Keyla Fernández de Ruiz (*)
«Educar para la paz es imaginar nuevas formas más solidarias y justas de sociedad; y de elaborar y ensayar hipótesis a las problemáticas mundiales. Los profesores/as tenemos el deber moral de hacer comprender a nuestro alumnado cuáles son los caminos que con mayor acierto conducen a un planeta más justo y menos violento y qué cambios son necesarios para lograrlo. La educación debe estar inspirada por grandes cargas de optimismo y huir de la imposición de estereotipos, de ideas preconcebidas orientadas a la acomodación y aceptación de la realidad. Esto exige al profesorado no sólo su formación permanente sino sobre todouna profunda reflexión de la práctica educativa.»
José Tuvilla Rayo
La formación integral del ser humano es el eje fundamental para la transformación del individuo y de la sociedad, de la cual también forman parte los estudiantes, educadores e instituciones educativas en todos sus niveles y modalidades, entre otros actores involucrados en el proceso de inter aprendizaje. (Espinoza y Pérez, 2003).
El profesor por su parte tiene un papel de especial relevancia en la educación de los derechos humanos, que va más allá de transmitir conocimientos sobre los mismos, es necesario que esté comprometido con su ejercicio responsable, ya que los docentes son un ejemplo vivo de aprendizaje para los estudiantes y a su vez son corresponsables de los cambios que se gesten en las sociedades latinoamericanas.
En este orden de ideas, Caride (2009) define el concepto de Educación en Derechos Humanos como el conjunto de actividades de formación, capacitación, difusión e información orientadas a crear una cultura universal en la esfera de los derechos humanos, actividades que se realizan transmitiendo conocimiento y moldeando actitudes. El Estado es corresponsable en la formación de los docentes de los países para así lograr verdaderos cambios en las sociedades.
Los acontecimientos sociopolíticos, económicos, culturales y militares del mundo actual y específicamente de Latinoamérica, evidencian una aspiración de los pueblos: la paz como forma de convivencia social, la paz como elemento esencial y por ende los derechos humanos como eje transversal de los procesos de vida de sus ciudadanos.
Un aspecto relevante en la incorporación de los derechos humanos en la formación docente, tal y como lo plantea Chávez (1986), radica en que éstos no deben ser enseñados como un cuerpo frío de principios sino que tienen necesariamente que llegar a formar parte de cada uno de los estudiantes a los que se va a dirigir, y en consecuencia, es imprescindible que cada uno de ellos sea portavoz y defensor de los mismos. De este modo, el autor manifiesta que los derechos humanos persiguen como objetivos generar la concientización de todas las masas a fin de fomentar una mayor armonía social y un rechazo a cualquier forma de agresión y de intolerancia, y además, sensibilizar a las personas y apartarlas de la idea que existen diferencias que nos hacen ser “diferentes” los unos a los otros más allá de ser seres humanos con capacidades, actitudes y aptitudes propias que nos hacen ser seres únicos e irrepetibles.
En este sentido la inclusión de los derechos humanos en la formación docente latinoamericana es una “necesidad sentida” de muchos sectores; primeramente de los responsables de la política educativa de los países latinoamericanos; los cuales deben ser conscientes de la importancia que tiene incluir la educación en derechos humanos en los currículos de formación, de esta forma se podría dar respuesta a los acuerdos, pactos, convenciones y desafíos internacionales en la materia. Seguidamente las casas de estudio de formación docente, las cuales deberían incluir como eje transversal de sus diseños curriculares los derechos humanos y así contribuir a la formación de personas comprometidas con el respeto y promoción de los mismos y, en consecuencia, a la formación de ciudadanos responsables y preocupados por la promoción del bien común y de una sociedad más justa y humana, finalmente la sociedad en general lo cual permitiría permear todos los espacios de la misma de los derechos y valores fundamentales para la convivencia efectiva y eficaz donde cada ciudadano se respete a sí mismo y por consiguiente a los demás, sin importar las diferencias o las similitudes que los caractericen.
Formar en derechos humanos implica crear y fomentar actitudes de respeto, respecto a los mismos, lo cual significa promover en los estudiantes predisposiciones estables a actuar por la vigencia de los derechos en las relaciones sociales (Rodas, 1992.). Así, la formación de derechos humanos implica educar para la autonomía, un proceso gradual que esté presente y que impregne las sociedades, las instituciones, las comunidades, las familias y por ende a los estudiantes, que exista la corresponsabilidad de la formación donde se puedan cometer errores sin temor de ser sancionados, sino que se les entiendan como instancias de aprendizaje y oportunidades legítimas de cambio; cuando las ideas fluyan sin límites intelectuales; cuando la educación promueva la organización de los estudiantes para que se independicen y autodeterminen; cuando les dé la oportunidad de crecer en la aceptación y respeto de sí mismo.
Finalmente se puede plantear que una formación auténtica y basada en los derechos humanos implica tanto el sentido colectivo y comunitario de alianza, como la consolidación particular del ser humano en el buen sentido, la capacidad de juicio y su ser ético que le permite obrar en libertad y asumir la responsabilidad como parte del mundo. La auténtica formación va unida al conocimiento, empoderamiento y defensa de los mismos como principio inalienable de los seres humanos en todos y cada uno de los espacios donde se desenvuelve. Formar en derechos humanos es creer en ellos, vivir en ello y trascender en ello para así lograr el cambio que tanto anhelaba las generaciones pasadas, las presentes y las que heredaran las generaciones futuras.
Referencias Bibliográficas
Caride, J. (Comp.).(2009). Los derechos humanos en la educación y la cultura. Argentina: Autor.
Chávez, N. (1986). Ponencia sobre los derechos humanos y la problemática de su docencia. X Conferencia de facultades, escuelas e institutos de derecho, México, D.F.
Espinoza, N y Pérez M. (2003) La Formación Integral del Docente Universitario. Venezuela: Mérida
Rodas, T. (1992). Cuaderno de educación en y para los Derechos Humanos: La propuesta educativa de los Derechos Humanos. En: S. Conde, M. Aguilar y L. Landeros. Antología de educación en Derechos Humanos. Comisión Nacional de Derechos Humanos. Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. UNAM
(*) Keyla Fernández de Ruiz
contacto: Keylafer2501@gmail.com
La autora forma parte del Doctorado Latinoamericano en Educación Políticas Públicas y Profesión Docente.
El presente es un artículo inedito, publicado con el consentimiento de la autora.
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