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Afganistán: los talibanes excluyen a las niñas de la escuela secundaria

Las escuelas secundarias iniciaron su reapertura este sábado en Afganistán sin niñas ni profesoras.

El Talibán ordenó en un comunicado que solo los niños regresen a las aulas, excluyendo a todas las niñas y a las mujeres que ejercen como maestras en el país.

Además, el viernes fue clausurado el Ministerio para Asuntos de la Mujer, encargado de velar por los derechos de las mujeres afganas desde 2001.

Fue reemplazado por el Ministerio para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio, un organismo para hacer cumplir estrictas doctrinas religiosas.

Es el mismo departamento que entre 1996 y 2001 desplegó la llamada «policía de la moralidad» en las calles para hacer cumplir la estricta interpretación de los talibanes de la ley religiosa islámica, conocida como sharía.

Estas normativas son señales de que Afganistán está regresando al severo régimen talibán de la década de 1990, pese a las promesas de los nuevos mandatarios de ejercer un gobierno más inclusivo.

«Estoy muy preocupada por mi futuro»

El comunicado emitido el viernes, ante la reapertura de las escuelas afganas este sábado, decía lo siguiente: «Todos los profesores y estudiantes varones deben asistir a sus instituciones educativas».

Las escuelas secundarias suelen ser para estudiantes de entre 13 y 18 años. La mayoría de ellas están segregadas en Afganistán, lo que facilitaría a los talibanes el cierre de escuelas para niñas.

Niñas en una escuela segregada por género en Kabul, el 15 de septiembre de 2021.

FUENTE DE LA IMAGEN,BULENT KILIC/GETTY IMAGES

Pie de foto,Niñas en una escuela en Kabul, Afganistán.

Algunas alumnas y sus padres dicen que las perspectivas para el futuro son sombrías.

«Estoy muy preocupada por mi futuro», le dijo a la BBC una estudiante afgana, que soñaba con ser abogada.

«Todo se ve muy oscuro. Todos los días me despierto y me pregunto: ¿Por qué estoy viva? ¿Debería quedarme en casa y esperar a que alguien toque a la puerta y me pida que me case con él? ¿Es este el propósito de ser mujer?«

Su padre dijo: «Mi mamá era analfabeta y mi papá la intimidaba constantemente y la llamaba idiota. No quiero que mi hija se vuelva como mi madre».

Otra colegiala, una joven de 16 años de Kabul, dijo que fue un «día triste».

«¡Quería ser médica! Y ese sueño se ha desvanecido. No creo que nos dejen volver a la escuela. Incluso si abren las escuelas secundarias nuevamente, no quieren que las mujeres se eduquen».

Escuela para niños en Kabul, 16 de septiembre de 2021.

FUENTE DE LA IMAGEN,BULENT KILIC/GETTY IMAGES

Pie de foto,Escuela para niños en Kabul, 16 de septiembre de 2021.

A principios de esta semana, los talibanes anunciaron que a las mujeres se les permitiría estudiar en las universidades, pero no podrían hacerlo junto con los hombres y enfrentarían un nuevo código de vestimenta.

Algunos sugirieron que las nuevas reglas excluyen a las mujeres de la educación universitaria porque las universidades no tienen los recursos suficientes para proporcionar clases separadas para hombres y mujeres.

«Un retroceso»

Desde que el Talibán fue destituido en 2001, se han logrado enormes avances en la mejora de las tasas de escolarización y alfabetización de Afganistán, especialmente para las niñas y las mujeres.

El número de niñas en las escuelas primarias aumentó de casi cero a 2,5 millones, mientras que la tasa de alfabetización femenina casi se duplicó en una década al 30%. No obstante, muchos de los avances se lograron solo en las ciudades.

«Este es un retroceso en la educación de las mujeres y niñas afganas», dijo Nororya Nizhat, exvocera del Ministerio de Educación de Afganistán.

«Esto recuerda a todo el mundo lo que hicieron los talibanes en los años 90. Terminamos teniendo una generación de mujeres analfabetas y sin educación».

Poco después de tomar el poder, los talibanes dijeron que los derechos de las mujeres en Afganistán serían respetados «dentro del marco de la ley islámica».

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-58608977

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México: Esto es para todas las niñas que crecieron pensando que el aborto significaba muerte o cárcel

La Sra. Ayala es abogada especializada en derecho constitucional y teoría jurídica feminista. Es la coordinadora de litigios de GIRE, una organización feminista dedicada al derecho al aborto y la libertad reproductiva con sede en la Ciudad de México.

Al crecer en la década de 1990 en un hogar católico en las afueras de la Ciudad de México, aprendí de niña que el aborto estaba fuera de discusión. Cuando llegué a mi adolescencia, la única representación que había visto del aborto en la cultura pop fue en la película «El crimen del Padre Amaro». En la película, el sacerdote deja embarazada a una joven y luego la lleva a una clínica ilegal y antihigiénica. El aborto sale mal; ella muere. El mensaje aterrizó: estaba seguro de que abortar me llevaría a la muerte.

