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Ignorar el hambre es más costoso que combatirla

Los costos de no combatir el hambre y la malnutrición en América Latina y el Caribe pueden ser más altos que los de garantizar la seguridad alimentaria y una mejor nutrición, asentó un estudio de cuatro agencias internacionales dedicadas a los problemas de la pobreza, la agricultura y la alimentación.

El gasto producido por la inacción ante el impacto del hambre y la malnutrición en la región representa en promedio 6,4 % del producto interno bruto (PIB) de los países estudiados en el informe “Financiamiento para la seguridad alimentaria y la nutrición en América Latina y el Caribe”.

Ello por el peso que representan para las economías y las sociedades de la región los problemas de malnutrición, que incluyen desnutrición, sobrepeso y obesidad.

En contraste, el promedio del costo de trabajar para cerrar la brecha de ingresos con transferencias para el acceso a dietas saludables, sin incluir costos de gestión e implementación, es de 1,5 % del PIB.

El PIB regional fue estimado en 2022 por el Banco Mundial en 6,3 billones (millones de millones) de dólares.

El estudio fue realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).

“Es inaceptable que las poblaciones más vulnerables sigan pagando un costo tan alto por cuenta de la desnutrición, sobrepeso y obesidad o doble carga de la malnutrición, cuando el continente produce suficientes alimentos para alimentar a toda su población”: Lola Castro.

El documento realza la necesidad de estimar los costos necesarios para implementar nuevas políticas, programas e intervenciones, como elemento previo al análisis del financiamiento de la seguridad alimentaria y la nutrición.

“Alinear las políticas sociales, económicas y comerciales y los objetivos de mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición es fundamental, más aún cuando el gasto en alimentos representa 22 % del PIB regional”, señaló Mario Lubetkin, subdirector general y representante regional de la FAO para América Latina y el Caribe.

Los hogares consumieron latinoamericanos y caribeños consumieron 2015-2021 unos 900 000 millones de dólares anuales en alimentos, a lo que se agregan los gastos en alimentación fuera del hogar, unos 250 000 millones, para totalizar 1,2 billones, cerca de la cuarta parte del consumo regional total.

El hambre afecta a una porción importante de la población: en América del Sur, a 26,8 millones de personas (6,1 % de su población); en Mesoamérica, a 9,1 millones (5,1 %) y en el Caribe a 7,2 millones de personas (16,3 % de sus habitantes).

Por otra parte, la inseguridad alimentaria moderada o grave fue de 36,4 % en América del Sur, de 34,5 % en Mesoamérica y de 60,6 % en el Caribe, según el Panorama de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en América Latina y el Caribe 2023, de agencias de las Naciones Unidas.

En cuanto al costo y asequibilidad de una dieta saludable, el Caribe muestra un costo de 4,41dólares diarios por persona, seguido de América del Sur con 3,82 dólares y Mesoamérica con 3,63 dólares.

El resultado es que 57 % de la población del Caribe no pudo acceder a una dieta saludable debido a su alto costo, en Mesoamérica esa cifra es de 22,2 %, y en América del Sur de 20,6 %.

“La falta de ingresos para acceder a una dieta saludable y nutritiva está entre las principales causas del hambre y la inseguridad alimentaria en América Latina y el Caribe. De hecho, esta región tiene la dieta saludable más cara del mundo”, subrayó Lola Castro, directora regional del PMA:

Castro consideró que “es inaceptable que las poblaciones más vulnerables sigan pagando un costo tan alto por cuenta de la desnutrición, sobrepeso y obesidad o doble carga de la malnutrición, cuando el continente produce suficientes alimentos para alimentar a toda su población”.

El secretario ejecutivo de la Cepal, José Manuel Salazar-Xirinachs, apuntó que “la incidencia de la pobreza extrema en la región fue de 11,4% en 2023, lo que significa que más de 70 millones de personas en la región no tienen ingresos suficientes para adquirir una canasta básica de alimentos”.

“Esa incidencia es más más alta entre las mujeres, la población indígena y las personas que viven en zonas rurales”, precisó Salazar-Xirinachs.

Agregó que, por ello, “es imperativo fomentar políticas públicas inclusivas y promover una mejor focalización del gasto público, capaz de impactar directamente a las poblaciones en situación de vulnerabilidad”.

El informe identifica diferentes tipos de financiamiento para la seguridad alimentaria y la nutrición en la región, tales como el financiamiento del consumo y la producción de alimentos, los flujos internacionales de desarrollo, y el financiamiento proveniente del sistema bancario y los mercados de capitales.

Asimismo, el gasto público relacionado a gastos agropecuarios y de protección social, pues se destaca la importancia de invertir en la agricultura y de realizar otras intervenciones para reducir la inseguridad alimentaria y la malnutrición.

El problema principal, según el estudio, no proviene de la escasez de alimentos, sino de la falta de acceso físico y económico, especialmente en zonas rurales pobres y con poblaciones vulnerables.

Entre las recomendaciones del estudio figuran tener políticas macroeconómicas, comerciales y marcos de incentivos que promuevan la seguridad alimentaria y la nutrición, junto con optimizar los presupuestos públicos en esa dirección.

Se recomienda ampliar y usar de manera más coordinada los flujos internacionales de desarrollo y reducir las barreras que limitan operaciones de los sistemas bancarios y mercados de capital, en apoyo de la eliminación del hambre y la malnutrición.

Lubetkin destacó que las intervenciones integrales que aborden los ingresos y el acceso a alimentos nutritivos, las preferencias de los consumidores y las regulaciones sobre etiquetado frontal nutricional de alimentos, pueden contribuir a fortalecer los sistemas agroalimentarios y el acceso equitativo a dietas saludables.

