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Marruecos sube al puesto número 121 en el índice de desarrollo humano de la ONU, después de Gaza, Libia y Yemen.

Redacción: Ecsaharaui

El Índice de Desarrollo Humano 2019 del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas ha clasificado a Marruecos como el 121º país más desarrollado de los 189 países. Aunque dos lugares por encima de su clasificación anterior, la nueva clasificación coloca a Marruecos dos veces por debajo del estado de Palestina, incluida la franja de Gaza.

Con un índice de 0.676, Marruecos tiene un «desarrollo humano muy bajo». En otras partes del Magreb, el PNUD considera que Argelia (82º a nivel mundial) y Túnez (91º a nivel mundial) tienen un «alto desarrollo humano», junto con otros seis países africanos que se clasificaron por encima de Marruecos.

Las Seychelles, Mauricio, Botswana, Sudáfrica, Gabón y Egipto también se sitúen en el ranking de alto desarrollo.

El Índice de Desarrollo Humano mide la capacidad de «vivir una vida larga y saludable, adquirir conocimientos y la obtención de ingresos para un nivel de vida básico».

Marruecos no ha registrado mejora sustancial en el ranking desde que comenzó el índice en 1990. En 1990, Marruecos tenía una putuación de 0.458, en 2000 una puntuación de 0.531 y en 2010 ascendió a 0.618.

Si bien, el 10% de la población de Marruecos vive por debajo de la línea de pobreza reconocida internacionalmente con menos de $ 1.90 por día.

Mirando más allá de la pobreza monetaria, el índice estima que el 19% de los marroquíes viven en «pobreza multidimensional».

Un sistema educativo deficiente

En el corazón de la máquina desigual está el sistema educativo. «Un sistema inclusivo e igualitario aliviaría las disparidades sociales y eliminaría parcialmente las diferencias relacionadas con el entorno de origen», señala el informe. Sin embargo, aunque Marruecos dedica el 21.5% de su presupuesto a este sector (mucho más que el promedio de Medio Oriente y África del Norte, con un 13.9%), su sistema educativo está fracasando en gran medida. La duración promedio de la escolarización es de 4.4 años, dos años menos que el promedio de los países árabes. Y los resultados escolares varían considerablemente dependiendo del entorno de los estudiantes.

En este contexto, la privatización masiva de la educación, alentada por las autoridades, acentúa la lógica desigual. Se estima que el 14% de los estudiantes marroquíes están matriculados en escuelas privadas y hasta el 80% en ciudades grandes como Casablanca y Rabat.

Fuertes desequilibrios territoriales
El reino también enfrenta fuertes desequilibrios territoriales. Ejemplo con acceso al agua: mientras que casi todos los habitantes urbanos están conectados a una red de agua potable, esta proporción se reduce al 64% en las áreas rurales, e incluso al 40% en la región de Tánger-Tetuán -Al Hoceima (norte). Esta última ciudad fue escenario de un importante movimiento social en 2017.

Finalmente, las desigualdades entre hombres y mujeres siguen siendo evidentes. Según el informe global «Brecha de género global», que tiene en cuenta la participación de las mujeres en la economía, la vida política, su acceso a la educación y la salud, Marruecos ocupa el lugar 137 entre 144 países. A pesar de los esfuerzos realizados en el campo de la educación, el 41,9% de las mujeres marroquíes se declaran analfabetas, estadísticas de 2014 (en comparación con el 22,1% de los hombres), una cifra que se eleva al 60,4% en las zonas rurales. En 2009, el 62.8% de las mujeres marroquíes reportaron haber experimentado algún tipo de violencia de género.

Fuente: https://www.ecsaharaui.com/2019/12/marruecos-sube-al-puesto-numero-121-en.html
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Arde París, otra vez

Por: Alexandra Gil. 

“Los docentes, que a diario trabajan para que los alumnos logren triunfar, deben sentirse seguros de la confianza que se deposita en ellos. Su trabajo debe ser el foco de un mayor reconocimiento por parte de la nación, que respeta sus conocimientos profesionales e invierte en su desarrollo”.

Sin duda, esta declaración de intenciones de Emmanuel Macron resonó este jueves en forma de chascarrillo entre los miles de docentes que este jueves paralizaron Francia en protesta contra el sistema de jubilaciones que pretende implantar a comienzos de año.