Este mes México recibió un nuevo mensaje. El 7 de septiembre, los magistrados de la Corte Suprema de México dictaminaron por unanimidad que es inconstitucional criminalizar el aborto. Luego , el tribunal declaró , de manera inequívoca, que nuestra Constitución garantiza el derecho a elegir. Ninguna mujer mexicana o persona con capacidad para quedar embarazada debe ser procesada por ejercer sus derechos.

Incluso mientras las feministas de todo el país celebran esta decisión, también debemos reconocer dónde se merece el crédito. Durante más de 29 años, las feministas se han organizado en grupos sin fines de lucro como GIRE (donde trabajo), Fondo María y Balance. Las mujeres han salido a las calles una y otra vez en toda América Latina exigiendo que nuestros gobiernos garanticen nuestros derechos.

Los movimientos de base han transformado la narrativa y han hecho que cada vez más mexicanos vean que necesitamos educación sexual para descubrir nuestros cuerpos, anticonceptivos para disfrutar de nuestra sexualidad y aborto legal para ser dueños de nuestras propias decisiones. (El lema en español es “Educación sexual para descubrir, anticonceptivos para disfrutar, aborto legal para decidir”). El movimiento feminista ha insistido durante años en que el aborto involucra y afecta a todas las mujeres, sin importar su estatus social.

Cuando dejé mi estado natal, Puebla, en 2010 para asistir a la facultad de derecho en la Ciudad de México, supe que los abortos en el primer trimestre se legalizaron en la capital de nuestro país en 2007. De mis profesoras de derecho feministas, mis compañeras y yo aprendimos , a menudo por primera vez, sobre el derecho a elegir, un derecho que otorga nuestra Constitución.

Después de que la Ciudad de México abrió la puerta a la legalización, los estados siguieron lentamente. Primero llegó Oaxaca en 2019, y este año Hidalgo y Veracruz se unieron a lo que las feministas llaman Marea Verde o Marea Verde. Pero México es una federación, formada por estados. Eso significa que sus derechos dependen de dónde se encuentre, un sistema legal muy similar al de los Estados Unidos.

Este mes la Corte Suprema de México ofreció esperanza a todas las mujeres y niñas de nuestro país. Los jueces dijeron lo que durante mucho tiempo ha sido intuitivo para las activistas feministas: que alguien que aún no ha nacido no tiene la misma protección que alguien que ya está vivo.

El tribunal declaró que las mujeres y las personas no binarias no deben ser procesadas penalmente por tener un aborto. Sin embargo, la decisión no se traduce en una despenalización inmediata del aborto en todos los estados, ya que el aborto sigue siendo un delito en los libros de 28 códigos penales locales . La decisión significa que ningún juez puede enviar a prisión o sancionar a mujeres o personas no binarias que ejerzan su derecho a optar por interrumpir un embarazo. En otras palabras, técnicamente, una mujer aún podría ser llevada ante un juez y expuesta ante la comunidad, aunque no vería la pena de cárcel.

Estamos en los inicios de la historia de nuestros derechos en México. No ser enviado a la cárcel no significa que el aborto sea accesible para todos. Las mujeres que viven fuera de la Ciudad de México, Oaxaca, Veracruz o Hidalgo, las áreas donde el derecho al aborto ha progresado más, todavía tienen que viajar para tener un aborto. Esa restricción afecta de manera desproporcionada a quienes son económicamente vulnerables. Y en México, esa es una restricción enorme. En mi país decimos que la pobreza tiene rostro de mujer; de 65,5 millones de mujeres, 50 millones se encuentran en situación de pobreza o en riesgo de sufrir dificultades económicas o sociales.

En México, el aborto se ha colocado durante mucho tiempo en el contexto de la vergüenza, tal como aprendí por primera vez del Padre Amaro. Esto finalmente está comenzando a cambiar: las protestas de quienes se oponen al aborto se llevaron a cabo frente a las puertas de la Corte Suprema. Pero la oración y la protesta no parecieron tener ningún efecto sobre los argumentos de los jueces.

Crédito…Ulises Ruiz / Agence France-Presse, a través de Getty Images

Ahora es fundamental que los medios y la cultura pop mexicanos retraten el aborto como lo que es: un derecho y una elección. Escribo esto pensando en todas las chicas que, como yo, crecieron equiparando el aborto con la muerte o la cárcel. Gracias a los jueces mexicanos, esta idea puede empezar a desaparecer. Todavía tenemos que seguir luchando para garantizar que el aborto sea un procedimiento médico seguro, legal, accesible y gratuito.

