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Educación y desigualdad: sin docentes, no hay futuro

Marisol Latorre Navarro

La docencia no es talento espontáneo, es una profesión que se construye en la formación y en la práctica, en la conversación entre pares, en la decisión jugada y los argumentos subyacentes.

A las 8:05, la profesora Daniela abre la puerta del 7°B en La Pintana. La clase empieza cuando alguien abre la puerta y pregunta, antes de pasar la lista: “¿Cómo llegaron hoy?”. Varias manos arriba y la posibilidad de interactuar. En esa escena mínima y recurrente -un saludo, un nombre, una pregunta- se expresa algo que tantas veces olvidamos: la igualdad nace en un aula concreta, donde alguien sostiene el mundo por un rato.

La desigualdad sigue siendo una de las principales preocupaciones ciudadanas. En la última encuesta IPSOS (agosto, 2025) una de cada dos personas, en 29 países, la sitúa entre los problemas más importantes; en Chile, seis de cada diez personas comparten esa inquietud. No es una cifra más: es el síntoma de un cansancio social que desafía el sentido. Y si hay un lugar donde el sentido se (re)produce diariamente es en la escuela. La escuela es continuidad y cambio; realidad y potencia. Es el vértice entre lo que somos y lo que queremos ser, tanto para las biografías individuales como para el proyecto común. La desigualdad tiene muchas caras -territoriales, de género, de acceso, de oportunidades y resultados-, pero en la sala de clases se produce algo crucial: la interacción entre personas, que conlleva la posibilidad de ser vistos, mirados sin calificativos, desafiados sin ser expulsados; la posibilidad de fallar sin ser estigmatizados.

La escuela es vínculo y es, también, saber; en la escuela se deben desarrollar intereses, habilidades, capacidades; se debe aprender a leer comprensivamente, escribir con claridad, argumentar con evidencias, resolver problemas relevantes, comprender un texto significativo, un experimento; crear un gráfico, una canción, una imagen. Esos saberes y conocimientos no son accesorios, son lenguajes compartidos que permiten participar de la cultura, el trabajo y la vida pública. Por eso, reconocemos en la sala de clases un espacio de encuentros, interrelaciones, confianzas, desarrollo de competencias y producción de conocimientos complejos. Los vínculos son palanca para que el aprendizaje suceda. Y, ahí está la semilla de una sociedad más inclusiva y menos desigual; ahí es donde un país, una sociedad, aprende a (re)construirse.

Esta es la importancia, y también la complejidad, de los aprendizajes en la escuela. Entonces, cuidar la docencia es cuidar que esos aprendizajes ocurran.

Pero nada de eso es posible sin profesores y profesoras, sin docentes de excelencia no hay aprendizajes; y no hay ciudadanía democrática sin comunidades docentes comprometidas con los desafíos de sus contextos, capaces de traer el mundo al aula, abrir la sala al mundo y cuidar el vínculo, para construir una relación pedagógica basada en la confianza.

La docencia no es talento espontáneo, es una profesión que se construye en la formación y en la práctica, en la conversación entre pares, en la decisión jugada y los argumentos subyacentes. Cada aula es un territorio donde aprendemos a reconocer al distinto, a gestionar el conflicto sin humillar ni excluir, a hacer de la convivencia una responsabilidad compartida. Cuidar y fortalecer la profesión docente es una apuesta democrática; es decidir -como comunidad- que el tiempo de aprender, enseñar y escuchar, valen más que el ruido que nos rodea.

La justicia educativa no es un abstracto. Tiene cara, nombre, voz; tiene tiza, plumones en los bolsillos, tiene música y altas expectativas; y, también, tiene ojeras al fin del semestre, pizarras que no siempre borran, patios con viento y nombres propios que se repiten cada mañana. Y, comienza en el aula a las 8:05, cuando alguien abre la puerta y pregunta: “¿Cómo llegaron hoy?”. Y las voces comienzan a hablar.

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Homenaje a las y los educadores: guardianes del saber, la justicia y la dignidad

Nelva Reyes Barahona

La labor desempeñada por cada educadora y educador es noble y comprometida con la sociedad, orientada a lograr que sus estudiantes se conviertan en personas que contribuyan a la formación integral de la comunidad. Miles de educadoras y educadores han asumido con conciencia el papel de guiar a niñas, niños y jóvenes en valores, responsabilidad y compromiso, formando ciudadanas y ciudadanos que aportan al engrandecimiento de la sociedad.

Ninguna otra persona funcionaria pública realiza una tarea tan significativa como la que cumplen las y los educadores, quienes muchas veces se distancian de su hogar para compartir y brindar conocimientos en otras comunidades. Su objetivo no se limita al aspecto académico, sino que también abarca el desarrollo social, la convivencia pacífica y el fortalecimiento de la autoestima de sus estudiantes, procurando una formación que enriquezca a la comunidad. Son incontables las y los educadores que han perdido la vida en accidentes mientras cumplían su misión: caídas de caballo, ahogamientos, picaduras de serpiente, entre otros. La nobleza de las y los educadores se refleja también en gestos sencillos, como compartir con sus estudiantes los alimentos que llevan para su merienda, respondiendo a las necesidades de quienes lo requieren. En múltiples ocasiones, madres, padres y familias expresan gratitud al personal docente por haber guiado de manera correcta a sus hijas e hijos, evitando que se pierdan en el camino.

Las y los educadores panameños, de manera unida en distintos períodos, hemos luchado por conquistas fundamentales. Entre ellas, la Ley Orgánica n.° 47 de 1946, impulsada por la maestra Sara Sotillo; el fuero de maternidad, defendido por Marta Matamoros; y los 31 puntos planteados en 1978-79, muchos de los cuales aún no se han alcanzado. Ese pliego contenía demandas relacionadas con la población, la educación, el Canal y otros temas de gran relevancia nacional.

Este año, cuando las y los educadores se movilizaron para defender la Caja del Seguro Social frente a intentos de privatización, así como para rechazar la explotación minera, los embalses y el memorando de entendimiento, la respuesta del gobierno fue imponer la Ley 462. Ante la resistencia de educadoras, educadores, trabajadores de la construcción y trabajadores bananeros, se desplegaron más de mil efectivos en la provincia de Bocas del Toro. La represión dejó como consecuencia la muerte de un niño producto de los gases lacrimógenos. También se reprimió a compañeras y compañeros indígenas de Arimay, una de ellas fue detenida y esposada con grilletes. Más de 500 trabajadores del Sindicato de la Construcción fueron arrestados, y a educadores se les lanzó bombas lacrimógenas, se les tiró al suelo y se les detuvo. Nunca antes las y los educadores habían sido reprimidos de la manera en que lo hizo esta administración.

La dignidad y el respeto hacia cada educadora y educador deben ser siempre reconocidos y defendidos.