Las promesas electorales del candidato de En Marche dieron sus frutos. Tal y como muestra este estudio de IFOP, al entonces candidato Benoît Hamon lo respaldó apenas un 15% de docentes frente al 48% cosechado por el PS en los comicios de 2012. Tanto el actual presidente de la República como Jean Luc Mélenchon sacaron provecho del que había sido un caladero tradicional de voto socialista.

Hoy, se sienten estafados y añaden ésta a una lista de incumplimientos del exsocialista con la enseñanza pública.

Ya en septiembre de 2018 el anuncio por parte del ministro de Educación Jean-Michel Blanquer de la supresión de 2.800 puestos no estuvo exento de controversia.

A la comunicación atropellada de la que el ejecutivo Macron hace gala le acompañó la confusión sembrada por las declaraciones del secretario de Estado del ministro del Presupuesto, Olivier Dussop. Cuando desde las aulas se acusó al gobierno de intentar ahorrar en detrimento de la Educación pública, éste defendió en France Info que aquel recorte respondía únicamente a una cuestión de “demografía escolar”. Esto es, a menos alumnos en secundaria menor necesidad de contratar a profesores.

En cambio, los datos confirman todo lo contrario: entre 2019 y 2020 la cifra ronda los 40.000 nuevos alumnos en secundaria, un ritmo de escolarización que, lejos de disminuir, va a continuar aumentando hasta el final del quinquenato de Emmanuel Macron.

Estas cifras son de sobra conocidas por el propio gobierno. Tanto es así, que fue el propio ministerio de Educación quien las hizo públicas a través de este estudio en marzo de 2018. Esta cifra -2.800- puede parecer residual en el conjunto de los 880.000 docentes de la enseñanza pública francesa. En cambio, no es sino un golpe seco a la igualdad de oportunidades si tenemos en cuenta que los más damnificados son los centros que menor capacidad tienen de encajar un recorte de presupuesto. Esto es, aquellos que reúnen entre sus cuatro paredes dos variables: el crecimiento demográfico de la zona en que están situados y el escaso (o nulo) atractivo que despiertan entre docentes. El impacto no tardó en dejarse notar en departamentos como Seine-Saint-Denis, en el extrarradio de París, donde al recorte de puestos debemos sumar el absentismo del profesorado y la ausencia casi sistemática de sustitutos. Hoy están desbordados y suplican que a sus aulas lleguen profesores para asegurar algo tan innegociable como el derecho a la educación de todos los alumnos del país.

Quienes perpetúan la idea -sí, también en Francia- de que los profesores “viven demasiado bien para lo poco que hacen”, deberían tener en cuenta el impacto que estas políticas en el ámbito de la educación tienen para el futuro de sus hijos. En Francia, por ejemplo, el número de candidatos al CAPES 2020 (oposición necesaria para ejercer en instituciones educativas públicas) ha disminuido un 7,8%. Es la cifra más baja desde 2013. “Crisis vocacional”, lo consideran quienes prefieren mirar hacia otro lado.

En Francia, a pesar de que el nivel demandado en las oposiciones a futuros profesores de letras, matemáticas o alemán ha permitido la admisión de la mitad de los candidatos, la demanda total sigue sin cubrirse.

Quienes estos días se echan a las calles entienden que, de materializarse la reforma -que incluye la homogeneización del sistema de jubilación francés y la ruptura de especificidades propia de la Educación pública- el sistema educativo francés se adentraría de lleno en la senda de la desigualdad. Los docentes ya han hecho públicos cálculos del impacto de esta medida en su cada vez más castigado poder adquisitivo: con el nuevo cálculo -“un euro cotizado, un euro de jubilación” – perderían, al llegar a su retiro entre 300 y 900 euros al mes.

Horas antes de la huelga, y en un intento desesperado por calmar los efectos de la misma, el gobierno dirigió a los funcionarios de Educación una carta en la que se proponía equilibrar tales pérdidas con una posible subida de sueldo durante su carrera. Para compensar esta pérdida -dicen- haría falta que dicha subida salarial doblase sus actuales retribuciones.

Hoy, el 64% de los franceses consideran que su presidente está “desconectado de la realidad social” de su país. Sus detractores suelen afirmar que gestiona el país como si de una gran empresa tecnológica se tratase.