Asimismo, el apoyo a la agricultura familiar mediante sistemas de compras públicas.

Una recomendación final del informe es que los Estados deben considerar los costos de no resolver los problemas de hambre y malnutrición.

A-E/HM

Fuente de la información e imagen:  https://www.pressenza.com

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Los niños y niñas mueren por desnutrición en Gaza, donde varios hospitales dejan de funcionar

La escasez de alimentos y agua en Gaza comienza a matar a los palestinos más vulnerables, los niños y niñas. Al menos seis menores han muerto en el norte de la Franja por deshidratación y desnutrición. Mientras, dos hospitales de la zona dejaron de funcionar este miércoles por falta de energía.

 

«Dos niños murieron a consecuencia de deshidratación y desnutrición» en el Complejo Médico Al Shifa, ubicado en la ciudad de Gaza, en el norte del enclave, informó el Ministerio de Sanidad de la Franja.

 

Poco antes, el hospital Kamal Adwana, también ubicado en el norte de la Franja, anunció que «cuatro niños murieron» en sus instalaciones en las últimas 24 horas debido a desnutrición y deshidratación.

 

Además, en ese hospital, otros siete niños «se encuentran en grave peligro» de muerte por las mismas razones, aseguró el Ministerio de Sanidad, que llamó a las instituciones internacionales «a tomar medidas inmediatas para prevenir una catástrofe humanitaria en el norte de la Franja».

 

El hospital Kamal Adwana, que fue asediado y atacado en diciembre pasado por el Ejército israelí, anunció este miércoles que estará «fuera de servicio a partir de hoy debido a la falta de combustible».

 

«Las operaciones quirúrgicas en el hospital se han detenido por completo», explicó, al solicitar «una intervención urgente que proporcione combustible» y permita la reanudación de los servicios.

 

De su lado, el hospital Al Awda, ubicado en la ciudad de Jabalia, también en el norte de la Franja, anunció la suspensión total de sus servicios debido a la grave escasez de combustible y suministros médicos, informó la agencia oficial de noticias palestina, Wafa.

 

Estos hospitales se unen a una larga lista de centros médicos de la Franja que ya no pueden hacer frente al colosal número de heridos y enfermos que han dejado los ataques de Israel, ya sea por la destrucción de sus instalaciones, por el corte de electricidad o agua potable, o la falta de suministros, personal y alimentos.

 

Argumentando que el grupo islamista Hamás utiliza infraestructuras civiles para realizar sus operaciones bélicas, el Ejército israelí ha atacado numerosos hospitales, incluido el Al Shifa, el más importante de toda la Franja y que ahora solo puede proveer servicios de emergencias.

 

Las fuerzas israelíes irrumpieron en Al Shifa poco después de iniciar su incursión terrestre en el enclave palestino, el año pasado, a pesar de que miles de heridos, enfermos, desplazados y personal médico se encontraban en su interior. En esa operación militar, las tropas dijeron que hallaron túneles de Hamás cerca y por debajo del centro médico.

 

Hambruna inminente

El cese de las operaciones del hospital Kamal Adwan «agrava la situación sanitaria y humanitaria de nuestro pueblo en el norte de la Franja de Gaza, que provocó el martirio de muchos pacientes por falta de atención médica y medicamentos», consideró Hamás, que gobierna de facto la Franja de Gaza, en un comunicado.

 

Además, «el martirio de los niños por desnutrición y deshidratación es un fracaso internacional para proteger a la humanidad de la criminalidad de la entidad sionista», añadió, al acusar a Israel de cometer un «crimen de genocidio y limpieza étnica» contra los palestinos.

 

Según el grupo islámico, unos 700.000 gazatíes —de una población total de más de dos millones de personas— se encuentran en el norte de la Franja, donde la crisis humanitaria es aún más grave que en el resto del enclave, por el difícil acceso para el transporte de suministros y los continuos combates.

 

Una fuente en Gaza dijo a EFE que este miércoles, por primera vez desde que estalló la guerra el 7 de octubre de 2023, un avión —aparentemente jordano— lanzó desde el aire paquetes con ayuda humanitaria cerca del hospital Indonesia, en Jabalia.

 

Representantes de varias agencias humanitarias de la ONU advirtieron ante el Consejo de Seguridad de que la hambruna es prácticamente inevitable en Gaza.

 

En 145 días de guerra, la ofensiva por aire, tierra y mar de Israel ha dejado en la Franja de Gaza 29.954 muertos, 70.325 heridos y cerca de 8.000 desaparecidos bajo los escombros y otros lugares inaccesibles.

 

Entre los muertos se cuentan más de 346 miembros del personal médico y un total de 155 instituciones de salud han sido destruidas parcial o completamente, lo que provocó el cierre de 32 hospitales y 53 centros de atención de salud de Gaza, mientras 126 ambulancias dejaron de funcionar.

 

En tanto, la tasa de ocupación de los pocos hospitales que siguen funcionando bajo mínimos es del 275%, mientras que la de las camas de cuidados intensivos es del 217%.

 

La guerra estalló tras un ataque de Hamás contra Israel que dejó unos 1.200 muertos y 250 secuestrados, de los cuales más de un centenar han sido liberados.

Fuente: http://www.correodelorinoco.gob.ve/ninos-ninas-mueren-desnutricion-en-gaza-donde-varios-hospitales-dejan-de-funcionar/

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Navidad Del Desobediente

Por: Silvana Melo

El pibe que nació entre el barro y los perros. El hombre que resistió, en la cruz. Vencido. Tras la imagen atroz, la reverencia a la muerte. A la consecuencia de la indisciplina. La cruz es la advertencia histórica de cuál es la brutal secuela de la desobediencia.