En este día de la y el educador, rendimos homenaje a quienes, con entrega y vocación, han dedicado su vida a sembrar conocimiento, valores y esperanza en cada estudiante. Reconocemos la labor de todas las educadoras y todos los educadores que, desde cada aula y comunidad, construyen futuro con paciencia, compromiso y amor por la enseñanza. Que esta conmemoración sea también un llamado a la sociedad para valorar y respetar la dignidad de quienes ejercen la docencia, porque en sus manos está la formación de generaciones que harán de Panamá un país más justo, solidario y humano.

Hoy celebramos a las y los educadores, pilares de nuestra nación, guardianes del saber, la justicia, la dignidad y sembradores de sueños.

Al mismo tiempo, reafirmamos la importancia de la lucha que históricamente han sostenido las y los educadores en defensa de la educación pública, de los derechos sociales y de la justicia. En este día enviamos un mensaje especial de solidaridad y respeto a las y los educadores destituidos, por esta indiferente administración, quienes con valentía se han mantenido firmes en la defensa de los derechos colectivos. Su ejemplo nos recuerda que la docencia no es solo enseñar, sino también resistir y luchar por un país más digno. Exigimos el reintegro de todas y todos ellos, porque su voz y su presencia son indispensables en las aulas y en la construcción de una sociedad más equitativa.

*La autora es educadora
https://www.laestrella.com.pa/opinion/columnistas/homenaje-a-las-y-los-educadores-guardianes-del-saber-la-justicia-y-la-dignidad-MM18056794
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Venezuela: Docentes de la UCV vuelven a exigir soluciones ante la crisis salarial

Por: Radio Fe Y Alegría 

El Consejo Universitario (CU) de la Universidad Central de Venezuela (UCV) calificó el pasado 6 de noviembre como una “injusticia intolerable” el fraccionamiento del bono navideño y advirtió que los salarios actuales “impiden cubrir las necesidades básicas” de los docentes y, por ende, dificultan la formación de profesionales de excelencia.

José Gregorio Afonso, presidente de la Asociación de Profesores de la UCV (APUCV), informó en el programa Punto y Seguimos de Radio Fe y Alegría Noticias que el gremio ya presentó al gobierno una propuesta para elevar el salario mínimo docente a 200 dólares.

Sin embargo, reconoció que podrían negociar montos menores, entre 120 y 180 dólares, según la disponibilidad de recursos.

“Hay una poca comprensión por parte del gobierno venezolano del papel que ocupa la ciencia en la posibilidad de generar progreso y bienestar para la gente”, opinó.

A la espera de diálogo con el Ministerio de Educación Superior
Afonso resaltó que desde julio la APUCV ha buscado diálogo con el Ministerio de Educación Superior, presentando indicadores para el bono vacacional y recreacional, pero hasta ahora no ha recibido respuesta.

“Se comprometieron a trabajar con nosotros en una mesa de diálogo y todos los días prendemos el teléfono esperanzados de que nos llamen, pero no ha habido ningún llamado”, lamentó.

También indicó que respaldan la propuesta del gremio de maestros de un bono navideño compensatorio de 400 dólares.

Los peores pagados del planeta

El académico criticó que los profesores universitarios venezolanos sean los peores remunerados del planeta, ya que tabla salarial oscila entre 1 y 3 dólares y el salario base del profesor de más alto nivel es de apenas 522 bolívares mensuales.

En ningún caso, dijo, la bonificación de fin de año supera los 40 dólares. Lo que se recibe adicional, 40 dólares de cestaticket y 120 por el llamado “bono de guerra”, no se incluye en el cálculo de aguinaldos, bono vacacional, prestaciones sociales ni otros beneficios, lo que, según él, ha destruido el sistema de remuneraciones.

El mérito dejó de valer

Afonso señaló que los docentes de más alto nivel, con mínimo 15 años de docencia, doctorado y estudios de investigación, cobran lo mismo que quienes tienen un año de actividad docente o no han ascendido en el escalafón. “No vale el mérito, la experiencia ni las responsabilidades”.

Alertó que esta situación desnaturaliza la carrera académica, elimina incentivos para ascender, investigar o publicar, y genera un frenazo en todas las vertientes de la ciencia.

Asimismo, enfatizó que los resultados de las investigaciones realizadas por los universitarios pueden aportar soluciones a grandes problemas nacionales.

https://www.aporrea.org/educacion/n412248.html

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La opinión de los docentes sobre la IA: entusiasmo, cautela y nuevos desafíos en la enseñanza

El informe TALIS 2024, elaborado por la OCDE, analiza los riesgos y oportunidades de esta tecnología en las aulas a partir de la opinión y la experiencia de docentes y equipos directivos.

¿Qué riesgos y oportunidades conlleva la inteligencia artificial en el aula? La rápida irrupción de esta tecnología entre los estudiantes ha hecho que muchos expertos se hagan esta pregunta. Y la Encuesta Internacional de la Enseñanza y el Aprendizaje (TALIS 2024, por sus siglas en inglés), elaborada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), da una respuesta basada en la opinión y experiencia de docentes y directores de colegios de todo el mundo, que han puntuado y valorado aspectos de la docencia y pedagogía en sus centros.

Así, el informe TALIS 2024 recoge cinco posibles beneficios de la IA en el aula “siempre que se integre de forma ética y pedagógicamente adecuada”, como son la mejora de los planes de clase, adaptación de materiales a los distintos niveles, apoyo al alumnado de forma personalizada, recursos para alumnos con necesidades especiales y automatización de tareas administrativas.

Como complemento a esta investigación, el Instituto Nacional de Evaluación Educativa ha publicado, a su vez, un análisis específico a partir del estudio TALIS, que se centra específicamente en los 1.013 centros educativos españoles participantes. Teniendo en cuenta sus respuestas, se observa que un 28% del profesorado de Primaria y un 35% en Secundaria utilizan la IA como ayuda para preparar sus clases, pero no se fían del uso que dan los estudiantes a esta tecnología. A un 75% del profesorado le preocupa el plagio, un 68% la información errónea que facilita la IA y un 52% observa el posible sesgo y manipulación del alumnado.

opinión de los docentes sobre la IA

Sin embargo, ninguna pregunta profundiza sobre los criterios éticos en el uso de la IA y su implicación en la dignidad humana, que para Triodos Bank son aspectos clave en la educación. “Al preguntar por los riesgos, TALIS cae de nuevo en los lugares comunes y lo obvio: el riesgo al plagio y la copia, o los riesgos derivados de los sesgos de la IA y la privacidad de los datos. Se ignoran otros potenciales riesgos importantes que pueden afectar a los estudiantes”, reflexiona en su blog Carlos Magro, presidente de la Asociación Educación Abierta y coautor, junto a Tíscar Lara, del libro ‘IA y Educación: Una relación con costuras’. En su análisis del Informe TALIS, Magro plantea la posibilidad de que la IA implique una dependencia tecnológica, que lleve a la pereza cognitiva, reduzca la profundidad, calidad y perdurabilidad de los aprendizajes o que incluso debilite habilidades clave como el pensamiento crítico y el bienestar emocional en etapas sensibles como la adolescencia.