Su táctica negociadora se asemeja a la seguida en un comité de empresa: amagar primero con un recorte severo para que, fruto de la negociación, una pérdida menor sea percibida como una victoria por quienes se manifiestan. Al sentar el marco negociador, los sindicatos ya sólo pueden aspirar a minimizar el daño. El mensaje ha sido claro: la reforma es inevitable. Macron aprende del pasado. Sabe que tres semanas de paro total en 1995 tumbaron una propuesta similar de Alain Juppé, entonces primer ministro de Chirac.

Entre 800.000 y 1,5 millones de franceses secundaron el jueves esta primera jornada de huelga. Mientras tanto, Marine Le Pen aguarda expectante. Agita en la sombra la llama y se alza como la portavoz del “pueblo” contra la “élite”. Y en el terreno del descontento, nadie se mueve mejor que ella.

Fuente del artículo: https://theobjective.com/elsubjetivo/arde-paris-otra-vez/

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En Trípoli, Líbano, intelectualizan protestas antigubernamentales

Por: Armando Reyes Calderín

Al unísono de protestas antigubernamentales en Trípoli, 80 kilómetros al norte de esta capital, sus residentes en debates cada vez más numerosos tratan de buscar soluciones intelectualizadas a la deteriorada situación nacional.

Todos exigen más o menos lo mismo, elecciones anticipadas, resolución de la pobreza, cambios constitucionales y eliminar la corrupción, pero su intención es sintetizar el enojo popular.

Todas las noches, Sarah al-Ghur, de 32 años de edad, se reúne con otros residentes en una especie de círculo de estudio para analizar el tema.

‘Prefiero participar en las discusiones que aplaudir o gritar consignas’, dice.

Después de años de desilusión y apatía, economía en caída libre y dificultades de todo tipo, dentro de la desobediencia civil los libaneses comienzan a intelectualizar los problemas nacionales.

Ghur camina entre las carpas de debate y se detiene frente a una, en la cual discuten una hoja de ruta para lo que ellos denominan revolución.

Hombres y mujeres de cualquier edad, credo o afiliación, se sientan en el suelo, se acomodan en bancos y escuchan a ponentes.

‘Conocí leyes que ignoraba’, apunta, y agrega que ahora es más consciente de sus derechos y deberes.

Uno de los expositores explica que la sublevación popular debe evolucionar hacia diálogo político, uno de los primeros pasos, elecciones, asegura, y luego revisar la estructura confesional del Estado.

Esos residentes de Trípoli, a menudo universitarios, activistas e intelectuales, intentan reconstruir el país mediante la unificación de los reclamos de las protestas masivas.

Hablan de un gobierno alejado del sectarismo, en un país que vive bajo un legado de una guerra civil (1975-1990) que entronizó un equilibrio de poder entre 18 comunidades religiosas.

Discuten sobre la pobreza, con un tercio de la población en ese estatus y advertencias del Banco Mundial que la proporción podría llegar pronto a la mitad.

Pero también debaten la independencia entre comillas del poder judicial, la corrupción, el saqueo de los fondos públicos y hasta de una desordenada planificación urbana que emergió, según rumores, con obras sufragadas por dinero lavado.

La mitad de los residentes vive en el umbral de la pobreza o por debajo de ella, de ahí que si, en otras ciudades hay evidencias de fatiga, en Trípoli las manifestaciones conservan igual energía desde que iniciaron el 17 de octubre último.

El profesor de filosofía Hala Amoun comenta que antes de las protestas, la mayoría de los libaneses perdió confianza en los políticos que en tres décadas no resolvieron los interminables cortes de energía, la desigualdad, el desempleo y la corrupción oficial.

A juicio de Amoun, la situación actual volvió a las personas más conscientes y salir a la calle para protestar no es suficiente; necesitan entender, saber más.

Otra de las asistentes a las espontáneas citas de debate asevera que los libaneses tienen hambre de conocimiento, de examinar su realidad económica, social y política, a fin de comprender cómo su líder político o sectario controla su vida.

Mientras, el médico Nadim Shakes, que llama a las tardes de debate conferencias de sensibilización, estima que el objetivo consiste en pensar en el futuro, prever lo que acarreará la corriente sublevación contra la clase gobernante.

