha sido muy citado y se encuentra en prácticamente todas las bibliotecas del país y en otras partes del mundo, incluso en la biblioteca de la Universidad de Harvard.

«Era un libro que no necesitaba publicidad, una obra con muchas ediciones, pero un efecto colateral de esta situación es que más gente tendrá acceso al libro y leer las ideas que hay en él. En ese sentido, le damos la vuelta a lo que hizo Peña Nieto, porque al final él mismo contribuye a la crítica de todo lo que está pasando en el país».

Informó que el libro «La Formación del Sistema Político Mexicano» data de 1986, pero recientemente ha lanzado una reedición que lleva el subtítulo «De la hegemonía posrevolucionaria a la hegemonía neoliberal» y que además cuenta con un nuevo prólogo, un nuevo capítulo y un epílogo.

Según expuso López Villafañe, el libro reeditado que ahora incluye «nuevos ingredientes como la inserción de los grupos criminales, de los cárteles de la droga y la violencia, como parte de esa nueva hegemonía neoliberal», será presentado en Zacatecas el 4 de octubre próximo y posteriormente en Monterrey, Nuevo León, el 27 de octubre, y la Ciudad de México el 8 de noviembre.

«Yo me animé a hacer una actualización de este libro por la gravedad de las cosas que pasan en el país, porque hay una enorme impunidad y nadie es castigado, y que por lo menos dentro de 40, 50, 80 o 100 años, haya otra generación de mexicanos que conozca el desastre que fue esta clase política para el país», agregó.

Al enterarse que uno de sus libros estaba entre las 10 obras que el presidente plagió en su tesis para obtener el grado de Licenciado en Derecho, dijo que le resultó paradójico que el escándalo haya coincidido con la reedición de su obra, además que el contenido refleja casi con exactitud el ascenso al poder de Enrique Peña Nieto.

También le pareció interesante la reacción de los medios de comunicación, porque hasta el momento no ha sido buscado por las empresas oficialistas como Televisa o Tv Azteca, solo por el equipo de investigación de Carmen Aristegui, Univisión, entre otros.

Por último, López Villafañe señaló que el escándalo se presentó «en sincronía perfecta con la aparición de mi nuevo libro, en el que hago una crítica de todo lo que está pasando», a la espera que la Universidad Panamericana retire el título de licenciatura al presidente, aunque «viendo cómo pasan las cosas en México, no creo que suceda».

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=216118

Fuente de la imagen: https://universoabierto.com/2016/05/09/como-funciona-la-deteccion-de-plagio/

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Contenido: restringido. Conocimiento tradicional en copyright

Sursiendo

Una pequeña variación en nuestra programación habitual por un gran motivo… Hace tres días nos llegó una notificación del Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO) solicitando que bajemos un libro de nuestro espacio porque debíamos apegarnos a la “legalidad vigente”. Así que, desde ayer, la Enciclopedia de Plantas Medicinales ya no está disponible para descargarlo en un solo click.

Hay quienes dirán ¿qué esperaban? ¡tiene copyright! Pues sí, puede que sea demasiado utópico de nuestra parte querer compartir un libro que recoge el conocimiento ancestral sobre la curación con plantas… porque a ver si nos entendemos, no es una “obra original” (si es que eso pudiera ser posible alguna vez) ¡es una recopilación! que, extraída libremente del patrimonio de la humanidad fue encapsulada en un libro que ahora ostenta “todos los derechos reservados” y sobre el cual la entidad antes mencionada posee los “derechos de gestión de la misma”. Valga repetir lo que dijimos en ese entonces:

Este recuento de plantas medicinales de todo el mundo y sus usos terapéuticos y curativos es vasto y completo. Pero nos encontramos con un problema: los tan conocidos derechos reservados. En este, como en otros casos, decidimos saltarnos las restricciones editoriales entre otras cosas porque la herbolaria y el uso medicinal de plantas es quizás de los temas más comunes que existen. Suele ser el fruto del conocimiento tradicional acumulado, mejorado, usado y repetido por generaciones. Y porque creemos que el conocimiento se forma en espiral, se complejiza y se comparte para mejorarlo. La medicina tradicional es una construcción comunitaria, entonces ¿cuáles candados?

