OVE / 7-08-2020
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Centroamérica/Guatemala/06 Agosto 2020/prensa-latina.cu
Desde el 16 de marzo, las aulas cerraron por la Covid-19 y la continuidad de las clases, tanto para el sector privado como público, pasó por un cambio, para el cual uno de cada cuatro docentes afirmó no estar preparado, según el monitoreo de la Universidad del Valle.
Con experiencias de materiales online o libros digitales, los maestros de centros privados tuvieron menos complicaciones para dar el salto, pero en el caso de establecimientos públicos la falta de recursos tecnológicos impidió llegar a las clases a distancia.
Uno de cada tres entrevistados explicó que utiliza WhatsApp para trasladar a sus estudiantes el contenido, y otros trabajan con las guías de estudio que envía el Ministerio de Educación, las cuales imprimen y reparten a sus alumnos.
En la encuesta de la Universidad del Valle participaron cuatro mil 552 maestros, un 58,4 por ciento del sector público y la mitad de primaria, donde el impacto del cierre podría ser más a largo plazo, de acuerdo también con expertos en el tema.
Por la encuesta se sabe que, independientemente de la modalidad no presencial que se utilice, el enfoque está en asignaturas bases como Lectura, Matemática y Comunicación con perjuicio de otras áreas incluidas en el currículo Nacional Base, lo cual tiene sentido ante lo atípico del momento.
Jorge Andrés Gálvez Sobral, director del Centro de Investigaciones Educativas de la Universidad del Valle, considera que incluso para los alumnos de colegios privados habrá retrasos en el aprendizaje y a la larga en el rendimiento, pues aprenden menos contenido.
A la par, Verónica Spross, directora ejecutiva de Empresarios por la Educación, indica que no es lo mismo estudiar por guías en la casa que la interacción diaria, además de que quienes cuentan con tecnología pueden seguir a sus estudiantes, pero no es el caso de todos, incluso en el privado.
A juicio de Gálvez, urge a nivel de país tener una perspectiva clara de cómo esta situación afectará el rendimiento de los alumnos para tomar medidas correctivas a partir del próximo ciclo escolar.
Si esto no se hace, lo que veremos seguramente será un rezago más grande del que ya tenemos, pues Guatemala está entre los últimos puestos del rendimiento académico de la región y del mundo, puntualizó.
La prueba internacional Pisa para el Desarrollo de 2018, que evaluó a estudiantes de países de ingresos medios y bajos en similares condiciones, reveló que solo tres de cada 10 jóvenes guatemaltecos lograron el nivel básico en Lectura, dos lo consiguieron en Ciencias y uno en Matemática.
Reseñas/Revista/06 Agosto 2020/Revistaintercambio.org
Escribimos la presentación de este número de la Revista intercambio en medio de la emergencia sanitaria mundial por la pandemia del COVID-19. Estamos viviendo un hecho histórico, por el carácter mundial de la pandemia, el número de contagios y
muertes. La catástrofe sanitaria, evidenció el daño de las políticas neoliberales aplicadas desde hace 30 años, dejando al descubierto el desmantelamiento de lo público, la privatización de los sistemas de salud, el empeoramiento de condiciones de vida, prevalencia de enfermedades degenerativas como diabetes, obesidad e hipertensión.
La crisis económica mundial que estaba en curso se ha profundizado con la pandemia, es una crisis sistémica y de patrón de acumulación que arrasará con pequeñas y medianas empresas, y dejará a millones de trabajadores en el desempleo y agudizará las desigualdades.
En educación los impactos son múltiples. Según la UNESCO 1,198 millones de estudiantes quedaron fuera de la escuela en 150 países, millones de maestras y maestros fueron afectados en sus condiciones de trabajo. El cierre de escuelas afecta a la sociedad entera, porque en muchos países los centros escolares son espacios que dan seguridad, alimento y afecto a millones de niños.
La emergencia sanitaria también fue aprovechada para impulsar el uso masivo de las plataformas digitales para impartir educación en línea. En numerosos casos esto significó improvisación, simulación, y por supuesto un gran negocio de los dueños de las grandes empresas transnacionales de la comunicación y la educación.