Fuente e Imagen: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=325642&SEO=en-tripoli-libano-intelectualizan-protestas-antigubernamentales
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Brasil: Por primera vez las personas negras son mayoría en las universidades públicas

Por: https://www.nodal.am/

Por primera vez en Brasil, los estudiantes negros representan la mayoría en las universidades públicas. El año pasado su presencia alcanzó el 50,3%. Este dato es fruto de la política de cuotas raciales, introducidas a nivel federal en 2012 con el fin de reducir una desigualdad histórica.

Ahora los resultados son alentadores, aunque todavía no reflejan la composición social. En la actualidad un 55,8% de la población es afrodescendiente.

La Universidad Estatal de Río de Janeiro fue pionera en la implementación de las cuotas. Comenzó en 2003, una década antes que el resto del país. Al principio hubo cierta resistencia e incluso casos de agresiones racistas. Pero la determinación del exrector, el profesor de psicología Ricardo Vieiralves de Castro, fue decisiva para consolidar la política de discriminación positiva.

Los críticos temían que admitir a estudiantes negros de la periferia acabaría bajando el nivel académico, debido a las lagunas en su formación escolar. La realidad, sin embargo, demostró todo lo contrario. Los datos indican que los afrodescendientes no solo consiguen recuperar terreno en los primeros dos años, sino que en algunos casos llegan a superar a los colegas blancos.

“¡Que (la mujer negra) supere al hombre blanco es una maravilla!”

“Las mujeres negras consiguen un desempeño mejor que los hombres blancos. Es una clara inversión de la sociedad, porque tradicionalmente la mujer negra siempre fue la base de la pirámide. ¡Que supere al hombre blanco es una maravilla!”, señala Ricardo Vieiralves.

Su expectativa es que una mayor inclusión de negros en la universidad permita modificar la élite brasileña y por ende, las instituciones. Pero todavía queda mucho camino por delante, sobre todo porque este colectivo sufre un abandono escolar más severo por causa de la tradicional falta de recursos. Solo una política de incentivos puede lograr que la universidad sea cada vez más colorida e igualitaria.

Sin embargo, en la actual coyuntura ese escenario no parece probable. El presidente Jair Bolsonaro se opone a las cuotas porque considera que refuerzan los prejuicios raciales y crean más desigualdad y ha amenazado en varias ocasiones con suprimirlas.

Los recientes recortes presupuestarios en la educación y en las becas, que causaron protestas masivas de los estudiantes a lo largo de todo el año tampoco ayudan a dibujar un panorama optimista.

*Fuente: https://www.nodal.am/2019/11/brasil-por-primera-vez-personas-negras-son-mayoria-en-las-universidades-publicas/

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Educación, pobreza y desigualdad

Por: Jorge Ramírez.

Insumos básicos requeridos para lograr que los planes de desarrollo municipal y departamental tengan impacto en la reducción de la pobreza y de las desigualdades.

Hace poco fui invitado a desarrollar una conferencia sobre la pobreza en Cúcuta y en Norte de Santander; el evento fue organizado por la Secretaria Departamental de Fronteras y de Cooperación Internacional y contó con el apoyo de la Red de Investigación de Asuntos de Frontera. Debo decir que la conferencia fue realizada en coautoría con el Profesor Mario Zambrano con quien desarrollo actualmente una investigación sobre la materia.

Al analizar el estado de la pobreza en Cúcuta y en Norte de Santander se evidenció que:

Primero, la falta de articulación institucional, la duplicidad de funciones y el uso no eficiente de los recursos públicos, en conjunto, se convierten en los principales obstáculos para superar la pobreza multidimensional en el territorio. Segundo, los hacedores de política y los planeadores del desarrollo territorial no cuentan con una política social de carácter local (o regional) que en complemento a la política nacional contribuya a la reducción paulatina de la pobreza. Tercero, los planes de desarrollo municipal y departamental a punto de terminar son dos grandes documentos de política pública útiles para estos fines. No obstante, su contenido está lleno de un marco aspiracional deseable y de buenas intenciones, ergo, ambos documentos de política territorial carecen de acciones articuladoras  que transversalmente y de modo diferencial conecten e integren la agenda social y la agenda económica para generar oportunidades sociales y con éstas lograr el cierre de brechas urbano-rurales. Cuarto, la alta dependencia de los recursos de transferencias de la nación ha generado una especie de heteronomía e inercia institucional que se resumen en desesperadas epístolas que exigen del gobierno central: soluciones externas a los problemas estructurales de nuestro territorio – problemas – que se hacen más visibles con el cierre de la frontera, los desplazamientos internos y las migraciones.