En Chile, el colectivo de artes escénicas feminista Las Tesis creó un himno feminista denunciando la violencia contra las mujeres que se ha convertido en tema central de la lucha por la legalización del aborto. El canto se extendió rápidamente por América Latina. En la canción “ Un violador en tu camino ”, Las Tesis reprendió a quienes nos juzgan por nacer mujeres. El grupo interpretó este himno por primera vez en Santiago en 2019 y pronto fue cantado en todo el mundo, incluso por cientos de miles en la Ciudad de México. Días antes de que la Corte Suprema diera su fallo, mujeres mexicanas de todo el país citaron esta canción en Twitter.

La Corte Suprema de México y nuestros magistrados ahora han enviado una señal a toda la región latinoamericana, donde las mujeres continúan enfrentando obstáculos para tener un aborto seguro. Desde Argentina hasta México, la marea verde continúa la lucha por nuestros derechos.

Melissa Ayala es abogada especializada en derecho constitucional y teoría jurídica feminista. Es la coordinadora de litigios de GIRE, una organización feminista dedicada al derecho al aborto y la libertad reproductiva con sede en la Ciudad de México.

Fuente: https://www.nytimes.com/2021/09/21/opinion/mexico-decriminalize-abortion.html

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Las afganas marcharon en Kabul en defensa de sus derechos y su inclusión en el Gobierno

Unas veinte mujeres se manifestaron este viernes en las calles de Kabul, con el fin de reclamar al próximo Gobierno talibán el respeto a los derechos obtenidos en los últimos 20 años y una participación en la vida pública afgana. Amnistía Internacional volvió a advertir que «los derechos de las mujeres están amenazados en Afganistán y estas se niegan a permanecer en silencio», pese al peligro de su protesta.

«Un Gabinete heroico con presencia de mujeres». «Participación política; las mujeres, la ley fundamental». Estos fueron algunos de los mensajes plasmados en las pancartas que portaron las manifestantes que protestaron este viernes en las calles de Kabul, la capital afgana.

Ellas, que no se quieren rendir a la hora de reclamar sus derechos frente al régimen Talibán que se impone de nuevo en el país, calificaron al Gobierno islamista que se tomó el poder el pasado 15 de agosto de ser «opresivo», sobre todo en lo referente a los derechos de la mujer.

La marcha contó con la participación de cerca de una veintena de mujeres, un día después de otro acto similar en la ciudad de Herat. Y en ambos días, todas reclamaron «educación, trabajo, libertad».

Defensoras de los derechos de las mujeres afganas y activistas civiles protestan para pedir a los talibanes la preservación de sus logros y educación, frente al palacio presidencial en Kabul, Afganistán. 3 de septiembre de 2021.
Defensoras de los derechos de las mujeres afganas y activistas civiles protestan para pedir a los talibanes la preservación de sus logros y educación, frente al palacio presidencial en Kabul, Afganistán. 3 de septiembre de 2021. © Stringer / Reuters

Los talibanes, que llegaron de nuevo al poder al momento del retiro estadounidense, prohibieron a las mujeres la mayoría de los trabajos cuando gobernaron el país por última vez hace 20 años.

Durante una conferencia de prensa posterior a la toma de Kabul, un portavoz de los talibanes dijo que los derechos de las mujeres serían protegidos de acuerdo con la ley islámica y que se les permitiría trabajar en sectores importantes de la sociedad. Sin embargo, más que promesas, las afganas quieren acciones, con el fin de salvaguardar sus derechos y educación.

Desde el regreso del régimen islamista al poder, no se ha tenido en cuenta a las mujeres para discutir el nuevo Gobierno afgano, que espera anunciarse pronto y que estará regido por la sharía o ley islámica.

Mujeres perseguidas, amenazadas y obligadas a huir

Las participantes en la marcha de este viernes son de diferentes ámbitos de la sociedad. Se trata de mujeres que reclaman «una participación significativa en la vida pública» de Afganistán.

Según Samira Khairkhwa, una de las organizadoras del evento entrevistada por la agencia EFE, «las mujeres deben ser incluidas en el nuevo Gabinete de los talibanes (…) Los talibanes deben seguir comprometidos con sus promesas de que las mujeres disfrutarán de todos sus derechos en el futuro gobierno. La comunidad internacional no debe olvidarnos y debe escuchar nuestra voz y trabajar por defender nuestros derechos».

Muchas afganas se muestran incrédulas ante la promesa talibán de que formarán un Gobierno «inclusivo» que, en el caso de las mujeres, los líderes fundamentalistas han pedido esperar para ver cuáles serán las nuevas directrices.

Los recuerdos del tiempo en que los militantes controlaron Afganistán, entre 1996 y 2001, siguen vivos. Las mujeres fueron entonces recluidas en sus casas, tenían prohibido trabajar, estudiar, estar maquilladas en público e incluso salir solas a las calles.

La organización Amnistía Internacional aseguró que «los derechos de las mujeres están amenazados en Afganistán y estas se niegan a permanecer en silencio». Pero, a pesar de la fuerza que se manifiesta en las calles para que los talibanes no socaven sus derechos, el camino sigue siendo difícil.