(APe).- Otra vez, como durante dos mil veintidós años, el pibe va a nacer en cualquier casilla, en una toma, bajo una autopista, en un auto abandonado, en un vagón estragado bajo los siete puentes de avellaneda, huyendo de la policía, de la gendarmería, del poder que lo busca porque el que nace va a ser un indisciplinado y lo saben. Y otra vez nacerá entre el barro y los perros, entre los tetra vacíos y respirará el aire contaminado y le lavarán el ombligo con el agua de los charcos. Porque su madre no tuvo cama de hospital ni su padre trabajo. Sólo la certeza de que el pibe que se venía traía la ruptura, la resistencia, el otro mundo, la sociedad nueva e igualitaria que a los poderosos les eriza la piel.

Y no se pudo. Como tantos resistentes, como tantos desobedientes, acabó y acabará asesinado por la policía del imperio. Colgado de las cruces públicas donde se ejecuta la pena capital. Condenado a muerte. El pibe, el bebé que resistió la desnutrición, la bronquiolitis, el plomo en el cuerpo –por el agua y por la bala estatal-, la falta de calcio, la ausencia de hierro, no pudo con los perseguidores ni con la sentencia de los jueces.

Como tantos pibes de los conurbanos de las grandes ciudades que ganan un minuto de fama en las fotos de los diarios después de la muerte en la nuca. Después de la derrota por la espalda.

Y fue el mismo poder el que determinó la imagen que debía ser recordada. Adorada. El ícono de quienes le creían. La cruz, la tortura, la muerte. El hombre que resistió, en la cruz. Vencido. Tras la imagen atroz, la reverencia a la muerte. A la consecuencia de la indisciplina. La cruz es la advertencia histórica de cuál es la brutal secuela de la desobediencia. La advertencia terrenal de para aquí es la resignación. Las calles son para los rebeldes y los destechados.

El cielo siempre será para los otros.

No para los pibes que nacen entre el barro y los perros, su ombligo lavado con el agua de los charcos.

No para los pibes que se traen la chispa sagrada de la insurgencia desde el primer llanto en este mundo.

No para los que gambetean las cruces y rompen el vitraux de la historia con una pelota de trapo.

No para ésos.

Por ahora.

Agencia de Noticias Pelota de Trapo

Fuente de la información e imagen: https://elortiba.org

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UNICEF: Muertes infantiles por desnutrición

El alza de los precios de los alimentos por la guerra en Ucrania y los recortes presupuestarios de la pandemia, aumentan la necesidad de tratamientos alimentarios y disparan su coste.

La desnutrición aguda grave es la forma más letal de desnutrición y una de las principales amenazas para la supervivencia infantil.
Alrededor de 1 de cada 5 muertes entre los niños menores de 5 años se atribuyen a esta causa, provocada por la falta de alimentos nutritivos y episodios repetidos de enfermedades como la diarrea, el sarampión y la malaria que, a su vez, comprometen la inmunidad de un niño.
A diferencia de la hambruna o el hambre, relativamente pocas personas han oído hablar de la desnutrición aguda grave, a pesar de que afecta a alrededor de 13,6 millones de niños menores de 5 años en todo el mundo.
No hay una única razón que explique esta problemática. “Antes de la guerra en Ucrania, los conflictos, las crisis climáticas y la COVID-19 ya estaban causando estragos en la capacidad de las familias para alimentar a sus hijos”, explica la directora ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell. “El mundo se está convirtiendo rápidamente en un polvorín de muertes infantiles evitables y de niños que sufren desnutrición aguda”.

Con tantos países que dependen en gran medida de las exportaciones de Ucrania y Rusia, la guerra amenaza con sumir al mundo aún más profundamente en una crisis alimentaria.

Mientras tanto, se proyecta que el precio de los alimentos terapéuticos listos para usar (RUTF) aumentará en los próximos meses, poniendo en riesgo aún más vidas de niños. En la actualidad, al menos 10 millones de niños con desnutrición aguda grave (o 2 de cada 3) carecen de acceso al tratamiento más eficaz contra esta lacra.

Un problema cada vez mayor…

Un campo de desplazados internos en Etiopía.

©UNICEF/UN0631313/Sewunet

La desnutrición aguda no solo está aumentando en los países que enfrentan crisis humanitarias. Otras regiones, incluidas algunas relativamente estables, han visto un aumento en la desnutrición aguda infantil en más del 40%.

Por ejemplo, en Uganda ha aumentado en alrededor del 60% desde 2016.

Asia Meridional sigue siendo el “epicentro” de la desnutrición aguda grave, ya que aproximadamente 1 de cada 22 niños la sufre, el triple que en África Subsahariana. Y en el resto del mundo, los países afrontan tasas históricamente altas de este tipo de desnutrición.

En Afganistán, por ejemplo, se prevé que 1,1 millones de niños sufran desnutrición aguda grave este año, casi el doble que en 2018.

Por otro lado, la sequía en el Cuerno de África podría causar un rápido aumento de casos, pasando de 1,7 millones a 2 millones, mientras que en el Sahel se prevé un aumento del 26% en comparación con 2018.

… y en gran parte invisible

Una niña que sufre desnutrición aguda en Camboya.

©UNICEF/UN0403545/Raab

Alrededor de una cuarta parte de los niños que sufren desnutrición aguda grave viven en contextos de emergencia que generan titulares en los medios de comunicación, a menudo con imágenes de niños terriblemente demacrados.