Por eso, para muchos expertos la IA como herramienta de estudio no debería limitarse a decidir cuándo y cómo puede utilizarla el alumnado, sino asumir que la IA ya es usada habitualmente. Aportar las herramientas necesarias para detectar errores, desinformación, limitaciones de los patrones de aprendizaje y sesgos sobre derechos fundamentales y bienestar social son algunos de los retos que  tendrán que afrontar los docentes.

https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/opinion-de-los-docentes-sobre-la-ia/

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España: Aprobado el anteproyecto para reducir los alumnos por aula, 22 en educación Primaria y 25 en Secundaria

El Consejo de Ministros ha aprobado el anteproyecto de ley que busca reducir el número de alumnos en las aulas estableciendo una ratio de hasta 22 alumnos en Educación Primaria y 25 en Secundaria. Actualmente hay 25 en Primaria, con la posibilidad de ampliar un 20% más, y 30 en Secundaria.

Además, en las aulas donde existan alumnos con necesidades educativas especiales, ese alumno computará por dos como doble plaza con el fin de establecer una mejor distribución por aula y compensar de esta manera la mayor dedicación necesaria por parte del profesorado.

Las nuevas ratios comenzarán a implantarse progresivamente: en el curso 2027/2028 en Infantil y Primaria; en 2028/2029 en Secundaria; y en 2029/2030 en Bachillerato, alcanzando su plena aplicación en el curso 2031/2032.

Reducción de la «carga lectiva» a los profesores

Así lo ha avanzado la portavoz del Gobierno y ministra de Educación, Pilar Alegría, que ha detallado también que se reducirá la «carga lectiva» de los maestros esto es, el horario lectivo de los profesores, que pasará a ser 23 horas semanales máximas en Primaria y 18 horas semanales en Secundaria a partir del curso que viene 2026/2027.

Alegría ha explicado que algunas comunidades autónomas ya trabajan con estas ratios y horas lectivas porque así se estableció como recomendación en el año 2019, pero que a partir del próximo curso se establecerá la obligatoriedad.

En este sentido, ha dicho que tras la aprobación del anteproyecto de ley en primera vuelta, el Ministerio de Educación comenzará a dialogar con las comunidades autónomas y con los sindicatos, con los que ya han mantenido diversas reuniones para desarrollar esta norma, en las distintas mesas sectoriales. Espera un «apoyo generalizado» en el sector.

«Este anteproyecto busca revertir los recortes educativos del PP en el año 2012», ha afirmado la ministra, que ha añadido que el fin último de esta ley es «mejorar la calidad de la educación».

«Esta va a ser la legislatura del profesorado», ha aseverado la ministra, que cree que los profesores y maestros deben estar en el centro y «devolverles al lugar y al reconocimiento que merecen». «Si queremos cuidar a los que nos cuidan tenemos que estar al lado de los docentes de nuestro país», ha añadido.

Una vez aprobada la ley, se establecerá un calendario de seis meses para modificar un real decreto que modifique las ratios de las etapas no obligatorias.

La ministra ha asegurado que tiene la confianza de que este proyecto salga adelante durante su tramitación parlamentaria, a pesar de que Junts haya roto su acuerdo con el Gobierno. «Espero y deseo, y desde luego lo vamos a trabajar, para que salga adelante», ha zanjado.

https://www.rtve.es/noticias/20251111/aprobado-anteproyecto-para-reducir-alumnos-por-aula-22-educacion-primaria-25-secundaria/16810447.shtml

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«Queremos que el lector conozca la faceta docente del pensador ecosocialista más importante en lengua hispana»

Por Alejandro Pedregal

Entrevista a Salvador López Arnal y José Sarrión Andaluz sobre Manuel Sacristán

En esta nueva entrega del Centenario Manuel Sacristán reproducimos una entrevista realizada por Alejandro Pedregal a Salvador López Arnal y a José Sarrión, expertos en la obra y pensamiento de Sacristán, publicada en El Salto (5/9/2025).


Alejandro Pedregal.- ¿Cómo llegasteis al pensamiento de Manuel Sacristán en un momento en que su obra no era fácilmente accesible, y qué ha supuesto para vosotros asumir la responsabilidad de editar y difundir su legado?

Salvador López Arnal.- Mi primer encuentro con Sacristán fue en 1973, cuando estudiaba Ciencias Exactas en la Universidad de Barcelona. Supe de una conferencia suya, organizada casi de manera clandestina, y acudí por curiosidad. No entendí todos los argumentos, pero me impresionaron la belleza de su lengua, la paciencia de sus explicaciones y la seriedad con que abordaba los problemas. Desde ese día supe que debía seguirle la pista: empecé a leer sus artículos y, poco después, cambié de carrera para estudiar Filosofía. Como oyente asistí a sus clases de Metodología de las Ciencias Sociales durante varios cursos, precisamente las que hoy editamos en la pentalogía.

Años más tarde, con el impulso de Francisco Fernández Buey, me decidí a trabajar a fondo en su obra y en la de Marx, lo que me llevó a elaborar un diccionario de términos y autores con su obra y a publicar mis primeros libros sobre él. Mi labor editorial continuó con la ayuda a la edición de inéditos como Lógica elemental o con homenajes en su memoria, además de la edición de textos como M.A.R.X. o Escritos sobre El capital (y textos afines). También participé en los documentales Integral Sacristán, dirigidos por Xavier Juncosa. Asumir esta tarea ha sido un honor inmenso, un aprendizaje vital y un compromiso con la difusión de un filósofo que considero una cima del marxismo español y latinoamericano.

José Sarrión Andaluz.- Mi acercamiento fue más lento. En mis primeros años de militancia universitaria, hacia comienzos de los 2000, vivíamos un momento de gran optimismo político: la huelga general de 2002 y las luchas contra la LOU, el Prestige o la guerra de Iraq. En ese contexto, las pocas lecturas que hice de Sacristán me resultaron incómodas: su tono crítico desentonaba con la euforia de quienes pensábamos que el cambio estaba cerca. Pero ese optimismo pronto se frustró, y fue entonces cuando comprendí la profundidad de su pensamiento. Su manera de integrar marxismo y ecología me resultó iluminadora, sobre todo, entre ciertas élites políticas, se manipulaba el término “ecosocialismo” como algo ajeno al comunismo. Volví a Sacristán buscando claridad sobre este término, y terminé dedicándole mi tesis doctoral sobre su noción de ciencia. Gracias a Salva, tuve acceso a archivos inéditos y grabaciones que me permitieron descubrir la riqueza de su obra. Entendí que el verdadero problema de la tecnociencia no es epistemológico, sino político y ético: lo que la hace peligrosa —y al mismo tiempo útil— es precisamente su capacidad de transformar. Desde entonces he seguido publicando artículos y textos inéditos y, lo más importante, he colaborado con Salva en esta pentalogía, aunque tengo que decir, desde el principio, que el gran mérito es de él. Yo he sido mucho más un acompañante de Salva que un coeditor. Para mí, Sacristán no es solo un objeto de estudio: es un maestro que enseña a pensar críticamente en tiempos de crisis.