Fueron cerca de 20 mujeres que protestaron este viernes frente al palacio presidencial en Kabul, Afganistán. 3 de septiembre de 2021.
Fueron cerca de 20 mujeres que protestaron este viernes frente al palacio presidencial en Kabul, Afganistán. 3 de septiembre de 2021. © Stringer / Reuters

Por ejemplo, de las 250 juezas que cuenta Afganistán, muchas intentaron huir en los últimos días. Una de ellas le contó a la agencia Reuters cómo fue perseguida por hombres que una vez había encarcelado y que fueron liberados por los talibanes hace pocos días.

«Cuatro o cinco miembros del Talibán vinieron y preguntaron a la gente en mi casa: ‘¿Dónde está esa jueza?’ Estas eran personas a las que yo había encarcelado», relató la mujer, que ahora se encuentra refugiada en Europa.

Además, hay alrededor de 1.000 defensoras de los derechos humanos que también podrían estar en la mira de los talibanes. Según Horia Mosadiq, activista de derechos humanos afgana, los presos liberados «están llamando con amenazas de muerte a las mujeres jueces, mujeres fiscales y mujeres policías, diciendo ‘iremos tras ustedes'».

Fuente: https://www.france24.com/es/medio-oriente/20210903-afganistan-protestas-mujeres-derechos-inclusion-gobierno

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Bombo N’dir, activista senegalesa: “Es necesario descolonizar las mentes”

Esta defensora de los derechos humanos habla de la prepotencia del feminismo blanco y critica el racismo institucional que sufre la población negra en España.

Bombo N’dir, senegalesa, llegó a Barcelona un 10 de octubre de 1998, embarazada de su hija. “El primer recuerdo que tengo no fue nada positivo. Como Francia está muy cerca de España, yo hablaba en francés al llegar, y para mí fue un shock cuando descubrí que no me entendían. Le escribí al taxista que quería ir a Sant Feliu de Codines, y cuando lo leyó me dijo, ¿estás segura de que quieres ir ahí? Igual pensó que no podría pagar un trayecto tan largo”, cuenta mediante una videollamada por Zoom.

Ha pasado mucho tiempo desde entonces y Bombo, activista por naturaleza, ha ido encontrando su lugar. Aunque no ha sido nada fácil. Ahora es la presidenta de la Associació de Dones Immigrants Subsaharianes, una organización nacida en Granollers en 2004, que quiere servir de punto de referencia y encuentro de las mujeres migrantes africanas en Cataluña. Allí imparten cursos de formación; pero también hablan, y mucho, de feminismo, de los derechos de las mujeres, de tejer redes…

Hace no mucho han lanzado una escuela feminista. “Lo primero que nos preguntaron es que quiénes serían los expertos y expertas con los que contaríamos”, recuerda. “Les dijimos que no somos catedráticas, pero sí mujeres con muchas vivencias y conocimientos de nuestras antepasadas que queremos compartir con nuestras hermanas. Parece que en España necesitas tener un título para enseñar y eso está muy bien, ¿pero significa eso? ¿que tienes que negarme todo mi recorrido vital? ¿todo lo que me han transmitido oralmente mis antepasados?”, se pregunta. “Es necesario descolonizar las mentes”, concluye.

“La igualdad de género africana es una lucha que ya iniciaron nuestros antepasados contra el colonialismo”

Una descolonización que Bombo piensa que también debe aplicarse al feminismo. Al incorporarse a estos círculos en Barcelona, se lo dejaron claro: “Acabarás muy agotada”. Muy crítica, se muestra convencida de que todas debemos tener voz. Pero que, debido a la ascendencia colonial, el feminismo blanco occidental comete a menudo el error de pensar que es superior. “Una compatriota a la que había convocado para asistir al 8M y hacer huelga, me comentó que su jefa le había dicho que, si podía ir a limpiar la casa, porque ella iba a hacer huelga e ir a la manifestación. ¿Ves la contradicción? Ella va a reivindicar los derechos de las mujeres, pero ignora los de la persona que limpia su casa”.

“¿Por qué algunas mujeres no ven su privilegio? Reconozco que, seguro que ha sido muy complicado para muchas mujeres españolas y occidentales, pero, ¿no es igual de difícil que lo que yo he vivido? Que no hablo el idioma y llego a un país desconocido… Es necesario notar las diferencias”, explica. Y asegura que aunque, con nuestra visión de mujer occidental blanca nos pueda parecer diferente, en África, el feminismo tiene un gran recorrido. Llevan cientos de años reivindicando la igualdad: “El feminismo africano es una lucha que ya iniciaron nuestros antepasados contra el colonialismo. Es la pelea de las mujeres por decidir por sí mismas y tener voz. Si realmente el feminismo es reconocer tus derechos, ya lo practicamos desde que nacimos”.