Un peligro que enfrentamos los trabajadores de la educación y nuestros sindicatos, es que se aproveche la crisis actual para imponernos como norma modelos educativos mixtos (presenciales combinados con clases en línea), en donde la transmisión de conocimientos simplificados sea lo que domine y se abandone el carácter formativo, crítico, humanista de la educación. Y donde se atente contra la esencia social, colectiva de los procesos de enseñanza y
aprendizaje.
Ante un horizonte de incertidumbre, hacia una “nueva normalidad” después de la pandemia, en donde las grandes corporaciones de la comunicación y la educación como GSMA, Microsoft, Weidong, Amazon, Google, Facebook , Coursera, Zoom,
buscarán aprovechar el poder obtenido en la emergencia, los sindicatos educativos, los y las docentes, los estudiantes que participamos en la RED SEPA, sabemos que la crisis que vivimos también es una oportunidad para cuestionar el modelo neoliberal de despojo de derechos que nos ha sido impuesto; así, nos preparamos actuar en la coyuntura y revertir las restricciones presupuestales, y el férreo control de maestras y maestros, que busca su transformación en meros facilitadores en la transmisión de contenidos educativos. Para ello hemos iniciado el ciclo de seminarios, “Capitalismo del desastre: la educación pública en el contexto de la pandemia”, por el momento en línea, para definir una agenda de lucha y
las acciones internacionalistas a realizar.
Afortunadamente contamos con el compromiso de las organizaciones que confluimos en este esfuerzo de Solidaridad internacionalista, y la experiencia desarrollada desde hace 20 años como RED SEPA, para impulsar una educación para la transformación con justicia social, para la emancipación de los pueblos.
Descarga la revista aquí: Revista Intercambio A10 N15
Noticia/06 Agosto 2020/elpais.com
Semanas atrás, una docente me comentó que no podía realizar ninguna innovación en su aula porque no contaba con tecnología. Esto me dejó pensando en cómo muchos discursos sobre educación parecen estar equiparando tecnología e innovación educativa, y planteando la tecnología como la panacea para los grandes cambios educativos que demandan las sociedades actuales.
Sin embargo, ni el uso de la tecnología supone necesariamente una innovación ni toda innovación en educación requiere de ella. Tampoco el uso de la tecnología por sí mismo se traduce en mejora de los aprendizajes. Ejemplo de ello es cuando un dispositivo móvil se utiliza del mismo modo que tradicionalmente se ha utilizado el pizarrón y la tiza. No nos podemos olvidar de que somos los seres humanos quienes interactuamos con la tecnología, y a través de ella, quienes decidimos su uso y utilidad.
Me atrevo a afirmar que muchos de los cambios que necesitan nuestros sistemas educativos no implican el uso de grandes tecnologías sino, más bien, transformaciones sustanciales en las formas de gestión y en las dinámicas de relaciones sobre las que se fundamentan los procesos de enseñanza-aprendizaje. Entonces, ¿qué entendemos por innovación en educación? ¿para qué sirve la innovación educativa?
Innovación es un proceso permanente, original e intencional de búsqueda de mejora de la calidad educativa y de los aprendizajes de los y las estudiantes. Innovar en educación implica tener objetivos claros sobre qué queremos enseñar, cómo queremos enseñarlo y para qué, y luego ponderar los cambios que necesitamos realizar para lograr dichas metas. Innovar en educación es, ante todo, mejorar sustancialmente la calidad de vida de las personas desde el desarrollo pleno de sus capacidades. Como señala Francesc Pedró, director del Instituto Internacional de la Unesco para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC): “Es innovación si añade valor al aprendizaje”.