«Sacristán sigue siendo relevante porque, además de su faceta ecosocialista y pacifista, sus escritos clásicos sobre Marx, Engels, Lenin o Gramsci siguen siendo una escuela de formación para nuevas generaciones«


Alejandro Pedregal.- Se dice que Sacristán es el pensador marxista más importante de España. ¿Cómo definiríais su huella en el marxismo y por qué sigue siendo relevante hoy?

Salvador López Arnal.-  Su entrada en el marxismo se produce en Münster, probablemente en parte gracias a Ettore Casari. Allí cursó estudios en lógica y epistemología, que le dieron una formación poco común entre los marxistas españoles. Además, su conexión con el marxismo se produjo mediante el Partido Comunista Alemán. Creo que esto influyó en su concepción de que la teoría marxista debía estar siempre ligada a la práctica política. A su regreso a España en 1956, en un país sin tradición marxista viva tras la derrota republicana, su papel fue clave en la recuperación y difusión de esa herencia. Fue el primer editor de Marx y Engels desde la Guerra, tradujo obras fundamentales como el Anti-Dühring y formó a militantes con materiales de estudio. Además, escribió textos como “El trabajo científico de Marx y su noción de ciencia” o “Karl Marx como sociólogo de la ciencia”, que muestran su rigor como investigador. Su huella está en esa cuádruple labor: recuperación, traducción, divulgación y estudio crítico. Hoy sigue siendo relevante porque, además de su faceta ecosocialista y pacifista, sus escritos clásicos sobre Marx, Engels, Lenin o Gramsci siguen siendo una escuela de formación para nuevas generaciones.

José Sarrión Andaluz.- Estoy de acuerdo con Salva. Sacristán supo articular ecología y marxismo sin abandonar el carácter revolucionario de este último. También el feminismo y la lucha por la paz. Frente a las salidas socialdemócratas, que confiaban en un reparto de beneficios dentro del capitalismo, él mostró que la única opción viable era cuestionar el crecimiento ilimitado. Eso nos obliga a pensar en términos de revolución, no de reformas parciales. Su pensamiento devuelve al socialismo la radicalidad perdida, y lo hace con un lenguaje crítico y riguroso que sigue siendo útil hoy. En mi experiencia militante, incluida mi etapa como diputado, he encontrado siempre en Sacristán no solo un filósofo, sino un revolucionario que ofrece análisis y categorías para comprender nuestra realidad.

Alejandro Pedregal.- En el tercer volumen de la pentalogía habéis publicado la transcripción de sus clases de 1981-1982. ¿Qué nuevos matices aparecen en su faceta docente?

Salvador López Arnal.- Lo primero que se percibe es la belleza de su expresión oral: claro, preciso y con un castellano impecable. Sus clases eran un ejemplo de pedagogía, capaces de explicar problemas complejos en un lenguaje accesible para estudiantes de economía sin formación lógica ni filosófica previa. También destaca la interacción con el alumnado: preguntaba, escuchaba y debatía con ellos, en especial con Fernando G. Jaén, cuyas intervenciones llegaron a enriquecer la propia dinámica del curso. Los temas tratados eran amplísimos: desde Kuhn y Bunge hasta Goethe o Heine, pasando por Roszak y la contracultura norteamericana de los años 60. La transcripción muestra a un profesor que no solo enseña teoría, sino que conecta filosofía, literatura y política de la ciencia, siempre con un tono vivo y actual.

José Sarrión Andaluz.- Con esta transcripción queremos que el lector conozca la faceta docente del pensador ecosocialista más importante en lengua hispana. Para mí, lo más revelador es la accesibilidad de Sacristán en el aula. En sus escritos puede resultar más denso, pero en clase se aprecia su esfuerzo por explicar filosofía a estudiantes de económicas y otras especialidades, y eso se agradece. Con calma, expone conceptos de cierta complejidad —ya sean de carácter teórico o epistemológico, como la falacia naturalista o la transición de los debates acerca de la crisis de fundamentos de la ciencia hacia los de la línea de demarcación—, o de carácter político y cultural, siempre con ejemplos relativamente fáciles de seguir. Al mismo tiempo, como ya ha señalado Salva, conecta este recorrido con referencias culturales y literarias, por ejemplo, las que protagonizaron una reacción contra el lado oscuro de la ciencia. Ambas caras de una misma moneda: el progreso tecnocientífico y sus consecuencias teóricas y sociales. Esa capacidad de saltar de la filosofía de la ciencia a la literatura o la política, sin perder el hilo, lo convierte en un docente extraordinario, un auténtico polímata. Creo que en Sacristán se encuentra el germen de la línea sobre la “tercera cultura” que posteriormente desarrolló Fernández Buey. Leer estas transcripciones es como colarse de alumno en una clase donde todo está conectado: ciencia, cultura, historia y militancia.

Alejandro Pedregal.- Sacristán fue pionero en enfoques ecosocialistas. ¿Cómo interpretáis esa articulación entre marxismo y ecología y qué enseñanzas ofrece hoy?

Salvador López Arnal.- Tras el 68 y la invasión de Checoslovaquia, Sacristán comprendió que el marxismo debía renovarse. Empezó a pensar en problemas nuevos, los que él llamaba “postleninianos”: la cuestión nuclear, la guerra y, sobre todo, la relación de la humanidad con la naturaleza. Desde mediados de los 70, en conferencias como la de Salamanca en 1977, defendió una política de la ciencia de orientación socialista y criticó el ideal del comunismo de la abundancia. En su relectura de Marx encontró elementos para una visión ecológica que anticipa debates actuales. Sus textos, como “Algunos atisbos político-ecológicos de Marx” (1983), muestran a un pensador que leía los clásicos con ojos nuevos. Su lección para hoy es clara: no hay emancipación posible sin cuestionar el productivismo y sin articular lucha de clases y ecologismo.