Si bien, comenta, es cierto que en África ha existido en el pasado cierta reticencia a usar el nombre de feminismo directamente. “Nosotras usábamos más la locución ‘negarnos’. Las mujeres, como luchadoras que eran, se negaban a ser sometidas, se negaban a quedarse sin voz”. Y reconoce que usar la palabra “feminismo” es, en sí mismo, otra lucha. “Hay que revisar los códigos del lenguaje, porque en ocasiones los hombres ven como una imposición. Nosotras le damos la vuelta y usamos el lenguaje tradicional para decir “tu mujer es tu igual”, ya que si usamos la palabra “feminismo” lo ven como algo europeo traído de fuera, copiado, y entonces lo rechazan”.

“El mundo está dibujado desde el machismo. Aquí y en Senegal. Yo soy mujer y migrante al mismo tiempo. Nací mujer y en mi pueblo las mujeres siempre han sido migrantes, porque donde nacimos no era nuestra casa, era un sitio donde nos ponían obstáculos y nos obligaban a cumplir metas que no eran las que habíamos elegido”, sigue contando.

El mundo está dibujado desde el machismo. Aquí y en Senegal

Y precisamente para cumplir sus propias metas, un día tomó la difícil decisión de migrar. “En el trayecto somos violadas, embarazadas y, cuando llegamos, nos quitan los niños. Las instituciones nos ponen muchas barreras, porque ser mujer migrante con hijos es una imposibilidad”. Las rutas migratorias son más peligrosas para ellas, por eso reivindica la necesidad de que el Gobierno español abra la agenda política sobre inmigración y se haga una profunda revisión con perspectiva de género. “Todo es una pesadilla. Pero la cosa apenas mejora cuando llegamos. Hay un racismo institucional terrible. Es necesario revisar los códigos y las leyes”.

Ese racismo institucional lo inunda todo: el acceso a la vivienda, el espacio de trabajo, el sistema educativo… “El 45% de nuestros hijos e hijas no llegan a la universidad. Un número preocupante que el Estado español no quiere ver, ni analizar. España debería valorar nuestra aportación demográfica positivamente, en especial en el país con el índice más bajo de natalidad en la zona euro”. Hay mucho que cambiar y es algo en lo que, asegura, seguirá insistiendo: “Si las españolas ya tienen un techo de cristal, nosotras tenemos una torre”.

Fuente: https://elpais.com/planeta-futuro/2021-08-03/bombo-ndir-activista-senegalesa-es-necesario-descolonizar-las-mentes.html

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Las mujeres afganas que desafían el regreso de los talibanes al poder: «Los tiempos han cambiado

  • Cuatro mujeres se manifestaron este martes en Kabul por la defensa de los derechos de las afganas
  • Esta acción es el reflejo de una generación de mujeres que han podido estudiar y trabajar y no quieren perder sus derechos

Armadas con cuatro folios, un pequeño grupo de mujeres afganas protagonizó la primera protesta feminista de la que se tiene constancia desde que los talibanes se hiciesen con Kabul y pusiesen fin a la guerra. Las activistas han desafiado en Kabul el retorno del régimen talibán mientras defendían sus derechos al grito de frases como «la educación y la participación política es el derecho de toda mujer afgana» y «las mujeres son la mitad de la sociedad».

La imagen de la protesta fue difundida por la agencia de prensa afgana Pajhwok Afgan News y divulgada por Basir Fitri. En la fotografía aparecen cinco mujeres, cuatro de ellas sosteniendo carteles en los que, en dos, puede leerse el mensaje en inglés de «hay mujeres afganas». La misma agencia difundió más tarde un vídeo del acontecimiento a través de su cuenta en la red social Twitter en el que aparecen las cuatro mujeres rodeadas de talibanes armados. El vídeo cuenta ya con más de dos millones y medio de reproducciones.

Este desafío es el reflejo de una generación de mujeres que vive mayoritariamente en las grandes ciudades, que ha podido ir a la escuela y a la universidad y desarrollar una carrera profesional. Y están dispuestas a luchar para no perder todo lo conseguido.

«Los tiempos han cambiado», ha afirmado a Reuters, Khadija, directora de una escuela religiosa para niñas en Afganistán. «Los talibanes son conscientes de que no pueden silenciarnos. Si apagan Internet, el mundo lo sabrá en menos de cinco minutos».

En un país sumido en el miedo y la incertidumbre, algunas mujeres ya han recibido órdenes de abandonar sus trabajos, otras han huido de sus hogares y muchas se están ocultando de los talibanes. Según ha asegurado a RTVE.es la periodista Mònica Bernabé, que fue corresponsal en Afganistán durante casi ocho años, los mensajes que le llegan desde Kabul son de «absoluta desesperación».

«En todas las guerras las mujeres son las grandes víctimas pero en esta situación más, porque aquí hay una suma de muchas cosas: de ignorancia, de desconocimiento y de violencia», ha afirmado Nadia Guhlan, educadora social y escritora, en una entrevista con RNE.