En tal sentido, la educación como derecho y como bien público puede ser el factor (no único) pero relevante que en el marco de las políticas públicas locales y con el buen uso de los recursos nacionales, territoriales y de cooperación internacional pueden contribuir a la generación de oportunidades sociales como apuesta para la superación de la pobreza multidimensional, lo cual hace necesario enfocarse en los canales de transmisión intergeneracional que son: el analfabetismo, el rezago escolar, el bajo logro educativo y en mayor medida el empleo informal (DANE, 2018).

Con respecto al empleo informal hace unos años realicé en coautoría dos investigaciones que evidencian que la baja presencia institucional en el territorio, el modesto desarrollo industrial y la pobreza son variables que se convierten en un ancla a la hora de generar un círculo vicioso del desarrollo en los departamentos colombianos que están localizados en zona de frontera.

Abordados estos problemas como soluciones por la vía de la educación y en clave de política pública es la base para lograr procesos de desarrollo integral en Cúcuta y en Norte de Santander; esto requiere de una planeada articulación institucional, la utilización de información con base en la evidencia, la cuantificación de las inversiones, el uso eficiente y transparente de los recursos públicos.

En síntesis, estos son insumos básicos requeridos para lograr que los planes de desarrollo municipal y departamental tengan impacto en la reducción de la pobreza y de las desigualdades territoriales que se constatan usando el índice de pobreza multidimensional de Cúcuta y de Norte de Santander; que pese a los avances las brechas son persistentes entre género y muy amplias en las áreas urbanas y rurales de nuestro territorio (DANE, 2005 y 2018).

Adenda: agradezco al Ing. Jairo Yáñez (Alcalde electo) y a su equipo asesor, permitirme hacer parte del empalme en la Secretaría de Educación Municipal y en el Centro Tecnológico de Cúcuta.

Fuente del artículo: https://www.laopinion.com.co/columna-de-opinion/educacion-pobreza-y-desigualdad-187944#OP

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La educación es el pilar del futuro

Por: Diario La Nueva España. 

 

“Nos une la educación. Las discrepancias deberíamos salvarlas porque el objetivo fundamental es el alumnado”. La frase corresponde a la consejera asturiana del ramo, Carmen Suárez. La pronunció ante los profesores de la enseñanza concertada. La reiteró luego a los padres. Tiene mérito por el sentido común y escaso convencionalismo con el que habló a un sector de tensas relaciones con los gobiernos socialistas y por centrar el debate en lo decisivo, la grandeza de la enseñanza, nunca en las miserias del postureo partidista. Hay que romper los clichés viejos y pensar de otra manera para lograr una educación libre e innovadora que dote a los estudiantes de nuevas herramientas con las que trabajar en el trepidante siglo XXI.

La sustitución del hombre por las máquinas ha sido un debate clásico desde la revolución industrial. Nunca como ahora, con los espectaculares progresos de la inteligencia artificial y la fluidez con la que circulan los datos, esa posibilidad ha estado tan cerca. Si cualquier ciudadano vuelve la vista atrás, a hace unos lustros o apenas unos meses, podrá comprobar cómo sin darse casi cuenta muchas de las tareas de su entorno han sido progresivamente automatizadas: las compras, los viajes, los trámites administrativos, las gestiones bancarias no requieren de un lugar físico para efectuarse, ni de personas al otro lado del mostrador que atiendan.

La capacidad de los ordenadores, según los expertos, se duplica cada dos años. Ya disfrutamos de avances alucinantes, de ciencia ficción, que parecerán cosa de niños comparados con los que conocerán los nietos de los hoy “millennials”. Así ha sido siempre y así será, inmerso el hombre en un vértigo de progreso constante. La conectividad total y la telemática suponen un salto cualitativo drástico.