Me pregunto: ¿cómo innovar en el aula? ¿cómo hacer innovación educativa? ¿cómo promoverla e implementarla? Desde mi experiencia como especialista de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación la Ciencia y la Cultura (OEI), como docente y como investigadora, identifico siete claves fundamentales:
1. La calidad del profesorado es crucial para la innovación educativa. Se requiere de docentes con sensibilidad, compromiso, constancia, creatividad, empatía y capacidad para motivar y emocionar a sus estudiantes. Docentes con apertura, autocrítica y flexibilidad para permanentemente reinventarse y transformar sus prácticas de enseñanza acorde a las necesidades específicas de cada grupo de estudiantes. Asimismo, docentes en procesos de autoformación y reflexión sobre su accionar, para lo cual necesitan disponer de horas para el estudio y la investigación.
2. La innovación es posible y se hace sostenible si ocurren cambios en la gestión escolar. Se necesita de un liderazgo pedagógico que sea inclusivo, distribuido y no adultocéntrico, capaz de generar y mantener una cultura de innovación en el centro educativo. Un entorno colaborativo es fundamental para la innovación educativa.
3. En palabras de Mariano Jabonero, Secretario General de la OEI, la innovación es el recurso indispensable para mejorar de forma efectiva la educación y la misma surge de la revisión crítica del interior de la propia escuela. Innovar implica una transformación radical del modelo educativo. Es necesario desaprender el modelo centrado en la información, la memorización y la verticalidad, y construir modelos centrados en metodologías activas, el aprender a aprender, la autorregulación del aprendizaje y el trabajo colaborativo y cooperativo. Recordemos que la construcción del conocimiento es posible mediante el diálogo y la exploración activa. O como decía Paulo Freire, influyente educador de nuestra época, en la “búsqueda inquieta”.
4. La diversidad es otro pilar fundamental para la innovación y una oportunidad para los aprendizajes. “Los grupos diversos son más creativos y capaces de innovar”, ha afirmado Mara Dierssen, neurobióloga e investigadora de Barcelona. Considero que la innovación educativa va siempre de la mano con la atención a la diversidad, la personalización del aprendizaje y la inclusión. El diálogo y el encuentro entre lo diferente encierran una gran fuerza transformadora para la educación. Junto a esto, se necesita también que las aulas sean espacios libres de estereotipos y prejuicios a fin de no etiquetar al estudiantado ni condicionar sus proyectos de vida.
5. En una época donde se valora lo rápido e inmediato, es necesario reivindicar la lentitud como necesidad pedagógica. Todo proceso de aprendizaje requiere tiempo a fin de que sea significativo, profundo y perdurable. La pedagogía de la lentitud reclama la necesidad de dedicar el tiempo justo a cada actividad educativa y de respetar (e incluso potenciar) los diversos ritmos de aprendizaje. Para esto, y siguiendo los planteamientos del experto educativo Joan Domènech, se necesita que en las aulas exista tiempo para la reflexión, para la distracción, para el error, para observar; tiempo para realizar aprendizajes en profundidad, llegar a comprender procesos y aprender a aplicarlos a situaciones nuevas.
6. Innovar es construir ciudadanía. Formar como vía para obtener mejores empleos, desarrollar emprendimientos y, así, mejorar la calidad de vida individual, es importante. Pero la clave de la educación es la formación de ciudadanas y ciudadanos con capacidad de relacionarse desde la valoración mutua y el de respeto a los derechos humanos. Formar seres humanos con inteligencia socioemocional y empatía por su entorno. No se trata solo de preparar a los y las alumnas para los trabajos del futuro, sino —y sobre todo— de formarles para que puedan construir la sociedad en la que desean vivir. Un clima escolar positivo y una convivencia armónica son también imprescindibles para la innovación educativa.
7. Finalmente, la más eficaz innovación educativa es la que inicia ahora y se asume como una práctica sostenida en el tiempo, con el foco siempre puesto en mejorar los aprendizajes de nuestro estudiantado y en formar una ciudadanía crítica y solidaria. Porque solo es posible innovar innovando.
Fuente: https://elpais.com/elpais/2020/07/31/planeta_futuro/1596204508_015285.html
Europa/Italia/06 Agosto 2020/heraldo.es
Las instrucciones del ministerio pretenden orientar a los centros preescolares en su reapertura, que será a partir de septiembre, respetando los protocolos de prevención del coronavirus.