Pero, desafortunadamente, esta situación se da en mayor medida entre los niños más pequeños de las zonas más desatendidas, tanto rurales como urbanas, lejos de las cámaras y las noticias.

9 de cada 10 niños y niñas que reciben tratamiento para recuperarse de la desnutrición, están atrapados en emergencias, a pesar de que tres cuartas partes de los niños que sufren desnutrición aguda grave viven en contextos que no lo son. Esto se debe, principalmente, a que los niños en emergencias complejas enfrentan el mayor riesgo de muerte, especialmente los niños desplazados y vulnerables que están más expuestos a enfermedades.

Pero es prevenible y tratable

Un niño recibe el alimento terapéutico listo para usar en Venezuela.

©UNICEF/UN0497049/Crespo

En 2020, alrededor de 5 millones de niños fueron tratados con alimentos terapéuticos listos para usar (RUTF), que han demostrado salvar vidas.

Una inversión adicional, relativamente pequeña, reduciría drásticamente las tasas de mortalidad infantil. Y traería beneficios socioeconómicos irrevocables a los niños que necesitan ayuda desesperadamente. Sin embargo, a pesar de la magnitud del problema, la financiación está amenazada.

La ayuda para abordar la desnutrición aguda sigue siendo lamentablemente baja y se prevé que disminuya drásticamente en los próximos años, con pocas esperanzas de recuperar los niveles anteriores a la pandemia antes de 2028. La ayuda mundial destinada a acabar con esta lacra sólo representa el 2,8% del total de la Asistencia Oficial al Desarrollo (AOD) del sector sanitario y el 0,2% del gasto total en AOD.

La realidad es que ya tenemos el conocimiento y las herramientas para salvar cientos de miles de vidas cada año de esta situación tan dolorosa. Acabar con el hambre y la malnutrición en el mundo no ocurrirá de la noche a la mañana. Pero hay mucho que podemos hacer en este momento para evitar que los niños mueran por desnutrición aguda grave.

Si no logramos reducir significativamente el número de niños afectados, la desnutrición aguda grave seguirá poniéndonos un límite en la reducción de las muertes infantiles por otras causas.

¿Qué está haciendo UNICEF?

Un niño en un centro de rehabilitación en Mauritania.

©UNICEF/UNI344662/Pouget

En el sur de Madagascar, UNICEF proporcionó tratamiento a más de 60.000 niños gravemente desnutridos en 2021, cuatro veces el número alcanzado en 2020.

Se llegó a más de 800.000 personas con agua potable, saneamiento y apoyo en materia de higiene. Y 5.000 de los hogares más vulnerables recibieron transferencias de efectivo para ayudar a satisfacer sus necesidades más urgentes.

En el Cuerno de África, estamos apoyando una respuesta integral que abarca la nutrición, agua potable, saneamiento e higiene, la prevención de enfermedades y la seguridad alimentaria.

En Afganistán, lanzamos nuestro mayor llamamiento para llegar a más de 15 millones de personas, incluidos 8 millones de niños y niñas, con asistencia humanitaria en 2022.

En Sudán del Sur, en 2021 tratamos a más de 240.000 niños gravemente desnutridos, el 80% de todos los niños que lo requerían. UNICEF también está llegando a un número récord de familias con medidas de prevención.

“Simplemente no hay ninguna razón para que un niño sufra de desnutrición aguda grave, y menos cuando tenemos la capacidad de prevenirla. Pero hay muy poco tiempo para reactivar un esfuerzo mundial de prevención, detección y tratamiento de la malnutrición antes de que esta situación sea muchísimo peor”, concluyó Russell.

Fuente de la información e imagen: https://www.unicef.es

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Mundo: Agencias de la ONU respaldan plan de comidas saludables en escuelas

Mundo/19-11-2021/Autor(a) y Fuente: ultimasnoticias.com.ve

Las agencias de la Organización de Naciones Unidas (ONU) anunciaron hoy su apoyo a una coalición internacional con el objetivo de mejorar rápidamente la nutrición, la salud y la educación de los niños en edad escolar en todo el mundo tras el cierre de escuelas provocado por la pandemia.

En una declaración conjunta, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) aportarán un conjunto específico de conocimientos especializados a la coalición, reseñó la Agencia Venezolana de Noticias.

Más de 50 socios, incluidas ONG, la sociedad civil, fundaciones y otras organizaciones han dicho que también brindarán apoyo a las cinco agencias se comprometieron a ayudar a School Meals Coalition, una agrupación de más de 60 países liderada por Francia y Finlandia, cuya visión es brindar a todos los niños necesitados la oportunidad de recibir una comida nutritiva en la escuela para 2030.

La coalición también está comprometida con programas de comidas escolares «inteligentes», que combinan comidas regulares en la escuela con intervenciones complementarias de salud y nutrición para el crecimiento y el aprendizaje de los niños.

En 2020, la pandemia de Covid-19 causó una gran interrupción en las escuelas y la educación en todo el mundo y millones de niños no pudieron obtener sus comidas escolares o beneficiarse de los servicios de salud y nutrición en las escuelas, como la desparasitación, la vacunación y el apoyo psicosocial. A nivel mundial, más de 150 millones de niños siguen sin recibir comidas y servicios esenciales de salud y nutrición.

«Los programas de salud y nutrición escolares son intervenciones impactantes para apoyar el crecimiento y desarrollo de los escolares y adolescentes», dijeron los líderes de las agencias de la ONU en su declaración.