¿Tenemos el sistema educativo adecuado para la que se avecina? Rotundamente no

La formación y el reciclaje continuo, la predisposición a continuar aprendiendo cada minuto, de cada día, de cada mes, de toda una vida laboral van a resultar esenciales para conseguir un buen empleo. Los requisitos de la sociedad digital reclaman imbuirse de la novedad y contactar con las primicias tecnológicas con mayor agilidad que antes. Los algoritmos y el “big data”, términos ya usuales, constituyen el pan nuestro de cada día, elementos esenciales del desempeño de cada cual como lo fueron las computadoras y la informática.

¿Tenemos el sistema educativo adecuado para la que se avecina? Rotundamente no. En un marco idéntico al que usó la ministra socialista de Educación, Carmen Celáa, para colgarse medallas partidistas, una asamblea de la enseñanza concertada, la consejera asturiana Carmen Suárez, de sus mismas siglas, se propuso sin sectarismos escuchar y mostrarse sincera. No se trata de privilegiar o castigar la red de centros públicos frente a los privados, sino de que ambas funcionen con precisión para suministrar a los estudiantes lo que necesitan: conocimientos que faciliten su inserción.

Estos tiempos requieren de otros saberes para ganarse el sustento con oficios todavía desconocidos. También de menos rigideces para atender las demandas de unas empresas en constante evolución. Carece de sentido licenciar ingenieros que acaban ejerciendo de bedeles y obligar a los empresarios con el paro existente a importar mano de obra o a instruirla por su cuenta por el estrepitoso fracaso de la formación profesional.

Hay que prepararse para que el triunfo de la tecnología no profundice la desigualdad

Igual que la preocupación por la violencia, el feminismo, el cambio climático o el racismo distingue a los jóvenes de hoy, otros valores muy importantes, como el civismo, la lucha contra el alcohol y el tabaquismo o la preparación para el desafío digital arraigarán desde la escuela. No cabe delegarlo todo en los profesores y en el sistema, el compromiso comienza en casa. Las familias desertan de su responsabilidad si dejan de mostrar a los hijos, por ejemplo, cómo se gestionan las emociones. El no, el límite, la libertad individual que finaliza allí donde choca con los derechos del otro, la responsabilidad, el respeto, el esfuerzo, la asunción del error son conceptos básicos para crecer como personas difuminados en este milenio de la satisfacción instantánea del deseo. De la importancia de educar en valores trató, precisamente, la jornada Gestionando hijos que LA NUEVA ESPAÑA organizó ayer en el Palacio de Congresos de Oviedo con asistencia de 2.000 personas.

Los robots ni se detienen, ni se cansan. Imposible aguantar su ritmo. La normalización e implantación de autómatas alumbrará otro tipo de sociedad que no alcanzamos a imaginar con precisión, que destruirá unos puestos, pero ideará otros de menos sacrificio físico y más habilidad intelectual. Tampoco hay que sorprenderse o alarmarse. Cientos de miles de cocheros e hilanderas desaparecieron con la irrupción del automóvil y el telar. Los remplazaron millones de especialistas en otras funciones, en un transporte y una industria textil que multiplicaron su potencialidad. No ocurrió de la noche a la mañana.

Hay que prepararse para que el triunfo de la tecnología no profundice la desigualdad. El pilar sólido, fundamental, para evitar el enquistamiento de una nueva clase social de desheredados es el conocimiento. Sólo una educación de calidad y flexible puede garantizar que no haya ganadores y perdedores en la aventura. Adentrarse en el futuro significa pensar únicamente en los alumnos, no en la política. Derribar muros en vez de elevarlos.

Fuente del artículo: https://afondo.lne.es/opinion/la-educacion-es-el-pilar-del-futuro.html

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Combatir la desigualdad: más educación, menos balines

Por: La Tercera. 

Por cada peso invertido en educación inicial, se obtienen hasta siete pesos de retorno a la sociedad, según constató James Heckman, Premio Nobel de Economía, una teoría que el laureado economista acaba de refrendar: “Invertir en la educación infantil es la mejor estrategia contra el crimen”, aseguró en una entrevista con BBC de mayo de este año. Al contrario, cuando esa inversión está ausente, no solo se restringen los retornos para la sociedad, sino que la desigualdad se vive desde la cuna y se mantiene a lo largo de la vida.