La valentía de las mujeres afganas

Alrededor de 3,5 millones de niñas asistían en el último año a la escuela, más del 25 % de los miembros del Parlamento son mujeres, y casi el 30 % de las empleadas en las instituciones de la administración pública. Pero esta mejoraría en las condiciones de vida de las afganas podría cambiar pronto con la vuelta de los talibanes, que ya dirigieron el país hace 20 años. 

Desde 1996 hasta 2001, en Afganistán las mujeres se vieron privadas de realizar actividades como trabajar o asistir a la escuela y a la universidad. Durante ese período de tiempo talibán, las afganas tampoco podían salir de sus hogares con la cara descubierta y sin la compañía de un hombre. Estas son algunas de las limitaciones que las activistas, que forman parte de una generación que ha crecido con mayores libertades, temen recuperar con la vuelta al poder de los talibanes.

Si limitan Internet…Enviaré libros a las casas

La activista afgana por la educación de las niñas Pashtana Durrani no planea rendirse ante las posibles prohibiciones del nuevo régimen y ha señalado a Reuters tener una alternativa para cada una de esas limitaciones. «Si limitan el currículo, subiré más libros a una biblioteca online. Si limitan Internet, enviaré libros a las casas. Si limitan profesores, haré una escuela subterránea», ha señalado.

Khadijadirectora de una escuela religiosa para niñas en Afganistán, ha mostrado a Reuters cierto optimismo respecto al futuro de las mujeres: «Los tiempos han cambiado». «Los talibanes son conscientes de que no pueden silenciarnos. Si apagan Internet, el mundo lo sabrá en menos de cinco minutos», ha afirmado a los periodistas Rupam Jain y Lucy Marks. «Tendrán que aceptar quiénes somos», ha sentenciado Khadija.

Otra de las mujeres que han demostrado no estar dispuestas a abandonar sus libertades es la renombrada directora de cine afgana Sahraa Karimi, la única mujer afgana con doctorado en cine. Karimi ha publicado diversos vídeos en las redes sociales de Instagram y Twitter en los que ofrece declaraciones sobre la situación actual en Afganistán, solicitando ayuda a la comunidad internacional. No obstante, la cineasta ha mostrado también su valentía al explicar que no abandonará su país «hasta el último momento».

La ley de Sharía limitará los derechos de las mujeres

Este martes los talibanes ofrecieron la primera rueda de prensa desde su toma de Kabul, un evento en el que los derechos de las mujeres han ocupado muchas de las preguntas de los periodistas. El portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, manifestó que las mujeres afganas podrán trabajar y estudiar, pero «dentro de los límites de la ley islámica».

No habrá dicriminación contra las mujeres, pero dentro de nuestros marcos

«Le aseguramos a la comunidad internacional que no habrá discriminación contra las mujeres, pero, por supuesto, dentro de nuestros marcos», respondió el talibán a los medios de comunicación en referencia a sharía, interpretada de forma extrema por los talibanes. «Las mujeres son una parte importante de la sociedad y vamos a garantizar todos sus derechos dentro de los límites del Islam», agregó.

Mujeres de todo el mundo unidas por Afganistán

Mujeres como la escritora y periodista Rosa Montero han redactado un llamamiento a la comunidad internacional en el que reivindican la libertad, dignidad e igualdad de las afganas. El documento, escrito en tres idiomas diferentes y al que se puede continuar accediendo para firmarlo, hace hincapié en la «crueldad intolerable y adicional» que padecen la población femenina de Afganistán por el único hecho de ser mujer.

El llamamiento se centra en tres peticiones principales: exigir al poder talibán que mantenga abiertas las fronteras para que todas las personas que deseen abandonar el país puedan hacerlo, que los gobiernos internacionales repatríen «al mayor número posible de afganos y especialmente afganas en peligro inminente» y que se preste una especial atención a las mujeres en situación de riesgo por haber desempeñado «tareas profesionales prohibidas por los talibanes» u otros motivos.

A esta petición se han sumado organizaciones como la Asociación de Mujeres Juezas de España (AMJE). Por su parte, Kobra, una activista afgana por los derechos de las mujeres que ha hablado con RTVE desde Kabul, donde reside actualmente, ha manifestado que las afganas no necesitan bonitas declaraciones, sino «acciones bonitas de la comunidad internacional».

Fuente: https://www.rtve.es/noticias/20210818/primera-protesta-feminista-afganistan-regimen-taliban/2160900.shtml

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Afganistán: «Los talibanes anulan totalmente a la mujer»

Los talibanes controlan la mitad de Afganistán e intensifican su ofensiva a lo largo y ancho del país. Mientras Estados Unidos se prepara para retirar definitivamente sus tropas, los talibanes siguen invadiendo aldeas y ciudades. La guerra en Afganistán se ha recrudecido desde mayo con el inicio de la retirada de las tropas internacionales. Los civiles están pagando el precio más elevado: más de mil han muerto en el último mes, al menos 27 menores en los últimos tres días. Naciones Unidas pide un alto al fuego que no acaba de llegar, pese a las negociaciones emprendidas en septiembre entre el gobierno afgano y los talibanes. Casi 250.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares en los últimos tres meses como consecuencia del avance talibán. Informa Cristina Sánchez, corresponsal en Oriente Próximo.

