Desde el 22 de enero el mundo será un poco más seguro: entra en vigor el Tratado de Prohibición de las Armas Nucleares, tres meses después de la ratificación del mismo por 50 países.
Este tratado intenta paliar el fracaso del anterior Tratado de No Proliferación Nuclear, que se ha mostrado incapaz de frenar el desarrollo armamentístico nuclear.
El uso de armas nucleares quedará prohibido, como lo está el uso de armas biológicas (1975), químicas (1997), las minas antipersonas (1999) o las bombas de racimo (2010).
Hiroshima y Nagasaki mostraron al mundo hace más de 75 años la catástrofe que supone el uso de las armas nucleares. Una amenaza impulsada durante la guerra fría posterior, en la que varios países impulsaron la fabricación de ojivas nucleares (Estados Unidos, la Unión Soviética, el Reino Unido, Francia y China), mientras otros como el Estado español estaban intentándolo. Ante esta realidad, el 1 de julio de 1968 se firmó el Tratado de No Proliferación Nuclear con la intención de lograr lo antes posible el fin de la carrera armamentística nuclear y emprender medidas eficaces encaminadas al desarme nuclear. Dicho tratado ha sido ratificado por 191 países, entre ellos España, que lo hizo el 5 noviembre 1987.
Este tratado frenó en gran medida el aumento del peligro de guerra nuclear, pero no ha logrado en los 50 años desde su entrada en vigor en 1970 cumplir su compromiso explícito de lograr el desarme nuclear total, ni frenar el aumento del número de países con armas nucleares.
Por ello, en 2017 Naciones Unidas inició la negociación de un nuevo tratado: el Tratado para la Prohibición de Armas Nucleares (TPAN), con el objetivo de llegar a la eliminación total de las mismas. Un acuerdo aprobado por 122 naciones en la Asamblea General en 2017, que entraría en vigor tres meses después de que lo ratificaran 50 estados parte, lo que sucedió el 22 de octubre de 2020, cuando lo ratificó Honduras.
El tratado representa el primer instrumento multilateral jurídicamente vinculante para el desarme nuclear, donde cada Estado parte se compromete a nunca y bajo ninguna circunstancia desarrollar, ensayar, producir, fabricar, adquirir de cualquier otro modo, poseer o almacenar armas nucleares u otros dispositivos explosivos nucleares. Tampoco permite el emplazamiento, la instalación o el despliegue de armas nucleares u otros dispositivos explosivos nucleares en su territorio o en cualquier lugar bajo su jurisdicción o control, entre otras disposiciones.
La iniciativa surge en 2007, con la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN, por sus siglas en inglés), una coalición de organizaciones civiles de más de 100 países. En 2017, ICAN recibió el Premio Nobel de la Paz en reconocimiento a su trabajo “para llamar la atención sobre las catastróficas consecuencias humanitarias de cualquier uso de armas nucleares” y por sus “esfuerzos pioneros para lograr una prohibición basada en tratados de tales armas”.
Ecologistas en Acción señala la gravedad y su preocupación porque que las potencias nucleares no sean parte del tratado, ni los países de la OTAN, la organización señala que son precisamente estos países los que deberían estar obligados al cumplimiento del acuerdo, así como, señalar la obligación de la comunidad internacional de establecer los mecanismos necesarios para que se produzca la desnuclearización mundial. Señala además que de no ser la actitud contraria de los países a la desnuclearización es una amenaza a la seguridad mundial y a los Derechos Humanos.
En cuanto al Estado español, al igual que el resto de participantes en la OTAN, no lo ha firmado. De hecho, de Europa sólo han ratificado Austria, Irlanda, Malta, San Marino y la Santa Sede, que no pertenecen a la OTAN. El Gobierno español persiste así en su actitud de no participar en la negociación inicial del Tratado por las Naciones Unidas en 2017, siguiendo la directriz que había marcado EE UU. Para Ecologistas en Acción está en una actitud muy decepcionante en un país donde la mayoría de la población se declara antinuclear.
Las ciudades y los pueblos pueden ayudar a generar apoyo para el tratado al respaldar el llamamiento de ICAN, registrando mociones en los ayuntamientos. El llamamiento se ha aprobado en: Alcoi, Alzira, Barcelona, Binissalem, Cádiz, Canovelles, A Coruña, Castelldefels, Ferrol, Granollers, La Garriga, Guadalajara, Masllorenç, Vallromane y Zaragoza.
La firma del tratado es uno de los temas de los que se ha hablado y negociado mucho, y debatido varias veces en el Parlamento estatal, pero en ninguna ocasión, siguiendo las directrices de la OTAN, los grandes partidos han dejado llegar a un acuerdo y hacer la firma efectiva, la última de ellas en diciembre de 2020. Incluso desatendiendo la carta abierta que Ana Palacio, Javier Solana y Carlos Westendor, extitulares de la cartera de Exteriores, firmaron junto a numerosos exdirigentes de aliados de EE UU en septiembre de 2020 pidiendo a los líderes actuales que “demuestren coraje y audacia, y se unan al tratado”.
Es muy decepcionante que en este momento, donde además el tratado ya va a empezar su andadura y con tantos apoyos sociales y políticos, el propio PSOE no vote a favor de la iniciativa presentada esta vez por ERC, teniendo la posibilidad de desmarcarse de la OTAN y ser el primer país de la organización en firmar el acuerdo, como ya valoró ICAN animándonos a ello. Hasta que finalmente se haga efectiva la adopción por el estado, seguiremos insistiendo para sumar al estado en la lucha contra las armas nucleares.
Ecologistas en Acción celebra la entrada en vigor del TPAN. Desde este momento las armas nucleares son ilegales según el derecho internacional, una victoria para todo el movimiento antinuclear mundial.
Fuente: https://rebelion.org/entra-en-vigor-el-tratado-de-prohibicion-de-armas-nucleares/