José Sarrión Andaluz.- Efectivamente, sus inquietudes nacen con el Informe del Club de Roma de 1972, a partir del cual comienza a interesarse por el problema ecológico. Tanto es así que, ese mismo año, propuso a Grijalbo una colección de libros titulada Naturaleza y sociedad, dentro de la cual incluyó una línea dedicada a un término que él mismo inventó: ‘sociofísica’, con el que se refería a los temas en que la intervención de la sociedad —principalmente la industrial capitalista— interfiere con la naturaleza. Su interés por Harich tiene que ver con esto, aunque discrepa con este en su autoritarismo, en las antípodas de Sacristán. Todo este mundo mental que se está abriendo camino en los 70, en los 80 ya está mucho más asentado en su cabeza, y es uno de los ejes de la revista mientras tanto. Por eso, en las transcripciones vemos cómo ciertos debates ecológicos aparecen en diálogo con los alumnos: la energía nuclear, la genética, el amianto o las teorías de Georgescu-Roegen, por citar solo algunos.


«Sacristán criticaba industrias como la automovilística, que veía como destructivas y alienantes. Y no solo criticaba: practicaba la coherencia vital, “tejer en casa”, es decir, sugería la posibilidad de ensayar formas alternativas de vida»


Alejandro Pedregal.- Sacristán sostenía que en el corazón del filosofar sobre la ciencia debía haber una política de la ciencia, y defendía “más hombres cultos” frente a meros profesionales. ¿Cómo conecta esto con debates actuales sobre sostenibilidad y cambio cultural?

Salvador López Arnal.- Sacristán criticaba industrias como la automovilística, que veía como destructivas y alienantes. Y no solo criticaba: practicaba la coherencia vital, “tejer en casa”, es decir, sugería la posibilidad de ensayar formas alternativas de vida. No se trataba de predicar desde fuera, sino de vivir de manera diferente, aunque fueran intentos modestos. Esa actitud anticipa debates actuales sobre decrecimiento y consumo responsable. Lo importante era mostrar que otro modo de vida es posible y que incluso los fracasos aportan aprendizajes. Su idea de formar “hombres cultos” antes que técnicos (sin desconsideración de la tecnología no destructiva) apunta a un cambio cultural profundo, a una educación que fomente la reflexión crítica por encima de la mera profesionalización.

José Sarrión Andaluz.- Su giro hacia la política de la ciencia responde al reconocimiento de que la tecnociencia capitalista produce riesgos inéditos: nucleares, ecológicos, bélicos, de control social… Para él, el problema urgente en ciencia no es epistemológico, sino político. “Lo malo de la ciencia es que es buena ciencia”, resumió en algún momento, haciendo ver que lo que hace peligrosa a la ciencia no es su examen ideológico (cuestión que dominaba en algunas de las discusiones marxistas de la época), sino justamente su eficacia, la cual presupone buen conocimiento, al menos en cierto grado. Un ejemplo: si la física atómica no poseyera una cierta verosimilitud, el riesgo de bomba atómica no existiría. Tampoco, claro está, la medicina nuclear. Creo que este ejemplo ilustra bien su concepción de la “constitutiva ambigüedad práctica” de la tecnociencia. Ahora bien: la realidad es que, en el presente, esta está puesta al servicio de intereses capitalistas. Lo que nos lleva a que no se pueda entender la ciencia al margen del marco social en el que se integra: la propiedad de la ciencia, quién dirige sus programas de investigación, con qué objetivos… Fernández Buey llamó a esto un “racionalismo bien temperado”, caracterizado por una concepción autocrítica de la ciencia, en contraste con el Sacristán de los años 60. Además, en sus clases muestra estar al día de campos como la economía, la historia, el derecho o la antropología.


«Su enfoque ecomarxista combina crítica científica y compromiso político, y sigue siendo una guía para quienes buscan alternativas en un mundo en crisis ecológica permanente»


Jorge Riechmann ha observado que, más que en la metafísica, Sacristán se interesa por la antropología, porque considera que somos, biológicamente, la especie de la hybris, de la desmesura. De la antropología social, por poner solo un ejemplo, denuncia el impacto de investigaciones que destruyeron comunidades indígenas, y lo conecta con la lógica de las multinacionales como Nestlé y los estragos que cometió con su leche en polvo en África, una tragedia en aquella época. Como ves, su enfoque ecomarxista combina crítica científica y compromiso político, y sigue siendo una guía para quienes buscan alternativas en un mundo en crisis ecológica permanente. Hoy, cuando las universidades se someten a la lógica del mercado y la transferencia empresarial, esa llamada (creo que de raíz orteguiana) a recuperar la cultura y la orientación ético-política de la investigación es más necesaria que nunca.

Alejandro Pedregal.- Sacristán afirmaba que la “ocurrencia” científica no se puede codificar. ¿Cómo se aplica esto hoy a los desafíos de la investigación?

Salvador López Arnal.- La idea sigue siendo válida: la ciencia avanza también por golpes de creatividad imposibles de prever. El problema actual es que la financiación condiciona mucho más la investigación: los proyectos dependen de su utilidad inmediata y de la rentabilidad económica, lo que reduce el espacio para la heterodoxia. La gran ciencia, con presupuestos millonarios y rendición de cuentas estricta, limita los márgenes de innovación personal. La ocurrencia sigue siendo decisiva, pero hoy, en general, está más acorralada por la lógica del mercado.

José Sarrión Andaluz.- Creo que Salva ha señalado lo esencial. El lector puede profundizar en este asunto en la transcripción de estas clases, concretamente en un debate con sus alumnos que recogemos. En él, Sacristán critica la tendencia de la filosofía de la ciencia del siglo XX a identificar la ciencia únicamente con la teoría, y, en concreto, solo con aquella teoría que ha sido formalizada. A su juicio, esta visión produce una reducción extrema de la idea de ciencia, lo que, sin ir más lejos, permitiría negar la condición científica a disciplinas empíricas como, por ejemplo, la sistemática botánica, la zoología general, la geología histórica o la geografía descriptiva, en las cuales pesa mucho más la parte no formalizable que la formalizable.

Poco antes, puede leerse la explicación que ofrece en sus clases sobre el método hipotético-deductivo de Stuart Mill (en contraposición al inductivo-deductivo). En este método, la deducción no parte de inducciones bien fundadas, sino de simples hipótesis; no de generalizaciones sólidas, sino de conjeturas, hipótesis que a uno se le ocurren —a las que Sacristán llama “ocurrencias”.

Recordemos que Mill presenta este método frente al inductivo-deductivo —para el filósofo inglés, el más perfecto—, mediante el cual, a partir de la inducción, es decir, generalizando datos y nociones de bajo nivel, se obtienen proposiciones muy generales y, posteriormente, de forma deductiva, se razona “desde arriba” (lo que Mill llama “interpretar” esa inducción). Es decir, al establecer sus consecuencias realizamos una interpretación de la inducción inicial y, además, al llegar a proposiciones de tipo empírico, comprobamos o refutamos aquella primera inducción.