Con la periodista Mónica Bernabé, excorresponsal en Kabul durante 8 años y autora de Afganistán, crónica de una ficción, analizamos la situación en la que viven las mujeres en el país, quienes más sufren a los talibanes. «La vida pública de las mujeres pasó a ser nula con los talibanes en el poder», explica Bernabé. Las mujeres no tienen ningún tipo de derecho: no pueden trabajar ni hacer ninguna actividad fuera del hogar sin el permiso de sus padres, hermanos o maridos. «Los talibanes anulan totalmente a la mujer en todos los sentidos. Lo más preocupante es eso, que no se permita a las mujeres ni a las niñas tener acceso a la educación. Durante el régimen talibán las escuelas para niñas se cerraron completamente», cuenta Mónica Bernabé.

Las mujeres bajo el régimen talibán también tenían dificultades para tener acceso a la Sanidad: «No podían trabajar y no se permite relación entre hombres y mujeres. En los hospitales no había doctoras mujeres para atenderlas». ¿Cómo ve el futuro? Los talibanes dijeron que ahora eran más moderados, pero Bernabé tacha eso de «auténtica falacia», dados los hechos que estamos viendo. «Con o sin talibanes la situación de la mujer era dramática«, explica la periodista. «Esta quedando demostrado que el ejército afgano no tiene capacidad para frenar ese avance. Actualmente cuenta con el apoyo aéreo de Estados Unidos. Cuando ese apoyo finalice yo no sé qué va a pasar».

Fuente: https://www.rtve.es/play/audios/14-horas/afganistan-talibanes-situacion-mujeres/6051449/

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Ángela González: Las lesbianas existimos, aunque no nos quieran ver

Mucha gente no sabe que la lucha por los derechos civiles de las personas LGTB fue iniciada por una lesbiana.


Nueva York, Stonewall Inn, 28 de junio de 1969, Storme DeLarverie, según los testigos y ella misma, dio el primer puñetazo a la policía durante la revuelta de Stonewall. También fue ella quien gritó “¿Por qué no hacéis nada?” mientras se la llevaban esposada y la metían a empujones en un furgón policial. Su grito desencadenó las protestas que hicieron historia.

Sin embargo, apenas se la recuerda o se reconoce su figura dentro del imaginario colectivo LGTB. Recientemente, durante la conmemoración del 50 aniversario de Stonewall, seguía costando encontrar testimonios, documentales o libros que destacaran su papel.

Este “olvido” de una de las pioneras de la lucha por los derechos LGTB no debería extrañarnos, teniendo en cuenta la larga tradición del borrado de las mujeres a lo largo de la historia. Si las mujeres no hemos existido en el arte, en la literatura, en la ciencia, en la historia, las lesbianas todavía menos.

Por ello es importante reconocer la labor que realizan numerosos colectivos, historiadoras, periodistas, editoras, escritoras para recuperar la memoria de las mujeres lesbianas en el pasado. Porque recuperando nuestros referentes, haciéndolas visibles a ellas, nos hacemos visibles nosotras en el momento presente y marcamos el camino para las que vengan. 

Precisamente el libro de Cristina Domenech, “Mujeres que se empotraron hace mucho”, y que pretende recuperar la memoria de las lesbianas en la historia, comienza con una cita de Safo que dice “Alguien, en el futuro, nos recordará”.

Y eso hacemos hoy, 26 de abril, Día de la Visibilidad Lésbica; las recordamos y las visibilizamos.

A lo largo de la historia las lesbianas hemos sido invisibles y en la actualidad somos invisibilizadas. Las lesbianas existimos, tenemos agenda propia y exigimos nuestro espacio dentro del movimiento LGTB y del movimiento feminista ya que hemos formado parte de ambos durante mucho tiempo. En este sentido, cabe recordar el papel del feminismo lésbico a finales de los años 70, una corriente teórica dentro del feminismo radical, que nace precisamente de la insatisfacción de las lesbianas con la segunda ola feminista y con el movimiento de liberación homosexual.

En España, las lesbianas estuvieron presentes en la lucha por la democracia desde la clandestinidad, en el movimiento de liberación homosexual, en la lucha por los derechos sexuales y reproductivos en los años 80, con la ley de despenalización del aborto de 1985, en la erradicación de la violencia contra las mujeres en 2004 y en la conquista del matrimonio igualitario en 2005 y en el proyecto de Ley de Igualdad de trato y no discriminación que no llegó a ver la luz.

Siempre ha existido la doble militancia con el movimiento feminista, como mujeres que sufren opresión, y con el movimiento LGTB por la conquista de los derechos civiles. 

