El alza de los precios de los alimentos por la guerra en Ucrania y los recortes presupuestarios de la pandemia, aumentan la necesidad de tratamientos alimentarios y disparan su coste.
Con tantos países que dependen en gran medida de las exportaciones de Ucrania y Rusia, la guerra amenaza con sumir al mundo aún más profundamente en una crisis alimentaria.
Mientras tanto, se proyecta que el precio de los alimentos terapéuticos listos para usar (RUTF) aumentará en los próximos meses, poniendo en riesgo aún más vidas de niños. En la actualidad, al menos 10 millones de niños con desnutrición aguda grave (o 2 de cada 3) carecen de acceso al tratamiento más eficaz contra esta lacra.
Un problema cada vez mayor…
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La desnutrición aguda no solo está aumentando en los países que enfrentan crisis humanitarias. Otras regiones, incluidas algunas relativamente estables, han visto un aumento en la desnutrición aguda infantil en más del 40%.
Por ejemplo, en Uganda ha aumentado en alrededor del 60% desde 2016.
Asia Meridional sigue siendo el “epicentro” de la desnutrición aguda grave, ya que aproximadamente 1 de cada 22 niños la sufre, el triple que en África Subsahariana. Y en el resto del mundo, los países afrontan tasas históricamente altas de este tipo de desnutrición.
En Afganistán, por ejemplo, se prevé que 1,1 millones de niños sufran desnutrición aguda grave este año, casi el doble que en 2018.
Por otro lado, la sequía en el Cuerno de África podría causar un rápido aumento de casos, pasando de 1,7 millones a 2 millones, mientras que en el Sahel se prevé un aumento del 26% en comparación con 2018.
… y en gran parte invisible
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Alrededor de una cuarta parte de los niños que sufren desnutrición aguda grave viven en contextos de emergencia que generan titulares en los medios de comunicación, a menudo con imágenes de niños terriblemente demacrados.
Pero, desafortunadamente, esta situación se da en mayor medida entre los niños más pequeños de las zonas más desatendidas, tanto rurales como urbanas, lejos de las cámaras y las noticias.
9 de cada 10 niños y niñas que reciben tratamiento para recuperarse de la desnutrición, están atrapados en emergencias, a pesar de que tres cuartas partes de los niños que sufren desnutrición aguda grave viven en contextos que no lo son. Esto se debe, principalmente, a que los niños en emergencias complejas enfrentan el mayor riesgo de muerte, especialmente los niños desplazados y vulnerables que están más expuestos a enfermedades.
Pero es prevenible y tratable
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En 2020, alrededor de 5 millones de niños fueron tratados con alimentos terapéuticos listos para usar (RUTF), que han demostrado salvar vidas.
Una inversión adicional, relativamente pequeña, reduciría drásticamente las tasas de mortalidad infantil. Y traería beneficios socioeconómicos irrevocables a los niños que necesitan ayuda desesperadamente. Sin embargo, a pesar de la magnitud del problema, la financiación está amenazada.
La ayuda para abordar la desnutrición aguda sigue siendo lamentablemente baja y se prevé que disminuya drásticamente en los próximos años, con pocas esperanzas de recuperar los niveles anteriores a la pandemia antes de 2028. La ayuda mundial destinada a acabar con esta lacra sólo representa el 2,8% del total de la Asistencia Oficial al Desarrollo (AOD) del sector sanitario y el 0,2% del gasto total en AOD.
La realidad es que ya tenemos el conocimiento y las herramientas para salvar cientos de miles de vidas cada año de esta situación tan dolorosa. Acabar con el hambre y la malnutrición en el mundo no ocurrirá de la noche a la mañana. Pero hay mucho que podemos hacer en este momento para evitar que los niños mueran por desnutrición aguda grave.
Si no logramos reducir significativamente el número de niños afectados, la desnutrición aguda grave seguirá poniéndonos un límite en la reducción de las muertes infantiles por otras causas.
¿Qué está haciendo UNICEF?
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En el sur de Madagascar, UNICEF proporcionó tratamiento a más de 60.000 niños gravemente desnutridos en 2021, cuatro veces el número alcanzado en 2020.
Se llegó a más de 800.000 personas con agua potable, saneamiento y apoyo en materia de higiene. Y 5.000 de los hogares más vulnerables recibieron transferencias de efectivo para ayudar a satisfacer sus necesidades más urgentes.
En el Cuerno de África, estamos apoyando una respuesta integral que abarca la nutrición, agua potable, saneamiento e higiene, la prevención de enfermedades y la seguridad alimentaria.
En Afganistán, lanzamos nuestro mayor llamamiento para llegar a más de 15 millones de personas, incluidos 8 millones de niños y niñas, con asistencia humanitaria en 2022.
En Sudán del Sur, en 2021 tratamos a más de 240.000 niños gravemente desnutridos, el 80% de todos los niños que lo requerían. UNICEF también está llegando a un número récord de familias con medidas de prevención.
“Simplemente no hay ninguna razón para que un niño sufra de desnutrición aguda grave, y menos cuando tenemos la capacidad de prevenirla. Pero hay muy poco tiempo para reactivar un esfuerzo mundial de prevención, detección y tratamiento de la malnutrición antes de que esta situación sea muchísimo peor”, concluyó Russell.
Fuente de la información e imagen: https://www.unicef.es