Hoy, sin embargo, dice Sacristán, la distinción entre métodos hipotético-deductivo, axiomático-deductivo e inductivo-deductivo carece de sentido, porque todo son hipótesis: tanto las proposiciones generales obtenidas por inducción como los axiomas. Esto lo ejemplifica observando que en la construcción de teorías en el sentido moderno —a menudo muy alejadas de la experiencia directa— los principios suelen ser altamente hipotéticos. Esto lo ve con especial claridad en la economía, coincidiendo —curiosamente— con Friedman, cuyo Ensayo de metodología considera muy bueno (aunque le resulte horrible en otros campos, claro). Friedman admite que, cuanto más potente es una teoría, más lejos de la realidad están sus axiomas. Sacristán lo observa también en las partes más abstractas de la física actual (no en la del pasado), donde parece inevitable admitir que los supuestos —los axiomas— no tienen por qué ser realistas, ya que allí se trabaja con nociones no intuitivas, ni siquiera intuibles, imposibles de representar gráficamente.

Bunge llegó a afirmar en aquellos años que habría que dejar de llamar “ciencia” a la teoría económica, reducida a modelos tan abstractos que la convierten en un juego teórico. Sin embargo, Sacristán considera que mientras que en la física actual, con fórmulas y axiomas no interpretables intuitivamente —que solo afirman relaciones matemáticas—, no podemos atrevernos a afirmar que sean irreales ni a decir que sean realistas, en cambio en el caso de la economía sí tiene sentido hacerlo. Así, por ejemplo, Galbraith tiene motivos para rechazar hipótesis clásicas por irreales y proponer otros supuestos acerca del funcionamiento económico, como ocurre con la cuestión de los precios.

En conclusión, Sacristán sostiene que distinguir hoy entre métodos inductivo-deductivo, axiomático-deductivo e hipotético-deductivo es inútil, porque toda suposición general es, en el fondo, una hipótesis, ya se haya obtenido inductivamente o una “ocurrencia” de la imaginación.

En este punto, Sacristán considera que nunca tenemos una certeza absoluta de nada, salvo en las ciencias formales —lógica y matemáticas—. Todo principio es una hipótesis, y la vieja distinción entre axiomas e hipótesis, que suponía al primero como cierto y a la segunda como dudosa, tiene hoy muy poca eficacia, dado el estado actual de teorías tan elaboradas, sofisticadas y alejadas de las proposiciones empíricas como las que utilizamos hoy, desde la física hasta la sociología, pasando —en mayor o menor medida— por la economía. Cuando una teoría está formalizada o es formalizable, suele hallarse muy lejos de las proposiciones de observación.

En 1983, en la revista Dialéctica, afirmó que el científico social debería preocuparse muy poco por el hecho de que en su campo no existan cuerpos consistentes de sutilezas analítico-filosóficas comparables a los que poseen las ciencias de la naturaleza. Por el contrario, el científico social debería lanzarse con decisión a su trabajo, sin grandes preocupaciones filosófico-metodológicas, porque, si no hay muy buena filosofía de las ciencias sociales, probablemente es porque tampoco hay todavía muy buenas ciencias sociales. Todo esto partiendo, claro, de que la ciencia con fundamentos absolutos no existe.

Alejandro Pedregal.- Sacristán decía que “la ciencia solo puede ser luciferina: lo que hay que rectificar es la política de la ciencia”. ¿Qué lecciones ofrece esto hoy, en plena crisis ecológica y social?

Salvador López Arnal.- Llamaba “luciferina” a la ciencia porque rompe cosmovisiones y desafía dogmas. Esa rebeldía es necesaria para avanzar, pero también peligrosa en sus consecuencias, como muestran Hiroshima o Nagasaki. La lección es que necesitamos pensar de manera diferente, cuestionar el desarrollismo y no confiar ciegamente en la tecnología. Proyectos como colonizar Marte son espejismos que repiten viejos sueños tecnocráticos. Frente a ellos, Sacristán proponía un pensamiento crítico, capaz de imaginar otros modelos de vida, aquí, en nuestro planeta, más razonables y sostenibles.

José Sarrión Andaluz.- El término “luciferino” no alude a lo satánico, sino a lo que porta luz y se rebela. La ciencia ilumina y libera, pero también desestabiliza. Lo decisivo es el marco social en que se desarrolla. Sacristán sabía que el progreso científico no puede detenerse, pero insistía en que sin una política adecuada se convierte en fuerza destructiva. La lección es que la ciencia, por sí sola, no nos salvará: necesitamos transformaciones políticas y sociales que orienten su potencial hacia la emancipación y no hacia la catástrofe. Un pequeño ejemplo: ya en 1979 alertaba de las posibilidades de la cibernética como herramienta de control social, anticipando fenómenos actuales como el big data y la manipulación electoral, lo cual a mí me parece alucinante. Hoy, con la inteligencia artificial en manos del sector privado, sus advertencias cobran una vigencia alarmante.


«Hoy, leer a Sacristán es dialogar con un compañero que nos recuerda que la teoría sin compromiso es estéril, y que el compromiso sin teoría es ciego»


Alejandro Pedregal.- Sacristán fue crítico, pacifista y militante. ¿Cómo puede inspirar hoy a los movimientos sociales y a la izquierda?

Salvador López Arnal.- Su compromiso político fue constante, desde sus escritos juveniles hasta su militancia clandestina en el PCE y en Comisiones Obreras. Sus textos sobre pacifismo y ecologismo, recogidos en Pacifismo, ecologismo y política alternativa o en Seis conferencias siguen siendo una fuente de inspiración para movimientos actuales. Pero más allá de sus textos, lo inspirador es su coherencia: un intelectual que no se limitaba a analizar, sino que participaba activamente en la lucha (por ejemplo, contra la permanencia en la OTAN o contra las nucleares). Ese ejemplo, unido a su rigor filosófico, lo convierte en una referencia ineludible para quienes quieren unir pensamiento crítico y acción política.

José Sarrión Andaluz.- Coincido plenamente. Lo fascinante de Sacristán es su capacidad para pensar sin concesiones y al mismo tiempo comprometerse con la praxis. En lo teórico: dudar de todo, también de los “padres fundadores” de la izquierda. En lo político: ir en serio. Hoy, leer a Sacristán es dialogar con un compañero que nos recuerda que la teoría sin compromiso es estéril, y que el compromiso sin teoría es ciego.

Alejandro Pedregal.- El centenario de Sacristán en 2025 está siendo conmemorado en una campaña descentralizada con web, logos, actividades y difusión en www.sacristan2025.org. ¿En qué acciones concretas o eventos estáis implicados vosotros o esperáis participar?