Italia ha publicado este miércoles sus normas para la vuelta al colegio y guarderías de los niños entre 0 y 6 años, que no deberán usar mascarillas y solo podrán ser acompañados por un progenitor para evitar aglomeraciones a las puertas de los centros.
Estas instrucciones, aceptadas por las regiones el pasado 31 de julio, pretenden orientar a los centros preescolares en su reapertura a partir de septiembre respetando los protocolos de prevención del coronavirus, según se lee en el texto.
En primer lugar el Ministerio de Educación apela a la «corresponsabilidad educativa» de los padres: Si un niño presenta síntomas, o un miembro de su familia, no deben acudir ir a clase.
El documento también establece indicaciones sobre los espacios en las guarderías y escuelas, como la reorganización de su mobiliario para permitir más espacio o la asignación de material didáctico o lúdico en exclusiva a cada grupo para que no los compartan. Como ya sugiriera hace semanas la ministra de Educación, Lucia Azzolina, se recomienda en la medida de lo posible, el uso de los espacios externos y abiertos.
Especial atención se exige a los padres que acompañen a sus hijos a la escuela. Los centros están llamados a organizador entradas y salidas diferenciadas y los niños solo podrán ser acompañados por un progenitor, que deberá llevar la mascarilla.
En cuanto a los niños, no será necesario tomarles la temperatura y se ha confirmado que para los menores de seis años no será obligatoria la mascarilla. El personal, como los docentes, es invitado a usar estos dispositivos de protección individual.
A la hora del almuerzo se aconseja que los grupos acudan al comedor en horarios distintos para evitar aglomeraciones y también podrán comer en las propias clases, pero siempre «garantizando la oportuna ventilación y desinfección» de las estancias. Si el niño lleva su propia bebida o cubiertos, deberá ser identificable.
Los docentes deberán integrar en sus lecciones recomendaciones para que los niños aprendan a no tocarse los ojos, la nariz o la boca con las manos.
Por otro lado el Ministerio de Educación está negociando con los sindicatos un protocolo de seguridad para el sistema escolástico y se espera que sea firmado este jueves.
La ministra Azzolina además se ha reunido este miércoles con los representantes de las distintas regiones y ha firmado una ordenanza para enrolar 50.000 personas más, entre profesores y administrativos, en las escuelas a partir de septiembre.
Estas contrataciones serán financiadas con los 1.300 millones de euros que el Gobierno italiano desembolsa al sistema educativo en su última desviación presupuestaria.
Fuente: https://www.heraldo.es/noticias/internacional/2020/08/05/coronavirus-italia-vuelta-esculas-preescolar-ninos-sin-mascarilla-acompanados-un-progenitor-1389620.html
Europa/Alemania/06 Agosto 2020/semana.com
Las asociaciones de padres de familia y de docentes de ese país aseguran que será difícil hacer cumplir las medidas de bioseguridad entre los estudiantes.
El regreso de miles de niños en el noreste de Alemania a las aulas estuvo marcado por alegría y abrazos, hasta que los profesores pidieron a los alumnos ponerse sus mascarillas, recordando que la covid-19 sigue presente.
Los alrededor de 150.000 alumnos del länder (estado federal) de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, que salieron a vacaciones a mediados de junio, son los primeros en Europa que vuelven al colegio dentro de un ambiente marcado por la normalidad tras meses de interrupción y de clases a distancia.
Una verdadera prueba para el país, que quiere seguir siendo un modelo en la gestión de la pandemia y observa de cerca a esta región, en un momento que la vuelta al colegio reaviva el temor a una segunda ola: «Los niños necesitan estar presentes en la escuela ya que debemos evitar que se incremente su retraso», explicó a la AFP Steffen Kästner, director del colegio CJD Jugendorf-Christophorus en Rostock.