Además, enfatizaron que todas estas acciones «Pueden ayudar a combatir la pobreza infantil, el hambre y la desnutrición en todas sus formas. Atraen a los niños a la escuela y apoyan el aprendizaje de los niños y la salud y el bienestar a largo plazo».

Los escolares no son los únicos que se benefician

Los líderes de las cinco agencias señalaron que las comidas escolares pueden servir como «trampolín» para la transformación del sistema alimentario.

«Siempre que sea posible, pueden utilizar alimentos cultivados localmente, apoyando los mercados y sistemas alimentarios nacionales y locales, mejorando las oportunidades para los pequeños agricultores y las empresas de catering locales, muchas de ellas dirigidas por mujeres. Estos programas pueden contribuir al logro de al menos siete de los ODS».

La coalición trabajará para restaurar las comidas escolares y otros programas de salud y nutrición que estaban vigentes antes de la pandemia de Covid-19, expandirlos para llegar a 73 millones de niños que no estaban cubiertos antes de la pandemia y mejorar su calidad en parte mediante el establecimiento de estándares y vinculándolos a la producción local de alimentos cuando sea posible.

En su declaración de apoyo, los líderes de las cinco agencias de la ONU se comprometieron a trabajar con los gobiernos para lograr los objetivos de la coalición, brindando apoyo técnico y operativo donde fuera necesario, además de abogar por la financiación y ayudar a recopilar mejores datos sobre el impacto de la escuela. programas de salud y nutrición.

Fuente e Imagen: https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/general/agencias-de-la-onu-respaldan-plan-de-comidas-saludables-en-escuelas/

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ONU: El hambre aumenta a nivel mundial durante la pandemia en el mundo

Unos 811 millones de personas, la décima parte de la población, padecen subalimentación en el mundo. La emergencia del COVID-19 agudizó la precariedad en la que viven las poblaciones más pobres. África es el continente con un mayor repunte del hambre. La ONU insta a transformar los sistemas alimentarios con el fin de erradicar el hambre para 2030.

La crisis económica de 2020, derivada en gran parte de la pandemia de COVID-19, detonó uno de los mayores aumentos del hambre en el mundo en décadas, afectando a casi todos los países de renta baja y media. En algunas regiones -sobre todo en África y Asia- a esta recesión se aunaron otros factores, como los desastres relacionados con el clima, los conflictos o la combinación de ambos, incrementando enormemente la tasa de población desnutrida, revela un nuevo estudio interagencial de la ONU publicado este lunes.

El Estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo, elaborado de manera conjunta por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), cifra en 811 millones el número de personas subalimentadas en 2020, cerca de la décima parte de la población mundial.

El aumento de individuos subalimentados de 2019 a 2020 alcanzó 118 millones con desigualdades regionales calificadas como “persistentes y preocupantes” por los autores del informe.

Karima, de 7 años, ve cómo su madre prepara pan en Yemen, donde el conflicto ha agravado la fatla de alimentos.
©PMA/Annabel Symington
Karima, de 7 años, ve cómo su madre prepara pan en Yemen, donde el conflicto ha agravado la fatla de alimentos.

Hambre por regiones

Del número total de personas desnutridas en 2020, más de la mitad (418 millones) vive en Asia y más de un tercio (282 millones) en África, mientras que en América Latina y el Caribe habita el 8% (60 millones). En comparación con 2019, 46 millones más de personas en África, casi 57 millones más en Asia y alrededor de 14 millones más en América Latina y el Caribe, se vieron afectadas por el hambre en 2020.

Estos datos significan que una de cada cinco personas (un 21% de la población) enfrentaba hambre en África en 2020, más del doble de la proporción de cualquier otra región, lo que representa un aumento de 3 puntos porcentuales en un año. Le siguieron América Latina y el Caribe (9,1%) y Asia (9%), con incrementos de 2 y 1,1 puntos porcentuales, respectivamente, entre 2019 y 2020.

Aun en América del Norte y Europa, donde se encuentran las tasas más bajas de inseguridad alimentaria, la incidencia del lastre aumentó por primera vez desde el comienzo de la recopilación de datos de la Escala de experiencia de inseguridad alimentaria, en 2014.

En cuanto a la afectación por género de la inseguridad alimentaria moderada o grave, se observó una tasa 10% más alta entre las mujeres que entre los hombres en 2020 , frente al 6% registrado en 2019.

Trabajador del mercado de alimentos de Constantine, Argelia.
OIT/Yacine Imadalou
Trabajador del mercado de alimentos de Constantine, Argelia.

Los precios de la comida, determinantes en la desnutrición

El reporte explica que el análisis del costo de los alimentos y la cantidad de personas que no pueden pagar una dieta saludable permite entender mejor la tendencia hacia la desnutrición en todas sus formas.

Detalla que el alto costo de las dietas saludables, junto a los pronunciados niveles de desigualdad de ingresos, impidió que 3000 millones de personas pudieran acceder a una dieta saludable en 2019. La mayoría de esta gente vive en Asia (1850 millones) y África (mil millones). La dieta saludable también está fuera del alcance de millones de habitantes de América Latina y el Caribe (113 millones) y América del Norte y Europa (17,3 millones).

En este sentido, los responsables de los cinco organismos autores del informe, que ya habían alertado sobre la inseguridad alimentaria de millones de personas, entre ellas muchos niños, lamentaron que la pandemia siguiera evidenciando las deficiencias de los sistemas alimentarios, “que amenazan la vida y los medios de subsistencia” de mucha gente.

La pobreza y la sequía causaron una aumento grave del hambre en el sur de Madagascar.
© PMA/Tsiory Andriantsoarana
La pobreza y la sequía causaron una aumento grave del hambre en el sur de Madagascar.