José Sarrión Andaluz.- Estamos muy satisfechos con lo que se ha logrado. Hace apenas un año casi nadie recordaba la efeméride, pero un pequeño grupo vimos la oportunidad de aprovecharla para situar de nuevo a Sacristán en el mapa. Su figura es incómoda para muchos: lo es para la derecha, por ser un filósofo comunista; lo es para la socialdemocracia, porque nunca se aproximó a sus intentos; y también para el nacionalismo, ya que, aunque defendía el derecho de autodeterminación, no simpatizaba con ninguna forma nacionalista. Si a esto sumamos la tendencia española a minusvalorar a nuestros propios pensadores y el hecho de que Sacristán no pudo producir grandes libros (en buena parte debido a la represión franquista), el resultado es un autor de enorme talla que sigue siendo poco conocido incluso entre estudiantes de filosofía.

A comienzos de 2024 nos reunimos algunos profesores —entre ellos Salva, Jorge Riechmann y Óscar Carpintero— y de ahí surgió la idea de una web y un logotipo de libre uso para animar a la comunidad a organizar actividades. El logo fue diseñado altruistamente por Berta Catalá y la web se construyó gracias a Jaime Ramajo y a la Asociación Espai Marx. Presentamos la campaña en la Fiesta del PCE: este acto inicial tuvo poca asistencia, pero sirvió para empezar a difundir la idea, y la bola de nieve fue creciendo. Desde enero de 2025, la agenda de la web recoge un flujo constante de actividades. Aunque la Academia ha mostrado poco interés —con excepciones como la Cátedra Ferrater Mora en Cataluña o el Programa de Doctorado de Salamanca dirigido por María Martín, especialista en Filosofía Española—, han proliferado iniciativas de profesores y colectivos de izquierda en distintas universidades. También ha habido actividades organizadas por entidades políticas como el PCE, Comunistes de Catalunya, Anticapitalistas, Izquierda Unida, Viento Sur, Canal Red o la FIM, entre otras.

Yo me he implicado, sobre todo, en la creación y el mantenimiento de la web. En ella, además de la agenda, colgamos cada semana un paquete de textos que publica Espai Marx, gracias al esfuerzo incansable de Salva. En conjunto, calculo que superaremos las cincuenta actividades descentralizadas, con el simposio de la Cátedra Ferrater Mora como broche final. Creo que el balance es muy positivo, y este libro —la primera edición crítica de sus clases— se suma a esa conmemoración poniendo a disposición de todos un material que antes solo unos pocos conocíamos. Además, a finales de este mes saldrá un monográfico sobre Sacristán en la revista Nuestra Bandera, que he tenido el honor de coordinar.

Salvador López Arnal.- Coincido con José: estamos haciendo todo lo que podemos, y creo que con buen resultado. Los materiales semanales de Espai Marx, ya sean entrevistas o escritos, están siendo muy útiles para quienes se acercan por primera vez a Sacristán y también para quienes ya lo conocían. Se han celebrado encuentros y jornadas con estudiosos como Jorge Riechmann, Montserrat Galcerán, Joan Benach, José Luis Moreno Pestaña o Ignacio Perottini, que vino de México y volverá probablemente a final de año. Todas esas intervenciones enriquecen mucho el panorama.

En mi caso he participado en un congreso de Humanidades en la Pompeu Fabra y en una mesa más reducida en la misma universidad. También publiqué un artículo en la fecha de su fallecimiento, y colaboro con revistas argentinas como El Corsario Rojo y Kalewche. Próximamente intervendré en una conferencia en la librería Anònims de Granollers, un espacio anarquista, lo que me alegra especialmente porque Sacristán siempre vio al anarquismo como una tradición emancipadora hermana. Y, sobre todo, destaca el congreso organizado por la Cátedra Ferrater Mora en el Ateneu Barcelonès a finales de noviembre, con ponentes como Miguel Candel, Perottini y el propio José. Será también la ocasión para presentar el libro que acabamos de editar en Montesinos.

Alejandro Pedregal.- Además, diversas entidades políticas, académicas y sociales han organizado publicaciones, antologías y actos para este aniversario. ¿Cómo se enmarca vuestro volumen dentro de este contexto, y qué singularidad aporta frente a otras iniciativas de divulgación?

Salvador López Arnal.- Nuestro libro no pretende ser un manual divulgativo. Otros textos cumplen esa función, como Seis conferencias o las entrevistas a Sacristán que editó Paco Fernández Buey hace años (el libro no está descatalogado). Lo que nosotros hemos querido hacer es otra cosa: recuperar materiales inéditos o de difícil acceso y ponerlos en circulación con criterios de edición crítica. En ese sentido, nuestro volumen es una aportación de investigación, no de divulgación, aunque cualquier lector interesado y paciente puede seguirlo con provecho. Algunos capítulos son más técnicos, como el dedicado a la lógica de John Stuart Mill, pero otros, como las transcripciones de las clases de 1981-82, resultan muy accesibles. Lo importante es que se trata de un aporte sólido al legado de Sacristán, coincidiendo con el centenario, que se suma a las reediciones de El Viejo Topo y a otras iniciativas editoriales.

José Sarrión Andaluz.- Efectivamente, este volumen se centra en mostrar la faceta docente de Sacristán, en especial a través de la transcripción de sus clases, que constituye un 65% del libro. Pero no nos limitamos a reproducirlas: las acompañamos con notas editoriales y complementarias que ayudan a contextualizar y a seguir hilos de lectura. Alberto Santamaría comparó nuestros volúmenes con un “elige tu propia aventura”: permiten al lector armar su propio recorrido, saltando entre conceptos, referencias y textos relacionados. Es como entrar en el taller intelectual de Sacristán.

Además de las clases, el volumen incluye materiales valiosos: un esquema de curso sobre Stuart Mill, el guion de una conferencia en México sobre economía, fichas de lectura sobre Ulises Moulines, una reseña sobre la ecodinámica de Boulding o un resumen de una reunión del consejo editorial de Mientras tanto. También recupera textos difíciles de encontrar hoy, como su comunicación en el Congreso Mexicano de Filosofía de 1981, importantísima, donde aparecen de forma escrita y pulida ideas que en clase podemos ver que aparecen comentadas oralmente. En conjunto, es una herramienta de investigación que permite reconstruir conexiones, debates y preocupaciones de Sacristán en un momento clave. Formará parte de una pentalogía que, a mi juicio, es la gran aportación de Salva al legado de Sacristán, y en la que yo he tenido la suerte de colaborar. Yo soy, como mucho, un acompañante.

Alejandro Pedregal.- Tras años editando y revisando la obra de Sacristán, ¿qué pasajes, reflexiones o aspectos creéis que siguen siendo menos conocidos, aunque sorprendentemente actuales, para quienes se acercan ahora a su obra?