El centro, que reagrupa colegio e instituto, cuenta con 1.350 alumnos, de los cuales solo dos no acuden por decisión de sus padres, «que pertenecen a un grupo de riesgo», precisa el director, pero todos los profesores están presentes.
«Esperamos que todo salga bien. Simplemente no sabemos donde han estado de vacaciones», reconoce y recuerda que Mecklemburgo-Pomerania sigue siendo la región menos afectada con solo 20 muertos de 9.148 en Alemania.
Sin embargo, preocupa la media de 500 nuevos casos cada semana.
«La vida sigue, ahora habrá que vivir con el virus», dice Kay Czerwinski, representante de padres de alumnos de este länder y del CJD.
Los establecimientos decidieron, en acuerdo con las autoridades locales, seguir las normas comunes adoptadas para todas las escuelas a mediados de julio: aulas ventiladas con regularidad, exclusión de alumnos que presentes síntomas y la posibilidad de que el personal educativo pueda hacerse test gratuitos.

Los niños son agrupados en clases en función de las edades y no pueden cruzarse con otros cursos, por ejemplo, con la organización de clases en distintos horarios.
Si algún alumno da positivo, este sistema permitirá que no se tenga que cerrar toda la escuela y solo se aislará en cuarentena a sus compañeros de clase.
En este centro también deben llevar mascarilla en los pasillos, una medida que en cambio no es obligatoria en la región.
Pero en la práctica, respetar totalmente el protocolo sanitario es difícil. Con un abrazo, por ejemplo, algunos olvidan durante unos segundos las medidas de seguridad. Las clases organizadas en «L» alrededor del profesor no permiten demasiado una verdadera distancia física.
En Berlín, donde el regreso a las aulas está previsto el 10 de agosto, o en Baviera (7 de septiembre), los alumnos y profesores deberán llevar mascarilla en todo el establecimiento, excepto en las aulas y en los patios. En Brandeburgo (10 de agosto), en cambio, los docentes tendrán que ir constantemente con tapabocas.
Medidas insuficientes, según el presidente de la Asociación Nacional de Profesores, Heinz-Peter Meidinger, que, ante una «falta de preparación» de los centros, teme «un enorme caos». Aboga por más cursos a distancia.
Pero Alemania enfrenta un «gran déficit» al respecto, estima Czerwinski, debido tanto a una disparidad en la cobertura de internet en el territorio como a una «falta de formación» de los profesores. Esta brecha digital podría acrecentar las desigualdades en caso de segunda ola.
Además algunos docentes pertenecen a grupo de riesgo. La asociación de filólogos registró unos 400 en Mecklemburgo-Pomerania.
Ante estas dificultades, sería «ilusorio» pensar que las escuelas «vuelven a un funcionamiento normal», señaló Saskia Esken, dirigente de los socialdemócratas, socios minoritarios de la coalición en el gobierno de Angela Merkel.
Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/sera-un-caos-profesores-y-padres-en-alemania-cuestionan-regreso-a-clases/691455
Por: Otto Granados
En las últimas décadas, diversos países de América Latina y el Caribe (ALC) han emprendido reformas educativas de carácter sistémico y estructural orientadas a la calidad. Desde que en el siglo pasado se ejecutaron políticas públicas destinadas a satisfacer las necesidades básicas de alfabetización, infraestructura y escolaridad, llamadas también “reformas de acceso”, se han registrado avances que, en pleno siglo XXI, deben ser profundizados para que la educación de calidad sea una palanca de la mayor relevancia para el crecimiento, la innovación y la productividad de las economías de la región. Esto supone abrirse a nuevos mecanismos y experimentos sobre cómo hacer más participativas las decisiones educativas a nivel local, cómo comprender mejor las necesidades de las diversas geografías, cómo liderar con éxito una escuela y cómo gestionar de manera más eficaz la profesionalización de los docentes. O, dicho de otra forma, la conducción nacional ¿sigue siendo funcional para operar instituciones y políticas educativas con la suficiente flexibilidad y capacidad de adaptación para desempeñar su papel en entornos locales cambiantes e impredecibles? Parece que no.