Los niños

Entre las poblaciones más afectadas por la desnutrición destacan los niños menores de cinco años. Si bien los datos específicos sobre este colectivo fueron limitados en 2020 y las estimaciones no necesariamente tienen en cuenta los efectos de la pandemia COVID-19,  se calcula que 149,2 millones (22%) sufrieron retraso del crecimiento en 2020. Casi las tres cuartas partes de ellos viven en Asia central y meridional (37%) y África subsahariana (37%).

En el mismo año, alrededor del 5,7% (38,9 millones) de los niños menores de cinco años tenían sobrepeso, con tendencia a aumentar en algunas regiones y en muchos entornos del mundo.

Por otra parte, la obesidad en los adultos sigue creciendo, y la prevalencia mundial subió del 11,7% en 2012 al 13,1% en 2016. Todas las subregiones mostraron tendencias crecientes de la obesidad en adultos entre 2012 y 2016 y están lejos de cumplir el objetivo de la Asamblea Mundial de la Salud para 2025 de detener el aumento para 2025.

Niño con desnutrición en una revisión de rutina en Kalemie, República Democrática del Congo.
© PMA/Arete/Fredrik Lerneryd
Niño con desnutrición en una revisión de rutina en Kalemie, República Democrática del Congo.

Sin servicios de nutrición

El informe reconoce las dificultades de los países para garantizar que los sistemas de salud, alimentación, educación y protección social mantengan los servicios de nutrición esenciales mientras responden a la pandemia de COVID-19, y reporta que una encuesta sobre la situación de los niños durante la pandemia mostró que el 90% de las naciones (122 de 135) informaron un cambio en la cobertura de los servicios de nutrición clave en agosto de 2020.

Agrega que, en general, la cobertura de los servicios de nutrición esenciales disminuyó en un 40%, y casi la mitad de los países registró un retroceso de al menos 50% de las intervenciones nutricionales.

Aunque faltan datos sobre los resultados nutricionales para 2020, las proyecciones más moderadas apuntan a un escenario en el que 11,2 millones de niños menores de cinco años en países de ingresos bajos y medios se agregarían al total de los que padecen emaciación de 2020 a 2022 como consecuencia de la pandemia.

Un escenario más pesimista eleva a 16,3 millones de niños más afectados por ese flagelo. Para el retraso del crecimiento infantil, el modelo predice que 3,4 millones de niños adicionales sufrirán retraso en el crecimiento debido a los efectos de la pandemia en 2022.

Los campesinos del noreste de Nigeria no han podido sembrar sus alimentos debido a la inseguridad.
UNOCHA/Damilola Onafuwa
Los campesinos del noreste de Nigeria no han podido sembrar sus alimentos debido a la inseguridad.

Momento crítico

Los organismos de la ONU advierten que el mundo atraviesa una “coyuntura crítica” y llaman a dar un impulso diplomático a la promoción de la seguridad alimentaria y la nutrición mediante la transformación de los sistemas alimentarios en el marco de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios -convocada para este año por el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres-, y de la  Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 26), a celebrarse en octubre próximo en Glasgow, Escocia.

Para los titulares de las agencias autoras del estudio, “los resultados de estos acontecimientos determinarán (…) la segunda mitad del Decenio de las Naciones Unidas de Acción sobre la Nutrición”, un compromiso mundial en materia de políticas todavía pendiente de concretarse.

Mujer sembrando frijoles en una granja cooperativa de Taveta, Kenya.
© FAO//Fredrik Lerneryd
Mujer sembrando frijoles en una granja cooperativa de Taveta, Kenya.

Seis recomendaciones

En su llamado a transformar los sistemas alimentarios como condición esencial para lograr la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y poner las dietas saludables al alcance de todos, subraya la necesidad de políticas e inversiones que contrarresten los factores determinantes del hambre y la malnutrición.

Con este fin, traza seis recomendaciones a los encargados de las políticas alimentarias de los países para que las apliquen de acuerdo con su realidad nacional:

  • Integrar las estrategias humanitarias, de desarrollo y de consolidación de la paz en las zonas de conflicto, por ejemplo, mediante medidas de protección social que eviten que las familias vendan sus escasas pertenencias para alimentarse
  • Ampliar la resiliencia de los sistemas alimentarios frente al cambio climático, ofreciendo a los pequeños agricultores un amplio acceso a seguros contra riesgos climáticos y financiación basada en previsiones científicas
  • Reforzar la resiliencia de la población más vulnerable ante las adversidades económicas mediante programas de apoyo en especie o en efectivo para reducir los efectos de la pandemia o la volatilidad de los precios de los alimentos
  • Intervenir en las cadenas de suministro para reducir el costo de los alimentos nutritivos fomentando la plantación de cultivos bioenriquecidos o facilitando el acceso a los mercados de los productores de frutas y hortalizas
  • Combatir la pobreza y las desigualdades estructurales, impulsando las cadenas de valor alimentarias en las comunidades pobres mediante transferencias de tecnología y programas de certificación
  • Fortalecer los entornos alimentarios y promover cambios en el comportamiento de los consumidores, por ejemplo eliminando las grasas trans industriales y reduciendo el contenido de sal y azúcar en los alimentos, o protegiendo a los niños frente a los efectos negativos de la comercialización de alimentosLa crisis económica de 2020, derivada en gran parte de la pandemia de COVID-19, detonó uno de los mayores aumentos del hambre en el mundo en décadas, afectando a casi todos los países de renta baja y media. En algunas regiones -sobre todo en África y Asia- a esta recesión se aunaron otros factores, como los desastres relacionados con el clima, los conflictos o la combinación de ambos, incrementando enormemente la tasa de población desnutrida, revela un nuevo estudio interagencial de la ONU publicado este lunes.El Estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo, elaborado de manera conjunta por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), cifra en 811 millones el número de personas subalimentadas en 2020, cerca de la décima parte de la población mundial.