Salvador López Arnal.- En realidad, mucho de lo que escribió Sacristán ya es conocido por quienes lo han leído con atención. Pero siempre queda más por descubrir: pienso, por ejemplo, en su crítica literaria o en su tesis doctoral, facetas que no hemos explorado del todo. Lo importante es que quienes nunca lo han leído tienen la fortuna de poder hacerlo ahora, y la experiencia puede ser tan intensa como descubrir, por ejemplo, un libro clásico de la literatura española. Sacristán sigue ofreciendo sorpresas intelectuales y políticas a quien se acerque a él.

Me gusta recordar una idea orteguiana citada en el obituario que Víctor Sánchez de Zavala escribió sobre él: no basta con leer a los grandes maestros, hay que imitarlos. En el caso de Sacristán, eso significa aprender de sus virtudes intelectuales y también de sus virtudes éticas y políticas. Fue un pensador serio, muy en serio, en todo lo que hizo: filosofía, lógica, militancia. Y en ese rigor, en esa coherencia, hay todavía mucho que aprender.

José Sarrión Andaluz.- Es verdad que Sacristán sigue siendo poco conocido, incluso entre estudiantes de filosofía. Hubo una generación que lo tuvo como referente —mis padres, por ejemplo, estudiaron lógica con el manual de Sacristán a través del padre Muñoz Delgado—, pero esa memoria se ha ido perdiendo. Creo que necesitamos reflexionar sobre nuestra falta de aprecio por la tradición filosófica española.

Respecto a lo más actual de su obra, me cuesta señalar algo concreto porque me he identificado mucho con sus tesis, yo diría que demasiado. Pero es enriquecedor escuchar a otros: en Salamanca, Fernando Broncano nos dio una charla magnífica sobre El lugar de la filosofía en los estudios superiores y Montserrat Galcerán analizó magistralmente El trabajo científico de Marx. Estos debates a mí me enriquecen mucho porque me permiten ver qué aspectos de Sacristán son discutibles y cómo conviene someterlo también a crítica, tal como él hacía con los autores que estudiaba.

Si me preguntan dónde empezar a leerlo, reconozco que no hay aún un texto introductorio adecuado. Faltaría un libro que presentara su obra de forma un poco sistemática para principiantes. Mientras tanto, aconsejo recurrir a sus textos divulgativos, como los artículos en El País de los ochenta —muchos están recogidos en Pacifismo, ecología y política alternativa—, y a sus entrevistas. Me parecen una buena puerta de entrada a un autor exigente.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/pensamiento/aniversario-nacimiento-manuel-sacristan-pensador-ecologista-comunista

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Entrevista: Los docentes mexicanos en el camino de la resistencia

Desde Tribuna dialogamos con Pedro Hernández Morales, secretario general de la Sección 9 Democrática SNTE-CNTE, una corriente del sindicato de maestros de México.

Recientemente registramos bloqueos y movilizaciones de docentes en las principales vías de acceso a la Ciudad de México, entre otras varias ciudades, ¿Cuáles fueron los motivos de estos reclamos? 

El SNTE es el sindicato más grande en México de docentes de educación básica. En todo el país tiene un poco más de 1 millón y medio de afiliados y la coordinadora sostiene su influencia en 400.000 trabajadores de la educación.

Los maestros de la coordinadora estamos en todo el país, principalmente hacia el sur, en los estados de Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Michoacán, Ciudad de México y ahora en estas últimas movilizaciones también ha estado en el norte del país.

Entre mayo y junio de este año estuvimos 23 días en huelga y realizamos un plantón, como llamamos nosotros a concentrarnos en un espacio aquí en la Ciudad de México en el Zócalo, que es la principal plaza pública. Se llenó de carpas, donde estuvimos casi 30.000 maestros.

Plantón de docentes, en el Zócalo, Ciudad de México.

A partir de ahí se hicieron muchas acciones: bloqueo de avenidas, se tomó el aeropuerto de la Ciudad de México, se tomaron los accesos a la ciudad de México y esta movilización.

El principal reclamo tiene que ver con la seguridad social. En México, todos los que trabajamos para el estado, estamos afiliados al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).

En el 2007 hubo una reforma a su ley que planteó a todos los trabajadores un régimen jubilatorio de cuentas individuales, es decir, que cada trabajador tiene que ahorrar para su retiro, como una autopensión. Estas cuentas están bajo una administración de grandes capitalistas que les dan ganancias multimillonarias.

Antes del 2007 los que entramos a laborar en el sector público podiamos jubilarnos a los 28 años de actividad las mujeres, a los 30 años los hombres. Hubo una modificación en esa reforma imponiendo un mínimo de edad. Es decir, que aunque ya cumplieran la antigüedad, no podían jubilarse.

Esta última etapa de lucha fue para abrogar esta ley del ISSSTE de 2007. Hubo negociaciones con el gobierno, pero no hubo modificaciones de la ley, aunque la presidenta Claudia Sheinbaum prometió su derogación en su campaña.

Nuestro ciclo escolar va de septiembre a julio. Ahora que reanudamos clases también reanudamos las movilizaciones y el pasado 17 octubre miles de docentes se movilizaron.

¿Qué actores integran estos fondos? 

Son 10 grandes Afores, son empresas financieras. La principal se llama Azteca, y su dueño se apellida Salinas Pliego.

Le dejaron el 25% y es muy contradictorio porque el gobierno actual ha denunciado que esta persona, con todos los millones que gana, debe más de 70.000 millones de pesos en impuestos. Sin embargo, está premiado con la mayor Afore. Están condenando a los maestros a estar muchísimos años en servicio, a estar más de 35 o 40 años dando clases.

¿Podría ampliar cuales son las condiciones de trabajo que atraviesan los docentes mexicanos en la actualidad?

Para sostener un nivel de vida los maestros necesitan trabajar por la mañana y por la tarde.  Los salarios son bajos. Estamos hablando de 12.000 pesos mexicanos (650 dólares aproximadamente) al mes, muy por debajo del salario de docentes de otros países. Y también tenemos inestabilidad laboral porque los docentes están ocupando plazas base: se le termina su contrato al maestro y tiene que pelear para poder acceder a otro.

¿Cuál es la situación actual del conflicto? ¿Están planteadas próximas acciones? 

El sábado tendremos una Asamblea Nacional Representativa de la Coordinadora. La coordinadora está proponiendo que para noviembre hagamos otro paro, pero de dos días. Y tal vez el siguiente sea de tres días Y luego pues ya sea la huelga o el paro indefinido.

Con el gobierno no hay una interlocución directa, llegamos a tener reuniones con la presidenta en tres ocasiones y antes con el presidente López Obrador, 18 entrevistas donde algunas veces solo se comprometía a cambiar algunas cosas y en otras simplemente no obtuvimos respuestas.

Por eso se está reactivando la movilización. El camino que hemos elegido es el de la resistencia, el de no dejarnos vencer, el de buscar alianza con otros trabajadores y enfrentar al gobierno en México, un administrador de los grandes actores financieros del país.

Los docentes mexicanos en el camino de la resistencia

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