¿Qué pasa en Chile? El 25,6% de los menores de cero a 3 años vive en situación de pobreza multidimensional, lo que sitúa a nuestro país entre los ocho con mayor pobreza infantil entre los 36 miembros de la OCDE. Esta cifra -de la encuesta Casen 2017-, alcanza niveles del 32% en La Araucanía, un 31,2% en Tarapacá y un 29,9% en Los Lagos, generando efectos no solo cognitivos, sino también emocionales y conductuales que los acompañarán de por vida.

Estudios de la neurocientífica de la Universidad de Columbia, Kimberly Noble, han comprobado que la pobreza genera efectos cerebrales en los niños, que inciden directamente en las áreas que procesan el lenguaje y gobiernan los controles de impulsos. Al otro lado, los trabajos de campo realizados por Heckman constatan que los niños que asisten a programas de educación en primera infancia de alta calidad, “en el futuro tienen más posibilidades de estar empleados y muchas menos de haber cometido crímenes”, añadiendo que el retorno social de esta inversión es del 13% anual compuesto considerando no solo el aumento de la escolaridad o el desempeño escolar, sino también la reducción de costos en áreas como refuerzo escolar, salud y los gastos del sistema penal.

¿Qué está haciendo el Estado al respecto? En 2018, el presupuesto total en educación parvularia del Ministerio de Educación fue de US$ 1.311 millones, esto es menos de la mitad de los US$ 3.032 millones de aporte fiscal a la educación superior, según cifras de la Dipres para ese año. ¿Por qué invertimos menos de la mitad en educación parvularia si sabemos científicamente que es donde por lejos está la mayor rentabilidad social? Probablemente sea porque su rentabilidad política de corto plazo no es muy alta.

Si bien el último tiempo el Estado ha buscado incrementar la cobertura y financiamiento de las salas cunas y jardines infantiles, otro grave problema que enfrentamos es que apenas tres de cada diez niños en etapa preescolar asisten a estas entidades y el 72% de quienes no van, lo hacen porque sus padres creen que “los cuidan mejor en casa”, según la misma encuesta Casen. Por ello, si queremos cambiar el futuro de Chile invirtiendo en primera infancia debemos ampliar la oferta a las familias, por ejemplo estando en sus casas y trabajando con sus padres como principales educadores para sumarlos a la formación integral de sus hijos.

La realidad actual ha demostrado que niños sin educación ni vínculos emocionales sólidos en los primeros años de vida, propenden a tener una mayor tasa de deserción escolar y se transforman en jóvenes más vulnerables y propensos a delinquir.

Del estallido social reciente no hay cifras públicas respecto del nivel de vulnerabilidad de los detenidos ni menos de su escolaridad. Lo que sí sabemos es que el 78% de los 13.300 arrestados por desórdenes o saqueos tiene detenciones previas -según cifras al 15 de noviembre-, un 11% son menores de edad y en Valparaíso desde el inicio del estallido social al 7 de noviembre se registraban 46 detenciones, donde la mitad era de jóvenes que habían pasado o se encontraban siendo intervenidos por el Sename.

Todo esto refleja la existencia de un grupo importante de personas a las que les ha faltado -al menos- amor, educación, contención, red de apoyo y que hoy están en las calles.

¿Qué hacer? Más allá de las medidas que esperamos puedan tomar las autoridades, como incorporar programas de primera infancia en la llamada Agenda Social e instalarla como un tema prioritario y decisivo para el Estado, quienes participamos en el mundo económico y empresarial también debemos asumir un rol protagónico en cambiar esta realidad.

Así como una parte creciente del empresariado ha tomado el liderazgo en disminuir las brechas salariales y derechamente incrementar los sueldos mínimos de las empresas, es necesario que también no olvidemos a los niños, porque es en esta etapa cuando realmente podemos combatir la raíz de las desigualdades y de cuyo futuro depende la paz social de nuestro país en las décadas venideras.

En concreto, es necesario poner en la discusión gremial estas ideas de inversiones sociales de largo plazo, como por ejemplo, impulsar programas de educación en la primera infancia, para que así -en el futuro- las necesarias discusiones y discrepancias que tengamos en torno a la sociedad chilena se den con mayor educación y menos balines.

Fuente del artículo: https://www.latercera.com/pulso/noticia/combatir-la-desigualdad-mas-educacion-menos-balines/912796/

 

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