    El aumento de individuos subalimentados de 2019 a 2020 alcanzó 118 millones con desigualdades regionales calificadas como “persistentes y preocupantes” por los autores del informe.

    Karima, de 7 años, ve cómo su madre prepara pan en Yemen, donde el conflicto ha agravado la fatla de alimentos.
    ©PMA/Annabel Symington
    Karima, de 7 años, ve cómo su madre prepara pan en Yemen, donde el conflicto ha agravado la fatla de alimentos.

    Hambre por regiones

    Del número total de personas desnutridas en 2020, más de la mitad (418 millones) vive en Asia y más de un tercio (282 millones) en África, mientras que en América Latina y el Caribe habita el 8% (60 millones). En comparación con 2019, 46 millones más de personas en África, casi 57 millones más en Asia y alrededor de 14 millones más en América Latina y el Caribe, se vieron afectadas por el hambre en 2020.

    Estos datos significan que una de cada cinco personas (un 21% de la población) enfrentaba hambre en África en 2020, más del doble de la proporción de cualquier otra región, lo que representa un aumento de 3 puntos porcentuales en un año. Le siguieron América Latina y el Caribe (9,1%) y Asia (9%), con incrementos de 2 y 1,1 puntos porcentuales, respectivamente, entre 2019 y 2020.

    Aun en América del Norte y Europa, donde se encuentran las tasas más bajas de inseguridad alimentaria, la incidencia del lastre aumentó por primera vez desde el comienzo de la recopilación de datos de la Escala de experiencia de inseguridad alimentaria, en 2014.

    En cuanto a la afectación por género de la inseguridad alimentaria moderada o grave, se observó una tasa 10% más alta entre las mujeres que entre los hombres en 2020 , frente al 6% registrado en 2019.

    Trabajador del mercado de alimentos de Constantine, Argelia.
    OIT/Yacine Imadalou
    Trabajador del mercado de alimentos de Constantine, Argelia.

    Los precios de la comida, determinantes en la desnutrición

    El reporte explica que el análisis del costo de los alimentos y la cantidad de personas que no pueden pagar una dieta saludable permite entender mejor la tendencia hacia la desnutrición en todas sus formas.

    Detalla que el alto costo de las dietas saludables, junto a los pronunciados niveles de desigualdad de ingresos, impidió que 3000 millones de personas pudieran acceder a una dieta saludable en 2019. La mayoría de esta gente vive en Asia (1850 millones) y África (mil millones). La dieta saludable también está fuera del alcance de millones de habitantes de América Latina y el Caribe (113 millones) y América del Norte y Europa (17,3 millones).

    En este sentido, los responsables de los cinco organismos autores del informe, que ya habían alertado sobre la inseguridad alimentaria de millones de personas, entre ellas muchos niños, lamentaron que la pandemia siguiera evidenciando las deficiencias de los sistemas alimentarios, “que amenazan la vida y los medios de subsistencia” de mucha gente.

    La pobreza y la sequía causaron una aumento grave del hambre en el sur de Madagascar.
    © PMA/Tsiory Andriantsoarana
    La pobreza y la sequía causaron una aumento grave del hambre en el sur de Madagascar.

    Los niños

    Entre las poblaciones más afectadas por la desnutrición destacan los niños menores de cinco años. Si bien los datos específicos sobre este colectivo fueron limitados en 2020 y las estimaciones no necesariamente tienen en cuenta los efectos de la pandemia COVID-19,  se calcula que 149,2 millones (22%) sufrieron retraso del crecimiento en 2020. Casi las tres cuartas partes de ellos viven en Asia central y meridional (37%) y África subsahariana (37%).

    En el mismo año, alrededor del 5,7% (38,9 millones) de los niños menores de cinco años tenían sobrepeso, con tendencia a aumentar en algunas regiones y en muchos entornos del mundo.

    Por otra parte, la obesidad en los adultos sigue creciendo, y la prevalencia mundial subió del 11,7% en 2012 al 13,1% en 2016. Todas las subregiones mostraron tendencias crecientes de la obesidad en adultos entre 2012 y 2016 y están lejos de cumplir el objetivo de la Asamblea Mundial de la Salud para 2025 de detener el aumento para 2025.

    Niño con desnutrición en una revisión de rutina en Kalemie, República Democrática del Congo.
    © PMA/Arete/Fredrik Lerneryd
    Niño con desnutrición en una revisión de rutina en Kalemie, República Democrática del Congo.

    Sin servicios de nutrición

    El informe reconoce las dificultades de los países para garantizar que los sistemas de salud, alimentación, educación y protección social mantengan los servicios de nutrición esenciales mientras responden a la pandemia de COVID-19, y reporta que una encuesta sobre la situación de los niños durante la pandemia mostró que el 90% de las naciones (122 de 135) informaron un cambio en la cobertura de los servicios de nutrición clave en agosto de 2020.

    Agrega que, en general, la cobertura de los servicios de nutrición esenciales disminuyó en un 40%, y casi la mitad de los países registró un retroceso de al menos 50% de las intervenciones nutricionales.

    Aunque faltan datos sobre los resultados nutricionales para 2020, las proyecciones más moderadas apuntan a un escenario en el que 11,2 millones de niños menores de cinco años en países de ingresos bajos y medios se agregarían al total de los que padecen emaciación de 2020 a 2022 como consecuencia de la pandemia.