Los procesos de descentralización o regionalización en diversos campos se volvieron algo más o menos común en ALC. En países con sistemas federales muy arraigados históricamente, regímenes políticos presidencialistas, burocracias centralizadas y una diversidad geográfica, cultural, étnica y lingüística particularmente compleja y persistente, la descentralización de la educación constituyó, hasta entonces, el hecho más significativo. La combinación de diversos instrumentos dio por resultado progresos en materia de provisión del servicio, cobertura e infraestructura escolar, pero también una concentración del poder político y presupuestario y, por supuesto, de las decisiones en diversos capítulos de la política educativa.
Con la apertura económica y la modernización del Estado, entre otras cosas, los países se dieron cuenta de que en las reformas de acceso lo relevante era la cobertura y no la calidad, y emprendieron procesos de descentralización educativa hacia los niveles subnacionales de gobierno considerando, por un lado, hacer copartícipes a los gobiernos locales de esta responsabilidad y, por otro, para llevar el hecho educativo más cerca de las comunidades donde éste se produce.
Sería inexacto, sin embargo, atribuir exclusivamente a la centralización los rezagos educativos, pues nadie discute sus resortes fundacionales, pero es evidente que algunos de ellos no se explican sin sus excesos: la presencia férrea de un sistema que ahogó casi por completo la creatividad de los actores locales del proceso educativo, produjo distorsiones muy serias en la asignación de recursos financieros, procreó una pesada burocracia y tejió inevitablemente un andamiaje corporativo, y en muchos casos corrupto, con los sindicatos, que en varios países de ALC llevó a la colonización de los propios ministerios de Educación y, por tanto, de la formulación y ejecución de muchas decisiones.
La cantidad de intereses creados en torno a esa estructura reflejan también, por otro lado, las enormes resistencias para digerir la descentralización, las variadas formas de implementarla, los resultados heterogéneos y, sobre todo, el escepticismo e incluso la relativa oposición con que fue recibida por las autoridades subnacionales así como la carencia de una política explícita para desarrollar capacidades a nivel local para gestionar esta responsabilidad mayúscula. Más aún: quizá con excepciones, los Gobiernos centrales se reservaron el control del presupuesto educativo nacional, la relación política con los sindicatos y las políticas de ingreso, promoción y permanencia de los docentes, lo cual explica que normalmente hicieran poco por impulsar reformas sistémicas.
Hubo otros dos elementos que inhibieron el pleno arraigo de la descentralización: la falta de un verdadero compromiso político de los Gobiernos subnacionales para hacerse cargo del servicio educativo con todo lo que ello implica, y el riesgo de que el proceso mismo, que ha tenido sin duda avances, reprodujera a nivel local las malas prácticas nacionales. Las razones son varias pero destaca que los incentivos más importantes en favor de la descentralización, entre ellos redistribuir el poder, aumentar la eficiencia del servicio y mejorar los aprendizajes, entraron en conflicto directo con los intereses políticos de los Gobiernos centrales y locales y de otros agentes opuestos al cambio. De hecho, en algunos países, parecen estar resurgiendo tendencias hacia la recentralización de la gestión educativa.
En suma, ¿cómo evitar desandar el camino o, en otras palabras, cómo formular y ejecutar procesos de segunda generación que aprovechen los progresos logrados, empoderen a los actores locales y desarrollen nuevas capacidades para gestionar la educación? Se trata, en concreto, de discutir un nuevo y amplio arreglo descentralizador en materia educativa.
El primer aspecto tiene que ver con el papel de los gobiernos locales. Hasta antes de la descentralización, los estados habían rehuido asumir la función educativa pues ésta era, a juicio de sus dirigentes, una fuente de problemas más que un abanico de oportunidades. La descentralización ha obligado a los líderes locales a aceptar, por lo menos en teoría, que la educación es fundamental para un desarrollo sostenible e integral de sus comunidades y regiones, que el impulso a otros sectores, como la economía y la industria, se retroalimentan positivamente de los avances educativos, que es viable encarar los problemas de distribución del ingreso mediante una buena oferta educativa de calidad, y que incluso, en el mediano plazo, la educación puede ser también una buena inversión política. Sin embargo, en la heterogeneidad geográfica, cultural y política de países como México, Brasil, Perú, Ecuador, Bolivia o Colombia, por ejemplo, este es un escenario todavía frágil en las provincias, departamentos o estados.