Lo bueno es que, si bien hace dos años atrás, cuando lo pusimos a disposición, el libro era más difícil de encontrar, hoy por hoy, la viralidad/el uso/el compartir/o-como-se-llame hace que en una sola búsqueda rápida haya varias opciones disponibles de esta Enciclopedia de plantas medicinales. Así que si lo ven por ahí, esperamos que lo usen y compartan. Lo que ahí está escrito no es ni más ni menos que la acumulación del conocimiento humano que hoy por hoy farmacéuticas y editoriales privatizan y utilizan para enriquecerse. Sin nosotros y nosotras creando, haciendo y compartiendo, no son nada.

Las actuales leyes del copyright apestan y quienes lo defienden al menos destilan un olor desagradable. Estamos ofuscados sí, pero también estamos contentas porque la cultura circula, le pese a quien le pese… Eso sí, habrá que seguir dando batallas para que no nos censuren todas nuestras manifestaciones con sus leyes y restricciones (porque, aceptémoslo, las leyes no las escribe gente como nosotrxs, las leyes las escriben los poderosos).

Fuente del articulo: http://sursiendo.com/blog/2016/07/contenido-censurado-conocimiento-tradicional-en-copyrigth/#more-5735

Fuente de la imagen: http://sursiendo.com/blog/wp-content/uploads/2016/07/enciclopedia-plantas-medicinales-nodisponible-305×203.png

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Australia: BOOK INDUSTRY UNITES AGAINST PRODUCTIVITY COMMISSION CHANGES TO COPYRIGHT RULES

Australia/2 de junio de 2016/Fuente: guyraargus

Resumen: Los organismos que representan a las editoriales de libros, autores, impresores, agentes literarios, escritores y libreros de libros infantiles se han unido por primera vez para oponerse a las llamadas para la eliminación de ciertas protecciones de derechos de autor. Se trata de un proyecto de informe de la comisión que  sostiene la eliminación de las normas de importación paralela de escritores y editores se traduciría en precios de los libros más baratos de Australia, llevándolos más en línea con los de Estados Unidos y Gran Bretaña.

Un análisis de precios de 150 títulos de libros a través de Australia, los EE.UU., Gran Bretaña, Nueva Zelanda y Hong Kong encontró el mercado australiano era generalmente más baratos que los que, como Nueva Zelanda, donde los derechos de autor territorial había sido retirado. Algunos precios de los libros podrían caer en el mejor de un 10 por ciento si se desecharon las normas, la industria reconoce, pero el impacto global serían menos historias australianas.

Mientras tanto, las organizaciones financiar una campaña nacional de sensibilización – libros provocan Australia #BooksCreate – para llegar al público comprador de libros. Sostienen que: «Esta colaboración de la industria no tiene precedentes», según Michael Gordon-Smith, director ejecutivo de la Asociación de Editores de Australia. «Esto demuestra la fuerza de apoyo para los escritores de Australia y su escritura, y ofrece la oportunidad de seguir mejorando el rendimiento que sin poner en riesgo».

Book prices could fall by 10 per cent if copyright rules were scrapped. Photo: Tanya Lake

The peak bodies representing book publishers, authors, printers, literary agents, children’s book writers and booksellers have come together for the first time to oppose calls to scrap certain copyright protections.

The Productivity Commission’s draft recommendations to lift all restrictions on foreign book imports would cost jobs in all sectors of the publishing industry, irreversibly harm Australia’s cultural identity and impoverish authors with, at best, a marginal reduction in some book prices, they said.

Coupled with changes to intellectual property provisions, in which creative works would be opened to »fair use» without compensation, the result would be devastating to the 14th largest publishing industry in the world and the authors who depend on it, most of whom earned less than $13,000, their joint statement read.

More than 7000 new titles are published in Australia annually, generating $2 billion in revenue and publishers say they directly invest more than $120 million in Australian writers outside the education book sector.

The industry-wide report includes focus group research of 755 voters in the federal seat of McMahon, held by ALP’s Chris Bowen, and Prime Minister Turnbull’s seat of Wentworth showing strong public support for Australian authors and their work.

The commission’s draft report argues the removal of parallel import rules for Australian writers and publishers would result in cheaper book prices, bringing them more in line with those in the United States and Britain.

But the publishing industry counters that the commission has relied on inaccurate pricing data, some more than 12 years old, which prefigure steep discounting of books by large retail chains such as Big W.