No obstante, en la última década dentro del movimiento LGTB, se ha hecho más latente que las agendas se bifurcan debido a varios motivos: en primer lugar, por la consecución de los principales logros de la agenda común (matrimonio igualitario, derecho a adoptar, entre otros), en segundo lugar, por las posibles contradicciones en determinadas demandas de las agendas de ambos movimientos y, en tercer lugar, por el auge del movimiento feminista en los últimos años a nivel internacional, que ha vuelto a  resituar el foco de muchas de sus prioridades.

Lo que sí es necesario dejar claro en un día como hoy es que las mujeres lesbianas tenemos nuestra propia agenda. Siempre la hemos tenido, y muchas de nuestras reivindicaciones siguen ahí: Las lesbianas seguimos sin tener acceso a los tratamientos de reproducción asistida en la Sanidad Pública en todas las Comunidades Autónomas, y cuando lo tenemos hay una lista de espera tan larga que la mayoría opta por ir a clínicas privadas. Por ejemplo, el método ROPA (cada vez más demandado entre parejas de mujeres) solo es accesible a través de la sanidad privada. Por otro lado, cuando decidimos formar una familia, las lesbianas tenemos que adoptar a los hijos e hijas nacidos de la relación de pareja si no estamos casadas. No ocurre lo mismo con las parejas formadas por personas de distinto sexo.

Además, como minoría entre las mujeres y en el movimiento LGTB, carecemos en gran medida de protocolos ginecológicos y de prevención de las ETS adaptados a la realidad de las relaciones lésbicas. También es necesario que la realidad sexual de las mujeres lesbianas tenga un mayor espacio en la educación afectivo-sexual.

Las lesbianas hemos practicado la doble militancia debido a nuestra doble discriminación; por pertenecer al sexo femenino y por nuestra orientación sexual.

Esta doble discriminación se debe a que las lesbianas no cumplimos el mandato que el patriarcado nos exige, por lo que la misoginia hacia nosotras es feroz. Sufrimos lesbofobia de diversas formas; cuando se nos acusa de ser “marimachos” negando nuestra identidad como mujeres o asegurando que somos menos mujeres por romper los estereotipos de género e incumplir los cánones de feminidad construidos por el heteropatriarcado. Somos víctimas de acoso sexual por parte de hombres cuando vamos de la mano por la calle con nuestras parejas y también son víctimas de lesbofobia los hijos e hijas de parejas lesbianas cuando dicen que tienen dos mamás.

Además, la invisibilidad de las lesbianas y el hecho de que les cueste más salir del armario, tal y como afirma el “Informe de delitos de odio e incidentes discriminatorios al colectivo LGTBI” de 2018 elaborado por la FELGTB, dificulta que éstas interpongan denuncias o pidan información ante delitos de odio. De ahí que sean necesarios estudios específicos sobre la realidad de las lesbianas dentro del movimiento LGTB y campañas de visibilización.

Hasta hace poco también éramos prácticamente invisibilizadas en los medios de comunicación y en la cultura de masas. Cada vez es más frecuente encontrarse lesbianas en el cine y en la televisión, especialmente en series para todos los públicos. Por desgracia las lesbi-tragedias o bollo-dramas siguen estando presentes en un alto porcentaje de los guiones. (Acuérdense de Los Hombres de Paco) Y no, tampoco somos como The L Word, ni pretendemos serlo. 

En un día como hoy, tampoco podemos olvidar que ser lesbiana está perseguido en muchos lugares del mundo. En 68 de los 193 estados miembros de la ONU existen leyes que criminalizan los actos sexuales entre personas del mismo sexo; en muchos de ellos las lesbianas son sometidas a violaciones correctivas. Muchas de ellas acaban siendo víctimas de trata con fines de explotación sexual.

Sí, las lesbianas somos minoría en ambos movimientos, pero no queremos ser una minoría mediática, política y social. Por esta razón, desde el año 2008, el 26 de abril se conmemora el día de la visibilidad lésbica, para vindicar una sociedad igualitaria en derechos y oportunidades para las lesbianas, condenar el machismo que sustenta la lesbofobia y potenciar nuestra visibilidad. 

Pero, además de todo ello, en este momento, nuestros derechos, como mujeres y como lesbianas corren grave peligro ante el auge de la ultraderecha: las mujeres lesbianas somos el blanco perfecto para el discurso del odio, porque somos mujeres y porque amamos a otras mujeres. Somos lo más transgresor y opuesto a su modelo de sociedad tradicional y conservadora.

Este año, nuestra visibilidad tiene que hacerse ver en las calles, en las redes, en los medios, en nuestro entorno familiar y social pero, sobre todo, en las urnas. Para combatir todo contra lo que hemos luchado: el machismo y la LGTBfobia, más concretamente la lesbofobia.

Porque las lesbianas existimos. Y estamos aquí para que nadie nos arrebate nuestra libertad a amar y para seguir vindicando nuestros derechos. Para que nadie nos devuelva a la clandestinidad de Stonewall.

Fuente: https://rebelion.org/las-lesbianas-existimos-aunque-no-nos-quieran-ver/

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