En segundo término, los padres de familia, los organismos intermedios o los gremios empresariales han empezado a interesarse más vivamente en la educación. Sin llegar todavía a mecanismos vinculantes de carácter institucional y permanente, se percibe, en algunas regiones de ALC, un mayor sentido crítico del desempeño de los profesores y las escuelas, pero aún subsisten prácticas de manipulación de padres de familia por parte de directivos escolares y sindicales, especialmente para apoyar reclamos salariales.
En tercer lugar, administrar localmente el sistema educativo hace factible introducir innovaciones que, con estructuras excesivamente centralizadas, es casi imposible. Planear por ejemplo nuevos diseños para la infraestructura escolar; experimentar con contenidos curriculares adaptados al espacio local o adoptados directamente de buenas prácticas internacionales; formular programas de actualización para maestros distintos y más audaces a los de carácter central; aprovechar más eficientemente los recursos financieros, entre otras acciones, son posibles cuando las autoridades locales cuentan con un adecuado espacio institucional, presupuestario y político para instrumentarlas, en estrecha cercanía con su propia comunidad educativa.
Un nuevo arreglo debiera incentivar a los Gobiernos subnacionales a destinar mayores recursos propios para la educación y a presionar por nuevas fórmulas de asignación. Como las transferencias centrales tienen una estructura muy rígida y son limitadas o incluso discrecionales, los Gobiernos interesados en la educación y decididos a introducir proyectos innovadores, con altas tasas de retorno para la economía local, deben ir explorando fórmulas fiscales imaginativas (destinar parte de los impuestos locales como el de la propiedad o del impuesto al valor agregado a educación), mayor participación privada en la gestión de escuelas públicas, emisión de papel en mercados bursátiles etiquetado a financiamiento educativo, o integración de fondos nacionales que premien a las regiones con mejor desempeño educativo, de manera que pueda irse creando un sistema de incentivos diferenciados y competitivos que combinen virtuosamente cobertura, calidad e inclusión.
A medio plazo, un arreglo de este tipo obligará a los Gobiernos nacionales a profundizar programas compensatorios para determinados Estados o regiones, pues el éxito de unos y el fracaso de otros muy probablemente tenderá a acentuar disparidades y desequilibrios. De otra manera, las regiones que mejor funcionen van a seguir produciendo un capital humano de alta calidad, van a tener un mejor desempeño económico, indicadores sociales más balanceados e ingreso per cápita más alto, en oposición a los que exhiban mayor atraso y que, por ende, no lograrán salir del círculo vicioso y estarán más cerca de ser estados fallidos, como de hecho ya sucede en algunos países. Pero esto supone una oportunidad también para los ministerios nacionales porque podrán concentrar mucho mejor sus energías y recursos en las áreas que más los necesiten, y dejar que el resto desarrolle más capacidades propias y vaya entrando a la edad adulta en la gestión de los sistemas educativos.
Finalmente, será inevitable una reforma que deje a los ministerios nacionales de Educación única y exclusivamente con atribuciones normativas, transfiera más competencias a las regiones, y encuentre fórmulas para aislarlos de los ciclos políticos y partidistas, a semejanza de los procesos que orientan en muchos países las políticas monetarias, comerciales o de competencia, por ejemplo, de tal manera que aseguren razonablemente la continuidad de los líderes, las políticas y las reformas educativas a mediano y largo plazo, más allá de los períodos de gobierno.
Todo parece sugerir, en suma, que en materia educativa ha llegado una nueva hora para los gobiernos locales.
Fuente: https://elpais.com/educacion/2020-07-13/educacion-en-america-latina-la-hora-de-los-gobiernos-locales.html