    Un escenario más pesimista eleva a 16,3 millones de niños más afectados por ese flagelo. Para el retraso del crecimiento infantil, el modelo predice que 3,4 millones de niños adicionales sufrirán retraso en el crecimiento debido a los efectos de la pandemia en 2022.

    Los campesinos del noreste de Nigeria no han podido sembrar sus alimentos debido a la inseguridad.
    UNOCHA/Damilola Onafuwa
    Los campesinos del noreste de Nigeria no han podido sembrar sus alimentos debido a la inseguridad.

    Momento crítico

    Los organismos de la ONU advierten que el mundo atraviesa una “coyuntura crítica” y llaman a dar un impulso diplomático a la promoción de la seguridad alimentaria y la nutrición mediante la transformación de los sistemas alimentarios en el marco de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios -convocada para este año por el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres-, y de la  Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 26), a celebrarse en octubre próximo en Glasgow, Escocia.

    Para los titulares de las agencias autoras del estudio, “los resultados de estos acontecimientos determinarán (…) la segunda mitad del Decenio de las Naciones Unidas de Acción sobre la Nutrición”, un compromiso mundial en materia de políticas todavía pendiente de concretarse.

    Mujer sembrando frijoles en una granja cooperativa de Taveta, Kenya.
    © FAO//Fredrik Lerneryd
    Mujer sembrando frijoles en una granja cooperativa de Taveta, Kenya.

    Seis recomendaciones

    En su llamado a transformar los sistemas alimentarios como condición esencial para lograr la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y poner las dietas saludables al alcance de todos, subraya la necesidad de políticas e inversiones que contrarresten los factores determinantes del hambre y la malnutrición.

    Con este fin, traza seis recomendaciones a los encargados de las políticas alimentarias de los países para que las apliquen de acuerdo con su realidad nacional:

    • Integrar las estrategias humanitarias, de desarrollo y de consolidación de la paz en las zonas de conflicto, por ejemplo, mediante medidas de protección social que eviten que las familias vendan sus escasas pertenencias para alimentarse
    • Ampliar la resiliencia de los sistemas alimentarios frente al cambio climático, ofreciendo a los pequeños agricultores un amplio acceso a seguros contra riesgos climáticos y financiación basada en previsiones científicas
    • Reforzar la resiliencia de la población más vulnerable ante las adversidades económicas mediante programas de apoyo en especie o en efectivo para reducir los efectos de la pandemia o la volatilidad de los precios de los alimentos
    • Intervenir en las cadenas de suministro para reducir el costo de los alimentos nutritivos fomentando la plantación de cultivos bioenriquecidos o facilitando el acceso a los mercados de los productores de frutas y hortalizas
    • Combatir la pobreza y las desigualdades estructurales, impulsando las cadenas de valor alimentarias en las comunidades pobres mediante transferencias de tecnología y programas de certificación
    • Fortalecer los entornos alimentarios y promover cambios en el comportamiento de los consumidores, por ejemplo eliminando las grasas trans industriales y reduciendo el contenido de sal y azúcar en los alimentos, o protegiendo a los niños frente a los efectos negativos de la comercialización de alimentos-
  • Fuente: https://news.un.org/es/story/2021/07/1494232
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Educación y transformación

Por: Andrea Bárcena

Así como el lenguaje no es hereditario y un individuo al nacer puede aprender lo mismo alemán que ruso, chino o español, así también el pensamiento lógico y los valores morales tampoco se heredan. Se aprenden. Es decir, nacemos con la capacidad de hablar, pero sin idioma; con la facultad de pensar, pero sin conceptos, y con la posibilidad de amar y ser buenos, pero sin moral. El pueblo y sobre todo los hijos del pueblo tienen derecho a la educación, y además el derecho de anhelar ser doctores o bomberos, científicos o artistas, presidentes o trapecistas.

El derecho a la educación es el de toda persona a estar situada tempranamente y durante todo su crecimiento en un ambiente escolar y cultural que estimule sus capacidades, para que desarrolle lenguaje verbal, pensamiento lógico y madurez emocional, que le darán la posibilidad de aprender a pensar, a expresarse, a decidir y a actuar. Somos seres de aprendizaje: nacemos más incompletos y vulnerables que cualquier animal, pero también con una infinita capacidad de aprendizaje que, sin embargo, se pierde o se atrofia si no tienen oportunidades de desarrollo.

El cumplimiento del derecho a la educación por parte del Estado implica que haya escuelas y maestros en todo el territorio mexicano; supervisión amplia y rigurosa para que –como lo establece la Constitución– la asistencia a la escuela sea obligatoria y gratuita, y así evitar desperdiciar el tiempo de niñez y en cambio igualar las oportunidades desde las primeras edades. La educación es el arma más poderosa para transformar individuos y naciones. Pero, para que la educación cumpla su cometido en México, hay problemas sociales y éticos que deben ser atendidos con urgencia: a) Eliminar el hambre y la desnutrición infantiles; b) Abolir el trabajo infantil, y c) Asumir que nutrición y educación tempranas son las bases de igualdad, democracia y justicia sociales.

P.S. Más de mil días sin quimios para niños con cáncer recuerdan el Aktion T4, nombre de un programa secreto en Alemania fascista de exterminio de sus propios niños enfermos mentales y discapacitados, con los que se estrenaron los hornos del nazismo y que pretendía purificar la raza aria y evitar gastos para niños enfermos.

La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo: Nelson Mandela

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2021/07/03/opinion/031o1soc

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