An analysis of prices for 150 book titles across Australia, the US, Britain, New Zealand and Hong Kong found the Australian market was generally cheaper than those like New Zealand, where territorial copyright had been removed.

The retail price of three bestsellers were compared – Kate Morton’s The Lake House, Lee Child’s Make Me, and Donna Tartt’s The Goldfinch – and the results showed Australian editions to be either generally on par or cheaper than other parts of the world.

Some book prices could fall by at best 10 per cent if the rules were scrapped, the industry concedes, but the overall impact would be fewer Australian stories.

The Australian Publishers’ Association, Australian Booksellers Association, the Children’s Book Council of Australia, the Australian Literary Agents’ Association and the Print Industry Association of Australia have signed off on the statement.

Meanwhile, the organisations will fund a national awareness campaign – Books Create Australia #BooksCreate – to reach out to the book-buying public.

«This industry collaboration is unprecedented,» according to Michael Gordon-Smith, chief executive officer of the Australian Publishers’ Association. «It shows the strength of support for Australian writers and their writing, and it offers a chance to continue improving performance without putting that at risk.»

Fuente: http://www.guyraargus.com.au/story/3943420/book-industry-unites-against-productivity-commission-changes-to-copyright-rules/?cs=36#slide=1

Imagen: http://images.nationaltimes.com.au/2016/06/01/7459382/Article%20Lead%20-%20wide1009868446gp9fhnimage.related.articleLeadwide.729×410.gp8zha.png1464776963416.jpg-620×349.jpg

 

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Uruguay: Se podrán fotocopiar libros de hasta 30 páginas

Uruguay/ 27 de mayo de 2016/El país

Convenio entre editores, autores, la FEUU y el Pit-Cnt.

La Cámara Uruguaya del Libro, la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay, la Asociación General de Autores del Uruguay y el Pit-Cnt llegaron a un acuerdo para considerar lícitas las reproducciones por medio de fotocopias o digitales, obtenidas a partir de un ejemplar lícitamente adquirido de textos breves de estudio o material educativo en la medida en que lo justifiquen necesidades educativas y que se trata de una única copia por profesor o estudiante. Quedaría prohibida su utilización para otros fines. Por texto u obra breve se entenderá las que no excedan las 30 páginas o los caracteres correspondientes a esa cantidad de folios. Lo que se vaya a considerar material educativo será definido en una reglamentación posterior.

Los firmantes del acuerdo proponen crear una Comisión de Seguimiento conformada por las partes que suscriben, la Asociación de Bibliotecólogos del Uruguay y el Consejo de Derechos de Autor a la que podrán incorporarse legisladores de ambas cámaras. De todas formas, la comisión no tendría fines legislativos, sino de seguimiento.

Los impulsores de la iniciativa también proponen que cuando se realicen compilaciones de artículos periodísticos que consistan básicamente en su mera reproducción y esa actividad se realice con fines comerciales, deberá pagarse una remuneración equitativa a los titulares de derechos.

También serán lícitas las reproducciones que hagan bibliotecas, archivos y museos, que no tengan fines de lucro, cuando sean para sustituir un ejemplar que se haya perdido y con un máximo de tres copias.

El entendimiento anunciado ayer podría desactivar la polémica que había desatado la aprobación en la Cámara Alta de modificaciones a la normativa de derechos de autor.

El acuerdo se celebraría con un recital el 14 de agosto. El asunto pasará a estudio de la Comisión de Educación y Cultura de la Cámara de Representantes.

 Buscan desactivar la polémica.

La propuesta apunta a desactivar la polémica que se produjo con la aprobación de cambios a la normativa sobre derechos de autor que algunos músicos y escritores cuestionaron por entender que no preservaba el cobro de sus derechos. El autor Diego Fischer, por ejemplo, acusó a los parodistas «Zíngaros» de usar indebidamente partes de un libro suyo en un espectáculo.

Fuente: http://www.elpais.com.uy/informacion/convenio-se-podran-fotocopiar-libros.html

Fuente de la Imagen: https://www.google.co.ve/search?q=Se+pueden+fotocopiar+libros+de+hasta+30+p%C3%A1ginas&biw=1024&bih=623&espv=2&tbm=isch&source=lnms&sa=X&ved=0ahUKEwiAzJmf6frMAhWG1CYKHY6rAwMQ_AUIBygC&dpr=1#imgrc=svKx_yT4q26NmM%3A

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